PARTE IV
La Vida y
Las Enseñanzas de Jesús
Esta
colección de escritos ha sido patrocinada por una comisión de doce
DOCUMENTO 120
LA EFUSIÓN DE MIGUEL EN URANTIA
seres intermedios de Urantia, bajo la supervisión de un Melquisedec,
director del grupo revelador. La base para esta narración fue
suministrada por el ser intermedio secundario a quien
le fuera encomendada la custodia sobrehumana
del Apóstol Andrés.
1323 - §1
120:0.1
He
sido encomendado por Gabriel para supervisar la nueva presentación de la vida de Miguel durante su permanencia
en Urantia en semejanza de carne mortal. Soy el director Melquisedec de la comisión reveladora a cargo de esta
tarea, y he sido autorizado para presentar esta narrativa de ciertos acontecimientos inmediatamente precedentes a
la llegada del Hijo Creador a Urantia para recorrer la última etapa de sus experiencia de efusión en el universo.
Vivir tales vidas idénticas a la que él impone a los seres inteligentes de su propia creación, efundiéndose así en
semejanza de sus varias órdenes de seres creados, es parte del precio que cada Hijo Creador debe pagar si quiere
adquirir la soberanía plena y suprema en el universo de cosas y seres por él creado.
1324 - §3
120:0.6
Después de haber determinado la época para su efusión final y de seleccionar el planeta en el cual este
extraordinario acontecimiento habría de tener lugar, Miguel celebró su habitual conferencia pre-efusión con Gabriel,
luego se presentó ante Emanuel su hermano mayor y consejero Paradisiaco. A continuación Miguel entregó a la
custodia de Emanuel todos aquellos poderes de la administración del universo que ya no habían sido transferidos
a Gabriel. Y momentos antes de la partida de Miguel a la efusión urantiana, Emanuel aceptó la custodia del
universo por el período de la efusión en Urantia de su hermano, y impartió los consejos que servirían de guía de
encarnación para Miguel cuando éste crecería en Urantia como un mortal del dominio.
1324 - §4
120:0.7
Sobre este tema debe recordarse que Miguel había elegido efundirse en semejanza de la carne mortal, sujeto a la
voluntad del Padre del Paraíso. El Hijo Creador no necesitaba recibir instrucciones de nadie para llevar a cabo
estas efusiones con el solo propósito de obtener la soberanía universal; pero se había embarcado en un programa
de revelación del Supremo que comprendía la función cooperativa con las diversas voluntades de las Deidades del
Paraíso. Así, su soberanía que final y personalmente adquiriría, abarcaría efectivamente la séptupla voluntad de la
Deidad tal como culmina en el Supremo. Por lo tanto, ya había recibido instrucciones seis veces de los
representantes personales de las varias Deidades del Paraíso y de sus vinculaciones; y en esta oportunidad las
instrucciones provenían del Unión de Días, el Embajador de la Trinidad del Paraíso ante el universo local de
Nebadón, que actuaba en nombre del Padre Universal.
1325§1
120:0.8
El agrado con que este poderoso Hijo Creador se subordinaba nuevamente a la voluntad de las Deidades del
Paraíso (esta vez a la del Padre Universal) había de producir ventajas inmediatas y enormes compensaciones.
Gracias a esta decisión de efectuar tal subordinación vinculativa, Miguel experimentaría en esta encarnación no
solamente la naturaleza del hombre mortal, sino también la voluntad del Padre Paradisiaco de todos. Y además,
podía comenzar esta singular efusión con la seguridad completa de que Emanuel aplicaría la plena autoridad del
Padre Paradisiaco en la administración de su universo durante su ausencia debida a su efusión en Urantia, y con el
conocimiento reconfortante de que los Ancianos de Días del suprauniverso habían decretado la seguridad
completa de su reino durante el entero período de su efusión.
1325§2
120:0.9
Y tal pues era la situación en el momento importantísimo en que Emanuel presentó el séptimo cometido de
efusión. Se me ha permitido transmitir los siguientes pasajes, extraídos de la encomienda de preefusión emitida
por Emanuel al gobernante de un universo que poco después se tornaría en Jesús de Nazaret (Cristo Miguel) en
Urantia.
1325§3
120:1.1
«Mi hermano Creador, estoy a punto de presenciar tu séptima y última efusión sobre el universo. Con gran
fidelidad y perfección has ejecutado los seis cometidos previos, y confío que saldrás igualmente triunfante de éste,
tu última efusión camino a la soberanía. Hasta ahora, apareciste en tus esferas de efusión como un ser
plenamente desarrollado y de la orden de tu selección. Pero esta vez vas a aparecer en Urantia, el desordenado y
turbulento planeta que has elegido, no en forma de mortal adulto, sino como un recién nacido desamparado. Será,
compañero mío, una experiencia nueva y no probada para ti. Estás a punto de pagar el precio total de la efusión y
de experimentar el esclarecimiento completo de la encarnación de un Creador en la semejanza de una criatura.
1327§2
120:2.2
«2. Aparte de tu misión en la tierra y de tu revelación universal, pero inherente a las ambas, te aconsejo que, una
vez te hayas volviendo suficiente autoconsciente de tu identidad divina, te encargues de terminar técnicamente la
rebelión de Lucifer en el sistema de Satania, y hacerlo como el Hijo del Hombre; así, como criatura mortal del
reino, que en su debilidad es hecho poderoso por la fe-sumisión a la voluntad de tu Padre, te sugiero que lleves a
cabo con donaire la acción que repetidamente te negaste a realizar arbitrariamente por poder y fuerza cuando erais
dotado con tales poderes en el tiempo del comienzo de esta rebelión pecaminosa e injustificada. Tu regreso a
nuestro seno como Hijo del Hombre, Príncipe Planetario de Urantia, además de Hijo de Dios y soberano supremo
de tu universo sería digno broche final de tu efusión como mortal. Como hombre mortal, el más bajo de las
criaturas inteligentes en Nebadón, ¡enfrenta y adjudica las pretensiones blasfemas de Caligastia y Lucifer, y en ese
tu humilde estado voluntario, termina para siempre las falsedades vergonzosas de estos Hijos caídos de la luz! Ya
que continuamente no has querido acabar a estos rebeldes con el peso de tus atributos de Creador, sería
conveniente que lo hagas ahora al asumir la semejanza de las criaturas más modestas de tu creación, arrancando
el poder de las manos de estos Hijos caídos; y así todo tu universo local podrá reconocer claramente y para
siempre la justicia y honestidad de tus acciones porque verá que decidiste tomar estas medidas en tu vida mortal,
puesto que tu misericordia no te permitía tomarlas arbitrariamente desde una posición de poder y autoridad. Así
pues habrás establecido mediante tu efusión la posibilidad de la soberanía del Supremo en Nebadón, y al mismo
tiempo habrás cerrado para siempre los asuntos no adjudicados de todas las insurrecciones precedentes, a pesar
del mayor o menor tiempo que te lleve completar estas tareas. Esta acción eliminará de hecho los desacuerdos
pendientes en tu universo. Por otra parte, cuando recibas la soberanía suprema sobre tu universo, en ninguna
región de tu gran creación personal podrán producirse nuevos o similares desafíos a tu autoridad.
1327§3
120:2.3
«3. Cuando hayas triunfado en terminar la secesión en Urantia, como indudablemente lo harás, te aconsejo que
aceptes de Gabriel el título de 'Príncipe Planetario de Urantia' como reconocimiento eterno de tu universo por tu
experiencia final de efusiones; y que además tomes las medidas necesarias, dentro del tenor de tu efusión, para
compensar por el dolor y la confusión causados en Urantia por la traición de Caligastia y la subsiguiente falta
adánica.
1328§1
120:2.4
«4. De acuerdo con tu solicitud, Gabriel y todas las partes interesadas cooperarán contigo en realizar tu deseo
expresado de que tu efusión en Urantia culmine en el pronunciamiento de un juicio dispensacional del reino,
acompañado por la terminación de una era, la resurrección de los mortales supervivientes durmientes y el
establecimiento de la dispensación de la efusión del Espíritu de la Verdad.
1328§2
120:2.5
«5. En cuanto al planeta de tu efusión y a la generación de hombres contemporánea a tu permanencia mortal, te
aconsejo que actúes mayormente en función de maestro. Presta atención, en primer lugar, a la liberación e
inspiración de la naturaleza espiritual del hombre. Ilumina luego la oscuridad intelectual del hombre, cura las almas
de los hombres, y emancipa sus mentes de los viejos temores. Atiende también, según tu sabiduría mortal, al
bienestar físico y a la comodidad material de tus hermanos en la carne. Vive una vida religiosa ideal para
inspiración y edificación de todo tu universo.
1328§3
120:2.6
«6. En el planeta de tu efusión, libera al espíritu del hombre segregado por la rebelión. En Urantia, haz una
contribución más a la soberanía del Supremo, para que dicha soberanía abarque todos los vastos dominios de tu
creación personal. En éste, tu efusión material en semejanza de carne, experimentarás el esclarecimiento final de
un Creador espacio-temporal, la doble experiencia del trabajo dentro de la naturaleza del hombre, con la voluntad
de tu Padre Paradisiaco. En tu vida temporal la voluntad de la criatura finita y la voluntad del Creador infinito
deberán llegar a ser una sola así como se están uniendo en la Deidad evolutiva del Ser Supremo. Derrama sobre el
planeta de tu efusión el Espíritu de la Verdad para que todos los mortales normales de esa aislada esfera se
vuelvan inmediata y enteramente accesibles al ministerio de la presencia segregada de nuestro Padre del Paraíso,
los Modeladores del Pensamiento.
1328§4
120:2.7
«7. En todas tus acciones en el mundo de tu efusión, ten presente que estás viviendo una vida para instrucción y
edificación de tu entero universo. Estás efundiendo esta vida de encarnación mortal sobre Urantia, pero debes vivir
dicha vida para la inspiración espiritual de toda inteligencia humana y sobrehumana que vivió, ahora existe, o
podrá aún vivir en cada uno de los mundos habitados que haya formado parte en el pasado, forme ahora o pueda
formar parte en el futuro de la vasta galaxia de tu dominio administrativo. Tu vida terrestre en semejanza de carne
mortal no será vivida para ejemplo de los mortales de Urantia durante los días de tu residencia en la tierra ni
tampoco para cualquier generación subsiguiente de seres humanos en Urantia o de cualquier otro mundo. Más
bien, tu vida urantiana en la carne será la inspiración para todos los seres de todos los mundos de Nebadón y por
todas las generaciones en tiempos por venir.
1328§5
120:2.8
«8. La gran misión de tu encarnación mortal que realizaréis y experimentaréis, se incluye en tu decisión de vivir
una vida totalmente dedicada a hacer la voluntad de tu Padre del Paraíso, o sea a revelar a Dios, tu Padre, en la
carne y especialmente a las criaturas de carne. Al mismo tiempo también interpretarás, con mayor
acrecentamiento, a nuestro Padre a los seres supramortales de todo Nebadón. Juntamente con este ministerio de
nueva revelación e interpretación aumentada del Padre del Paraíso para las mentes humanas y las mentes de tipo
sobrehumano, también funcionarás de tal manera que harás una nueva revelación del hombre a Dios. Ilustra con
tu corta vida en la carne, como nunca antes se había visto en Nebadón, las posibilidades trascendentes que puede
alcanzar un humano conocedor de Dios durante su corta andadura de existencia mortal, e interpreta ahora y para
siempre en forma novedosa y esclarecedora a todas las inteligencias sobrehumanas de Nebadón al hombre y sus
vicisitudes de su vida planetaria. Descenderás a Urantia en semejanza de carne mortal, y viviendo la vida de un
hombre de tu tiempo y generación, actuarás de tal manera que ilustrarás para todo tu universo el ideal de una
técnica perfeccionada en el compromiso supremo de los asuntos de tu vasta creación: el logro de que Dios que,
buscando al hombre, lo encuentra y el fenómeno del hombre que, buscando a Dios, lo encuentra; y lo harás para
satisfacción mutua y lo harás en el corto período de vida mortal en la carne.
1329§1
120:2.9
«9. Te recomiendo que recuerdes siempre que, aunque de hecho llegarás a ser un hombre del reino, común y
corriente, potencialmente seguirás siendo un Hijo Creador del Padre del Paraíso. Durante esta encarnación,
aunque vivirás y actuarás como Hijo del Hombre, los atributos creadores de tu divinidad personal te seguirán de
Salvintón a Urantia. En todo momento después de la llegada de tu Modelador del Pensamiento podrás dar por
terminada tu encarnación mediante un acto volitivo. Antes de la llegada y recepción del Modelador yo garantizo la
integridad de tu personalidad. Pero después de la llegada de tu Modelador y a medida que vayas reconociendo
progresivamente la naturaleza e importancia de tu misión de efusión, deberás abstenerte de usar tu volición
sobrehumana o poderes para alcanzar objetivos determinados, en vista de que tus prerrogativas creadoras
permanecerán vinculados con tu personalidad mortal porque estos atributos son inseparables de tu presencia
personal. Pero no habrá ninguna repercusión sobrehumana en tu andadura terrestre aparte de la voluntad del
Padre del Paraíso, a menos que tú, mediante un acto volitivo consciente y deliberado, tomes una decisión cabal
que terminaría en una elección por la personalidad total.
1329§2
120:3.1
«Y ahora, hermano mío, al despedirme de ti antes de tu partida a Urantia, habiéndote aleccionado sobre la
conducta general de tu efusión, déjame transmitirte algunas admoniciones, frutos de conversaciones con Gabriel,
que se refieren a ciertos aspectos menores de tu vida mortal. Te sugerimos pues:
1329§4
120:3.3
«2. En cuanto a las relaciones familiares, dad prioridad a las costumbres aceptadas de la vida familiar que encuentres
establecidas en el tiempo y la generación de tu efusión. Vive tu vida familiar y comunitaria de acuerdo con las
prácticas del pueblo en lo que has elegido aparecer.
1329§5
120:3.4
«3 En tus relaciones con el orden social te aconsejamos que limites tus esfuerzos mayormente a la regeneración
espiritual y a la emancipación intelectual. Evita todo embrollo con la estructura económica y los compromisos
políticos de tu tiempo. Más específicamente, dedícate a vivir la vida religiosa ideal en Urantia.
1329§6
120:3.5
«4. Bajo ninguna circunstancia, ni siquiera en los detalles menos importantes, deberás interferir en la evolución
normal, ordenada y progresiva de las razas de Urantia. Sin embargo, esta prohibición no debe ser interpretada
como una limitación en tus esfuerzos por dejar detrás tuyo en Urantia un sistema duradero y mejorado de ética
religiosa positiva. Como Hijo dispensacional tienes ciertos privilegios para mejorar el estado espiritual y religioso
de los pueblos del mundo.
1330§1
120:3.6
«5. Si lo consideras conveniente, podrás identificarte con movimientos religiosos y espirituales como puedan
encontrarse Urantia, pero evita a toda manera el establecimiento formal de un culto organizado, de una religión
cristalizada o de una agrupación ética segregada de seres mortales. Tu vida y tus enseñanzas están destinadas a
ser patrimonio común de todas las religiones y de todos los pueblos.
1330§2
120:3.7
«6. Para que no contribuyas innecesariamente a la creación de sistemas subsiguientes estereotipados de creencias
religiosas en Urantia o a la formación de otros tipos poco progresivos de lealtades religiosas, te aconsejamos
además que no dejes documentos escritos de tu paso por el planeta. No escribas en materiales permanentes; pide
encarecidamente a tus colaboradores que no hagan imágenes ni retratos de ti. Asegúrate antes de tu partida de
que no quede nada potencialmente idólatra de tu paso por la tierra.
1330§3
120:3.8
«7. Aunque vivirás una vida normal y socialmente común y corriente del planeta, sino un individuo normal del sexo
masculino, posiblemente no entrarás en relaciones matrimoniales, las cuales sin embargo serían totalmente
honorables y compatibles con tu efusión; pero debo recordarte que uno de los mandatos de Sonarintón relativos a
la encarnación prohíbe que un Hijo de origen del Paraíso deje descendencia humana en cualquier planeta de
efusión.
1330§4
120:3.9
«8. Para todos los demás detalles de tu efusión te encomendamos a la dirección de tu Modelador residente, a las
enseñanzas del espíritu divino siempre presente que guía a los seres humanos, y al juicio y la razón de tu mente
humana cada vez más amplia, de dotación hereditaria. Esta vinculación de atributos de criatura y Creador te
permitirá vivir para nuestra edificación la vida perfecta del hombre en las esferas planetarias; no necesariamente
considerada perfecta por un hombre en particular de una generación específica en un mundo determinado (menos
aun en Urantia), sino total y supremamente colmada, como es evaluada en los mundos más altamente
perfeccionados y en vía de perfección de tu vasto universo.
1330§5
120:3.10
«Y ahora, que tu Padre y mi Padre, quien siempre nos ha apoyado en todas las empresas pasadas, te guíe, te
apoye y esté contigo desde el momento de tu partida, cuando pierdas la conciencia de tu personalidad, a través del
descubrimiento gradual de tu identidad divina encarnada en forma humana, y allende ese período, y por la
duración de la experiencia de efusión en Urantia hasta la liberación de la carne y tu ascensión a la derecha
soberana de nuestro Padre. Cuando vuelva a verte en Salvintón, saludaremos en ti al soberano supremo e
incondicional de este universo de tu creación, que habrás servido y sabrás comprenderlo en forma total.
1323 - §2
120:0.2
Antes de los acontecimientos que estoy a punto de relatar, Miguel de Nebadón se había ya efundido, seis veces, a
semejanza de seis órdenes diferentes de su diversa creación de seres inteligentes. Después de estas efusiones se
aprontó para descender a Urantia a semejanza de los seres mortales, siendo ésta la orden más modesta de sus
criaturas inteligentes volitivas y como tal ser humano del dominio material, ejecutar el último acto del drama de la
adquisición de la soberanía sobre su universo de acuerdo con el mandato de los divinos Gobernantes Paradisiacos
del universo de los universos.
1323 - §3
120:0.3
En el curso de cada una de las efusiones precedentes Miguel no sólo adquirió la experiencia finita de un grupo de
sus seres creados, sino que también adquirió una experiencia esencial en cooperación con el Paraíso que de sí
misma y por sí misma contribuiría a convertirlo en el soberano del universo por él creado. En cualquier momento
durante todo el tiempo pasado en el universo local, Miguel podría haber declarado su soberanía personal como
Hijo Creador, y como Hijo Creador podría haber gobernado su universo según sus propias preferencias. Si eso
hubiera ocurrido, Emanuel y los Hijos del Paraíso vinculados se hubieran ido del universo. Pero Miguel no deseaba
gobernar a Nebadón solamente sobre la base de su propio derecho como Hijo Creador. Deseaba ascender, a
través de una auténtica experiencia de subordinación cooperativa con la Trinidad del Paraíso, hasta esa elevada
posición en el estado universal que le permitiera gobernar su universo y administrar sus asuntos con la perfección
del discernimiento y la sabiduría de ejecución que alguna vez serán características del excelso gobierno del Ser
Supremo. Su aspiración no era la perfección de gobierno como Hijo Creador, sino la supremacía administrativa
como incorporación misma de la sabiduría universal y de la experiencia divina del Ser Supremo.
1324 - §1
120:0.4
Por consiguiente, Miguel tenía un doble propósito al efectuar estas siete efusiones a las varias órdenes de sus
criaturas universales. En primer término, completaba la experiencia necesaria para la comprensión de las
criaturas, que se le exige de todos los Hijos Creadores antes de que asuman la soberanía completa. Los Hijos
Creadores pueden en cualquier momento gobernar su universo por su propio derecho, pero tan sólo pueden
gobernar como representantes supremos de la Trinidad del Paraíso después de pasar por las siete efusiones sobre
las criaturas del universo. En segundo lugar, aspiraba al privilegio de representar la autoridad máxima de la
Trinidad del Paraíso, que puede ser ejercida en la administración directa y personal de un universo local. Por
consiguiente, durante la experiencia de cada una de sus efusiones en el universo, Miguel, voluntariamente supo
subordinarse perfectamente y con éxito a las voluntades combinadas de las diversas vinculaciones de las personas
de la Trinidad del Paraíso. Es decir que, durante la primera efusión se sometió a la voluntad combinada del Padre,
el Hijo y el Espíritu; durante la segunda efusión, a la voluntad del Padre y del Hijo; durante la tercera efusión, a la
voluntad del Padre y del Espíritu; durante la cuarta efusión, a la voluntad del Hijo y del Espíritu; durante la quinta
efusión, a la voluntad del Espíritu Infinito; durante la sexta efusión, a la voluntad del Hijo Eterno; y durante la
séptima y última efusión en Urantia, a la voluntad del Padre Universal.
1324 - §2
120:0.5
Por consiguiente, Miguel combina en su soberanía personal la voluntad divina de las siete fases de los Creadores
universales con la experiencia de comprensión a sus criaturas del universo local. Así su administración
representará el poder y la autoridad más altos posibles, pero estará libre de toda suposición arbitraria. Su poder
será ilimitado porque deriva de la vinculación vivencial con las Deidades del Paraíso; su autoridad será
incuestionable porque es adquirida a través de una auténtica experiencia en semejanza a las criaturas del universo;
su soberanía será suprema porque abarca al mismo tiempo los puntos de vista séptuplos de la Deidad del Paraíso
y el punto de vista de la criatura del tiempo y el espacio.
1325§4
120:1.2
«En cada una de tus efusiones anteriores has querido someterte a la voluntad de las tres Deidades del Paraíso y
de sus intervinculaciones divinas. Te has sometido en tus anteriores efusiones a todas las siete fases de la
voluntad del Supremo, excepto a la voluntad personal de tu Padre Paradisiaco. Ahora, has decidido someterte por
entero a la voluntad de tu Padre durante éste, tu séptima efusión, y yo, en mi calidad de representante personal de
nuestro Padre, asumo la jurisdicción ilimitada de tu universo por el período de tu encarnación.
1325§5
120:1.3
«Al emprender la efusión en Urantia, has dejado voluntariamente todo el apoyo y ayuda especial extraplanetaria
que pudiera ser dada por cualquier criatura de tu propia creación. Así como tus hijos creados de Nebadón
dependen plenamente de ti para su salvoconducto a través de sus andaduras en el universo, del mismo modo
deberás tú depender enteramente y sin reservas de tu Padre Paradisiaco para tu salvoconducto a través de las
desconocidas vicisitudes de tu próxima andadura mortal. Y cuando hayas completado esta experiencia de efusión,
conocerás en verdad misma el rico y total significado de esa fe-confianza que tú tan invariablemente exiges que tus
criaturas dominen como parte de su relación íntima contigo, su Creador y Padre en el universo local.
1326§1
120:1.4
«En el curso de tu efusión en Urantia una sola preocupación debe acompañarte: la comunión ininterrumpida entre
ti y tu Padre Paradisiaco; la perfección de esa relación permitirá que el mundo de tu efusión y todo el universo de
tu creación obtengan una nueva y más comprensible revelación, de tu Padre y mi Padre, el Padre Universal de
todos. Tu preocupación será solamente de tu vida personal en Urantia. Mientras yo me haré plena y efectivamente
responsable por la seguridad y administración ininterrumpida de tu universo desde el momento de tu renunciación
voluntaria a la autoridad de éste, hasta el momento de tu retorno a nuestro seno, como el Soberano Universal,
confirmado por el Paraíso, y en ese momento recibirás nuevamente de mis manos, ya no la autoridad de
vicegerente que ahora me entregas, sino el poder supremo y la jurisdicción total de tu universo.
1326§2
120:1.5
«Y para que estés seguro en que estoy autorizado para realizar todo lo que te estoy prometiendo (a sabiendas de
que soy yo mismo la afirmación de todo el Paraíso para el fiel cumplimiento de mi palabra), te anuncio que me
acaban de comunicar un mandato de los Ancianos de Días en Uversa que prevendrá todo peligro espiritual en
Nebadón durante todo el período de tu efusión voluntaria. Desde el momento en que voluntariamente dejes de
estar consciente (en el instante inicial de tu encarnación mortal) hasta el momento en que regreses a nuestro seno
en calidad de soberano supremo e incondicional de este universo de tu propia creación y organización, nada grave
podrá ocurrir en todo Nebadón. En este interín de tu encarnación tengo en mis manos el mandato de los Ancianos
de Días que aseguran incondicionalmente la destrucción instantánea y automática de todo ser rebelde o instigador
de insurrecciones en el universo de Nebadón durante tu ausencia en esta efusión. Hermano mío, ten por seguro
que, gracias a la autoridad del Paraíso inherente en mi presencia y reforzada por el mandato judicial de Uversa, tu
universo y todas tus criaturas leales están a salvo durante el período de tu efusión. Puedes emprender tu misión
con un pensamiento único: la revelación más amplia de nuestro Padre a los seres inteligentes de tu universo.
1326§3
120:1.6
«Como en cada una de tus efusiones anteriores, quiero recordarte que ejerceré la jurisdicción de tu universo en
calidad de hermano y fideicomisario. La autoridad y el poder que yo ejerza serán exclusivamente en tu nombre.
Actuaré como lo haría nuestro Padre del Paraíso y de acuerdo con tu solicitud explícita de que actúe así en tu
nombre. Y siendo ésta la situación, toda esta autoridad delegada en mí será nuevamente tuya en cualquier
momento en que decidas reclamar nuevamente tu autoridad universal. Tu encarnación es total y enteramente
voluntaria. Como mortal encarnado en el reino no tendrás dotes celestiales, pero tu poder que has dejado puede
ser nuevamente tuyo al instante en cuanto decidas reasumir tu autoridad universal. Recuerda que si eliges
reasumir tu poder y autoridad, lo harás por razones enteramente personales puesto que yo soy la promesa viviente
y suprema cuya presencia y compromiso garantizan la administración segura de tu universo según la voluntad de
nuestro Padre. Durante tu ausencia de Salvintón debido a tu efusión no hay posibilidades de que se produzca una
rebelión (como ocurriera ya tres veces en el pasado en Nebadón). Para el período correspondiente a tu efusión
urantiana los Ancianos de Días han decretado que toda rebelión en Nebadón contendrá la semilla de su propia
destrucción automática.
1326§4
120:1.7
«Durante el tiempo en que estés ausente debido a esta última y extraordinaria efusión, me comprometo (con la
cooperación de Gabriel) a la administración fiel de tu universo; y al encomendarte la misión de este ministerio de
revelación divina y de esta experiencia para la comprensión perfeccionada de los humanos, actúo en nombre de mi
Padre y tu Padre y pronuncio los siguientes consejos, que han de guiarte en tu vida terrena a medida que tomes
progresivamente conciencia de la misión divina en tu morada en la carne.
1327§1
120:2.1
«1. Según las costumbres y en conformidad con la técnica de Sonarintón —en cumplimiento a los mandatos del
Hijo Eterno del Paraíso— he tomado las medidas necesarias para el comienzo inmediato de esta efusión mortal,
en armonía con los planes formulados por ti y entregados a mí por Gabriel. Crecerás en Urantia como hijo del
reino, completarás tu educación humana —en todo momento sujeto a la voluntad de tu Padre del Paraíso— y
vivirás tu vida en Urantia como lo determinaste, terminarás tu permanencia planetaria, te prepararás para la
ascensión a tu Padre y de sus manos recibirás la soberanía suprema de tu universo.
1329§3
120:3.2
«1. Que, en la búsqueda del ideal de tu vida mortal terrestre, también deberás dar alguna atención a la realización y
ejemplificación de algunas cosas prácticas e inmediatamente beneficiosas para tus hermanos mortales.
1330§6
120:3.11
«En tu lugar reino yo. Asumo la jurisdicción de todo Nebadón como soberano interino durante el período de tu
séptima y mortal efusión en Urantia. A ti, Gabriel, te encomiendo la custodia del Hijo del Hombre a punto de ser,
hasta el momento en que retorne a mí envuelto en poder y gloria, como Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Y, Gabriel,
hasta que así vuelva Miguel, yo seré tu soberano».
1330§7
120:3.12
En seguida, ante la presencia de todo Salvintón reunido, Miguel desapareció de nuestro medio, y ya no volvimos a
verlo en su sitio acostumbrado hasta su retorno como soberano supremo y personal del universo, después del
cumplimiento de su andadura de efusión en Urantia.
1331§1
120:4.1
Así pues ciertos hijos indignos de Miguel, que habían acusado a su padre-Creador de obtener el poder del
gobernante en forma egoísta y se habían atrevido a insinuar que el Hijo Creador se mantenía en el poder arbitraria
y autocráticamente debido a la lealtad ciega de un universo engañado de criaturas serviles, estos hijos serían
silenciados para siempre, y dejados confundidos y desilusionados por la vida de servicio altruista que comenzaba a
vivir el Hijo de Dios como Hijo del Hombre: siempre sometiéndose a «la voluntad del Padre del Paraíso».
1331§2
120:4.2
Pero no nos engañemos: aunque Cristo Miguel era verdaderamente un ser de origen dual, no fue nunca una
personalidad doble. No fue Dios en colaboración con el hombre; más bien fue Dios encarnado en el hombre. Y fue
siempre precisamente ese ser combinado. El único factor progresivo en esa relación incomprensible era la
comprensión y el reconocimiento autoconscientes y graduales (por parte de la mente humana) de este hecho de
ser Dios y hombre.
1331§5
120:4.5
Los mortales de Urantia tienen conceptos diversos de lo milagroso, pero para nosotros quienes vivimos como
ciudadanos del universo local, hay pocos milagros, y entre éstos los más sobrecogedores son las efusiones de
encarnación de los Hijos del Paraíso. Consideramos un milagro la aparición, aparentemente por procesos
naturales, de un Hijo divino en vuestro mundo. Las leyes universales que rigen estos misterios están más allá de
nuestra comprensión. Jesús de Nazaret fue una persona milagrosa.
1331§3
120:4.3
Cristo Miguel no progresó hasta llegar a ser Dios. Dios no se transformó en hombre en cierto momento vital de la
vida terrestre de Jesús. Jesús fue Dios y hombre: por siempre y para siempre. Y este Dios y este hombre eran y
son uno, igual que la Trinidad del Paraíso compuesta de tres seres es en realidad una Deidad.
1331§4
120:4.4
No olvidéis jamás el hecho de que el fin espiritual supremo de la encarnación de Miguel era el aumentar de la
revelación de Dios.
1331§6
120:4.6
En y a través de esta extraordinaria experiencia Dios Padre eligió manifestarse como siempre lo hace —de manera
habitual— en la forma normal, natural y confiable de la acción divina.