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REFLEXIONES SOBRE LA ADORACIÓN

Este texto de ayuda de estudio ha sido presentado
para los hermanos urantianos de Santiago de Chile
por: Norman Ingram, Alejandro "Pradahna" Fuchs, y Pedro Niada.


QUE ES ADORACIÓN?

El Libro de Urantia define como adoración "el acto de comunión personal de los hijos con el Padre divino..." (Pág. 1616). En la adoración, nuestra atención está en nuestra relación personal con Dios, aquietando la mente y en humilde comunión con Dios en amor puro, escuchando silenciosamente a la pequeña y calmada voz de amor que hay en nuestros corazones. Nos han dicho que adoración es "el acto consciente y regocijante de conocer y reconocer la verdad y factibilidad de las relaciones íntimas y personales entre los creadores y sus criaturas..."(Pág. 303).

Este reconocimiento consciente de nuestra relación íntima con Dios es el más alto regocijo de nuestra existencia. En el acto de adoración simplemente desarrollamos la relación con nuestro mejor amigo, Dios. La estabilidad y la madurez de todas nuestras relaciones con el Universo, dependen directamente de la estabilidad y madurez de nuestra relación con Dios, "la verdadera fuente de la realidad". Si nuestra razón de existir es servir a otros siguiendo la voluntad de Dios, luego entonces debemos anclar todas nuestras relaciones de servicios a nuestra comunión personal con Dios.

La adoración nos muestra la puerta más directa para apreciar el entendimiento de la voluntad divina. Si conoces la voluntad de Dios, podrás conocer a Dios. El Libro de Urantia expone muy claro lo cerca que Dios está de cada uno de nosotros, sus hijos, en búsqueda de una relación de amor. En la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, sus ángeles del ministerio, los espíritus ayudantes de la mente y la experiencia personal de su propia sublime majestad, el divino Ajustador de Pensamiento. Dios está cerca de cada uno de nosotros, dándonos cada oportunidad para acercarnos a él en cada relación de amor. La definición de adoración es mejor aclarada con la experiencia de la adoración, sintiendo la presencia amorosa de Dios en una relación pura.

Esta experiencia es una "posibilidad siempre presente". Jesús prometió a los habitantes de nuestro planeta sólo dos cosas: "Gozo Espiritual y Comunión Divina" para todo el que en fe clame por esta experiencia. (Pág. 1593). La importancia de la adoración en nuestras vidas no debe ser desestimada, "es el más alto privilegio y el deber de toda creación inteligente" (Pág. 303). ¿Hay alguna duda en que la experiencia de la adoración es esencial para una vida significativa aquí en Urantia y a lo largo de nuestra carrera universal? Para poder apreciar por completo nuestras vidas y oportunidades aquí en nuestro planeta debemos adorar, debemos estar en contacto íntimo con Dios, nuestro amigo y consejero divino. Sabemos que somos observados por el universo entero y la adoración es definida como la vara que mide el grado de desprendimiento del alma del universo material y su vinculación simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación. (Pág.1616).

EL MANDATO SUPREMO

El Libro de Urantia llama a este mandato supremo el mandato divino, el mandato oficial de todos los tiempos, "Sé perfecto, así como tu Padre en los cielos es perfecto". Se nos dice que una manera efectiva de entender esta orden suprema es amar a los demás, así como Jesús manifestó su amor a los que encontraba en su camino, a "amar con amor paterno...amar a los hombres así como Dios los ama a ellos". (Pág. 1573). Jesús dejó muy en claro en su propia vida y en sus enseñanzas que este mandato supremo es mejor realizado cuando una persona está iluminada interiormente por la adoración y exteriormente se dedica al servicio totalmente sincero de la hermandad universal de todas las personalidades. (pág. 1175).

"El desarrollo espiritual depende, en primer lugar, del mantenimiento de una conexión viva con las verdaderas fuerzas espirituales y, en segundo término, de la producción contínua del fruto espiritual". "La adoración, enseñó Jesús, lo hace a uno cada vez más semejante al ser que está adorando. La adoración es una experiencia transformadora por medio de la cual lo finito se va gradualmente acercando hasta finalmente alcanzar la presencia de lo infinito". (Pág. 1641). La adoración llena el alma con el amor de Dios y éste se vuelve más real al pasar a través de esa alma que está en servicio amante a otros seres y por lo tanto, al Supremo.

Este principio del efecto transformador del amor y de cómo funciona en la experiencia humana, como también su efecto en el cosmos está presente en el corazón de las enseñanzas de Jesús y del Libro de Urantia. Si llegásemos a ser perfectos así como nuestro Padre en los cielos, debemos dar un paso hacia la presencia adoradora de Dios y llevar esta delicada experiencia a todas nuestras relaciones humanas. "Esta práctica de adoración de vuestro Maestro trae ese reposo que renueva la mente, esa iluminación que inspira el alma, ese valor que permite enfrentarse valientemente con los propios problemas, esa autocomprensión que borra el temor debilitante y esa conciencia de la unión con la divinidad que da al hombre la seguridad necesaria para atreverse a ser como Dios". (Pág. 1774).

Las instrucciones que Emanuel le da a Cristo Micael antes de su autootorgamiento son también para nosotros. "A lo largo de tu autootorgamiento en Urantia necesitarás estar consciente de sólo una cosa, la eterna e ininterrumpida comunión entre tí y tu Padre Paradisíaco". Nuestra habilidad para cambiar la conciencia planetaria hacia una era de luz y vida depende directamente del crecimiento de aquella "irrompible comunión" dentro de nuestras vidas. Dijo Emanuel, "la perfección de esa relación permitirá que el mundo de tu autootorgamiento y todo el universo de tu creación obtengan una nueva y más comprensible revelación de tu Padre y mi Padre, el Padre Universal de todos". (Pág. 1326).

LA PRACTICA DESATENDIDA

"No es tan importante que conozcamos profundamente la realidad de Dios, sino que alimentemos cada día nuestra habilidad de sentir la presencia de Dios". "Pero, ¿qué oportunidad tiene el Padre de aparecer como un Dios de lealtades supremas e ideales divinos en el alma de los hombres que dedican poco o ningún tiempo a la contemplación reflexiva de estas realidades eternas?" (Pág. 1733). El Libro de Urantia deja bien claro que la adoración es una práctica que requiere más práctica y el buen uso del tiempo. "El hombre alcanza la unión divina mediante una comunión espiritual progresiva y recíproca, una relación de personalidad con el Dios personal, un creciente logro de la naturaleza divina a través de una conformidad, inteligente y sincera con la voluntad divina". (pág. 31).

Está claro para nuestras relaciones humanas que si conocemos verdaderamente a alguien, debemos compartir nuestro tiempo o alguna parte de él con esa persona, así creceremos en nuestras relaciones. Esto mismo debe ser con Dios. No sólo por un acto de voluntad o una lectura sincera de El Libro de Urantia o por una plegaria concentrada vayamos a tener una relación de amor con Dios. Para acercarnos a Dios debemos comprometernos en la práctica de la adoración; "las cosas humanas deben ser conocidas para poder amarlas, pero las cosas divinas deben ser amadas para poderlas conocer." (Pág. 1118).

Sin embargo, por cualquier razón, por cualquier excusa, rechazamos a Dios al no adorar. " La oración es indudablemente una parte de la experiencia religiosa, pero ha sido acentuada erróneamente por las religiones modernas, que han olvidado en gran parte la comunión de la adoración más esencial. La oración podrá enriquecer la vida, pero la adoración ilumina el destino". (pág. 1123). Si estamos metidos en nuestra relación con Dios, entonces naturalmente deberíamos practicar diariamente el compartir un poco de nuestro tiempo con Dios, en oración y en adoración.

A menudo somos tentados a pensar que con todos nuestros deberes, responsabilidades y obligaciones no tenemos tiempo para la adoración. Si colocamos nuestra relación personal con Dios en una perspectiva apropiada, sin dejar de olvidar nuestros deberes, seguramente encontraremos tiempo. Se nos ha pedido que traigamos una era de luz y vida a nuestro planeta. "Y...en la carrera de luz y vida...", se nos dice "siempre hay algún tiempo para la adoración...".(Pág. 282). ¿Cuál es la profundidad de vuestro deber? ¿ Estás dispuesto a hacer cada día de tu vida una cita divina con Dios, para alimentar cada día la habilidad de sentir la presencia de Dios? ¿Estás dispuesto a este compromiso recíproco de progresiva comunión espiritual? ¿Cuál es la profundidad de tu entrega a la más real e importante de todas las relaciones universales?

UN ACERCAMIENTO A LA ADORACIÓN

Todos tenemos dentro de nuestras mentes a un travieso chimpancé que toma nuestros pensamientos y salta incesantemente de un rincón a otro de nuestra cabeza, dejando poco tiempo a nuestras mentes un descanso y quietud. Hay oportunidades en que este simio pareciera estar fuera de control. Para calmar o domar a este chimpancé debemos cultivar la quietud dentro de nosotros. La quietud es la verdadera morada de nuestra experiencia de adoración. "Estad quieto y reconoce que yo soy Dios" (La Biblia, Salmo 46). Las tradiciones contemplativas dentro de las religiones tradicionales del mundo ofrecen muchas visiones acerca de los acercamientos a la presencia de Dios. Basil Pennington, un monje trapense, en su trabajo "Tradiciones Contemplativas de la Cristiandad" provee un acercamiento a lo que él llama la "oración centrada". Este popular acercamiento es muy simple y muy fácil para todos de aprender. Este acercamiento a la adoración envuelve tres simples reglas:

  • 1) Al comienzo de la adoración se toman un minuto o dos para aquietarnos en una fe simple a Dios que mora dentro de nosotros; al final del período de adoración nos tomaremos varios minutos para salir de ahí, en oración. (El Salmo 4 nos dice "haz la comunión con tu propio corazón y estad quieto").
  • 2) Después de descansar un momento en tu centro fiel y lleno de amor, elegir una sola palabra que exprese nuestros sentimientos de amor por Dios y permite que se haga gentilmente presente. (El salmo 25 dice: "mis ojos están siempre hacia el Señor, porque él sacará mis pies de la red").
  • 3) Si en cualquier momento durante el curso de la experiencia de adoración nos damos cuenta que pensamos en otra cosa, simplemente retornar a la presencia adoradora de Dios con el uso de aquella simple palabra que hemos elegido. (El salmo 9 dice : "te alabaré, oh Señor, con todo mi corazón").

Este acercamiento a la adoración es muy simple y bien directo. Dios nos ha tendido muchísimas invitaciones. ¿Cuál ha sido tu respuesta?. Aunque el acercamiento a la presencia del Padre en el Paraíso debe esperar a que alcancéis los más altos niveles finitos de progresión espiritual, debéis regocijaros en el reconocimiento de la posibilidad siempre presente de una comunión inmediata con el espíritu otorgado por el Padre y tan íntimamente asociado con vuestra alma y con vuestro ser espiritualizante". (Pág. 63). "Golpea y se os abrirá" (La Biblia, Matías 7.7).

El gran desafío del hombre moderno consiste en alcanzar una mejor comunicación con el Monitor Divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en un esfuerzo bien balanceado y sano por avanzar los límites de la autoconciencia hasta los oscuros reinos de la conciencia embriónica del alma en un esfuerzo sincero por alcanzar el terreno que linda con la conciencia espiritual, al contacto con la presencia divina". (Pág. 2097).


Un Servicio de La Hermandad de El Libro de Urantia