DOCUMENTO 111
EL MODELADOR Y EL ALMA
1215§1
111:0.1
La
presencia del Modelador divino en la mente humana hace imposible para siempre que la ciencia o la filosofía alcancen una
comprensión satisfactoria del alma evolutiva de la personalidad humana. El alma morontial es hija del universo y tan sólo se la
puede llegar a conocer a través del discernimiento cósmico y del descubrimiento espiritual.
1215§2
111:0.2
El concepto de un alma y de un espíritu residente no es nuevo en Urantia; ha aparecido frecuentemente en los diversos
sistemas de creencia del planeta. Muchas de las fes orientales, así como también algunas de las occidentales han percibido
que el hombre es divino en su linaje, así como también humano en su herencia. La sensación de la presencia interior, además
de la omnipresencia exterior de la Deidad, por largo tiempo ha formado parte de muchas religiones urantianas. Los hombres
han creído por mucho tiempo que existe algo que crece dentro de la naturaleza humana, algo vital que está destinado a
perdurar más allá del corto tramo de la vida temporal.
1216§2
111:1.1
Aunque la tarea de los Modeladores es de naturaleza espiritual, deben, por fuerza, hacer todo su trabajo sobre una base
intelectual. La mente es el terreno humano del cual el espíritu Preceptor debe evolucionar el alma morontial con la cooperación
de la personalidad anfitriona.
1216§4
111:1.3
La mente material es la arena en la cual viven las personalidades humanas, tienen autoconciencia, toman decisiones, eligen a
Dios o lo abandonan, se eternizan o se destruyen a sí mismos.
1216§5
111:1.4
La evolución material te ha proveído con una máquina vital, tu cuerpo; el Padre mismo te ha dotado de la realidad espiritual
más pura conocida en el universo, tu Modelador del Pensamiento. Pero en tus manos, sujeta a tu libre albedrío, se te ha dado
la mente, y es por la mente por la que vives o mueres. Es dentro de la mente y con la mente que tomas esas decisiones
morales que te permiten alcanzar semejanza con el Modelador, que es semejanza con Dios.
1217§2
111:1.7
La mente evolutiva es tan sólo estable y confiable cuando se manifiesta en los dos extremos de la intelectualidad cósmica: el
extremo totalmente mecanizado y el extremo totalmente espiritualizado. Entre los extremos intelectuales del puro control
mecánico y de la verdadera naturaleza espiritual se interpone ese enorme grupo de mentes en evolución y en ascensión cuya
estabilidad y tranquilidad dependen de la elección de la personalidad y de la identificación con el espíritu.
1217§4
111:1.9
La mente es tu buque, el Modelador es tu piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del barco mortal debería tener la
sabiduría de confiar en el piloto divino para guiar a su alma ascendente a los puertos morontiales de la supervivencia eterna.
Sólo mediante el egoísmo, la pereza y el pecado puede la voluntad del hombre rechazar la guía de un piloto tan amante y
finalmente naufragar su andadura mortal en los acantilados malignos de la misericordia rechazada y contra las rocas del
pecado aceptado. Con tu consentimiento, este piloto fiel te conducirá con seguridad a través de las barreras del tiempo y de los
obstáculos del espacio a la fuente misma de la mente divina y aun más allá, aun hasta el Padre Paradisiaco de los
Modeladores.
1217§5
111:2.1
A lo largo y a lo ancho de las funciones mentales de la inteligencia cósmica, la totalidad de la mente domina las partes de la
función intelectual. La mente, en su esencia, es una unidad funcional; por lo tanto, la mente no deja nunca de manifestar esta
unidad constitutiva, aun cuando se encuentra dificultada y obstaculizada por las acciones y elecciones tontas de un yo
descarriado. Y esta unidad de la mente invariablemente busca la coordinación del espíritu en todos los niveles de su
vinculación con los yo de dignidad volitiva y prerrogativas de ascensión.
1218§2
111:2.4
Existen tres y no dos factores en la creación evolutiva de tal alma inmortal. Estos tres antecedentes del alma morontial humana
son:
1218§6
111:2.8
Desde hace mucho los seres intermedios han denominado esta alma evolutiva del hombre la mente intermedia, para
distinguirla de la mente material o más modesta y la mente cósmica o más elevada. Esta mente intermedia es realmente un
fenómeno morontial, puesto que existe en el reino entre lo material y lo espiritual. El potencial de tal evolución morontial es
inherente en los dos impulsos universales de la mente: el impulso de la mente finita de la criatura de conocer a Dios y alcanzar
la divinidad del Creador, y el impulso de la mente infinita del Creador de conocer al hombre y alcanzar la experiencia de la
criatura.
1218§9
111:3.1
Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden atrasar marcadamente la evolución del
alma, aunque no pueden inhibir dicho fenómeno morontial una vez que éste haya sido iniciado por el Modelador residente con
el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero en cualquier momento, previamente a la muerte mortal, esta misma
voluntad material y humana tiene el poder de rescindir dicha elección y rechazar la supervivencia. Aun después de la
supervivencia el mortal ascendente aún retiene esta prerrogativa de elección de rechazo de la vida eterna; en cualquier
momento antes de la fusión con el Modelador la criatura en evolución y en ascensión puede elegir abandonar la voluntad del
Padre del Paraíso. La fusión con el Modelador señala el hecho de que el mortal ascendente ha elegido perdurablemente, y sin
ninguna reserva, a hacer la voluntad del Padre.
1219§7
111:4.1
El reconocimiento es un proceso intelectual que consiste en ubicar las impresiones sensoriales recibidas del mundo exterior en
los esquemas de la memoria del individuo. Comprender implica que esas impresiones sensoriales reconocidas y sus
esquemas de memoria vinculados han sido integrados u organizados en una red dinámica de principios.
1220§2
111:4.3
Todos los avances de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la humanidad. Es tan sólo la vida interior la que
es realmente creadora. Las civilizaciones difícilmente podrán progresar si la mayoría de la juventud de cualquier generación
dedica sus intereses y energías al perseguimiento materialista del mundo sensorial o exterior.
1220§5
111:4.6
Los cristales de nieve son siempre de forma hexagonal, pero no hay dos que sean idénticos. Los niños corresponden a tipos,
pero no hay dos que sean exactamente idénticos, aun en el caso de los mellizos. La personalidad concuerda con los tipos, pero
es siempre única.
1220§6
111:4.7
La felicidad y el regocijo se originan en la vida interior. No puedes experimentar verdadero regocijo completamente solo. Una
vida solitaria es fatal para la felicidad. Aun las familias y las naciones disfrutarán más de la vida si la comparten con otros.
1220§7
111:4.8
No puedes controlar completamente el mundo exterior el medio ambiente. Es la creatividad del mundo interior la que está más
sujeta a tu dirección porque allí tu personalidad está tan grandemente liberada de las cadenas de las leyes de la causalidad
antecedente. Existe en vinculación con la personalidad una soberanía limitada de la voluntad.
1221§1
111:4.12
La creatividad interior contribuye a ennoblecer el carácter a través de la integración de la personalidad y de la unificación del
yo. Es por siempre verdad: el pasado es incambiable; tan sólo el futuro puede ser cambiado por el ministerio de la creatividad
presente del yo interior.
1221§2
111:5.1
Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una exhibición de la disposición de la criatura a compartir la vida interior con
Dios: con el mismo Dios que ha hecho posible esa vida de valor y significado interior para la criatura. Compartir es semejante a
Dios: es divino. Dios comparte todo con el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito y ellos a su vez comparten todas las cosas con los
Hijos divinos y las Hijas espíritu de los universos.
1221§8
111:6.1
Muchos de los problemas temporales del hombre mortal surgen de su relación dual con el cosmos. El hombre es parte de la
naturaleza —existe en la naturaleza— y sin embargo es capaz de trascender la naturaleza. El hombre es finito, pero reside
dentro de él un destello de infinitud. Dicha situación dual no sólo provee el potencial para el mal sino que también engendra
muchas situaciones sociales y morales cargadas de gran incertidumbre y considerable ansiedad.
1222§2
111:6.3
El problema del pecado no es autoexistente en el mundo finito. El hecho de la finitud no es malo ni pecaminoso. Un Creador
infinito hizo al mundo finito —es la obra de sus Hijos divinos— y por lo tanto debe ser bueno. Es el mal uso, la distorsión y la
perversión de lo finito lo que da origen al mal y al pecado.
1222§3
111:6.4
El espíritu puede dominar a la mente; entonces la mente puede controlar la energía. Pero la mente puede controlar la energía
sólo a través de su propia manipulación inteligente de los potenciales metamórficos inherentes en el nivel matemático de las
causas y efectos de los dominios físicos. La mente de la criatura no controla inherentemente la energía; esa es una
prerrogativa de la Deidad. Pero la mente de las criaturas puede manipular la energía —y lo hace— en cuanto se vuelve experta
en los secretos de la energía del mundo físico.
1222§7
111:6.8
Es tan sólo natural que el hombre mortal sufra sentimientos de inseguridad al verse inextricablemente atado a la naturaleza
mientras posee al mismo tiempo poderes espirituales totalmente trascendentes a todas las cosas temporales y finitas. Sólo la
confianza religiosa —la fe viviente— puede sostener al hombre entre estos problemas tan difíciles y confusos.
1223§1
111:6.9
De todos los peligros que acechan la naturaleza mortal del hombre y arriesgan su integridad espiritual, el orgullo es el peor. La
valentía es valerosa, pero el egocentrismo es vanaglorioso y suicida. Una autoconfianza razonable no ha de ser deplorada. La
habilidad del hombre de transcenderse a sí mismo es lo que lo distingue del reino animal.
1223§2
111:6.10
El orgullo es engañoso, intoxicante, y originador del pecado tanto en el individuo como en el grupo, en la raza o en la nación.
Es literalmente verdad, «Antes del quebrantamiento es la soberbia».
1223§3
111:7.1
La incertidumbre con seguridad es la esencia de la aventura al Paraíso: incertidumbre en el tiempo y en la mente,
incertidumbre en cuanto a los acontecimientos del ascenso progresivo al Paraíso; seguridad en el espíritu y en la eternidad,
seguridad en la confianza incondicionada del hijo criatura en la compasión divina y el infinito amor del Padre Universal;
incertidumbre como ciudadano inexperto del universo; seguridad como hijo ascendente en las moradas del universo de un
Padre todopoderoso, omnisapiente y omniamante.
1223§4
111:7.2
¿Puedo yo aconsejarte que atiendas al eco distante del fiel llamado del Modelador a tu alma? El Modelador residente no puede
detener, ni siquiera materialmente alterar, tu andadura de lucha en el tiempo; el Modelador no puede disminuir las dificultades
de la vida mientras atraviesas este mundo de trabajo agotador. El residente divino tan sólo puede pacientemente soportar
mientras que luchas la batalla de la vida tal como se la vive en tu planeta; pero podrías, si tan sólo quisieras —al trabajar y
preocuparte, al luchar y trabajar— permitir que el valiente Modelador luche contigo y para ti. Podrías ser reconfortado e
inspirado de este modo, seducido y cautivado, si permitieses que el Modelador te traiga constantemente las ilustraciones del
verdadero motivo, el objetivo final y el propósito eterno de esta difícil lucha hacia arriba contra los problemas comunes de tu
mundo material presente.
1223§7
111:7.5
«Muchas de mis dificultades se debieron al conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto: el impulso de la
ambición opuesto a la indolencia animal; los ideales de un pueblo superior mezclados con los instintos de una raza inferior; los
altos propósitos de una gran mente antagonizados por el impulso de una herencia primitiva; la visión a largo plazo de un
Preceptor perspicaz contrapuesta a la miopía de una criatura del tiempo; los planes progresivos de un ser ascendente
modificados por los deseos y anhelos de una naturaleza material; los destellos de la inteligencia universal cancelados por los
mandatos químico-energéticos de la raza en evolución; el impulso de los ángeles opuesto por las emociones de un animal; el
adiestramiento de un intelecto anulado por las tendencias del instinto; la experiencia del individuo opuesta por las propensiones
acumuladas de la raza; los fines de los mejores sobrecogidos por la corriente de los peores; el destello de genio neutralizado
por la gravedad de la mediocridad; el progreso de lo bueno retardado por la inercia de lo malo; el arte de lo hermoso manchado
por la presencia del mal; la fuerza de la salud neutralizada por la debilidad de la enfermedad; la fuente de la fe contaminada
por los venenos del temor; el manantial del regocijo amargado por las aguas del dolor; la felicidad de la anticipación
desilusionada por la amargura de la realización; los regocijos del vivir constantemente amenazados por los dolores de la
muerte. ¡Qué vida y en qué planeta! Y sin embargo, debido a la ayuda e impulso constantemente presentes del Modelador del
Pensamiento, esta alma alcanzó un justo grado de felicidad y éxito y aun ahora ha ascendido a los salones de juicio de los
mundos de morada».
1215§3
111:0.3
Antes de que el hombre se dio cuenta de que un espíritu divino engendró su alma en evolución, se creía que ésta residía en
diversos órganos físicos: el ojo, el hígado, el riñón, el corazón, y más adelante, el cerebro. El salvaje asociaba el alma con la
sangre, el aliento, la sombra y aun con el reflejo del yo en el agua.
1215§4
111:0.4
En el concepto del atman los maestros hindúes verdaderamente se aproximaron a una apreciación de la naturaleza y presencia
del Modelador, pero no supieron distinguir la copresencia del alma en evolución y potencialmente inmortal. Los chinos sin
embargo reconocieron dos aspectos del ser humano, el yang y el yin, el alma y el espíritu. Los egipcios y muchas tribus
africanas también creían en dos factores, el ka y el ba; por lo general no se consideraba el alma preexistente, tan sólo el
espíritu.
1215§5
111:0.5
Los habitantes del valle del Nilo creían que todo individuo favorecido había recibido como don, al tiempo de su nacimiento, o
poco después, un espíritu protector que llamaban el ka. Enseñaban que este espíritu guardián permanecía con el sujeto mortal
a lo largo de la vida y pasaba delante de él al estado futuro. En las paredes de un templo de Luxor, se ilustra el nacimiento de
Amenhotep III, y el pequeño príncipe se retrata en los brazos del dios del Nilo, y junto a él hay otro niño, de apariencia idéntica
al príncipe, que es un símbolo de esa entidad que los egipcios llamaban el ka. Esta imagen esculpida se completó en el siglo
quince antes de Cristo.
1215§6
111:0.6
El ka se consideraba un genio espiritual superior que deseaba guiar al alma mortal vinculada hacia caminos mejores de vida
temporal pero, más específicamente, influir sobre las fortunas del sujeto humano en el más allá. Cuando un egipcio de este
período moría, se esperaba que su ka lo estaría aguardando del otro lado del Gran Río. Al principio, se suponía que tan sólo
los reyes tenían ka, pero finalmente se llegó a creer que todos los hombres rectos los poseían. Un gobernante egipcio, al
hablar del ka dentro de su corazón dijo: «No hice caso omiso de sus palabras; temía transgredir su guía. Por ello prosperé
grandemente; así que triunfé en virtud de lo que se me indujo que hiciera; fui distinguido por su guía». Muchos creían que el ka
era un «oráculo de Dios en todos». Muchos creían que debían de «transcurrir la eternidad con el regocijo del corazón en el
favor del Dios que está en ti».
1216§1
111:0.7
Cada raza de mortales urantianos evolutivos tiene una palabra que equivale al concepto del alma. Muchos pueblos primitivos
creían que el alma observaba el mundo a través de los ojos humanos; por ello temían tan intensamente la malevolencia del
mal de ojo. Por mucho tiempo han creído que «el espíritu del hombre es la lámpara del Señor». Dice el Rig Veda: «Mi mente
habla a mi corazón».
1216§3
111:1.2
Existe una unidad cósmica en los distintos niveles mentales del universo de los universos. Los yo intelectuales tienen su origen
en la mente cósmica tal como las nebulosas tienen su origen en las energías cósmicas del espacio universal. En el nivel
humano (por lo tanto personal) de los yos intelectuales, el potencial de evolución espiritual se torna dominante con el
consentimiento de la mente moral, debido a las dotes espirituales de la personalidad humana, juntamente con la presencia
creadora de una entidad de valor absoluto en tales yo humanos. Pero tal dominio del espíritu sobre la mente material requiere
dos experiencias: esta mente debe haber evolucionado a través del ministerio de los siete espíritus ayudantes de la mente, y el
yo material (personal) debe elegir cooperar con el Modelador residente para crear y fomentar el yo morontial, el alma evolutiva
y potencialmente inmortal.
1216§6
111:1.5
La mente mortal es un sistema temporal de intelecto prestado a los seres humanos para uso durante una vida material, y
según usen esta mente, estarán o aceptando o rechazando el potencial de la existencia eterna. La mente es prácticamente todo
lo que tienes de realidad universal que está sujeta a tu voluntad, y el alma —el yo morontial— ilustrará fielmente la cosecha de
las decisiones temporales que hace el yo mortal. La conciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo
electroquímico que está más abajo, y toca delicadamente el sistema de energía espíritu-morontial que está más arriba.
Durante su vida mortal, el ser humano nunca está plenamente consciente de ninguno de estos dos sistemas; por lo tanto debe
trabajar en la mente, de la cual está consciente. Y no es tanto lo que la mente comprende, sino más bien lo que desea
comprender, aquello que asegura la supervivencia; no es tanto cómo es la mente, sino cómo está tratando de ser la mente lo
que constituye la identificación espiritual. No es tanto que el hombre está consciente de Dios cuanto que el hombre anhela a
Dios lo que resulta en la ascensión en el universo. Lo que eres hoy no es tan importante como lo que llegas a ser día a día y en
la eternidad.
1217§1
111:1.6
La mente es el instrumento cósmico sobre el cual la voluntad humana puede tocar la discordia de la destrucción, o sobre el
cual esta misma voluntad puede extraer las melodías exquisitas de la identificación con Dios y la consiguiente supervivencia
eterna. El Modelador donado al hombre es, en último análisis, impermeable al mal e incapaz de pecar, pero la mente mortal
puede efectivamente ser distorsionada, torcida y volverse malvada y fea por las maquinaciones pecaminosas de una voluntad
humana perversa y autogratificante. Del mismo modo esta mente puede tornarse noble, bella, verdadera y buena —realmente
grande— de acuerdo con la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano que conoce a Dios.
1217§3
111:1.8
Pero el hombre no rinde su voluntad pasiva y servilmente al Modelador. Más bien elige activa, positiva y cooperativamente
seguir la guía del Modelador cuando y como dicha guía difiere conscientemente de los deseos e impulsos de la mente mortal
natural. Los Modeladores manipulan pero nunca dominan la mente del hombre contra su voluntad; para los Modeladores la
voluntad humana es suprema. Y así respetan y reverencian la voluntad humana mientras intentan alcanzar los objetivos
espirituales de la modelación del pensamiento y la transformación del carácter en la arena casi sin límites del intelecto humano
en evolución.
1217§6
111:2.2
La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que lleva el tejido morontial sobre el cual el Modelador del
Pensamiento residente teje los diseños espirituales de un carácter universal de valores duraderos y significados divinos: un
alma superviviente de destino último y andadura sin fin, un finalizador potencial.
1218§1
111:2.3
La personalidad humana se identifica con la mente y el espíritu, vinculados en enlace funcional por la vida en un cuerpo
material. Este enlace funcional de mente y espíritu no da como resultado una combinación de las cualidades o atributos de la
mente y del espíritu, sino más bien da un valor universal enteramente nuevo, original y único de perduración potencialmente
eterna: el alma.
1218§3
111:2.5
1.
La mente humana y todas las influencias cósmicas antecedentes a ella y relacionadas con ella.
1218§4
111:2.6
2.
El espíritu divino que mora en esta mente humana y todos los potenciales inherentes en tal fragmento de espiritualidad
absoluta juntamente con todas las influencias y factores espirituales vinculados en la vida humana.
1218§5
111:2.7
3.
La relación entre la mente material y el espíritu divino, que connota un valor y lleva un significado que no se encuentran en
ninguno de los factores contribuyentes a dicha vinculación. La realidad de esta relación singular no es ni material ni espiritual,
sino morontial. Es el alma.
1218§7
111:2.9
Esta transacción excelsa de evolución del alma inmortal es posible porque la mente mortal es primero personal y, segundo,
está en contacto con las realidades supraanimales; posee una dote supramaterial de ministerio cósmico que asegura la
evolución de una naturaleza mortal capaz de hacer decisiones morales, efectuando de este modo un contacto creador bona
fide con los ministros espirituales vinculados y con el Modelador del Pensamiento residente.
1218§8
111:2.10
El resultado inevitable de tal espiritualización por contacto de la mente humana es el nacimiento gradual de un alma, el
vástago conjunto de una mente ayudante dominada por una voluntad humana que ansía conocer a Dios, trabajando en enlace
con las fuerzas espirituales del universo que están bajo el control de un fragmento real del Dios mismo de toda creación: el
Preceptor Misterioso. Así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de vida
física y alcanza una nueva expresión y una nueva identificación en el vehículo en evolución para la continuidad del yo: el alma
morontial e inmortal.
1219§1
111:3.2
Durante la vida en la carne, el alma en evolución tiene la posibilidad de reforzar las decisiones supramateriales de la mente
mortal. Siendo supramaterial, el alma no funciona por sí misma en el nivel material de la experiencia humana. Tampoco puede
esta alma subespiritual, sin la colaboración de algún espíritu de la Deidad, tal como el Modelador, funcionar por encima del
nivel morontial. Tampoco toma el alma las decisiones finales hasta que la muerte o la traslación al cielo la divorcien de la
vinculación material con la mente mortal, excepto cuando y si esta mente material delega dicha autoridad, libremente y de
buena gana, a dicha alma morontial de función vinculada. Durante la vida la voluntad mortal, el poder de la personalidad de
decisión y elección reside en los circuitos materiales de la mente; a medida que procede el crecimiento mortal terrestre, este
yo, con sus invalorables poderes de elección, se vuelve cada vez más identificado con la entidad emergente alma morontial;
después de la muerte y después de la resurrección en el mundo de morada, la personalidad humana está completamente
identificada con el yo morontial. El alma, de este modo, es el embrión del futuro vehículo morontial de la identidad de la
personalidad.
1219§2
111:3.3
Al principio, esta alma inmortal, es de naturaleza totalmente morontial, pero posee tal capacidad de desarrollo que
invariablemente asciende a los niveles de verdadero espíritu de valor de fusión con los espíritus de la Deidad, generalmente
con el mismo espíritu del Padre Universal que inició tal fenómeno creador en la mente de la criatura.
1219§3
111:3.4
Tanto la mente humana como el Modelador divino están conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma en
evolución —el Modelador plenamente, la mente parcialmente—. El alma se vuelve cada vez más consciente tanto de la mente
como del Modelador como identidades vinculadas, proporcionalmente a su propio crecimiento evolutivo. El alma comparte las
cualidades tanto de la mente humana como del espíritu divino, pero persistentemente evoluciona hacia el aumento del control
espiritual y del dominio divino a través de la acción de fomentar una función de la mente cuyos significados tratan de coordinar
con el verdadero valor espiritual.
1219§4
111:3.5
La andadura mortal, la evolución del alma, es no tanto un período de prueba como un período de capacitaciòn. La fe en la
supervivencia de los valores supremos es el corazón de la religión; la experiencia religiosa genuina consiste en la unión de los
valores supremos y de los significados cósmicos como una realización de la realidad universal.
1219§5
111:3.6
La mente conoce cantidad, realidad y significados. Pero la cualidad —los valores— se sienten. Lo que siente es la creación
mutua de la mente, que sabe, y del espíritu vinculado, que la hace real.
1219§6
111:3.7
Siempre y cuando el alma morontial evolutiva del hombre se satura de verdad, belleza y bondad como valor-realización de la
conciencia acerca de Dios, el ser resultante se volverá indestructible. Si no hay supervivencia de los valores eternos en el alma
evolutiva del hombre, entonces la existencia mortal no tiene significado, y la vida misma es una ilusión trágica. Pero es por
siempre verdad: lo que vosotros comenzáis en el tiempo, terminaréis indudablemente en la eternidad —si es que vale la pena
terminarlo—.
1220§1
111:4.2
Los significados se derivan de la combinación del reconocimiento y la comprensión. Los significados son inexistentes en un
mundo totalmente material o sensorial. Los significados y los valores se perciben tan sólo en las esferas más interiores o
supramateriales de la experiencia humana.
1220§3
111:4.4
Los mundos interior y exterior tienen un esquema de valores distinto. Cualquier civilización se encuentra en peligro si tres
cuartos de su juventud se dedican a profesiones materialistas y al perseguimiento de las actividades sensoriales del mundo
exterior. La civilización corre peligro cuando la juventud deja de interesarse en la ética, la sociología, la eugenesia, la filosofía,
las artes, la religión y la cosmología.
1220§4
111:4.5
Sólo en los niveles más elevados de la mente supraconsciente a medida que se inmiscuye en el mundo espiritual de la
experiencia humana, podéis encontrar esos conceptos más elevados en vinculación con los modelos originales eficaces que
contribuirán a la construcción de una civilización mejor y más duradera. La personalidad es inherentemente creadora, pero
funciona así tan sólo en la vida interior del individuo.
1220§8
111:4.9
Puesto que esta vida interior del hombre es verdaderamente creadora, cada persona tiene la responsabilidad de elegir si esta
creatividad será espontánea y totalmente azarosa, o controlada, dirigida y constructiva. ¿Cómo puede una imaginación
creativa producir niños valiosos si el escenario sobre el que actúa ya está atiborrado de prejuicio, odio, temores,
resentimientos, venganza e intolerancias?
1220§9
111:4.10
Las ideas pueden originarse en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales nacen sólo en los reinos creadores del
mundo interior. Actualmente las naciones del mundo son dirigidas por hombres que tienen superabundancia de ideas, pero
gran pobreza de ideales. Esta es la explicación de la pobreza, divorcio, guerra, y odios raciales.
1220§10
111:4.11
Este es el problema: si el hombre que goza de libre albedrío está dotado de poderes de creatividad en su fuero interior,
debemos reconocer entonces que la creatividad de libre albedrío comprende el potencial de la destructividad por el libre
albedrío. Y cuando la creatividad se torna destructividad, os enfrentáis con la devastación del mal y del pecado: la opresión, la
guerra y la destrucción. El mal es una parcialidad de la creatividad que tiende hacia la desintegración y destrucción final. Todo
conflicto es malo en cuanto inhibe la función creadora de la vida interior: es una especie de guerra civil en la personalidad.
1221§3
111:5.2
La imitación de Dios es la clave para la perfección; hacer su voluntad es el secreto de la supervivencia y de la perfección en la
supervivencia.
1221§4
111:5.3
Los mortales viven en Dios, y así Dios ha querido vivir en los mortales. Así como los hombres se confían en él, del mismo
modo él, y en primer término, ha confiado una porción de sí mismo para que esté con los hombres; ha consentido en vivir en
los hombres y residir en los hombres sujeto a la voluntad humana.
1221§5
111:5.4
La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la vida próxima, el servicio en la eternidad: todos éstos se
logran (en el espíritu) ahora cuando la personalidad de la criatura consiente —elige— someter la voluntad de la criatura a la
voluntad del Padre. Y el Padre ya ha elegido hacer que un fragmento de sí mismo esté sujeto a la voluntad de la personalidad
de la criatura.
1221§6
111:5.5
Esta elección de la criatura no es un rendimiento de la voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la
voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad; tal elección eleva la voluntad de la criatura del
nivel de significado temporal a ese estado tanto más elevado en el que la personalidad del hijo criatura comulga con la
personalidad del Padre espíritu.
1221§7
111:5.6
Esta elección de la voluntad del Padre es el hallazgo espiritual del Padre espíritu por el hombre mortal, aunque deba pasar una
edad antes de que el hijo criatura pueda verdaderamente encontrarse de hecho ante la presencia de Dios en el Paraíso. Esta
elección no consiste tanto en la negación de la voluntad de la criatura: «Que se haga no mi voluntad sino la tuya»; sino que
consiste en la afirmación positiva de la criatura: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad». Y si se hace esta elección, tarde o
temprano el hijo que eligió a Dios hallará una unión interior (fusión) con el fragmento residente de Dios, mientras que este
mismo hijo en perfeccionamiento encontrará suprema satisfacción de la personalidad en la comunión adoradora de la
personalidad del hombre y la personalidad de su Hacedor, dos personalidades cuyos atributos creativos se unen eternamente y
autovolitivamente en una mutualidad de expresión: el nacimiento de otra unión eterna de la voluntad del hombre y la voluntad
de Dios.
1222§1
111:6.2
La valentía que se requiere para efectuar la conquista de la naturaleza y trascender a sí mismo es una valentía que puede
sucumbir ante las tentaciones del autoorgullo. El mortal que puede trascender a sí mismo podría rendirse a la tentación de
deificar su propia autoconciencia. El dilema mortal consiste en el doble hecho de que el hombre está encadenado a la
naturaleza mientras que al mismo tiempo posee una libertad única: la libertad de la elección y acción espiritual. En los niveles
materiales el hombre se encuentra subsirviente a la naturaleza, mientras que en los niveles espirituales triunfa sobre la
naturaleza y sobre todas las cosas temporales y finitas. Dicha paradoja es inseparable de la tentación, del mal potencial, de los
errores de decisión, y cuando el yo se vuelve orgulloso y arrogante, es posible que evolucione el pecado.
1222§4
111:6.5
Cuando el hombre desea modificar la realidad física, sea ésta él mismo o su medio ambiente, lo consigue hasta el punto en
que haya descubierto los caminos y maneras de controlar la materia y dirigir la energía. La mente sin asistencia es impotente
para influir sobre lo material, salvo sobre su propio mecanismo físico, con el cual está ineludiblemente vinculado. Pero a través
del uso inteligente del mecanismo del cuerpo, el hombre puede crear otros mecanismos, aun relaciones energéticas y enlaces
vivientes, mediante la utilización de los cuales la mente puede controlar cada vez más y aun dominar su nivel físico en el
universo.
1222§5
111:6.6
La ciencia es la fuente de los hechos, y la mente no puede operar sin hechos. Son los ladrillos en la construcción de la
sabiduría que están cementados unos a otros por la experiencia de la vida. El hombre puede encontrar, aun sin hechos, el
amor de Dios, y el hombre puede descubrir, aun sin amor, las leyes de Dios, pero el hombre no puede jamás comenzar a
apreciar la infinita simetría, la armonía excelsa, la exquisita plenitud de la naturaleza, que todo lo comprende, de la Primera
Fuente y Centro hasta no haber encontrado la ley divina y el amor divino y haber unificado vivencialmente estos elementos en
su propia filosofía cósmica evolutiva.
1222§6
111:6.7
La expansión del conocimiento material permite una mayor apreciación intelectual del significado de las ideas y de los valores
de los ideales. Un ser humano puede hallar la verdad en su experiencia interior, pero necesita un claro conocimiento de los
hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias cruelmente prácticas de la vida diaria.
1223§5
111:7.3
¿Por qué no ayudas al Modelador en su tarea de mostrarte la contraparte espiritual de todos estos cansadores esfuerzos
materiales? ¿Por qué no permites que el Modelador te fortifique con las verdades espirituales del poder espiritual mientras
luchas con las dificultades temporales de la existencia de las criaturas? ¿Por qué no alientas a este ayudante celestial a que te
alegre con la visión clara del enfoque eterno de la vida universal mientras contemplas perplejo los problemas de la hora
pasajera? ¿Por qué te rehúsas ser esclarecido e inspirado por el punto de vista universal mientras sufres entre las dificultades
del tiempo y te pierdes en el laberinto de las incertidumbres que acosan tu viaje en la vida mortal? ¿Por qué no permitir que el
Modelador espiritualice tu pensamiento, aunque tu pies deban caminar por las avenidas materiales de las empresas terrestres?
1223§6
111:7.4
Las razas humanas más elevadas de Urantia están mezcladas en forma compleja; son una combinación de muchas razas y
linajes de orígenes diferentes. Esta naturaleza compuesta hace extremadamente difícil el trabajo eficiente de los Preceptores
durante la vida y aumenta indudablemente los problemas tanto del Modelador como del serafín guardián después de la muerte.
No hace mucho estuve yo presente en Salvintón y escuché a un guardián del destino presentar una declaración formal como
disculpa de las dificultades de ministrar a su sujeto mortal. Este serafín dijo:
1224§1
111:7.6
[Presentado por un Mensajero Solitario de Orvontón.]