DOCUMENTO 140
LA ORDENACIÓN DE LOS DOCE
1568§1
140:0.1
Poco
antes del mediodía del domingo 12 de enero del año 27 d. de J.C., Jesús reunió a los apóstoles para su ordenación
como predicadores públicos del evangelio del reino. Los doce esperaban ser llamados en cualquier momento; por
eso no se habían alejado mucho de la costa esa mañana para pescar. Varios de ellos estaban junto a la playa,
reparando las redes y trabajando con sus artefactos de pesca.
1568§4
140:1.1
Antes de los servicios de ordenación, Jesús habló a los doce que estaban sentados a su alrededor:
«Hermanos
míos, ha llegado esta hora del reino. Os he traído a este lugar apartado, para presentaros al Padre como
embajadores del reino. Algunos entre vosotros me habéis oído hablar de este reino en la sinagoga, cuando al
principio os llamé. Cada uno de vosotros ha aprendido más sobre el reino del Padre trabajando conmigo en las
ciudades próximas al Mar de Galilea. Pero ahora mismo tengo que deciros algo más respecto a este reino.
1569§5
140:2.1
Ahora Jesús les dijo a los doce mortales que acababan de escuchar sus palabras sobre el reino, que se
arrodillaran a su alrededor. Luego, el Maestro puso las manos sobre la cabeza de cada uno de los apóstoles,
comenzando con Judas Iscariote y terminando con Andrés. Después de bendecirlos, extendió las manos y oró:
1570§2
140:3.1
Entonces habló Jesús, diciendo:
«Ahora, que ya sois embajadores del reino de mi Padre, ingresáis en una clase
separada y distinta de todos los otros hombres de la tierra. Ya no sois hombres entre los hombres, sino que seréis,
entre las criaturas ignorantes de este mundo en tinieblas, ciudadanos esclarecidos de otro país, un país celestial.
Ya no basta que viváis como habéis vivido antes de este momento, sino que en adelante debéis vivir como los que
han probado la gloria de una vida mejor y han sido enviados de vuelta a la tierra como embajadores del Soberano
de ese mundo nuevo y mejor. Más se espera del maestro que del alumno; del amo más se exige que del siervo. De
los ciudadanos del reino celestial, más es requerido que de los ciudadanos del gobierno terrestre. Algunas de las
cosas que estoy a punto de deciros os parecerán duras, pero vosotros habéis elegido representarme en el mundo,
así como yo ahora represento al Padre; y como mis representantes en la tierra, estaréis obligados a acatar las
enseñanzas y prácticas que reflejan mi ideal de vida mortal en los mundos del espacio, y que ejemplifico en mi
vida terrestre de revelación del Padre que está en los cielos.
1570§13
140:3.12
«Hermanos míos, así como yo os estoy enviando, vosotros sois la sal de la tierra, la sal con gusto de salvación.
Pero si la sal ha perdido su gusto, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser arrojada y
pisoteada por los hombres.
1571§8
140:3.21
Los apóstoles no habían oído nunca antes a Jesús hablar de este modo, pues les habló como aquel que tiene
autoridad suprema. Descendieron de la montaña al atardecer, pero nadie preguntó nada a Jesús.
1572§1
140:4.1
El así llamado «sermón del monte» no es el evangelio de Jesús. Sí contiene muchas enseñanzas útiles, pero fue
más bien lo que Jesús encomendó a los doce apóstoles en su ordenación. Fue el encargo personal del Maestro a
quienes habrían de seguir predicando el evangelio y que aspiraban a representarlo en el mundo de los hombres así
como él tan elocuente y perfectamente era el representante de su Padre.
1572§2
140:4.2
«Vosotros sois la sal de la tierra, la sal con gusto de salvación. Pero si la sal ha perdido su gusto, ¿con qué se la
salará? Ya no sirve para nada más que para ser arrojada y pisoteada por los hombres».
1572§4
140:4.4
«Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni tampoco se
enciende una luz y se la pone debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los que están en la
casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y los guíe a glorificar a
vuestro Padre que está en los cielos.»
1572§7
140:4.7
«Por sus frutos los conoceréis».
La personalidad básicamente es invariable; lo que cambia —lo que crece— es el
carácter moral. El error más grande de las religiones modernas es el negativismo. El árbol que no da fruto ha de
ser «arrancado y arrojado en el fuego». El valor moral no deriva de la simple represión: de la obediencia a la
admonición «no harás». El temor y la vergüenza son motivaciones indignas de la vida religiosa. La religión es
válida sólo cuando revela la paternidad de Dios e intensifica la hermandad de los hombres.
1572§8
140:4.8
Una filosofía eficaz del vivir se forma por una combinación del discernimiento cósmico y la suma de las reacciones
emocionales del yo frente al medio social y económico. Recordad: aunque no se puedan modificar
fundamentalmente los impulsos heredados, se pueden cambiar las respuestas emocionales a estos impulsos; por
consiguiente, la naturaleza moral se puede modificar, el carácter se pude mejorar. En un carácter fuerte las
respuestas emocionales están integradas y coordinadas, configurando así una personalidad unificada. Una
unificación deficiente debilita la naturaleza moral y genera desdicha.
1573§2
140:4.11
Todo mortal anhela verdaderamente ser una persona completa, ser perfecto así como el Padre en el cielo es
perfecto, y tal logro es posible porque, en el último análisis, el «universo es verdaderamente paterno».
1573§3
140:5.1
Desde el Sermón del monte hasta el discurso de la Última cena, Jesús enseñó a sus seguidores a manifestar amor
paterno en vez de amor fraterno. El amor fraterno significa amar al prójimo como a uno mismo, y esto sería el
cumplimiento adecuado de la «regla de oro». Pero el afecto paterno requiere que ames a tus semejantes como
Jesús te ama a ti.
1573§6
140:5.4
El Maestro comenzó este importante discurso llamando la atención sobre cuatro actitudes de fe, como preludio de
la descripción subsecuente de sus cuatro reacciones trascendentales y supremas de amor paterno en comparación
con las limitaciones del simple amor fraterno.
1574§1
140:5.8
2.
«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados».
Sólo los que se sienten
pobres de espíritu tienen sed de rectitud. Sólo los humildes buscan la fortaleza divina y anhelan el poder espiritual.
Pero, es sumamente peligroso practicar a sabiendas el ayuno espiritual para aumentar el apetito de las dotes
espirituales. El ayuno físico se vuelve peligroso a los cuatro o cinco días; puede uno perder todo deseo de
alimentarse. El ayuno prolongado, tanto físico como espiritual, tiende a destruir el apetito.
1574§2
140:5.9
La rectitud vivencial es un placer, no un deber. La rectitud de Jesús es amor dinámico: afecto paterno-fraterno. No
es el tipo de rectitud del mandato negativo, el «no harás». ¿Cómo podría uno jamás tener hambre de algo negativo
de algo que «no harás»?
1574§3
140:5.10
No es fácil enseñar estas dos primeras beatitudes a una mente infantil, pero la mente madura deberá comprender
su significado.
1574§4
140:5.11
3.
«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad».
La mansedumbre genuina no tiene
relación alguna con el temor. Es más bien una actitud del hombre que coopera con Dios: «hagase tu voluntad».
Comprende la paciencia y la tolerancia y está motivada por la fe inamovible en un universo ordenado y cordial.
Domina todas las tentaciones de rebelión contra la dirección divina. Jesús fue el manso ideal de Urantia, y heredó
un vasto universo.
1574§5
140:5.12
4.
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».
La pureza espiritual no es una cualidad
negativa, excepto que no contiene sospecha ni venganza. Al hablar de la pureza, Jesús no intentó tratar
exclusivamente de las actitudes sexuales del hombre. Se refería más a esa fe que el hombre debe tener en su
semejante; esa fe que tiene un padre en su hijo, y que le permite amar a sus semejantes así como un padre los
amaría. El amor de un padre no necesita malcriar, y no perdona el mal, pero nunca es cínico. El amor paterno
tiene un propósito único, y siempre busca lo mejor en el hombre; esa es la actitud de un verdadero padre.
1575§2
140:5.17
2.
«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia».
La misericordia denota aquí la
amplitud, anchura y profundidad de la amistad más auténtica: la bondad del amor. La misericordia puede ser a
veces pasiva, pero aquí es activa y dinámica: la paternidad suprema. Un padre amante no vacila en perdonar a su
hijo, aun muchas veces. En un niño bien educado, el impulso de aliviar el sufrimiento le es natural. En cuanto
tienen edad suficiente para apreciar las condiciones reales, los niños son normalmente benevolentes y
compasivos.
1575§3
140:5.18
3.
«Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios».
Los que escuchaban a Jesús
anhelaban una liberación militar, no a los pacificadores. Pero la paz de Jesús no es de tipo pacífico y negativo.
Frente a las pruebas y persecuciones él dijo: «Mi paz os dejo con vosotros». «No se turbe vuestro corazón, ni
tengáis miedo». Esta es la paz que previene conflictos desastrosos. La paz personal se integra a la personalidad.
La paz social previene el temor, la codicia, y la ira. La paz política previene los antagonismos raciales, la
suspicacia entre naciones, y la guerra. Trabajar por la paz es la cura de las desconfianzas y las sospechas.
1575§5
140:5.20
4.
«Bienaventurados los que son perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino del cielo.
Bienaventurados seréis cuando os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros falsamente.
Alegraos y regocijaos porque grande será vuestra galardón en los cielos».
1575§9
140:5.24
El amor paterno se regocija al devolver el bien por el mal, hacer el bien para vengarse la injusticia.
1576§1
140:6.1
El domingo al anochecer, al llegar a la casa de Zebedeo desde las colinas al norte de Capernaum, Jesús y los
doce compartieron una sencilla cena. Más tarde, Jesús fue a caminar por la playa, y los doce se quedaron
conversando entre ellos. Tras un breve intercambio, mientras los gemelos encendían un pequeño fuego para dar
calor y un poco de luz, Andrés fue a buscar a Jesús, y cuando llegó junto a él, le dijo: «Maestro, mis hermanos no
alcanzan a comprender lo que tú has dicho sobre el reino. No nos sentimos capaces de comenzar esta obra hasta
que nos hayas enseñado algo más. He venido para pedirte que te reúnas con nosotros en el jardín y nos ayudes a
comprender el significado de tus palabras». Y Jesús fue con Andrés para encontrarse con los apóstoles.
1578§2
140:7.1
Después de pocas horas de sueño, cuando los doce se encontraban reunidos compartiendo con Jesús un
desayuno tardío, él dijo:
«Ahora debéis comenzar vuestra obra de predicación de la buena nueva y de instrucción a
los creyentes. Preparaos para ir a Jerusalén».
Cuando hubo hablado Jesús, Tomás reunió valor suficiente para
decir: «Yo sé, Maestro, que ya deberíamos estar listos para poner manos a la obra, pero temo que aún no seamos
capaces de cumplir esta gran misión. ¿Consentirías que permaneciéramos por aquí unos pocos días más antes de
comenzar el trabajo del reino?». Y cuando Jesús vio que todos los apóstoles estaban poseídos por el mismo
temor, dijo:
«Será como habéis pedido; permaneceremos aquí hasta el sábado».
1578§3
140:7.2
Por semanas y semanas llegaban a Betsaida en pequeños grupos sinceros buscadores de la verdad para ver a
Jesús, pero llegaba también gente simplemente curiosa. Las noticias sobre él ya se habían difundido por toda la
región; llegaba gente deseosa de saber desde ciudades tan lejanas como Tiro, Sidón, Damasco, Cesarea y
Jerusalén. Hasta ese momento, Jesús acogía a esas gentes y les enseñaba sobre el reino, pero ahora el Maestro
encomendó esta tarea a los doce. Andrés seleccionaba a uno de los apóstoles y le asignaba un grupo de
visitantes, y a veces los doce estaban todos ocupados a la vez en esta misión.
1579§1
140:7.5
Una semana de experiencias tan variadas hizo mucho bien a los doce; algunos entre ellos hasta empezaron a tener
demasiada confianza en sí mismos. En la última conferencia, la noche después del sábado, Pedro y Santiago se
acercaron a Jesús diciendo: «Estamos listos; salgamos ahora a conquistar el reino». Y Jesús replicó:
«Que vuestra sabiduría iguale vuestro celo y vuestro coraje compense vuestra ignorancia».
1579§3
140:8.1
Bien sabía Jesús que sus apóstoles no asimilaban del todo sus enseñanzas. Decidió impartir instrucciones
especiales a Pedro, Santiago y Juan, con la esperanza de que pudieran ellos aclarar las ideas de sus compañeros.
Veía que, aunque algunas características de la idea de un reino espiritual eran comprendidas por los doce, ellos
persistían en relacionar estas nuevas enseñanzas espirituales directamente con los antiguos y arraigados
conceptos literales del reino del cielo como la restauración del trono de David y el restablecimiento de Israel como
un poder temporal en la tierra. Por consiguiente, el jueves por la tarde Jesús se alejó de la costa en una barca con
Pedro, Santiago y Juan, para hablar de los asuntos del reino. Fue ésta una lección instructiva de cuatro horas, que
comprendió decenas de preguntas y respuestas, y para los fines de esta narración, es más provechoso reorganizar
el resumen que, de esa tarde importantísima, hiciera Simón Pedro a su hermano Andrés a la mañana siguiente:
1580§4
140:8.9
2. Actitud política. Advirtió a sus apóstoles que fuesen discretos en sus comentarios relativos a las difíciles
relaciones existentes a la sazón entre el pueblo judío y el gobierno romano; les prohibió que en modo alguno se
enredaran en estas dificultades. El siempre tuvo cuidado de evitar las trampas políticas de sus enemigos, siempre
respondiendo:
«Dad al César las cosas que son de César y a Dios las que son de Dios».
No permitía que su
atención fuese desviada de su misión de establecer un nuevo camino de salvación; no se permitía a sí mismo
preocuparse por otras cosas. En su vida personal siempre cumplió fielmente con todas las leyes y reglas civiles; y
en sus enseñanzas públicas ignoró los ámbitos cívicos, sociales y económicos. Les dijo a los tres apóstoles que a
él sólo le preocupaban los principios de la vida espiritual interior y personal del hombre.
1580§6
140:8.11
3. Actitud social. Los rabinos judíos venían debatiendo desde hacía mucho el problema: ¿Quién es mi prójimo?
Jesús llegó con la idea de una generosidad activa y espontánea, un amor por los semejantes tan genuino que
expandía el concepto de vecino hasta incluir al mundo entero, tornando en vecinos por lo tanto a todos los
hombres. Pero pese a todo esto, Jesús estaba interesado solamente en el individuo, no en la masa. Jesús no era
un sociólogo, pero se esforzó por echar por tierra toda forma de aislamiento egoísta. Enseñó comprensión pura,
compasión. Miguel de Nebadón es un Hijo dominado por la misericordia; la compasión es su naturaleza propia.
1581§2
140:8.15
4. Actitud económica. Jesús trabajó, vivió y actuó en el mundo tal como lo encontró. No era un reformador
económico, a pesar de que llamó frecuentemente la atención sobre la injusticia de una distribución desigual de la
riqueza. Pero no ofreció sugerencia alguna para remediarla. Dijo claramente a los tres que, aunque sus apóstoles
no debían tener propiedad privada, no predicaba contra la riqueza y la propiedad, sino solamente contra su
distribución desigual e injusta. Reconocía la necesidad de la justicia social y la ecuanimidad industrial, pero no
ofrecía regla alguna para lograrlas.
1581§5
140:8.18
Jesús haría que todos los hombres fueran semejantes a Dios y luego se apartaría para contemplar con compasión
como estos hijos de Dios solucionarían sus propios problemas sociales, políticos y económicos. No era la riqueza
lo que denunciaba, sino lo que hace la riqueza con la mayoría de sus devotos. Este jueves por la tarde, por primera
vez dijo Jesús a sus colaboradores que
«es más bendito dar que recibir».
1581§6
140:8.19
5. Religión personal. Vosotros, así como lo hicieron sus apóstoles, podréis comprender mejor las enseñanzas de
Jesús por su vida. Vivió una vida perfeccionada en Urantia, y sus enseñanzas singulares sólo pueden ser
comprendidas cuando se visualiza esa vida dentro de su ambiente inmediato. Es su vida, y no sus lecciones a los
doce ni los sermones a las multitudes, la que os ayudará a revelar el carácter divino y la personalidad amante del
Padre.
1582§7
140:8.26
Jesús sabía que cada hombre es distinto de los demás, y así enseñó a sus apóstoles. Repetidamente les advirtió
que no intentaran moldear a los discípulos y a los creyentes según un modelo preestablecido. Lo que buscaba era
que cada alma pudiera desarrollarse a su propia manera, como individuo distinto y en vías de perfeccionamiento
ante Dios. En respuesta a una de las muchas preguntas de Pedro, el Maestro dijo:
«Quiero liberar a los hombres
para que puedan empezar de nuevo como niños una vida nueva y mejor».
Jesús siempre insistía que la verdadera
bondad debe ser inconsciente, y que al hacer caridad no se permita que la mano izquierda sepa lo que está
haciendo la mano derecha.
1583§7
140:9.1
El sábado siguiente lo dedicó Jesús a sus apóstoles, regresando a las tierras altas en donde los había ordenado; y
allí, después de un largo y alentador mensaje personal, bellamente conmovedor, inició el acto solemne de la
consagración de los doce. Esa tarde Jesús reunió a los apóstoles a su alrededor en la colina y los entregó en la
mano de su Padre celestial, en preparación para el día en que se vería obligado a dejarlos solos en el mundo. No
hubo enseñanzas nuevas en esta ocasión, sino tan sólo conversación y comunión.
1584§3
140:9.4
Cuando descendieron de la montaña, regresaron a su morada en la casa de Zebedeo.
1584§4
140:10.1
Esa noche al enseñar dentro de la casa, porque había comenzado a llover, Jesús habló largamente, tratando de
mostrar a los doce cómo debían ser, no lo que debían hacer. Ellos tan sólo conocían una religión que imponía el
obrar de cierta manera para alcanzar el estado de rectitud: la salvación. Pero Jesús reiteraba:
«En el reino, debéis ser rectos para hacer el trabajo».
Muchas veces repitió:
«Sed perfectos, así como vuestro Padre en los cielos es
perfecto».
Todo el tiempo el Maestro explicaba a sus perplejos apóstoles que la salvación que había venido a traer
al mundo se alcanzaba tan sólo creyendo, por medio de la fe simple y sincera. Decía Jesús:
«Juan predicó un
bautismo de arrepentimiento, de pena por la vieja manera de vivir. Vosotros debéis proclamar el bautismo del
compañerismo con Dios. Predicad arrepentimiento a los que necesitan tales enseñanzas, pero a los que ya están
buscando sinceramente entrar al reino, abrid las puertas de par en par e invitadlos a entrar en la jubilosa
hermandad de los hijos de Dios».
Pero era difícil tarea persuadir a estos pescadores galileos de que, en el reino,
ser rectos, por medio de la fe, debía preceder al obrar rectamente en la vida diaria de los mortales en la tierra.
1584§5
140:10.2
Otra gran dificultad en el trabajo de enseñar a los doce residía en su tendencia a tomar principios altamente
idealistas y espirituales de verdad religiosa y transformarlos en reglas concretas de conducta personal. Jesús les
presentaba el espíritu hermoso de la actitud del alma, pero ellos insistían en traducir estas enseñanzas en reglas
de conducta personal. Muchas veces, cuando se esforzaban en recordar lo que el Maestro decía, solían casi de
cierto olvidarse de lo que no decía. Pero poco a poco asimilaron sus enseñanzas porque Jesús era todo lo que
enseñaba. Lo que no conseguían obtener de sus instrucciones verbales, paulatinamente lo adquirieron viviendo
con él.
1585§2
140:10.4
Esta misma noche Tomás le preguntó a Jesús: «Maestro, tú dices que debemos llegar a ser como niñitos antes de
poder entrar al reino del Padre, y sin embargo nos has advertido que no nos dejemos engañar por falsos profetas
ni que nos hagamos culpables de echar nuestras perlas delante de los cerdos. Pues, estoy sinceramente perplejo.
No puedo comprender tus enseñanzas». Jesús le replicó a Tomás:
«¿Cuánta paciencia habré de tenerte! Siempre
insistes en entender literalmente todo lo que yo enseño. Cuando os pedí que lleguéis a ser como niñitos como
precio para entrar al reino, no me refería a la facilidad de caer en el engaño, al mero afán de creer, ni tampoco al
impulso de confiar en cautivantes extraños. Lo que deseaba que vosotros pudierais entender con esta figura era la
relación entre hijo y padre. Tú eres el hijo, y es el reino de tu padre adonde quieres entrar. Está presente ese afecto
natural entre todo niño normal y su padre que asegura una relación comprensiva y amante, y que precluye para
siempre toda inclinación a regatear para obtener el amor y la misericordia del padre. Y el evangelio que vais a
predicar tiene que ver con esta salvación que crece del descubrimiento por la fe de esta misma y eterna relación
entre niño y padre».
1585§3
140:10.5
La característica fundamental de las enseñanzas de Jesús consistía
en la moralidad de su filosofía originada en la relación personal del individuo con Dios: esta misma relación
niño-padre. Jesús hacía hincapié en el individuo, no en la raza ni en la nación. Mientras comían la cena, Jesús tuvo
una conversación con Mateo en la que le explicó que la moralidad de cualquier acción está determinada por la
motivación del individuo. La moralidad de Jesús siempre era positiva. La regla de oro tal como Jesús la replanteó
exige un activo contacto social; la antigua regla negativa podía ser obedecida en la soledad. Jesús liberó la moral
de todas las reglas y ceremonias y la elevó a niveles majestuosos de pensamiento espiritual y de vida
verdaderamente recta.
1585§7
140:10.9
Juan le preguntó a Jesús: «Maestro, ¿qué es el reino de los cielos?» Y Jesús respondió:
«El reino del cielo
consiste en estas tres cosas esenciales: primero, el reconocimiento del hecho de la soberanía de Dios; segundo, la
creencia en la verdad de que sois hijos de Dios; y tercero, la fe en la eficacia del supremo deseo humano de hacer
la voluntad de Dios de ser como Dios. Y ésta es la buena nueva del evangelio: que mediante la fe, todo mortal
puede obtener estas cosas esenciales para la salvación».
1586§1
140:10.10
Ahora pues la semana de espera llegaba a su cierre, y ellos se preparaban para partir hacia Jerusalén al día
siguiente.
1568§2
140:0.2
Jesús se encaminó hacia la playa para congregar a los apóstoles, y llamó primero a Andrés y Pedro, que estaban
pescando cerca de la costa; luego, atrajo con un gesto a Santiago y Juan, que se encontraban ahí cerca en una
barca, conversando con su padre Zebedeo y remendando sus redes. De dos en dos reunió a los otros apóstoles, y
cuando los doce estuvieron todos juntos, se dirigió con ellos a las alturas al norte de Capernaum, y allí procedió a
instruirlos para prepararlos para la ordenación formal.
1568§3
140:0.3
Por una vez, los doce apóstoles permanecían en silencio; hasta Pedro estaba meditabundo. ¡Por fin había llegado
el momento largamente esperado! Se irían aparte con el Maestro para participar en cierto tipo de ceremonia
solemne de consagración personal y dedicación colectiva al trabajo sagrado de representar a su Maestro en la
proclamación del advenimiento del reino de su Padre.
1568§5
140:1.2
«El nuevo reino que mi Padre está a punto de establecer en el corazón de sus hijos terrenales será un dominio
eterno. No habrá fin a este gobierno de mi Padre en el corazón de los que desean hacer su voluntad divina. Os
declaro que mi Padre no es el Dios de los judíos, ni de los gentiles. Muchos vendrán del este y del oeste para
sentarse con nosotros en el reino del Padre, mientras que muchos de los hijos de Abraham se negarán a entrar en
esta nueva hermandad del dominio del espíritu del Padre en el corazón de los hijos del hombre.
1568§6
140:1.3
«El poder de este reino no consistirá en la fuerza de los ejércitos, ni en el poderío de las riquezas, sino más bien en
la gloria del espíritu divino que vendrá a enseñar a las mentes y a gobernar el corazón de los ciudadanos renacidos
de este reino celestial, los hijos de Dios. Esta es la hermandad de amor en la que reina la rectitud, y cuyo grito de
batalla será: Paz sobre la tierra y buena voluntad entre todos los hombres. Este reino, que vosotros muy pronto
iréis a proclamar, es el deseo de los hombres de buena voluntad de todos los tiempos, la esperanza de la tierra
entera, y el cumplimiento de las promesas sabias de todos los profetas.
1569§1
140:1.4
«Pero para vosotros, hijitos míos, y para todos los otros que os seguirán en este reino, una dura prueba se
impone. Sólo la fe os abrirá sus pórticos, pero vosotros deberéis rendir los frutos del espíritu de mi Padre si queréis
continuar ascendiendo en la vida progresiva de la comunidad divina. De cierto, de cierto os digo que no entrará en
el reino del cielo todo aquel que diga 'Señor, Señor', sino más bien el que haga la voluntad de mi Padre que está en
el cielo.
1569§2
140:1.5
«Vuestro mensaje para el mundo será: buscad en primer término el reino de Dios y su justicia, y una vez que los
encontréis, de allí en adelante tendréis de seguro todas las demás cosas esenciales para la supervivencia eterna.
Ahora os digo y os aclaro que este reino de mi Padre no se anunciará con muestras exteriores de poder ni con
demostraciones indecorosas. No deberéis proclamar el reino diciendo, 'está aquí' o 'está allí', porque este reino del
que predicaréis es Dios dentro de vosotros.
1569§3
140:1.6
«El que quiera ser grande en el reino de mi Padre será un ministro para todos; y el que quiera ser el primero entre
vosotros, dejad que sea el siervo de sus hermanos. Pero cuando hayáis verdaderamente sido recibidos como
ciudadanos en el reino celestial, ya no seréis siervos sino hijos, hijos del Dios viviente. Así progresará este reino en
el mundo, hasta derribar cada barrera y conducir a todos los hombres al conocimiento de mi Padre y a creer en la
verdad salvadora que yo he venido a declarar. Ya, se acerca el reino, y algunos entre vosotros no morirán hasta
que hayan visto venir el reino de Dios revestido de gran poder.
1569§4
140:1.7
«Lo que vuestros ojos contemplan, este pequeño núcleo inicial de doce hombres comunes, se multiplicará y
crecerá hasta que finalmente toda la tierra se colme con alabanzas a mi Padre. Y no será tanto por las palabras
que vosotros habléis, sino por la vida que vosotros viváis que los hombres conocerán que habéis estado conmigo y
que habéis aprendido sobre realidades del reino. Y aunque no deposito cargas pesadas sobre vuestra mente, estoy
a punto de depositar sobre vuestra alma la responsabilidad solemne de representarme en el mundo cuando yo
dentro de poco os deje, así como ahora yo represento a mi Padre en esta vida que estoy viviendo en la carne».
Y cuando hubo terminado de hablar, se levantó.
1569§6
140:2.2
«Padre mío, he aquí que te traigo a estos hombres, mis mensajeros. Entre nuestros hijos en la tierra he elegido a
estos doce para que salgan y me representen así como yo vine a representarte. Amalos y acompáñalos como me
has amado y me has acompañado a mí. Ahora pues, Padre mío, otorga sabiduría a estos hombres, mientras yo
deposito todos los asuntos del reino venidero en las manos de ellos. Y yo desearía, si es tu voluntad, permanecer
en la tierra por un tiempo más para ayudarlos en su labor en pos del reino. Nuevamente, Padre mío, te doy las
gracias por estos hombres, y los encomiendo a tu cuidado mientras yo me dedico a terminar el trabajo que tú me
has encomendado».
1570§1
140:2.3
Cuando Jesús terminó de orar, los apóstoles permanecieron en su sitio, con la cabeza inclinada. Y pasaron
muchos minutos antes de que hasta Pedro se atreviese a levantar la mirada para contemplar al Maestro. Uno por
uno abrazaron a Jesús, pero nadie dijo nada. Un gran silencio invadió ese lugar mientras las huestes de seres
celestiales contemplaban tan solemne y sagrado espectáculo: el Creador de un universo que encomendaba los
asuntos de la hermandad divina del hombre a la dirección de mentes humanas.
1570§3
140:3.2
«Os envío a que proclaméis la libertad a los cautivos espirituales, la felicidad a los que están encadenados por el
temor, y que curéis a los enfermos, según la voluntad de mi Padre en los cielos. Cuando encontréis a mis hijos en
aflicción, hablad palabras de aliento, diciendo:
1570§4
140:3.3
«Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos serán los tesoros del reino del cielo.
1570§5
140:3.4
«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.
1570§6
140:3.5
«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
1570§7
140:3.6
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
1570§8
140:3.7
«Y aun así, hablad a mis hijos estas otras palabras de consuelo y promesa espiritual:
1570§9
140:3.8
«Bienaventurados los que están de luto, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que lloran, porque
ellos recibirán el espíritu del regocijo.
1570§10
140:3.9
«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.
1570§11
140:3.10
«Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
1570§12
140:3.11
«Bienaventurados los que son perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino del cielo.
Bienaventurados seréis cuando os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros falsamente.
Alegraos y gozaos porque grande será vuestra galardón en los cielos.
1570§14
140:3.13
«Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni tampoco se
enciende una luz y se la pone debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los que están en la
casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y los guíe a glorificar a
vuestro Padre que está en los cielos.
1571§1
140:3.14
«Os envío al mundo para que me representéis y actuéis como embajadores del reino de mi Padre, y así como
salís para proclamar la buena nueva, poned vuestra confianza en el Padre, cuyos mensajeros sois. No resistáis las
injusticias por la fuerza; no coloquéis vuestra confianza en el poder de la carne. Si vuestro prójimo os golpea en la
mejilla derecha, ponedle también la otra. Preferid sufrir una injusticia a poner pleito entre vosotros. En bondad y
con misericordia ministrad a todos los desconsolados y a los necesitados.
1571§2
140:3.15
«Yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, y orad
por los que os ultrajan. Y todo lo que vosotros creáis que haría yo para los hombres, hacedlo vosotros.
1571§3
140:3.16
«Vuestro Padre en los cielos hace brillar el sol sobre malvados al igual que sobre buenos; del mismo modo él
envía lluvia sobre justos e injustos. Vosotros sois los hijos de Dios; aún más, sois ahora los embajadores del reino
de mi Padre. Sed misericordiosos, así como Dios es misericordioso, y en el eterno futuro del reino seréis perfectos,
así como vuestro Padre celeste es perfecto.
1571§4
140:3.17
«Se os ha encomendado para salvar a los hombres, no para juzgarlos. Al fin de vuestra vida terrestre, todos
vosotros esperaréis misericordia; por ello, os pido que durante vuestra vida mortal mostréis misericordia hacia
todos vuestros hermanos en la carne. No cometáis el error de quitar la mota del ojo de vuestro hermano cuando
hay una viga en el vuestro. Quitad primero la viga de vuestro ojo y así podréis ver mejor para quitar la mota del ojo
de vuestro hermano.
1571§5
140:3.18
«Discernid claramente la verdad; vivid sin temor la vida recta; y así seréis mis apóstoles y los embajadores de mi
Padre. Habéis oído que se ha dicho: 'Si el ciego conduce al ciego, ambos caerán al abismo'. Si queréis guiar otros
al reino, debéis vosotros mismos caminar en la luz clara de la verdad viviente. En todos los asuntos del reino os
exhorto que mostréis juicio justo y sabiduría sagaz. No presentéis lo que es santo a los perros, ni hagáis os
culpables de echar vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que pisoteen vuestras gemas y se vuelvan y os
despedacen.
1571§6
140:3.19
«Os pongo en guardia contra los falsos profetas que vendrán a vosotros vestidos de oveja, mientras por dentro
serán como lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Recogen los hombres uvas de las espinas o higos de
los cardos? Así pues todo buen árbol da buen fruto, pero el árbol corrupto da fruto malo. Un buen árbol no puede
dar fruto malo, ni puede un árbol corrupto producir fruta buena. Todo árbol que no da buen fruto ha de ser
arrancado y arrojado en el fuego. Para entrar al reino del cielo, el motivo es lo que cuenta. Mi Padre mira dentro del
corazón de los hombres y juzga por sus deseos íntimos y sus intenciones sinceras.
1571§7
140:3.20
«En el gran día del juicio del reino, muchos me dirán, ¿No profetizamos en tu nombre y en tu nombre hicimos
muchas obras maravillosas?' Pero yo me veré obligado a decirles, 'Yo nunca os conocí; apartaos de mí vosotros,
falsos maestros'. Pero todo el que escuche este encargo y ejecute sinceramente su misión de representarme ante
los hombres, así como yo he representado a mi Padre ante vosotros, hallará entrada abundante en mi servicio y en
el reino del Padre celestial».
1572§3
140:4.3
En los tiempos de Jesús la sal era un elemento precioso. Hasta se la utilizaba como moneda. La palabra moderna
«salario» deriva de «sal». La sal no sólo condimenta los alimentos, sino que también los conserva. Da más sabor
a las cosas, y por lo tanto sirve como se usa.
1572§5
140:4.5
Aunque la luz dispersa las tinieblas, también puede ser tan «cegadora» que confunda y frustre. Se nos advierte que
permitamos que nuestra luz alumbre de manera tal que nuestros hermanos sean guiados hacia nuevos caminos
divinos de la vida enaltecida. Nuestra luz debe brillar de manera tal que no atraiga la atención sobre el yo. Hasta la
vocación personal puede emplearse como un eficaz «reflector» para diseminar esta luz de vida.
1572§6
140:4.6
La fortaleza de carácter no se deriva de no hacer el mal, sino de hacer el bien. La generosidad es la marca de la
grandeza humana. Los niveles más altos de autorrealización se obtienen mediante la adoración y el servicio. La
persona feliz y eficiente está motivada, no por el temor de hacer el mal, sino por el amor a hacer el bien.
1572§9
140:4.9
Sin una meta valiosa, la vida pierde todo objetivo y provecho, y acarrea profunda desdicha. El discurso de Jesús
en ocasión de la ordenación de los doce constituye una filosofía magistral de la vida. Jesús exhortó a sus
seguidores a que ejercitaran fe vivencial. Les advirtió que no dependieran meramente del consentimiento
intelectual, la credulidad y la autoridad establecida.
1573§1
140:4.10
La educación debiera ser una técnica de aprendizaje (descubrimiento) de los mejores métodos de gratificación de
nuestros impulsos naturales y heredados, y la felicidad es el total que resulta de estas técnicas perfeccionadas de
satisfacción emocional. La felicidad poco depende del medio ambiente, aunque un ambiente agradable pueda
contribuir grandemente a ésta.
1573§4
140:5.2
Jesús ama a la humanidad con un afecto dual. Vivió sobre la tierra como una personalidad dual: humana y divina.
Como Hijo de Dios, ama al hombre con un amor paterno: es el Creador del hombre, su Padre en el universo.
Como Hijo del Hombre, Jesús ama a los mortales como a un hermano: fue realmente un hombre entre los
hombres.
1573§5
140:5.3
Jesús no esperaba que sus seguidores lograran una manifestación imposible de amor fraterno, pero sí esperaba
que se esforzaran tanto por llegar a ser como Dios —perfectos, así como es perfecto el Padre en los cielos— hasta
el punto de poder ver al hombre como Dios ve a sus criaturas y pudieran así empezar a amar a los hombres como
Dios los ama: mostrar un asomo de afecto paterno. En el curso de estas exhortaciones a los doce apóstoles, Jesús
trató de revelar este nuevo concepto de amor paterno tal como éste se relaciona con ciertas actitudes emocionales
pertinentes cuando se hace numerosas adaptaciones sociales al medio ambiente.
1573§7
140:5.5
Primero habló de los que son pobres de espíritu, de los que tienen sed de rectitud, de los que sobrellevan la
mansedumbre y de los de corazón limpio. Es posible esperar de estos mortales quienes disciernen al espíritu,
niveles tales de generosidad divina como para ser capaces de intentar el extraordinario ejercicio del afecto paterno;
es posible esperar que aun cuando estén de luto podrán tener la fuerza de mostrar misericordia, promover la paz, y
soportar las persecuciones, y al mismo tiempo y a pesar de todo, amar con un amor paterno aun a la humanidad
poco amable. El afecto de un padre puede llegar a niveles de devoción que trascienden inconmensurablemente al
afecto de un hermano.
1573§8
140:5.6
La fe y el amor de estas beatitudes fortalecen el carácter moral y crean felicidad. El temor y la ira debilitan el
carácter y destruyen la felicidad. Este sermón monumental comenzó con una nota de bienaventuranza.
1573§9
140:5.7
1.
«Bienaventurados los pobres de espíritu: los humildes».
Para un niño, la felicidad es la satisfacción de un deseo
inmediato que da placer. El adulto está dispuesto a sembrar las semillas de la abstención con el objeto de
cosechar en el futuro una felicidad mayor. En los tiempos de Jesús y desde entonces, la felicidad se ha relacionado
demasiado frecuentemente con la idea de la posesión de riquezas. En la historia del fariseo y del publicano que
oran en el templo, el uno se sentía rico en espíritu: egotista; el otro se sentía «pobre de espíritu»: humilde. El uno
era autosuficiente; el otro era receptivo a la enseñanza y buscaba la verdad. Los pobres de espíritu buscan las
metas de riqueza espiritual: Dios. Y aquellos que buscan la verdad no tienen que esperar sus galardones en un
futuro lejano; son galardonados ahora. Encuentran el reino del cielo dentro de su corazón, y disfrutan ahora de esa
felicidad.
1574§8
140:5.15
Siguió pues Jesús enseñando a sus seguidores cómo alcanzar el propósito fundamental de toda la lucha humana
el logro de la perfección —aun la divina—. Siempre les exhortaba: «Sed perfectos, así como vuestro Padre en los
cielos es perfecto». No exhortó a los doce a que amaran al prójimo como se amaban a sí mismos. Esa habría sido
un logro noble; habría indicado el alcance del amor fraterno. Más bien, amonestó a sus apóstoles a que amaran a
los hombres como él los había amado a ellos —que amaran con un afecto paterno, así como también fraterno—.
Y lo ilustró, indicando cuatro reacciones supremas del amor paterno:
1574§6
140:5.13
Ver a Dios —por la fe— significa adquirir verdadero discernimiento espiritual. El discernimiento espiritual aumenta
la guía del Modelador, y estos dos terminan por aumentar la conciencia de Dios. Cuando conoces al Padre, estás
seguro de la filiación divina, y puedes amar cada vez más a cada uno de tus hermanos en la carne no sólo como
hermano —con amor fraterno— sino también como padre —con afecto paterno—.
1574§7
140:5.14
Es fácil enseñar esta admonición aun a un niño. Los niños son por naturaleza confiados, y los padres deberían
hacer todo lo posible para que no pierdan esa fe sencilla. Al tratar con niños, evitad todo engaño y no despertéis en
ellos sospechas. Ayudadlos con sabiduría a elegir sus héroes y sus tareas en la vida.
1575§1
140:5.16
1.
«Bienaventurados los que están de luto, porque ellos serán consolados».
El así llamado sentido común o la
lógica óptima no sugería nunca que la felicidad pueda surgir del luto. Pero Jesús no se refería al luto ostentoso o
exterior. Se refería a la actitud emotiva de la ternura. Es un grave error enseñar a los niños varones y a los jóvenes
que no es varonil mostrar ternura, dar rienda suelta a las emociones o quejarse de los sufrimientos físicos. La
sensibilidad es un atributo valioso tanto en el hombre como en la mujer. No hace falta ser duro para ser varonil.
Esta es la manera errónea de crear hombres valientes. Los grandes hombres del mundo no temen exteriorizar su
sufrimiento. Moisés el sufriente fue un gran hombre, más que Sansón o Goliat. Moisés fue un líder extraordinario,
pero era también un hombre de mansedumbre. Tener sensibilidad y saber responder a las necesidades de los
hombres genera una felicidad genuina y duradera, y estas actitudes cordiales a la vez salvan el alma de las
influencias destructoras de la ira, el odio y la sospecha.
1575§8
140:5.23
Así pues se revela que las bienaventuranzas del Sermón del monte están basadas en la fe y el amor y no en la ley:
ética y deber.
1575§4
140:5.19
Es fácil enseñar a los niños a trabajar como pacificadores. Ellos disfrutan de las actividades de grupo; les gusta
jugar juntos. Dijo el Maestro en otra ocasión: «Quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien quiera perderla la
hallará».
1575§6
140:5.21
La persecución a menudo sigue a la paz. Pero los jóvenes y los adultos valientes nunca huyen de las dificultades ni
del peligro. «El amor más grande que el hombre puede experimentar es dar la vida por sus amigos». Y el amor
paterno puede hacer todas estas cosas libremente: las cosas que el amor fraterno difícilmente puede abarcar. Y el
progreso ha sido siempre la cosecha final de la persecución.
1575§7
140:5.22
Los niños siempre responden al desafío de la valentía. La juventud está siempre dispuesta a «el desafío». Todo
niño debería aprender tempranamente a sacrificarse.
1576§2
140:6.2
Cuando entró al jardín, reunió a los apóstoles a su alrededor y siguió enseñándoles, con estas palabras:
«Encontráis difícil recibir mi mensaje porque queréis construir las nuevas enseñanzas directamente sobre las
viejas, pero yo os declaro que vosotros debéis renacer. Debéis comenzar nuevamente como niñitos y estar
dispuestos a confiar en mis enseñanzas y creer en Dios. El nuevo evangelio del reino no puede ser amoldado a lo
que ya es y existe. Tenéis ideas erróneas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la tierra. Pero no cometáis el
error de pensar que yo he venido para poner de lado la ley y a los profetas; no he venido para destruir sino para
completar, para ampliar e iluminar. No he venido para transgredir la ley sino más bien para inscribir estos nuevos
mandamientos en las tablas de vuestro corazón.
1576§3
140:6.3
«Exijo de vosotros una rectitud que excederá a la rectitud de los que buscan obtener los favores del Padre con la
limosna, la oración y el ayuno. Si queréis entrar al reino, debéis tener una rectitud que consista en amor,
misericordia y verdad el deseo sincero de hacer la voluntad de mi Padre en el cielo».
1576§4
140:6.4
Entonces dijo Simón Pedro: «Maestro, si tienes un nuevo mandamiento, quisiéramos oírlo. Revélanos la nueva
senda». Jesús le contestó a Pedro:
«Lo habéis oído decir de los que enseñan la ley: 'no matarás; que el que mate
estará sujeto al juicio'. Pero yo miro más allá del acto, para descubrir el motivo. Os declaro que todo el que esté
airado contra su hermano está en peligro de condena. El que alimenta el odio en su corazón y proyecta la
venganza en su mente corre el peligro de ser juzgado. Vosotros debéis juzgar a vuestros semejantes por sus
acciones; el Padre celestial juzga por las intenciones.
1576§5
140:6.5
«Habéis oído a los maestros de la ley decir, 'no cometerás adulterio'. Pero yo os digo que todo hombre que
contemple a una mujer con intento de lujuria, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Vosotros tan sólo
podéis juzgar a los hombres por sus actos, pero mi Padre mira dentro del corazón de sus hijos y los juzga con
misericordia, de acuerdo con sus intenciones y deseos verdaderos».
1576§6
140:6.6
Jesús pensaba seguir hablando de los otros mandamientos, cuando le interrumpió Santiago Zebedeo,
preguntándole: «Maestro, ¿qué hemos de enseñarles a las gentes sobre el divorcio? ¿Hemos de permitir que un
hombre divorcie a su mujer tal como Moisés lo ordenó?» Cuando Jesús oyó esta pregunta, dijo:
«No he venido
para legislar sino para esclarecer. No he venido para reformar los reinos de este mundo sino más bien para
establecer el reino del cielo. No es la voluntad de mi Padre que ceda yo a la tentación de enseñaros reglas de
gobierno, comercio o conducta social que, aunque puedan ser buenas para el día de hoy, estarían lejos de ser
adecuadas para la sociedad de otra época. Estoy en la tierra solamente para consolar la mente, liberar el espíritu y
salvar el alma de los hombres. Pero diré, sobre esta cuestión del divorcio que, aunque Moisés lo tolerara, no era
así en los tiempos de Adán y en el Jardín».
1577§1
140:6.7
Una vez que los apóstoles hubieron conversado entre ellos por un breve período, Jesús siguió diciendo:
«Debéis
reconocer siempre los dos puntos de vista de toda conducta mortal: el humano y el divino; los caminos de la carne
y la senda del espíritu; la valoración del tiempo y el punto de vista de la eternidad».
Aunque los doce no podían
comprender por completo lo que él les enseñaba, este consejo mucho les ayudó.
1577§2
140:6.8
Entonces dijo Jesús:
«Pero tropezáis con mis enseñanzas porque queréis interpretar mi mensaje literalmente; sois
lentos en discernir el espíritu de mis enseñanzas. Nuevamente debéis recordar que sois mis mensajeros; debéis
vivir vuestra vida así como yo he vivido la mía en espíritu. Sois mis representantes personales; pero no cometáis el
error de esperar que todos los hombres vivan como vivís vosotros en todos los aspectos. También debéis recordar
que yo tengo ovejas que no son de este rebaño, y que tengo obligaciones también para con ellos, porque debo
proveerles el modelo para cumplir con la voluntad de Dios mientras vivo la vida de una naturaleza mortal».
1577§3
140:6.9
Entonces preguntó Natanael: «Maestro, ¿es que no hemos de dar lugar alguno a la justicia? La ley de Moisés dice,
'ojo por ojo y diente por diente'. ¿Qué hemos de decir nosotros?» Y Jesús contestó:
«Vosotros devolveréis el bien
por el mal. Mis mensajeros no deben luchar con los hombres, sino tratarlos con dulzura. Vuestra regla no será 'la
medida con que medís, os será medido'. Quienes gobiernan a los hombres pueden tener tales leyes, pero no el
reino; la misericordia determinará siempre vuestro juicio y el amor, vuestra conducta. Si esto os parece duro, aun
ahora podéis iros. Si encontráis que los requisitos del apostolado son demasiado exigentes, podéis retornar al
camino menos riguroso de los discípulos».
1577§4
140:6.10
Al escuchar estas sorprendentes palabras, los apóstoles se apartaron entre ellos por un momento, pero pronto
retornaron, y Pedro dijo: «Maestro, queremos seguir contigo; ninguno entre nosotros quiere irse. Estamos
plenamente preparados para pagar el precio adicional; beberemos de la copa. Queremos ser apóstoles, no tan sólo
discípulos».
1577§5
140:6.11
Cuando Jesús oyó esto, dijo:
«Estad pues dispuestos a cumplir vuestra responsabilidad y seguirme. Haced el bien
en secreto; cuando hagáis limosna, que no sepa vuestra mano izquierda lo que hace vuestra derecha. Cuando
oréis, apartaos a solas y no uséis vanas repeticiones y frases estereotipadas. Recordad siempre que el Padre
conoce lo que necesitáis aun antes de que se lo solicitéis. Y no os pongáis a ayunar con expresión triste para que
os vean los hombres. Como mis apóstoles elegidos, apartados ahora para servir al reino, no acumuléis sobre
vosotros los tesoros en la tierra, sino que, mediante vuestro servicio generoso, acumuléis tesoros en el cielo,
porque allí donde estén vuestros tesoros, allí también estará vuestro corazón.
1577§6
140:6.12
«La lámpara del cuerpo es el ojo; si pues vuestro ojo es generoso, vuestro cuerpo entero estará lleno de luz. Pero
si vuestro ojo es egoísta, vuestro cuerpo entero estará lleno de tinieblas. Si la luz misma que está dentro de
vosotros se vuelve tinieblas, ¡cuán grande será la oscuridad!»
1577§7
140:6.13
Entonces Tomás preguntó a Jesús si debían «continuar compartiéndolo todo». Dijo el Maestro:
«Sí hermanos
míos, deseo que vivamos juntos como una familia llena de comprensión. Se os confía una gran tarea, y yo anhelo
vuestro servicio exclusivo. Sabéis que bien se ha dicho: 'ningún hombre podrá servir a dos señores'. No podéis
adorar sinceramente a Dios y al mismo tiempo servir de todo corazón a mammón. Alistados ya sin reservas en el
trabajo del reino, no sintáis ansiedad por vuestras vidas; menos aun os preocupéis de lo que comáis o bebáis; o en
cuanto a vuestros cuerpos, de cómo los cubriréis. Ya habéis aprendido que manos con voluntad y corazones
honestos no pasarán hambre. Ahora cuando os preparáis a dedicar todas vuestras energías al trabajo del reino,
estad seguros de que el Padre no se olvidará de vuestras necesidades. Buscad primero el reino de Dios, y cuando
hayáis hallado la puerta de entrada, todas las cosas necesarias os serán dadas. No os pongáis pues ansiosos por
el mañana. Basta a cada día su propio afán».
1578§1
140:6.14
Cuando vio Jesús que ellos estaban dispuestos a quedarse levantados toda la noche para hacerle preguntas, les
dijo:
«Hermanos míos, vosotros sois vasijas de barro; es mejor que vayáis a descansar para estar listos para el
trabajo de mañana».
Pero el sueño se había alejado de sus ojos. Pedro se aventuró a pedir a su Maestro «una
breve conversación privada contigo. No es que quiera yo tener secretos para con mis hermanos, pero mi espíritu
está atribulado y si, acaso, merezco un reproche de mi Maestro, podría soportarlo mejor a solas contigo». Jesús le
dijo:
«Ven conmigo Pedro»,
dirigiéndose a la casa. Cuando Pedro regresó del encuentro con su Maestro
profundamente animado y alentado, Santiago decidió entrar y hablar con Jesús. Y así sucesivamente, hasta las
primeras horas de la madrugada, los demás apóstoles entraron uno por uno para hablar con el Maestro. Cuando
todos ellos habían hablado en privado con él, excepto los gemelos, que se habían quedado dormidos, Andrés entró
a ver a Jesús y le dijo: «Maestro, los gemelos se han quedado dormidos en el jardín junto al fuego; ¿debo
despertarlos para preguntarles si también quieren hablar contigo?». Y sonriente, Jesús le dijo a Andrés:
«Hacen bien; no los molestes».
Terminaba ya la noche y despuntaba la luz de un nuevo día.
1578§4
140:7.3
Trabajaron durante dos días; enseñaban de día y mantenían hasta tarde en la noche sus conversaciones privadas.
Al tercer día Jesús fue a visitar a Zebedeo y Salomé y envió a sus apóstoles a que
«fueran a pescar, hicieran algo
agradable y distinto, o visitaran sus familias».
El jueves regresaron para comenzar tres días más de enseñanza.
1578§5
140:7.4
Durante esta semana de ensayo, Jesús muchas veces repitió a sus apóstoles los dos grandes motivos de su
misión postbautismal en la tierra:
1578§6
1.
Revelar el Padre al hombre.
1578§7
2.
Conducir a los hombres a la conciencia de filiación: a que se dieran cuenta por medio de la fe de que eran ellos
hijos del Altísimo.
1579§2
140:7.6
Aunque los apóstoles no comprendían muchas de sus enseñanzas, no dejaron de comprender el significado de la
hermosa y encantadora vida que él vivió con ellos.
1579§4
140:8.2
1. Hacer la voluntad del Padre. Las enseñanzas de Jesús en cuanto a confiar en el cuidado del Padre celestial no
era un fatalismo ciego y pasivo. Esa tarde citó con aprobación un viejo dicho hebreo: «El que no trabaja no come».
Señaló su propia experiencia como ilustración suficiente de sus enseñanzas. Sus preceptos sobre la confianza en
el Padre no deben juzgarse sobre la base de las condiciones sociales o económicas de los tiempos modernos ni de
ninguna otra época. Sus enseñanzas abarcan los principios ideales del vivir cerca de Dios en todas las épocas y en
todos los mundos.
1582§4
140:8.23
Lo único que aprendió Juan de esta lección fue que el corazón de la religión de Jesús consistía en lograr un
carácter compasivo combinado con una personalidad motivada para hacer la voluntad del Padre en el Paraíso.
1579§5
140:8.3
Jesús les aclaró a los tres la diferencia entre las exigencias del apostolado y las del discipulado. Aun entonces no
prohibió a los doce el ejercicio de la prudencia y de la previsión. Su prédica no iba contra la previsión sino contra la
ansiedad, la preocupación. Enseñaba la sumisión activa y alerta a la voluntad de Dios. En respuesta a muchas de
sus preguntas sobre la frugalidad y la economía, les llamó sencillamente la atención sobre su propia vida como
carpintero, fabricante de barcas y pescador, y su cuidadosa organización de los doce. Trató de aclarar que el
mundo no debe ser considerado un enemigo; que las circunstancias de la vida constituyen un plan divino que actúa
junto con los hijos de Dios.
1579§6
140:8.4
Jesús encontró grandes dificultades en hacerles comprender su práctica personal de no resistencia. Se negaba en
forma absoluta a defenderse a sí mismo, y les pareció a los apóstoles que le hubiera gustado que ellos siguieran la
misma política. Les enseñó a no resistir el mal, a no combatir la injusticia o la injuria, pero no les enseñó a tolerar
pasivamente las maldades. Indicó muy claramente en esa tarde que él aprobaba el castigo social de los
malhechores y criminales, y que el gobierno civil a veces debe emplear la fuerza para mantener el orden social y
aplicar la justicia.
1579§7
140:8.5
No dejó nunca de advertir a sus discípulos contra la práctica malvada de la represalia; no permitía la venganza, la
idea de desquitarse. Deploraba guardar rencor. Desaprobaba la idea de ojo por ojo y diente por diente. Le
desagradaba todo el concepto de la venganza privada y personal, y prefería asignar estos asuntos al gobierno civil
por una parte, y al juicio de Dios por la otra. Les aclaró a los tres que sus enseñanzas se referían al individuo, y no
al estado. Resumió sus instrucciones hasta ese momento sobre estos asuntos como sigue:
1580§1
140:8.6
Amad a vuestros enemigos: recordad las exigencias morales de la hermandad humana.
1580§2
140:8.7
La futilidad del mal: un agravio no se corrige con la venganza. No cometáis el error de luchar contra el mal con sus
propias armas.
1580§3
140:8.8
Tened fe: confianza en el triunfo final de la justicia divina y de la bondad eterna.
1580§5
140:8.10
Jesús no fue pues un reformador político. No vino para reorganizar el mundo; aunque lo hubiese hecho, sólo
podría haber sido aplicable a esa época y a esa generación. Sin embargo, mostró al hombre la óptima manera de
vivir, y ninguna generación está exenta de la tarea de descubrir como adaptar de la mejor manera, la vida de Jesús
a sus propios problemas. Pero, no cometáis jamás el error de identificar las enseñanzas de Jesús con alguna
teoría política o económica, con algún sistema social o industrial.
1580§7
140:8.12
El Maestro no dijo que los hombres nunca debían agasajar a sus amigos, pero sí dijo que sus discípulos deberían
ofrecer fiestas a los pobres y a los desafortunados. Jesús tenía un firme sentido de la justicia, pero era una justicia
siempre atemperada por la misericordia. No enseñó a sus apóstoles que se dejaran dominar por los parásitos
sociales ni por los buscadores profesionales de limosnas. Lo más cercano a un comentario sociológico que hizo
Jesús fue:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados».
1580§8
140:8.13
Dijo claramente que la lástima indiscriminada puede producir muchos males sociales. Al día siguiente Jesús
instruyó en forma clara a Judas de que no debían entregarse fondos apostólicos en limosnas excepto si él o dos de
los apóstoles juntos se lo pedían. En todos estos asuntos era práctica de Jesús decir siempre:
«Sed tan sabios como serpientes pero tan inocuos como palomas».
Parecía ser su propósito en toda situación social enseñar
paciencia, tolerancia y perdón.
1581§1
140:8.14
La familia ocupaba el centro mismo de la filosofía de la vida de Jesús aquí y en lo sucesivo. Las enseñanzas sobre
Dios las basaba en la familia, tratando al mismo tiempo de corregir la tendencia judía de honrar excesivamente a
los antepasados. Exaltaba la vida familiar como el deber más alto de la humanidad, pero decía claramente que las
relaciones familiares no deben interferir con las obligaciones religiosas. Llamaba la atención sobre el hecho de que
la familia es una institución temporal; que no sobrevive a la muerte. Jesús no vaciló en dejar a su familia cuando la
familia fue en contra de la voluntad del Padre. Enseñó la nueva y más amplia hermandad del hombre la de los
hijos de Dios. En los tiempos de Jesús, el divorcio era fácil tanto en Palestina como en todo el Imperio Romano. Se
negó repetidamente a establecer leyes sobre el matrimonio y el divorcio, pero muchos de los primeros seguidores
de Jesús tenían opiniones definidas sobre el divorcio y no vacilaron en atribuírselas a él. Todos los escritores del
Nuevo Testamento se adhirieron a estas ideas más estrictas y avanzadas sobre el divorcio, excepto Juan Marcos.
1581§3
140:8.16
No enseñó nunca a sus seguidores a que evitaran las posesiones terrestres, sólo a sus doce apóstoles. Lucas, el
médico, creía firmemente en la igualdad social, y mucho hizo por interpretar las palabras de Jesús en armonía con
sus creencias personales. Jesús no dijo nunca personalmente a sus discípulos que adoptaran un modo de vida
comunal; no hizo ningún pronunciamiento de ningún tipo sobre estos asuntos.
1581§4
140:8.17
Jesús advirtió frecuentemente a sus seguidores contra la codicia, declarando que
«la felicidad de un hombre no
consiste en la abundancia de sus posesiones materiales».
Reiteraba constantemente:
«¿Qué gana un hombre si
llega a poseer el mundo entero y pierde su propia alma?»
Nunca atacó directamente la propiedad privada, pero
insistía que lo esencial eternamente es la primacía de los valores espirituales. En sus enseñanzas posteriores trató
de corregir muchas erróneas opiniones urantianas sobre la vida, con numerosas parábolas que presentó en el
curso de su ministerio público. Jesús no tuvo nunca la intención de elaborar teorías económicas; bien sabía que
cada época debe desarrollar sus propios remedios para los problemas existentes. Si Jesús estuviera en la tierra
hoy día, viviendo su vida en la carne, sería una gran desilusión para la mayoría de los hombres y mujeres buenos,
por la sencilla razón de que no tomaría partido en las disputas políticas, sociales o económicas del día corriente.
Se mantendría apartado de estas cosas, en cambio os enseñaría cómo perfeccionar vuestra vida espiritual interior
para haceros mucho más capaces de solucionar vuestros problemas puramente humanos.
1582§1
140:8.20
Jesús no atacó las enseñanzas de los profetas hebreos ni de los moralistas griegos. El Maestro reconocía las
muchas cosas buenas que estos grandes pensadores preconizaban, pero había venido a la tierra para enseñar
algo más: «la conformidad voluntaria de la voluntad del hombre a la voluntad de Dios». Jesús no quería
sencillamente producir un hombre religioso, un mortal totalmente ocupado con sentimientos religiosos y sólo
estimulado por impulsos espirituales. Si vosotros hubierais podido verlo aunque hubiera sido una sola vez, habríais
conocido que Jesús era un hombre real de gran experiencia en las cosas de este mundo. Las enseñanzas de Jesús
en este respecto han sido groseramente pervertidas y grandemente tergiversadas a través de los siglos de la era
cristiana; también habéis tenido ideas pervertidas sobre la mansedumbre y humildad del Maestro. Su propósito en
su vida fue al parecer un gran respeto por sí mismo. Aconsejaba al hombre a que se humillara para llegar a ser
realmente exaltado; lo que realmente buscaba era una humildad auténtica ante Dios. Mucho valoraba la sinceridad;
un corazón puro. La fidelidad era una virtud cardinal en su evaluación del carácter, mientras que el coraje estaba el
corazón mismo de sus enseñanzas.
«No temáis»
era su consigna, y la resistencia paciente, su ideal de fuerza de
carácter. Las enseñanzas de Jesús constituyen una religión de valor, coraje y heroísmo. Precisamente por esto
escogió como sus representantes personales a doce hombres comunes y corrientes, la mayoría de los cuales eran
pescadores toscos, viriles y varoniles.
1582§2
140:8.21
Jesús poco tenía que decir sobre los vicios sociales de su era; pocas veces se refirió a la delincuencia moral. Era
un maestro positivo de la virtud verdadera. Evitaba cuidadosamente el método negativo de impartir instrucción; se
negaba a publicar el mal. No era ni siquiera un reformador moral. Bien sabía, y enseñó a sus apóstoles, que los
impulsos sensuales de la humanidad no se reprimen mediante el reproche religioso ni las prohibiciones legales.
Sus pocas denuncias estaban dirigidas en gran parte contra el orgullo, la crueldad, la opresión y la hipocresía.
1582§3
140:8.22
Jesús ni siquiera denunció con vehemencia a los fariseos como lo hiciera Juan. Sabía que muchos de los escribas
y fariseos eran de corazón honesto; comprendía que eran esclavos de las tradiciones religiosas. Jesús insistía en
«primero sanar el árbol».
Reiteró a los tres que él valoraba toda la vida, y no sólo unas pocas virtudes especiales.
1582§5
140:8.24
Pedro entendió la idea de que el evangelio que estaban a punto de proclamar era realmente un nuevo comienzo
para toda la raza humana. Más tarde transmitió esta impresión a Pablo, quien de allí elaboró su doctrina de Cristo
como «el segundo Adán».
1582§6
140:8.25
Santiago comprendió la estremecedora verdad de que Jesús deseaba que sus hijos en la tierra vivieran como si
fuesen ciudadanos del reino de los cielos ya completado.
1583§1
140:8.27
Los tres apóstoles se escandalizaron esa tarde cuando se dieron cuenta de que la religión de su Maestro no tenía
disposición alguna para un examen de conciencia espiritual. Todas las religiones antes y después de los tiempos
de Jesús, aun el cristianismo, ofrecen medios cuidadosos para realizar examen de conciencia. Pero no la religión
de Jesús de Nazaret. La filosofía de vida de Jesús carece de introspección religiosa. El hijo del carpintero nunca
enseñó la formación del carácter; enseñó el crecimiento del carácter, declarando que el reino del cielo es como un
grano de mostaza. Pero Jesús nada dijo que proscribiera el autoanálisis con el objeto de prevenir todo egotismo
arrogante.
1583§2
140:8.28
El derecho de entrar en el reino está condicionado por la fe, la creencia personal. El costo de permanecer en la
ascensión progresiva del reino es una perla de gran precio; para poseerla, el hombre vende todo lo que tiene.
1583§3
140:8.29
Las enseñanzas de Jesús son una religión para todos, no solamente para débiles y esclavos. Su religión no se
cristalizó (en su época) en credos y leyes teológicas; no dejó una sola línea escrita. Su vida y sus enseñanzas
fueron legadas al universo como herencia inspiradora e ideal para la guía espiritual e instrucción moral en todas
las épocas en todos los mundos. Y aun hoy, las enseñanzas de Jesús se distinguen de todas las religiones, como
tales, aunque son la esperanza viviente de cada una de éstas.
1583§4
140:8.30
Jesús no enseñó a sus apóstoles que la religión es la única ocupación del hombre en la tierra; ésa era la idea judía
de servir a Dios. Pero sí insistió en que la religión fuera la ocupación exclusiva de los doce. Jesús nada enseñó que
desviara a sus creyentes de la búsqueda de la cultura genuina; tan sólo quiso apartarse de las escuelas religiosas
de Jerusalén, las cuales estaban esclavizadas por las tradiciones. Era liberal, de gran corazón, culto y tolerante. La
mojigatería no tiene lugar en su filosofía de un recto vivir.
1583§5
140:8.31
El Maestro no ofrecía soluciones para los problemas no religiosos de su propia época ni de las épocas
subsiguientes. Jesús deseaba desarrollar el discernimiento espiritual para captar las realidades eternas y estimular
la iniciativa en la originalidad en el vivir; se dedicaba exclusivamente a las necesidades espirituales fundamentales
y permanentes de la raza humana. Revelaba una bondad igual a Dios. Exaltaba el amor — la verdad, la belleza y
la bondad— como ideal divino y realidad eterna.
1583§6
140:8.32
El Maestro vino para crear en el hombre un nuevo espíritu, una voluntad nueva —para impartir una capacidad
nueva para conocer la verdad, experimentar la compasión y elegir la virtud— la voluntad de estar en armonía con
la voluntad de Dios, combinada con el impulso eterno de volverse perfecto, así como es perfecto el Padre en los
cielos.
1584§1
140:9.2
Jesús resumió muchas de las enseñanzas del sermón de ordenación, pronunciado en ese mismo lugar, y luego,
llamándolos ante sí uno por uno, les encomendó a salir al mundo como sus representantes. El encargo de
consagración del Maestro fue:
«Id a todo el mundo y predicad la buena nueva del reino. Liberad a los cautivos
espirituales, confortad a los oprimidos, y ministrad a los afligidos. Gratuitamente habéis recibido, dad pues
gratuitamente».
1584§2
140:9.3
Jesús les aconsejó que no llevaran consigo ni dinero ni atuendos adicionales, diciendo:
«El obrero merece su salario».
Y finalmente dijo:
«He aquí que os envío como corderos entre los lobos; sed pues tan sabios como
serpientes y tan inocuos como palomas. Pero cuidado, porque vuestros enemigos os llevarán ante sus concilios, y
en sus sinagogas os castigarán. Ante gobernadores y jefes seréis llevados porque creéis en este evangelio, y
vuestro testimonio mismo será testigo de mí ante ellos. Y cuando os lleven a juicio, no os preocupéis de lo que
digáis, porque el espíritu de mi Padre vive en vosotros y en tales momentos hablará por vosotros. Algunos entre
vosotros seréis ajusticiados, y antes de que establezcáis el reino en la tierra, seréis odiados por muchas gentes por
causa de este evangelio; pero no temáis, yo estaré con vosotros, y mi espíritu os precederá en el mundo entero. Y
la presencia de mi Padre habitará en vosotros cuando os dirijáis primero a los judíos, luego a los gentiles».
1585§1
140:10.3
Los apóstoles no veían manifiesto que su Maestro estaba viviendo una vida de inspiración espiritual para todas las
personas de todas las eras de todos los mundos de un extenso universo. A pesar de que Jesús les decía esto de
vez en cuando, los apóstoles no alcanzaban a comprender la idea de que estaba haciendo una labor en este
mundo pero para todos los otros mundos de su vasta creación. Jesús vivió su vida terrestre en Urantia, no para dar
un ejemplo personal de vida mortal a los hombres y mujeres de este mundo, sino más bien para crear un ideal
altamente espiritual e inspirador para todos los seres mortales de todos los mundos.
1585§4
140:10.6
Esta nueva religión de Jesús no carecía completamente de implicaciones prácticas, pero todo valor práctico
político, social o económico que se pueda hallar en sus enseñanzas es una consecuencia natural de esta
experiencia interior del alma tal como manifiesta los frutos del espíritu en el espontáneo ministerio diario de una
genuina experiencia religiosa personal.
1585§5
140:10.7
Cuando Jesús y Mateo terminaron de conversar, Simón el Zelote preguntó: «Pero, Maestro, ¿son todos los
hombres hijos de Dios?» Y Jesús contestó: «Sí, Simón, todos los hombres son hijos de Dios, y esa es la buena
nueva que vais a proclamar». Pero los apóstoles no conseguían comprender tal doctrina; era un pronunciamiento
nuevo, extraño y sorprendente. Y fue debido a su deseo de inculcarles esta verdad debido al que Jesús enseñó a
sus discípulos a tratar a todos los hombres como hermanos.
1585§6
140:10.8
En respuesta a una pregunta de Andrés, el Maestro aclaró que la moralidad de su enseñanza era inseparable de la
religión de su vivir. Enseñaba la moralidad, no fundándola en la naturaleza del hombre, sino en la relación del
hombre con Dios.