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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

CONVERSANDO CON EL PADRE


Señor, reconozco y me es fácil sentir la manifestación de tu presencia ante la belleza exuberante de la naturaleza, también cuando haciendo silencio en mi alma, tomo conciencia del privilegio de estar viva y de lo mucho que generosamente Tú me has dado.

He cumplido con los tres objetivos, que se dice debemos cumplir los humanos: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro.  Por eso, y  por muchas otras razones, en verdad me siento una mujer agradecida, realizada y feliz, aun cuando ahora pueda estar aparentemente sola.

No hay soledad más triste, que la que se vive estando rodeada de gente y no hay soledad más bella que la que se vive sola, pero con la armonía y dulzura que dan los recuerdos lindos y de ellos, repleto está mi corazón, que sólo atesora lo bueno y olvida muy pronto lo malo.

Padre mío, me siento tan cerca de ti, ¿ como entonces podría sentir soledad ?  No eres para mí un Dios lejano e impersonal, eres mi Padre, presente en cada momento.  Contigo, como ahora, puedo hablar a mi antojo, porque me siento tu hija amada, mucho más  querida de lo que fui, por mi padre físico y ¡ vaya que  eso  es harto decir.!

Por eso mi Dios, quiero seguir a tu lado, sonriendo y feliz, porque la vida es bella cuando la sabemos vivir.  Pero no me basta, quiero compartir mi dicha y enseñar a otros, a encontrarte como yo te he encontrado... en la simplicidad del diario vivir.

Padre mío, enséñame a sembrar sin descanso, que todos encuentren consuelo y cariño, cuando a mí se acerquen, déjame predicar tu nombre sin palabras, ayúdame para que mi ejemplo hable de tu evangelio.

Quiero que todo el mundo se entere que Tú, no estás solo en la vieja capilla en un día festivo, quiero que sepan que para dialogar contigo no hace falta, peregrinar a ningún lugar lejano, porque Tú nos aguardas en todo momento, en esa morada que tanto te agrada y que es nuestra alma.

Es en ese templo donde nos esperas siempre, no sólo para escuchar nuestras estériles quejas, sino para brindarnos la luz que necesitamos para sortear nuestras noches oscuras y no tropezar con esas piedras, que sólo son, escollos del camino para aprender a caminar por la vida y crecer como personas en vías de la evolución.

Padre mío, yo te agradezco mis noches oscuras y mis posibles o inventadas carencias porque ellas me sirven para apreciar lo mucho que tengo, en vez de sufrir por lo que puedo carecer....

Tú estás en mí, y yo estoy en ti, tu voluntad, es mi voluntad y eso ¡ me hace feliz.!

Felicidad, que quiero derramar a raudales en mi derredor, para que sean muchos, los que en verdad se sientan también, hijos de Dios.