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Experimentos en la religión personal: Estudio VIII
Experiencia religiosa a través
de la Iglesia

H. N. Wieman
Traducido por Anibal Pacheco O.

 

El Método de la Hermandad Espiritual

 

La iglesia y el hogar están diseñados para promover una preciosa hermandad. Quién nunca la haya experimentado, en la iglesia, en el hogar o en otra parte, le falta uno de los bienes más grandes de la vida. Pero la iglesia y el hogar no deben monopolizar esta hermandad; ellos deberían ser la guardería de ella, donde se fomente, donde crezca y desde donde se difunda hacia otras agrupaciones sociales.

 

Existen tres clases de asociación altamente estimadas por los hombres. Los tres se pueden encontrar en su mejor expresión en la iglesia. Llamaremos a la primera simpática, a la segunda instrumental y a la tercera orgánica. La tercera clase es la mejor. Esta descrita en el Nuevo Testamento por  frases tales como siendo miembros uno de otro, siendo ramificaciones de una sola vid o en declaraciones tales como: "Ustedes en mí y yo en ustedes que podamos llegar a ser uno". Es la poco habitual y excelente clase de hermandad que constituye el Reino de Dios. No excluye los tipos comprensivos e instrumentales de asociación. Por el contrario, a menudo los incluye, pero es más que ellos.

 

1. Asociación Simpática e Instrumental

 

La simpatía, tomada en su sentido original, significa sentimiento mutuo. La asociación simpática es aquella en la cual las personas asociadas comparten los mismos sentimientos, los mismos pensamientos, las mismas aspiraciones, las mismas esperanzas y propósitos. Una experiencia compartida se profundiza, se suaviza y se intensifica al compartirla. La sicología de esto ha sido estudiada de manera intensa y es bien entendida hoy. Quien tenga la experiencia actúa como un estímulo en los otros de tal manera que intensifica el sentimiento, si es un sentimiento que se comparte o que hace que el pensamiento sea más vivo y complejo, si es un pensamiento, que hace la aspiración más absorbente y emocional, si es la aspiración lo que se comparte.

Si es una experiencia dolorosa, como el dolor, la decepción, un peligro, al compartirlo se hace de alguna manera dulce. Benditos los que están de luto si el luto los reúne como comunidad amante, porque al compartir la experiencia serán confortados. En la asociación simpática existe la magia que transforma la pena, la pérdida, la decepción o la amarga tragedia en algo precioso. La hermandad de la simpatía toca los males de la vida y mediante la magia de ese toque hace que produzca fragancia. Se convierten en beatitudes. Jesús le hablo, no a los individuos aislados, sino a una comunidad amante cuando dijo: "Dichosos ustedes cuando por causa mía los maldigan , los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos. Pues bien saben que así trataron a los profetas que hubo antes que ustedes". No solo estarían en hermandad con aquel que es perseguido, sino también con los grandes profetas que estuvieron antes que ellos.

 

Aún, si una hermandad fuera simplemente simpática y nada más, si no hiciera nada por quitar las causas de la pena, del dolor y de la decepción, y si no cambiara de forma constructiva la mala situación resultante de estas causas, excepto solamente para simpatizar, sería una clase inadecuada de asociación. Como una hermandad comprensiva puede ser preciosa, pero tomada solamente por sí misma no es suficiente. Debe ser un acompañamiento de la asociación instrumental y orgánica. Es como una parra; necesita de estos para proporcionar un marco firme por el cual subir.

 

La asociación instrumental puede llamarse la asociación para las buenas obras. Sirve como instrumento para hacer cosas. Hace cosas que son provechosas para sus propios miembros y para otros. Casi todo el trabajo caritativo de la iglesia es de esta clase. La iglesia ha intentado proveer de una sana recreación, para mejorar educación, para rectificar algunos de los males económicos. Se ha aplicado como un instrumento para luchar contra el abuso del alcohol, la limitación de largas jornadas de trabajo, la superación de la corrupción en política, etc. También ha mejorado grandemente su organización para ayudar a sus propios miembros en cualquier momento de necesidad. Todo esto pertenece a la fase instrumental de la asociación. Es tan clara, simple y normal que es probablemente la primera cosa que viene a la mente de cualquier persona que considere el valor de cualquier asociación, sea en iglesia como fuera de ella.

 

2. Asociación Orgánica

Frente a la asociación por simpatía y la asociación para el servicio esta la asociación para la construcción de la personalidad. La llamamos orgánica. En la asociación orgánica los miembros no comparten necesariamente los mismos sentimientos. Por supuestos ellos lo podrían hacer, y a menudo; pero esto que comparte pertenece al aspecto simpático, no a lo orgánico, de su asociación. Si la asociación es orgánica, cada uno debe tener, sobre y bajo los sentimientos que él comparte con otros, esos sentimientos que sean la expresión peculiar de su propia y única individualidad. Pero los miembros interactúan sobre los otros de tal manera como para intensificar y enriquecer los sentimientos de cada uno, a pesar de que sus sentimientos puedan ser distintos unos de otros. En esta asociación ellos tienen pensamientos que no comparten. Pueden tener grandes diferencias sobre sus ideas sobre las cosas. Pero interactúan recíprocamente uno sobre otro de tal manera como para clarificar y magnificar las ideas de cada uno. Tienen propósitos y aspiraciones que no comparten; pero obran recíprocamente de tal manera como para ampliar el alcance, la exactitud y la efectividad del propósito y de la aspiración de cada uno.

 

Sin embargo en la asociación orgánica existe una comprensión mutua profunda. Mientras uno no piensa como lo hacen los demás, él sabe lo que piensan. Mientras que uno no siente sobre cosas como los otros, él sabe cómo sienten. Mientras que él no se esfuerza para el mismo fin como lo hacen los demás, él sabe cuál es la aspiración y el esfuerzo de sus vidas. Esta profunda comprensión mutua es lo qué hace su interacción en la diferencia tan provechosa, tan clarificadora y tan creativa. Esta interacción estimulante de personalidades diversas que tienen una profunda comprensión mutua de cada uno fomenta y magnifica la individualidad de cada uno. Con todo cada individualidad única está conectada orgánica y cooperativamente con las demás; como las partes del cuerpo humano, mientras que es totalmente diferente del corazón, los pulmones, con todo están conectados tan orgánicamente que cada uno en su propia diversidad única satisface una función que alimenta, sostiene y enriquece a todos los demás. Así los individuos que entran en la asociación orgánica uno con otro, son los miembros uno del otro. Son ramificaciones de una sola vid. Cada uno habita en el otro de tal manera que todos pueden ser uno

 

Esta estimulante, sustentable, diversificada cooperación espiritual y mutua comprensión no necesita excluir la simpatía y el servicio; pero va más allá de ellas. Es la clase de hermandad que Jesús y los discípulos tenían el uno con el otro. Éstos individuos no fueron moldeados según el mismo modelo. No salieron del proceso de hermandad como muchos ladrillos, cada uno pensando, sintiéndose, diciendo, haciendo lo mismo. Ocurrió absolutamente lo contrario. Bajo el estímulo de esta hermandad cada uno comenzó a crecer para llenar totalmente su individualidad. Cada pensamiento sobre las cosas tuvo un camino distinto; cada uno sentía diferente, hablaba distinto, reaccionaba distinto. Con todo cada uno se relacionó tan orgánicamente con los otros en profunda comprensión mutua , al menos siempre y cuando Jesús estaba con ellos, que cada uno satisfizo su propia función peculiar e hizo su propia valiosa contribución. Cada uno trajo al grupo completo un punto de vista en si mismo, aún para enfocarse cada uno era muy distinto de los demás.

 

Se puede observar que la iglesia temprana no fue una asociación instrumental. No se dedicó primeramente al servicio o a las buenas obras. No observamos que haya inmediatamente concentrado sus esfuerzos  en proporcionar una sana recreación o en luchar contra la corrupción política, o en traer justicia al sistema económico, o en mejorar las escuelas, o en oponerse a la esclavitud, o en hacer buenas obras excepto en caridad. Fue orgánica más que instrumental. Fue una asociación dedicada a la salvación de las almas; es decir, el fomento, enriquecimiento y exaltación de las individualidades de sus miembros, incluso de los parias, los aplastados y machacados, los esclavos y la gentuza se levantaron con gran fuerza para dominar la época. Esas personalidades magnificadas y desarrolladas pudieron e lo hicieron, en el curso del tiempo, entrar en  asociación instrumental con el propósito de hacer buenas obras, quitando las causas del mal, transformando las condiciones y reconstruyendo el mundo.

 

No queremos sugerir que la iglesia dejara de hacer buenas obras. Por el contrario, debe hacer aún más de lo que está haciendo. Debe ser una asociación instrumental tanto como orgánica. Pero primero que todo, exigimos que debe ser orgánica. Su primera y más grande función en el mundo es reunir a las personas de tal manera que ella puede obrar recíprocamente en comunidad orgánica profunda, con profunda comprensión mutua . Debe acelerar la vida y el crecimiento abundante de esos impulsos, aspiraciones y actitudes personales en donde el individuo llega al cumplimiento más grande de sus posibilidades extremas. Ésta es la salvación individual; pero también es profundamente social. El individuo encuentra su plenitud a través de la interacción con sus compañeros. Y como él aumenta en estatus espiritual su interacción se vuelve cada vez más creativa de mayor personalidad en si mismo y los demás.

 

Debe observarse que esta clase de asociación no excluye la soledad. Por el contrario, se necesitan estaciones de meditación y de adoración solitarias, privadas; ya que sólo en soledad uno puede asimilar las sugerencias que ha recibido de otros. Solo en la solitaria "espera en Dios " puede ordenar los nuevos impulsos que la asociación ha revuelto dentro de él. Él debe digerir lo que ha recolectado. Si no hace esto, se vuelve superficial. Él deja de tener originalidad. Él se vuelve incapaz de obrar recíprocamente creativo. Su capacidad para la asociación se hunde al nivel de simpatía e instrumental. Solamente en estaciones de soledad, asimilación y organización privadas alternadas con estaciones de asociación  puede su interacción con otros servir para desarrollar las potencias y las posibilidades de si mismo y de sus asociados. Solo así puede él participar en la asociación orgánica.

 

3. Asociación Orgánica como Adecuación a Dios

 

La asociación orgánica es la clase más profunda posible de asociación religiosa. Con ella el individuo y el grupo comparten más completamente el funcionamiento cósmico de Dios. Existe un proceso cósmico que trabaja para hacer el universo entero más orgánico. Es Dios. Trabaja para desarrollar a individuos, humanos y subhumanos; y trabaja para correlacionar estos individuos de modo que todos puedan ser miembros unos de otros, en la diversidad cumpliendo una función de vital importancia para todos los demás, cada uno sosteniendo a los demás y magnificándolos, y para encontrarse a si mismo  más rico y magnificado. Los árboles, la hierba, el cielo, el agua, la tierra, las bestias y los hombres llegan a ser cada vez más interdependientes y mutuamente soportantes. La meta de este movimiento hacia la interdependencia orgánica y el desarrollo mutuo de individuos esta poéticamente expresa en las palabras "el león descansará junto con el cordero". El valor último de todas las buenos obras y del servicio instrumental es proporcionar las condiciones que son favorables para este trabajo de Dios -- el desarrollo de la interacción orgánica entre todos los hombres y entre los hombres y el resto de universo.

 

4. El Experimento Personal

 

El experimento personal que proponemos consiste en la participación individual en las asociaciones y actividades de iglesia de tal manera para hallar o alcanzar la clase de hermandad que hemos llamado orgánica. La técnica personal por la cual esto se logra es demasiado sutil, íntima y variable como para fijar reglas o describirla. Pero se pueden hacer ciertas sugerencias para dirigir el experimento.

 

Debería ocasionalmente tomar un tiempo como para mirar hacia atrás su experiencia y examinar por mismo para comprobar si ha logrado realmente esta hermandad en una cierta medida. Debe esforzarse para descubrir y para cultivar esas actitudes, esa manera de acercarse y de tratar a las personas, de hablar y de escucharles, que le permitirán entrar en asociación orgánica con ellos. Sobretodo, debe tener estaciones de soledad y de adoración privada y usarlas de la manera descrita previamente.

 

Si en serio busca una hermandad más preciosa creemos que puede encontrarla. Crecerá en ti con los años, transformando el mundo para tí y haciendo todas las cosas más queridas. Con ella entrarás en hermandad orgánica con Dios que trabaja para hacer el universo más orgánico. Con la hermandad orgánica con los hombres, las bestias y las cosas un hombre encuentra a Dios y vive en Dios y Dios vive adentro de él. Es necesario para una mejor religión; es imprescindible para nosotros.