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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

JESÚS  Y  EL  LÍDER  SINCERO


Al líder sincero del culto mitraísta Jesús le dijo: “Haces bien en buscar una religión de salvación eterna, pero yerras en ir en pos de esa gloriosa verdad, entre los misterios inventados por el hombre y las filosofías humanas.  ¿No sabes que el misterio de la salvación eterna habita dentro de tu propia alma?.  ¿No sabes que el Dios del cielo ha enviado su espíritu para vivir dentro de ti y que este espíritu conducirá a todos los amantes de la verdad y servidores de Dios, más allá de esta vida y a través de los pórticos de la muerte hasta las alturas eternas de luz donde Dios aguarda para recibir a sus hijos.  ¿No olvides nunca: vosotros los que conocéis a Dios, sois los hijos de Dios, si realmente anheláis ser semejantes a Él” 1474.

Es bueno tener una religión si ella nos acerca a Dios, pero siempre y cuando no nos convirtamos en fanáticos de un dogma o de una tradición.

“La religión es siempre la inspiración de la naturaleza del hombre en evolución, pero no es el secreto de la evolución.  La sensación de seguridad religiosa es más que un sentimiento emotivo.  La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente, aún la lógica de la filosofía.  La religión verdadera es fe, confianza y seguridad.  La religión no es producto de la razón, pero vista desde adentro es totalmente razonable” 1104.

La verdadera religión, no cosiste en ritos adormecedores de la conciencia ni en cánticos de adoración.  Muchas veces, una emoción exaltada o la repetición casi inconsciente de una oración o de una frase, produce un efecto hipnótico en el individuo que hace que se crea más bueno y más cerca de Dios, olvidando que Jesús nos dijo que: “antes de ponernos a orar teníamos que habernos reconciliado con nuestros hermanos”.

“Con sus labios este pueblo me honra, pero su corazón está lejos de mí.  En vano me adoran, enseñando los preceptos de los hombres.  No es lo que entra por la boca lo que ensucia espiritualmente al hombre, sino más bien lo que procede de su boca y de su corazón.  ¿ De qué vale tu enseñanza si no puede ser llevada a cabo.? 1712.

“La verdadera  religión no nace de las meditaciones místicas, ni de las contemplaciones aisladas.  Los gérmenes de la verdadera religión se originan en el dominio de la conciencia moral y no en un simple consentimiento intelectual a un cuerpo de doctrinas dogmáticas.  La verdadera religión consiste en la experiencia de que el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.  El Ajustador divino crea dentro de nosotros un hambre y una sed de rectitud, un certero deseo de perfección divina”  1107.

El Ajustador de Pensamiento residente estimula infaliblemente en el alma del hombre una auténtica hambre de perfección, juntamente con una vasta curiosidad que puede ser satisfecha adecuadamente tan sólo por la comunión con Dios, la fuente divina del Ajustador”  1119.

La religión nos ayuda a encauzar nuestros sentimientos de superación y es la brújula que nos puede conducir al camino de salvación eterna, pero ella es vana si su camino no nos conduce al descubrimiento de los verdaderos valores éticos, morales, espirituales y fraternos.

Si nos sentimos seguros y tranquilos por el sólo hecho de pertenecer a una religión, si creemos que ya hemos conseguido un pasaporte hacia la eternidad, estamos muy equivocados, pues la salvación es una aventura absolutamente personal, que requiere de esfuerzo y conciencia para vivir según la voluntad del Padre.  “ Si un hombre elige hacer la voluntad divina conocerá el camino de la Verdad.  Es literalmente cierto que hay que conocer las cosas humanas para poder amarlas, en cambio las cosas divinas deben ser amadas para poder conocerlas” 1118.

“Esta fe salvadora nace en el corazón humano cuando la conciencia moral del hombre, comprende que los valores humanos pueden ser transformados en experiencia mortal, de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad” 1118.

“La verdadera religión está viva.  La cristalización  intelectual de los conceptos religiosos es equivalente a la muerte espiritual.  No se puede concebir la religión sin ideas, pero cuando la religión se reduce tan solo a una idea, ya no es religión, se vuelve solo una filosofía humana.  La verdadera religión debe actuar” 1104.  “No debéis ser místicos pasivos ni ascetas insulsos” 1931.

No es posible pues, hacer una división entre los días que vamos a  la iglesia o los momentos que nos dedicamos a orar y nuestra vida cotidiana, porque si  no hay una amalgama perfecta entre nuestra vida espiritual y nuestra vida corriente, nos estamos autoengañando porque no podemos ser hijos de Dios en algunas ocasiones  determinadas y en otros olvidarnos de nuestra  filiación divina.  Nuestra calidad de ser hijos de Dios y talvez priviligiados porque hemos tenido mayores oportunidades de conocerlo, debe manifestarse en el trabajo, en la familia, con los conocidos y también con los desconocidos, en la alegría y también en el dolor.  “Aislar parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y distorsionar la religión.  El amor es la esencia de la religión y la fuente de una civilización superior” 1124.

“El deseo religioso es la búsqueda hambrienta de la realidad divina.  La experiencia religiosa es la realización de la conciencia de haber encontrado a Dios.  El alma experimenta entonces una indescriptible sensación  de triunfo y este descubrimiento lo impulsa a perseguir el contacto de servicio amante con sus semejantes menos iluminados, no para revelar que ha encontrado a Dios, sino más bien para permitir que el desborde de eterna bondad  que rebosa su propia alma, refresque y ennoblezca a sus semejantes.  La verdadera religión conduce a un mayor servicio social” 1121, creando de esta manera la ética y el altruismo que debería cambiar este planeta.

“La religión del espíritu atraerá  progresivamente a los hombres unos a otros y hará  que se tornen compasivamente comprensivos entre sí” 1732.

“Si amáis a vuestros semejantes como Yo os he amado, todos los hombres sabrán que vosotros sois mis discípulos” 1125.

“Honrar a los antiguos líderes conocedores de Dios, indudablemente puede ser algo que vale la pena, pero ¿ por qué al hacerlo debéis sacrificar la experiencia suprema de la existencia humana que es:  encontrar a Dios por vosotros mismos y conocerle en vuestra propia alma ?”  1732.

La verdad, no está sólo en las religiones y no “debe ser desechada porque el canal de su trasmisión sea aparentemente humano” 1733.  El que busca a Dios en forma sincera lo encuentra en todas partes y de una manera especial en la naturaleza pues “el hombre religioso que encuentra a Dios en la naturaleza ya ha encontrado a este mismo Dios en su propia alma”  1126,  “porque no es tan importante que conozcáis el hecho de que Dios existe, como que crezcáis cada vez más en la habilidad de sentir  la presencia de Dios” 1733.

“Cuando empecéis a encontrar a Dios en vuestra alma, pronto comenzaréis a descubrirlo en el alma de otros hombres y a su debido tiempo en todas las criaturas y creaciones del universo.  Pero ¿ qué oportunidad tiene el Padre de aparecer como Dios de lealtades supremas e ideales divinos en el alma de los hombres que dedican poco o ningún tiempo a la contemplación reflexiva de las verdades eternas ?.  Aun cuando la mente no es el asiento de la naturaleza espiritual, es por cierto una compuerta.  Pero, no cometáis el error de probar a otros hombres que habéis encontrado a Dios, no podéis producir conscientemente tal prueba válida, pero si podéis demostrar que conocéis a Dios”1733,  porque con nuestra vida rutinaria y diaria, podemos mostrar los frutos del espíritu de Dios.

El buscador verdadero siente el impulso de dar sin esperar nada a cambio, la intuición se convierte en una guía  digna de confianza para la acción, reemplazando la racionalidad pura.  En la cotidianidad se vislumbra un mundo nunca visto, como la realidad superior.  Aparecen insinuaciones de Dios y de la inmortalidad dándole un sentido diferente a todo lo que nos rodea y a todo lo que nos sucede.

Estas señales llegan acompañadas de un goce mayor de la soledad, la cual se busca conscientemente, no para huir de la realidad, sino por el contrario, para conocerla mejor y poder asumirla con una mayor confianza en uno mismo, independiente de la aprobación compulsiva de la sociedad.  La oración y la meditación se vuelven parte de la vida cotidiana, son un medio para encontrar a Dios, pero no un fin, porque el espíritu no es contrario a la materia.

Las manifestaciones espirituales pueden parecer que nos alejan del mundo material, pero no es así, por el contrario nuestra capacidad de asombro ante las cosas pequeñas crece, comenzamos a tener una conexión más profunda con la naturaleza, nos sentimos más a gusto con nosotros mismos y con lo que nos toca vivir y sin duda también crece la aceptación a los demás y los respetamos y los queremos como son y no como nosotros quisiéramos que fueran.

Procuremos pues, que nuestra religión, cualquiera sea el nombre que ella tenga, sea verdadera.  Que sea el agua viva que Jesús le ofreció a la Samaritana porque “cuando la teología domina la religión, la religión muere, se torna doctrina en vez de vida” 1141.

“La verdadera religión es una experiencia de creencia y conocimiento, así como también una satisfacción de sentimiento.  Mediante la verdad el hombre alcanza la belleza y mediante el amor espiritual asciende a la bondad” 1142.

“La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el cimiento eterno y la estrella guiadora de toda civilización duradera” 1013, que demuestra con sus obras, lo que con fe cree en su corazón, y, con certeza, conoce con su mente.