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Índice de este estudio


JESÚS EL HIJO, EL PADRE, Y NUESTRO PADRE DE CREACIÓN

Una introducción a la vida y las enseñansas de Jesús
como las encontramos en El libro de Urantia

por la Sra. Nelida Oliver de Argentina y la Sra. Maria Delgado de Ecuador

PARTE IV

Parte IV:
19) Renacer del Espíritu
20) Liberación de temores y muerte del cuerpo
21) Quien me ha visto a Mi, ha visto al Padre
22) El monte Hermón
23) El sermón de la ordenación - Bienaventuranzas
24) Significado de la muerte en la cruz

 


 

RENACER DEL ESPIRITU

El Espíritu Supremo será testigo con vuestro espíritu de que sóis realmente hijos de Dios. Y si sóis hijos de Dios, habéis nacido del espíritu de Dios; y el que haya nacido del espíritu, tiene dentro de sí el poder de sobreponerse a toda duda, y ésta es la victoria que se sobrepone a toda incertidumbre, aún vuestra fé.

"El Espíritu del Padre en el cielo ya reside en ti. Si te dejas conducir por este espíritu que viene de lo alto, muy pronto comenzarás a ver con los ojos del espíritu. Cuando esto ocurra y tu elijas de todo corazón seguir la dirección del espíritu, nacerás del espíritu puesto que tu único propósito del vivir será hacer la voluntad de tu Padre que está en el cielo. Al encontrarte nacido del espíritu, y felíz en el reino de Dios, comenzarás a rendir en tu vida diaria los frutos abundantes del espíritu".

"Os he llamado para que renazcáis, para que nazcáis del espíritu. Os he llamado de las tinieblas de la autoridad y de la letargia de la tradición, a la luz trascendental de la comprensión de la posibilidad de hacer por vosotros mismos el más grande descubrimiento posible para el alma humana, la excelsa experiencia de encontrar a Dios por vosotros mismos,en vosotros mismos y de vosotros mismos, y de hacer todo esto como un hecho de vuestra experiencia personal. Así pues podréis desde la muerte a la vida, desde la autoridad de la tradicion a la experiencia de conocer a Dios; así pasaréis de las tinieblas a la luz, de la fé racial heredada a una fé personal alcanzada por experiencia real; y así progresaréis de una teología de la mente traspasada por vuestros antepasados a una verdadera religión del espíritu que será construída en vuestras almas como dote eterna".

"Debéis dejar de buscar la palabra de Dios tan solo en las páginas de los viejos libros de la autoridad teológica; los que han nacido del espíritu de Dios de ahora en adelante discernirán la palabra de Dios sea donde fuere que esta parezca originarse".

Pero no cometáis el error de tratar de probar a otros hombres que habéis encontrado a Dios; no podéis producir conscientemente tal prueba válida, aunque existen dos demostraciones positivas y poderosas del hecho de que conocéis a Dios. Estas son:

1°- Los frutos del espíritu de Dios que se muestran en vuestra vida rutinaria diaria.

2°- El hecho de que todo el plan de vuestra vida ofrece una prueba positiva de que habéis arriesgado sin reserva todo lo que sóis y tenéis en la aventura de la supervivencia después de la muerte, en perseguir la esperanza de encontrar al Dios de la eternidad, cuya presencia habéis saboreado por anticipado en el tiempo". (pags. 1601, 1602, 1731 y 1732).

LIBERACIÓN DE TEMORES Y MUERTE DEL CUERPO

" Lo que muchas veces he dicho a mis apostóles y a mis discípulos, declaro ahora a esta multitud; guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía nacida del prejuício y alimentada por la esclavitud de las tradiciones, aunque muchos de estos fariseos sean de corazón honesto y algunos entre ellos permanecen aquí como mis discípulos.

Pronto todos vosotros comprenderéis mis enseñanzas porque no hay nada que esté ahora escondído, que no será revelado. Lo que se oculta de vosotros se os hará evidente cuando el Hijo del Hombre haya completado su misión en la tierra y en la carne.

" Pronto, muy pronto, lo que nuestros enemigos confabulaban ahora en secreto, en las tinieblas, saldrá a la luz y será proclamado desde las azoteas.

Mas yo os digo, amigos mios, no le temáis a ellos cuando traten de destruir al Hijo del Hombre. No temáis, a los que aunque puedan matar el cuerpo, después ya no tendrán poder alguno sobre vosotros. Yo os advierto que no temáis a nadie, ni en el cielo ni en la tierra, sino que os regocijéis en el conocimiento de Aquél que tiene el poder de liberaros de toda injusticia y de presentaros sin culpa ante el asiento de justicia de todo el universo".

" Y cuando nuestros enemigos os lleven ante los rectores de las sinagogas y ante otras altas autoridades, no os preocupéis ´por lo que debéis decir, ni os aflijáis por cómo contestar a sus preguntas, porque el espíritu que reside en vosotros os enseñará certeramente en esa misma hora lo que debéis decir en honor del evangelio del reino". ( pág. 1.820 )

QUIEN ME HA VISTO A MI HA VISTO AL PADRE

" Yo voy al Padre, y aunque vosotros no podéis seguirme, con certeza me seguiréis en las eras venideras".

Cuando Jesús se sentó, Tomás, se puso de pie y dijo: " Maestro, no sabemos a donde vas; por lo tanto, naturalmente no conocemos el camino. Pero te seguiremos esta misma noche si tú nos muestras el camino".

Cuando Jesús escuchó a Tomás contestó: " Tomás, yo soy el camino, la verdad y la vida. Ningún hombre va al Padre excepto a través de mi. Todos los que encuentran al Padre, primero me encuentran a mi. Si vosotros me conocéis, conocéis el camino al Padre. Y me conocéis, porque habéis vivido conmigo y ahora me veis".

Pero esta enseñanza era demasiado profunda para muchos de los apóstoles, especialmente para Felipe quien después de hablar unas palabras con Natanael se levantó y dijo: " Maestro, muéstranos al Padre, y todo lo que nos has dicho se aclarará".

Y cuando Felipe habló así, Jesús dijo: " Felipe, ¡ por tanto tiempo he estado contigo y sin embargo tú ahora aun no me conoces!. Nuevamente declaro: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre ¿ cómo puedes tú pues decir muéstranos al Padre?. ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?. ¿ Acaso no os he enseñado que las palabras que os hablo no son mis palabras, sino las palabras del Padre?. Yo hablo por el Padre y no de mi mismo. Estoy en este mundo para hacer la voluntad del Padre, y eso he hecho. Mi Padre permanece en mí y trabaja a través de mí. Creedme cuando os digo que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre, o si no creedme por lo menos por la vida que he vivido - por mi obra". (págs. 1947-1948).

EL MONTE HERMÓN

Después de pasar algún tiempo en la vecindad de Cesarea de Filipo; Jesús preparó sus provisiones, y tras conseguir una bestia de carga y los servicios de un muchacho llamado Tiglat, se dirigió por el camino de Damasco a una aldea conocida en otro tiempo como Beit Jenn, al pie del Monte Hermón.

Aquí, a mediados de agosto del año 25 d. de J. C., estableció su centro de operaciones dejando las provisiones bajo la custodia de Tiglat ascendió la solitaria ladera de la montaña.

Ese primer día, después de separarse de Tiglat, Jesús no había ascendido más que un breve tramo de la montaña cuando se detuvo para orar. Entre otras cosas le pidió a su Padre que enviara a su serafín guardián para que " acompañara a Tiglat". Pidió que se le permitiera enfrentarse a solas en su último combate con las fuerzas de la existencia mortal. Y esta petición le fue concedida. Acudió a la gran prueba con la única ayuda y respaldo de su Ajustador residente.

Los seres superhumanos que se le enfrentaron en la montaña, contra quienes luchó en espíritu, a quienes derrotó en poder, eran verdaderos; eran sus enemigos acérrimos en el sistema de Satania; no eran fantasmas de la imaginación producidos por los desvaríos mentales de un mortal debilitado y hambriento que ya no podía distinguir la realidad de las visiones de una mente desordenada.

Jesús pasó las últimas tres semanas de agosto y las primeras tres semanas de septiembre en el Monte Hermón. Durante este período completó la tarea mortal de lograr los círculos de comprensión de la mente y de control de la personalidad.

A lo largo de este período de comunión con su Padre celestial, también completó el Ajustador residente los servicios que se le habían asignado. La meta mortal de esta criatura terrenal fue alcanzada allí.

Hacia el final de su estancia en la montaña, Jesús pidió a su Padre que le permitiera celebrar una conferencia con sus enemigos de Satania en su calidad de Hijo del Hombre, de Josué ben José. Esta petición le fue concedida. Durante la última semana en el Monte Hermón, tuvo lugar la gran tentación, la prueba cósmica. Satanás ( representando a Lucifer ) y el rebelde Príncipe Planetario Caligastia, estuvieron presentes con Jesús y se le hicieron plenamente visibles.

Y esta " tentación", esta prueba final de la lealtad humana, en presencia de las tergiversaciones de las personalidades rebeldes, nada tuvo que ver con su falta de alimento, los pináculos del templo, ni acciones presuntuosas. No tuvo que ver con los reinos de este mundo, sino con la soberanía de un universo poderoso y glorioso.

El simbolismo de las escrituras estaba destinado a las eras atrasadas del pensamiento infantil del mundo. Y las generaciones subsiguientes deben entender mejor la lucha por que pasó el Hijo del Hombre ese día extraordinario en el Monte Hermón.

A las muchas propuestas y contrapropuestas de los emisarios de Lucifer, Jesús solamente replicaba: "Que la voluntad de mi Padre del Paraíso prevalezca, y que tú mi hijo rebelde, seas juzgado de acuerdo con las leyes divinas, por los Ancianos de los Días.

Yo soy vuestro padre-Creador, no puedo juzgaros con justicia, y ya habéis desdeñado mi misericordia. Os remito a los jueces de un universo más grande".

Ante todas las componendas y expedientes temporales sugeridas por Lucifer, ante todas esas engañosas propuestas relativas al auto-otorgamiento en forma de encarnación, Jesús solamente tenía una respuesta: "Que se haga la voluntad de mi Padre que está en el Paraíso". Cuando la dura prueba hubo terminado, el serafín guardián volvió al lado de Jesús para confortarle.

El anuncio del universo sobre este logro monumental no se efectuó hasta el día de su bautismo, meses más tarde, pero en realidad tuvo lugar ese día en la montaña. Y cuando Jesús descendió de su estancia en el Monte Hermón, la rebelión luciferina en Satania, y la secesión caligastiana en Urantia, quedaron prácticamente terminadas. Jesús había pagado el último precio que se le exigía para alcanzar la soberanía de su universo, que por sí misma regula el estado de todos los rebeldes y determina que toda sublevación futura ( si se produce ) se resuelva de manera sumaria y eficaz. En consecuencia, puede verse que la llamada " gran tentación" de Jesús tuvo lugar cierto tiempo antes de su bautismo, y no poco después de ese acontecimiento. ( págs. 1492-1493-1494 ).

EL SERMÓN DE LA ORDENACIÓN - BIENAVENTURANZAS-

" Padre mío, he aquí que te traigo a estos hombres, mis mensajeros. Entre nuestros hijos en la tierra he elegido a estos doce para que salgan y me representen así como yo vine a representarte. Ámalos y acompáñalos como me has amado y me has acompañado a mí. Ahora pues, Padre mío, otorga sabiduría a estos hombres, mientras yo deposito todos los asuntos del reino venidero en las manos de ellos. Y yo desearía, si es tu voluntad, permanecer en la tierra por un tiempo más para ayudarlos en su labor en pos del reino.

Entonces habló Jesús, diciendo: " Ahora, que ya sois embajadores del reino de mi Padre, ingresáis en una clase separada y distinta de todos los hombres de la tierra. Ya no sois hombres entre los hombres, sino que seréis, entre las criaturas ignorantes de este mundo en tinieblas, ciudadanos esclarecidos de otro país, un país celestial".

Algunas de las cosas que estoy a punto de deciros os parecerán duras, pero vosotros habéis elegido representarme en el mundo, así como yo ahora represento al Padre; y como mis representantes en la tierra, estaréis obligados a acatar las enseñanzas y prácticas que reflejan mi ideal de vida mortal en los mundos del espacio, y que ejemplifico en mi vida terrestre de revelación del Padre que está en los cielos.

Cuando encontréis a mis hijos en aflicción, hablad palabras de aliento, diciendo:

"Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos serán los tesoros del reino del cielo.

" Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.

" Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

" Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

" Y aun así, hablad a mis hijos estas otras palabras de consuelo y promesa espiritual:

" Bienaventurados los que están de luto, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán el espíritu del regocijo.

" Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.

" Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

" Bienaventurados los que son perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino del cielo. Bienaventurados seréis cuando os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros falsamente. Alegraos y gozaos porque grande será vuestro galardón en los cielos.

" Hermanos míos, así como yo os estoy enviando, vosotros sois la sal de la tierra, la sal con gusto de salvación. Pero si la sal ha perdido su gusto ¿ con qué se la salará?

" Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni tampoco se enciende una luz y se la pone debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los que están en la casa.

" Os envío al mundo para que me representéis y actuéis como embajadores del reino de mi Padre, y así como salís para proclamar la buena nueva, poned vuestra confianza en el Padre cuyos mensajeros soís. Si vuestro prójimo os golpea en la mejilla derecha, ponedle también la otra. Preferid sufrir una injusticia a poner pleito entre vosotros. En bondad y con misericordia ministrad a todos los desconsolados y a los necesitados.

" Yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os ultrajan. Vuestro Padre en los cielos hace brillar el sol sobre malvados al igual que sobre buenos; del mismo modo El envía lluvias sobre justos e injustos.

Sed misericordiosos así como Dios es misericordioso, y en el eterno futuro del reino seréis perfectos, así como vuestro Padre celeste es perfecto.

" Se os ha encomendado para salvar a los hombres, no para juzgarlos. No cometáis el error de quitar la mota del ojo de vuestro hermano cuando hay una viga en el vuestro.

" Discernid claramente la verdad; vivid sin temor la vida recta; y así seréis mis apóstoles y los embajadores de mi Padre. En todos los asuntos del reino os exhorto que mostréis juicio justo y sabiduría sagaz.

" Os pongo en guardia contra los falsos profetas que vendrán a vosotros vestidos de oveja, mientras por dentro serán como lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis.

Para entrar al reino del cielo, el motivo es lo que cuenta. Mi Padre mira dentro del corazón de los hombres y juzga por sus deseos íntimos y sus intenciones sinceras.

" En el gran día del juicio del reino, muchos me dirán: ¿ " No profetizamos en tu nombre y en tu nombre hicimos muchas obras maravillosas"?. Pero yo me veré obligado a decirles," Yo nunca os conocí; apartaos de mí vosotros falsos maestros".

" Encontráis difícil recibir mi mensaje porque queréis construir las nuevas enseñanzas directamente sobre las viejas, pero yo os declaro que vosotros debéis renacer. Tenéis ideas erróneas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la tierra. Pero no cometáis el error de pensar que yo he venido para poner de lado la ley y a los profetas; no he venido para destruir sino para completar, para ampliar e iluminar.

Si queréis entrar al reino, debéis tener una rectitud que consista en amor, misericordia y verdad, el deseo sincero de hacer la voluntad de mi Padre en el cielo.

El que alimenta el odio en su corazón y proyecta la venganza en su mente corre el peligro de ser juzgado. Vosotros debéis juzgar a vuestros semejantes por sus acciones; el Padre celestial juzga por las intenciones.

No he venido para reformar los reinos de este mundo sino más bien para establecer el reino del cielo.

" Estoy en la tierra solamente para consolar la mente, liberar el espíritu y salvar el alma de los hombres".

Debéis reconocer siempre los dos puntos de vista de toda conducta mortal-el humano y el divino- los caminos de la carne y la senda del espíritu; la valoración del tiempo y el punto de vista de la eternidad.

Sois mis representantes personales; pero no cometáis el error de esperar que todos los hombres vivan como vivís vosotros en todos los aspectos.

Vosotros devolveréis el bien por el mal. Mis mensajeros no deben luchar con los hombres, sino tratarlos con dulzura.

Haced el bien en secreto; cuando hagáis limosna que no sepa vuestra mano izquierda lo que hace vuestra derecha. Cuando oreís apartaos a solas y no uséis vanas repeticiones y frases estereotipadas.

Recordad siempre que el Padre conoce lo que necesitáis aun antes de que se lo solicitéis.

Y no os pongáis a ayunar con expresión triste para que os vean los hombres. Como mis hombres elegidos, apartados ahora para servir al reino, no acumuléis sobre vosotros los tesoros en la tierra, sino que, mediante vuestro servicio generoso acumuléis tesoros en el cielo, porque allí donde estén vuestros tesoros, allí también estará vuestro corazón.

" Ningún hombre podrá servir a dos señores". No podéis adorar sinceramente a Dios y al mismo tiempo servir de todo corazón a mammón.

Alistados ya sin reservas en el trabajo el reino, no sintáis ansiedad por vuestras vidas; menos aún os preocupéis de lo que comáis o bebáis; o en cuanto a vuestros cuerpos, de como los cubriréis.

Buscad primero el reino de Dios, y cuando hayáis hallado la puerta de entrada, todas las cosas necesarias os serán dadas. No os pongáis pues ansiosos por el mañana. Basta a cada día su propio afán" ( breve reseña de la noche de la ordenación ). (págs. 1569-1570-1571-1576-1577-1578).

SIGNIFICADO DE LA MUERTE EN LA CRUZ

Se corre gran peligro de interpretar erróneamente el significado de numerosos dichos y acontecimientos asociados con la terminación de la carrera del Maestro en la carne.

El tratamiento cruel de Jesús a manos de ignorantes criados y soldados endurecidos, la forma injusta en que se condujo su juicio, la actitud fría de los profesos líderes religiosos, no se deben confundir con el hecho de que Jesús, al someterse pacientemente a este sufrimiento y humillación, estaba verdaderamente haciendo la voluntad del Padre en el Paraíso. Era, efectivamente y en verdad, voluntad del Padre que su Hijo bebiera hasta el fondo de la copa de la experiencia mortal, desde el nacimiento hasta la muerte, pero el Padre en el cielo nada tuvo que ver con la instigación de la conducta bárbara de aquellos supuestamente civilizados seres humanos que tan brutalmente torturaron al Maestro y tan horriblemente acumularon indignidades sucesivas sobre su persona que no ofrecía resistencia.

El Padre en el cielo deseaba que el Hijo auto-otorgador completara su carrera terrenal en forma natural, así como todos los mortales deben terminar su vida en la tierra y en la carne.

Cada átomo de esta asombrosa manifestación de odio y de esta demostración de crueldad sin precedentes fue obra de hombres malvados y mortales malignos. No fue voluntad de Dios en el cielo, tampoco fue dictada por los archienemigos de Jesús, aunque mucho hicieron ellos para asegurarse, de que los mortales malvados y despreocupados rechazaran así al Hijo auto-otorgador.

A pesar de que Jesús no murió esta muerte en la cruz para espiar la culpa racial del hombre mortal ni para proporcionar algún tipo de acercamiento eficaz a un Dios, que en otro caso se sentiría ofendido y que no perdonaría; aunque el Hijo del Hombre no se ofreció como sacrificio para apaciguar la ira de Dios y para abrir el camino para que el hombre pecador obtuviera la salvación; a pesar de que estas ideas de expiación y propiciación son erróneas, existen sin embargo significados en esta muerte de Jesús en la cruz que no deben ser pasados por alto. Es un hecho que Urantia se conoce entre otros planetas vecinos habitados como " el mundo de la cruz".

Jesús no murió para rescatar al hombre de las garras de los gobernantes apóstatas y de los príncipes caídos de las esferas. El Padre en el cielo nunca concibió una injusticia tan burda como la de condenar un alma mortal por las malas acciones de sus antepasados. Tampoco fue la muerte del Maestro en la cruz un sacrificio consistente en pagarle a Dios una deuda que la raza humana le debía.

La naturaleza animal -la tendencia al mal- puede ser hereditaria, pero el pecado no se trasmite de padre a hijo. El pecado es el acto deliberado y consciente de rebeldía contra la voluntad del Padre y las leyes de los Hijos cometido por una criatura volitiva.

Aunque los mortales del reino tenían salvación aun antes de que Jesús viviese y muriese en Urantia, es sin embargo un hecho de que su auto-otorgamiento en este mundo iluminó grandemente el camino de la salvación; su muerte mucho hizo para aclarar para siempre la certeza de la sobreviviencia mortal después de la muerte en la carne.

Aunque no sea adecuado hablar de Jesús como de uno que se sacrifica, un rescatador, o un redentor, es totalmente correcto referirse a él como un salvador.

Este concepto de expiación y salvación a base de sacrificios está arraigado y anclado en el egoísmo. Jesús enseñó que el servicio al prójimo es el concepto más alto de la hermandad de los creyentes espirituales.

La salvación debe darse por sentado por los que creen en la paternidad de Dios. La mayor preocupación del creyente no debe ser el deseo egoísta de la salvación personal sino más bien el impulso altruista al amor, y por lo tanto al servicio del prójimo así como Jesús amó y sirvió a los hombres mortales.

Lo extraordinario de la muerte de Jesús, tal como se relaciona con el enriquecimiento de la experiencia humana y la expansión del camino de la salvación, no es el hecho de su muerte sino más bien la manera superior y el espíritu incomparable con que se enfrentó a su muerte. La salvación humana es real; está basada en dos realidades que pueden ser captadas por la fe de la criatura e incorporarse de esa manera a la experiencia humana de cada individuo: el hecho de la paternidad de Dios y su verdad correlacionada, la hermandad del hombre. Es verdad, después de todo, que se os " perdonarán vuestras deudas, aun como vosotros perdonáis a vuestros deudores". ( págs. 1971-1972-2016-2017).