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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

LA  INTOLERANCIA


La intolerancia a lo largo de toda la historia, ha sido la causante de infinidad de muertes y desaciertos entre los hombres.  Ella nace de la visión diferente que tenemos del bien y del mal y de la incapacidad de escuchar los argumentos de la otra persona.

Al intolerante, no le interesa encontrar la verdad, solamente desea imponer sus ideas y su criterio, en él prevalece su ego, el cual lo vuelve sordo y ciego a cualquier otro argumento que no sea el personal.  Tiene un gran sentimiento de superioridad, tras el cual, la gran mayoría de las veces, se oculta un sentimiento muy fuerte de inseguridad.

“No olvidéis que la intolerancia es la máscara, que oculta secretas incertidumbres sobre la verdad de las creencias de uno.  Ningún hombre se molesta por la actitud de su prójimo, si tiene absoluta confianza en la verdad de lo que cree su corazón.  La serenidad, es la confianza en la verdad de lo que profesamos creer.  Los hombres sinceros, no temen el examen crítico de sus convicciones firmes e ideales sinceros” 1641.

La intolerancia es una actitud, que muchas veces se convierte en hábito,  sin importar el tema, siempre se desea tener la última palabra, con lo cual el intolerante está castrando su propio intelecto, porque no se permite siquiera, la posibilidad de considerar o estudiar otros puntos de vista que no sean los suyos, limitando así su saber y su comprensión.

“El orgullo de la erudición no espiritualizada, es cosa traicionera en la experiencia humana.  El verdadero maestro, mantiene su integridad intelectual, tan sólo si sigue siendo aprendiz”1433,  porque “la cristalización intelectual de los conceptos invalida el verdadero conocimiento y nos impiden llegar a la sabiduría” 1471.

El intolerante sobrevalúa sus juicios y es un crítico mordaz de la opinión ajena.  Se vuelve dogmático y por lo mismo se estratifica, porque no se permite cambiar, ignora que el estancamiento es la muerte, porque “ la variedad descansa y la monotonía cansa y agota” 555.  Muchas veces, pone tanto énfasis en defender sus ideas, que no le quedan fuerzas para llevarlas a la práctica porque “cuando se siente importante, pierde energía a través del desgaste de la dignidad de su ego, de manera que queda poca energía para realizar la tarea” 555 que con sus palabras predica.

El intolerante, no considera a los demás hombres como sus hermanos, porque les niega la posibilidad de hacer uso de su propio libre albedrío, ignora que “no hace falta que veamos las cosas de la misma manera, ni que sintamos de la misma forma, ni tampoco que pensemos de la misma manera para ser iguales espiritualmente” 1591.

El intolerante hace todo lo contrario a lo que Jesús hacía, “Él sabía que cada hombre es diferente a los demás, y así enseñó a sus apóstoles.  Repetidamente les advirtió que no intentarán moldear a los discípulos y creyentes, según un modelo preestablecido.  Lo que buscaba era que cada alma pudiera desarrollarse a su propia manera, como individuo distinto y en vías de perfeccionamiento ante Dios” 1582.

¡Cuántas guerras llamadas “santas” cuantas discusiones familiares podrían evitarse si pudiésemos tener el respeto debido, no sólo a las opiniones de nuestros hermanos, sino también a su forma de ser.!  Si tuviésemos en cuenta que cada individuo tiene su propio ADN no sólo biológico, sino también sicológico, todo sería diferente en el trato con los seres humanos.

 Aquí es donde el amor debe saber transformarse en empatía, esa cualidad tan bella que nos permite ponernos en el lugar y las circunstancias de la otra persona.  No podemos amar, si primero no nos esforzamos por comprender a los que nos rodean, por algo Jesús nos dice que: “conocer a nuestros hermanos, entender sus problemas y aprender a amarlos es la suprema experiencia de la vida” 1431.

Muchas veces, en nuestro deseo de ayudar a nuestros hermanos nos volvemos intolerantes, queremos transmitirles nuestra fe, nuestra verdad y nos olvidamos que “un envase de medio litro, no puede contener un litro” 555, es decir, que no todos están preparados para recibir nuestra verdad y que por eso “debemos aprender que aun, la expresión de un pensamiento bueno, debe ser modulado de acuerdo con el estado intelectual y el desarrollo espiritual del oyente.  La sinceridad, el celo religioso, cumple mejor función en el trabajo del Reino, cuando está unido a la discreción”1961 porque “el tacto es prueba de poderío social y la tolerancia es la marca de un alma grande”1740

Además, al querer entregar nuestra verdad espiritual, debemos recordar “que no podemos enseñar las cosas profundas del espíritu a los que tan sólo han nacido en la carne, primero tenemos que hacer que los hombres nazcan del espíritu, antes de instruirlos sobre los caminos más avanzados del reino. Debemos esperar que “un hombre esté a salvo y seguro en el reino, recién en ese momento cuando él venga con sus preguntas, podemos impartirle la instrucción relacionada con el avance progresivo del alma”1592;  mientras ese momento llega, debemos aprender de la diversidad de opiniones y a ser respetuosos de ellas.

Por eso Jesús nos dice: “he venido al mundo a proclamar la libertad espiritual, para que los mortales tengan la fuerza de vivir su vida individual con originalidad y libertad ante Dios.  No deseo que se compre la armonía social y la paz fraternal al precio del sacrificio de la personalidad libre y de la originalidad espiritual” 1591.

“Siempre fue, y siempre será, que los hombres deben tomar su propia decisión.  Existe cierta gama de libertad de selección, que los mortales pueden ejercer.  Las fuerzas del mundo espiritual no obligan al hombre, siempre le permiten tomar el camino de su elección” 1802.

“La fe, nunca escapa del deber de solucionar los problemas del vivir mortal.  La fe viva no fomenta el fanatismo, la persecución ni la intolerancia” 1115.  Jesús nos pide que “no discutamos con los hombres, que seamos siempre pacientes porque no es nuestro el reino, sólo somos sus embajadores” 1593 y continúa diciéndonos: sed sabios en vuestros consejos y elocuentes en vuestras vidas, que vuestro hermano menor, pueda conocer primero el mejor camino antes de verse obligado a caminar por él” 1417.

¡Qué lejos están estos principios divinos, del dogma y de cualquier vestigio de intolerancia religiosa.!  Con razón esta Quinta Revelación, es un camino absolutamente nuevo de  evolución.  No más cadenas, ni la fe del carbonero, o de la ovejita que sigue al pastor en forma autómatica, y que cree sólo lo que le dicen que debe creer.  Nuestra fe debe ser, una fe viva, personal y activa, una fe que traduce en obras, porque asume su libre albedrío y es consecuente con su verdad.

Libre albedrío que no tiene nada que ver con libertinaje, ya que este nace y “se enmascara en el manto de la libertad, pero es precursor de la esclavitud abyecta” 613.  “La verdadera libertad está progresivamente relacionada con la realidad y es por siempre respetuosa de la equidad social, la justicia cósmica, la fraternidad universal y las obligaciones divinas” 613 porque al estar consciente de la propia libertad, no es posible usarla para hacer el mal, ni mucho menos para juzgar a nuestros hermanos con intolerancia, porque “solo el amor, la hermandad, pueden impedir que los fuertes opriman a los débiles” 805.

Practicar la tolerancia, debería ser nuestro primer deber en nuestro camino evolutivo, porque al practicarla estamos realmente cumpliendo la regla de oro que es amar y comprender a nuestros hermanos y reconocer en cada uno de ellos a un hijo de Dios.

La tolerancia, siempre se ha visto como un soportar algo a regañadientes, sin embargo, si la vemos como un acto de amor y comprensión podremos permitirnos abrir nuestra mente y escuchar la opinión de los demás y aprender lo mucho que tienen que enseñarnos.  Ser tolerante es abrir nuestro campo de comprensión, entendimiento, empatía y amor.

Para terminar es bueno hacerse un examen de conciencia y preguntarse:

¿Estoy dispuesta a escuchar la argumentación contraria e intentar ver su lado positivo y aceptar razones .?  Si me demuestran la validez de las mismas ¿ soy capaz de reconocer hidalgamente mi error o sigo buscando excusas y razones que puedan satisfacer mi ego.? ¿ Soy muy dada a la discusión :?

Vale la pena hacer una introspección sincera para trabajar en forma consciente en la tolerancia, porque sin ella, solo seremos sepulcros blanqueado.  “Dejemos que el Espíritu de la Verdad realice su obra,  a lo largo de las vicisitudes de la vida, recordemos siempre que debemos amarnos los unos a los otros y que no debemos luchar con los hombres, ni siquiera con los incrédulos” 1932.