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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

LA ORACIÓN DEL APÓSTOL


Señor, utiliza mi persona para instruir a los hombres, sobre las verdades eternas.  Las facultades, que con el vivir he adquirido, las pongo tu disposición, para que valiéndome de ellas, sea capaz de despertar a las almas dormidas.

No abrigo otra ambición que la de transmitir a mis hermanos, las bellezas de la verdad que Tú, has tenido a bien enseñarme.

Sé que no es tarea fácil, porque debo convencer sin presionar, iluminar sin deslumbrar, predicar más con el ejemplo que con la palabra.  Sin tu inspiración Padre mío, no podría cumplir mi tarea.

Por eso, abro mi corazón y mi mente al soplo divino del Espíritu de la Verdad.  Regenera en mí Señor, todo lo que no sea conforme a tu voluntad, protégeme del orgullo de creerme superior a mis hermanos, líbrame de la vanidad de creer que mis obras me pertenecen, en vez de reconocer en ellas tu mano.

Permite que las circunstancias me sean propicias para la expansión de la Enseñanza, pon en mi camino a las personas adecuadas, para que tu semilla divina fructifique en sus corazones.

Espíritu de la Verdad, al igual que otrora lo hiciste con los apóstoles, ayúdame a sacar fuera de mí, los valores que Dios me ha conferido.  Permite, que sea capaz de discernir lo verdadero de lo falso, lo importante de lo intrascendente.

Pero por sobre todo, enséñame a respetar la diversidad, a no creerme dueña de la Verdad, sino por el contrario a buscarla en donde quiera que ella se encuentre.

No permitas que mi celo espiritual, me haga descalificar ni juzgar a nadie, porque Tú no lo haces, y nos amas a todos por igual.

Enséñame a mostrar mi verdad en mis obras cotidianas, porque los hombres necesitan encontrarte en ellas, más que en la fría elocuencia erudita.

No son las palabras, sino las obras las que cambiarán al mundo

Confío en ti mi Señor, para esparcir por doquier el amor, la belleza y la bondad que está en ti y que debería también estar, en cada uno de los que nos llamamos tus apóstoles.

Que la unión y la fuerza de todos los que te amamos, esté en mí y que yo, esté en todos ellos, para que el Reino se manifieste en Urantia.

Que Así Sea.