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  EL SALMO DEL PASTOR

Los Dioses son mis pastores; no me descarriaré;

De la mano me conducirán por los bellos y

gloriosos senderos refrescantes de la vida eterna.

Ante esta presencia divina, no careceré de alimento ni tendré sed de agua.

Aunque descienda al valle de la incertidumbre o ascienda a los mundos de la duda,

Aunque camine en soledad o con los semejantes de mi clase,

Aunque triunfe en los coros de la luz o trastabille en los ámbitos solitarios de las esferas,

Tu buen espíritu me ministrará y tu ángel glorioso me confortará.

Aunque descienda a las profundidades de la oscuridad y de la muerte misma,

No dudaré de ti, ni te temeré,

Porque sé que en la plenitud del tiempo y en la gloria de tu nombre

Me elevarás hasta sentarme junto a ti en los almenajes de las alturas. Pág. 552


Ese fue el relato susurrado al pastorcillo en la noche. No pudo  recordarlo palabra por palabra, pero con lo mejor de su memoria lo dijo más o menos como se registra actualmente.  Pág. 553:7