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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

EL HOMBRE PERFECTO


Jesús, vino a enseñarnos que debíamos ser perfectos como el Padre celestial es perfecto, pero “los mortales de Urantia, difícilmente pueden esperar ser perfectos en el sentido infinito, pero es enteramente posible para los seres humanos, que comienzan como lo hacen en este planeta, alcanzar la meta excelsa y divina que el Dios infinito ha puesto para el hombre mortal. Puede que tal perfección, no sea universal en el sentido material, ni ilimitada en comprensión intelectual, ni final en experiencia espiritual, pero es final y completa en todos los aspectos finitos de divinidad de la voluntad, perfección de motivación de personalidad y conciencia de Dios” 22.

El hombre perfecto es una persona libre, liberada de los prejuicios que nos ligan al mundo. Permanece en constante equilibrio entre su mente y ambos hemisferios cerebrales, un equilibrio entre sentimientos, cuerpo físico, realidad exterior, mente consciente y alma en continua evolución, porque sabe que la verdadera sabiduría reside en el equilibrio, en no “ser dogmáticos ni super especializados, porque  en el estado mortal, nada puede ser probado en forma absoluta”1139, “pues la verdad es un factor viviente y flexible en la filosofía del universo” 22.

Usa de manera sincronizada ambos lados del cerebro, controlando a voluntad la emoción y la razón. Está por sobre el comportamiento derrotista, pesimista y autodestructivo que nos caracteriza a la mayoría de los seres humanos, está consciente que somos lo que pensamos, porque “la mente material es la arena en la cual viven las  personalidades humanas, tienen autoconciencia, toman decisiones, eligen a Dios o lo abandonan, se eternizan o se destruyen a sí mismos” 1216.

Sabe disfrutar plenamente lo que la vida le ofrece y transmuta mentalmente lo negativo en positivo. Está agradecido con lo que tiene y vive en la búsqueda de una constante evolución espiritual, buscando a Dios, no fuera sino dentro de él, porque sabe “que no podría amar en forma desinteresada y altruista si no viviera en su mente un amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del universo, si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales, si no viviera en su mente un evaluador” 2094.

Carece del sentimiento de culpa por el pasado, porque de sus errores ya se arrepintió y ha sabido pedir perdón por el mal causado, aun cuando lo haya hecho en forma inconsciente. Tiene la fuerza interior para aprender de sus errores y la voluntad para no tropezar de nuevo con la misma piedra , sabe que “lo que lleguemos a ser día tras día, es infinitamente más importante que lo somos hoy y que sólo los que se enfrentan con los hechos y los adaptan a los ideales, pueden llegar a la sabiduría” 1779.

Desconoce el rencor, porque sabe que nadie puede herirlo, si él no lo permite y  si algún hermano lo ofende, lo perdona de inmediato, como si la ofensa nunca hubiese existido, porque sabe muy bien, que sólo en la medida que él perdone, será perdonado por Dios y podrá “disponer personalmente de ese perdón mediante el acto de perdonar a sus semejantes. Cuando perdona a su hermano en la carne, crea de esa manera en su alma, la capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios por sus pecados” 1861.

No se preocupa por el futuro, vive plenamente el presente, porque sabe que es el único momento, que en verdad le pertenece y es en él, donde forja su propio destino, porque como nos dijo Jesús, a cada día le basta su propio afán. “Ha aprendido a contentarse con todo, cualquiera sea su situación” 1336, “porque su mañana está totalmente en las manos de su Padre de los cielos” 1436 y declara que “es su voluntad, que se haga la voluntad de Dios” 1303.

Si no vibra con otros, no los critica ni los ofende, guarda silencio o tan sólo se aparta de ellos, porque sabe que en cada ser humano hay un fragmento de Dios, aun cuando momentáneamente pueda parecer estar escondido, sabe muy bien que “en la hermandad de Jesús no hay lugar para rivalidades sectarias, resentimientos de grupo, ni afirmaciones de superioridad moral e infalibilidad espiritual” 2085.

Su fe es personal y por lo mismo no trata de imponerla a los demás, más bien la comparte silenciosamente con su ejemplo, porque “un estado mental, llega a los niveles de fe, tan sólo cuando domina efectivamente la manera de vivir”1114.  Tiene la certeza que sólo es realmente válida,  la fe que nace del propio espíritu, porque “las creencias pueden volverse posesiones del grupo, pero la fe ha de ser personal”  1114.

 Carece de nuestras constantes preocupaciones que tanto nos estresan y atormentan, él sabe que todo lo que ocurre es porque así debe suceder y todo es parte del Plan Divino. El no “olvida que hay tan sólo una aventura que es más satisfactoria que el intento de descubrir la voluntad de Dios, y ésta es, la experiencia suprema de tratar honestamente, de hacer la voluntad divina y que ella puede cumplirse en cualquier ocupación terrenal” 173.

Confía plenamente en el amor del Padre y no se somete, sino que acepta su Voluntad de buen grado, con la certeza que algo muy bueno puede aprender de ella, porque sabe que Dios lo ama, está seguro “que el creer en el evangelio no prevendrá los problemas, pero sí, asegurará que él actué sin miedo, cuando los problemas ocurran porque Jesús no le prometió liberarlo del mar de las adversidades, pero sí le prometió que navegaría junto a él, a través de todas ellas” 1767.

Tiene el don de ponerse por sobre los problemas, sabiendo que la paz del corazón es lo fundamental para encontrar las adecuadas soluciones.  Sabe que sólo los que enfrentan los hechos y los adaptan a los ideales pueden llegar a la sabiduría, porque “el propósito del Dios eterno, es un ideal altamente espiritual.  Los acontecimientos del tiempo y las luchas de la existencia no son otra cosa, que el andamio transitorio que tiende un puente hacia el otro lado, hasta la tierra prometida de la realidad espiritual y la existencia celestial” 365.

La alegría y la empatía lo acompañan siempre, la alegría para vivir intensamente la vida y la empatía, para poder conocer y amar a sus semejantes, porque está consciente “que conocer a sus hermanos, entender sus problemas y saber amarlos es la suprema experiencia de la vida, porque es la única que nos permite vivir en el Reino de Dios” 1431.

El hombre perfecto, sabe que la perfección no es nunca un bien agotado, porque la evolución se hace minuto a minuto y en la vida común de cada día, “porque los hombres no hallan al Supremo en forma repentina y espectacular como un terremoto abre abismos en las rocas, sino que lo encuentra lenta y pacientemente como un río que va desgastando quietamente su lecho” LU.

 Estudia en la escuela del Maestro, en donde “sólo se aprende, para poner en práctica lo aprendido, porque aislar parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y distorsionar la religión” 1124.

No teme a la muerte, porque bien sabe que “la vida es sólo un puente, por el cual podemos transitar, pero no fijar en ella nuestra morada, porque nuestra sobrevivencia está más allá de las fronteras de este mundo” LU.

El hombre perfeccionado es realmente una persona feliz, porque sabe que “la felicidad y el regocijo se originan en la vida interior”1120  y que cuando el hombre “se asocia con Dios, pueden ocurrir y de hecho ocurren cosas grandiosas porque ¡ con Dios todo es posible.!

Después de este pequeño bosquejo del hombre perfecto ¿ verdad que dan ganas de trabajar con ahínco para llegar a ser uno de ellos, un hijo de Dios, no de nombre sino de hecho .?