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LA  FE, LA ORACIÓN  Y  LA ADORACIÓN

1098:4 100:5.1 El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico sino perdidas en el significado direccional, almas que vagan confusas entre los ismos y los cultos de una era filosófica frustrada. Demasiado pocos han aprendido cómo reemplazar la autoridad religiosa con una filosofía de vida. (Los símbolos de la religión socializada no han de ser despreciados como canales para el crecimiento, aunque el lecho del río no es el río mismo, por él corren sus aguas.)

1098:5 100:5.2 El progreso del crecimiento religioso conduce desde el estancamiento, a través del conflicto, a la coordinación; desde la inseguridad, a la fe firme; desde la confusión de la conciencia cósmica, a la unificación de la personalidad; desde el objetivo temporal, al eterno; desde la esclavitud del temor, a la libertad de la filiación divina.

1099:2 100:5.4 La mayoría de los fenómenos espectaculares vinculados con las así llamadas conversiones religiosas, son enteramente psicológicos en su naturaleza, pero de vez en cuando ocurren experiencias que son también espirituales en origen. Cuando la movilización mental es absolutamente total en cualquier nivel de alcance psíquico hacia el logro espiritual, cuando existe perfección de motivación humana en las lealtades a la idea divina, entonces muy frecuentemente ocurre un abrazo repentino del espíritu residente que se sincroniza con el propósito concentrado y consagrado de la mente supraconsciente del mortal creyente. Y son tales experiencias de fenómenos intelectuales y espirituales unificados los que constituyen la conversión que consiste en factores más allá de la involucración puramente psicológica.

1099:3 100:5.5 Pero la emoción por sí sola es una conversión falsa; hace falta tanto la fe como el sentimiento. En cuanto tal movilización de lealtad humana permanezca incompleta, hasta ese punto la experiencia de la conversión será una realidad mezclada de lo intelectual, lo emocional y lo espiritual.

1099:4 100:5.6 Si uno está dispuesto a reconocer una mente subconsciente teórica como hipótesis práctica de trabajo en una vida intelectual por otra parte unificada, entonces, para ser constantes, habrá que postular un medio similar y correspondiente de actividad intelectual ascendente como nivel supraconsciente, la zona de contacto inmediato con la entidad de espíritu residente, el Modelador del Pensamiento. El gran peligro en todas estas especulaciones psíquicas consiste en que las visiones y otras experiencias así llamadas místicas, juntamente con sueños extraordinarios, pueden ser considerados comunicaciones divinas a la mente humana. En épocas pasadas, los seres divinos se han revelado a ciertas personas que conocen a Dios, no debido a sus trances místicos o visiones morbosas, sino a pesar de todos estos fenómenos.

1099:5 100:5.7 El contraste con la búsqueda de la conversión, el acercamiento mejor a las zonas moronciales de posible contacto con el Modelador del Pensamiento debe buscarse mediante una vida de fe viviente y de adoración sincera, y de oración franca y altruista. Demasiado de lo que surge de los recuerdos de los niveles inconscientes de la mente humana se ha interpretado erróneamente como revelación divina y guía espiritual.

1099:6 100:5.8 Existe gran peligro vinculado con la práctica habitual de los ensueños religiosos; el misticismo puede volverse una técnica para evitar la realidad, aunque a veces haya sido un medio para la comunión espiritual genuina. Cortas temporadas de retiro de las escenas activas de la vida, pueden no ser gravemente peligrosas, pero el aislamiento prolongado de la personalidad no es deseable. No debe cultivarse nunca, bajo ninguna circunstancia, el estado semejante al trance de una conciencia visionaria como experiencia religiosa.

1099:7 100:5.9 Las características del estado místico son, la difusión de la conciencia con vívidas islas de atención focal que operan sobre un intelecto comparativamente pasivo. Todo esto lleva la conciencia hacia el subconsciente en vez de llevarla en dirección de la zona de contacto espiritual, el supraconsciente. Muchos místicos han llevado su disociación mental hasta un nivel de manifestaciones mentales anormales.

1100§1 100:5.10 La actitud más sana de la meditación espiritual se ha de encontrar en la adoración reflexiva y en la oración de acción de gracias. La comunión directa con el Modelador del Pensamiento, tal como ocurrió en los últimos años de la vida de Jesús en la carne, no debe ser confundido con estas experiencias así llamadas místicas. Los factores que contribuyen a la iniciación de la comunión mística son indicativo del peligro de tales estados psíquicos. El estado místico está favorecido por cosas tales como la fatiga física, el ayuno, la disociación psíquica, profundas experiencias estéticas, impulsos sexuales vívidos, temor, ansiedad, rabia y baile desenfrenado. Mucho del material que surge como resultado de esta preparación preliminar tiene su origen en la mente subconsciente.

1100§2 100:5.11 Aunque las condiciones pudieran ser favorables para los fenómenos místicos, es necesario comprender claramente que Jesús de Nazaret no recurrió nunca a estos métodos para comunicarse con el Padre en el Paraíso. Jesús no tenía delirios subconscientes ni ilusiones supraconscientes.

La verdadera religión es una devoción incondicional a una realidad que el religionista considera de valor supremo para él y para toda la humanidad. Las características sobresalientes de todas las religiones son: lealtad incondicional y devoción sincera a los valores supremos. Esta devoción religiosa a los valores supremos se demuestra en la relación de la madre supuestamente no religiosa hacia su hijo y en la lealtad ferviente de los no religiosos a una causa abrazada.

1100§4 100:6.2 El valor supremo aceptado por el religionista puede ser bajo o aun falso, pero es sin embargo religioso. Una religión es genuina en cuanto el valor que se considera supremo es verdaderamente una realidad cósmica de genuino valor espiritual.

1100§5 100:6.3 Las marcas de la respuesta humana al impulso religioso comprenden las cualidades de la nobleza y la grandeza. El religioso sincero tiene conciencia de una ciudadanía en el universo y es consciente de ponerse en contacto con las fuentes de poder sobrehumano. El religionista está impulsado y energizado por la seguridad de pertenecer a una hermandad superior y ennoblecida de hijos de Dios. La conciencia del valor de su propio yo va aumentada por el estímulo de la búsqueda de los objetivos universales más elevados las metas supremas.

1100§6 100:6.4 El yo ha cedido al fascinante impulso de una motivación que todo lo abarca, que impone una mayor autodisciplina, disminuye el conflicto emocional, y hace que la vida mortal valga realmente la pena vivir. El reconocimiento morboso de las limitaciones humanas se transforma en la conciencia natural de las limitaciones mortales, vinculadas con la determinación moral y la aspiración espiritual de lograr los fines del universo y del suprauniverso más elevados. Y esta intensa lucha por el logro de los ideales supramortales está siempre caracterizada por una mayor paciencia, fuerza, y tolerancia.

1100§7 100:6.5 Pero la verdadera religión es amor vivo, una vida de servicio. La separación del religionista de mucho de lo que es puramente temporal y trivial no conduce nunca al aislamiento social, y no debería destruir jamás el sentido del humor. La religión genuina no quita nada de la existencia humana, sino que agrega nuevos significados a la vida entera; genera nuevos tipos de entusiasmo, fervor y valentía. Aun es posible que engendre el espíritu del cruzado, que es más que peligroso sino está controlado por la visión espiritual y la devoción leal a las obligaciones sociales comunes de las lealtades humanas.

1101§1 100:6.6 Una de las características más sorprendentes de la vida religiosa, es esa paz dinámica y sublime, esa paz que trasciende toda comprensión humana, esa calma cósmica que simboliza la ausencia de toda duda y confusión. Tales niveles de estabilidad espiritual son inmunes a la decepción. Estos religionistas son como el apóstol Pablo, quien dijo: «Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa nos podrá separar del amor de Dios».

1103§4 100:7.16 El Maestro era un modelo de reverencia. La oración, aun en su juventud, comenzaba «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Aun respetaba la adoración defectuosa de sus semejantes. Pero esto no le impidió atacar las tradiciones religiosas o asaltar los errores de las creencias humanas. Reverenciaba la verdadera santidad, y sin embargo podía apelar con justicia a sus semejantes diciendo: «¿Quien de vosotros me redarguye de pecado?».

1103§6 100:7.18 Jesús fue la personalidad humana perfectamente unificada. Y hoy, como en Galilea, sigue unificando la experiencia mortal y coordinando las empresas humanas. Unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. Entra en la mente humana para elevar, transformar y transfigurar. Es literalmente verdad: «Si un hombre tiene dentro de sí a Jesús Cristo, es él una criatura nueva; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».

553§7 48:6.15 Aun en Urantia, estos serafines enseñan la verdad sempiterna: si tu propia mente no te sirve bien, puedes intercambiarla por la mente de Jesús de Nazaret, que siempre te sirve bien.

552§6 48:6.8 Aun en Urantia aconsejan a los maestros humanos de la verdad y la rectitud que adhieran a la predicación de «la bondad de Dios, que lleva al arrepentimiento», para proclamar «el amor de Dios, que elimina todo temor». Aun así se han declarado estas verdades en vuestro mundo:

Los Dioses son mis pastores; no me descarriaré;

De la mano me conducirán por los bellos y gloriosos senderos refrescantes de la vida eterna.

Ante esta presencia divina no careceré de alimento ni tendré sed de agua.

Aunque descienda al valle de la incertidumbre o ascienda a los mundos de la duda,

Aunque camine en soledad o con los semejantes de mi clase,

Aunque triunfe en los coros de la luz o trastabille en los ámbitos solitarios de las esferas,

Tu buen espíritu me ministrará, y tu ángel glorioso me confortará.

Aunque descienda a las profundidades de la oscuridad y de la muerte misma,

No dudare de ti, ni te temeré,

Porque sé que en la plenitud del tiempo y en la gloria de tu nombre

Me elevarás hasta sentarme junto a ti en los almenajes de las alturas.

2087§1 196:0.1 Jesús poseía una fe sublime y incondicionada en Dios. Él experimentó los estados de ánimo buenos y malos, típicos de la existencia mortal, pero, en el sentido religioso, no dudó nunca de la certeza de la vigilancia y la guía de Dios. Su fe fue la consecuencia de la visión interna, nacida de la actividad de su Modelador residente, la presencia divina. Su fe no fue ni tradicional ni meramente intelectual. Fue totalmente personal y puramente espiritual.

2087§3 196:0.3 Jesús no se aferró a la fe en Dios así como lo haría un alma en guerra con el universo y en lucha de muerte con un mundo hostil y pecaminoso; no recurrió a la fe como simple consuelo cuando estaba plagado de dificultades ni como alivio cuando lo amenazaba la desesperanza; su fe no fue tan sólo una compensación ilusoria de las realidades desagradables y de las congojas del vivir. Al enfrentarse con todas las dificultades naturales y las contradicciones temporales de la existencia mortal, él experimentó la tranquilidad de la confianza suprema y indiscutida en Dios y sintió la tremenda emoción de vivir, por la fe, en la presencia misma del Padre celestial. Esta fe triunfante fue una experiencia viva de real alcance espiritual. La gran contribución de Jesús a los valores de la experiencia humana no fue que revelara tantas nuevas ideas sobre el Padre en el cielo, sino más bien que tan magnífica y humanamente demostró un nuevo y más alto tipo de fe viva en Dios. Nunca en todos los mundos de este universo, en la vida de cualquier mortal, vino Dios a ser tal realidad viva como en la experiencia humana de Jesús de Nazaret.

2087§4 196:0.4 En la vida del Maestro en Urantia, este mundo y todos los demás de la creación local descubren un nuevo tipo más elevado de religión, una religión basada en las relaciones espirituales personales con el Padre Universal y totalmente validada por la autoridad suprema de la experiencia personal genuina. Esta fe viva de Jesús fue más que una reflexión intelectual, y no fue una meditación mística.

2087§5 196:0.5 La teología puede fijar, formular, definir y dogmatizar la fe, pero en la vida humana de Jesús la fe fue personal, viva, original, espontánea y puramente espiritual. Esta fe no fue reverencia por la tradición ni una mera creencia intelectual que él sostenía como un credo sagrado, sino más bien una experiencia sublime y una convicción profunda que lo sostenía firmemente. Su fe fue tan real y tan completa que eliminó en forma absoluta toda duda espiritual y destruyó en forma efectiva todo deseo contradictorio. Nada pudo arrancarlo del ancla espiritual de esta fe ferviente, sublime y impávida. Aun frente a la derrota aparente o en las garras del desencanto y de la desesperación amenazante,  permaneció calmo en la presencia divina, libre de temores y plenamente consciente de su invencibilidad espiritual. Jesús disfrutó de la certeza vigorizadora de poseer una fe sin incertidumbres, y en cada una de las difíciles situaciones de la vida, infaliblemente exhibió una lealtad inamovible a la voluntad del Padre. Esta fe estupenda permaneció impávida aun frente a la amenaza cruel y sobrecogedora de una muerte ignominiosa.

2088§1 196:0.6 En un genio religioso, muchas veces una poderosa fe espiritual lleva directamente al fanatismo desastroso, a la exageración del ego religioso, pero esto no le ocurrió a Jesús. No hubo influencias negativas de su extraordinaria fe y alcance espiritual en su vida práctica, porque esta exaltación espiritual era una expresión totalmente inconsciente y espontánea del alma de su experiencia personal con Dios.

2088§2 196:0.7 La fe espiritual indomable y apasionada de Jesús no rayó jamás en el fanatismo porque su fe no llegó nunca a afectar su juicio intelectual equilibrado en cuanto a los valores proporcionales de las situaciones sociales, económicas y prácticas morales corrientes de la vida. El Hijo del Hombre era una personalidad humana espléndidamente unificada; era un ser divino de dones perfectos; también era magníficamente coordinado como ser humano y divino combinados, funcionando en la tierra como una sola personalidad. Siempre coordinó el Maestro la fe del alma con el juicio de la sabiduría de la experiencia. La fe personal, la esperanza espiritual y la devoción moral siempre estuvieron correlacionadas en una unidad religiosa incomparable de vinculación armoniosa con una realización sagaz de la realidad y santidad de todas las lealtades humanas: honor personal, amor familiar, obligación religiosa, deber social y necesidad económica.

2088§3 196:0.8 La fe de Jesús visualizaba todos los valores espirituales como se encuentran en el reino de Dios; por lo tanto dijo: «Buscad primero el reino del cielo». Jesús vio en la desarrollada e ideal comunidad del reino, el logro y la satisfacción de la «voluntad de Dios». El corazón mismo de la oración que enseñó a sus discípulos fue «venga tu reino; hágase voluntad tuya». Habiendo así concebido que el reino comprendía la voluntad e Dios, se dedicó a la causa de su realización con extraordinario autoolvido y entusiasmo sin límites. Pero en su extensa misión y a lo largo de su vida extraordinaria no se asomó nunca la furia del fanático ni la frivolidad del egocéntrico religioso.

2088§4 196:0.9 La vida entera del Maestro estuvo constantemente condicionada por su fe viva, su experiencia religiosa sublime. Esta actitud espiritual dominó totalmente sus pensamientos y sentimientos, su creencia y su oración, su enseñanza y su predicación. Esta fe personal de un hijo en la certeza y seguridad de la guía y protección del Padre celestial impartió una profunda dote de realidad espiritual a su vida singular. Sin embargo, a pesar de la muy profunda conciencia de relación estrecha con la divinidad, este Galileo, este Galileo de Dios, cuando se le apeló Buen Instructor, replicó instantáneamente: «¿Por qué me llamáis bueno?» Cuando nos enfrentamos con un autoolvido tan esplendoroso comenzamos a comprender cómo el Padre Universal pudo tan plenamente manifestarse a él y revelarse a través de él a los mortales de los mundos.

2088§5 196:0.10 Jesús llevó a Dios, como hombre del reino, la más grande de las ofrendas: la consagración y dedicación de su propia voluntad al servicio majestuoso de hacer la voluntad divina. Jesús interpretó la religión siempre y constantemente sólo en términos de la voluntad del Padre. Cuando estudiéis la andadura del Maestro, en lo que concierna a la oración o a cualquier otra característica de la vida religiosa, buscad no tanto lo que él enseñó sino lo que él hizo. Jesús no oraba jamás porque fuera un deber religioso hacerlo. Para él la oración era una expresión sincera de actitud espiritual, una declaración de lealtad del alma, un recital de devoción personal, una expresión de gratitud, un evitar de las  tensiones emocionales, una prevención de los conflictos, una exaltación del intelecto, un ennoblecimiento de los deseos, una vindicación de la decisión moral, un enriquecimiento del pensamiento, una vigorización de las inclinaciones más elevadas, una consagración del impulso, una clarificación de un punto de vista, una declaración de fe, una rendición trascendental de la voluntad, una afirmación sublime de confianza, una revelación de coraje, la proclamación del descubrimiento, una confesión de devoción suprema, la validación de la consagración, una técnica para la adaptación de las dificultades y la poderosa movilización de los poderes combinados del alma para soportar las tendencias humanas hacia el egoísmo, el mal y el pecado. Él vivió una vida de consagración oracional de hacer la voluntad de su Padre y terminó su vida triunfalmente con esa oración. El secreto de su religión sin paralelo fue esta conciencia de la presencia de Dios; y la alcanzó mediante la oración inteligente y la adoración sincera -comunión constante con Dios- y no por medio de augurios, voces, visiones, apariciones o prácticas religiosas extraordinarias.

2089§3 196:0.13 Jesús no requiere que sus discípulos crean en él sino más bien que crean con él, que crean en la realidad del amor de Dios y acepten con plena confianza la certeza de la seguridad de la filiación con el Padre celestial. El Maestro desea que todos sus seguidores compartan plenamente su fe trascendental. Jesús desafió en forma enternecedora a sus seguidores, no sólo a que creyeran lo que él creía, sino también a que creyeran como creía él. Este es el significado pleno de su requisito supremo: «sígueme».

2090§1 196:0.14 La vida terrenal de Jesús estuvo dedicada a un gran propósito hacer la voluntad del Padre, vivir la vida humana religiosamente y por la fe. La fe de Jesús era confiada como la de un niño, pero estaba totalmente libre de presunción. Tomó decisiones fuertes y varoniles, se enfrentó valientemente con muchas desilusiones, franqueó resueltamente dificultades extraordinarias, atacó sin titubear los duros requisitos del deber. Se necesitó una voluntad fuerte y una confianza infalible para creer lo que Jesús creía, y como él creía.

2090§4 196:1.3 «Seguir a Jesús» significa compartir personalmente su fe religiosa y entrar en el espíritu de la vida del Maestro de servicio altruista al hombre. Una de las cosas más importantes del vivir humano es descubrir qué creía Jesús, cuáles eran sus ideales, y luchar por alcanzar este propósito excelso de la vida. De todo el conocimiento humano, el que tiene mayor valor es el conocer la vida religiosa de Jesús y como la vivió.

2092§4 196:2.6 Jesús fundó la religión de la experiencia personal al hacer la voluntad de Dios y servir a la hermandad humana.

2093§3 196:2.9 Jesús guió a los hombres a que se sintieran en el mundo como en su propia casa; los liberó de la esclavitud de los tabúes y les enseñó que el mundo no es fundamentalmente malo. No anhelaba escapar de su vida terrenal; dominó la técnica de hacer la voluntad del Padre aceptablemente mientras estaba en la carne.

La verdadera religión unifica la personalidad para la efectiva adaptación a todos los requisitos mortales. La fe religiosa -la guía positiva de la presencia divina residente- permite infaliblemente al hombre que conoce a Dios llenar el vacío que existe entre la lógica intelectual que reconoce la Primera Causa Universal como Eso y las afirmaciones positivas del alma que atestiguan que la Primera Causa es Él, el Padre celestial del evangelio de Jesús, el Dios personal de la salvación humana.

2094§1 196:3.2 Tan sólo hay tres elementos en la realidad universal: hecho, idea y relación. La conciencia religiosa identifica estas realidades como ciencia, filosofía y verdad. La filosofía tiende a considerar estas actividades como razón, sabiduría y fe: realidad física, realidad intelectual y realidad espiritual. Nosotros tenemos por costumbre designar estas realidades como cosa, significado y valor.

2094§2 196:3.3 La comprensión progresiva de la realidad es el equivalente de acercarse a Dios. Encontrar a Dios, la conciencia de la identidad con la realidad, es el equivalente de experimentar el yo completo: el yo entero, el yo total. La experiencia de la realidad total es la realización plena de Dios, la finalidad de la experiencia conocedora de Dios.

2094§3 196:3.4 La suma total de la vida humana es el conocimiento de que al hombre se le educa con los hechos, se ennoblece por la sabiduría, y se salva -se justifica- por la fe religiosa.

2094§15 196:3.13 El hombre no podría amar altruista y espiritualmente si no viviera en su mente un amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del universo si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales si no viviera en su mente un evaluador. Y este amante surge de la fuente misma del amor infinito; este intérprete es parte de la Unidad Universal; este evaluador es el hijo del Centro y Fuente de todos los valores absolutos de la realidad divina y eterna.

2095§1 196:3.14 La evaluación moral con significación religiosa -entendimiento espiritual- connota la elección del individuo entre el bien y el mal, la verdad y el error, lo material y lo espiritual, lo humano y lo divino, tiempo y eternidad. La supervivencia humana depende en gran parte de que la voluntad humana se consagre a elegir aquellos valores que este clasificador de valores espirituales -el intérprete y unificador residente- haya seleccionado. La experiencia religiosa personal consiste en dos fases: descubrimiento en la mente humana y revelación por el espíritu divino residente. Debido a una sofisticación excesiva o como resultado de la conducta irreligiosa de los religionistas profesos, un hombre o aun una generación de hombres, pueden elegir interrumpir sus esfuerzos para que descubran a Dios que vive en ellos; pueden dejar de progresar en la revelación divina y de alcanzarla. Pero estas actitudes de falta de progreso espiritual no pueden persistir por mucho tiempo, debido a la presencia e influencia de los Modeladores del Pensamiento residentes.

2095§2 196:3.15 Esta profunda experiencia de la realidad de la residencia divina trasciende por siempre la técnica materialista poco refinada de las ciencias físicas. No podéis colocar el gozo espiritual bajo un microscopio; no podéis pesar el amor en una balanza; no podéis medir los valores morales; tampoco podéis estimar la calidad de la adoración espiritual.

Jesús reveló y ejemplificó una religión de amor: seguridad en el amor del Padre, con regocijo y satisfacción consiguientes al compartir este amor en el servicio de la hermandad humana.

2095§4 196:3.17 Cada vez que el hombre hace una elección moral reflexiva, al instante experimenta una invasión divina de su alma. La elección moral designa la religión como el motivo de respuesta interior a las condiciones exteriores. Pero esta religión real no es una experiencia puramente subjetiva. Significa el total de la subjetividad del individuo ocupado en una respuesta significativa e inteligente a la objetividad total: el universo y su Hacedor.

2095§5 196:3.18 La experiencia exquisita y transcendental de amar y ser amado no es solamente una ilusión psíquica sólo porque es tan puramente subjetiva. La única realidad verdaderamente divina y objetiva vinculada con los seres mortales, el Modelador del Pensamiento, funciona aparentemente para la observación humana como un fenómeno subjetivo exclusivo. El contacto del hombre con la realidad objetiva más alta, Dios, es solamente a través de la experiencia puramente subjetiva de conocerlo, adorarlo y comprender la filiación con él.

2095§6 196:3.19 La verdadera adoración religiosa no es un fútil monólogo de autodecepción. La adoración es comunión personal con lo que es divinamente real, con lo que es la fuente misma de la realidad. El hombre aspira a adorar para ser mejor, y de este modo por fin alcanza lo óptimo.

2095§7 196:3.20 La idealización y el intento de servir la verdad, la belleza y la bondad no es un sustituto de la experiencia religiosa genuina: la realidad espiritual. La Psicología y el idealismo no son equivalentes a la realidad religiosa. Las proyecciones del intelecto humano pueden en efecto originar dioses falsos -dioses a imagen del hombre- pero la verdadera conciencia de Dios no se origina de tal manera. La conciencia de Dios reside en el espíritu residente. Muchos de los sistemas religiosos del hombre vienen de las formulaciones del intelecto humano, pero la conciencia de Dios no es necesariamente parte de estos sistemas grotescos de esclavitud religiosa.

2096§7 196:3.28 En el reino de la experiencia religiosa, la posibilidad espiritual es realidad potencial. El impulso espiritual hacia delante del hombre no es una ilusión psíquica. Puede que no sea todo en el fantaseamiento del hombre sobre el universo un hecho, pero mucho, muchísimo en él es verdad.

2097§1 196:3.30 No os desalentéis; la evolución humana sigue progresando, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y por Jesús, no fracasará.

2097§2 196:3.31 El gran desafío del hombre moderno consiste en alcanzar una mejor comunicación con el Preceptor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en un esfuerzo bien balanceado y sano por avanzar los límites de la autoconciencia hasta los ocultos reinos de la conciencia embriónica del alma en un esfuerzo sincero por alcanzar el terreno que linda con la conciencia espiritual: al contacto con la presencia divina. Esta experiencia constituye la conciencia de Dios, una experiencia poderosamente confirmadora de la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a Dios. Esta conciencia del espíritu equivale al conocimiento de la actualidad de la filiación de Dios. De otra manera, la certeza de la filiación es una experiencia de fe.

2097§3 196:3.32 La conciencia de Dios es equivalente a la integración del yo con el universo, y en sus niveles más altos de la realidad espiritual. Sólo el contenido espiritual de cualquier valor es imperecedero. Aun lo que es verdadero, bello y bueno no puede perecer en la experiencia humana. Si el hombre no elige sobrevivir, el Modelador superviviente conservará esas realidades nacidas del amor y alimentadas en el  servicio. Todas estas cosas son parte del Padre Universal. El Padre es amor vivo, y esta vida del Padre reside en sus Hijos. Y el espíritu del Padre reside en los hijos de sus Hijos: los hombres mortales. Al fin y al cabo, la idea del Padre seguirá siendo el más alto concepto humano de Dios.

LA EVOLUCIÓN DE LA ORACIÓN

994§1 91:0.1 La oración, como agencia de la religión, evolucionó de las expresiones previas no religiosas en forma de monólogos y diálogos. Con el logro de la autoconciencia, ocurrió inevitablemente en el hombre primitivo el corolario de que existen otras consciencias, el potencial dual de la respuesta social y del reconocimiento de Dios.

994§2 91:0.2 Las formas más primitivas de oración no estaban dirigidas a la Deidad. Estas expresiones eran muy semejantes a lo que puedes decir a un amigo al embarcarte en alguna empresa importante, «deséame suerte». El hombre primitivo estaba encadenado por la magia; la suerte, tanto buena como mala, participaba en todos los asuntos de la vida. Al principio, estas solicitudes de suerte eran monólogos: una vocalización de los pensamientos del asistente de la magia. Luego, estos creyentes en la suerte buscaron el apoyo de sus amigos y familias, y finalmente se realizó cierta forma de ceremonia que incluía al entero clan o tribu.

994§3 91:0.3 Cuando los conceptos de fantasmas y espíritus evolucionaron, estas solicitudes se dirigieron a las fuerzas sobrehumanas, y con la conciencia de los dioses, dichas expresiones llegaron a los niveles de la verdadera oración. Como ilustración de esto, entre algunas tribus australianas las oraciones religiosas primitivas antedataron su creencia en los espíritus y en las personalidades sobrehumanas.

994§4 91:0.4 La tribu que se llama los todas, en la India, observa ahora esta práctica de orar sin dirigir la oración a nadie en particular, así como lo hacían los pueblos primitivos antes de los tiempos de la conciencia religiosa. Pero, entre los todas, esto representa una regresión de su religión, degenerada a este nivel primitivo. Los ritos actuales de los sacerdotes lecheros de los todas no representan una ceremonia religiosa puesto que estas oraciones impersonales no contribuyen nada a la conservación ni al enaltecimiento de los valores sociales, morales o espirituales.

994§5 91:0.5 La oración pre-religiosa fue parte de las prácticas mana de los melanesios, las creencias oudah de los pigmeos africanos, y las supersticiones manitou de los indios norteamericanos. Las tribus baganda de África tan sólo recientemente emergieron del nivel mana de oración. En esta confusión evolutiva primitiva los hombres oran a los dioses -locales y nacionales- a los fetiches, los amuletos, los fantasmas, los gobernantes y la gente corriente.

994§6 91:1.1 La función de la religión evolutiva primitiva consiste en conservar y aumentar los valores esenciales sociales, morales y espirituales que están tomando forma lentamente. Esta misión de la religión no es observada conscientemente por la humanidad, sino que se efectúa fundamentalmente mediante la oración. La práctica de orar representa el esfuerzo no intencional, pero sin embargo personal y colectivo, de todo grupo por asegurarse (por realizar) esta conservación de los valores más elevados. Si no fuese por la salvaguardia de la oración, todos los días sagrados retrogradarían rápidamente a la condición de simples feriados.

.995§1 91:1.2 La religión y sus agencias, la principal de las cuales es la oración, se alían solo con aquellos valores que tienen reconocimiento social general, aprobación del grupo. Por lo tanto, cuando el hombre primitivo intentaba gratificar sus emociones más bajas o satisfacer ambiciones egoístas no mitigadas, perdía el consuelo de la religión y la ayuda de la oración. Si el individuo intentaba realizar algo antisocial, estaba obligado a buscar ayuda en la magia no religiosa, recurrir a los hechiceros, y perder de este modo la ayuda de la oración. La oración, por consiguiente, muy pronto se tornó un elemento poderoso en promover la evolución social, el progreso moral y el logro espiritual.

995§2 91:1.3 Pero la mente primitiva no era ni lógica ni coherente. Los hombres primitivos no percibían que las cosas materiales no pertenecían a la provincia de la oración. Estas almas de mentes sencilla razonaban que el alimento, el techo, la lluvia, la caza y otros bienes materiales enaltecían el bienestar social, y por lo tanto, comenzaron a orar para obtener estas bendiciones físicas. Aunque esto constituía una perversión de la oración, alentaba el esfuerzo a obtener objetivos materiales mediante acciones sociales y éticas. Tal prostitución de la oración, aunque degradaba los valores espirituales de un pueblo, elevaba, sin embargo, en forma directa sus costumbres económicas, sociales y éticas.

995§3 91:1.4 La oración es monólogo tan sólo en el tipo más primitivo de mente. Muy pronto se torna diálogo y rápidamente se amplía al nivel de adoración de grupo. La oración significa que las encantaciones premágicas de la religión primitiva han evolucionado a ese nivel en el que la mente humana reconoce la realidad de los poderes o beneficios de los seres que pueden enaltecer los valores sociales y aumentar los ideales morales, y además, que esas influencias son sobrehumanas y distintas del ego humano autoconsciente y de sus semejantes mortales. La verdadera oración no aparece, por consiguiente, hasta que la agencia del ministerio religioso se visualice como personal.

995§4 91:1.5 La oración poco se relaciona con el animismo, pero estas creencias pueden existir paralelamente a los sentimientos religiosos emergentes. Muchas veces, la religión y el animismo han tenido orígenes enteramente separados.

995§5 91:1.6 Para aquellos mortales que no han sido redimidos de la esclavitud primitiva del temor, hay verdadero peligro de que la oración pueda conducir a un sentido morboso del pecado, convicciones no justificadas de culpa, reales o imaginarias. Pero en los tiempos modernos no es probable que muchos pasen tanto tiempo orando como para llegar a preocuparse peligrosamente por su falta de valor o sus tendencias pecaminosas. Los peligros que se relacionan a la distorsión y a la perversión de la oración estriban en la ignorancia, la superstición, la cristalización, la desvitalización, el materialismo y el fanatismo.

996§5 91:2.7 La oración contribuye en gran medida al desarrollo del sentimiento religioso de una mente humana en evolución. Es una influencia poderosa que actúa para prevenir el aislamiento de la personalidad.

996§6 91:2.8 La oración representa una técnica vinculada con las religiones naturales de la evolución racial que también forma parte de los valores vivenciales de las religiones más elevadas de excelencia ética, las religiones de revelación.

996§7 91:3.1 Los niños cuando comienzan a aprender a usar el idioma, tienen tendencia a pensar en voz alta, expresar sus pensamientos en palabras, aunque no haya nadie presente para oírles. En los albores de la imaginación creadora manifiestan una tendencia a conversar con compañeros imaginarios. De esta manera, un yo en formación, busca comunicarse con un otro yo ficticio. Mediante esta técnica el niño aprende muy pronto a convertir sus conversaciones de monólogo en seudodiálogo, en los que este otro yo responde a su pensamiento oral y expresión de deseo. Mucho del pensamiento del adulto se lleva a cabo mentalmente en forma de conversación.

997§2 91:3.4 La simple oración de fe evidencia una evolución poderosa en la experiencia humana por la cual las conversaciones antiguas con el símbolo ficticio del otro yo de la religión primitiva se han enaltecido al nivel de la comunión con el espíritu del Infinito y al de la auténtica conciencia de la realidad del Dios eterno y Padre Paradisiaco de toda la creación inteligente.

997§3 91:3.5 Aparte de todo lo que es superyo en la experiencia de orar, debe recordarse que la oración ética es una forma espléndida de elevar al propio yo y reforzar al ego para una mejor vida y un logro más elevado. La oración induce al ego humano a mirar a los dos lados para conseguir ayuda: ayuda material de la reserva subconsciente de experiencia mortal, inspiración y guía a los límites supraconscientes de contacto de lo material con lo espiritual, con el Preceptor Misterioso.

997§4 91:3.6 La oración siempre ha sido y siempre será una experiencia humana doble: un procedimiento psicológico intervinculado con una técnica espiritual. Estas dos funciones de la oración no pueden ser nunca completamente separadas.

997§5 91:3.7 La oración esclarecida debe reconocer no sólo a un Dios externo y personal sino también a una Divinidad interna e impersonal, el Modelador residente. Corresponde al hombre, cuando ora, intentar captar el concepto del Padre Universal en el Paraíso, pero la técnica más eficaz para la mayor parte de los fines prácticos será volver al concepto del otro yo cercano, tal como solía hacerlo la mente primitiva, y luego reconocer que la idea de este otro yo ha evolucionado de una mera ficción a la verdad de lo que Dios reside en el hombre mortal en la presencia factual del Modelador para que el hombre pueda hablar cara a cara, por así decirlo, con un otro yo real y genuino y divino que reside en él y que es la presencia y esencia misma del Dios vivo, el Padre Universal.

Los CANALES DE LA ORACIÓN Y ADORACIÓN A TRAVÉS DEL CIRCUITO DEL HIJO ETERNO Y Los AJUSTADORES DEL PENSAMIENTO

 84§3 7:3.3 El circuito de gravedad espiritual es el canal básico para transmitir las oraciones sinceras del corazón humano creyente desde el nivel de la conciencia humana hasta la verdadera conciencia de la Deidad. Aquello que representa verdadero valor espiritual en vuestras peticiones será aprehendido por el circuito universal de la gravedad espiritual y pasará inmediata y simultáneamente a todas las personalidades divinas competentes, y cada una de ellas se ocupará de aquello que pertenece a su especialidad personal. Por lo tanto, en vuestra experiencia religiosa práctica, es inmaterial si, al dirigir vuestras súplicas, visualizáis al Hijo Creador de vuestro universo local o al Hijo Eterno en el centro de todas las cosas.

84§4 7:3.4 La operación discriminadora del circuito de gravedad espiritual podría compararse tal vez a las funciones de los circuitos del sistema nervioso en el cuerpo humano material: las sensaciones viajan hacia adentro por las sendas neuronales; algunas se detienen y responden a los centros automáticos espinales inferiores; otras siguen hasta los centros menos automáticos, pero condicionados por el hábito del cerebro inferior, mientras que los mensajes más importantes y vitales atraviesan velozmente estos centros subordinados y se registran inmediatamente en los niveles más altos de la conciencia humana.

84§5 7:3.5 Pero ¡cuánto más perfecta es la magnífica técnica del mundo espiritual! Si algo que se origina en vuestra conciencia contiene un valor espiritual supremo, una vez que lo hayáis expresado, ningún poder en el universo podrá impedir su veloz llegada directa a la Personalidad del Espíritu Absoluto de toda la creación.

84§6 7:3.6 Por el contrario, si vuestras súplicas son puramente materiales y totalmente egocéntricas, no existe ningún plan por el cual tales oraciones indignas puedan encontrar cabida en el circuito espiritual del Hijo Eterno. El contenido de cada petición que no sea «dictada por el espíritu» no puede encontrar lugar en el circuito espiritual universal; esas peticiones, puramente egoístas y materiales, perecen; no ascienden a los circuitos de los verdaderos valores espirituales. Tales palabras son como «metal que resuena y címbalo que retiñe».

85§1 7:3.7 Es el pensamiento motivador, el contenido espiritual, el que valida la súplica del mortal. Las palabras carecen de valor.

1638§2 146:2.2 1. La iniquidad albergada consciente y persistentemente en el corazón del hombre va destruyendo poco a poco la conexión establecida por la oración en el alma humana, con los circuitos espirituales de comunicación entre el hombre y su Hacedor. Naturalmente, Dios oye la súplica de su hijo, pero cuando el corazón humano alberga deliberada y constantemente los conceptos de iniquidad, se produce gradualmente una pérdida de comunión personal entre el hijo terrenal y su Padre celestial.

1638§4 146:2.4 3. Al abrir los mortales el terminal humano del canal de comunicación entre Dios y el hombre, la corriente constante del ministerio divino a las criaturas de los mundos, se hace inmediatamente disponible. Cuando el hombre escucha las palabras del espíritu de Dios dentro del corazón humano, existe inherente a esta experiencia el hecho de que Dios escucha simultáneamente la súplica del hombre. Aun el perdón de los pecados también opera en esta misma forma infalible. El Padre en el cielo te ha perdonado aun antes de que hayas pensado en pedírselo, pero dicho perdón no es asequible en tu experiencia religiosa personal hasta tanto no perdones tú a tus semejantes. El perdón de Dios -como hecho- no depende de que perdones a tus semejantes, pero en experiencia depende en forma precisa de este factor. Y este hecho de la sincronía del perdón divino y humano fue así reconocido y vinculado en la oración que Jesús enseñó a los apóstoles.

1641§1 146:2.17 16. Jesús enseñó a sus seguidores a que, después de elevar sus oraciones al Padre, permanecieran en acallada receptividad por un tiempo ofreciendo así al espíritu residente una mejor oportunidad para hablar al alma dispuesta a escuchar. El espíritu del Padre se comunica mejor con el hombre cuando la mente humana está en actitud de verdadera adoración.

Adoramos a Dios con ayuda del espíritu residente del Padre y por el esclarecimiento de la mente humana mediante el ministerio de la verdad. La adoración, enseñó Jesús, lo hace a uno cada vez más semejante al ser que está adorando. La adoración es una experiencia transformadora por  medio de la cual lo finito se va gradualmente acercando hasta finalmente alcanzar la presencia de lo Infinito.

Los Ajustadores del Pensamiento residentes son parte de la Deidad eterna del Padre Paradisiaco. El hombre no necesita ir más allá de su propia experiencia interior de contemplación del alma de esta presencia de realidad espiritual para encontrar a Dios e intentar la comunión con él.

63§3 5:1.5 Por mucho que los mortales de Urantia puedan diferir en sus oportunidades y dotes intelectuales, sociales, económicas e incluso morales, no olvidéis que su dote espiritual es uniforme y única. Todos ellos disfrutan de la misma presencia divina de la dádiva del Padre, y todos cuentan con el idéntico privilegio de poder procurar una íntima comunión personal con el espíritu residente de origen divino, a la vez que todos pueden igualmente elegir aceptar la uniforme dirección espiritual de estos Preceptores Misteriosos.

63§4 5:1.6 Si el hombre mortal está sincera y espiritualmente motivado y consagrado sin reservas al hacer la voluntad del Padre, entonces, puesto que está tan certera y efectivamente dotado por el Ajustador divino que mora en él, no puede dejar de materializarse en la experiencia de ese individuo la conciencia sublime de conocer a Dios y la excelsa certidumbre de sobrevivir para el propósito de encontrar a Dios mediante la experiencia progresiva de hacerse cada vez más semejante a él.

63§6 5:1.8 El Padre desea que todas sus criaturas estén en comunión personal con él. Él tiene un lugar en el Paraíso para recibir a todos los que por su estado de supervivencia y naturaleza espiritual hacen posible tal logro. Por lo tanto, asentad en vuestra filosofía ahora y para siempre: para cada uno de vosotros y para todos nosotros, Dios es accesible, el Padre es alcanzable, el camino está abierto; las fuerzas del amor divino y los medios y arbitrios de la administración divina se entrelazan para facilitar el avance de todas las inteligencias merecedoras de todos los universos hasta la presencia en el Paraíso del Padre Universal.

64§7 5:2.4 Es debido a este fragmento de Dios que reside en ti que puedes esperar, según progresas en armonía con la dirección espiritual del Ajustador, discernir más plenamente la presencia y el poder transformador de esas otras influencias espirituales que te rodean y sobrecogen pero que no funcionan como parte integrante de ti. El hecho de que no tengas intelectualmente conciencia de un contacto estrecho y íntimo con el Ajustador residente no refuta en lo más mínimo tan elevada experiencia. La prueba de la fraternidad con el Ajustador divino consiste totalmente en la naturaleza y grado de los frutos del espíritu que rinden en la experiencia vital del creyente. «Por sus frutos los conoceréis».

381§7 34:6.13 La conciencia de la dominación del espíritu en una vida humana exhibe finalmente manifestaciones cada vez mayores de las características del Espíritu en las reacciones vitales de tales mortales guiados por el espíritu, «porque los frutos del espíritu son el amor, la alegría, la paz, la resignación, la dulzura, la bondad, la fe, la humildad, y la templanza». Tales mortales que son guiados por el espíritu y están divinamente iluminados, aun cuando caminan por los bajos senderos del sufrimiento y con lealtad humana cumplen con las obligaciones de sus deberes terrenales, han comenzado ya a discernir las luces de la vida eterna que centellean en las lejanas orillas de otro mundo; ya han comenzado a comprender la realidad de esa verdad inspiradora y reconfortante, «El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz, y alegría en el Espíritu Santo». A través de cada prueba, frente a cada penuria, las almas nacidas del espíritu están sostenidas por esa esperanza que trasciende todos los temores, porque el amor de Dios se esparce a todos los corazones a través de la presencia del Espíritu divino.

2054§3 193:2.2 » Jesús le dijo ;  Que la paz sea con vosotros. Vosotros os regocijáis de saber que el Hijo del Hombre ha resucitado de entre los muertos porque así sabéis que vosotros y vuestros hermanos también sobreviviréis al fallecimiento mortal. Pero esa supervivencia depende de que hayáis nacido primero del espíritu de búsqueda de la verdad y descubrimiento de Dios. El pan y el agua de la vida se otorgan tan sólo a los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud de Dios. El hecho de que los muertos resucitan, no constituye el evangelio del reino. Estas grandes verdades y estos hechos del universo están todos relacionados con este evangelio en cuanto son una parte del resultado de creer la buena nueva y están comprendidos en la experiencia subsiguiente de los que, por la fe, se tornan, de hecho y en verdad, en hijos sempiternos del Dios eterno. Mi Padre me envió a este mundo para proclamar a todos los hombres esta salvación de filiación. Así yo os envío a que prediquéis esta salvación de filiación. La salvación es el don de Dios, pero los que nacen del espíritu, comienzan inmediatamente a rendir los frutos del espíritu en servicio amante de sus semejantes. Y los frutos del espíritu divino cosechados en la vida de los mortales nacidos del espíritu y conocedores de Dios son: servicio amante, devoción altruista, lealtad valiente, justicia sincera, honestidad esclarecida, esperanza sin fin, confianza incondicionada, ministerio misericordioso, bondad infalible, tolerancia clemente y paz duradera. Si los creyentes profesos no rinden estos frutos del espíritu divino en su vida, están muertos. El Espíritu de la Verdad no está en ellos; son ramas inútiles de una vida viva y pronto serán podadas. Mi Padre requiere que todos los hijos de la fe rindan muchos frutos del espíritu. Si por lo tanto vosotros no sois fructíferos, él cavará alrededor de vuestras raíces y podará vuestras ramas estériles. Cada vez más debéis rendir los frutos del espíritu, a medida que progresáis hacia el cielo en el reino de Dios. Podéis entrar al reino como un niño, pero el Padre requiere que crezcáis por la gracia, a la plena estatura del adulto espiritual. Cuando vayáis a decir a todas las naciones la buena nueva del evangelio, yo iré delante de vosotros, y mi Espíritu de la Verdad morará en vuestro corazón. Mi paz os dejo».

65§2 5:2.6 La entera experiencia de comunión con el Ajustador implica un estado moral, una motivación  mental, y una experiencia espiritual. La realización de tal logro se limita principalmente, aunque no exclusivamente, a los dominios de la conciencia del alma, pero las pruebas se producen y abundan en la manifestación de los frutos del espíritu en la vida de todos los que se ponen en contacto con ese espíritu interior.

998§6 91:5.3 Si deseas verdaderamente sobreponerte a la costumbre de criticar a un amigo, la forma más rápida y segura de alcanzar este cambio de actitud consiste en establecer el hábito de orar por esa persona cada día de tu vida. Pero las repercusiones sociales de dichas oraciones dependen en su mayor parte de dos condiciones:

1. La persona por la cual se ora debe saber que se está orando por ella.

2. La persona que ora debe tener una relación social íntima con la persona por quien está orando.

999§2 91:5.6 La oración es la técnica por la cual, más pronto o más tarde, toda religión se torna institucionalizada. Y con el tiempo, la oración se asocia con numerosas agencias secundarias, algunas útiles, otras decididamente deletéreas, tales como los sacerdotes, los libros sagrados, los ritos de adoración y las ceremonias.

999§3 91:5.7 Pero la mente de mayor esclarecimiento espiritual debe ser paciente y tolerante de los intelectos menos dotados que desean el simbolismo para movilizar su débil visión espiritual. Los fuertes no deben mirar con desprecio a los débiles. Aquellos que tienen conciencia de Dios sin simbolismo no deben negar el ministerio gracioso del símbolo a aquellos que encuentran difícil adorar a la Deidad y reverenciar la verdad, la belleza y la bondad sin forma ni rito. En la adoración orante, la mayor parte de los mortales visualizan un símbolo del objeto-meta de sus devociones.

1618§6 144:2.2 «La oración es una expresión enteramente personal y espontánea de la actitud del alma hacia el espíritu; el rezo debe ser la comunión de la filiación y la expresión de la hermandad. La oración dictada por el espíritu, conduce al progreso espiritual cooperativo. La oración ideal es una forma de comunión espiritual que conduce a la adoración inteligente. La oración verdadera es la actitud sincera en pos de los cielos para alcanzar vuestros ideales.

1619§1 144:2.3 «La oración es el aliento del alma y debe conduciros a persistir en vuestro intento de conocer la voluntad del Padre. Si alguno de vosotros tiene un vecino, y vas a verle a la media noche para decirle: 'amigo mío, préstame tres panes, porque acaba de llegar un viajero amigo mío, y nada tengo para darle'; y tu vecino responde, 'ya no me molestes; mi puerta ya está cerrada y mis hijos y yo ya estamos acostados; por eso no puedo levantarme a darte pan', pero perseverarás y explicarás que tu amigo tiene hambre, y que no tienes comida para darle. Y yo te digo que si tu vecino no quiere levantarse para darte pan por amistad, se levantará y te dará tantos panes como necesites simplemente para que no lo importunes más. Así pues, si la perseverancia gana el favor de un simple mortal, imaginaos cuanto más ganará vuestra perseverancia en el espíritu, el pan de la vida de las manos generosas del Padre en el cielo. Nuevamente os digo, pedid y se os dará; buscad y encontraréis, golpead la puerta y se os abrirá. Porque el que pide recibe; el que busca encuentra; y el que golpea la puerta de la salvación, la puerta se le abrirá.

.1619§2 144:2.4 «¿Qué padre entre vosotros, ante la súplica inmadura del hijo, vacilaría en dar según la sabiduría paterna, y no de acuerdo con la solicitud errónea del hijo? Si el niño necesita pan, ¿le darás una piedra sólo porque incesantemente la solicitó? Si tu hijo necesita pescado, ¿le darás una serpiente de agua sólo porque apareció en la red con el pez y el niño tontamente la pide? Si vosotros, mortales y finitos, sabéis cómo responder a las súplicas y dar a vuestros hijos dones buenos y apropiados, ¡cuánto más dará al espíritu y cuantas bendiciones adicionales dará vuestro Padre celestial a los que se lo pidan! Los hombres deben siempre orar sin perder nunca la esperanza.

1619§4 144:2.6 «Pero cuando oráis, ejercéis tan poca fe. La fe genuina es capaz de mover montañas de dificultades materiales encontradas en el camino de la expansión del alma y del progreso espiritual».

1619§5 144:3.1 Pero los apóstoles aún no estaban satisfechos; querían que Jesús les diese una oración modelo para que ellos pudieran enseñársela a los nuevos discípulos. Después de escuchar las palabras de Jesús sobre la oración, Santiago Zebedeo dijo: «Muy bien, Maestro, pero no pedimos una fórmula de oración para nosotros, sino más bien para los nuevos creyentes que tan frecuentemente nos imploran: 'enseñadnos a orar en una forma que sea aceptable al Padre en los cielos'».

1619§6 144:3.2 Cuando Santiago terminó de hablar, Jesús dijo: «Si pues, aún deseáis tal oración, os daré la que enseñé a mis hermanos y hermanas en Nazaret»:

Padre nuestro que estás en los cielos,

Santificado sea tu nombre.

Venga tu reino; hágase tu voluntad

En la tierra así como se hace en el cielo.

Danos hoy nuestro pan para mañana;

Refresca nuestra alma con el agua de la vida.

Y perdónanos nuestras deudas

Así como también perdonamos a nuestros deudores.

Sálvanos de la tentación, líbranos del mal,

Y haznos cada vez tan perfectos como tú.

LA FORMA DE ORAR

1620§12 144:3.5 Jesús enseñó a los doce que debían orar siempre en secreto; que debían alejarse a solas, en la serenidad de la naturaleza, o encerrarse en sus cuartos para orar.

1620§13 144:3.6 Después de la muerte de Jesús y de su ascensión al Padre, muchos creyentes optaron por agregar al final de esta oración, así llamada el Padre nuestro, estas palabras «En el nombre de Señor Jesús Cristo». Más tarde se perdieron dos líneas al copiarse la oración, y fue agregada una cláusula adicional, como sigue: «Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria, por siempre jamás»

1620§14 144:3.7 Jesús dio esta oración a los apóstoles en su forma colectiva, tal como se la rezaba en la casa de Nazaret. No enseñó nunca una oración personal formal, sino tan sólo súplicas para grupos, familias, o reuniones sociales; aun así, tampoco accedió a hacerlo espontáneamente.

1620§15 144:3.8 Jesús enseñaba que la oración eficaz debe ser:

1. Altruista: no solamente para uno mismo.

2. Creyente: de acuerdo con la fe.

3. Sincera: de corazón honesto.

4. Inteligente: de acuerdo con las propias luces.

5. Confiada: en sumisión a la voluntad omnisapiente del Padre.

1620§21 144:3.9 Cuando Jesús pasaba noches enteras en la montaña rezando, lo hacía principalmente en súplica para sus discípulos, sobre todo para los doce. El Maestro muy poco oraba por sí mismo, aunque si practicaba mucha adoración de naturaleza de la comunión de entendimiento con su Padre en el Paraíso.

ORACIÓN ÉTICA

997§6 91:4.1 Ninguna oración puede ser ética cuando el que solicita busca la ventaja egoísta por sobre los intereses de sus semejantes. La oración egoísta y materialista es incompatible con las religiones éticas que se predican sobre la base del amor altruista y divino. Toda oración no ética revierte a los niveles primitivos de la seudomagia y es inmerecedora de las civilizaciones en avance y de las religiones esclarecidas. La oración egoísta transgrede el espíritu de toda ética fundada en una justicia amante.

997§7 91:4.2 La oración no debe prostituirse nunca tanto hasta el punto de volverse un sustituto de la acción. Toda oración ética es un estímulo a la acción y la guía a la lucha progresiva por obtener los fines idealistas del logro del superyo.

998§1 91:4.3 En todas tus oraciones, sé justo; no esperes que Dios muestre parcialidad, que te ame más que a sus otros hijos, tus amigos, vecinos, aun tus enemigos. Pero la oración de las religiones naturales o evolucionadas no es al principio ética, como lo es en las religiones reveladas más recientes. Toda oración, sea ésta individual o comunal, puede ser o egoísta o altruista. Es decir que la oración puede centrarse en el yo o en los demás. Cuando la oración no busca nada para el que ora ni para sus semejantes, esta actitud del alma tiende hacia los niveles de la verdadera adoración. Las oraciones egoístas comprenden confesiones y solicitudes y frecuentemente consisten en demandas de favores materiales. La oración es un poco más ética cuando comprende el perdón y busca la sabiduría para llegar a un mayor autocontrol.

998§2 91:4.4 La oración de tipo altruista fortalece y consuela, la oración materialista está destinada a atraer desilusión y desencanto a medida que los descubrimientos de la ciencia en avance demuestran que el hombre vive en un universo físico de ley y orden. La infancia de un individuo o de una raza se caracteriza por la oración primitiva, egoísta y materialista. Y, hasta cierto punto, todas estas solicitudes son eficaces en cuanto conducen invariablemente a aquellos esfuerzos y ejercicios que contribuyen a la obtención de respuestas con estas oraciones. La verdadera oración de fe siempre contribuye al mejoramiento de la técnica del vivir, aun cuando las solicitudes no sean merecedoras del reconocimiento espiritual. Pero la persona espiritualmente adelantada debe ejercer gran cuidado al intentar desalentar a la mente primitiva o inmadura respecto de tales oraciones.

998§3 91:4.5 Recordad, aunque la oración no cambia a Dios, muy frecuentemente efectúa cambios grandes y duraderos en el que ora con fe y confianza. La oración ha sido el antepasado de mucha paz mental, alegría, calma, valor, autodominio, y justicia entre los hombres y las mujeres de las razas en evolución.

COMBINACIÓN DE ORACIÓN Y ADORACIÓN

1621§1 144:4.2 La repetición sincera y honesta de una súplica, cuando esta oración es la expresión sincera de un hijo de Dios, y es pronunciada con fe, aunque desatinada o imposible de responder directamente, siempre servirá para expandir la capacidad de recepción espiritual del alma.

1621§2 144:4.3 En toda oración, recordad que la filiación es un don. Ningún niño tiene que hacer nada para ganar el estado de hijo o hija. El hijo terrestre adquiere el ser por voluntad de sus padres. De la misma manera llega el hijo de Dios a la gracia y a la nueva vida del espíritu por voluntad del Padre en el cielo. Por consiguiente, el reino del cielo -la filiación divina- debe ser recibida por el hijo como si fuese un niño pequeño. La rectitud el desarrollo progresivo del carácter: se gana, pero la filiación se recibe mediante la gracia y por la fe.

1621§3 144:4.4 La oración condujo a Jesús a la supracomunión de su alma con los Gobernantes Supremos del universo de los universos. La oración conducirá a los mortales de la tierra a la comunión de una verdadera adoración. La capacidad espiritual del alma para recibir determina la cantidad de bendiciones celestiales que pueden conseguirse personalmente y que se pueden percibir conscientemente como respuesta a la oración.

1621§4 144:4.5 La oración, y la adoración con que ésta se vincula, es una técnica para apartarse de la rutina diaria de la vida, del agobio y monotonía de la existencia material. Es un camino para acercarse a la autorrealización y la individualidad espiritualizadas que constituyen un logro intelectual y religioso.

1621§5 144:4.6 La oración es el antídoto contra la introspección nociva; por lo menos, el rezo así como el Maestro lo enseñó es tal ministerio beneficioso para el alma. Jesús siempre usó la influencia benéfica de la oración para sus semejantes. El Maestro generalmente rezaba en plural, no en singular. Sólo en las grandes crisis de su vida terrestre rezó Jesús para sí mismo.

1621§6 144:4.7 La oración es el aliento de la vida del espíritu en medio de la civilización material de las razas humanas. La adoración es la salvación para las generaciones de mortales en busca de placer.

1621§7 144:4.8 Orar es como recargar las baterías espirituales del alma, y adorar sería como sintonizar el alma para captar las transmisiones universales del espíritu infinito del Padre Universal.

1621§8 144:4.9 La oración es la mirada sincera y anhelante del hijo dirigida a su Padre espíritu; es el proceso psicológico de intercambio de la voluntad humana por la voluntad divina. La oración es una parte del plan divino para transformar lo que es en lo que debería ser.

Padre nuestro que eres en el misterio,

Revélanos tu santo carácter.

Haz que hoy tus hijos en la tierra

Vean el camino, la luz y la verdad.

Muéstranos el camino del progreso eterno,

Y danos la voluntad para marchar en él.

Afianza en nosotros tu reino divino

Y concédenos así el pleno dominio de nosotros mismos.

No nos dejes errar por los caminos de la oscuridad y la muerte;

Condúcenos por siempre junto a las aguas de vida.

Escucha éstas, nuestras oraciones, y acógelas;

Complácete en hacernos más y más como tú.

Finalmente, por tu Hijo divino,

Recíbenos en tu abrazo eterno.

Padre nuestro celestial perfecto y justo,

Guía y dirige hoy nuestra travesía.

Santifica nuestros pasos y coordina nuestros pensamientos

Condúcenos para siempre por los caminos del progreso eterno.

Llénanos de sabiduría hasta la plenitud del poder

Y danos vitalidad con tu energía infinita.

Inspíranos con la conciencia divina de

La presencia y guía de las huestes seráficas.

Condúcenos por siempre en nuestro ascenso por el camino de la luz;

Reivindícanos plenamente en el día del gran juicio.

Haznos como tú en gloria eterna

Y recíbenos en tu servicio eterno en lo alto.

Glorioso Padre y Madre, en uno combinados,

Leales seamos a tu naturaleza divina.

Que tu esencia misma reviva en nosotros y a través de nosotros

Por el don y efusión de tu espíritu divino.

Reproduciéndote así imperfectamente en esta esfera

Así como te muestras perfecta y majestuosamente en lo alto.

Danos día a día tu dulce ministerio de hermandad

Y condúcenos en todo momento por el camino del servicio amoroso.

Sé por siempre y incansablemente paciente con nosotros

Así como nosotros mostramos nuestra paciencia con nuestros hijos.

Danos la sabiduría divina que todo lo hace bien

Y el amor infinito que se vuelca a todas las criaturas.

Concédenos tu paciencia y clemencia,

Para que nuestra caridad abrace a los débiles del reino.

Y cuando nuestra andadura se acaba, haz que honre y glorifique tu nombre,

Que complazca a tu buen espíritu, y que satisfaga a quienes cuidan nuestra alma.

No según nuestros deseos, Padre nuestro amante, sino según tus deseos de bien eterno para tus hijos mortales  Que así sea.

CONDICIONES PARA QUE LA ORACIÓN SEA EFECTIVA

 Si quieres orar eficazmente, debes recordar las leyes de las solicitudes prevalecientes:

 1. Debes estar facultado como orador poderoso enfrentando sincera y valientemente los problemas de la realidad del universo. Debes poseer vigor cósmico.

 2. Debes haber agotado honestamente la capacidad humana de adaptación humana. Debes haber sido industrioso.( Hábil, experto, activo.)

 3. Debes rendir todo deseo de la mente y todo apetito del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Debes haber experimentado un enaltecimiento de los significados y una elevación de los valores.

 4. Debes hacer una Elección sincera de la voluntad divina. Debes obliterar el punto muerto de la indecisión.

 5. No sólo reconoces la voluntad del Padre y eliges cumplir con ella, sino que has efectuado una consagración incondicional, y una dedicación dinámica, al hacer efectivo de la voluntad del Padre.

 6. Tu oración será dirigida exclusivamente por la sabiduría divina a solucionar los problemas humanos específicos con que te encuentras en la ascensión al Paraíso, el logro de la perfección divina.

 7. Y debes tener fe: fe viviente. Pág. 1002.

LA REPUESTA A LA ORACIÓN

1641§1 146:2.17 16. Jesús enseñó a sus seguidores a que, después de elevar sus oraciones al Padre, permanecieran en acallada receptividad por un tiempo ofreciendo así al espíritu residente una mejor oportunidad para hablar al alma dispuesta a escuchar. El espíritu del Padre se comunica mejor con el hombre cuando la mente humana está en actitud de verdadera adoración. Adoramos a Dios con ayuda del espíritu residente del Padre y por el esclarecimiento de la mente humana mediante el ministerio de la verdad. La adoración, enseñó Jesús, lo hace a uno cada vez más semejante al ser que está adorando. La adoración es una experiencia transformadora por medio de la cual lo finito se va gradualmente acercando hasta finalmente

ENSEÑANZAS ACERCA DE LA ORACIÓN Y LA ADORACIÓN

1611§1 143:3.3  Jesús les indicó que se sentaran a su alrededor mientras decía: «Hermanos míos, todos vosotros debéis aprender el valor del descanso y la eficacia del esparcimiento. Debéis daros cuenta de que la mejor manera de solucionar problemas enmarañados consiste en alejarse de ellos por un tiempo. Así, cuando volváis descansados después de un período de esparcimiento o de adoración, podréis  atacar vuestros problemas con mente más clara y mano más firme, y desde luego, con el corazón más resuelto. Muchas veces veréis que el problema se ha achicado en tamaño y proporción durante vuestro reposo de la mente y el cuerpo».

1616§5 143:7.3 La adoración -la contemplación de lo espiritual- debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debe alternar con el esparcimiento; la religión debe ser equilibrada por el buen humor. La filosofía profunda debe ser aliviada por el ritmo de la poesía. El esfuerzo del vivir -la tensión temporal de la personalidad- debe ser aliviada por el reposo de la adoración. Las sensaciones de  inseguridad que surgen del temor al aislamiento de la personalidad en el universo, deben ser contrarrestadas por la contemplación, en fe, del Padre y por el intento de comprender al Supremo.

1616§6 143:7.4 La oración tiene el objeto de hacer que el hombre piense menos pero que comprenda más; no está hecha para aumentar el conocimiento, sino más bien para ampliar el discernimiento.

1616§7 143:7.5 La adoración tiene el objeto de anticipar una vida mejor en el futuro y después reflejar estos nuevos significados espirituales sobre la vida en el presente. La oración sostiene a uno espiritualmente, pero la adoración es divinamente creadora.

1616§8 143:7.6 La adoración es la técnica de buscar en el Único la inspiración para servir a muchos. La adoración es la vara que mide el grado de desprendimiento del alma del universo material y su vinculación simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación.

1616§9 143:7.7 El orar es recordarse a sí mismo: pensamiento sublime; el adorar es olvidarse de sí mismo: suprapensamiento. La adoración es atención sin esfuerzo, descanso real e ideal del alma, ejercicio espiritual que lleva al sosiego.

1616§10 143:7.8 La adoración es el acto de una parte que se identifica con el Todo; lo finito con lo Infinito; el hijo con el Padre; el tiempo en el acto de marcar el paso con la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del hijo con el Padre divino, la asunción de actitudes refrescantes, creadoras, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu humano.

1616§11 143:7.9 Aunque los apóstoles sólo comprendieron algunas de sus enseñanzas en el campamento, otros mundos las comprendieron, y otras generaciones en la tierra las comprenderán.

 Jesús enseñó que la oración por la guía divina a través del camino de la vida en este mundo, le seguía en importancia a la súplica por el conocimiento de la voluntad del Padre.

En realidad esto significa orar por la sabiduría divina. Jesús nunca enseñó que pudieran obtenerse conocimientos y artes específicas humanas mediante la oración. Pero sí enseñó que la oración contribuye a ampliar la capacidad del ser para recibir la presencia del espíritu divino. Cuando Jesús enseñó a sus colaboradores a que oraran en el espíritu y en la verdad, explicó que eso significaba orar con sinceridad y de acuerdo con el esclarecimiento de cada cual, orar de todo corazón y con inteligencia, con honestidad y con constancia.

 Jesús advirtió a sus seguidores que las oraciones no se volverían más eficaces mediante repeticiones elegantes, una fraseología elocuente, el ayuno, la penitencia o los sacrificios. Exhortó a sus creyentes a que emplearan la oración como medio para llegar a la verdadera adoración mediante la acción de gracias. Jesús lamentaba el hecho de que se encontrara tan poco del espíritu de gratitud en las oraciones y culto de sus seguidores. Citó en esta ocasión de las Escrituras, diciendo: «Bueno es dar gracias al Señor y cantar alabanzas al nombre del Altísimo, anunciar por la mañana su compasión amante y su fidelidad cada noche, porque Dios me ha dado la dicha con su obra. Daré pues gracias por todas las cosas según la voluntad de Dios»

 Jesús enseñó a sus seguidores a que, después de elevar sus oraciones al Padre, permanecieran en acallada receptividad por un tiempo ofreciendo así al espíritu residente una mejor oportunidad para hablar al alma dispuesta a escuchar. El espíritu del Padre se comunica mejor con el hombre cuando la mente humana está en actitud de verdadera adoración. Adoramos a Dios con ayuda del espíritu residente del Padre y por el esclarecimiento de la mente humana mediante el ministerio de la verdad. La adoración, enseñó Jesús, lo hace a uno cada vez más semejante al ser que está adorando. La adoración es una experiencia transformadora por medio de la cual lo finito se va gradualmente acercando hasta finalmente alcanzar la presencia de lo Infinito.

LA EXPERIENCIA ESPIRITUAL DE LA ORACIÓN

1101§1 100:6.6 Una de las características más sorprendentes de la vida religiosa, es esa paz dinámica y sublime, esa paz que trasciende toda comprensión humana, esa calma cósmica que simboliza la ausencia de toda duda y confusión. Tales niveles de estabilidad espiritual son inmunes a la decepción. Estos religionistas son como el apóstol Pablo, quien dijo: «Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa nos podrá separar del amor de Dios».

1774§2 160:1.10 Pero el mejor de todos los métodos para solucionar problemas lo aprendí de Jesús, vuestro Maestro. Me refiero a aquello que él practica tan constantemente, y que tan fielmente os ha enseñado: el aislamiento para la meditación adoradora. En esta costumbre de Jesús de apartarse tan frecuentemente  para comulgar con el Padre en el cielo, se ha de encontrar la técnica, no sólo para reunir la fuerza y sabiduría necesarias en los conflictos ordinarios del vivir, sino también para apropiarse de la energía necesaria en la solución de los problemas más elevados de naturaleza moral y espiritual. Pero aun los métodos correctos de solucionar problemas no compensarán los defectos inherentes de la personalidad ni la ausencia de hambre y sed de la verdadera rectitud.

1774§3 160:1.11 Me impresiona profundamente el hábito de Jesús de apartarse a solas para pasar esas temporadas de encuesta solitaria de los problemas del vivir; buscar nuevas reservas de sabiduría y energía para así poder enfrentarse a las múltiples demandas del servicio social; acelerar y profundizar el supremo propósito del vivir sometiendo verdaderamente la personalidad total a la conciencia de estar en contacto con la divinidad; luchar por alcanzar métodos nuevos y mejores de adaptarse a las situaciones en constante cambio de la existencia viviente; efectuar aquellas reconstrucciones vitales y reajustes de las actitudes personales que son tan esenciales para un mayor discernimiento de todo lo que es válido y real; y hacer todo esto con el único propósito de la gloria de Dios enviar como aliento a los cielos la oración favorita de vuestro Maestro: «Que se haga, no mi voluntad, sino la tuya».

1774§4 160:1.12 Esta práctica de adoración de vuestro Maestro trae ese reposo que renueva la mente; esa iluminación que inspira el alma; ese valor que permite enfrentarse valientemente con los propios problemas; esa autocomprensión que borra el temor debilitante; y esa conciencia de la unión con la divinidad que da al hombre la seguridad necesaria para atreverse a ser como Dios. El reposo de la adoración, o comunión espiritual, como la practica el Maestro, alivia la tensión, elimina los conflictos, y aumenta poderosamente los recursos totales de la personalidad.

CONCLUSIONES

1112:3 101:6.7 La revelación enseña al hombre mortal que, para comenzar tan magnífica y fascinante aventura a través del espacio mediante la progresión del tiempo, debe comenzar por organizar el conocimiento en ideas-decisiones; luego, exhortar a la sabiduría que trabaje sin descanso en su noble tarea de transformar las ideas autoposeídas en ideales cada vez más prácticos pero sin embargo excelsos, aun aquellos conceptos que son tan razonables como ideas y tan lógicos como ideales que el Modelador se atreve a combinarlos y espiritualizarlos de modo de tornarlos disponibles para que se asocien en la mente finita en forma tal como para constituirlos en complementos humanos reales, así preparados para la acción del Espíritu de la Verdad de los Hijos, las manifestaciones espacio-temporales de la verdad del Paraíso: la verdad universal. La coordinación de ideas-decisiones, ideales lógicos y verdad divina constituye la posesión de un carácter recto, el prerrequisito para la admisión mortal a las realidades en constante expansión y cada vez más espirituales de los mundos moronciales.

1112:4 101:6.8 Las enseñanzas de Jesús constituyeron la primera religión urantiana que comprendió tan plenamente una coordinación armoniosa de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor, tan completa y simultáneamente como para proveer tranquilidad temporal, certidumbre intelectual, esclarecimiento moral, estabilidad filosófica, sensibilidad ética, conciencia de Dios y la seguridad positiva de la supervivencia personal. La fe de Jesús trazó el camino a la finalidad de la salvación humana, a lo último de la obtención mortal del universo, puesto que proveyó:

1. La salvación a partir de las cadenas materiales en la comprensión personal de la filiación de Dios, que es espíritu.

2. La salvación a partir de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad y la verdad lo hará libre.

3. La salvación a partir de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y el conocimiento morontial de la hermandad de todas las criaturas universales; el descubrimiento por medio del servicio de la realidad espiritual y la revelación -a través del ministerio- de la bondad de los valores espirituales.

4. La salvación a partir de la condición incompleta del yo mediante la obtención de los niveles espirituales del universo y a través de la comprensión final de la armonía de Havona y de la perfección del Paraíso.

5. La salvación a partir del yo, la liberación de las limitaciones de la autoconciencia a través de la obtención de los niveles cósmicos de la mente Suprema y por coordinación con los logros de todos los demás seres autoconscientes.

6. La salvación  a partir del tiempo, la obtención de una vida eterna de progresión sin fin en el reconocimiento de Dios y al servicio de Dios.

7. La salvación a partir de lo finito, la unión perfeccionada con la Deidad en el Supremo y a través de él, mediante la cual la criatura intenta el descubrimiento trascendental del Último en los niveles posfinales de lo absónita.

1113:5 101:6.9 Esta salvación séptupla es el equivalente del carácter completo y perfecto de la realización de la experiencia última del Padre Universal. Y todo esto, potencialmente, está contenido dentro de la realidad de la fe de la experiencia humana de la religión. Y puede estar así contenido puesto que la fe de Jesús estuvo alimentada por realidades aún más allá de lo último y las reveló; la fe de Jesús se aproximó a un absoluto universal en cuanto como tal es posible manifestarse en el cosmos espacio-temporal en evolución.

1113§6 101:6.10 Mediante la apropiación de la fe de Jesús, el hombre mortal puede empezar a saborear en el tiempo las realidades de la eternidad. Jesús hizo el descubrimiento, en la experiencia humana, del Padre Final, y sus hermanos en la carne de la vida mortal pueden seguirle en esta misma experiencia del descubrimiento del Padre. Aun pueden obtener, por lo que son, la misma satisfacción en esta experiencia con el Padre como lo logró Jesús por lo que era. Nuevos potenciales se actualizaron en el universo de Nebadón como consecuencia de la efusión terminal de Miguel, y uno de éstos fue la nueva iluminación del camino de la eternidad que conduce al Padre de todos, y que puede ser emprendido aun por los mortales materiales, de carne y hueso, en su vida inicial en los planetas del espacio. Jesús fue y es el nuevo camino viviente por el cual el hombre puede alcanzar la herencia divina que el Padre ha decretado será suya si sólo la pide. En Jesús se demuestra abundantemente tanto el comienzo como el fin de la experiencia de fe de la humanidad, aun de la humanidad divina.

Más referencias Pág.;1638-1123-1389-1619-1620-747-1618-1621-1360-2088-1946- distorsión de la oración Pág. 995-1946-999-997. -1107-al 1109- la fe y la creencia Pág.;1114-al 1117. documentos  102-103.

Cooperando con el ajustador del pensamiento Pág.; 11204-1205-Pág.59;5 -  el discurso sobre la certidumbre Pág. 1601. la obra del espíritu en la mente Pág. 642;2

El anterior trabajo fue presentado por JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ V. - CORDESAES  a los lectores  de la Asociación  Urantia Colombia.