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Experimentos en religisn personal: Estudio III
Experiencia Religiosa a Travis
de la Influencia de la Belleza

H. N. Wieman
Traducido por Anibal Pacheco O.

 

 

1. La Experiencia Religiosa de la Belleza

 

Hay cuatro maneras de experimentar la belleza. Una es la manera del esteta(1); la segunda la manera del artista; la tercera la manera del moralista; la cuarta, la manera religiosa. La misma persona puede experimentar la belleza de las cuatro maneras en distintos momentos segzn sea su humor. Con dificultad podrma tener las cuatro experiencias al mismo tiempo; y generalmente experimentara la belleza de una de estas maneras por sobre las otras, a menos que cultive especialmente algzn otra. Queremos sugerir un mitodo para cultivar la manera religiosa de experimentar la belleza. Nuestro primer paso de progresisn debe ser clarificar y distinguir la manera religiosa por encima de las demas.

El esteta encuentra el ixtasis en la experiencia de la belleza, la cual es para il el bien supremo. Il no busca nada mas; il desea mas. Este estado sentimental es el resultado final para il. Il busca la belleza donde pueda encontrarla, pero no la crea. Il cultiva su capacidad de apreciacisn para poder entrar mas profundamente en la experiencia. Pero no hace nada mas. Cuando il ha logrado el mas alto ixtasis no hay nada que mas que le permita prolongar ese estado sentimental.

 

La experiencia del artista es muy diferente. La belleza lo inspira para crear un objeto hermoso. El disfrute de la belleza es para il constructivo. Es un severo disfrute el sacar fuera de las materias primas de la naturaleza una cosa bella. Puede ser un sonido hermoso, como mzsica, o un movimiento hermoso, como en la danza, o la belleza del ritmo y de las imagenes, como en la poesma. Pero hay un mecanismo impulsor enirgico en la experiencia del artista que no se encuentra en la del esteta.

 

Azn el moralista encuentra otro bien en la belleza. La belleza le incita al esfuerzo vigoroso y constructivo. En este aspecto se parece al artista y difiere del esteta. Pero su esfuerzo no esta en los materiales de ningzn arte fino. Esta con los materiales con los cuales construimos la buena vida. La belleza le ayuda inmensamente en su esfuerzo por alcanzar la buena vida. Hace la buena vida mas fascinante. Cuando los ideales morales estan revestidos de belleza, como en muchas canciones y sermones, ellos inspiran al esfuerzo moral como no lo podrma hacer ninguna otra cosa.

 

Pero la experiencia mas profunda de la belleza es la religiosa. El esteta lo olvida; al igual que el artista y el moralista, excepto cuando istos llegan a ser religiosos. Cuando decimos que el esteta, el moralista y el artista deben volverse religiosos para tener la experiencia mas profunda de belleza, no queremos decir que deben suscribir algzn credo, ni unirse a una iglesia, aunque puede ser que lo hagan. Lo que queremos decir es que esta experiencia mas profunda de la belleza es religiosa y il que la tiene de este modo de alguna forma se vuelve religioso.

 

?Cual es la experiencia mas profunda y religiosa de la belleza? Debemos intentar indicar su caracter, por lo menos hasta el punto en que pueda ser reconocida.

 

En esta la mas profunda experiencia, la belleza nos hace conocer una realidad que es mas rica, mas profunda y mas maravillosa que cualquier cosa que podemos soqar o concebir. Esta realidad no es cualquier cosa que percibimos en el objeto hermoso. No es cualquier cosa que deseamos. Aqum no nos referimos a las visiones brillantes que pueden venir a nosotros cuando escuchamos mzsica o una historia o cuando contemplamos cualquier otra cosa hermosa. Esta realidad que entra a nuestro conocimiento cuando estamos bajo el encanto de la belleza es absolutamente inimaginable. Esta mas alla del alcance de nuestros sueqos apenas tan verdaderamente como nuestras palabras se las lleva el viento. Lo sentimos como una presencia fantasmal. Casi parece estar allm, pero en ninguna parte.

 

Dos preguntas se deben contestar en relacisn a esta experiencia: (1) ?Es este sentido de la realidad inimaginable una ilusisn? (2) ?En qui sentido y bajo qui condiciones es religioso?

 

La respuesta a la primera pregunta puede encontrarse a travis de un examen de la sicologma de esta experiencia. En esta experiencia profunda de la belleza el objeto es tan formado y tan contemplado que despierta en nosotros una multiplicidad de nuevas respuestas plasticas, sutiles y tentativas. Ahora cualquier respuesta despertada en nosotros es extraqa y nueva, especialmente si consiste en una interaccisn complicada de muchas respuestas tentativas y novedosas, nos dara este sentido de realidad extraqa, maravillosa e inimaginable.

El sentido de realidad inimaginable que viene a nosotros en este estado psicolsgico no es una ilusisn si entendemos esta realidad es un mundo completamente distinto que serma el nuestro si nos reconstruimos a nosotros mismos y a nuestro ambiente esta interaccisn entre uno mismo y el ambiente serma muy diferente a lo que es ahora. El contemplar la belleza no engendra ilusisn porque esta experiencia religiosa profunda de la belleza es exactamente la experiencia que hace posible un mundo completamente distinto. Lo hace porque despierta impulsos sutiles innumerable, tentativos y novedosos. Estos impulsos proporcionan "el material psicolsgico necesario" con el cual nuevos y diversos habitos pueden ser formados. Esta posibilidad de nuevos y diversos habitos hace posible la reconstruccisn de uno mismo y del ambiente la cual traerma un mundo distinto. Puesto que la belleza engendra ese estado psicolsgico del cual los habitos requeridos pudieran ser desarrollados, los que hacen que mundos nuevos, diversos e inimaginables sean una posibilidad genuina. El estado psicolsgico inducido en nosotros por la belleza es el primer requisito previo al logro de un mundo distinto.

 

Luego concluimos que el sentido de la realidad inimaginable que viene a nosotros al contemplar la belleza no es una ilusisn si se mira como el conocimiento de algo no real, pero posible.

 

En la presencia de la gran belleza una se vuelve como niqo. Un niqo es capaz de grandes modificaciones del comportamiento y del desarrollo. Por lo tanto las puertas de la posibilidad estan abiertas de par en par ante il. Al pasar los aqos estas puertas se cierran una despuis de otra. Pero la experiencia religiosa de la belleza, al despertar muchos impulsos plasticos, novedosos y tentativos, preserva nuestra juventud. Nos mantiene plasticos. Ella preserva y restablece nuestra capacidad para el crecimiento y para la adaptabilidad multiforme. Abre muchas puerta que estaban cerradas incluso para el niqo. Causa en el hombre el retorno y vuelve a ser como un niqo, de tal modo que su entrada en el Reino de los Cielo se convierte en una posibilidad. La belleza nos lleva verdaderamente a los lmmites de la realidad inexplorada.

 

Pero todavma no hemos explicado csmo esta experiencia es religiosa. Simplemente nos dimos cuenta que la realidad genuina pero inimaginable no es en sm misma religiosa. Ella llega a ser religiosa solamente cuando uno avanza hacia adelante a buscar ese mundo nuevo y diferente viviendo la vida de la fe.

 

La vida de la fe puede significar una de las siguientes dos cosas: Puede significar aguardar con la esperanza de que la muerte nos lleve a ese otro mundo; o puede significar la bzsqueda agresiva y esforzada de los caminos y significados a travis de los cuales alcanzar ese otro mundo aqum en la tierra. Esta bzsqueda y esfuerzo requiere aventuras experimentales de formas de conducta de nuestras vidas, lo cual es una forma de fe. Tambiin significa buscar despuis las mejores relaciones con Dios, porque Dios es ese factor o caracter en el universo que traera el mejor mundo posible a la realidad cuando establecemos las relaciones requeridas con Il. Sabemos que Dios hara eso porque Dios es eso por definicisn. No importa csmo se concibe a Dios, se piensa siempre en Dios como ise ser en particular que traera el mas grande bien a la humanidad cuando los hombres establecen relaciones correctas con il

 

Por lo tanto decimos que la experiencia de la belleza es religiosa cuando hace dos cosas: (1) cuando nos da un sentido mas enriquecedor, una realidad mas profunda que nosotros podamos concebir o imaginarnos, pero una realidad que constituye un mundo verdaderamente posible; (2) y cuando nos inspira a que realicemos toda nuestra vida de una manera tal que sea una adaptacisn a Dios a travis de el mas limpio pero posible mundo que sera tramdo a la existencia.

 

?Csmo diferenciamos esto de la itica? En la itica nos esforzamos en hacer lo que sabemos que es lo correcto. La religisn incluye eso, pero va mas alla de ella. La itica esta intentando vivir segzn los mejores ideales de este mundo. Pero la vida religiosa que proviene de la experiencia de la belleza intenta descubrir los ideales de ese otro mundo posible, el cual puede ser enteramente diferente de los ideales de este mundo.

 

El esteta, el artista, el moralista y el profeta encuentran su inspiracisn y su percepcisn en belleza. La belleza los vuelve a cada uno a una extraqa inquietud y "los lleva a subir hacia lugares altos". El esteta sube hacia ese ixtasis la cual aguarda al alma sensible en presencia de la belleza. El artista sube hacia la creacisn de aquellas formas que vengan a frecuentarlo despuis de que la belleza lo haya visitado. El moralista sube hacia esos ideales que la belleza ha rendido al atractivo radiante. Pero el profeta religioso sube un camino mas peligroso y mas misterioso que los otros. Il va adelante en la tentativa de arrancar desde las inmensidades del universo de otro mundo, completamente distinto a este, el cual visita en presencia fantasmal cuando il mira en la cara de la belleza.

2. Csmo la Belleza Conduce a Dios

La belleza no se confina a las obras de arte. El arte nos provee solamente con una parte pequeqa de la belleza del mundo. La naturaleza, incluyendo el impredecible comportamiento humano, esta llena de belleza. La mas profunda y activa belleza se aproxima a nosotros inadvertidamente sin la intervencisn de obra humana, asm como cuando pasamos por la cima de una colina y percibimos por primera vez un arbol plantado en un prado con el otoqo encima y sutilmente aferrado a il , nosotros cara a cara frente con belleza. O pasamos a travis de un denso y extraqo bosque y repentinamente llegamos frente a una cascada, la espumante agua cayendo desde un alto granito, un pequeqo arco iris a los pies y allm en la oscura piscina un gran globo escarlata reflejado por una flor sobre la rivera. O levantamos nuestros ojos a las frmas montaqas azules en la distancia, sus picos veteados con destellos blancos y, por un instante el ixtasis es nuestro.

 

El objeto hermoso, sea de arte o de la naturaleza, no solamente nos abre al extenso reino de las posibilidades. Tambiin nos hace concientes de la profundidad riqueza del mundo real concreto y lo  hace mas alla de cualquier otra clase de experiencia. Asm podemos responder simultaneamente a diversas partes y cualidades del objeto hermoso modelado. Un objeto ordinario que no es hermoso, ni posee belleza que apreciar, tiene solamente una o dos caractermsticas a las cuales podemos reaccionar. La ignoramos en todo excepto en aquella o aquellas dos cualidades que pueden hacerla ztil a nosotros. El objeto feo, por otro lado, tiene muchas caractermsticas a las cuales reaccionamos; pero nuestras respuestas estan en conflicto, una tiende a inhibir a otra. Solamente al objeto hermoso formado podemos responder a sus muchas piezas y cualidades de una vez y hacerlo sin conflicto o angustia.

 

Asm la belleza nos hace concientes de la abundante plenitud de la realidad asm como del gran reino de mundos posibles. Por esta razsn nos lleva a la asociacisn mntima con Dios. Para Dios es eso que (1) da abundante plenitud de realidad al mundo real y (2) determina el alcance y la limitacisn de las transformaciones posibles que este mundo real puede experimentar. Cualquiera que discierna la riqueza y la profundidad del mundo real y tambiin el reino de los mundos posibles en los cuales este mundo real puede ser transformado esta muy cerca de Dios. Puesto que la belleza nos da esta experiencia nos lleva a la presencia de Dios. Sin embargo, puede hacer esto solamente cuando tenemos esa experiencia profunda que hemos descrito como la experiencia religiosa de la belleza. El esteta , el artista, y el moralista, a menos que experimenten esta experiencia religiosa, no tienen ese conocimiento de la realidad inimaginable que constituye la significacisn religiosa de la belleza.

3. Un Experimento Personal con la Belleza

Busque esa forma de belleza que lo remeza de la forma mas profundamente posible. Para la mayorma de la gente, quizas, la mzsica sera lo mejor. Antes de entrar en presencia de la belleza preparese por la adoracisn. Vaya donde pueda estar completamente solo. Relajese e intente detectar la presencia de Dios que todo lo abarca . Recuerde que en la adaptacisn a ella puedes lograr posibilidades completamente desconocidas de dones. Luego, exammnese para descubrir qui reajustes de su personalidad son necesarios para entrar en la mas completa apreciacisn de esa belleza que pronto experimentaras. Repita tranquila y sinceramente muchas veces el reajuste requerido. Termine entonces la etapa de la adoracisn en el estado del conocimiento relajado pasivo de Dios. Habiindose preparado asm, vaya al lugar donde puedas entregarte a la experiencia mas profunda de su forma elegida de belleza. Despuis, tratar de ver si has experimentado de cualquier manera o en cualquier grado el sentido de la realidad inimaginable que se ha descrito. ?Has profundizado tu sentido de la presencia de Dios? ?Auments el entusiasmo y la impaciencia de su bzsqueda de un mundo mejor?

 

Para terminar el experimento, debermas hacer de su vida una atrevida  bzsqueda de ese otro mundo posible, completamente diferente de este, el cual se asoms de manera tan misteriosa a ti bajo el encanto magico de la belleza. Pero tal experimento excederma por mucho el alcance de un curso tan corto como este. Solamente despuis que pasen muchos siglos se pueden ver los resultados de tal experimento. Solamente cuando pasen edades sondearemos la misteriosa posibilidad que la belleza nos pueda llevar un poco mas cerca.

(1) Admirador de la belleza natural o artmstica (Nota del Traductor)