El libro De Urantia
DOCUMENTO 3
LOS HIJOS DE DIOS PARADISIACOS
223 §1
20:0.1
En
cuanto a su función en el suprauniverso de Orvontón, los hijos de Dios se clasifican bajo tres encabezamientos generales:
223 §2
| 1. | Los Hijos de Dios descendentes.
|
223 §3
| 2. | Los Hijos de Dios ascendentes.
|
223 §4
| 3. | Los Hijos de Dios trinidizados.
|
223 §5
20:0.2
Las órdenes de filiación descendentes incluyen las personalidades que son de creación divina y directa. Los hijos ascendentes, tales
como las criaturas mortales, llegan a este estado por la participación vivencial en la técnica creativa conocida como evolución. Los Hijos
Trinidizados son un grupo de origen compuesto que incluye todos los seres abrazados por la Trinidad del Paraíso aunque no originados
directamente en la Trinidad.
1. LOS HIJOS DE DIOS DESCENDENTES
223 §6
20:1.1
Todos los Hijos de Dios descendentes tienen orígenes elevados y divinos. Se dedican al ministerio descendente de servicio en los
mundos y sistemas del tiempo y del espacio, para facilitar allí el progreso en la ascensión hacia el Paraíso de las criaturas humildes de
origen evolutivo —los hijos ascendentes de Dios—. De las numerosas órdenes de Hijos descendentes, describiremos en estas narrativas
siete de ellas. Aquellos Hijos que provienen de las Deidades en la isla central de luz y vida se denominan los Hijos de Dios Paradisiacos y
abarcan las siguientes tres órdenes:
223 §7
| 1. | Los Hijos Creadores: Los Micaeles.
|
223 §8
| 2. | Los Hijos Magisteriales: Los Avonales.
|
223 §9
| 3. | Los Hijos Instructores Trinitarios: Los Dainales.
|
223 §10
20:1.2
Las restantes cuatro órdenes de filiación descendente se conocen como los Hijos de Dios en los Universos Locales:
223 §11
| 4. | Los Hijos Melquisedec.
|
223 §12
| 5. | Los Hijos Vorondadec.
|
223 §13
| 6. | Los Hijos Lanonandec.
|
223 §14
| 7. | Los Portadores de Vida.
|
223 §15
20:1.3
Los Melquisedec son los vástagos conjuntos de un Hijo Creador de un universo local, el Espíritu Materno Creativo, y el Padre
Melquisedec. Tanto los Vorondadec como los Lanonandec son traídos a la existencia por un Hijo Creador y su Espíritu Materno Creativo
adjunto. Los Vorondadec se conocen mejor como los Altísimos, los Padres de las Constelaciones; los Lanonandec como los Soberanos
de Sistemas y como los Príncipes Planetarios. La orden triple de los Portadores de Vida la trae a la existencia un Hijo Creador y el
Espíritu Materno Creativo vinculado con uno de los tres Ancianos de Días del suprauniverso de jurisdicción. Pero las naturalezas y
actividades de estos Hijos de Dios en los Universos Locales se describen más apropiadamente en aquellos escritos que se ocupan de los
asuntos de las creaciones locales.
224 §1
20:1.4
Los Hijos de Dios Paradisiacos son de origen triple: los Hijos primarios o Creadores son traídos a la existencia por el Padre Universal y el
Hijo Eterno; los Hijos secundarios o los Hijos Magisteriales son hijos del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito; los Hijos Instructores Trinitarios
son los vástagos del Padre, el Hijo y el Espíritu. Desde el punto de vista del servicio, la adoración y la suplicación, los Hijos Paradisiacos
son como uno; su espíritu es uno, y su trabajo es idéntico en calidad y universalidad.
224 §2
20:1.5
Así como las órdenes paradisiacas de Días demostraron ser administradores divinos, del mismo modo las órdenes de los Hijos
Paradisiacos se han revelado como ministros divinos: creadores, servidores, otorgadores, jueces, maestros, y reveladores de la verdad.
Pasan por el universo de los universos desde las orillas de la Isla eterna hasta los mundos habitados del tiempo y del espacio, realizando
múltiples servicios en el universo central y los suprauniversos, los cuales no se revelan en estas narrativas. Están organizados de
distintas maneras, dependientes de la naturaleza y ubicación de sus servicios, pero en un universo local tanto los Hijos Magisteriales
como los Hijos Instructores sirven bajo la dirección del Hijo Creador que preside sobre ese dominio.
224 §3
20:1.6
Los Hijos Creadores parecen poseer una dote espiritual que se centra en sus personas, que controlan, y que pueden otorgar así como
vuestro propio Hijo Creador lo hizo al derramar su espíritu sobre toda la carne mortal en Urantia. Cada Hijo Creador está dotado de este
poder espiritual de atracción en su propio reino; él está personalmente consciente de toda acción y emoción de todo Hijo de Dios
descendente que sirve en sus dominios. He aquí una reflexión divina, una duplicación de un universo local, de ese poder absoluto de
atracción espiritual del Hijo Eterno, que le permite extenderse para hacer y mantener contacto con todos sus Hijos Paradisiacos, sea
donde fuera que éstos se encuentren en todo el universo de los universos.
224 §4
20:1.7
Los Hijos Creadores Paradisiacos sirven no solamente como Hijos en sus ministraciones descendentes de servicio y autootorgamiento,
sino que cuando completan sus andaduras de autootorgamiento, cada uno funciona como un Padre del universo en su propia creación,
mientras que otros Hijos de Dios continúan el servicio de autootorgamiento y elevación espiritual concebido para ganar los planetas, uno
a uno, al reconocimiento volitivo del gobierno amante del Padre Universal, culminando en la consagración de la criatura a la voluntad del
Padre Paradisiaco y en la lealtad planetaria a la soberanía universal de su Hijo Creador.
224 §5
20:1.8
En un Hijo Creador séptuplo, Creador y criatura por siempre se combinan en vinculación comprensiva, compasiva y misericordiosa. La
entera orden de Micael, los Hijos Creadores, es tan singular que el relato de sus naturalezas y actividades se reserva al próximo escrito
de esta serie, mientras que esta narrativa se ocupará principalmente de las dos órdenes restantes de filiación Paradisiaca: los Hijos
Magisteriales y los Hijos Instructores Trinitarios.
2. LOS HIJOS MAGISTERIALES
224 §6
20:2.1
Cada vez que un concepto original y absoluto de un ser, formulado por el Hijo Eterno, se une con un ideal nuevo y divino de servicio
amante concebido por el Espíritu Infinito, se produce un Hijo de Dios nuevo y original, un Hijo Magisterial Paradisiaco. Estos Hijos
constituyen la orden de Avonales, en contraposición con la orden de Micaeles, los Hijos Creadores. Aunque no son creadores en el
sentido personal, están estrechamente vinculados con los Micaeles en toda su tarea. Los Avonales son ministros y jueces planetarios, los
magistrados de los reinos del tiempo y del espacio —de todas las razas, para todos los mundos, y en todos los universos—.
225 §1
20:2.2
Tenemos razones para pensar que el número total de hijos magisteriales en el gran universo es de alrededor de mil millones. Son una
orden autogobernante, dirigida por su concilio supremo en el Paraíso, el cual está constituido por Avonales experimentados sacados de
los servicios de todos los universos. Pero cuando están asignados a un universo local y comisionados en él, sirven bajo la dirección del
Hijo Creador de ese dominio.
225 §2
20:2.3
Los Avonales son Hijos Paradisiacos para servicio y autootorgamiento en los planetas individuales de los universos locales. Ya que cada
Hijo Avonal tiene una personalidad exclusiva, puesto que no hay dos que sean idénticas, su tarea es individualmente singular en los
reinos de donde residen, donde frecuentemente se encarnan a semejanza de la carne mortal y a veces nacen de madres terrestres en los
mundos evolutivos.
225 §3
20:2.4
Además de su servicio en los niveles administrativos más elevados, los Avonales tienen una función triple en los mundos habitados:
225 §4
20:2.5 |
1. |
Acciones judiciales. Actúan al final de las dispensaciones planetarias. Con el tiempo se pueden ejecutar decenas centenares de tales
misiones en cada mundo individual, y pueden proceder innumerables veces al mismo mundo o a otros mundos como terminadores de
dispensación, liberadores de los supervivientes adormecidos.
|
225 §5
20:2.6 |
2. |
Misiones magisteriales. Una visitación planetaria de este tipo generalmente ocurre antes de la llegada de un hijo de autootorgamiento.
En tales misiones, el Avonal aparece como adulto del reino mediante una técnica de encarnación que no comprende el nacimiento mortal.
Después de esta primera visita magisterial usual, los Avonales pueden servir repetidamente en capacidad magisterial en el mismo
planeta tanto antes como después de la aparición del Hijo de autootorgamiento. En estas misiones magisteriales adicionales, el Avonal
puede aparecer o no en forma visible y material, pero en ninguna de ellas nacerá él en el mundo como infante desamparado.
|
225 §6
20:2.7 |
3. |
Misiones de autootorgamiento. Cada Hijo Avonal se efunde, por lo menos una vez, en una andadura mortal sobre algún mundo
evolutivo. Las visitas judiciales son numerosas, las misiones magisteriales pueden ser plurales, pero en cada planeta aparece sólo un
Hijo de autootorgamiento. Los Avonales de autootorgamiento nacen de una mujer así como Micael de Nebadón fue encarnado en Urantia.
|
225 §7
20:2.8
No hay límite a la cantidad de veces que los Hijos Avonales pueden servir en misiones magisteriales y de autootorgamiento, pero
generalmente, cuando se ha atravesado la experiencia siete veces, hay una suspensión en favor de aquellos que han tenido menos de tal
servicio. Estos hijos de experiencia múltiple de autootorgamiento son entonces asignados al elevado concilio personal de un Hijo Creador,
volviéndose así participantes en la administración de los asuntos den un universo.
225 §8
20:2.9
En toda su tarea por los mundos habitados y en los mismos, los Hijos Magisteriales son asistidos por dos órdenes de criaturas de los
universos locales, los Melquisedec y los arcángeles, mientras que en las misiones de autootorgamiento también les acompañan las
Brillantes Estrellas Vespertinas, también de origen en las creaciones locales. En cada esfuerzo planetario, los Hijos secundarios
Paradisiacos, los Avonales, están apoyados por el poder pleno y la autoridad de un Hijo primario Paradisiaco, el Hijo Creador de su
universo local de servicio.
Para todos los fines e intentos, su tarea en las esferas habitadas es tan eficaz y aceptable como lo sería el servicio de un Hijo Creador en
aquellos mundos de habitación mortal.
3. LAS ACCIONES JUDICIALES
226 §1
20:3.1
Los Avonales son conocidos como Hijos Magisteriales porque son los altos magistrados de los reinos, los adjudicadores de las
dispensaciones sucesivas de los mundos del tiempo. Presiden el despertar de los supervivientes adormecidos, juzgan el reino, terminan
una dispensación de justicia suspendida, ejecutan los mandatos de una edad de misericordia probatoria, vuelven a asignar las criaturas
espaciales del ministerio planetario a las tareas de la nueva dispensación, y regresan a las sedes de su universo local en cuanto
completan su misión.
226 §2
20:3.2
Cuando se sientan para juzgar los destinos de una edad, los Avonales decretan el destino de las razas evolutivas, pero aunque puedan
fallar la extinción de la identidad de criaturas personales, no ejecutan dichas sentencias. Los veredictos de esta naturaleza no son
ejecutados sino por las autoridades de un suprauniverso.
226 §3
20:3.3
La llegada de un Avonal Paradisiaco a un mundo evolutivo para el fin de terminar una dispensación e inaugurar una nueva era de
progresión planetaria no es necesariamente ni una misión magisterial ni una misión de autootorgamiento. Las misiones magisteriales son
a veces las de autootorgamiento, las misiones de dotación son siempre autootorgamientos; o sea, durante tales asignaciones los
Avonales sirven en un planeta en forma material concreta. Sus otras visitas son «técnicas», y en esta función un Avonal no se encarna en
el servicio planetario. Si un Hijo Magisterial viene solamente como adjudicador dispensacional, llega al planeta como ser espiritual,
invisible para las criaturas materiales del reino. Dichas visitas técnicas ocurren repetidas veces en la larga historia de un mundo habitado.
226 §4
20:3.4
Los Hijos Avonales pueden actuar como jueces planetarios antes de sus experiencias magisteriales o de autootorgamiento. En cada una
de estas misiones, sin embargo, el Hijo encarnado juzgará la edad planetaria que está llegando a su final; del mismo modo lo hace un
Hijo Creador cuando está encarnado en una misión a semejanza de la carne mortal. Cuando un Hijo Paradisiaco visita un mundo
evolutivo y se transforma en uno de sus habitantes, su presencia termina una dispensación y constituye un juicio del reino.
4. LAS MISIONES MAGISTERIALES
226 §5
20:4.1
Antes de la aparición planetaria de un Hijo de autootorgamiento, un mundo habitado es generalmente visitado por un Avonal Paradisiaco
en misión magisterial. Si ésta es una visita magisterial inicial, el Avonal siempre se encarna como un ser material. Aparece en el planeta
de asignación como varón maduro de las razas mortales, un ser plenamente visible y capaz de hacer contacto físico con las criaturas
mortales de su día y generación. Durante la entera encarnación magisterial, la relación del Hijo Avonal con las fuerzas espirituales locales
y universales es completa e ininterrumpida.
226 §6
20:4.2
Un planeta puede experimentar muchas visitaciones magisteriales, tanto antes como después de la aparición de un Hijo de
autootorgamiento. Puede ser visitado muchas veces por el mismo Avonal o por otros, que actúan como adjudicadores dispensacionales,
pero dichas misiones técnicas de juicio no son ni autootorgamientos ni misiones magisteriales, y los Avonales en estas ocasiones nunca
son encarnados. Aun cuando un planeta es bendecido por repetidas misiones magisteriales, los Avonales no siempre se someten a la
encarnación mortal; y cuando verdaderamente sirven en semejanza de la carne mortal, siempre aparecen como seres adultos del reino;
no nacen de una mujer.
227 §1
20:4.3
Cuando se encarnan en misiones de autootorgamiento o magisteriales, los Hijos Paradisiacos tienen Ajustadores experimentados, y estos
Ajustadores son distintos para cada encarnación. Los Ajustadores que ocupan la mente de los Hijos de Dios encarnados no pueden tener
jamás la esperanza de obtener la personalidad mediante la fusión con los seres humano-divinos de su residencia, pero frecuentemente
son personalizados por un mandato del Padre Universal. Dichos Ajustadores forman el concilio supremo de dirección de Divinintón para
la administración, identificación y despacho de los Preceptores Misteriosos a los reinos habitados.
También reciben y acreditan a los Ajustadores que regresan al «seno del Padre» cuando se disuelve por la muerte su tabernáculo
terrestre. De esta manera, los Ajustadores fieles de los jueces del mundo se tornan jefes excelsos de su clase.
227 §2
20:4.4
Urantia nunca ha recibido a un Hijo Avonal en misión magisterial. Si Urantia hubiese seguido el plan general de los mundos habitados,
habría sido bendecido con una misión magisterial en algún momento, entre los días de Adán y el autootorgamiento de Cristo Micael.
Pero la secuencia regular de los Hijos Paradisiacos en vuestro planeta fue totalmente trastornada por la aparición de vuestro Hijo Creador
en su autootorgamiento final hace mil novecientos años.
227 §3
20:4.5
Aún es posible que Urantia sea visitada por un Avonal comisionado para encarnarse en misión magisterial, pero en cuanto a la aparición
futura de los Hijos Paradisiacos, ni siquiera «los ángeles en el cielo saben el momento ni la forma de dichas visitaciones», porque un
mundo sobre el que se haya efundido un Micael se vuelve el pupilo individual y personal de un Hijo Mayor y, como tal, está totalmente
sujeto a sus propios planes y decisiones. Con vuestro mundo, esto se complica aún más por la promesa que Micael hiciera de regresar.
Aparte de los malentendidos que sobre la permanencia de Micael de Nebadón en Urantia pueda haber, una cosa es indudablemente
auténtica —su promesa de volver a vuestro mundo—. En vista de este expectativa, tan sólo el tiempo podrá revelar el orden futuro de las
visitas de los Hijos de Dios Paradisiacos a Urantia.
5. LAS EFUSIONES DE LOS HIJOS DE DIOS PARADISIACOS
227 §4
20:5.1
El Hijo Eterno es la eterna Palabra de Dios. El Hijo Eterno es la expresión perfecta del «primer» pensamiento absoluto e infinito de su
Padre eterno. Cuando una duplicación personal o una extensión divina de este Hijo original sale en misión de autootorgamiento en forma
de la encarnación mortal, se torna literalmente verdad que la divina «Palabra se hace carne», y que la Palabra mora de este modo entre
los seres humildes de origen animal.
227 §5
20:5.2
En Urantia existe la creencia difundida de que el propósito de el autootorgamiento de un Hijo sea, de alguna manera, influir sobre la
actitud del Padre Universal. Pero vuestro esclarecimiento debería indicaros que esto no es verdad. Los autootorgamientos de los Hijos
Avonales y de los Hijos Micaeles son una parte necesaria del proceso vivencial proyectado para hacer que estos Hijos sean magistrados y
gobernantes seguros y compasivos de los pueblos y los planetas del tiempo y del espacio. La andadura de los siete autootorgamientos es
la meta suprema de todos los Hijos Creadores Paradisiacos. Todos los Hijos Magisteriales son motivados por el mismo espíritu de
servicio que tan abundantemente caracteriza a los Hijos Creadores primarios y al Hijo Eterno del Paraíso.
227 §6
20:5.3
Alguna orden de Hijos Paradisiacos debe efundirse sobre cada mundo habitado por mortales para posibilitar la llegada de los Ajustadores
del Pensamiento a la mente de todos los seres humanos normales de esa esfera, porque los Ajustadores no van a todos los seres
humanos de buena fe hasta que no se haya derramada el Espíritu de la Verdad sobre toda la carne; y el envío del Espíritu de la Verdad
depende del regreso a la sede central del universo de un Hijo Paradisiaco que haya ejecutado exitosamente una misión de
autootorgamiento mortal en un mundo en evolución.
228 §1
20:5.4
Durante el curso de la larga historia de un planeta habitado, ocurrirán muchas adjudicaciones dispensacionales, y más de una misión
magisterial puede ocurrir, pero ordinariamente sólo una vez servirá un Hijo de autootorgamiento en la esfera. Tan sólo se requiere que
cada mundo habitado tenga un Hijo de autootorgamiento que haya vivido la plena vida mortal desde el nacimiento hasta la muerte. Tarde
o temprano, sea cual fuere el estado espiritual, cada mundo habitado por mortales está destinado a recibir a un Hijo Magisterial en misión
de autootorgamiento, excepto el planeta en cada universo local en el que un Hijo Creador elige realizar su autootorgamiento mortal.
228 §2
20:5.5
Al comprender más acerca de los Hijos encarnados, vosotros discernís por qué tanto interés despierta Urantia en la historia de Nebadón.
Vuestro pequeño e insignificante planeta es de importancia para el universo local, simplemente porque es el hogar mortal de Jesús de
Nazaret. Fue el escenario del autootorgamiento final y triunfadora de vuestro Hijo Creador, la arena en la que Micael alcanzó la soberanía
personal suprema del universo de Nebadón.
228 §3
20:5.6
En la sede de su universo local, un Hijo Creador, especialmente después de completar su propio autootorgamiento mortal, pasa mucho
de su tiempo aconsejando e instruyendo al grupo de Hijos adjuntos, los Hijos Magisteriales y a otros. En amor y devoción, con tierna
misericordia y afectuosa consideración, estos Hijos Magisteriales se efunde sobre los mundos del espacio. Y de ninguna manera son
estos servicios planetarios inferiores a los autootorgamientos mortales de los Micaeles. Es verdad que vuestro Hijo Creador seleccionó
para escenario de su aventura final en la experiencia de la criatura un mundo que había sido extraordinariamente desafortunado. Pero
ningún planeta puede jamás hallarse en condición tal como para requerir el autootorgamiento de un Hijo Creador con el objeto de efectuar
su rehabilitación espiritual. Cualquier Hijo del grupo de autootorgamientos hubiese sido igualmente suficiente, porque en todo su trabajo
en los mundos de un universo local, los Hijos Magisteriales son tan divinamente eficaces y todosapientes como podría serlo su hermano
Paradisiaco, el Hijo Creador.
228 §4
20:5.7
Aunque la posibilidad de desastres durante sus encarnaciones de autootorgamiento está siempre presente para estos Hijos Paradisiacos,
no he visto registro alguno de un fracaso o falta en misión de autootorgamiento de un Hijo Magisterial o un Hijo Creador. Ambos son de
origen demasiado cercano a la perfección absoluta como para faltar. En efecto asumen el riesgo, realmente se vuelven como las criaturas
mortales de carne y hueso y por lo tanto obtienen la experiencia única de la criatura, pero dentro de la gama de mi observación siempre
triunfan.
Nunca dejan de alcanzar el objetivo de la misión de autootorgamiento. La historia de su servicio de autootorgamiento y planetario en todo
Nebadón constituye el capítulo más noble y fascinador en la historia de vuestro universo local.
6. LAS ANDADURAS DE EFUSIÓN
EN SEMEJANZA DE LOS MORTALES
228 §5
20:6.1
El método por el cual un Hijo Paradisiaco se prepara para la encarnación mortal como Hijo de autootorgamiento, llegando a nacer de una
madre en el planeta de encarnación, es un misterio universal; y todo esfuerzo para detectar el mecanismo de esta técnica de Sonarintón
está destinado a fracasar certeramente. Dejad que el conocimiento sublime de la vida mortal de Jesús de Nazaret penetre vuestras
almas, pero no gastéis el pensamiento en especulaciones inútiles sobre cómo se realizó esta misteriosa encarnación de Micael de
Nebadón. Regocijémonos todos con el conocimiento y la certeza de que tales logros son posibles para la naturaleza divina y no perdamos
tiempo en conjeturas inútiles sobre la técnica empleada por la sabiduría divina para realizar estos fenómenos.
229 §1
20:6.2
En una misión de autootorgamiento como mortal, un Hijo Paradisiaco siempre nace de una mujer y crece como niño varón del reino, así
como lo hizo Jesús en Urantia. Estos Hijos de servicio supremo pasan todos desde la infancia a través de la juventud hasta la edad
adulta, así como lo hace un ser humano. En todos los aspectos, se tornan como los mortales de la raza en la que nacen. Hacen
solicitudes al Padre así como lo hacen los hijos de los reinos en los que sirven.
Desde un punto de vista material, estos hijos humano-divinos viven vidas comunes con una sola excepción: no originan vástagos en los
mundos donde reside; ésa es una restricción universal impuesta a todas las órdenes de los Hijos Paradisiacos de autootorgamiento.
229 §2
20:6.3
Así como Jesús trabajó en vuestro mundo como el hijo del carpintero, del mismo modo otros Hijos Paradisiacos laboran en distintas
capacidades en sus planetas de autootorgamiento. Difícilmente podríais pensar en una vocación que no haya sido adoptada por un Hijo
Paradisiaco en el curso de su autootorgamiento en algún planeta evolutivo del tiempo.
229 §3
20:6.4
Cuando un Hijo encarnado ha aprendido la experiencia del vivir de la vida mortal, cuando ha alcanzado la perfección de armonización con
su Ajustador residente, allí comienza esa parte de su misión planetaria que está diseñada para iluminar la mente e inspirar el alma de sus
hermanos en la carne. Como maestros, estos hijos están dedicados exclusivamente al esclarecimiento espiritual de las razas mortales en
los mundos donde reside.
229 §4
20:6.5
Las andaduras de autootorgamientos mortales de los Micaeles y de los Avonales, aunque comparables en la mayoría de los aspectos, no
son idénticas en todos ellos: un Hijo Magisterial jamás proclama, «el que haya visto al Hijo, ha visto al Padre», así como lo hizo vuestro
Hijo Creador cuando estaba en Urantia y en la carne. Pero un Avonal de autootorgamiento sí declara: «El que me haya visto a mí, ha
visto al Hijo Eterno de Dios». Los Hijos Magistreriales no son descendentes inmediatos del Padre universal, ni tampoco se encarnan
sujetos a la voluntad del Padre; se efunden siempre como Hijos Paradisiacos sujetos a la voluntad del Hijo Eterno del Paraíso.
229 §5
20:6.6
Cuando los Hijos de autootorgamiento, Creadores o Magisteriales, penetran el portal de la muerte, reaparecen al tercer día. Pero no
deberíais albergar la idea de que ellos siempre se encuentran con el trágico fin del Hijo Creador que moró en vuestro mundo hace mil
novecientos años. La experiencia extraordinaria y extrañamente cruel por la que pasó Jesús de Nazaret ha hecho que Urantia sea
conocida localmente como «el mundo de la cruz». No es necesario que un Hijo de Dios sea tratado de una manera tan inhumana, la gran
mayoría de los planetas les ha ofrecido un recibimiento más considerado, permitiéndoles terminar sus andaduras mortales, terminar la
edad, adjudicar a los supervivientes adormecidos, e inaugurar una nueva dispensación, sin sufrir una muerte violenta. Un hijo de
autootorgamiento debe enfrentarse a la muerte, debe pasar a través de la experiencia total y real de los mortales del reino, pero no es
requisito del plan divino que su muerte sea ni violenta ni extraña.
229 §6
20:6.7
Cuando los Hijos encarnados no son puestos a muerte en una forma violenta, éstos abandonan voluntariamente su vida y pasan por los
portales de la muerte, no para satisfacer las demandas de «la justicia severa» o «la ira divina», sino más bien para completar el
autootorgamiento, «para beber la copa» de la andadura de la encarnación y experiencia personal en todo lo que constituye la vida de una
criatura tal como se vive en los planetas de la existencia mortal. El autootorgamiento es una necesidad planetaria y universal, y la muerte
física no es más que una parte necesaria de la misión de el autootorgamiento.
230 §1
20:6.8
Cuando la encarnación mortal se termina, el Avonal de servicio se encamina al Paraíso, es aceptado por el Padre Universal, regresa al
universo local de asignación, y es recibido por el Hijo Creador. De allí en adelante, el Avonal de autootorgamiento y el Hijo Creador
envían su Espíritu de la Verdad conjunto para funcionar en el corazón de las razas mortales que moran en el mundo del
autootorgamiento. En las edades de presoberanía de un universo local, éste es el espíritu conjunto de ambos Hijos, implementado por el
Espíritu Creativo. Difiere un tanto del Espíritu de la Verdad que caracteriza las edades del universo local después de la séptimo
autootorgamiento de un Micael.
230 §2
20:6.9
Cuando se completa el autootorgamiento final de un Hijo Creador, el Espíritu de la Verdad previamente enviado en todos los mundos de
autootorgamiento Avonal de ese universo local cambia de naturaleza, volviéndose más literalmente el espíritu de Micael soberano. Este
fenómeno toma lugar concurrentemente con la liberación del Espíritu de la Verdad para servicio en el planeta de autootorgamiento mortal
de Micael. De allí en adelante, cada mundo honrado por uno autootorgamiento magisterial recibirá el mismo espíritu Confortador del Hijo
Creador séptuplo, en colaboración con el Hijo Magisterial, que el mundo habría recibido si el mismo Soberano del universo local se
hubiese encarnado personalmente como su Hijo de autootorgamiento.
7. LOS HIJOS INSTRUCTORES TRINITARIOS
230 §3
20:7.1
Estos Hijos Paradisiacos altamente personales y altamente espirituales son traídos a la existencia por la Trinidad del Paraíso. Se los
conoce en Havona como la orden de los Dainales.
En Orvontón están registrados como Hijos Instructores Trinitarios, llamados así por su parentesco. En Salvintón a veces se los denomina
Hijos Espirituales Paradisiacos.
230 §4
20:7.2
En número los Hijos Instructores están constantemente en aumento. El último censo universal emitido arrojó para estos Hijos Trinitarios
que funcionan en el universo central y en los suprauniversos cifras de un poco más de veintiún mil millones, y esto excluyendo las
reservas en el Paraíso, que incluyen a más de un tercio de todos los Hijos Instructores Trinitarios en existencia.
230 §5
20:7.3
La orden Dainal de filiación no es parte orgánica de las administraciones de los universos locales o de los suprauniversos. Sus miembros
no son ni creadores ni liberadores, tampoco son jueces ni gobernantes. No se preocupan tanto por la administración del universo sino por
el esclarecimiento moral y el desarrollo espiritual. Son los educadores universales, dedicados al despertar espiritual y a la guía moral de
todos los reinos. Su ministerio está íntimamente interrelacionado con el de las personalidades del Espíritu Infinito y estrechamente
vinculado con la ascensión de las criaturas al Paraíso.
230 §6
20:7.4
Estos Hijos Trinitarios participan de las naturalezas combinadas de las tres Deidades del Paraíso, pero en Havona parecen reflejar más la
naturaleza del Padre Universal. En los suprauniversos parecen semejar la naturaleza del Hijo Eterno, mientras que en las creaciones
locales aparecen con las características del Espíritu Infinito. En todos los universos, ellos son la manifestación del servicio y la discreción
de la sabiduría.
230 §7
20:7.5
A diferencia de sus hermanos Paradisiacos, los Micaeles y los Avonales, los Hijos Instructores Trinitarios no reciben capacitación
preliminar en el universo central. Se les envía directamente a las sedes de los suprauniversos y desde allí son comisionados para el
servicio en un universo local. En su ministerio en estos reinos evolutivos, utilizan la influencia espiritual combinada de un Hijo Creador y
de los Hijos Magisteriales adjuntos, porque los Dainales no poseen un poder de atracción espiritual en sí mismos y por sí mismos.
8. EL MINISTERIO DE LOS DAINALES
EN LOS UNIVERSOS LOCALES
P.231 §1
20:8.1
Los Hijos Espirituales Paradisiacos son seres singulares de origen en la Trinidad y las únicas criaturas trinitarias tan completamente
vinculadas con la conducta de los universos de origen dual. Están dedicados afectuosamente al ministerio de instrucción a las criaturas
mortales y de las órdenes menores de los seres espirituales. Comienzan sus labores en los sistemas locales y, de acuerdo con la
experiencia y el logro, avanzan hacia adentro a través del servicio en las constelaciones a las tareas más elevadas de la creación local.
Después de haber sido certificados, pueden tornarse embajadores espirituales en representación de los universos locales de su servicio.
231 §2
20:8.2
El número exacto de Hijos Instructores en Nebadón no lo conozco; existen muchos miles de ellos. Muchos de los jefes de departamentos
en las facultades Melquisedec pertenecen a esta orden, mientras que el personal combinado de la Universidad normal de Salvintón
comprende a más de cien mil incluyendo a estos Hijos. Grandes números están estacionados en los distintos mundos de capacitación
morontial, pero no se ocupan completamente del avance espiritual e intelectual de las criaturas mortales; se preocupan igualmente por la
instrucción de los seres seráficos y de otros nativos de las creaciones locales. Muchos de sus asistentes se seleccionan de las filas de los
seres trinidizados por criaturas.
231 §3
20:8.3
Los Hijos Instructores componen el cuerpo docente que administra todos los exámenes y conduce todas las pruebas para la capacitación
y certificación de todas las fases de menor rango del servicio universal, desde los deberes de los centinelas de puestos avanzados hasta
los de los estudiantes de astronomía. Ellos conducen un curso de capacitación que dura una edad, que va desde los cursos planetarios
hasta la elevada Facultad de la Sabiduría ubicada en Salvintón.
El reconocimiento del esfuerzo y del logro se otorga a todos, ya sea un mortal ascendente o un querubín ambicioso, que completen estas
aventuras en la sabiduría y la verdad.
231 §4
20:8.4
En todos los universos, todos los Hijos de Dios admiran a estos Hijos Instructores Trinitarios siempre fieles y universalmente eficientes.
Ellos son los maestros excelsos de todas las personalidades espirituales, aun los maestros comprobados y auténticos de los Hijos de
Dios mismos. Pero casi no puedo informaros de los detalles, deberes y funciones sin fin de los Hijos Instructores. El vasto dominio de las
actividades de la filiación Dainal se comprenderá mejor en Urantia cuando hayáis avanzado más en inteligencia, y después de que haya
terminado el aislamiento espiritual de vuestro planeta.
9. EL SERVICIO PLANETARIO DE LOS DAINALES
231 §5
20:9.1
Cuando el progreso de los acontecimientos en un mundo evolutivo indica que el momento es oportuno para iniciar una edad espiritual, los
Hijos Instructores Trinitarios siempre se ofrecen como voluntarios para este servicio. No estáis familiarizados con esta orden de filiación
porque Urantia no ha tenido la experiencia de una edad espiritual, un milenio de esclarecimiento cósmico. Pero los Hijos Instructores aún
actualmente visitan vuestro mundo con el fin de formular planes relativos a su permanencia futura en vuestra esfera. Aparecerán en
Urantia una vez que sus habitantes hayan ganado una liberación comparativa de las cadenas del animalismo y de las ataduras del
materialismo.
231 §6
20:9.2
Los Hijos Instructores Trinitarios nada tienen que hacer con la terminación de las dispensaciones planetarias. Ni juzgan a los muertos ni
trasladan a los vivos, pero en cada misión planetaria van acompañados de un Hijo Magisterial que realiza estos servicios. Los Hijos
Instructores se ocupan enteramente de la iniciación de una edad espiritual, de los albores de la era de realidades espirituales en un
planeta evolutivo. Hacen realidad las contrapartes espirituales del conocimiento material y de la sabiduría del tiempo.
232 §1
20:9.3
Los Hijos Instructores generalmente permanecen en sus planetas de visitación por mil años de tiempo planetario. Un Hijo Instructor
preside el reino milenario planetario y es asistido por setenta colaboradores de su orden. Los Dainales no se encarnan ni se materializan
de otras maneras que sean visibles a los seres mortales; por lo tanto el contacto con el mundo de visitación se mantiene mediante las
actividades de las Brillantes Estrellas Vespertinas, personalidades del universo local que están vinculadas con los Hijos Instructores
Trinitarios.
232 §2
20:9.4
Los Dainales pueden regresar muchas veces a un mundo habitado, y después de su misión final, el planeta entrará en un estado
establecido de esfera de luz y vida, la meta evolutiva de todos los mundos habitados por mortales de la presente edad universal. El
Cuerpo de los Mortales de Finalidad tiene mucho que ver con las esferas establecidas en luz y vida, y sus actividades planetarias se
tocan con las de los Hijos Instructores. En efecto, la entera orden de filiación Dainal está íntimamente vinculada con todas las fases de la
actividad de los finalizadores en las creaciones evolutivas del tiempo y del espacio.
232 §3
20:9.5
Los Hijos Instructores Trinitarios parecen estar tan completamente identificados con el régimen de la progresión mortal a través de las
etapas primitivas de la ascensión evolutiva, que frecuentemente somos llevados a especular sobre su posible vinculación con los
finalizadores en la andadura no revelada de los universos futuros. Observamos que los administradores de los suprauniversos son parte
personalidades de origen en la Trinidad y parte criaturas evolutivas ascendentes abarcadas por la Trinidad. Creemos firmemente que los
Hijos Instructores y los finalizadores están ahora dedicados a adquirir la experiencia de la vinculación temporal que puede ser
capacitación preliminar para prepararles para una vinculación estrecha en algún destino futuro no revelado. En Uversa es nuestra
creencia que, cuando los suprauniversos finalmente estén establecidos en luz y vida, estos Hijos Instructores Paradisiacos, que se han
familiarizado tan profundamente con los problemas de los mundos evolutivos y se han vinculado por tanto tiempo con la andadura de los
mortales evolutivos, probablemente serán transferidos a la vinculación eterna con el Cuerpo de Finalizadores en el Paraíso.
10. EL MINISTERIO UNIDO DE LOS HIJOS PARADISIACOS
232 §4
20:10.1
Todos los Hijos de Dios Paradisiacos son de origen y naturaleza divina. En el trabajo de cada Hijo Paradisiaco para el bien de cada
mundo, es como si ese Hijo de servicio fuera el primero y único Hijo de Dios.
232 §5
20:10.2
Los Hijos Paradisiacos son la presentación divina de las naturalezas actuantes de las tres personas de la Deidad a los dominios del
tiempo y del espacio. Los Hijos Creadores, Magisteriales e Instructores son los dones de las Deidades eternas a los hijos de los mortales
y a todas las demás criaturas universales de potencial de ascensión. Estos Hijos de Dios son los ministros divinos que se dedican
incesantemente a la tarea de ayudar a las criaturas del tiempo para que alcancen el elevado objetivo espiritual de la eternidad.
232 §6
20:10.3
En los Hijos Creadores, el amor del Padre Universal se combina con la misericordia del Hijo Eterno y se revela a los universos locales en
el poder creativo, el ministerio amante, y la soberanía comprensiva de los Micaeles. En los Hijos Magisteriales, la misericordia del Hijo
Eterno, unida con el ministerio del Espíritu Infinito, se revela a los dominios evolutivos en las andaduras de estos Avonales de juicio,
servicio y autootorgamiento. En los Hijos Instructores Trinitarios el amor, misericordia y ministerio de las tres Deidades del Paraíso se
coordinan en los más elevados niveles de valor espacio-temporal y se presentan a los universos como verdad viviente, bondad divina, y
verdadera belleza espiritual.
233 §1
20:10.4
En los universos locales, estas órdenes de filiación colaboran para revelar las Deidades del Paraíso a las criaturas del espacio; como
Padre de un universo local, un Hijo Creador retrata el carácter infinito del Padre Universal. Como Hijos de autootorgamiento de
misericordia, los Avonales revelan la naturaleza incomparable del Hijo Eterno de infinita compasión. Como verdaderos maestros de las
personalidades ascendentes, los Hijos Dainales Trinitarios revelan la personalidad de maestro del Espíritu Infinito. Los Micaeles, los
Avonales y los Dainales en su cooperación divinamente perfecta contribuyen a la actualización y revelación de la personalidad y
soberanía de Dios Supremo en los universos del tiempo y del espacio y para los mismos. En la armonía de sus actividades triunas estos
Hijos de Dios Paradisiacos funcionan siempre a la vanguardia de las personalidades de la Deidad al seguir la expansión inacabable de la
divinidad de la Primera Gran Fuente y Centro desde la sempiterna Isla del Paraíso hacia las profundidades desconocidas del espacio.
233 §2
20:10.5 |
[Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
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