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Los contenidos de este estudio

Cuando las cosas van mal
Harry McMullan, III
Traducción de Ángel Sánchez-Escobar

 VI. Cuando nos impacientamos o nos sentimos estancados

La persona impaciente se enoja porque el árbol no da frutos antes de la estación debida. El impaciente supone que Dios no está actuando lo suficientemente rápido, que nosotros sus criaturas, comprendemos los acontecimientos a nuestro alrededor mejor que el Creador en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Aquellos que hacen las cosas antes de su debido tiempo fracasan en sus esfuerzos porque aún no se han dado las condiciones que los llevaría al éxito. Cuando actuamos en la fe, sin embargo, cooperamos con el tiempo marcado por nuestro omnisapiente Padre y nos serenamos porque renunciamos a aquellas cosas sobre las que no tenemos control. De esta manera, no liberamos de algunas de las tan pesadas cargas de la tierra, y nos encontraremos libres para afanarnos en las tareas que únicamente nos correspondan; También cesaremos de hacer planes personales para las vidas de otros puesto que debemos amar a nuestros hermanos, no presionarlos para que actúen de forma contraria a su libre voluntad.

La impaciencia evidencia una falta de sumisión a la voluntad del Padre. La persona impaciente tiene su propio plan, que parece ser superior al de Dios. Incluso más perniciosamente, en la impaciencia se intentan tomar atajos, hacer cosas a nuestra manera en lugar de a la manera de Dios. Pero todo este esfuerzo apresurado se convierte en nada porque aún no se han dado todas las circunstancias necesarias para el éxito. El tiempo marcado por el Padre es supremo, y aparte de éste nada acontece de verdadero valor. Dios provee el poder y el modelo que hacen posible el logro perdurable.

Pero mientras que la impaciencia incita a una acción descompasada, el estancamiento, el miedo a vivir, no incita a ninguna. El estancamiento conlleva el rutinario sentimiento de estar aprisionados en una forma de vida improductiva. Persistimos en este estado tan inútil y monótono por miedo a que incluso si lo intentáramos, fracasaríamos en sacar algo de nosotros mismos, y que si, por casualidad, tuviéramos éxito, la vida fuera de la rutina sería probablemente peor. La cura del estancamiento es la oración para saber la voluntad de Dios, y luego la ACCIÓN enérgica, dedicada, enraízada en la fe en la capacidad de Dios para que se manifieste su perfecta voluntad en nosotros, mediante nosotros y para con nosotros

El agua se estanca cuando no se mueve. De igual manera el anquilosamiento espiritual sucede cuando no nos atrevemos a arriesgarnos por nuestros ideales más elevados en cuanto al plan de Dios para nuestras vidas. El estancamiento y la impaciencia son dos polos opuestos dentro de un problema común de falta de sumisión al plan del Padre. Hay momentos en los que tenemos que esperar y momentos en los que tenemos que actuar, y los que siguen el espíritu de Dios saben de la guía que les lleva a actuar en el momento adecuado. La adoración y el servicio nos une al corazón de Dios, nos proporciona la energía espiritual necesaria para tomar una acción decisiva y nos hace progresivamente más eficaces en los ámbitos de servicio a los que somos llamados.

El estancamiento espiritual proviene de nuestro negativa a buscar la verdad espiritual y a brindarle la que hemos recibido a los demás. Los que están dedicados al servicio no pueden nunca estancarse, porque el Padre los conduce por caminos de preciados retos en los que su amor pueda revelarse. Puede que aquellos saciados de las cosas de este mundo eviten el estancamiento mediante la frenética y siempre variable procesión de tareas que consideramos inútiles; sin embargo, cuando se sirve a Dios, incluso la labor más común es santa y sagrada.

El estancamiento deja notar la ausencia de retos, lo que delata, en cambio, la falta de un nexo espiritual y vivo con Dios, que continuamente nos mueve en los ámbitos superiores del servicio. Debemos pues someternos a la voluntad del Padre y hacer que sus planes sean los nuestros en cada circunstancia confiando en su sabiduría y bondad porque aparte de él no somos nada.

Debéis esperar, y ascender mientras esperáis, porque verdaderamente "el ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni ha penetrado en la mente del hombre mortal, lo que el Padre Universal ha preparado para los que sobreviven a la vida en la carne de los mundos del tiempo y el espacio". (p.121 - §6)

El amor por la aventura, la curiosidad y el temor a la monotonía -esas características inherentes en la naturaleza evolutiva del hombre- no están ahí tan sólo para exasperarte y perturbarte durante tu breve permanencia en la tierra, sino más bien para sugerirte que la muerte es tan sólo el comienzo de una interminable andadura en la aventura, de una vida perpetua en la expectación, de un viaje eterno en el descubrimiento.

La curiosidad -la tendencia hacia el análisis, el impulso hacia el descubrimiento, el estímulo hacia la exploración- es parte de la dote innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. No se te dieron estos impulsos naturales simplemente para que los frustraras y reprimieras. En verdad, estos impulsos ambiciosos con frecuencia deben restringirse durante tu corta vida en la tierra, a veces se debe experimentar la decepción, pero se realizarán plenamente y se satisfarán gloriosamente durante las largas eras por venir. (p.159 - §6-7)

Existe un propósito grande y glorioso en la marcha de los universos a través del espacio. Todas vuestras luchas mortales no son en vano. Todos nosotros formamos parte de un plan inmenso, de un gigantesca empresa, y es la inmensidad de esa tarea la que nos impide ver gran parte de ésta en un momento determinado o durante toda una vida. Todos formamos parte de un proyecto eterno que los Dioses dirigen y efectúan. La espléndida totalidad del mecanismo universal sigue su marcha a través del espacio, con majestuosidad, al compás de la música del pensamiento infinito y del propósito eterno de la Primera Gran Fuente y Centro.

El propósito eterno del Dios eterno es un elevado ideal espiritual. Los acontecimientos del tiempo y las luchas de la existencia material no son otra cosa sino el andamiaje transitorio que tiende un puente hacia el otro lado, hacia la tierra prometida de la realidad espiritual y de la existencia celestial.[...]

En relación a una vida individual, a la duración de un mundo o a la cronología de cualquier serie interconectada de acontecimientos, parecería que abarcamos un tramo de tiempo aislado; todo parecería tener un comienzo y un fin. Y pareciera que una serie de tales experiencias, vidas, eras o épocas, enlazadas en forma sucesiva, constituyeran un camino directo, un acontecimiento aislado en el tiempo que centelleara por un momento a través de la faz infinita de la eternidad. Pero cuando observamos todo esto desde detrás del telón, surge una visión más plena y un entendimiento más completo que sugieren que tal explicación es inadecuada, desconectada e inconsistente por completo para explicar con propiedad, y de otra manera correlacionar, los relatos temporales con los propósitos subyacentes y las reacciones básicas de la eternidad.

A mi me parece más adecuado [...] concebir la eternidad como un ciclo y el propósito eterno como un círculo interminable, un ciclo de eternidad de alguna manera sincronizado con los ciclos materiales transitorios del tiempo. (p.364 - §3-6)

Hay en la mente de Dios un plan que incluye a todas las criaturas de todos sus inmensos dominios, y este plan consiste en un propósito eterno de oportunidades sin límites, de progreso ilimitado y de vida sin fin. ¡Y los tesoros infinitos de una andadura tan inigualable son vuestros con sólo luchar!

¡El objetivo de la eternidad os aguarda! ¡La aventura de lograr la divinidad se encuentra frente a vosotros! ¡La carrera por la perfección está en marcha! Quien lo desee puede correr, y la victoria de cierto coronará los esfuerzos de todo ser humano que participe en la carrera de la fe y de la esperanza, dependiendo a cada paso de la dirección de su Modelador interior y de la guía de ese buen espíritu del Hijo del Universo, que generosamente ha sido derramado sobre toda la carne.

(p.365 - §3-5)

La conciencia de la dominación del espíritu en una vida humana exhibe enseguida manifestaciones cada vez mayores de las características del Espíritu en las reacciones vitales del mortal bajo la dirección del espíritu, "porque los frutos del espíritu son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, humildad y templanza". Estos mortales guiados por el espíritu e iluminados de forma divina, aun cuando caminan por los bajos senderos del esfuerzo extenuante y con lealtad humana cumplen con las obligaciones de sus deberes terrenales, han comenzado ya a percibir las luces de la vida eterna que brillan en las lejanas orillas de otro mundo; ya han comenzado a comprender la realidad de esa verdad inspiradora y reconfortante, "El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo". Y a través de cada prueba, frente a cada penuria, las almas nacidas del espíritu se sostienen de esa esperanza que trasciende todos los temores, porque el amor de Dios se esparce a todos los corazones mediante la presencia del Espíritu divino. (p.381 - §7)

Para los mortales fusionados con el Modelador se abre de par en par una andadura de servicio universal. ¡Qué destino tan digno y que realización tan gloriosa os aguardan a cada uno de vosotros! ¿Os dáis de verdad cuenta de lo que se ha hecho por vosotros? ¿Comprendéis las alturas grandiosas del alcance eterno que se extiende ante vosotros? ¿incluso vosotros que ahora camináis penosamente por el modesto camino de la vida atravesando lo que llamáis un "valle de lágrimas"? (p.449 - §3)

El universo de los universos, incluyendo este pequeño mundo llamado Urantia, no se dirige simplemente para que tenga nuestra aprobación ni para nuestra conveniencia ni mucho menos para complacer nuestros caprichos y satisfacer nuestra curiosidad. Los seres de sabiduría y omnipotencia que tienen la responsabilidad de dirigir el universo sin duda saben muy bien lo que tienen que hacer; y así le sucede a los Portadores de Vida y le corresponde a la mente humana mortal procurar esperar con paciencia y cooperar fervientemente con el régimen de la sabiduría, el reino del poder y la marcha del progreso. (P.736 - §6)

Nunca, en tu ascenso al Paraíso, conseguirás nada si por impaciencia intentas eludir el plan divino establecido mediante atajos, estratagemas personales u otros artificios que mejoren tu avance en el camino de la perfección, para la perfección y hacia la perfección eterna. (p.846 - §4)

Por más que crezcas en la compresión de Padre, tu mente siempre va a quedar estupefacta ante la infinitud no revelada del Padre-YO SOY, la inmensidad inexplorada que siempre permanecerá insondable e incomprensible por todos los ciclos de la eternidad. Aunque lleguéis a alcanzar mucho de Dios, siempre habrá más de él, una existencia de la que jamás ni siquiera sospecharéis. [...] ¡La búsqueda de Dios no tiene fin! (p. 1169 - §4)

¿Comprendéis en realidad lo que de verdad significa ser morada de un Modelador? ¿Imagináis en realidad lo qué significa tener una absoluta fracción de la Deidad absoluta e infinita, el Padre Universal, que more en vosotros y se fusione con vuestra finita naturaleza mortal? Cuando el hombre mortal se fusiona con una fracción real de la Causa existencial del cosmos total, no se puede poner límite alguno al destino de tal compañía sin precedentes e inimaginable. (p. 1181 - §3)

La mente es tu navío, el Modelador es tu piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del barco mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para guiar a su alma en su ascenso a los puertos morontiales de la supervivencia eterna. Sólo mediante el egoísmo, la indolencia y el pecado puede la voluntad del hombre rechazar la guía de un piloto tan amoroso y acabar su andadura mortal por sucumbir en los acantilados malignos de la misericordia rechazada y contra las rocas del pecado deliberado. Con tu consentimiento, este fiel piloto te conducirá con seguridad a través de las barreras del tiempo y los obstáculos del espacio a la fuente misma de la mente divina e incluso más allá, hasta el Padre paradisiaco de los Modeladores. (p. 1217 - §4)

Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene, Dios hace que ese hombre sea más de lo que es. (p.1285 - §3)

La unidad de tiempo de la inmadurez concentra el contenido-valor en el momento presente para separar el presente de su relación real con el no presente, con el pasado futuro. La unidad de tiempo de la madurez está proporcionada para revelar así la relación equiparada del pasado-presente-futuro al comenzar el yo a tener una apreciación de la totalidad de los acontecimientos, al comenzar a visualizar el escenario del tiempo desde una perspectiva panorámica de horizontes ampliados, comenzar quizás a imaginarse el continuo eterno, sin principio ni fin, los fragmentos del cual se llaman tiempo. (p.1295 - §8)

Comprendía el carpintero de Nazaret por completo la tarea que tenía por delante, pero eligió vivir su vida humana siguiendo su curso natural.[...] (p.1408 - §3)

Cierto día, al preguntarle Ganid a Jesús por qué no se dedicaba a enseñar públicamente, él le respondió: "Hijo mío, todo ha de aguardar a que llegue su hora. Naces en el mundo, pero ninguna cantidad de ansiedad ni expresión de impaciencia podrán hacerte crecer. Debes darte tiempo en todos estos asuntos. Sólo el tiempo madurará la fruta verde en el árbol. Una estación sucede a la otra, y el atardecer sigue al amanecer sólo con el paso del tiempo. Ahora estoy yo de camino a Roma con tu padre y contigo, y eso es suficiente por hoy. Mi mañana está totalmente en las manos de mi Padre en el cielo". Y procedió Jesús luego relatándole a Ganid la historia de Moisés y de sus cuarenta años de vigilante espera y continua preparación. (p.1436 - §4 )

Así fue, y así es, por siempre. Lo que una imaginación humana iluminada y reflexiva, que ha recibido la enseñanza y la guía espirituales, quiere de forma sincera y altruista ser y hacer, se torna sensiblemente creativa según el grado de dedicación del mortal a la realización divina de la voluntad del Padre. Cuando el hombre va en compañía de Dios, pueden ocurrir, y realmente ocurren, cosas grandiosas. (p.1467 - §5)

Esa misma noche Jesús dio a los apóstoles el inolvidable discurso sobre el valor relativo de nuestra posición ante Dios y el progreso en el eterno ascenso al Paraíso. Dijo Jesús: "Hijos míos, si existe un nexo verdadero y vivo entre el hijo y el Padre, con certeza el hijo progresará continuamente hacia los ideales del Padre. Es verdad que el hijo quizás al principio progrese con lentitud, pero será sin embargo un progreso seguro. Lo importante no es la rapidez con la que progreséis sino su seguridad. Vuestro verdadero logro no es tan importante como el hecho de que la dirección en la que progresáis sea hacia Dios. Lo que lleguéis a ser día tras día es infinitamente más importante que lo que sois hoy". (p. 1653 - §1)

Se necesita tiempo para que se efectúe en hombres y mujeres un cambio amplio y radical de sus conceptos básicos y fundamentales en relación a la conducta social, a la actitudes filosóficas y a las convicciones religiosas. (p. 1705 - §1)

Entonces el Maestro, volviéndose a todos ellos, dijo: "No os sintáis abatidos si no alcanzáis a comprender en su plenitud el significado del evangelio. Vosotros no sois sino finitos, hombres mortales, y lo que yo os he enseñado es infinito, divino y eterno. Sed pacientes y valerosos porque ante vosotros se abren tiempos eternos en los que continuaréis progresivamente realizar en vosotros la vivencia de llegar a ser perfectos, así como vuestro Padre en el Paraíso es perfecto". (p.1961 - §4)

No tratéis de satisfacer vuestra curiosidad ni de complacer todos vuestros latentes deseos de aventura que surgen del alma durante vuestra corta vida en la carne. ¡Sed pacientes! No caigáis en la tentación de quedar sumidos de forma descontrolada en aventuras inútiles y sórdidas. Controlar vuestras energías y poner freno a vuestras pasiones; permanecer en calma mientras aguardáis el majestuoso despliegue de una andadura sin fin en continua aventura, en emocionante aventura. (p.2076 - §1)