Experimentos en religisn personal: Estudio VII
Experiencia religiosa a travis de la crisis de crecimiento individual y la experiencia social
H.
N. Wieman
Traducido por Anibal
Pacheco O.
Salvacisn Mediante Crisis
1. El Problema de la Crisis
Una crisis es peligrosa. Ella nos transformara o nos rompera. Como una ola debemos montarla hacia la victoria o ser ahogados en su corriente. Repentinamente uno se enferma en medio de una empresa importante. Es una crisis. En tal estado algunos hombres se han levantado para una gran carrera; otros han sido arrastrados hacia abajo hasta la ruina. Descubren al hijo que han cuidado con tanto cariqo robando dinero. Es un punto de quiebre para la vida familiar que conduce a una mayor comprensisn y cooperacisn mutua, si se resuelve correctamente, o conduce a un desastre mas profundo si es tratada de forma incorrecta. La inversisn que se hizo para pagar la educacisn de los niqos desaparece durante la bancarrota de una empresa. Lo que nos llama a reorganizar los propssitos de la vida y a transformar los habitos a travis de los cuales los poderes y las posibilidades pueden traer la luz que pudo haberse mantenido oculta por siempre; o bien los defectos de la familia. Alguien muere bajo cuyo amor y abrigo hemos vivido. ?Csmo resolver la crisis?
La crisis generalmente muestra la cara del desastre. Pero no es un desastre; es una oportunidad, si la vemos asm, para que descanse con nosotros y una manera en que hacemos disponible a Dios. Es el momento profitico en que debemos cambiar nuestras maneras para el bien o el mal. Es el punto de quiebre donde los caminos divergen. Es la situacisn en qui los viejos habitos no son suficientes para producir el resultado deseado. Incluso no producen ningzn resultado sensible o ellos son muy inesperados e indeseados.
La principal cosa que se debe notar sobre una crisis, desde el punto de vista de este capmtulo, es el hecho de que se requiere de una reorganizacisn de nuestros habitos. En esto descansa su riesgo y su promesa. Nuestras viejas formas de vida se interrumpen. Debemos buscar nuevas formas. ?Csmo hacerlo? El problema practico, que intentamos siempre formular y resolver en este capmtulo, se expresa en esta zltima pregunta. Cuando los viejos habitos no trabajan y estamos forzados a buscar nuevas maneras, ?csmo nos conducimos para encontrar la vma de salvacisn y de escape del camino a la ruina? Csmo resolver una crisis. Ise es nuestro problema.
2. Csmo no Resolver una Crisis
Hay tres maneras incorrectas de resolver una crisis. Una es fallar al verla. La segunda es verla y tenerle miedo. La tercera es estar tan acostumbrado que no podamos cambiar nuestras maneras ni resolver las nuevas demandas que se hacen sobre nosotros. Consideremos cada uno de istos por separado.
A menudo las crisis vienen y van , los hombres no ven mas alla de sus pies y nunca descubren una crisis hasta que se encuentran luchando entre los restos y es demasiado tarde. Estan tan ocupados haciendo cosas pequeqas que estan mas cerca. No tienen tiempo, como cada hombre deberma hacer ocasionalmente, de apartarse de la sucesisn continua de pequeqas cosas y miran profundamente en los acontecimientos de la vida y del mundo exterior y estar en un estado mental tal que pueda tomar las seqales de una crisis cuando comienza a asomar. Ellos no suben a la atalaya de la adoracisn. Es tan facil ser absorbido por la rutina diaria que no podemos ver la crisis en su inicio. Una vez mas algunas personas son tan optimistamente ciegas que rechazan ver cualquier cosa que no sustente lo que desea hacer en ese momento. La ceguera al hecho de la crisis es probablemente el incidente mas comzn y la causa mas comzn por la que los hombres son lastimados en vez de ayudado por las situaciones crmticas cuando se presentan. Simplemente no ven la necesidad de reorganizar sus vidas y reajustar sus habitos. No estan alertas; no son sensibles a esos cambios que se inician ante la proximidad de una crisis. Pueden observar las seqales que indican el cambio del tiempo, como dijo Jeszs, pero ellos no observa las seqales de los tiempos. Mientras que Noi construma el arca, otros se reman hasta el desprecio. Luego la inundacisn que vino los encontrs sin ninguna preparacisn.
La segunda manera incorrecta de resolver una crisis es el temor. A veces, aunque parezca extraqo, el miedo se une a la ceguera. Si estamos asustados la manera mas facil es ocultar la cabeza en la arena e ignorar lo que esta pasando. A veces es algo mas que la crisis lo que nos hace ocultar nuestros ojos y asm permanecer en la ignorancia de la naturaleza crmtica de la situacisn. Una vez mas puede ser una seqal de la crisis lo que nos hace cerrar nuestros ojos a cualquier cosas.
Pero esta no es siempre la forma en que el miedo afecta a los hombres. No siempre les hace cierran sus ojos al peligro. Existen otros efectos tan daqinos o peores. Nunca es la forma correcta de enfrentar una crisis. Aunque no siempre ciegue, probablemente distorsione la visisn y evite que que veamos las cosas exactamente como son; y la crisis es un tiempo en que, sobretodo todo los demas , nosotros deben ver las cosas tal cual son. El miedo confunde la mente y hace impreciso nuestro pensamiento; mas la crisis es una ipoca en que debemos pensar profunda, comprensiva, exacta y rapidamente. El miedo desorganiza la voluntad y evita que alcancemos una conclusisn final y tomemos una accisn definitiva. Pareciera querer que nos entreguemos nuevamente a toda clases de actividades derrochadoras, vacilantes y vanas justo cuando necesitamos conservar todo nuestro tiempo, fuerza y recursos. Al lado de ceguera, el miedo es la peor cosa que nos puede acontecer cuando hacemos frente a una crisis. A veces es posiblemente peor que la ceguera
Pero cuando decimos que el miedo es la peor manera de resolver una crisis debemos hacer una distincisn. Una crisis deberma estimularnos. Probablemente siempre lo hara cuando la enfrentamos y la reconocemos por lo que es. Este estado de estimulacisn puede llamarse un estado de miedo; es decir, es un estado en el cual nuestros poderes latentes despiertan, se acelera el corazsn y los pulmones, la sangre corre mas rapidamente a travis de todas las arterias, se aceleran todos los mndices del metabolismo. Pero existe una gran diferencia entre este estado de estimulacisn en el cual tenemos el mando completo de la mayor parte nuestro poder y ese estado en el cual existe el estmmulo del miedo que solamente es un estmmulo que confunde y desorganiza la personalidad. Este zltimo nosotros condenamos como la peor manera de resolver una crisis.
La tercera forma incorrecta de resolver una crisis es persistiendo en las viejas formas , rechazando la modificacisn y la reorganizacisn de nuestros habitos, y, si es necesario, nuestra completa forma de vida. Lo anterior puede deberse a la terquedad o a la arrogancia; puede deberse a la carencia de la plasticidad en nuestros habitos, podemos estar fmsicamente y mentalmente limitados y restringidos; o puede ser simplemente debido a la carencia de la imaginacisn. Pero la crisis requiere el cambio de nuestra parte, detenciones rapidas y cambios radicales. A menos que volvamos y nos convirtamos en niqos no tendremos la plasticidad requerida para entrar en el Reino de los Cielos mediante una crisis.
3. La Manera Correcta
El conocimiento de las tres formas incorrectas de resolver una crisis nos ayuda a considerar cual es la forma correcta. Para resolver correctamente una crisis y llevarla a la victoria debemos estar alertas, ser audaces y plasticos. Estos tres requisitos deben ser explicados un poco mas
Estar alerta es estar sensible a las condiciones que cambian, estar sutilmente informado de los peligros que implica asm como de otras posibilidades. ?Podemos ser sensibles al peligro y a las posibilidades de varios tipos, examinando la situacisn completamente, mirando las conveniencias, sintiendo su completo estmmulo, pero siendo libres de ese miedo que distorsiona la visisn, confunde el pensamiento y debilita la voluntad? Esta es la prueba. Estas dos cosas deben estar unidas si queremos dominar la crisis. Debemos hacerle frente a los hechos convenientemente y sin miedo.
Entonces debemos ser capaces de cambiar nuestras maneras. Lo correcto a hacer en una crisis requiere siempre un marcado cambio en nuestra forma de vida; de otra manera no serma una crisis. Tal cambio requiere a veces un gran sacrificio. Tambiin el bien a ser obtenido mediante el sacrificio puede ser problematico, dependiendo de la empresa en que se este de ninguna manera se puede asegurar el resultado. Ademas este bien a ser obtenido, mientras que puede ser beneficioso a otros, puede no sernos aceptable como un bien a menos que cambiemos tanto nuestros intereses y nuestra forma de vida como para compartir este bien con otros. Asm la crisis, que exigira nuestro sacrificio, no se puede resolver sin una gran capacidad para la transformacisn en toda nuestro personalidad y forma de vida.
Para resolver una crisis adecuadamente debemos entonces tener una visisn clara vigilante y sensible, debemos ser audaces y debemos tener capacidad para transformar la organizacisn de nuestras vidas. El problema que tenemos que solucionar es descubrir como estos tres rasgos de la personalidad pueden ser adquiridos; pues solo mediante estos podemos resolver una crisis de la forma correcta
4. Csmo Alcanzar la Manera Correcta
La manera de estar alerta que hemos sugerido consiste en trazar la rutina diaria a intervalos regulares para examinar en pensamiento de la situacisn total en la cual vivimos nuestras vidas. Figurativamente hablando, debemos subir a la atalaya y mirar alrededor. Para hacer esto con eficacia debemos relajarnos y esperar en la quietud en alguno lugar solitario de modo que allm podamos mirar hacia arriba en nuestra mente cualquier cosa oculta que hemos estado experimentando pero que no hemos estado notado. Para existen muchas cosas que entran de manera inadvertida en la zona de la conciencia y, algunas veces, esta informacisn inadvertida de experiencias tienen una enorme significacisn para nosotros y para otros. Pero nunca la conoceremos ni sabremos su significacisn a menos que tomemos estas ipocas de espera en oracisn en la cuales tenemos al oportunidad de elevar nuestro foco de conciencia. Las palabras, las actitudes y las expresiones de rostro de nuestros asociados han estado diciendo algo a nosotros pero no podremos entender su significado hasta que la relajacisn de esos tranquilos minutos permitan que estas experiencias se incorporen a nuestra mente con su carga de significado. Isa es la razsn por la que llamamos a este mitodo de retiro una forma de subir a la atalaya. Es una manera de estar alerta y de cultivar la vigilancia. Si existe una crisis que asoma ante nosotros, la descubriremos mas rapidamente de esta manera que de cualquier otra. Si una crisis esta ya sobre nosotros y no pudimos observarla, lo veremos cuando subamos a la atalaya.
Pero ?csmo podemos librarnos de esta clase de miedo desmoralizante que describimos previamente? Este es una de las cosas mas importantes y mas difmcil. A pesar de todo existe una manera segura de superar miedo. No puedes necesariamente mantenerlo lejos de ti; pero cuando venga puedes encontrar una cura que nunca falla si aprendes el mitodo de il. Puedes recuperar tu autocontrol, restablecer tu fortaleza y recuperar la clara visisn. El miedo inevitablemente caera con toda su desmoralizacisn de vez en cuando sobre alguno de nosotros, pero la cosa importante es saber un mitodo por el cual escapar de sus garras. Intentaremos describir ese mitodo.
Dice muy simplemente que la curacisn del miedo es la practica de la presencia de Dios. Pero esta declaracisn es apenas suficiente para significar mucho a quiin nunca ha utilizado el mitodo.
Uno esta libre del miedo desmoralizante tan pronto como se esta listo para aceptar los hechos exactamente como son. El miedo del tipo desmoralizante es el esfuerzo por hacer que las cosas parezcan ser distintas a lo verdaderamente son. Es encogerse, intimidarse, ocultarse, en espmritu si no en cuerpo. Eso significa intentar ocultar los hechos a la vista y hacer que parezcan diferentes. Mientras uno se aferra a la esperanza que las cosas pueden ser mejores de lo que parecen uno esta sujeto al miedo. Existe una historia de un hombre que se dio cuenta que estaba quedando ciego. Mientras se aferrs a su vista que fallaba, il estuvo temeroso y depresivo. Pero cuando se dio cuenta que no habma esperanza, se resigno a lo inevitable y se dedics a cultivar su sentido del tacto para convertirse en un experto probador de pisos y su miedo desaparecis. El hombre que no puede hacer frente a la probabilidad de la derrota y del error, pero los mantiene fuera de su mente para sostener su valor, sigue siendo un cobarde. Cyrano de Bergerac dijo: "nunca he luchado con la esperanza de ganar", significa que su valor no dependis de la esperanza de ganar. Tan pronto como uno esta listo para aceptar los hechos y confiarse totalmente al curso que ellos indican, rindiindose a sm mismo para mantener la realidad, puede levantar su cabeza sin miedo, alerta y listo para hacer uso de toda circunstancia posible, pero nunca abstraerse de la realidad, no obstante lo severa que pueda aparecer.
Ahora este estado de completa autoobligacisn, esta total autorendicisn a la realidad, con el consiguiente mando sobre todos los recursos de la personalidad, es posible cuando uno llena su mente con el pensamiento que por debajo del resto de los hechos sea el hecho basico del cual todo depende. Este hecho basico puede llamarse la estructura del universo o puede llamarse Dios. Como quiera que nosotros nos confiemos en el amor de Dios, aceptandolo con afecto y todas las cosas por su motivo, estamos libres de miedo. Este estado de la mente requiere ser cultivado. Nosotros lo hacemos por naturaleza, o, si lo hacemos, las condiciones de la civilizacisn en medio de la cual vivimos la han tomado de nosotros. Este estado de la mente se debe cultivar en estaciones de adoracisn. La practica de este estado de la mente en el cual nos sentimos auotsustentados y movidos por el hecho basico del mundo es lo que queremos decir por la practica de la presencia del Dios. El cual expulsa de nosotros el miedo.
Si en la ipoca de crisis uno se siente que ha perdido el animo y la desorganizacisn congelante del miedo se arrastra sobre el, dijenlo retirarse por un tiempo en solitario hasta donde pueda recuperar este estado de autoresponsabilidad completa de la realidad mediante el amor de Dios. Si il nunca ha practicado la presencia de Dios de la manera descrita, il no puede ser capaz de lograr esto. Pero si il la ha practicado, il puede necesitar poco tiempo para recuperar su equilibrio. Y comenzar a ser amo de si mismo, dominando la circunstancia. Il puede incluso dominar la muerte en el sentido de hacerle frente sin miedo y de hacerla producir beneficios para el mismo y para sus hermanos. Muchos hombres santos, y prominentemente Jeszs, han podido hacer que su propia muerte sirva de bien azn siglos despuis de su partida. Recordemos a Latimer hablando a Ridley cuando los dos fueron muertos en la hoguera debido a su fe religiosa: "Ser una buena aclamacisn, hermano Ridley, para nosotros este dma sera para la gracia de la luz de Dios como una vela que nunca sera dejara fuera" . Ellos lo hicieron. Latimer torno su crisis en una cuenta de bien. Il la resolvis correctamente
El tercer requisito para resolver una crisis, dijimos, era la plasticidad. Esto es algo que no se puede obtener a zltimo momento en la hora de la necesidad. Debe ser cultivado y preservado desde la infancia. Si uno la ha perdido puede poder ganarla tras un largo y lento proceso; luego es mejor mantenerla.
?Csmo se puede preservar la plasticidad? Poniindose uno mismo en la situacisn donde pueda sentir temor, maravillarse y reverenciar; el el temor, la maravilla y la reverencia son los estados de ls conciencia que indican que uno esta reaccionando a algo muy diferente de las cosas comunes del habito rutinario. El temor, la maravilla y la reverencia son los contrarios exactos de la rutina rmgida. Constituyen esa preciosa actitud infantil que Jeszs dijo que era necesaria de antemano para entrar en el Reino del Cielo. La razsn de que ellas sean necesarias de antemano es muy clara. Es porque representan en un hombre esa plasticidad que le permite experimentar la transformacisn. Cada hombre debe buscar por si mismo esas condiciones que despierten en il la actitud de la maravilla, del temor y de la reverencia. Ellas son las que representan en il esa plasticidad sin la cual il no pueda encontrar las puertas del Reino del Cielo que esta abierta ante il durante una crisis