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  Señor, déjame predicar tu nombre sin palabras. Ayúdame a esparcir tu enseñanza donde quiera que vaya.

Inunda mi alma con tu espíritu y tu ejemplo de vida. Penetra todo mi ser y toma posesión de él, de tal manera que mi vida sea una irradiación de la tuya.

Quédate en mi corazón, en una unión tan íntima, que las almas que tengan contacto con la mía, olviden que yo existo y sólo piensen en Ti.

Quédate conmigo, así podré convertirme en luz para mis hermanos...esa luz oh Jesús, vendrá toda de Ti, ni uno solo de sus rayos será mío. Te serviré de instrumento para que Tú ilumines a las almas a través de mí.

Déjame alabarte en la forma que te es más agradable: llevando mi lámpara encendida, para disipar las sombras en el camino de otras almas.

Déjame predicar tu nombre sin palabras... con mi ejemplo, con tu fuerza de atracción y con el evidente amor que mi corazón siente por Ti.

Que Así Sea.