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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

JESÚS Y LA MUJER.


Si hay alguien que debe estar agradecida del autootorgamiento de Miguel en Urantia, es la mujer, ya que antes de su venida, históricamente había sido relegada a menos que a un objeto, era simplemente la hembra cuya única misión era la procreación y el cuidado de la prole.

De esto, no podemos culpar solamente al varón, porque “la mujer no consiguió obtener reconocimiento social durante los tiempos primitivos, porque no supo actuar en los momentos difíciles, no fue una heroína espectacular, ni supo manejar las crisis. La maternidad era una desventaja clara en la lucha por la existencia. El amor materno limitó a la mujer en las actividades de defensa de la tribu”.934.

“Las mujeres primitivas también, sin proponérselo, crearon su propia dependencia del hombre, a través de la admiración y aplauso que manifestaban por su virilidad. Esta exaltación del guerrero, elevó el ego del hombre, mientras que al mismo tiempo, deprimió de igual manera el de la mujer y la tornó más dependiente”  934.

Además, la misma condición física de la mujer, su falta de fuerza bruta, le impedía actuar en la casería, lo cual era esencial para la conservación de la especie, por lo tanto “siendo la mujer la más débil, por consiguiente se tornó más discreta, pero muy pronto aprendió a utilizar sus encantos sexuales.  Se tornó más alerta y conservadora que el hombre, aunque ligeramente menos profunda. El hombre era superior a la mujer en el campo de batalla y en la caza, pero en el hogar, la mujer generalmente a dominado, aun al más primitivo de los hombres”934.

“El hombre primitivo, despreciaba la tierra, era un trabajo demasiado pacífico, sin aventura, por eso eran la mujer quien cultivaba los vegetales. Existía también la superstición de que las mujeres podían hacer crecer mejor las plantas porque eran madres”  934.

“El hombre primitivo, nunca titubeó en esclavizar a sus semejantes. La mujer fue la primera esclava, una esclava familiar. El hombre pastoral, esclavizó a la mujer a manera de pareja sexual inferior. Este tipo de esclavitud sexual nació directamente del hecho de que el hombre dependía menos de la mujer, que ésta de él” 778.

“En los tiempos más remotos, las mujeres fueron propiedad de la comunidad y la madre, dominio de la familia. Los caciques primitivos fueron dueños de todas las tierras y propietarios de todas las mujeres” 781.

Esta situación degradante para la mujer, con el correr de los siglos fue empeorando a tal punto que era común escuchar que era un ser de cabello largo e ideas cortas y otros aun más audaces, pusieron en tela de juicio, si la mujer tenía o no alma.

En este escenario social, es que Jesús en su séptimo y último autootorgamiento decidió valorar a la mujer, de una vez y para siempre, dignificando la maternidad a tal punto, que decidió nacer del vientre de una mujer y conocer el amor materno. Amor que conservó y cuidó durante toda su vida en la tierra.

Recordemos que aun, cuando no estaba en los planes de Jesús el hacer ningún tipo de “milagros” y que en un comienzo se negó rotundamente a la petición de María, en las bodas de Caná “al verla parada frente a él, inmóvil y con el rostro bañado en lágrimas, el corazón humano de Jesús se inundó de compasión por la mujer que le había dado el ser en la carne, e inclinándose hacia delante, apoyó tiernamente su mano sobre su cabeza diciéndole: basta, basta madre María, no llores por mis palabras aparentemente duras, pero ¿ no te he dicho muchas veces que he venido solamente a hacer la voluntad de mi Padre celestial.?  Con cuanta alegría haría lo que me pides si fuese la voluntad de mi Padre....1530 y como el deseo de complacer a su madre y evitarle un disgusto fue tan grande, “los transformadores del poder, los seres intermedios y todas las personalidades requeridas, se reunieron e hicieron posible que el agua se transformara en vino.  Esta, fue la primera, pero no la última ocasión en que Jesús tuvo un gesto especial y delicado hacia la mujer. A riesgo de ser criticado, no dudó en entablar un diálogo con Nalda la bella mujer samaritana y pedirle agua del pozo a cambio del agua de la vida que él le daría, conversó largamente y cuando ella le preguntó cuando vendría el Libertador, “Jesús no titubeó y con sorprendente seguridad le contestó,  Soy yo, el que te está hablando” 1614.

“Fue esta la primera declaración directa, positiva y clara de su naturaleza y filiación divina que hiciera Jesús sobre la tierra y esta declaración fue hecha a una mujer, a una mujer samaritana de dudosa reputación” 1614.

Con  Marta y María, hermanas de Lázaro, también surgió una amistad muy linda, tanto así que al saber la muerte de Lázaro, Jesús lloró y ante el dolor de estas dos hermanas, Micael de Nebadón realizó “la más grande manifestación de poder divino durante su encarnación”1844 que fue la resurrección de Lázaro.

En otra ocasión, cuando María fue criticada por ungir el cuerpo de Jesús con un ungüento muy caro, no titubeo en salir en su defensa diciendo “¿ por qué queréis molestarla, cuando veis que ella ha hecho una buena cosa en su corazón.? Esta mujer no será censurada por lo que ha hecho esta noche, más bien yo os digo que en todas las eras por venir, donde quiera que se predique este evangelio en el mundo entero, se relatará lo que ella ha hecho en su memoria”1880.

No conforme con estas maravillosas muestras de ternura y de amistad hacia la mujer, Jesús se atrevió a hacer lo que nunca antes, ningún filósofo de la culta Griega, ni profeta, ni maestro alguno había hecho, porque “de todas las acciones audaces de Jesús en relación con su carrera terrenal, la más extraordinaria fue anunciada súbitamente en la tarde del 16 de Enero, cuando dijo: Mañana seleccionaremos a 10 mujeres para trabajar en el ministerio del Reino, posteriormente se unieron dos mujeres más, al grupo” y “Jesús autorizó a estas mujeres a que establecieran su propia organización y ordenó a Judas que proveyera fondos para su equipo y para los animales de carga. Las diez nombraron jefe a Susana y tesorera a Joana. De ahí en adelante se abastecieron por sí mismas, nunca más pidieron apoyo monetario a Judas” 1679.

“El cometido que Jesús dio a estas mujeres, al seleccionarlas para enseñar el evangelio y ministrar, fue la proclamación de la emancipación, lo cual liberó a las mujeres de todos los tiempos. Ya no podían, ni debían los hombres considerar a las mujeres espiritualmente inferiores a ellos” 1679.

“El país entero se agitó ante este procedimiento y los enemigos de Jesús sacaron provecho de esta acción para usarla contra él, pero por todas partes, las mujeres creyentes, al saber la buena nueva tomaron partido por sus hermanas elegidas, demostrando con gran convicción, su aprobación más plena de este reconocimiento, que le entregaba a la mujer su verdadero rol en el trabajo religioso” 1679.

“La posición de la mujer en Palestina, mejoró mucho por las enseñanzas de Jesús, así habría sucedido en todo el mundo, si sus seguidores no se hubiesen alejado tanto de lo que El tan esmeradamente les había enseñado” 1840.

Desgraciadamente, este debido reconocimiento y este amor demostrado por Jesús hacia la mujer, fue practicado sólo un corto tiempo después de la partida del Maestro, porque posteriormente se volvió a las viejas costumbres.  “Pablo, a pesar de profesar que estaba de acuerdo con todo esto en teoría, no supo incorporarla sincera y personalmente en su propia actitud y le resultó difícil practicarla”1679.

Sin embargo, a pesar que aun no se cumplen plenamente los deseos de Jesús, tenemos que reconocer que la enseñanza cristiana ha ayudado a la mujer, a alcanzar un sitial muy diferente, al que tiene otras latitudes donde no reina el cristianismo y donde hasta el día de hoy es encarnecida, sin el mas mínimo derecho a su condición, no sólo de mujer, sino como ser humano.

“Como si todo este reconocimiento hacia la mujer no fuese suficiente, Jesús después de su muerte, se apareció a un grupo de cinco mujeres, ellas fueron las primeras en saber de su resurrección y a María Magdalena le bastó escuchar su nombre para reconocer que ese hombre, era Jesús”  2096.

Jesús, se comunicaba tan bien con la mujer, porque sabía de su poder concebidor, sabía que el hombre para realizar sus planes, necesita de esta fuerza femenina que lo secunde y fecunde, al igual que el artista necesita de sus musas para su creación y las semillas precisan de la tierra para poder germinar.

Jesús nos dio a las mujeres el espacio, el respeto y el amor que merecemos como Mujer, sí, así con mayúscula, porque ser mujer no es competir, ni querer igualarse al hombre, no es pretender usurpar sus espacios ni sus derechos. Ser Mujer, es estar consciente de nuestra dignidad, en todos y en cualquier rol que nos toque asumir.

Madres, concebidoras no sólo de cuerpos físicos, sino también de esa fuerza y esa generosidad que tiene la madre tierra cuando permite que el trigo fructifique.

Esposa, guardiana del hogar, el cual sostiene y defiende con su esfuerzo y sin medir sacrificio.

Hijas abnegadas que cuidan con esmero de sus progenitores.

Amiga, dadora de empatía y comprensión.

Amante cariñosa, que dignifica con su amor la pasión y el sexo que tantos han querido vilipendiar, quitándole su poder creador, tanto en lo material, como en lo espiritual.

Alguien dijo que educar a un hombre es educar a un individuo, en cambio educar a una mujer, es educar a una generación...pero hay que tener cuidado, porque muchas mujeres, en su afán de revindicar sus derechos, pretenden competir con el hombre y se olvidan que la Mujer tiene sólo una forma de cumplir con su rol y esta es, siendo cada día más Mujer, porque “los derechos de la mujer no son de ninguna manera, los derechos del hombre, ni éste puede prosperar, usurpando los derechos de la mujer”.  “Cada sexo reinará supremo en su propio dominio, dominio determinado por la diferenciación biológica y por su disimilitud mental”  938.

Nuestra responsabilidad es inmensa y hasta ahora no hemos sabido asumirla completamente, porque el machismo seguirá existiendo mientras las madres, no eduquemos de forma diferente a nuestros hijos.

El mundo no podrá cambiar, mientras nosotras no nos sintamos una parte integral de la madre tierra y sepamos defenderla de todo lo que hoy tiende a destruirla.

Ojalá, que lo expuesto en forma tan rudimentaria en estas líneas, sirva para que los hombres aprendan a respetarnos, valorarnos y a querernos más y que nosotras, al igual que lo hizo Nalda, le pidamos cada día a Jesús, que nos dé de beber el agua viva de sus enseñanzas, para que seamos capaces de regar con nuestro amor, muchos campos baldíos...