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Los Estudios de la Sr. Yolanda Silva

LOS PROBLEMAS Y LA IMPORTANCIA PERSONAL.


Bienaventurados los que son perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino del cielo.  Bienaventurado seréis cuando os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra de vosotros falsamente.  Alegraos y regocijaos porque grande será vuestro galardón en los cielos” 1575.

“A la persecución, a menudo le sigue la paz y el progreso ha sido siempre la cosecha final de la persecución” 1575.

Pero, ¿ cómo me puedo sentir bienaventurado cuando me ofenden gratuitamente.?  ¿ Cómo puedo alegrarme y regocijarme cuando me calumnian.?  No es fácil, y sólo es posible, cuando soy capaz de comprender que detrás de esa ofensa, de esa calumnia, hay un bien potencial para mi, porque gracias a ella y al control que yo tenga, puedo trabajar en mi importancia personal, en ese orgullo que tanto daño nos hace en nuestra vida espiritual y también en nuestra vida cotidiana.

“Cuando tenemos la tentación de magnificar nuestra propia importancia, si nos detenemos para contemplar la grandeza y magnitud de nuestros Hacedores, nuestra importancia personal se torna sublimemente ridícula, lindando aun en lo cómico.  Una de las funciones del humorismo consiste en ayudarnos a todos a que no nos tomemos tan en serio.  El humorismo es el antídoto divino contra la exaltación del ego” 549.

“El orgullo oscurece a Dios.  Si quieres obtener la ayuda del cielo, aparta tu orgullo, cualquier indicio de orgullo obstruye la luz salvadora, como si fuera una gran nube.  Si no tenéis rectitud adentro, es inútil que oréis por lo que ha quedado fuera” 1451.

“Cuando te sientes importante, pierdes energía a través del desgaste de la dignidad del ego, de manera que queda poca energía para realizar las tareas verdaderas. La importancia personal, en lugar de la importancia de la tarea, agota porque es el elemento del ego el que agota y no el esfuerzo del logro.  Puedes realizar una labor importante si no te vuelves auto importante.  Puedes cumplir varias tareas tan fácilmente como una sola, si prescindes de tu ego” 555.  

El orgullo nos ciega y no impide ver la realidad, hace que nos sintamos ofendidos por los hechos o dichos de otras personas, que a lo mejor ni siquiera han tenido la intención de herirnos.  La importancia personal nos obliga a perder mucho tiempo y mucha energía que podríamos emplear mucho mejor si no fuésemos tan susceptibles a la opinión ajena y en cambio fuésemos mucho más seguros en nosotros mismos, pero no seguros, con una seguridad vanidosa, sino seguros de que nuestro actuar ha sido correcto, porque hemos hecho todo lo posible por actuar en forma impecable.

Lo otro que debería darnos seguridad y aumentar nuestra importancia personal en forma positiva, es el sabernos y sentirnos hijos amados por el Padre que está en el cielo, nuestra filiación divina, debería darnos seguridad en nosotros mismos y al tenerla, seríamos capaces de comprender mucho mejor las debilidades de nuestros semejantes en vez de sentirnos heridos por cualquier cosa.

El orgullo es lo opuesto de amarse, como Jesús quiere que nos amemos: como El nos ama.  El verdadero amor a sí mismo no es ególatra, escucha lo que otros tienen que decir, en cambio el orgullo es sordo y ciego.

“Jesús frecuentemente se indignaba por el mal, era intolerante del pecado, pero su indignación contra el pecado no se transformó nunca en ira contra el pecador”1103.  “El no apoyaba una práctica de sumisión negativa, a la indignidades de los que pudieran buscar a sabiendas, aprovecharse de los que practican la no resistencia contra el mal, sino más bien, deseaba que sus seguidores fueran sabios y estuvieran alertas para reaccionar rápida y positivamente con el bien frente al mal, con el objeto de conquistar el mal con el bien.  No olvidéis que el bien verdadero es invariablemente más poderoso que el mal”1770

“El hombre sabio, cuando trata de entrar por una puerta cerrada, no destruye la puerta sino que busca la llave para abrirla.  Frecuentemente nos embrollamos en una lucha, sólo para convencernos de que no tenemos miedo” 1778.  Detrás del orgullo siempre nos está acechando el miedo.  Miedo a que nuestra imagen sea menoscabada o destruida, miedo a no ser considerados o que nos dejen de querer o admirar.

El orgullo, la importancia personal, aun cuando no sale en el diccionario es sinónimo de miedo, y el miedo es paralizante y absolutamente dañino.  El miedo nos impide actuar con sabiduría y rectitud como es la no resistencia.  “Jesús nos enseñó a no resistir el mal, a no combatir la injusticia o la injuria, pero no nos enseñó a tolerar pasivamente las maldades.  Indicó muy claramente que el aprobaba el castigo social de los malhechores y criminales y que el gobierno civil a veces debe emplear la fuerza para mantener el orden social y aplicar la justicia” 1579.

Como vemos, todo tiene su justo medio, y la única forma de reconocer este justo medio, es teniendo conciencia de nuestros actos y de nuestros sentimientos, no dejarnos llevar por nuestros impulsos porque habitualmente no son buenos consejeros.  Antes de enojarnos o herirnos por algo, primero pensemos si en verdad vale la pena gastar en eso, nuestro tiempo y nuestra energía.

La persecución de la que nos habla Jesús, no la debemos tomar en forma literal, sino involucrar en ella todo aquello que nos molesta y que nos produce un problema, porque detrás de cada uno de ellos en verdad, se esconde una bendición, aun cuando a primera vista nos parezca esto un disparate. Todo problema es una nueva oportunidad de crecer espiritual y moralmente, pues “los mortales tan sólo aprendemos la sabiduría a través de la experiencia de las tribulaciones”1663  ya que “no podemos percibir la verdad hasta que no la experimentamos con los sentimientos y muchas verdades no son realmente sentidas excepto en las adversidades” 557.

“Muchos de la pena del hombre, nace de la desilusión de sus ambiciones y de las heridas de su orgullo.  Aunque los hombres tienen el deber para consigo mismos de hacer lo mejor que puedan, con sus vidas en la tierra, habiendo hecho esto, deberían aceptar su destino con alegría, y aplicar su ingenio para sacar el mayor provecho de lo que les tocó en suerte”1674. Cuan diferente sería nuestra vida “si aprendiéramos a contentarnos, cualquiera sea nuestra situación” 1336.  Los acontecimientos en sí, la mayoría no son ni buenos ni malos, todo depende de la connotación que nosotros le demos, si nos acostumbráramos a buscar lo positivo en lo negativo, nuestra vida dejaría de ser el valle de lágrimas que se supone debe ser según la religión y se convertiría en el camino al Paraíso.

Jesús al venir a la tierra y otorgarnos al Espíritu, nos dio todas las herramientas necesarias para que esto no sea una utopía mística sino una realidad tangible, sin importar nuestro origen terrestre y humano porque “vuestra sabiduría iguala vuestro celo y vuestro coraje compensa vuestra ignorancia”1579.  Para ser impecables no es preciso ser sabio, pero sí hay que tener mucha voluntad, perseverancia y conciencia del momento presente.  La sabiduría es la consecuencia de ser impecables.

“Cuando se acumulan las nubes, nuestra fe debe aceptar el hecho de la presencia del Ajustador residente y así deberíamos poder contemplar, más allá de las tinieblas de la incertidumbre mortal, el brillo claro del sol de la rectitud eterna en las alturas acogedoras de los mundos de Satania” 1194.

“Los individuos conocedores de Dios, no se desalientan por la desgracia, ni se deprimen por las desilusiones.  Los creyentes son inmunes a la depresión.  Los que viven en el espíritu no están perturbados por los episodios del mundo material” 1740 sin que ello signifique el dejar de lado sus obligaciones ya que “aislar parte de la vida y llamarla religión, es desintegrar la vida y distorsionar la religión” 1124, porque  “El que no trabaja no come”.  Jesús señaló su propia experiencia, como ilustración suficiente de sus enseñanzas.  Sus principios sobre la confianza en el Padre, no deben juzgarse sobre la base de las condiciones sociales o económicas de los tiempos modernos, ni de ninguna otra época” 1579.

“Es en los momentos de prueba cuando se revela el alma del hombre, la prueba revela lo que verdaderamente alberga su corazón” 1824 y “como Dios nos ha dado mucho, también espera mucho de nosotros” 1824.

“Jesús sometió a sus mensajeros elegidos a repetidas pruebas de desilusión y les proporcionó con frecuencia oportunidades llenas de dificultades, para que ellos seleccionarán entre el camino justo y el camino erróneo de enfrentar las pruebas espirituales” 1768.  Vale la pena releer esta última cita, porque cambia totalmente el concepto que generalmente tenemos, cuando nos toca vivir una prueba, habitualmente nos sentimos castigados, en cambio Jesús dice que a sus elegidos les envía las oportunidades.

Deberíamos pues, sentirnos privilegiados cuando nos toca pasar por una situación difícil, y de inmediato preguntarnos ¿ qué debo aprender de esto.?  ¿Cómo puedo aprovechar espiritualmente lo que me está pasando.?  Estas solas preguntas, cambian completamente nuestro estado de ánimo, porque a lo aparentemente negativo le buscamos el lado positivo y eso nos llena de paz para enfrentar con serenidad cualquier cosa, porque la acción de recanalizar las vibraciones es impecabilidad y es un acto de poder.  Sentimos entonces que no estamos solos, sabemos que el Padre nos ama y que de alguna forma saldremos adelante.

 Las experiencias son como los granos de trigo, es preciso molerlas, asimilarlas para que realmente se transformen en nuestro alimento espiritual  y también, al igual que se hace con el trigo, debemos almacenar nuestras experiencias en nuestra memoria para no volver a tropezar con la misma piedra, sino extraer las enseñanzas que nos ayuden a evolucionar.

Si analizamos el origen real de nuestros problemas, descubriremos que la gran mayoría se originan debido a nuestra importancia personal, nos sentimos heridos cuando alguien no fue lo suficiente atento o educado, cuando no se nos considera según lo que nosotros creemos merecer.

 Cuando nuestras ambiciones son desmedidas, en fin hasta los problemas económicos, tan en boga hoy en día pueden tener su origen en nuestra importancia personal, pues muchas veces los gastos que hacemos no son para cumplir necesidades básicas sino para presumir ante los demás con un buen auto o con ropa de marca.  Si prescindiéramos de muchas cosas superfluas, podríamos tener un mayor desahogo económico y podríamos dejar de trabajar en forma compulsiva y tendríamos tiempo para pensar en nuestra vida interior, para encontrarnos a Dios en lo profundo de nuestro corazón, porque “cuando hemos aceptado las pruebas y los sufrimientos como un aprendizaje de la vida, llega no sólo la paz del espíritu, sino también la verdadera felicidad, porque trascendemos las nubes negras de la noche en espera del nuevo amanecer porque tenemos la certeza que “con Dios todo es posible”

Recordemos que Jesús nos dijo “No os prometo liberaros del mar de las adversidades, pero sí os prometo que navegaré  con vosotros, a través de todas ellas”1767.  “Todas las cosas funcionan para el bien.  Incluso durante nuestras pruebas más duras, recordad siempre que en todas nuestras aflicciones el Padre se aflige con nosotros”598.