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Los contenidos de este estudio

Cuando las cosas van mal
Harry McMullan, III
Traducción de Ángel Sánchez-Escobar

VIII. Qué podemos hacer con respecto a todo esto

 "Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios... ". Este río es la voluntad del Padre y fluye hacia los que están dispuestos a recibir el agua de la vida. La vida no tienen sentido aparte de la relación con Dios. Una generación que se vanagloria en las posesiones y sensaciones está vacía de contenido espiritual porque no llega a satisfacer la realidad más profunda y verdadera del corazón humano. El Padre anhela que sus hijos estén con él y vivan en su amor. Para vivir así se necesita que lo busquemos con todo nuestro corazón y que abandonemos aquellas cosas que se interponen entre nosotros y el reino de la vida, de la salud y de la felicidad.

Los problemas que hemos tratado en estas páginas son como una serie de preguntas con dos respuestas posibles en cada caso. No existe ningún tipo de problema sea emocional o espiritual que no pueda solucionarse si decidimos compartir íntimamente nuestras vidas con el Padre y disfrutar de la valiosa compañía de nuestros semejantes. Ese Poder que creó el mundo hace desaparecer de inmediato el sentimiento de soledad, aislamiento, duda, confusión, culpa, desánimo, derrota, impaciencia, estancamiento y miedo.

Excepto en caso de la intervención de leyes superiores, los hechos de la existencia material deben simplemente aceptarse. La oración por sí misma no puede sanar, pero sí puede abrirnos una perspectiva de curación espiritual y una fe ilimitada en la aceptación de la solución que el Padre da a cada uno de nuestros problemas, pequeños o grandes, y en la que el bien se sirve incluso de la tragedia.

Cuando vamos a nuestro Padre sentimos una paz que sobrepasa toda comprensión. Las dificultades y las tragedias de la vida no cesan de ocurrir, pero sabemos que él las siente con nosotros. En compañía de Dios nos sentimos con más valor, ganamos percepción de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, empezamos a ver las cosas a través de sus ojos. Nos alegra vivir la vida y sus vicisitudes porque sabemos que el Padre nos ha puesto aquí para que pasemos una prueba corta, pero intensa, y que la vida eterna nos espera al otro lado, donde las dificultades materiales ya no se cernirán sobre nosotros con tanta virulencia. Nos da fuerzas percibir que somos parte de un todo más grande donde reinan la rectitud y la belleza. Vemos esta esfera oscurecida por el pecado como un campo de entrenamiento que Dios ha hecho santo y sagrado. Vemos al Padre como quien ve a un amigo, y aprendemos a amar a los otros como él nos ama.

Cuando nos encontramos con nuestro Padre y compartimos nuestras vidas con él, sentimos cómo su energía nos renueva a cada instante. Él nos lleva a una alta planicie desde donde podemos observar en amplitud los problemas de la vida, y allí, en la distancia, vemos la radiante ciudad de nuestros sueños. Su poder se mezcla con nosotros, y nos vemos parte de un esfuerzo superior, en donde los hijos y las hijas de Dios trabajan juntos para el avance de un todo mayor, colaborando a que llegue pronto el día en que este mundo sea el lugar que queremos que sea.

 

Habiendo iniciado el camino de la vida eterna, habiendo aceptado la misión y recibido las instrucciones para avanzar, no temas los peligros del olvido humano y de la inconstancia mortal, no te preocupes por el temor al fracaso o por la confusión desconcertante, no vaciles ni cuestiones tu condición y situación porque en las horas tenebrosas, en cada encrucijada de tu lucha por seguir adelante, el Espíritu de la Verdad siempre hablará, diciendo: "Este es el camino". (p.383 - §2)

[...] aprenderás a sufrir menos penas y desengaños, primero, haciendo menos planes personales relacionados con otras personas, y luego, aceptando tu destino después de haber cumplido fielmente tu deber. (p.555 - §4)

No seas tan indolente como para pedirle a Dios que te resuelva tus dificultades, pero jamás vaciles en pedirle sabiduría y fuerza espiritual para que te guíe y sustente mientras abordas por ti mismo, con resolución y valor, los problemas que te acucian. (p. 999 - §8)

Si quieres que tu oración sea eficaz debes recordar las leyes que imperan con respeto a las peticiones:

1. Debes prepararte para orar con eficacia sabiéndote enfrentar con sinceridad y valor a los problemas de la realidad del universo. Debes poseer resistencia cósmica.

2. Debes haber agotado con franqueza tu capacidad humana de compromiso. Debes haber sido diligente.

3. Debes entregar todo deseo de mente y todo impulso del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Debes haber experimentado el realce de los significados y la elevación de los valores.

4. Debes elegir con sinceridad la voluntad divina. Debes evitar caer en el punto muerto de la indecisión.

5. No sólo reconoces la voluntad del Padre y eliges cumplirla, sino que te has consagrado incondicionalmente, y dedicado con fuerzas, a realizar de forma absoluta la voluntad del Padre.

6. La sabiduría divina dirigirá con exclusividad tu oración para poder solucionar determinados problemas humanos con los que te encuentres en tu ascensión al Paraíso, la realización de la perfección divina.

7. Y debes tener fe, fe viva.(p. 1002 - §6-14)

Había sido siempre la costumbre de Jesús, cada vez que se enfrentaba con decisiones nuevas o importantes, retirarse para estar en comunión con su propio espíritu, para llegar a conocer la voluntad de Dios.(p.1515 - §4)

"En el reino venidero, no os preocupéis por aquello que fomente vuestra ansiedad, preocupaos más bien en todo momento de hacer solamente la voluntad del Padre que está en el cielo". (p.1525 - §4)

Cuando Jesús hubo escuchado a su jefe apostólico relatar sus problemas, dijo: "Andrés, no puedes disuadir a la gente de su incertidumbre cuando han llegado a tal comportamiento y cuando se trata de personas con sentimientos tan fuertes. No puedo hacer lo que tú me pides -no deseo participar en estas dificultades sociales y personales-, pero os acompañaré en disfrutar un período de tres días de descanso y esparcimiento. Ve a tus hermanos y anúnciales que iremos todos al monte Sartaba, donde deseo descansar por uno o dos días. [...]"

Fue ésta una maravillosa ocasión en la experiencia de cada uno de ellos; jamás olvidaron el día que subieron a la montaña. Durante todo el viaje apenas si se mencionó una palabra de sus problemas. Al llegar a la cima de la montaña, Jesús les indicó que se sentaran a su alrededor mientras decía: "Hermanos míos, todos vosotros debéis aprender el valor del descanso y la eficacia del esparcimiento. Debéis daros cuenta de que la mejor manera de solucionar grandes problemas consiste en alejarse de ellos por un tiempo. Así, cuando volváis descansados, después de un período de esparcimiento o de adoración, podréis afrontar vuestros problemas con mente más clara y mano más firme, y desde luego, con el corazón más resuelto. Muchas veces veréis que el problema se ha empequeñecido en tamaño y proporción durante vuestro reposo de la mente y el cuerpo".[...]

Al tercer día, cuando comenzaron el descenso de la montaña para regresar al campamento, se había operado en ellos un gran cambio. Habían hecho el importante descubrimiento de que muchas perplejidades humanas son en realidad inexistentes, muchos problemas aparentemente graves son la creación del temor exagerado y el resultado del recelo multiplicado. Habían aprendido que tales perplejidades se manejan mejor alejándose de ellas; al poner un poco de distancia, habían dejado que esos problemas se solucionaran por sí mismos. (p.1610 - §4,6; p.1611 - §4 )

"Pero cuando oráis, ejercéis tan poca fe. La fe genuina es capaz de mover montañas de dificultades materiales encontradas en el camino de la expansión del alma y del progreso espiritual". (p.1619 - §4)

Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan para mañana;
reconforta nuestras almas con el agua de la vida.
Y perdónanos nuestras deudas
como nosotros hemos perdonados a nuestros deudores.
Sálvanos de la tentación, libranos del mal,
y haznos cada vez más perfectos como tú eres. (p.1620 - §1-10)

"A vosotros y a todos los que sigan vuestras huellas a través de los tiempos, dejadme deciros: Yo siempre estoy cerca, y mi llamada es y por siempre será: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que yo soy fiel y leal, y hallaréis descanso espiritual para vuestras almas".

Comprobaron la verdad de las palabras del Maestro cuando pusieron a prueba sus promesas. Y desde ese día, muchos miles de personas también han probado y comprobado la veracidad de esas promesas. (p.1808 - §1-2)