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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

EL RACISMO.


El racismo es el mal endémico en la historia de nuestro planeta, en su nombre y en de la religión, se han cometido los crímenes más aberrantes. Esto se debe a que la pobre mentalidad humana, no es capaz de comprender que no estamos solos, que pertenecemos a un Todo en donde todo tiene un orden y una motivación, “la evolución en Urantia siempre entraña un propósito, nunca es fortuito” 730.

Bajo ese prisma   “existen muchos buenos y suficientes motivos que explican el plan de evolución de tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque los mortales de Urantia, tal vez no puedan apreciar plenamente los motivos, quisiéramos llamar la atención sobre lo siguiente:

1.-La variedad es indispensable para permitir un funcionamiento amplio de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.

2.- Se obtienen razas mejores y más fuertes, como resultado del cruzamiento de diversos pueblos, cuando estas distintas razas son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se habrían beneficiado mediante una amalgamación temprana, siempre y cuando estas cepas amalgamadas hubieran podido posteriormente mezclarse ampliamente con la cepa superior adánica. El intento de hacer un experimento de esta índole en Urantia, bajo las condiciones raciales de hoy día, sería altamente desastroso.

3.-La diversificación de las razas, incita saludablemente a la competencia.

4.- Las diferencias en el nivel social de las razas, son esenciales para el desarrollo de la tolerancia humana y el altruismo.

5.- La homogeneidad de la raza humana, no es deseable, hasta que los pueblos de un mundo evolutivo logren niveles comparativamente altos de desarrollo espiritual”   726.

Debemos leer y releer varias veces este mensaje entregado por un Portador de Vida, residente en Urantia, para poder comprender el plan divino, que se basa en la selección natural de las cepas superiores y para el cual se requiere tiempo y un gran desarrollo espiritual.

La homogeneidad de las razas, al igual que el reparto por igual de los bienes materiales seguirá siendo una dulce utopía, mientras el hombre no logre elevar su estado de conciencia y logre ser, un Ser dotado de un desarrollo espiritual tal, que le permita en verdad reconocer en cada hombre a un hijo de Dios, a un hermano.

“Los seres que gozan de libre albedrío y que se consideran iguales, a menos que se reconozcan mutuamente como súbditos de una soberanía superior, de una autoridad que está por encima de todos ellos, tarde o temprano caen en la tentación de probar su capacidad para imponer su poder y autoridad sobre otras personas y grupos. El concepto de igualdad no conduce nunca a la paz, a menos que exista un reconocimiento mutuo de una influencia controladora de soberanía superior. Sólo cuando se conciba a Dios Padre, como Supremo, los hombres podrán llegar a ser hermanos religiosos y a vivir juntos y en paz sobre la tierra. 1487

Esto que a nosotros los humanos nos resulta difícil de asimilar y comprender, no lo es menos para nuestros Ajustadores. “Las razas humanas más elevadas de Urantia, están mezcladas en forma compleja, son una combinación de muchas razas y cepas de orígenes diferentes. Esta naturaleza compuesta, hace extremadamente difícil el trabajo eficiente del Ajustador durante la vida y del serafín guardián después de la muerte” 1223.

Por eso, antes de juzgar con liviandad las enseñanzas del Libro de Urantia y tacharlo de racista, debemos ampliar nuestra conciencia y pensar en ese plan divino que a nuestras mentes finitas le es muy difícil de comprender porque nos falta la capacidad de vislumbrar lo infinito.

Sin embargo, si bien por el momento las diferencias raciales y culturales existen y son necesarias hasta que el hombre no evolucione, no ocurre lo mismo a nivel espiritual porque “el día de Pentecostés la religión de Jesús rompió todas las restricciones nacionales y las cadenas raciales. Es por siempre verdad que donde se encuentra el espíritu del Señor, se encuentra la libertad. En este día el espíritu de la Verdad se tornó el don personal del Maestro para cada mortal. No paséis por alto el hecho que el Espíritu de la Verdad fue otorgado a toda la humanidad” 2063.

“Aunque los seres humanos difieren de muchas maneras unos de otros, ante Dios y el mundo espiritual, todos los mortales están en igualdad de condiciones. Ante los ojos de Dios sólo existen dos grupos de mortales: los que desean hacer su voluntad y los que no lo desean. La humanidad se puede clasificar con propiedad en muchas clases, conforme a diferentes clasificaciones, desde un punto de vista físico, mental, social, vocacional o moral, pero cuando estas diferentes clases de mortales, comparecen ante el tribunal de Dios, lo hacen en igualdad de condiciones. Dios no tiene favoritos”  1468.

“Para siempre Pentecostés disocia la idea de la experiencia espiritual, del concepto de un medio ambiente particularmente favorable. La universalidad de la religión de Jesús y del evangelio del reino, no debían identificarse específicamente con ninguna raza, cultura o idioma” 2064.

“La presencia del Espíritu del Paraíso en la mente del hombre, constituye la promesa de revelación y la garantía de fe, de una existencia eterna de progresión divina para todas las almas que tratan de alcanzar identidad con este fragmento espiritual inmortal y residente del Padre universal” 1460.

“Jesús dijo: he venido a proclamar el establecimiento del reino del Padre y este reino incluirá las almas adorantes de judíos y gentiles, ricos y pobres, libres y esclavos, porque mi Padre no tiene favoritos, su amor y su misericordia son para todos” 1536.

Cuando hablemos de racismo y de igualdad recordemos que tenemos una gran responsabilidad en ello porque sólo la conciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la intolerancia humana y el pecado de la lucha fratricida. Sólo la conciencia moral, puede condenar los males de la envidia nacional y los celos raciales. Sólo los seres morales pueden buscar ese discernimiento espiritual que es esencial para vivir la regla de oro”  597.

Mientras más seamos los que no sólo conocemos en forma intelectual estos principios, si no que ponemos toda nuestro esfuerzo y buena voluntad por vivirlos en nuestra vida cotidiana, más pronto el Reino de Dios podrá manifestarse en Urantia y podremos decir con verdad que somos todos en Uno y que el Uno está en todos nosotros. Roguemos para que pronto llegue ese tiempo.