DOCUMENTO 63
LA PRIMERA FAMILIA HUMANA
711§1
63:0.1
Se
registró Urantia como mundo habitado cuando los dos primeros seres humanos, los gemelos, tenían once años, y antes de que
llegaran a ser los padres del primogénito de la segunda generación de los verdaderos seres humanos. En esta ocasión de
reconocimiento planetario formal se cerró el mensaje del arcángel de Salvintón con las siguientes palabras:
711§4
63:1.1
En muchos aspectos, Andón y Fonta fueron la pareja más extraordinaria de seres humanos que jamás hubiera vivido en la faz
de la tierra. Esta pareja maravillosa, que vienen a ser los padres de todo el género humano, era a todas luces superior a gran
parte de sus descendientes inmediatos, y era radicalmente distinta de todos sus antepasados, tanto inmediatos como remotos.
712§1
63:2.1
Después de haberse decidido Andón y Fonta a huir hacia el norte, sucumbieron, durante un tiempo, a sus temores, sobre todo
al temor de disgustar a su padre y a su familia inmediata. Previeron que les atacarían parientes hostiles y así reconocieron la
posibilidad de llegar a morir a manos de los miembros de su tribu ya envidiosos de por sí. Durante su juventud, los gemelos
habían pasado la mayor parte del tiempo en su compañía mutua, y por eso nunca habían sido excesivamente populares entre
sus primos animales de la tribu de los primates. Tampoco habían mejorado su posición en la tribu al construirse una morada
arbórea muy superior y separada.
713§1
63:3.1
Transcurrieron casi dos años desde la noche en que partieron los gemelos de su hogar hasta que nació su primer hijo. Le
llamaron Sontad; y Sontad fue la primera criatura en Urantia que fue envuelta en cubiertas protectoras al nacer. La raza
humana había comenzado, y con esta evolución nueva apareció el instinto de cuidar debidamente a los infantes que nacían
cada vez más endebles, lo cual caracterizaría el desarrollo progresivo de la mente de orden intelectual frente al tipo animal
más propiamente dicho.
713§4
63:3.4
Andón y Fonta se afanaban incesantemente por criar y elevar el clan. Vivieron hasta la edad de cuarenta y dos años. Ambos
perecieron en un terremoto, cuando les cayó un peñón colgante. Cinco hijos suyos y once nietos perecieron con ellos, y casi
una veintena de sus descendientes padecieron lesiones graves.
713§6
63:3.6
Esta familia de Andón y Fonta se mantuvo unida hasta la vigésima generación, cuando la combinación de la competencia por
el sustento con el rozamiento social ocasionó el principio de la dispersión.
713§7
63:4.1
El hombre primitivo —los andonitas— tenían los ojos negros y la tez morena, algo como la de un cruce entre la raza amarilla y
la roja. La melanina es una sustancia colorante que se encuentra en la piel de todos los seres humanos. Es el pigmento
original de la piel andónica. En cuanto al aspecto general y al color de la piel, estos primeros andonitas se parecían más a los
esquimales de hoy en día que a ningún otro tipo de ser humano viviente. Fueron las primeras criaturas en servirse de las pieles
de los animales para protegerse del frío; tenían un poco más de pelo en el cuerpo que los humanos de hoy en día.
713§8
63:4.2
La vida tribal que llevaron los antepasados animales de estos primeros hombres había prefigurado los principios de numerosas
convenciones sociales; la organización social y una nueva división del trabajo del clan se desarrollaron de forma inmediata a
consecuencia de las emociones que iban expandiéndose, sumado a la capacidad incrementada cerebral de estos entes.
Fueron sobremanera imitativos, pero el instinto del juego sólo estaba levemente desarrollado y el sentido del humor casi
estaba ausente del todo. El hombre primitivo se sonreía ocasionalmente, pero nunca se entregaba a la risa vigorosa. El humor
fue un legado de la raza posterior de Adán. Estos primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las
situaciones desagradables como lo era gran parte de los mortales que evolucionaron posteriormente. A Fonta y a su progenie
el parto no les fue una experiencia de dolor ni aflicción.
714§2
63:4.4
Estos primeros hombres contaban con un afecto enternecedor para con sus camaradas, e indudablemente, tenían, por
elemental que fuera, una verdadera idea de la amistad. Posteriormente se daba el caso, muy a menudo, durante las constantes
batallas que se repetían una y otra vez con las tribus inferiores, de ver uno de estos hombres primitivos luchar valientemente
con una mano y, al mismo tiempo, bregar para proteger y salvar a un compañero guerrero herido. Gran parte de los rasgos
más nobles que son sumamente humanos y que corresponden al desarrollo evolutivo subsiguiente se prefiguró de manera
enternecedora en estas gentes primitivas.
714§3
63:4.5
El clan andónico original mantuvo una línea de mando ininterrumpida hasta la vigésima séptima generación; pues, al no
aparecer ningún vástago varón entre los descendientes directos de Sontad, dos rivales que pretendían ser jefe del clan se
embrollaron en una pugna por la supremacía.
714§5
63:4.7
Con el paso del tiempo, los clanes andónicos aumentaron en número, y la interacción de las familias que iban expandiéndose
redundó en desavenencias y malentendidos. Sólo dos cosas llegaron a ocuparle la mente a esta gente: cazar para obtener
sustento y pelear para vengarse de alguna injusticia o insulto real o supuesto del cual había sido objeto a manos de las tribus
vecinas.
715§1
63:5.1
Las primeras razas andonitas no penetraron mucho en el interior de Asia, y en un principio, no entraron en África. La geografía
de aquellos tiempos las encaminó hacia el norte, y alcanzaba esta gente cada vez más al norte en sus viajes hasta que se lo
impidió la tercera glaciación que iba avanzando poco a poco.
715§8
63:6.1
A medida que la dispersión andónica se extendía, la calidad cultural y espiritual de los clanes iba empeorando durante casi diez
mil años, hasta los días de Onagar, quien asumió el mando de estas tribus, sembró la paz entre ellas, y por primera vez, les
guió a todos en la adoración de «El que da aliento a los hombres y los animales».
716§1
63:6.2
La filosofía de Andón había sido de lo más confusa; apenas se había escapado de convertirse en adorador del fuego por la
gran comodidad que derivó del haber descubierto el fuego de forma casual. La razón, sin embargo, le había guiado para
abandonar su propio descubrimiento como objeto de adoración, a favor del sol en cuanto fuente de calor y luz superior que
inspiraba más temor reverente; pero no llegó a ser adorador del sol, puesto que éste era demasiado remoto.
716§5
63:6.6
«Oh Aliento de la Vida, danos nuestro sustento de este día, redímenos de la calamidad del hielo, sálvanos de nuestros
enemigos del bosque, y con gran misericordia recíbenos en el Gran Más Allá».
716§6
63:6.7
Onagar mantuvo su sede en las márgenes septentrionales del antiguo Mediterráneo, que presentemente viene a ser la región
del Mar Caspio, en un asentamiento llamado Obán, punto de parada en la vuelta hacia el oeste del camino que conducía al
norte desde las tierras meridionales de la Mesopotamia. Desde Obán envió maestros a los asentamientos remotos para
difundir sus nuevas doctrinas de una sola Deidad y su concepto del más allá, que él denominó el Gran Más Allá. Estos
emisarios de Onagar fueron los primeros misioneros del mundo; también fueron los primeros seres humanos en cocer la
carne, los primeros en utilizar el fuego con regularidad para preparar la comida. Cocían la carne en la punta de un palo y
también en piedras calientes; después llegaron a asar trozos grandes al fuego; sus descendientes, sin embargo, casi revirtieron
del todo al consumo de la carne cruda.
717§2
63:7.1
Andón y Fonta, los espléndidos fundadores de la raza humana, recibieron reconocimiento cuando, a la llegada del Príncipe
Planetario, hubo la adjudicación en Urantia, y a su debido momento surgieron del régimen de los mundos de morada con el
estado de ciudadanía en Jerusem. Bien que nunca se les ha permitido volver a Urantia, conocen la historia de la raza que
fundaron. Se dolieron de la traición de Caligastia, se lamentaron del fracaso de Adán, pero se regocijaron sobremanera al
recibir el aviso de que Miguel había seleccionado su mundo para el escenario de su última efusión.
717§5
63:7.4
Y esta es la narración del capítulo más heroico y fascinante de toda la historia de Urantia, la historia de la evolución, las luchas
de la vida, la muerte, y supervivencia eterna de los singulares padres de todo el género humano.
711§2
63:0.2
«Ha aparecido la mente humana en el 606 de Satania, y estos padres de una raza nueva se llamarán Andón y Fonta. Y todos
los arcángeles rezan para que estas criaturas, con prontitud, sean así provistas para que resida en su persona el don del
espíritu del Padre Universal».
711§3
63:0.3
Andón es el nombre nebadónico que significa «la primera criatura a semejanza del Padre en exhibir el ansia humana por la
perfección». Fonta significa «la primera criatura a semejanza del Hijo en exhibir el ansia humana por la perfección». Andón y
Fonta nunca conocieron estos nombres hasta que se les confirieron al fusionarse con sus Modeladores del Pensamiento.
Durante toda su permanencia mortal en Urantia se llamaron Sonta-an y Sonta-en; Sonta-an significa «amado por la madre,» y
Sonta-en significa «amado por el padre». Ellos mismos se dieron estos nombres, cuyo significado es indicativo del afecto y
estimación que se tenían.
711§5
63:1.2
Los padres de esta primera pareja humana, en apariencia, eran poco diferentes del elemento común de su tribu; sin embargo,
figuraban entre sus miembros más inteligentes, el primer grupo que aprendió a lanzar piedras y servirse de garrotes al pelear.
Se valieron, también, de púas puntiagudas de roca, piedra y hueso.
711§6
63:1.3
Cuando aún vivían con sus padres, Andón solía atar una piedra puntiaguda en la punta de un garrote, utilizando tendones
animales para este fin, y en no menos de una docena de ocasiones, se sirvió bien de tal arma para salvarse la vida así como la
de su hermana que era a cual más aventurera y curiosa, e indefectiblemente, le acompañaba en todas sus excursiones
exploratorias.
711§7
63:1.4
La determinación de Andón y Fonta de huir de las tribus de los primates implica una calidad de mente muy por encima de la
inteligencia inferior que caracterizaba a tantos descendientes posteriores suyos, los cuales se rebajaban a emparejar con
primos retrasados de las tribus símicas. Se percataban vagamente de que eran algo más que meros animales, debido a la
dotación de personalidad la que fue aumentada por la presencia en su fuero interno de los Modeladores del Pensamiento.
712§2
63:2.2
Y en esta nueva morada entre las copas de los árboles, una noche después de que les despertó una tormenta violenta,
mientras se tenían abrazados por el temor y afecto, resolvieron, final e incondicionalmente, huir del habitat de la tribu y del
hogar en las copas de los árboles.
712§3
63:2.3
Ya habían preparado un tosco refugio en las copas de los árboles a una media jornada hacia el norte. Este fue su escondite
seguro y secreto durante el primer día fuera de los bosques natales. A pesar de que los gemelos tenían en común con los
primates el implacable temor de estar en el suelo por la noche, se aventuraron a partir en el viaje hacia el norte poco antes del
anochecer. Además de requerirse una valentía inusitada para que emprendieran este viaje nocturno, acertaron en concluir que
era menos probable, hasta en plenilunio, que descubrieran su ausencia y, por tanto, les persiguieran sus parientes y demás
miembros de la tribu. Así, un poco después de la medianoche, lograron llegar a salvo al lugar de reunión anteriormente
dispuesto.
712§4
63:2.4
En su viaje hacia el norte descubrieron un depósito expuesto de piedras y, encontrando allí muchas piedras de forma apta para
usos varios, juntaron una reserva de éstas para el futuro. Al intentar desportillar estos pedernales a fin de que se adaptaran
mejor para ciertos fines, Andón descubrió su cualidad chispeante y concibió la idea de encender fuego. Mas, en este momento,
la noción no se le inculcó firmemente, pues el clima aún estaba salubre y poca necesidad había de fuego.
712§5
63:2.5
El sol otoñal, sin embargo, iba bajando cada vez más en el cielo, y a medida que viajaban hacia el norte, las noches tornaban
cada vez más frías. Ya se habían visto obligados a valerse de pieles animales para el calor que éstas ofrecían. Antes de que
llevaran un mes fuera de su tierra natal, Andón le indicó a su consorte que creía saber crear fuego con la piedra. Durante dos
meses trataron de utilizar la chispa de la piedra para encender un fuego, pero sus esfuerzos fueron infructuosos. Cada día esta
pareja golpeaba las piedras y se esforzaban por prenderle fuego al palo. Al fin, una tarde, a la hora de ponerse el sol, se
desenmarañó el secreto de la técnica al ocurrírsele a Fonta subirse a un árbol próximo para conseguir el nido abandonado de
un pájaro. El nido estaba seco y sumamente inflamable; por consiguiente, justamente al caerle la chispa, se originó una
llamarada que produjo un fuego abundante. Tan sorprendidos y sobrecogidos se quedaron al lograrlo, que en poco estuvo que
se perdiera el fuego, pero lo salvaron agregándole el combustible adecuado, y luego los padres de toda la humanidad iniciaron
la primera búsqueda de leña.
712§6
63:2.6
Este fue uno de los momentos de más regocijo de toda su vida que, a pesar de ser corta, fue repleta de sucesos pletóricos. Se
pasaron toda la noche en vela observando arder su fuego, echando de ver, de manera vaga, que habían hecho un
descubrimiento que les posibilitaría desafiar al clima y así independizarse, por siempre jamás, de sus parientes animales de las
tierras meridionales. Al cabo de tres días de reposar y disfrutar del fuego, prosiguieron su viaje.
712§7
63:2.7
Los antepasados primates de Andón, a menudo, habían mantenido vivo el fuego que los rayos encendían, pero nunca,
anteriormente, habían contado las criaturas de la tierra con un método de iniciar un fuego a voluntad. No obstante, pasó
mucho tiempo antes de que los gemelos supieran que el musgo seco y otros materiales servirían para encender un fuego al
igual que los nidos de los pájaros.
713§2
63:3.2
Andón y Fonta tuvieron diecinueve hijos en total, y vivieron para disfrutar de la compañía de casi media centena de nietos y
media docena de biznietos. La familia residía en cuatro refugios de roca contiguos, o semicuevas, tres de las cuales se
comunicaban por pasajes que habían sido excavados en la blanda caliza con herramientas de piedra ideadas por los hijos de
Andón.
713§3
63:3.3
Estos primeros andonitas demostraron un marcado espíritu de clan; cazaban en grupos y nunca se alejaban mucho del lugar
de residencia. Parecían percatarse de que eran un grupo aislado y singular de seres vivientes y, por ende, debían evitar
separarse. Este sentimiento de parentesco íntimo, indudablemente, se debió a la asistencia aumentada que los espíritus
ayudantes brindaron a su mente.
713§5
63:3.5
A la muerte de sus padres, Sontad, a pesar de haberse lesionado gravemente un pie, asumió de inmediato el mando del clan,
con la competente asistencia de su mujer, su hermana mayor. Su primera labor consistió en subir peñas para sepultar a sus
padres, hermanos, e hijos de manera efectiva. No se le debe dar importancia inmerecida a este acto de entierro, pues sería
erróneo. Sus conceptos de la vida de ultratumba eran muy vagos e indefinidos, derivando, en gran medida, de su fantástica y
abigarrada experiencia onírica.
714§1
63:4.3
Fueron una tribu magnífica. Los varones peleaban heroicamente por la seguridad de su pareja y prole; las hembras se
dedicaban cariñosamente a sus hijos. No obstante, su patriotismo se limitaba estrictamente al clan inmediato. Los varones les
eran muy leales a sus familias; se dejaban morir sin dudar en defensa de sus hijos, mas no pudieron captar el concepto de
tratar de mejorar el mundo para sus nietos. El altruismo, hasta este momento, quedaba por nacer en el corazón humano, a
pesar de que todas las emociones esenciales para el surgimiento de la religión ya estaban presentes en estos aborígenes de
Urantia.
714§4
63:4.6
Antes de las dispersiones extensas de los clanes andónicos, ya había evolucionado un lenguaje bien desarrollado a partir de
sus primeros esfuerzos para comunicarse. Este lenguaje continuó desarrollándose, y casi a diario se le agregaban voces
nuevas debido a los inventos y adaptaciones al medio ambiente nuevo que ideaba esta gente activa, inquieta y curiosa. Y este
lenguaje llegó a ser el verbo de Urantia, la lengua de la familia humana primitiva, hasta la aparición posterior de las distintas
razas de color.
714§6
63:4.8
Las enemistades consuetudinarias entre familias aumentaron, se declaraban guerras, y graves pérdidas se sufrieron entre los
mejores elementos de los grupos más avanzados y hábiles. Algunas de estas pérdidas fueron irreparables; algunas de las
fuentes de habilidad e inteligencia más valiosas del mundo, en estas ocasiones, se perdieron por siempre jamás. Estas
incesantes guerras de los clanes amenazaron a esta primera raza y a su civilización primitiva con la extinción.
714§7
63:4.9
Es imposible lograr convencer a semejantes seres humanos primitivos de que perduren conviviendo en paz. El hombre
desciende de animales entregados a la lucha, y la gente inculta se irrita y ofende al relacionarse estrechamente. Los
Portadores de Vida conocen esta tendencia entre las criaturas evolutivas, y por consiguiente, disponen separar ulteriormente a
los seres humanos en vías de desarrollo en un mínimo de tres, y más a menudo, en seis razas distintas y separadas.
715§2
63:5.2
Antes de que esta extensa capa de hielo llegara a Francia y las Islas Británicas, los descendientes de Andón y Fonta habían
avanzado a duras penas hacia el oeste sobre Europa y habían establecido más de mil asentamientos separados a lo largo de
los grandes ríos que desembocaban en las aguas del Mar del Norte, las cuales, a la sazón, eran tibias.
715§3
63:5.3
Estas tribus andónicas fueron los primeros moradores de las riberas fluviales de Francia; habitaron a lo largo del río Somme
por decenas de miles de años. El Somme es el único río que los glaciales no cambiaron, pues seguía el mismo curso para
desembocar en el mar de forma muy similar a como lo hace hoy día. Así se explica por qué se encuentran tantos rastros de los
descendientes andónicos a lo largo del cauce del valle de este río.
715§4
63:5.4
Estos aborígenes de Urantia no moraban en los árboles, si bien, en casos de urgencia, se encaramaban en las copas. Solían
morar al cobijo de los nichos naturales que se forman en los barrancos por las márgenes de los ríos y en las cuevas de la
ladera de los riscos que les ofrecían un buen panorama de las vías de acercamiento y los abrigaba de la intemperie. De este
modo podían gozar de la comodidad de sus fogatas sin que el humo les incomodara demasiado. Tampoco fueron verdaderos
cavernícolas, aunque posteriormente las últimas capas de hielo llegaron más hacia el sur obligando a sus descendientes a
morar en las cuevas. Preferían acampar cerca de los bordes de un bosque y junto a un riachuelo.
715§5
63:5.5
Pronto adquirieron una notable habilidad para camuflar sus moradas abrigadas y demostraron gran habilidad en construir
recintos cerrados de roca para dormir, cobertizos de piedra con una pequeña cúpula, en los cuales se metían a gatas por la
noche. La entrada de tal casita se cerraba corriendo una piedra para taparla, una piedra grande que se había colocado en el
interior para este fin antes de colocar las últimas piedras del techo.
715§6
63:5.6
Los andonitas fueron cazadores prósperos y denodados y, con excepción de las bayas silvestres y ciertas frutas de los árboles,
vivieron exclusivamente de la carne. Tal como Andón había inventado el hacha de piedra, asimismo sus descendientes no
tardaron en descubrir la lanza de palo y el arpón y en servirse de ellos de manera efectiva. Por fin una mente que creaba
herramientas funcionaba en coordinación con una mano diestra en el manejo de los implementos, y estos humanos primitivos
llegaron a ser muy expertos en la elaboración de herramientas de piedra. Hacían viajes de largas distancias abarcando vastos
territorios en busca de piedra, de forma muy parecida a como los humanos de hoy día viajan hasta los rincones más remotos
de la tierra en pos de oro, platino, y diamantes.
715§7
63:5.7
Y de muchas otras maneras estas tribus de Andón manifestaron un grado de inteligencia que sus descendientes retrógrados no
lograron en medio millón de años, aunque sí volvían a descubrir una y otra vez varios métodos de encender el fuego.
EL PRIMER MAESTRO DE LA VERDAD
716§2
63:6.3
Los andonitas no se demoraron en desarrollar el temor a las fuerzas naturales trueno, relámpago, lluvia, nieve, granizo, y hielo.
Pero el hambre fue el afán que constantemente reaparecía en estos días primitivos, y puesto que subsistían en gran medida de
los animales, con el tiempo llegó a evolucionar una especie de adoración de los animales. Para Andón los animales mayores
que servían para su alimentación eran símbolos del poder creativo y la capacidad sustentadora. De cuando en cuando solían
designar a varios animales de estos más grandes como objetos de adoración. Durante el período en que estaba en boga la
adoración de un animal particular, lo pintaban con trazos toscos sobre las paredes de las cuevas, y después, al continuar
progresando las artes, tal deidad animal se tallaba en varios ornamentos.
716§3
63:6.4
Al cabo de muy poco tiempo, los pueblos andónicos adquirieron la costumbre de abstenerse de comer la carne de los animales
de veneración tribal. En este momento, a fin de hacerle mella a la juventud de forma más idónea, desarrollaron una ceremonia
de reverencia que se llevaba a cabo en torno al cuerpo de uno de estos animales venerados; y aún más tarde, este acto
primitivo evolucionó para llegar a ser las esmeradas ceremonias de sacrificio realizadas por sus descendientes. Y así se
originaron los sacrificios como parte de la adoración. Moisés en el rito hebreo practicó esta idea, y la conservó en principio el
apóstol Pablo como doctrina de la expiación de los pecados mediante el «derrame de sangre».
716§4
63:6.5
Que el sustento alimenticio era de suma importancia en las vidas de estos seres humanos primitivos, lo indica una oración que
Onagar, su gran maestro, les enseñó a esta gente tan sencilla:
716§7
63:6.8
Nació Onagar hace 983.323 años (contando desde 1934 d. de J.C.), y vivió hasta la edad de sesenta y nueve años. La historia
de los logros de este genio maestro y guía espiritual de los días anteriores al Príncipe Planetario es el emocionante relato de la
organización de estos pueblos primitivos en una verdadera sociedad. Instituyó un gobierno tribal eficaz, que siguió sin par entre
las generaciones sucesivas durante muchos milenios. Nunca más, hasta el advenimiento del Príncipe Planetario, hubo
semejante civilización de tanta elevación espiritual en la tierra. Esta gente sencilla tenía, aunque primitiva, una verdadera
religión, pero se perdió subsiguientemente a sus descendientes en decadencia.
717§1
63:6.9
Aunque tanto Andón como Fonta habían recibido Modeladores del Pensamiento, tal como los había recibido gran parte de sus
descendientes, no fue hasta los días de Onagar que los Modeladores y serafines guardianes llegaron en grandes números a
Urantia. Esta fue, en efecto, la edad de oro del hombre primitivo.
717§3
63:7.2
En Jerusem tanto Andón como Fonta se fusionaron con sus Modeladores del Pensamiento, al igual que se fusionaron varios
hijos suyos, Sontad inclusive; pero la mayoría de sus mismos descendientes inmediatos sólo lograron la fusión con el Espíritu.
717§4
63:7.3
Andón y Fonta, al poco tiempo de su llegada a Jerusem, recibieron permiso del Soberano del Sistema para retornar al primer
mundo de morada para servir con las personalidades morontiales, quienes les dan la bienvenida a los peregrinos del tiempo de
Urantia a las esferas celestiales. Y se les ha asignado a dicho servicio por tiempo indefinido. Procuraron mandar saludos a
Urantia en relación con estas revelaciones, pero, prudentemente, se les negó esta petición.
717§6
63:7.5
[Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]