CONTENIDO
INTRODUCCION
1
1. Determinantes de la Conducta Humana
1
2. Areas Básicas del Conocimiento
4
LAS SIETE REALIDADES BASICAS (Lo concedido)
7
1. Esencia de Realidad: El Padre Universal y la Trinidad Paradisiaca.
7
2. Formas de Realidad: Materia, Mente y Espíritu.
10
3. Metodología de Realidad: La Evolución
13
4. Identidad de Realidad Personal: Somos Hijos e Hijas de Dios
16
5. Realidades Personales Eternas: Nuestra Superconciencia, Alma
y Personalidad
19
6. Realidades Personales Temporales: Nuestro Cuerpo y Cerebro -
Mente Material
24
7. Realidades Planetarias: El Ambiente Ecológico Global.
27
B. LAS
SIETE DETERMINANTES CLAVES (Las Condiciones de Inicio)
29
1. Recursos Espirituales: Ministerio Espiritual y Gravedad Espiritual
29
2. Soportes de Orientación: Hechos, Significados y Valores.
35
3. Determinantes Humanos: Voluntad y Dominio Mental
43
4. Actualizadores Emocionales: Fe, Coraje y Amor.
46
5. Condiciones Requeridas: Experiencia y Persistencia Evolucionaria.
51
6. Métodos de Crecimiento: Transformación y Ajuste.
55
7. Acciones Básicas: Fraternidad Amante, Trabajo Creativo y Servicio
Cumplidor
59
C. LAS
TRES CARACTERISTICAS DEFINITIVAS DE LA VIDA ESPIRITUAL (Los resultados)
63
1. Paz interior
63
2. Integración, Balance y Plenitud
63
3. Gozo y Felicidad
64
D. Los
TRES OBJETIVOS CULMINANTES DE LA VIDA ESPIRITUAL (Las recompensas)
65
1. La Conciencia de Dios
65
2. Uno con Dios - La Salvación
65
3. Destino de Servicio Eterno
66
E. FUNDAMENTOS
DE MINISTERIO
67
RESUMEM FINAL
71
La sicología espiritual es el estudio y la práctica
de los procesos mentales relacionados con la Realidad Ultima y los valores
eternos - verdad, belleza y bondad. Está
relacionado con la búsqueda de la verdad, el logro de la belleza y las relaciones
de amor. El crecimiento espiritual
es la determinante clave del desarrollo de la personalidad y el destino humano.
Debido a esto, el mejoramiento de estos aspectos de nuestra vida debería
ser el objetivo principal de nuestras aspiraciones educacionales y de desarrollo.
La iluminación espiritual, sin embargo, no ocurre
en la soledad. Todas las cosas en
la experiencia humana existen en relaciones intraactivas e interactivas.
En la sicología espiritual en discusión, por lo tanto, se debería conocer
las complejas y múltiples determinantes de la conducta humana.
La herencia establece los límites básicos del desarrollo humano. La integración mecánica del esqueleto y los
músculos, la regulación química-hormonal del sistema sanguíneo y el control
electroquímico del sistema neural configuran nuestro potencial fisiológico.
Las condiciones físicas como nuestra nutrición, ejercicio, descanso
y salud general ejercen una influencia importante en nuestras vidas.
Los factores condicionantes de las influencias
ambientales y culturales también están configurando la conducta humana.
Nuestra familia, amigos y la comunidad, junto a nuestra experiencia
personal única templan y colorean la mayor parte de nuestro estilo de vida
y de nuestras decisiones. Esas experiencias culturales junto a los factores
autodeterminantes de la mente humana modelan nuestra conducta. La percepción única de nuestro intelecto y
la naturaleza de nuestras experiencias emocionales guían los recursos de la
voluntad que ordenan la dirección de nuestro crecimiento.
Todas las cosas en la condición humana existen
en la forma de un desarrollo. Todas
nuestras capacidades y potencialidades están en proceso de crecimiento o deterioro.
Somos organismos dinámicos y no estáticos.
Durante nuestra maduración pasamos por etapas con características sociales,
fisicas, mentales y espirituales. Para
trabajar efectivamente todos estos distintos aspectos de nuestra personalidad
debemos, en menor o mayor grado, estar integrados o unificados.
Los varios atributos de la naturaleza humana operan en configuraciones
de interrelaciones e intrarrelaciones los cuales funcionan de manera más adecuada
en un orden jerárquico de dominio. Algunos
valores y cosas son más importantes que otros.
La ciencia de la sicología procura evaluar el
significado relativo de los diferentes factores en la conducta humana. Aproximaciones analíticas y reduccionistas
de la naturaleza humana pueden ser útiles en la investigación, pero son inadecuadas
para entender a las personas en su entorno global. Los seres humanos se entienden mejor cuando
se visualizan de manera holística. El
siguiente diagrama puede ayudar a visualizar la interacción y desarrollo de
la personalidad.
Cada persona es una combinación compleja de
inclinaciones hereditarias internas e influencias ambientales externas. Nuestras capacidades mentales alteran nuestras
experiencias condicionantes y esas habilidades cognitivas afectan nuestras
reacciones al estimulo ambiental. Las
decisiones determinan nuestro comportamiento y estas actividades matizan las
elecciones que hacemos. No existe
solamente una total interacción entre los factores ambientales y los heredados
en nuestro bagaje personal, sino que además existe una relación de jerarquía
o de dominio entre las decisiones y habilidades cognitivas básicas, las condiciones
ambientales y nuestro comportamiento.
Algunos de los más perceptivos estudiosos de
la vida humana del siglo XX -Carl G. Jung,
Víctor Frank, O. Hobart Mowrer, Henry
A. Murray, Roberto Assagioli y
Abraham H. Maslow, por nombrar algunos-
han enfatizado la gran importancia de los valores y la dimensión espiritual
de la vida. Estos criterios integradores
han recibido distintos nombres como valores "transpersonales", "meta",
"existenciales" y "espirituales". Entre los valores incluidos en esta clasificación
están: amor, verdad, belleza, bondad, fe, confianza, autorespeto, entereza,
honestidad, apertura, integridad, viveza, gozo, alegría, fortaleza, simpleza,
justicia y orden. Las personas que
viven estos valores son etiquetadas de variadas formas como: "saludables",
"creativas", "autoactuantes" o "trascendentes".
Ellas exhiben las siguientes características.
1.
Los trascendentes son
personas productivas que se involucran en actividades creativas y viven con
entusiasmo.
2.
Los trascendentes se
autoaceptan y desarrollan relaciones interpersonales cálidas y amantes. Ellas están relativamente libres de miedo y
de la coerción del grupo pero no son personalidades autoritarias.
3.
Los trascendentes son
intuitivos y abiertos a experimentar. Son
atraídos por el misterio y por lo desconocido. Son innovadores y se mantienen asimismo como
instrumentos en la actualización de los valores transpersonales.
4.
Los trascendentes están
más interesados en el significado que en el mecanismo. Ellos son flexibles y abiertos a opciones alternativas.
Ellos ven las cosas de forma holística; ellos unifican, sintetizan
e integran. Los autoactualizadores trabajando hacia objetivos
y propósitos.
5.
Los trascendentes están
gobernados de manera interna por un conjunto de valores. Ellos son dedicados y viven por propósitos
externos y más grandes que ellos mismos.
Estas personas están orientadas hacia el servicio.
6.
Los trascendentes tienen
a unir trabajo, juego, experiencia plena y gozo en la vida. Los autoactualizadores están menos atraídos
por las recompensas en dinero y en cosas y están más motivados por los valores
Existenciales actualizantes.
7.
Los trascendentes tienen
más experiencias espirituales y están más orientados a las realidades espirituales.
Ellos luchan por ser uno con los valores Existenciales y con la Realidad,
los cuales proveen el más grande sentido de plenitud y felicidad que la vida
pueda proveer.
Las meta-necesidades están enraizadas en la
sicología y biología humanas. Ellas
son universales y no son el producto del ambiente social, a pesar de esto, su manifestación está influida por la cultura.
Los metavalores son la base de la personalidad humana.
Estos valores son intrínsecos, supraculturales, transpersonales, universales
y relacionados con la Realidad Ultima. Cuando
estos valores no son actualizados en nuestras vidas, comenzamos a frustrarnos,
desajustarnos y enfermamos. La patología
social, el vacío existencial y sin significado experimentado por la sociedad
contemporánea es el resultado de la inanición valórica intrínseca, la deficiencia
de valores Existenciales. Los valores
transpersonales dirigen la adoración, la celebración y la reverencia.
Ellos están para dignificar la vida y la muerte.
La contemplación y el hacerse uno con estos valores entrega el más
grande sentido de dignidad y gozo que los seres humanos pueden experimentar. La sicología espiritual, por lo anterior, debería ser lo primero
en ser estudiado por la humanidad.
Bajo la compleja y multitudinaria variedad de
experiencias humanas existen cuatro campos básicos de conocimiento y creatividad:
ciencia, filosofía, religión y arte.
¨
La ciencia es el campo
de la descripción, cuantificación y verificación. Ella establece nuestro mundo objetivo: esto es.
¨
La filosofía es la
esfera de la evaluación. Ella construye
nuestro mundo de orientación subjetiva: esto
significa.
¨
La religión es el reino
de la percepción de valor, compromiso y dedicación. Ella determina nuestros valores personales
y nuestra forma de vida: este camino.
¨
El arte es la provincia
de la forma y la expresión. Ella crea
la atmósfera y método de comunicación y ejecución: esto es, esto significa, este camino.
Estas formas básicas de percepción y pensamiento
interactuan en sus metodologías de trabajo. El método científico procede a través de la
observación, hipótesis, experimento, evaluación y verificación. Su objetivo es predecir y controlar.
El método filosófico comienza con los últimos
hechos científicos, aplicación racional y pensamiento creativo y llega a una
evaluación, teoría o verdad. Su objetivo
es entender, formular objetivos y unificar la experiencia humana.
El método religioso comienza con la ciencia
más confiable (sin este fundamento usted terminaría con una mitología, superstición
o religión anticuada, degenerada) y aplica la filosofía más coherente y racional
(sin este refinado proceso, usted puede desarrollar una religión irracional
o un misticismo incontrolado). Luego se organiza de manera artística la experiencia personal con
estos hechos establecidos y los más altos valores de la filosofía y la revelación
(personal y/o de la época) y se realiza una dedicación total a esta forma
de vida. Su objetivo es volverse parecido
y encontrar la unión con la Realidad.
El método artístico comienza con la selección
de los hechos científicos y un particular punto de vista filosófico-religioso
y crea las más atractivas y efectivas formas de expresión las cuales revisten
estos hechos y significados para un propósito de vida específico. Su objetivo es mantener y facilitar el propósito
de la producción artística.
Estas fuentes básicas de conocimiento proceden
de la naturaleza de percepción humana. Nosotros experimentamos el mundo material, conciencia mental y realidad
espiritual - verdad, belleza y bondad. Nuestras vidas están formadas por relaciones con cosas, significados
y valores. Comúnmente, procedemos
desde la observación y asimilamos los hechos con sentido de verdad y después
verificamos la calidad de esas verdades en nuestras vidas, llegando a la sabiduría
experiencial. Esta sabiduría nos enseña
que el mundo material esta eventualmente sujeto al dominio de la mente y que
la mente está controlada últimamente por la realidad espiritual.
El universo, aprendemos, no parece un modelo científico mecanicista
sino que está mas emparentado con el modelo de personalidad creativa, pensamiento
sincrético y acción.
La religión es la actividad más elevada, saludable
e integradora de la humanidad. El
corazón de la religión es experiencia espiritual personal; la sicología espiritual
(experiencia personal con los valores y la Realidad) es la esencia de la religión.
Tiene repercusiones sociológicas e institucionales pero no debería
ser confundida con estas manifestaciones secundarias.
La religión o sicología espiritual debería ser distinguida de la ciencia,
filosofía, arte, servicio social, economía y política. Es superior a ellas, pero no independiente
de todas ellas. Donde la ciencia y
la filosofía acaban, la religión empieza.
Mientras que el arte esta ocupado en la manipulación y mejoramiento
de las cosas materiales, la religión esta involucrada en el mejoramiento y
transformación del mundo material.
El mundo de hoy necesita desesperadamente nuevos
líderes religiosos que perciban las verdades esenciales de la sicología espiritual
y de la realidad eterna a la cual ellos apuntan: el Padre Universal de todos.
La sociedad contemporánea esta buscando una religión que sea armoniosa
con los hechos de la ciencia, consistente con las verdades más elevadas de
la filosofía y cubierta con la atmósfera del amor incondicional.
Los profetas verdaderos de nuestro tiempo no se ocupan de la celebración
de las respuestas autoritarias, simples e irracionales de la Edad Media. Ellos reconocen las limitaciones del pensamiento
inteligente y racional y presionan para captar la visión transformadora de
una nueva y expandida conceptualización de la realidad. Una religión madura espiritualmente tiene las siguientes características:
1.
Una religión madura
excluye los elementos mágicos y supersticiosos y está sólidamente enraizada
en la historia y la experiencia.
2.
Una religión madura
tiene un punto de vista inclusivo universal.
3.
Una religión madura
no confunde los símbolos con la realidad.
4.
Una religión madura
promueve la unidad sin demandar uniformidad.
5.
Una religión madura
tiene una ética de amor.
6.
Una religión madura
esta entregada a los principios de salud física, sicológica y espiritual. Integra y construye la individualidad, produciendo
paz mental y gozo vívido.
7.
Una religión madura
alienta libertad, expresión creativa y estimula el crecimiento
La civilización occidental es inmensamente secular.
Incluso nuestras instituciones religiosas están profundamente involucradas
en actividades no espirituales seculares como beneficencia social, económica
y política. El renacimiento creativo de nuestras instituciones
sociales tomará lugar solo cuando los individuos sean transformados mediante
un mejoramiento de la visión de la realidad espiritual. Inspirados por un aumento de los recursos espirituales,
los líderes de la sociedad reformarán y redireccionarán nuestras instituciones
sociales. Los líderes religiosos comprometidos
en orientar todo, a menudo emplean metodología y percepciones sicológicas
seculares. Ellos, de este modo, evaden
grandemente las grandes fuentes terapéuticas espirituales disponibles para
la humanidad. Los descubrimientos
sicológicos científicos ciertamente deberían ser utilizados pero solamente
como adjunto a la sicología espiritual de percepción de realidad y de relaciones.
Este tratado esta intentando recordar a aquellos
de nosotros que somos inconscientemente seculares en nuestras orientaciones
sicológicas que viviendo hacia nuestros potenciales humanos reales solo puede
ocurrir cuando tenemos una relación directa, personal con la fuente de todas
las realidades - el Padre Universal. Los principios de sicología espiritual presentados en este pequeño
libro intentan bosquejar las dinámicas de la vida espiritual.
* * *
La conciencia humana esta orientada por el marco
de referencia de realidad en el cual ella vive. Pensamos y actuamos de acuerdo a los hechos y parámetros de valor
de nuestro mundo conceptual y sensible. La
sicología siempre funciona dentro de un contexto metafísico. Nuestra compresión consciente e inconsciente
de la Realidad Ultima condiciona todos nuestros pensamientos y acciones. Este marco de referencia ontológico o intuitivo
es una convicción de fe. Es el fundamento
filosófico universal de la mente humana.
El término teológico o religioso que nuestra
cultura usa para simbolizar la primera fuente y centro de todas las cosas
y seres es "Dios". Los principios
de la sicología espiritual están determinados por la naturaleza de Dios y
la naturaleza y calidad de nuestras mentes. Cada persona tiene convicciones de fe muy distintas o no con respecto
a la naturaleza de Dios y experiencias y calidades mentales distintas.
El autor al estar compartiendo sus convicciones de fe respecto de la
naturaleza de Dios y las dinámicas del universo no esta intentando persuadir
al lector a aceptarlas sino como un medio de comunicación, y posiblemente
de ampliación, de las verdades que son operadas empíricamente en la sicología
espiritual y en el común de la experiencia humana.
Nuestras mentes son, obviamente, finitas, limitadas
y sujetas al error. El lenguaje humano
no es adecuado para expresar las realidades de la infinidad.
No existen pruebas científicas o lógicas incontrovertibles sobre Dios
y las realidades espirituales; además, existe mucha información científica
y lógica que hacen a las convicciones de fe razonables y altamente probables.
A pesar de estas limitaciones, cada ser humano puede experimentar la
presencia de Dios y el crecimiento de los valores espirituales.
La mente humana tiene la habilidad innata para
formular un marco universal en el cual pensar. Cada electrón, planeta, pensamiento, personalidad y realidad espiritual
es una unidad funcional en este mundo holístico; ninguna entidad o ser vive
o existe de manera aislada. Alcanzar
la infinidad del universo esta más allá de la capacidad de la mente finita.
Lo ilimitado de la Deidad y la Realidad hacen vacilar la imaginación
humana. Existen, sin duda, Absolutos de Deidad a las cuales no podemos alcanzar.
El concepto hindú de Brahma procura demostrar una reserva de potencialidad. Nuestro universo astronómico parece extenderse en la infinidad.
Estas galaxias del espacio profundo que contienen probablemente muchos
planetas habitados. Nuestra suposición es que vivimos en una creación
gigantesca habitada por innumerables formas de vida inteligente. El cosmos espiritual debe homologar y exceder
esta creación material. La vida humana
es una aventura hacia lo desconocido; pero no estamos solos.
Mientras la conciencia de Dios no es nuestro
más inmediato conocimiento, Dios es la más real y cierta de todas nuestras
experiencias. En, a través y bajo
nuestra conciencia mundana diaria, nos volvemos conscientes de una interioridad
profundamente auténtica. Gradualmente
comenzamos a reconocer esta identidad y presencia interior como nuestro fundamento
de ser, la realidad irreductible de nuestra conciencia. Esta es la más importante y gratificante experiencia
humana - encontrar a Dios por uno mismo, en uno mismo y de uno mismo.
Dios es original con relación a todas las funciones
sicológicas, relaciones y realidades. El reino de Dios es actualizado por la regla de Dios en el corazón
del hombre. Nada puede tomar el lugar
de Dios en la conciencia individual o sociedad humana. Estar separado de Dios es estar desconectado
de la fuente de la vida y la creatividad.
Cuando ocurre una alineación como esta, tenemos un deterioro de la
personalidad y la civilización decae. Por
el contrario, cuando reconocemos una relación original con Dios en nuestras
vidas, recibimos todas estas cosas esenciales para el crecimiento creativo
y sobrevivencia eterna.
La relación dominante y básica de Dios con todas
las personalidades es aquella del amor. Por
lo anterior, reconocemos espontáneamente las relaciones universales inherentes
y originales de Dios como Paternidad y de todas las personas como Hermandad,
la Paternidad de Dios y el parentesco de toda la humanidad. En estas relaciones conscientes, progresamos
en nuestra habilidad para experimentar la presencia de Dios y enriquecer nuestras
vidas a través de la fraternidad divina.
Nosotros reconocemos la totalidad de la influencia
espiritual en nuestras vidas como unitaria y holística; a pesar de esto, la
humanidad a través de los siglos ha experimentado y conceptualizado múltiples
relaciones de deidad, referidas tradicionalmente como la Trinidad Paradisiaca:
el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Este reconocimiento trinitario es una importante
distinción para entender la dinámica de la sicología espiritual.
Nos ayuda a visualizar y describir las realidades espirituales en la
experiencia humana.
Los ministerios de Trinidad en la mente de cada
individuo. El Padre existe interiormente
en la mente humana como un fragmento o chispa de su espíritu al cual nos referiremos
como Espíritu Interior o Luz Interna. El Hijo aumenta nuestra percepción con el Espíritu
de la Verdad. El Espíritu ministra
a nuestra menta a través del Espíritu Santo, el cual sintoniza finamente con
el circuito electroquímico de la mente-cerebro. Todo este ministerio espiritual esta unificado
y lo experimentamos como una guía y presencia sostenedora.
La Trinidad Paradisiaca ha creado y estructurado
ulteriormente el universo para ser favorable a las funciones sicológicas en
relación con el espíritu. El Padre
es la fuente del circuito de gravedad de personalidad, atrayendo a todas las
personalidades hacia él. El Hijo es
el centro del circuito de gravedad de espíritu, tirando de todos los espíritus
sintonizados de actividad sicológica hacia su presencia.
El más grande contenido espiritual de nuestra conciencia, lo más fuerte
que hemos trazado hacia la verdad total.
En este sentido la gravedad de espíritu opera muy parecido a la gravedad
material. El Espíritu activa el circuito de gravedad
mental, traza todos los pensamientos armónicos con la realidad dirigida hacia
la Realidad Ultima. Este sistema de
gravedad espiritual universal esta perfectamente unificado, dirigiendo pensamiento
y desarrollo personal orientado espiritualmente hacia realizaciones espirituales
aún mayores.
Otro aspecto de la infinita complejidad de la
deidad que es importante considerar en los principios de sicología espiritual
es el fermento universal del cosmos indicado por Williams James, Carl G. Jung,
Alfred N. Whitehead y otros como la naturaleza evolutiva, en desarrollo y
perfectible de Dios. Esta actividad
de divino abandono, el Supremo, estimula el crecimiento personal, planetario
y universal hacia la perfección. El
Supremo es la influencia energizante divina que ciñe por debajo la acción,
competencia y logro. La presencia
deificada del Supremo coordina las realidades divinas e inmutables de la eternidad
con los finitos y siempre cambiantes eventos del tiempo.
Resumen
La sicología espiritual esta condicionada, en
primer lugar, por la naturaleza de la realidad. Dios como la Fuente Primera y Centro de todas las cosas y seres
es la relación primigenia y el determinante último de todo lo que es humano.
El Padre Universal, ser de naturaleza espiritual, asegura que todo
pensamiento y acción humana culmine en alguna forma de crecimiento y logro
espiritual. La sicología espiritual busca entender la dinámica de este hecho
básico de la condición humana.
* * *
Experimentamos tres formas básicas de realidad:
materia, mente y espíritu, las cuales toman una expresión sicológica como
hecho, significado y valor. Todos
son aspectos de la energía que tienen un origen común en la actividad creativa
de Dios pero son totalmente distintos en su contribución a nuestro crecimiento
sicológico espiritual y destino. Materia,
mente y espíritu está dinámicamente interconectados en la experiencia humana;
ninguno de estos aspectos de la realidad puede ser reducido de algún otro.
Al notar que la mente emerge de la materia puede parecer un hecho de
la ciencia pero no es la verdad de su naturaleza y origen.
Toda mente tiene una fuente creativa no material incluso el pensamiento
que está asociado con la materia y esta, en un grado significativo, condicionado
materialmente. Así mismo, aunque los
valores espirituales encuentran expresión a través de la actividad mental,
su origen está en la parte espiritual de la realidad.
La naturaleza humana está dominada cuantitativamente
por la experiencia material. Somos
seres materiales. Vivimos en cuerpos
materiales y pensamos mediante la actividad electroquímica de la mente-cerebro
material. Mientras la actividad de
la materia es altamente mecánica y puede ser predicha por leyes físicas, su
conducta es dinámica al nivel atómico y subatómico. Aunque el mundo material es estable y tangible
a la percepción común, al nivel atómico es energía en movimiento y su conducta
no puede siempre ser predicha mediante la lógica analítica. La razón es incapaz de predecir la materia
creada o las características conductuales de muchos compuestos creados mediante
la unión de varios elementos químicos. ¡No
existe una senda analítica de conocimiento que indique que dos átomos de hidrógeno
inflamable combinados con un átomo de oxígeno, el cual soporta la combustión,
formarían un líquido, agua, el cual apaga al fuego! Tampoco existe algo sobre
su composición química que nos pudiera sugerir, de manera opuesta a lo que
la mayoría de las sustancias hace cuando se enfrían, encogerse, que nos indique
que el agua se expande cuando se congela. El entero reino de la naturaleza nos alerta
contra el ligero postulado de un universo mecanicista e implica elocuentemente
que detrás de todo existe una gran mente.
La mente es una forma de realidad de la cual,
sustancialmente, aún conocemos muy poco.
Tiene su origen en la mente cósmica del Espíritu Infinito. Sin embargo, experiencial y funcionalmente,
tenemos un mayor conocimiento directo de la mente que de la materia y del
espíritu. Vivimos en la arena de la
mente, la actividad cognoscitiva de conciencia sicológica, percepción y pensamiento.
Todo lo que conocemos sobre la mente y el espíritu es mediato a nosotros
mediante nuestra mente. Es a través de técnicas mentales que la realidad
material y espiritual comienzan a experimentarse. La mente enlaza la enorme distancia en el mundo
finito entre la realidad espiritual y material. Unifica el hecho y el valor a través del significado. La filosofía cognitiva integra nuestra experiencia
total.
La mente tiene muchas y complejas relaciones
con la materia y el espíritu. Tenemos
evidencia experiencial y empírica de que los cambios físicos resultan en alteraciones
mentales y de que actitudes mentales provocan cambios fisiológicos.
Los estados de la mente condicionan nuestra percepción de los valores
espirituales y la transformación espiritual altera de manera significativa
nuestra orientación mental.
Como nuestra mente se relaciona holísticamente
con la materia y el espíritu, emergen dos capacidades cognitivas básicas:
inteligencia y creatividad. La inteligencia
se asocia más cercanamente con la percepción de los hechos y la actividad
del lado izquierdo del cerebro y genera pensamiento racional, analítico y
lógico. La creatividad esta más íntimamente
asociada con la percepción del valor y la actividad del lado derecho del cerebro
y origina pensamiento sinérgico, integral y perceptivo.
Cuando el desarrollo de la inteligencia procede de manera más rápida
que el crecimiento espiritual, el individuo tiene dificultad percibiendo la
profundidad de la verdad, belleza y bondad en la experiencia humana y a menudo
se llega a un idealismo religioso cínico.
Por otro lado, un excesivo desarrollo espiritual tiende a producir
una persona fanática la cual esta lejos de la armonía de los hechos y distorsiona
la percepción espiritual.
El universo, cuando es examinado desde la metodología
racional objetiva de la percepción de los hechos, aumenta el punto de vista
de las ciencias físicas las cuales pueden ser grandemente comprendidas por
todas las personas. Cuando la realidad
es estudiada desde la visión "interna" de la conciencia sicológica
y percepción de valor, tenemos las variadas visiones del mundo de la sicología,
filosofía y teología. Estas visiones
separadas en mentes distintas y una extensa variedad de experiencias aumentan
grandemente la creatividad de la civilización y la cultura. Estos puntos de vista divergentes se vuelven
antiproductivos y peligrosos solo cuando están basados sobre extremos selectivos
de pensamiento perceptivo resultando en materialismo filosófico, siquismo
o espiritismo, los cuales siempre distorsionan la realidad.
Es en la personalidad, donde las realidades
físicas, mental y espiritual están en armonía triuna de desarrollo, donde
el máximo de sabiduría, logro y efectividad puede ser realizado. El más elevado logro filosófico de la humanidad
debe estar basado sobre los hechos de la ciencia, la coherencia del pensamiento
racional, la fe de la religión y la verdadera percepción de la revelación.
La menta es la capacidad humana que nunca cesa de crecer.
Es la técnica experiencial del progreso ilimitado.
El espíritu es la forma cualitativa de realidad
representativa de la naturaleza de Dios. Es la más alta expresión de la creatividad divina. El espíritu es el arquitecto del destino humano,
dando significado y propósito a la vida. Es la fuente de la autorealización, paz interior y felicidad.
Domina sobre el nivel material excepto en la personalidad, donde el
espíritu, a través de la mediación de la mente, lucha por tomar el control. A menos que usemos la percepción de valor para discriminar los fines
de la conducta, tendemos a funcionar en el nivel animal de la existencia.
La realización espiritual hace posible para nosotros trascender nuestro
origen animal. Cuando nuestras mentes comienzan a ser más
dominadas por el espíritu, ellas responden menos a la gravedad material de
la conducta fisiológica y experimentamos una mayor libertad de los mecanismos
materiales de conducta bruta.
En las interdinámicas de la materia, mente y
espíritu en la experiencia humana, la materia es eventualmente controlada
por la mente y últimamente manejada por el supercontrol del espíritu. Nuestras vidas son dotadas con recursos sicológicos
espirituales con los cuales podemos, si estamos persistiendo y queriendo,
gradualmente volver nuestra torpe naturaleza material-animal en noble naturaleza
espiritual. El plan divino para nuestras
vidas es conducirnos más allá de los tiempos al logro de la categoría de personalidad
espiritual.
Resumen
Una sicología espiritual balanceada debe tener
en consideración la información acerca de los aspectos físico, mental y espiritual
de la realidad. Se acepta verdadera
y claramente y se entiende la naturaleza material de la humanidad, no obstante
se comprende que la calidad del ser y la plenitud de la naturaleza humana
descansan sobre la percepción y la guía espiritual. Esta dicotomía paradójica se trasciende a través
de la mediación de la dinámica sicológica de la mente.
* * *
La verdad más fundamental del universo es que
existe un plan divino operando en todas partes y que la voluntad y el camino
de Dios prevalecerán eventualmente. El
entero cosmos esta diseñado para funcionar como un organismo viviente. Este diseño propuesto ha sido, es hoy y siempre
estará en proceso creativo. En el
universo finito el plan divino está dirigido por dos realidades básicas: la
divina presencia del Supremo, quien actúa como catalizador de todo el desarrollo
y progreso; y la evolución, la cual esta ordenada como la divina metodología
de todo crecimiento y cambio finitos.
El fundamento de la evolución universal es el
propósito inteligente y su objetivo subyacente es el progreso. La demanda básica de la vida es el crecimiento,
desarrollo y maduración. El desafío
y mandato de Dios a todos los mortales es que crezcamos hacia la perfección.
La curiosidad, que impele la exploración, y el estímulo por siempre
en aumento de adecuación y adaptación ambiental, es innato en las criaturas
evolucionarias y la evidencia de la existencia en ellas de un inherente empeño
de crecimiento y perfección. La historia
del ascenso humano desde organismos unicelulares en el mar hasta el dominio
racional y creativo de la tierra es una odisea conmovedora e inspiradora que
atestigua la sabiduría y grandiosidad del plan del Padre Universal para sus
hijos e hijas de la tierra. La experiencia
vital esta diseñada para propósitos educativos y el universo entero sirve
como una inmensa escuela para los mortales en evolución.
La evolución es la clave del modus operandi del universo finito. Es el proceso creativo divino para el logro
del crecimiento. Por esto la percepción,
aprendizaje, crecimiento, desarrollo y madurez son tan fundamentales en la
vida humana. No existe sustituto para
la experiencia. Del mismo modo, participando
en el crecimiento evolutivo, nos volvemos socios con Dios en nuestro propio
proceso creativo. Aprendemos que cada cosa comienza con lo pequeño e insignificante,
con calma y sin dramas. Desde la semilla
de mostaza iniciamos la mayoría de nuestros logros se realizan con recursos,
medios, asociados y habilidades inadecuadas.
Nuestra naturaleza animal busca lo fácil, placentero
y la línea de menor resistencia. El
cambio es siempre más o menos molesto y traumático. Por lo anterior, el dolor y el sufrimiento
invariablemente acompañan y, a menudo, estimulan el crecimiento espiritual
y el progreso evolutivo. El poder
catalítico de la adversidad y el valor espiritual de la desilusión y la derrota
están entre los menos reconocidos y apreciados aspectos constructivos del
desarrollo evolutivo. Los seres humanos
requieren mucho tiempo y experiencias repetitivas para realizar cambios significativos
en sus formas habituales de pensamiento y conducta condicionadas por la costumbre
y la tradición. No obstante, aquellos
que están motivados a vivir en la fe descubren que se vuelve gradualmente
fácil el hacer las cosas correctamente. Aunque
nuestros actos reales son pocos, el imperativo es que estamos mirando y moviéndonos
en la dirección y el camino de la voluntad de Dios.
Existe una ley básica de disposición operativa
en todo crecimiento y desarrollo. La
madurez y el acto son dependientes sobre los elementos de realidad evolutiva
relacionados con cada logro. Aprendemos
y crecemos a través del involucramiento, intervención y participación de la
mente. Existe una manera segura, lenta
y natural de actualización del propósito divino en el crecimiento individual
y desarrollo social. No existen atajos
en la metodología divina de evolución. Cuando intentamos saltarnos etapas en nuestra
experiencia de aprendizaje, eventualmente es un trabajo deficiente o con fallas.
Procediendo demasiado rápido se llega a quiebres de crecimiento y desarrollo. A la inversa, cuando las personas e instituciones
logran niveles de aprendizaje y desarrollo, no pueden arbitrariamente retroceder
por mucho tiempo. Violencia, revolución,
apatía y otras respuestas no creativas suceden cuando se imponen restricciones.
Dios ha establecido un propósito creativo en
las leyes y en la dinámica evolutiva del universo. Existe un movimiento de lo simple a lo complejo - desde el átomo
a la galaxia, de la ameba al hombre. El
desarrollo procede desde lo físico a través de lo mental-sicológico hasta
lo espiritual. La sociedad joven y
primitiva enfatiza las actividades físicas y el placer. La sociedad civilizada y de adultos maduros
consideran la disciplina y el desarrollo de capacidades intelectuales, educación
y cultura. Los sabios y santos cultivan
los actos espirituales al actualizar la verdad, la belleza y la bondad, alimentando
la hermandad y encontrando a Dios.
Crecemos desde el egoísmo y el egocentrismo
hacia el amor y la universalidad, desde la autoexpresión al autodominio, desde
la motivación negativa del miedo al logro positivo de la autoactualización.
Maslow señala que la evolución de la motivación humana tiene el siguiente
orden de prioridades: necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad,
necesidades de amor, necesidades de autoestima, necesidades de autoactualización
y necesidades espirituales (meta, existenciales o valores).
Existe una dinámica planetaria moviéndose desde lo aleatorio, sin ley
y arbitrario hacia el orden, con ley, designio y justicia. Las personas primitivas e inmaduras ven la
vida determinada por el antojo y el capricho y hacen reglas que convengan
a sus intereses personales. Una civilización
avanzada o madura espiritualmente percibe un universo gobernado por la ley
y propone y reconoce la justicia aun cuando sea contraria a su bienestar personal
inmediato.
Existe una tendencia evolutiva holística desde
el control externo al interno, desde los derechos grupales a los individuales,
desde la fuerza y coerción a la libertad y creatividad. Las personas inmaduras requieren reglas estrictas
y regulaciones. La persona culturalmente
avanzada hace las cosas bien y sabiamente por voluntad propia.
De la persona espiritualmente madura Agustín decía, "Ama a Dios
y haz lo que quieras". Esta dinámica de propósito de la evolución
universal funciona, sin embargo, a menudo sobre una base simplista y recta.
Existe una fluctuación hacia delante y hacia atrás, que algunas veces
resulta en una profunda regresión cultural, antes que la supremacía del propósito
divino establezca una ascendencia estable.
La infinita complejidad de integraciones y ajustes interrelacionados
requiere eones de tiempo antes que las características inherentes integrales
y sinérgicas dominantes de la realidad evolutiva comiencen a manifestarse.
La naturaleza evolutiva del universo finito
requiere crecimiento constante y ajuste sin término. Cada generación necesita aprender de nuevo el arte de vivir. Mucha ayuda y guía puede ser recibida de los
pensamientos de verdad de nuestros mayores y verificada en los procesos históricos.
Pero la verdad está viva y no puede ser capturada mediante conceptos
estáticos y dogmas. Esta verdad eterna divina y viviente se revela
a si misma en nuevas manifestaciones década a década pudiendo ser ministrada
de acuerdo a las necesidades y condiciones peculiares de cada generación sucesiva.
Requiriendo interpretaciones y aplicaciones nuevas y frescas.
Resumen
La sicología espiritual se apoya sobre la percepción
y metodología evolutiva. El crecimiento
y transformación no solamente son posibles, sino que las leyes básicas del
universo ciñen cada cambio. No debemos
desanimarnos por la falta de resultados a corto plazo. Nuestra atención necesita ser dirigida hacia
áreas que estén preparadas para mejorar.
El proceso evolutivo en el desarrollo humano y en el cambio social
es medido mediante pequeños incrementos.
Paciencia, perseverancia, coraje y fe son las palabras claves de la
madurez espiritual. La rueda de molino
del Supremo muele excesivamente lento pero gloriosamente fino.
* * *
Lo que todos los seres humanos necesitan mantener
en sus conciencias es que ellos son hijos e hijas de Dios. Esta es nuestra identidad inalienable y verdadera.
Las dos cosas de las cuales los seres humanos no pueden escapar o huir
son de sí mismos, su identidad consciente personal, y de Dios, su auténtico
fundamento existencial interior. Indiferente a nuestro estado temporal de fragilidad,
pobreza, rechazo social y depravación, somos hijos de nuestro Padre Celestial
y por esto somos de una importancia suprema. Cada persona es un hijo de Dios sin duplicado
en la infinidad. El amor del Padre
Universal desciende de su Espíritu Interior para ministrar a nuestras mentes
revelando el valor trascendente el cual se encuentra en cada uno de sus hijos
mortales.
Nosotros encontramos y mantenemos un autorespeto
soberbio cuando aceptamos y vivimos de manera consciente o inconsciente en
esta identidad espiritual como hijos e hijas de Dios. Este autorespeto esta también coordinado con
el amor y el servicio el cual lo damos a nuestros hermanos humanos. No podemos aceptarnos totalmente a nosotros
mismos cuando fallamos al amar a nuestros asociados; tampoco podemos amar
incondicionalmente a nuestros vecinos a menos que tengamos una alta autoestima. Todas las cosas constructivas de nuestras vidas
proceden de esta verdadera identidad espiritual sicológica como hijos del
Padre Universal. Nada en todo el universo
puede separarnos de esta vida de creciente relación excepto nuestra falta
de coraje para vivir persistente y valientemente en su realidad sicológica.
Cuando sabemos quienes somos, reconocemos que
existimos en una relación orgánica de parra y sarmientos. Al mantener esta conexión espiritual viviente
con la Primera Fuente y Centro de todas las cosas y seres, producimos fruto
abundante. Aquellos que entran en
amistad con Dios descubren grandes cosas que ocurren en su entorno terrenal.
Nuestra preocupación primaria debería ser mantenernos abiertos a la
voluntad de Dios en nuestras vidas. Su Espíritu Interior tiene un plan ideal empero
opcional trabajando para nosotros. Este
modelo creativo divino puede ser actualizado en variadas vocaciones y actividades
sociales. Los potenciales vivientes
de nuestras carreras mortales están íntimamente asociados con este plan de
desarrollo divinamente inspirado. Es
la fuente de la sabia auotactualización y la condición básica de la autosatisfacción
y la felicidad. Cuando damos a Dios
todo lo que tenemos, Dios nos hace más de lo que somos.
Los seres humanos esbozan dos estados de existencia.
Aún siendo hijos de Dios, somos también parte de la naturaleza y miembros
del reino animal. Somos finitos, pero tenemos en nuestro interior
una partícula de infinidad. La humanidad
existe en el mundo material; sin embargo, podemos trascender la naturaleza. Aún el materialismo filosófico es una elocuente
demostración del aspecto no material de la mente. Si la mente fuera un mecanismo o máquina puramente
material, no sería autoconciente de otras dimensiones de la existencia.
La naturaleza humana tiene el potencial para el bien y el mal.
Lo finito no es inherentemente malo, pero si es limitado e imperfecto. Es el abuso, la distorsión y la perversión
de lo finito lo que conduce al mal y el pecado.
Es importante reconocer y discriminar las vías
fundamentales a través de las cuales los seres finitos desembocan en desarmonías
con la ley universal. El mal es la
condición de funcionamiento contraria con la voluntad de Dios a través de
la ignorancia. Indica nuestra falta
de conocimiento y es una medida de nuestra imperfección. El pecado es una actitud y acción por la cual
violamos conscientemente la guía divina y las leyes universales. Indica una seria y dedicada falta de deseo
de ser guiado espiritualmente. Cada
comportamiento destructivo refleja una inclinación a no seguir la voluntad
o nuestra inhabilidad para dominar nuestras tendencias animales irracionales.
La iniquidad es el estado de insanidad cósmica en la cual el pecado
es abrazado como una forma dedicada de vida.
Es rebelión contra Dios y un rechazo de su plan amante para nuestro
crecimiento y salvación espiritual.
Antes que nosotros realicemos de manera consciente
una reorganización de nuestros pensamientos y acciones, algunas veces estamos
dominados por tendencias hacia el mal. El mal potencial es inherente en el orden natural del universo finito;
en el estado presente la creación espacio-temporal es imperfecta. La naturaleza humana, sin embargo, tiene aún
una gran tendencia hacia el bien, la cual nos conduce a una conciencia de
nuestra base espiritual de ser y a un deseo de transformación espiritual. El más grande peligro de la naturaleza humana
es la soberbia. El egotismo mina nuestra
integridad espiritual y, si no nos damos cuenta, comienza a corromperla.
Confunde y cambia la voluntad de Dios por la nuestra y envenena el
crecimiento espiritual interior. No existen sustitutos, atajos o ventajas sobre
la senda divina para el crecimiento, salvación y perfección espirituales.
Cuando vivimos en la realización total de ser
hijos e hijas de Dios, nos liberamos de la introspección mórbida de aquellos
que están dominados por un sentido de corrupción finita, indignidad y culpa.
En lugar del autoexámen y la autonegación, la persona que conoce a
Dios comienza a sustituirlo por el autoolvido, el autocontrol y eventualmente
el autodominio. No deberíamos desanimarnos por el hecho de
ser humanos. Cuando nuestras vidas
son transformadas por el espíritu, somos fortalecidos y potenciados por la
renovación espiritual constante de nuestras mentes de tal manera que no somos
más esclavos de nuestros impulsos animales, sino que a través del autodominio
experimentamos la nueva liberación, libertad y plenitud de aquellos que son
de hecho y de verdad los hijos del Padre Universal.
A través de este nacimiento espiritual, de esta
autorealización mejorada vivimos en la seguridad sicológica espiritual de
aquellos quienes están ciertos de su bienestar eterno. Esas personas que conocen a Dios no están abrumados
por el infortunio y el sufrimiento; ellos no comienzan a deprimirse por la
desilusión y la derrota. Ellos son
desafiados y estimulados por los problemas y frustraciones y exhiben un tenaz
coraje y fe invencible delante de lo incierto y desconocido. Ellos saben que todas las cosas trabajan eventualmente
juntas para el crecimiento y bienestar de los hijos e hijas de Dios.
El hecho concomitante de nuestra identidad espiritual
como hijos de Dios, es que todos somos miembros de la familia del Padre Universal.
Reconocemos que todos los hijos e hijas mortales de Dios son nuestros
hermanos y hermanas. Este hecho planetario y verdad espiritual requiere
que nosotros constantemente expandamos nuestra percepción de grupo y comprendamos
que podemos tener unidad social e institucional sin uniformidad racial, cultural,
intelectual o religiosa. Nuestro bienestar
esta íntimamente relacionado con el vivir en relaciones amorosas con los miembros
de nuestra familia, vecinos, comunidad y el mundo.
Resumen
El fundamento de la sicología espiritual es la realización de que somos hijos de Dios y, por ende, tenemos una importancia suprema. Somos externos a esta relación en todas las áreas de nuestra experiencia. El propósito creativo de Dios para nuestra vida entrega significado a todo lo que hacemos. Siendo sus hijos e hijas nos liberamos de la introspección y culpa mórbida debido a nuestras limitaciones y deficiencias. Como hijos del Padre Universal, estamos inspirados y potenciados con renovadas energías, autolvido, autocontrol y autodominio.
* * *
Los seres humanos son organismos materiales.
Somos la creación del largo, divinamente iniciado y controlado proceso
evolutivo. El Homo
sapiens ha adquirido inteligencia racional y percepción de valor de verdad,
belleza y bondad. A través de estas
habilidades cognitivas hemos construido y perdurado la cultura y la civilización.
Así también, nosotros como individuos, habitamos temporalmente el planeta
Tierra. Nuestros cuerpos y mentes materiales son fenómenos
pasajeros. Estamos esbozando las bases
para una existencia más duradera. Los
únicos aspectos supervivientes de nuestra experiencia mortal son nuestras
conciencias espirituales, nuestras almas semiespirituales y nuestras personalidades
divinamente otorgadas, las cuales transportan toda nuestra autoidentidad,
valor y memorias interpersonales a la siguiente etapa de nuestro desarrollo.
La Superconciencia
Uno de los más grandes misterios del universo
es que un fragmento de Dios vive en la mente humana. La Realidad Ultima más lejana a nosotros es también el Espíritu
Interior más íntimamente asociado con nosotros. Este Fragmento del Padre es el punto focal absoluto en el destino
humano. Es el reino de Dios interior.
El Espíritu Superconciente es el aspecto más profundo y real de la
mente humana. Esta presencia interior es el medio por el cual podemos conocer
y fraternizar con Dios. Nuestra Luz
Interior es la ventana cósmica a través de la cual podemos vislumbrar las
realidades de la eternidad. Es la
fuente mediante la cual podemos recibir una perspectiva eterna mientras vivimos
en medio de las limitaciones e impedimentos del tiempo.
El Espíritu Interior es el núcleo de nuestra
mente superconciente. Todas las ideas,
valores y relaciones que están en armonía con el Espíritu Interior constituyen
nuestra mente superconciente. Nuestras
actividades sicológicas superconcientes tienen permanencia en el universo. El Espíritu del Padre siempre respeta nuestra
voluntad y nunca trata de controlar nuestros pensamientos, pero procura eternizarlos
y espiritualizarlos. Cuando nuestra
voluntad coincide con la voluntad del Padre recibiremos los refuerzos del
soporte Espiritual. Debido a la presencia
del Espíritu Interior podemos vivir una comunión inquebrantable y hermandad
con nuestro Padre Celestial. Como tenemos presente su presencia y amor interior,
nunca estamos solos.
Cuando por primera vez intentamos comulgar con
la presencia interior de Dios, es difícil y rara vez produce resultados conscientes
de éxito. Estos sinceros intentos
de fraternizar con el Espíritu Interior, sin embargo, son efectivos.
Gradualmente establecemos una armonía con la Guía Interior quien es
un ministro eficiente de los altos niveles de nuestra mente.
Este guardián fiel de valores para nuestra carrera futura duplica cada
creación mental de valor con su contraparte espiritual.
De este modo el Padre esta rehaciéndonos lenta y seguramente con estos
valores de realidad espiritual los cuales son básicos para nuestra resurrección
en los niveles universales superiores. El
Espíritu Interior, mientras se interesa de nuestra seguridad temporal y logros
reales en la tierra, esta preocupado en primer lugar del crecimiento de nuestra
alma y del progreso eterno. Esta amante
Guía Divina es la esencia de nuestro desarrollo de personalidad eterna.
La asociación entre el Espíritu Interior y nuestra
mente y personalidad es el hecho más sorprendente de la experiencia humana.
Su potencial eterno simplemente esta más allá de nuestro entendimiento
y comprensión mortal. Esta empresa humana-divina hace posible la
transformación del carácter; y al trascender nuestra naturaleza animal, podemos
también transformar nuestras relaciones y ambiente planetario. Debemos, por lo mismo, hacer todo lo posible
para cooperar con la presencia de Dios en nuestras vidas.
Cuan irreflexivos somos al contaminar nuestros
cuerpos, que son la residencia temporal del Espíritu de Dios y de nuestra
alma de potencial inmortal, con venenos físicos. Cuan irresponsables somos al permitir los venenos
sicológicos de ansiedad, miedo, intolerancia y un montón de otras actitudes
negativas que corrompen y dominan nuestras mentes. Estos venenos sicológicos y físicos reducen
grandemente la actividad del Espíritu en nuestro desarrollo de personalidad.
A medida que progresamos evitando las trampas
del mal y el pecado y nos identificamos progresivamente con la verdad, belleza
y bondad y actualizamos estos valores en nuestras vidas, comenzamos a estar
más unificados en nuestro crecimiento espiritual y en mayor armonía con la
voluntad de Dios. La mayor meta y
el más importante objetivo de nuestra aventura mortal es lograr la unión con
el Espíritu Interior de Dios. Cuando
nuestra voluntad comienza verdadera y sin reservas a ser una con la voluntad
de Dios y nuestro crecimiento personal armoniza con esta realidad unitaria,
experimentamos la fusión con la Entidad Espiritual la cual a descendido de
Dios sobre nosotros. Para la mayoría
de nosotros esto ocurrirá en niveles superiores del universo. La fusión con el Espíritu del Padre marca el
fin del periodo de prueba del destino humano.
Luego, logramos el rango de eternidad en el universo y comienza nuestra
educación espiritual más avanzada.
El Alma
Las personas de todas las razas y culturas han
creído que existe algo sustancial en la naturaleza humana que sobrevive a
la muerte. A este aspecto vital de
la vida se le a dado muchos nombres. En
la Civilización Occidental llamamos a esta entidad permanente, el alma. La palabra "sicología", cuando se
traduce literalmente de su origen griego, significa "el estudio del alma".
Sin embargo, la sicología científica con su metodología objetiva nunca
descubrirá la existencia del alma. Solo puede ser conocida a través de la percepción
superconciente y la conciencia espiritual. El alma es difícil de ser demostrada pero puede ser personalmente
experimentada.
El alma es el aspecto autoconciente, discernidor
de verdad, ratificador de bondad y percibidor espiritual de la mente humana. Es actualizado por una sociedad humana-divina.
La Luz Interior revela la verdad, belleza y bondad a la mente humana
y la voluntad humana confirma de todo corazón estas realidades espirituales
en la experiencia. Debido a que lo divino está involucrado en
el desarrollo del alma, esta es una realidad semiespiritual que trasciende
la existencia material. La mente material
es la arena en la cual el Espíritu Interior, con nuestra cooperación, desarrolla
el alma inmortal. Por analogía, la
mente es nuestro vehículo de experiencia; el Espíritu Interior es nuestro
mapa carretero y brújula; nuestra voluntad es el conductor que determina los
caminos que usamos y nuestro destino.
El crecimiento evolutivo de alma no es un proceso
consciente. Debido a que el alma desarrolla
sus funciones como una segunda mente, desplazando parcialmente la mente subconciente
inherente a nuestro origen animal. Nuevas fases de conciencia del alma nos son
posibles para experimentar mayores niveles de conciencia espiritual. Para facilitar el crecimiento del alma en la
experiencia humana necesitamos subordinar lo material y temporal a lo espiritual
y eterno en nuestras decisiones voluntarias y vidas. El objetivo espiritual de la vida humana es
desarrollar una individualidad con valor de sobrevivencia. A medida que el alma madura hay una transferencia
del asiento de la identidad desde el cuerpo físico perecible y mente material
hacia el alma semiespiritual la cual sobrevive la muerte de nuestro vehículo
de vida trasciente.
La Personalidad
La personalidad es el regalo del Padre Universal.
Es absolutamente único en cada individuo y es el aspecto permanente
de cada persona en medio del cambio constante.
Los seres personales pueden trascender la experiencia material porque
el espíritu es la cualidad de personalidad básica.
La personalidad puede estar asociada a realidades materiales, mentales
y espirituales y exhibe muchas funciones organizadoras, integradoras, sinérgicas
y dominantes. La personalidad es el patrón característico
del ser, determinando el arreglo sicofisiológico de expresiones de energías
y de comportamiento. Organiza e integra
nuestros sistemas sicofisiológicos y unifica nuestro sentido de autoidentidad
y autocontinuidad. Este regalo divino
da valor a la identidad e imparte significado a nuestra continuidad de experiencia.
La donación de personalidad entrega a los seres humanos la capacidad
de autodeterminación, crecimiento del alma y autoidentidad con el Espíritu
Interior del Padre.
La personalidad no está completamente sujeta
a la condicionalidad de antecedentes de causación; no es un mecanismo esclavo
de las relaciones materiales de causa-efecto.
Las personas pueden trascender la secuencia determinista de eventos. No existen limitaciones a la evolución de las
realidades de personalidad. La libre
voluntad dinámica de las personalidades hace imposible predecir completamente
sus decisiones y acciones. La singularidad
de la personalidad estimula la originalidad y creatividad del vivir.
La misma verdad espiritual encuentra diferentes interpretaciones y
expresiones en cada persona.
El propósito del Supremo en la evolución del
universo es unificar la personalidad a través del aumento del dominio espiritual.
La personalidad es el regalo del Padre, la cual tiene capacidades inherentes
de recursos espirituales para el dominio de nuestra naturaleza física a través
de la mediación de la mente. El desarrollo
del dominio sobre todos los sistemas sicofísicos y la unificación de toda
la experiencia es una propensión innata de la personalidad.
Todo lo que es puramente material, no asociado con la realidad espiritual,
en la experiencia humana es un medio para un fin. La personalidad tiene relaciones espirituales
y está destinada a la unión con el Espíritu Interior; más aún tiene potencial
de inmortalidad.
La personalidad se desarrolla a través de la
experiencia, particularmente en el crecimiento del alma y la sintonía con
el espíritu. Esta maduración espiritual
resulta en una integración suprema de la personalidad y aumento de la eficiencia.
Nos volvemos más verdaderos, más auténticos, más constructivamente
productivos en la vida. Cada integridad de carácter produce un incremento
en la libertad personal cuando esta asociada con una mayor percepción de la
realidad, autoentendimiento y autodominio. El propósito global de la experiencia mortal
es desarrollar una personalidad integral bien balanceada y enraizada en la
realidad espiritual.
Resumen
Los elementos dominantes en la sicología espiritual
son el Espíritu Interior, el alma envolvente y la personalidad. En medio de las vicisitudes de la vida necesitamos
mantener en la mente esas realidades las cuales son básicas y determinantes
de nuestro destino. El Espíritu Interior
es nuestro guía y brújula. Con nuestra
cooperación y la afirmación de la verdad espiritual nuestra alma es actualizada.
Todas nuestras capacidades y potencialidades son organizadas, integradas
y sinergizadas mediante el dominio de la personalidad.
Estos aspectos permanentes de nuestras vidas nos preparan para las
luchas de la vida y la aventura de la eternidad.
* * *
El cuerpo y la mente humanas se encuentran enraizados
en la naturaleza electroquímica de la materia y son el producto de la evolución
orgánica. Somos la creación de la
historia pasada e individualidades en el proceso de llegar a ser. La herencia determina muchas de las tendencias,
potencialidades y limitaciones de nuestro cuerpo, mente, disposición emocional
y comportamiento general. El proceso creativo divino usa esta metodología evolutiva para asentar
las bases del potencial de crecimiento personal-volitivo del alma y el desarrollo
espiritual.
Los seres humanos son organismos dinámicos.
Muchas reacciones y experiencias sicológicas-afectivas están determinadas
por condiciones bioquímicas. A sí
mismo, las actitudes mentales-emocionales puede estar influenciadas por condiciones
físicas, incluyendo el sistema nervioso autónomo el cual regula cosas como
el latido cardiaco, la presión sanguínea y las secreciones hormonales. El cuerpo-cerebro humano es un organismo bioelectroquímico
holístico el cual esta dotado de mente y habitado por el espíritu.
Aunque nuestros impulsos animales inherentes
no pueden ser erradicados, ellos pueden ser modificados y nuestras respuestas
emocionales y mentales ante cada necesidad pueden ser cambiados de manera
significativa. Aunque los mortales
finitos están lejos de la perfección y no pueden ser asociados con la infalibilidad,
nuestras necesidades naturales, apetitos e impulsos no están inherentemente
en conflicto con el comportamiento ético más elevado y el desarrollo espiritual.
Más aún, tenemos inherente una base sicológica sólida para el crecimiento
moral y espiritual. Varias formas
de comportamiento ético, como las actividades caritativas y de cooperación,
y de inclinaciones a la búsqueda espiritual, como la atracción por lo desconocido
y la necesidad de la oración, han sido programadas parcialmente en nuestros
genes.
No deberíamos desalentarnos por ser finitos
y humanos. El hecho de ser hijos e
hijas mortales de Dios, las más bajas inteligencias con potencial de sobrevivencia,
debería llenarnos de gozo y anticipación debido a que nuestra finitud es la
base para la realización de lo que nos ha sido dado un posición virtualmente
ilimitada de crecimiento espiritual potencial.
Vemos una aventura eterna y infinita en la cual descubriremos el destino
que el Padre Universal tiene guardado para nosotros.
La herencia puede limitar la velocidad del crecimiento
de nuestra alma y la unificación de la personalidad en nuestra vida mortal
pero no puede prevenir nuestra salvación y nuestra carrera ascendente.
Esta determinación descansa en nuestras decisiones de fe voluntarias
y deseos sinceros. Tal como el lirio acuático tiene sus raíces
en el lodo oscuro del fondo del lago manteniendo su blanca cabeza hacia la
brillante luz, así la humanidad mientras tiene su origen en el suelo de naturaleza
animal, puede mediante la fe y la orientación sicológica vivir en la luz de
la verdad, la belleza y la bondad y llevar los nobles frutos del espíritu.
Aunque la conciencia humana y la actividad mental
son posibles debido a la actividad electroquímica del cerebro y del sistema
neural, la capacidad crucialmente significativa de la mente mortal es su potencial
de identidad espiritual. Mientras
la mente humana no es espiritual por naturaleza, es el habitáculo de una Partícula
de Dios y la puerta para el desarrollo de los aspectos espirituales de la
mente superconsciente y el alma. Las actividades sicológicas de nuestra mente y el Espíritu Interior
están íntimamente interasociados y usualmente no pueden ser diferenciados
de manera consciente. El conocimiento
científico de nuestras funciones mentales superiores aún es muy limitado.
Existen, sin embargo, etapas subjetivas distinguibles, progresiones
síquicas o niveles sicológicos de conciencia cósmica asociada de logro espiritual.
Comenzando con la fe y la verdad, nuestras decisiones
voluntarias direccionan nuestro crecimiento superconciente y competencia de
personalidad. En un punto crítico
de nuestra jornada espiritual dedicamos nuestra vida a Dios y luego establecemos
nuestro propósito e identidad espiritual. Las prioridades y valores son reestructurados.
Nuestras vidas son motivadas y dirigidas por la verdad, belleza y bondad
de Dios. Nuestra personalidad logra madurez espiritual
a medida que somos dominados por el amor y el servicio. El más elevado nivel de desarrollo de personalidad-alma
resulta de un grado elevado de conciencia de Dios evidenciado por un carácter
integro y sabio. Nos estamos volviendo
uno con el Espíritu Interior.
Debido a la doble motivación de nuestros impulsos
animales y guía espiritual, el conflicto interno y la ambivalencia son inevitables.
Lo que somos hoy día no es tan importante como la dirección hacia la
cual nos encaminamos y lo que llegaremos a ser.
Con nuestra cooperación, el espíritu es el seguro ganador en esta lucha. Nunca deberíamos perder de vista la naturaleza
evolutiva del desarrollo y crecimiento humano. Cuando somos dirigidos por una integración holística armoniosa de
sistemas físicos, mental-emocional y social-ambiental, nuestro desarrollo
espiritual es grandemente facilitado.
A través de todo el proceso de desarrollo de
la personalidad nuestra mente juega un rol clave y determinante. Nuestra mente es empero la única entidad del
universo que esta sujeta a nuestra voluntad y control último. Es en nuestro mundo sicológico en el que vivimos,
movemos y formamos nuestro ser. Podemos
doblar, distorsionar y corromper nuestras mentes con el mal y el pecado o
podemos hacerlas verdaderas, nobles y sabias al orientarlas y armonizarlas
con la realidad espiritual.
La disciplina y control sicológicos es el camino
para todo logro humano. Necesitamos
construir adecuados fundamentos morales e intelectuales antes que podamos
lograr competencia vocacional y social y crecimiento espiritual.
El dominio de la mente a través de la guía espiritual es el objetivo
más importante de la vida humana. Más
importante que todas las demás cosas a seguir.
Carácter y logros, civilización y cultura, son producto de la calidad
de nuestra vida interior.
Cuando nuestro mecanismo de vida físico muere,
nuestro cerebro-mente cesa sus funciones debido a que no tenemos más necesidad
de él. Este ha servido como un andamio
material necesario para la construcción de una creación más duradera.
Nuestra identidad y continuidad, todo aquello valioso de nuestra vida
mortal, ha sido transferido a nuestra alma semiespiritual y, bajo el cuidado
del Espíritu Interior del Padre, continuamos hacia aventuras y enseñanzas
mayores en un nivel universal superior donde se nos dará un cuerpo y mente
más adecuados para continuar nuestra carrera ascendente.
Resumen
El campo de acción de la sicología espiritual
es la mente humana. Aunque nuestro
cerebro-mente animal es un fenómeno pasajero, es el andamio que usamos para
construir un edificio espiritual más duradero.
La mente es la arena en la cual vivimos y nuestra esperanza para el
futuro. No obstante, la mente humana
es limitada y falible, su potencial se adecua totalmente a una vida mortal
competente, se identifica con la realidad espiritual y se envuelve cooperativamente
con un alma inmortal. El objetivo
de la sicología espiritual es adecuar esos procesos mentales por medio de
los cuales manejamos nuestras mentes a través del dominio de los valores espirituales,
tornándolos nobles, sabios y amantes.
* * *
Vivimos en un ambiente ecológico global el cual
tiene aspectos físicos, sociales, culturales y espirituales. Tierra y agua, atmósfera y estratósfera, suelo
y microorganismos, plantas y animales, la tierra y todos sus habitantes, vivimos
juntos en relaciones intra e interdependientes. Estas dependencias pueden ser íntimas e inmediatas
o distantes y acumulativas. Nuestro
planeta es un ecosistema donde todas las cosas existen en relación con todo
lo demás. Estas influencias orgánicas
pueden ser simbióticas o antagónicas.
Egoísmo, egocentrismo y relaciones explotadoras
con las personas y los recursos naturales son últimamente, autodestructoras
y suicidas. Ellas eventuan en mal,
pecado, sufrimiento e infelicidad. Relaciones de cooperación, servicio, apreciativas, sinérgicas y
amantes con personas y recursos naturales producen desarrollo y crecimiento
espiritual. Aunque el mundo interior
de la mente y el mundo exterior del ambiente son totalmente distintos, ellos
pueden ser armonizados a través de la percepción espiritual y la sabiduría
humana.
Los seres humanos no son creados para vivir
en soledad; tenemos una constante necesidad de estimulo y apoyo de la compañía.
Todo lo que es importante en la sociedad y la cultura tiene sus raíces
en las relaciones de grupos pequeños y en las familias.
Mientras la evolución es el producto del mundo interior de la mente
y el espíritu, su expansión es dependiente del liderazgo creativo y de la
sabia estructura de las instituciones sociales.
En las situaciones económico-sociales críticas
el poder moral y la energía espiritual hacen la diferencia entre el quiebre
del gobierno y la estabilidad y crecimiento de las estructuras sociales, políticas
y económicas. La fe vibrante en las
verdades de la Paternidad/Maternidad de Dios y la hermandad de todas las personas
elevarán progresivamente la civilización mundial a mayores y mayores niveles
de cultura espiritual. La religión,
una experiencia directa con Dios, esta diseñada para cambiar y dominar el
ambiente. Por otro lado, una religión
estática indirecta es dominada por su ambiente. Cuando y donde quiera la humanidad ha estado
viviendo la fe en las realidades espirituales, transformado su sociedad y
su ambiente.
Como planeta y como individuo vivimos, nos movemos
y tenemos nuestro ser en la inmanencia del Supremo. Realmente, el entero universo es un organismo
viviente, ecológico y correspondiente. Como el filósofo alemán Hegel visualizó, el cosmos funciona como
un sistema integrado. Las leyes del
universo son dirigidas por circuitos de inteligencia suprema; las líneas de
energía del espacio nutren la creación material; y el supercontrol evolutivo
de un Regulador todo sabio mantiene el universo en tensión creativa dinámica
diseñada para cumplir el propósito amante del Supremo de toda la creación. Vivimos en un universo amigable, el cual esta
controlado por un Padre Universal de sabiduría y amor infinito.
Resumen
Vivimos en un ambiente ecológico global el cual
tiene aspectos físicos, sociales, culturales y espirituales. El universo entero es un organismo vital, correspondiente
y ecológico. Las relaciones egoístas,
egocentristas y explotadoras con las personas y los recursos naturales son,
en último término, autoderrota y suicidio. Existimos en un universo amigable y soportador
el cual es controlado por un sabio infinito y amante Padre Universal.
Las siete realidades básicas de la experiencia
deben ser reconocidas, aprendidas y razonablemente entendidas antes que las
actividades de la sicología espiritual puedan ser efectivas. Ellas son el contexto en que los principios
de la sicología espiritual funcionan. Las
verdades en nuestras relaciones con estas realidades son permanentes, los
hechos asociados con nuestro entendimiento de estas piedras fundamentales
de la experiencia están sufriendo cambios constantes y progresivos.
* * *
Nosotros los seres humanos, al vivir nuestras
vidas en la vestidura de la carne, estamos muy conscientes de nuestra terrenidad
y vulnerabilidad. Necesitamos recordar
constantemente a nosotros mismos quienes somos: hijos e hijas mortales de
Dios. Pero aún más, deberíamos estar
conscientes del maravilloso ministerio espiritual que a sido provisto para
nosotros. Somos guiados y ceñidos
por un ministerio espiritual de triple enlace el cual ya fue discutido en
la primera parte de este documento. Revisemos brevemente esta guía divina que ciñe a toda la creación
y que es el fundamento de la sicología espiritual.
Un fragmento del espíritu del Padre Universal
habita en la mente humana. El Espíritu
Interior es nuestra compañía constante que nos conduce en la dirección de
la realidad sin tiempo, belleza trascendente y amor transformador. El Espíritu de la Verdad nos rodea, haciendo
a Dios Hijo real en nuestra experiencia y sensibilizándonos a la percepción
de verdad que libera. El ministerio
de Dios Espíritu nos estimula con la presencia del Espíritu Santo, el cual
alimenta nuestra alma con la instrucción cósmica de la noble voluntad del
Padre y los caminos salvadores del Hijo.
Este ministerio triuno esta perfectamente unificado y nosotros lo experienciamos
sicológicamente como uno.
Somos, adicionalmente, atraídos e impulsados
por la Realidad Ultima mediante el sistema de gravedad espiritual de triple
enlace. Así como los cuerpos materiales
son atraídos por la gravedad física, el alma y los aspectos superconcientes
de la mente son movidos por la gravedad espiritual. El circuito de gravedad de personalidad del Padre tira de todas las
personalidades hacia su voluntad y presencia. El circuito de gravedad espiritual del Hijo estimula el crecimiento
espiritual. Mientras más nos volvemos
espirituales, mayor es la fuerza de la gravedad espiritual sobre nosotros
y más fácil es para nosotros producir frutos espirituales. Dios Espíritu es la fuente del circuito de gravedad de mente.
La mente cósmica tira de todas las cualidades de mente con relación
espiritual hacia el Espíritu Infinito y genera la conciencia de Dios.
Esta gravedad espiritual triuna esta perfectamente coordinada, impulsándonos
hacia la verdad, la belleza y la bondad, la voluntad y el camino de Dios,
y es experienciado sicológicamente como una influencia unificada.
Sobre y debajo de este gracioso y pleno ministerio
provisto por las personas de la Trinidad Paradisiaca, existe el supercontrol
de la providencia que asegura el desarrollo espiritual progresivo de todas
las personalidades que se dedican a sí mismas a hacer la voluntad de Dios.
Mucho de lo que consideramos como providencial al escapar del sufrimiento
o de la riqueza o placeres no ganados no es el resultado de la acción divina
sino que es el producto de nuestra propia imaginación y la fortuita superposición
de las circunstancias de cambio. Así
como la buena fortuna no merecida puede ser realmente un impedimento para
el crecimiento, por otro lado la aparente crueldad de las tribulaciones y
sufrimientos pueden ser en realidad el fuego que temple una personalidad blanda
e inmadura hacia el acero temperado del verdadero carácter.
La auténtica providencia determina que todas las cosas, buenas y malas,
eventualmente trabajen juntas para el crecimiento espiritual y salvación de
todas las personas con fe y conocedoras de Dios.
En medio de esta rica dotación de divina donación,
no es sorprendente que exista una realidad en la experiencia religiosa la
cual es inasaltable e incontrovertible. Esta respuesta de realidad de la experiencia religiosa es una dotación
cósmica que trasciende la razón, la filosofía, la ciencia y todos los demás
logros humanos. Mientras ella puede
ser confirmada y confortada para soportar los rigores de la lógica y la coherencia
sicológicas, las cuales demuestran lo razonable de la fe en la existencia
de Dios, uo para observar la evidencia científica de la simbiótica, sinérgica
y teleológica naturaleza del mundo material, estas son experiencias sicológicas
de segundo orden. Mediante la mente
la cual no tiene una experiencia directa de Dios, no existen pruebas intelectuales
convincentes para su existencia. Aquellas
mentes que han intuido esta presencia de realidad o fundamento de ser no necesitan
otra evidencia para ejercer la fe. La fe comienza desde donde el grano de mostaza
brota.
Si nosotros estamos para crecer como individuos
o como cultura necesitamos estar abiertos a la guía divina. Cada individualidad
va a través de diferentes etapas de crecimiento y desarrollo la cual requiere
la disciplina correctiva de la sabia sintonía espiritual. Cada nueva generación debería tener una renovada
declaración de la verdad sin tiempo del reino de Dios para facilitar una adecuación
creativa de cada nuevo problema de vida material, social y espiritual.
Nuestro Guía Interior a menudo puede contribuir con nuevas percepciones
espirituales a través de los canales de la imaginación controlada cuando tratamos
de descubrir la verdad y procuramos nosotros mismos estar libres de opiniones
preconcebidas y prejuicios de larga data.
Los conceptos teológicos estáticos son formulaciones
intelectuales que, sin la guía del poder espiritual, no pueden
alcanzar la profundidad motivacional para cambiar la vida o transformar
el comportamiento. Es el Espíritu el que aviva; solo una relación
espiritual vital con la fuente de toda la creatividad puede dar vida a esas
creencias
[2]
intelectualmente muertas.
A menos y hasta que el Espíritu divino refuerce estas formulaciones
de verdad, aquellos que las predican o enseñan son poco más que cacatúas intelectuales
y matasellos de autoridad y tradición.
Debemos aprender a dejar de lado nuestras rutinas
vocacionales e institucionales de la lucha diaria por vivir, para refrescar
el alma, inspirar la mente y renovar el espíritu a través de la oración y
la adoración. La oración y la adoración
son complementarias. La oración es
un elemento que concierne al autointerés o a lo personal-social; pero puede
conducir a la adoración. La adoración
es la contemplación de Dios, es autoolvido y un fin en sí mismo. Es la parte que se identifica con el todo.
La adoración es el más grande privilegio y la actividad más creativa
de la humanidad. Inspira el servicio y es la base de las más
gozosas experiencias de los seres humanos.
Esta adoración sicológica e identificación con la Fuente de todas las
cosas y seres, estimula el crecimiento del alma, estabiliza la mente e integra
la personalidad.
La oración es amistad con Dios la cual expande
la percepción. Es, a la vez, una sana
práctica sicológica que aumenta la autorealización y una técnica espiritual
efectiva que expande el alma. La búsqueda
de guía divina no es un substituto para la ingenuidad humana y la acción ni
tampoco una vía de escape para las dificultades de la vida, sino que es un
medio para el reforzamiento espiritual-mental para enfrentar los conflictos
y sufrimientos de una forma significativa y con coraje. La oración no cambia a Dios, pero puede alterar
a la persona que ora y aumenta de manera significativa la capacidad receptiva
del alma. Es una metodología espiritual-mental
para cambiar aquello que es en lo que debe ser.
La oración inmadura intenta pedir o ajustar
a Dios por la salud, riqueza, poder o preferencia. La oración, sin embargo, no puede ser usada para alterar las leyes
universales. Nosotros deberíamos orar
por la guía divina para resolver los problemas humanos, no por alguna solución
cósmica o milagrosa. Nuestro nivel
espiritual se revela por la naturaleza de nuestras preocupaciones y peticiones.
Las palabras no son importantes en la oración; Dios responde a las
actitudes verdaderas y sinceras de la mente y el alma.
Para orar de manera efectiva debemos enfrentar
la realidad honesta e inteligentemente, intentando resolver los problemas
de forma creativa a través de la guía espiritual con los recursos que disponemos,
estando dedicados a hacer la voluntad de Dios y teniendo una fe viviente.
Nuestra hermandad con Dios debería ser desinteresada, identificada
con y amante de todos sus hijos. Debemos ser honestos y sinceros y ver que nuestras
aspiraciones y súplicas sean armónicas con nuestras más altas percepciones
y mayor conocimiento. Y deberían ser
ofrecidas en completa sumisión a la sabia voluntad de Dios. Esta relación personal con Dios es indispensable
para el crecimiento espiritual y un gran recurso para un efectivo desarrollo
personal y paz interior. Toda persona
que conoce a Dios nunca está sola aún cuando esté aislada de alguna asociación
humana.
Las oraciones son respondidas de acuerdo al
grado de contenido, intención o sabiduría espiritual. Las peticiones egoístas o materialistas no entran en los circuitos
espirituales, son como "el bronce que resuena o los címbalos que tañen".
Ellos pueden, sin embargo, dar confort y esperanza a la persona que
ora e incrementar el potencial de crecimiento espiritual.
La mayoría de los cambios que se efectúan debido a la oración y la
adoración ocurren en un nivel inconsciente y llegan a ser operativos en nuestras
vidas a través de la acción y el servicio.
La guía del espíritu Interior es tan benigna, sutil y no impositiva,
tan incorporada a las cosas ordinarias de la vida, que nosotros subjetivamente
no podemos darnos cuenta cuándo nuestras inclinaciones tienen su origen en
nuestras necesidades emotivas subconscientes o nuestra guía espiritual superconsciente.
Los fuertes sentimientos emotivos no son un
claro signo de la guía de nuestro Espíritu Interior. El intenso deseo afectivo es una expresión característica de las
necesidades subconscientes compulsivas. Tampoco
deberíamos confundir consciencia con la guía divina. La consciencia es el producto sicológico de
nuestro entrenamiento y condicionamiento social. Probablemente, el mayor peligro al evaluar la experiencia interior
es confundir los estados síquicos y místicos, en los cuales oímos voces o
vemos visiones, con revelaciones o comunicaciones divinas. Tales experiencias son muy emotivas pero pueden
originarse de episodios síquicos o incluso sicóticos. La experiencia subjetiva que no es examinada
y evaluada de forma crítica a menudo da como resultado movimientos radicales
o fanatismo religioso.
Aquellos que son conscientes de la capacidad
de autodecepción de la mente humana probablemente no dirán "Dios me ha
dicho…". Toda guía interior debe
ser cuidadosamente evaluada antes de asumir esta dirección espiritual. Es menos peligroso ignorar o evitar la guía
divina asumiendo que dicha dirección interior son sólo nuestras propias inclinaciones
personales que confundir nuestras ideas y deseos humanos con la voluntad de
Dios.
Nuestra orientación interior debería ser probada
frente a estándares objetivos así como frente a una evaluación subjetiva.
¿Está en armonía con los más elevados valores o pensamientos de la
cultura humana? ¿Este camino de vida choca con los hechos científicos verificables?
¿Qué opinan las personas a quienes yo más respeto? ¿Cómo afectan el tiempo
y la experiencia a esta guía o sentido de misión? Después de que estamos seguros
que la idea o acción que estamos contemplando es buena y consistente con lo
más elevado y mejor que sabemos, es tiempo de hacer la validación experiencial
-necesitamos actuar.
¿Qué tipo de retroalimentación nos da la experiencia?
¿Esta forma de vida ciñe la salud y mejora nuestras funciones mentales? ¿Promueve
el amor y la unidad o instiga el miedo, la ira y la desarmonía?
Si nuestro servicio o ministerio despierta el miedo y el conflicto,
¿se asocia con la frustración y el dolor del crecimiento o con el inherente
sufrimiento de la destrucción y el mal? ¿Mejora nuestra apreciación de la
verdad, belleza y bondad? ¿Este estilo de vida y de fe aumenta nuestra
conciencia de Dios y conduce a la cercanía con Dios?
La experiencia nos da información y sabiduría
que el pensamiento y la teoría por sí solas no pueden revelar. Con esta prueba de nuestros "conductores
interiores" mediante el pensamiento y la acción tomamos decisiones y
ajusta nuestras vidas. Luego deberíamos
vivir con la profunda convicción de que estamos percibiendo la voluntad de
Dios con la mejor de nuestras habilidades al estar esforzándonos por seguir
lo más elevado y lo mejor de lo que sabemos. Es el balance que caracteriza a la sabiduría
espiritual. A medida que nuestras
personalidades logran la simetría de la unificación balanceada de poderes
físicos, mentales y espirituales, las mayores fuentes de luz y verdad pueden
ser disponibles a nosotros.
Nuestros recursos espirituales tienen un potencial
ilimitado de proveernos de guía y de ceñir nuestras vidas. El propósito divino de la vida humana es desplegar
nuestras almas hasta que tengamos potencial de sobrevivencia y podamos resucitar
en un mayor nivel universal, donde nuestra educación espiritual más avanzada
comenzará. Aquellos quienes viven
están dirigidos por un sentido de llamado, aún ahora teniendo una calidad
trascendental para sus carreras mortales. A medida que nos esforzamos por actualizar
el plan del Espíritu Interior en nuestras vidas, nuestros empeños son aumentados
y ennoblecidos por esta sociedad humana-divina. Los límites del potencial humano son expandidos
cuando nos unimos con el propósito divino. Cuando dedicamos todo lo que tenemos al servicio de Dios, nuestra
humanidad emerge con posibilidades divinas.
Resumen
El poder de la sicología espiritual es el triple
abrazo ministerial de la Trinidad. Es
invencible y completo. El Espíritu
vivifica, renueva y transforma. Nada
puede sustituir a la experiencia directa de Dios, que es inescapable e incontrovertible
trascendiendo la razón, la filosofía y la ciencia.
La oración es una práctica sicológica, la cual ciñe la vida y expande
el alma. La guía interior, sin embargo, debería evaluarla a fondo para confirmar
su calidad espiritual. La adoración
es la identificación con Dios-Ultimo Verdad, Belleza y Bondad, es la actividad
creativa más elevada de los seres humanos.
* * *
Las formas básicas de realidad universal -materia,
mente y espíritu- son experimentadas en las formas cognitivas de cosas, significados
y valores y son elevadas por las disciplinas de la ciencia, filosofía y religión.
La colección y acumulación de los hechos del conocimiento toma lugar
al nivel científico de la actividad intelectual.
El estudio de las relaciones, significados y la validación del conocimiento
es una función filosófica la cual aumenta la sabiduría.
La experiencia de la realidad espiritual de verdad, la propia dedicación
a seguir la guía Espiritual Interior, viviendo la fe y produciendo la belleza
y bondad de los frutos del espíritu nacen en la práctica de la religión. La existencia humana involucra el uso de la
razón y de la sabiduría para integrar hecho, verdad y fe en la experiencia.
La calidad de nuestras vidas esta determinada en gran parte por la
exactitud de nuestros hechos científicos, la coherencia de nuestra percepción
filosófica y nuestros valores religiosos.
Fuentes y Tipos de Conocimiento
Tenemos tres fuentes básicas de conocimiento:
la percepción del mundo natural, la información inherente en la naturaleza
de la mente humana o conciencia y la percepción de valor. Esta triple base de conocimiento esta interrelacionada
en extrema complejidad. Cualquier
comprensión de la experiencia que no tome en consideración todas estas fuentes
de conocimiento, invariablemente estará distorsionada. El crecimiento espiritual esta relacionado
con la expansión mental producida por las fuentes del conocimiento. El progreso religioso es estimulado por el
ejercicio de la curiosidad y el amor a la aventura, la coordinación de las
habilidades de autorealización y un sentido de humildad que motive el hambre
por el conocimiento y la sabiduría.
El contenido de la mente humana es en gran medida
el resultado de nuestra percepción del mundo físico. Como seres materiales se tienen cinco sentidos
básicos que entregan formas de sensación fisiológicas que junto con las mentes
que operan a través de los cerebros materiales, centran el grueso de nuestras
experiencias alrededor del conocimiento empírico. Esta información tangible tiene la ventaja
de ser objetiva, siendo verificable y se presta a sí misma para ser cuantificable.
La ciencia está enraizada en nuestra percepción empírica.
La ciencia, sin embargo, es defectuosa debido a las limitaciones de
la realidad material; por esta razón, es posible estar empíricamente correcto
en nuestra observación del hecho pero estar errado en nuestro juicio de verdad.
La naturaleza y cualidad de nuestras mentes
determina la forma y limitaciones de la percepción empírica y espiritual. Las características inherentes de la mente
humana designan los modelos y categorías mediante los cuales la información
sensible es ordenada y organizada y la calidad de realidad de nuestras percepciones
de valor. Aquellas auténticas y verificables
capacidades cognitivas que poseemos en virtud de la naturaleza de la mente
humana son conocidas como habilidades racionales. Algunos tipos de pensamiento racional son relativamente
independientes de las formas específicas de percepción empírica.
Cada conocimiento racional inherente es denominado como percepción
noética o a priori. Una de las categorías de conocimiento a priori,
por ejemplo, es la "ley de la no contradicción". La cual señala que dos proposiciones contradictorias
no pueden ser ambas verdad.
La percepción racional tiene la ventaja de ser
aplicable tanto al conocimiento espiritual como empírico. Enlaza e integra hechos y valores en la experiencia.
Las matemáticas, la lógica y la razón son herramientas útiles de la
ciencia y la religión. Sin embargo, el conocimiento racional por sí
mismo tiende a terminar en abstracciones estériles o cristalizadas de conceptos
estáticos, los cuales a menudo dificultan el progreso humano. Sus teorías y dogmas rígidos y circunscritos,
usualmente, tienen una limitada correlación con las realidades del vivir material
y espiritual. Solamente como observaciones
empíricas se hacen relevantes a los problemas existenciales y juicios de valor,
dirigiéndose hacia los grandes objetivos de la existencia humana que hacen
que el conocimiento racional logre su más alta expresión.
La percepción de valor determina en gran medida
la calidad y los objetivos de la vida humana. Nuestra percepción de la verdad, belleza y bondad contribuye a la
dimensión espiritual de la vida. Solo
cuando nuestra comprensión del objetivo o hecho es el producto de la interacción
mente-materia, entonces nuestra percepción de valor es el resultado de la
interacción mente-espíritu. Los aspectos
más profundos del conocimiento de valor, al igual que el mundo atómico de
la materia, debe ser estudiado por inferencia ya que nuestra conciencia directa
de la realidad espiritual es extremadamente limitada.
Los creativos, las personas que se actualiza
espiritualmente, parecen tener una percepción de valor superior la cual tiene
la ventaja de percibir factores claves en nuestra experiencia racional-empírica
y relacionarlas en formas que traen los bienes óptimos para la vida humana.
El conocimiento espiritual en sí mismo, por otro lado, esta sujeto
a la distorsión y la ilusión. El conocimiento objetivo y subjetivo es falible.
Debemos evaluar constantemente nuestras percepciones de valor mediante
el análisis racional y la experiencia empírica.
Los valores verdaderos nunca son irracionales ni están en desarmonía
con los hechos científicos, aunque ellos usualmente transcienden el pensamiento
racional y la evidencia empírica.
Es importante recordar que todas nuestras fuentes
de conocimiento son interdependientes. La
sola mirada materialista científica, racionalista material y místico religiosa
son incapaces de visualizar correcta y comprender adecuadamente la profundidad
de la realidad espiritual. La verdad
puede ser deficiente debido a su asociación con la ciencia distorsionada o
la teología obsoleta, pero no se invalida. Puede guiar a la experiencia humana aún cuando
se asocie a hechos inexactos y pensamientos erróneos. Cuando la ciencia y la religión comiencen a
ser menos estrechas y dogmáticas, la filosofía podrá lograr una mayor comprensión
unificada del universo. Cuando el
hecho, verdad y valor son holísticamente mejor comprendidos, grandes saltos
se pueden lograr en el crecimiento espiritual. En el desarrollo experiencial nosotros procedemos
normalmente desde los hechos, a los significados y, luego, a los valores.
De acuerdo con el énfasis jerárquico de la cultura humana, la ciencia
entrega caminos a la filosofía y la filosofía, eventualmente, reconoce la
prioridad de la experiencia espiritual y de la Realidad Espiritual.
Las limitaciones de la mente mortal y la naturaleza
desplegada de la realidad hacen relativo todo el conocimiento humano.
Cuando el cuerpo de conocimientos crece, la frontera de lo desconocido
tiene una expansión concomitante. La
verdad, en sí misma, es relativa y se expande, logrando nuevas expresiones
en cada generación y en cada persona. No
obstante, el conocimiento humano es generalmente digno de confianza. Cuando tomamos decisiones y tomamos acción
sobre la base de nuestra más confiable información, gradualmente adquirimos
sabiduría. Nuestro comportamiento
comienza a estar más y más en armonía con la realidad existencial.
Pruebas Comunes de Verdad.
Cientos de experiencias nos han dado varias
pruebas pragmáticas para descubrir la verdad y lo que guía nuestro comportamiento.
Uno de las más comunes es tomar decisiones sobre la base del sentimiento-intuición. Seguir las inclinaciones emocionales es característico
de la inmadurez. Los sentimientos,
demasiado a menudo, están determinados por la desinformación, las ilusiones
y los mecanismos de defensa con sus interminables formas de motivaciones irracionales
e inconscientes. El Espíritu Interior
hace contacto con nuestras vidas no a través de nuestros sentimientos y emociones,
sino en el más elevado reino de la superconciencia, el pensamiento espiritual.
Cuando quiera que nosotros, como individuos
sentimos miedo por nuestra conducta egocéntrica, a menudo nos retiramos a
la seguridad de las costumbres y modos
de nuestra sociedad. Aunque los grupos
de opinión tienden a ser más balanceados e inclusivos que nuestras inclinaciones
individuales, están sujetos a todas las distorsiones de la percepción selectiva,
las ilusiones emocionales y las suposiciones irracionales que caracterizan
las acciones y sentimientos individuales no críticos. Las costumbres y modos de la cultura, a pesar
de brindan estabilidad a la sociedad, son grandes barreras para el crecimiento
moral y espiritual, al igual que la ignorancia y el prejuicio individual.
Estas costumbres tradicionales logran una espuria validez a través
de la aprobación de las masas y, algunas veces, provocan atrocidades en el
nombre de la justicia social o religiosa.
Durante miles de años de proceso histórico,
las sociedades contemporáneas han experimentado inestabilidad, sufrimiento
de masas y crisis social. En estos
periodos críticos los líderes proféticos se han levantado apuntando a "la
sabiduría de los padres" como el camino para la recuperación y la prosperidad.
Estas piedras de toque de la antigüedad -las sagradas escrituras, las
palabras sabias de grandes líderes o los actos de valor de héroes martirizados-
comienzan a ser las directrices establecidas de la sociedad.
De este modo, la tradición y la autoridad se establecen a sí mismas
como los árbitros de todas las conductas y creencias.
La experiencia de los siglos es una excelente prueba del conocimiento
y los valores humanos. Con los años
la sociedad adquiere sabiduría. Pero
mucha de esta sabiduría esta asociada con aquello no esencial, con la ilusión
y el error. Las verdades, medias verdades,
conceptos errados y las formas culturales literales mediante las cuales ellas
son comunicadas son desesperadamente confusas.
Las situaciones actuales siempre contienen condiciones nuevas y únicas
en las cuales la sabiduría tradicional no es aplicable.
Debido a que no podemos volvernos expertos en
muchos campos, debemos depender de personas conocidas por su integridad para
aconsejarnos en la mayoría de las etapas de la vida. Por esta razón, la autoridad es la pragmática prueba de verdad más
ampliamente aceptada por la sociedad. El
uso de opiniones expertas comienza a ser muy generalizada en una sociedad
compleja, donde la mente convencional supone que la autoridad es un criterio
adecuado de verdad. Esta suposición
es obviamente falsa. Aún cuando los
expertos nos entregan la más confiable información disponible, la perspectiva
individual siempre percibirá que el juicio dado no es verdadero no debido
a que una autoridad lo declare como verdadero, sino a que ellos están referidos
a fuentes de validación que otras personas adecuadamente entrenadas confirmarían.
Cuando la base social válida para el uso de
opinión experta es olvidada o dejada de lado, aparece el autoritarismo. Este fanatismo intelectual paraliza el crecimiento
de todos los campos del conocimiento. La historia de todas las disciplinas académicas demuestra a menudo
que la única manera en que nuevas ideas o descubrimientos son aceptados es
cuando las viajes autoridades o expertos mueren. Es una paradoja irónica de la vida que la autoridad, mientras es
la más útil prueba para el conocimiento confiable, cuando es corrompida por
el autoritarismo es una posición que reemplaza grandemente a un criterio filosófico
adecuado de verdad. Depender del uso
de la tradición y la autoridad es una debilidad común de las mentes conservadoras.
El autoritarismo religioso es uno de los mayores
impedimentos para el crecimiento espiritual. Existe una gran tentación en las instituciones religiosas de sustituir
hechos históricos y autoridad sectaria por verdad espiritual en sus teologías.
Los religiosos pragmáticos y celosos traducen elevadas verdades espirituales
en reglas específicas para vivir, cuyo formato legalista es el cumplimiento
de la verdad y poder espiritual que inspira su formulación.
La comprensión de la verdad libera de todas las reglas legalistas esclavizantes
y nos da la bienvenida a la libertad suprema del vivir con principios espirituales.
Pruebas Rigurosas de Verdad
Existen tres aproximaciones a evaluaciones rigurosas
de validez de hechos, significados y valores: el método científico de validez
de hecho, el método filosófico de validez de coherencia y el método religioso
de verdad intuitiva. Estas tres pruebas
utilizan todas las fuentes de conocimiento, pero cada una de ellas enfatiza
una de las facetas de la realidad.
Los principales pasos del método científico
son: observación, hipótesis, diseño experimental, experimentación, evaluación
y verificación. Es intersensorial
e intersubjetivo; la objetividad es de importancia fundamental. El aspecto de observación del método científico
es la raíz de nuestros potenciales de percepción empírica.
Los procedimientos racionales de deducción e
inducción son importantes herramientas científicas. La simple correlación, la habilidad para trabajar o la asociación
no son criterios adecuados para establecer relaciones causa efecto. El pensamiento racional es básico en las áreas
de diseño experimental, control y evaluación. La percepción de valor determina grandemente el área que es investigada
y la percepción creativa es en primer lugar responsable de la naturaleza de
la hipótesis proyectada. La percepción
de valor juega también un papel significativo en la evaluación de la evidencia
experimental. Todas las fuentes de
conocimiento y las capacidades usadas por los científicos funcionan adecuadamente
solo en una unidad holística compuesta. Debido al objetivo natural del método científico,
existen generalmente coherencia en sus resultados.
Una prueba de validez de mayor comprensión es
provista por el método filosófico de coherencia en la evaluación de significados.
El método de coherencia es dialéctico pero es un proceso razonable
enraizado en las tres fuentes primarias de conocimiento sensible.
El filósofo considera todo nuestro conocimiento científico-empírico
pero no identifica la validez solamente con los hechos científicos. Los filósofos usan las formas más elevadas
de pensamiento racional, pero no confunden autenticidad con simple validez
lógica. El método coherente usa nuestra
total capacidad de pensamiento creativo y comprensión de valor pero no iguala
la simple veracidad con la percepción intuitiva o mística. Nuestra más elevada sabiduría filosófica se
logra cuando nuestro completo conocimiento es pesado y evaluado en un proceso
dialéctico que termina en decisiones relevantes. El método filosófico no entrega uniformidad de opinión porque la
mente y la experiencia de las personas son diferentes y además su peso relativo
esta dado por las fuentes básicas de conocimiento. A pesar de todo, existe la tendencia a haber uniformidad en las
respuestas filosóficas debido a que las fuentes de conocimiento y las disciplinas
cognitivas comunes son reconocidas y usadas.
La última aproximación humana a la realidad
es el método religioso de verdad intuitiva.
Aquellos que tienen hambre de conocimiento y crecimiento espiritual
buscarán la verdad y la guía divina (Realidad Ultima). El conocimiento es una adquisición mental,
la cual tiene las restricciones de la experiencia finita; la verdad es una
percepción de realidad espiritual que trasciende las limitaciones intelectuales.
La percepción de verdad del alma refuerza el razonamiento filosófico.
La sensibilidad espiritual intuitiva crea visiones de verdad que la
fe guía y transforma en realidades vivientes.
La verdad es dominante en la mente con dote espiritual. Sobre y debajo de los hechos y razones que
gobiernan nuestras vidas diarias, intuimos chispazos de realidad espiritual
y valores supremos. Nuestra experiencia
no ética de verdad, belleza y verdad es superior a todo otro conocimiento
al direccionar nuestras vidas. Es
la base sobre la cual la fe se establece y desarrolla.
Es experiencia personal con la Verdad, el Camino y la Vida.
Los seres humanos, sin embargo, no tienen vías
inefables para distinguir entre la verdad intuitiva y otras formas de conocimiento
y dirección interior; por esto, todos nuestros sentimientos, actitudes y acciones
deberían ser revisados y verificados mediante el razonamiento filosófico coherente
y los hechos científicos. La prueba final de verdad es la experiencia. Cuando la experiencia construye la fe en las
bases espirituales del universo, somos capaces de enfrentar la derrota, el
sufrimiento y el futuro desconocido con coraje y gran confianza.
La verdad es realidad espiritual viviente y
dinámica. Trasciende el conocimiento
y a otros niveles puramente materiales de realidad. La verdad no puede ser capturada o definida mediante palabras pero
puede ser conocida a través de la experiencia de vida. Debido a que los seres humanos tienen un espíritu
interior, podemos conocer la verdad, vivir la verdad, experimentar el crecimiento
de la verdad en el alma y disfrutar su influencia liberadora sobre la mente;
pero no podemos ser prisioneros de credos, dogmas o teologías. La verdad puede ser transmitida de persona
a persona mediante la comunicación interpersonal; pero cuando intentamos colocar
a la verdad viviente en formas estáticas e impersonales como la palabra escrita
o impresa, que son materiales por naturaleza, se rebaja al nivel intelectual
de sabiduría o conocimiento humano. Así
la verdad es transformada de poder espiritual viviente en sombra intelectual
material. Solo la verdad muerta puede
ser capturada en conceptos teológicos. Mediante
esta camino la experiencia religiosa es reducida a filosofía religiosa.
Es posible para una persona leer esta verdad
estática o muerta para luego asimilarla al nivel de conocimiento intelectual
o transformarla nuevamente mediante la experiencia en poder espiritual de verdad viviente. Tanto el conocimiento como la verdad tienen lugar en la vida humana;
ellas son complementarias. Los médicos,
sin embargo, no confunden a los seres humanos vivos con la naturaleza estática
de los cadáveres. De la misma forma,
los religiosos no deberían igualar las fórmulas muertas de la teología con
el poder viviente de la verdad. Pero así como la práctica de la medicina es ayudada grandemente por
la disección de los cadáveres, el estudio analítico de las formas estáticas
de verdad de la teología puede ser de inmenso valor para la práctica viviente
de la religión.
Existen dos formas básicas de experiencia religiosa.
Aquellas actividades religiosas basadas en el miedo, emoción, tradición,
instituciones construidas y teología que son funciones religiosas humanistas-intelectuales. Aquellas devociones religiosas centradas en
la experiencia personal y fraternidad con el Espíritu Interior del Padre Universal
y la actualización de los frutos del espíritu en el diario vivir que son expresiones
religiosas divino-espirituales. La religión intelectual esta dominada por un conocimiento indirecto
de Dios, creencias teológicas y servicio institucional. La religión espiritual esta motivada por una
experiencia directa de Dios, la fe viviente y el servicio a la humanidad,
donde quiera que se esté y una incesante preocupación por encontrarlo por
uno mismo. El primero enfatiza la
intelectualización o indoctrinamiento de las formas muertas de verdad, los
cuales han sido rebajados a aspectos de sabiduría o conocimiento humanos;
el segundo vive mediante la verdad espiritual que es dinámicamente espontánea
y creativa en su expresión en la personalidad humana. Todas las religiones planetarias son una mezcla de orientaciones
religiosas espirituales y humanas. Cada
individuo expresa una combinación única de estas formas de experiencia religiosa.
Resumen
La sicología espiritual está guiada y validada
por las fuentes básicas del conocimiento. Hechos, significados y valores están interrelacionados en la experiencia
humana. La falta al incluir alguna
de estas fuentes de la realidad, invariablemente, distorsiona el resultado
del pensamiento y la acción. El materialista,
el racionalista y el místico no comprenden la profundidad de la realidad universal.
Todo el conocimiento humano es relativo pero razonablemente dependiente.
Las pruebas comunes de verdad carecen de validez.
Las evaluaciones científicas, filosóficas y religiosas críticas son
todas necesarias e interdependientes. La
verdad tiene una calidad espiritual dinámica y viva la cual no puede ser atrapada
por el lenguaje impersonal y los credos.
La experiencia religiosa es una combinación de funciones intelectuales-humanísticas
y de experiencia divina-espiritual.
La sicología espiritual trabaja primariamente con experiencias espirituales
personales. Esta es la única experiencia religiosa con
una relación directa con la Realidad Ultima que tiene el poder de transformar
la vida y la sociedad.
* * *
La voluntad humana es la determinante clave
del destino mortal. Aunque la volición
finita esta limitada, nosotros tenemos suficiente libre voluntad para identificarnos
con los valores y modelar nuestra orientación y crecimiento.
Debido a la autolimitación de Dios, su Espíritu Interior esta siempre
subordinado a nuestra voluntad. Tenemos la oportunidad de identificarnos con
la realidad y sobrevivir nuestra experiencia mortal o disociarnos de la verdad,
la belleza y la bondad y terminar nuestra existencia. Cuando nos dedicamos a seguir la voluntad de Dios, nos embarcamos
en la ruta de la salvación.
Una elección no es una entrega de la voluntad
pero sí un reconocimiento de la realidad.
Es una ilustración, una expansión y una glorificación de la voluntad
a través de nuestra más elevada percepción de verdad. Es una consagración de la voluntad de identificarse con el Espíritu
Interior de Dios. El crecimiento espiritual
involucra una progresiva identificación con Dios. El objetivo del destino mortal es el eventual
final y la completa sintonía de nuestra voluntad con la voluntad de Dios.
En ese momento de perfecta armonía existe una fusión, una unificación,
un enlace permanente de lo humano y lo divino.
Nuestra voluntad determina nuestras identidades
motivacionales y estos ideales consistentes modelan nuestro crecimiento y
logro. Cada decisión abre nuevas posibilidades
en la experiencia humana y una nueva capacidad para crecer.
El carácter se establece no solo mediante decisiones críticas sino
por el número, frecuencia y persistencia de las decisiones resultando en actitudes
y conductas constructivas consistentes. Nuestras
vidas son dirigidas no tanto por nuestras creencias teóricas o teológicas,
sino mediante nuestras determinaciones de juicio, decisiones y fe inmutable.
Las decisiones a medias no son realmente decisiones
del todo; ellas son pensamientos de anhelos. La sola devoción parcial a la verdad, la justicia
o la virtud es ineficaz o insuficiente para actualizar el crecimiento espiritual
personal. Solo las decisiones de corazón
y la consagración decisiva servirán como los catalizadores para dominar las
limitaciones de la naturaleza humana y desplegar los potenciales de personalidad
en la realidad del poder espiritual.
La vida es un proceso de llegar a ser. Lo importante no es donde estamos hoy, sino
la dirección en la cual vamos o miramos.
No podemos escapar de la responsabilidad de autodeterminación. Al seguir la línea de menor resistencia o al
equivocarse al tomar decisiones que alteren la vida son en sí mismo una decisión
latente, una anulación de la responsabilidad. Todo lo nuestro tiene un cierto grado de libertad
de acción, el cual podemos ejercitar. El
Espíritu Interior y las fuerzas espirituales del universo enseñarán y apuntarán
el camino cuando busquemos la guía, pero ellos nunca serán coercitivos en
la toma de decisiones. Se nos está
permitido seguir el camino de nuestras propias inclinaciones o elecciones.
La dirección del crecimiento de la personalidad
y el logro humano están colocados categóricamente en los potenciales de poder
de la voluntad humana. La gran aventura
de la existencia mortal es el tránsito desde la experiencia centrada en el
legado animal de la menta material del vivir hacia las dinámicas espirituales
de la percepción superconciente, la paz interior y gozo de la conciencia del
alma. Esta transformación es efectuada
por la fuerza creativa y constancia inmutable de nuestras decisiones personales
las que en esencia afirman: " Es mi voluntad que la tuya se haga".
Nuestras mentes tienen que transformar los valores del espíritu en
significados de inteligencia; y nuestra volición tienen el poder de actualizar,
concretar, estos signficados-valores en realidades vivientes.
La dirección y control de nuestra mente, nuestro
proceso de pensamiento, son básicos para la autodisciplina y el crecimiento
personal. El dominio de la mente es
uno de los más importantes de todos los logros humanos. Mediante la decisión de la voluntad, aceptamos
o rechazamos y dirigimos los pensamientos que nos vienen y por medio de estos
influenciamos el contenido de la conciencia y la calidad última de nuestras
mentes. La naturaleza de nuestras
conciencias, nuestros pensamientos, determina lo que seremos, nuestra calidad
de ser.
A través de la constancia y la disciplina repetida
de nuestros pensamientos, llevándolos en armonía con nuestros más elevados
conceptos de verdad, belleza y bondad, nosotros eventualmente condicionamos
y modelamos nuestros sentimientos a través de cambios graduales o a través
de la transformación inmediata de la percepción espiritual. La madurez emocional es una condición asociada
o prerequisito del crecimiento espiritual. Un cambio significativo, por esto, no puede lograrse por simple
fuerza de la voluntad. El crecimiento
siempre requiere tiempo y bases realistas.
Antes de poder dominar y redireccionar las conductas e incentivos de
nuestra más baja naturaleza animal, debemos, a través de las técnicas de la
voluntad y dirección mental, construir una apreciación e interés sólidos y
amor por esos valores espirituales que guiarán la más elevada e idealista
conducta que deseemos.
El placer es una experiencia humana legítima
y buena pero no es un fin en sí mismo. Esta
diseñado para acompañar y reforzar la realidad orientada a las actividades.
Pero la autogratificación puede ser fácilmente distorsionada hacia
objetivos egocentristas. El placer no disciplinado busca destruir al
individuo y a la sociedad. Necesitamos
dirigir nuestras energías y refrenar nuestra sensualidad. La más profunda hambre de nuestro auténtico
ser no puede ser satisfecha por los placeres físicos. El autocontrol severo e inteligente es el maestro facilitador de
la virtud humana y se logra mediante las directrices de la voluntad y el dominio
mental.
La voluntad es aquel aspecto de la mente que
permite a nuestra conciencia subjetiva aspirar a ser como Dios. Cuando nos empeñamos en armonizar nuestra voluntad
con la voluntad del Padre Universal, estamos psicológicamente en el reino
de Dios. Por este motivo es tan importante.
Cuando nuestras motivaciones no son tan puras, racionalizaciones sutiles
nos conducen falsamente hacia el camino de la falacia y el mal. La moralidad de alguna acción o decisión esta determinada por sus
motivos. Cuando nuestra intención
es ser leal con la más elevada verdad que conozcamos, la voluntad de Dios
tal como la entendemos, nuestro comportamiento es ético. Las equivocaciones que cometamos son errores de la mente pero no
del corazón.
A medida que crecemos espiritualmente los placeres
de la verdad, la belleza y el servicio comienzan a dominar en nuestras vidas.
La realidad espiritual guía y modela nuestra personalidad toda a través
de la mediación de la mente. El dominio mental es un lento pero seguro proceso
cuando nos dedicamos a seguir al Espíritu Interior. A través del dominio cognitivo espiritual nuestras
mentes son integradas y balanceadas. Experimentamos
el poder curativo interior de la fe y todas nuestras actividades son más efectivas.
La honradez y la responsabilidad caracterizan nuestras relaciones. Nuestra dedicación de voluntad y transformación
mental desarrollan nuestra alma. Aquellos que han nacido de este modo del espíritu son indomables;
son desafiados por las dificultades, estimulados por lo desconocido y vigorizados
por la oposición.
Resumen
Los determinantes más grandes, los timones de
la sicología espiritual son las decisiones voluntarias y el dominio mental.
No podemos escapar de la responsabilidad de la autodeterminación.
Nuestras decisiones voluntarias establecen nuestros objetivos y propósitos,
el control y dominio de nuestras mentes modelan las fuentes y poderes disponibles
para el logro de nuestros objetivos. Las bases espirituales deben estar construidas
antes que los impulsos, directrices y emociones puedan ser dirigidos y los
logros específicos sean posibles. Los esfuerzos a medias son inviables, sólo las decisiones de corazón
y firmes consagraciones pueden notificar a las fuentes espirituales para el
crecimiento del alma. Tal carácter
nacido del espíritu es el dominador del mundo material.
* * *
El pensamiento y la emoción están cercanamente
relacionados. Es posible mediante
la emoción dominar el pensamiento y mediante el pensamiento controlar la emoción.
A través del proceso de dominio mental, nosotros determinamos las emociones
primarias que matizan y energizan nuestras conciencias.
Las emociones negativas como miedo, ansiedad y duda están usualmente
asociadas con necesidades deficientes y las emociones positivas como optimismo,
gozo y amor tienden a acompañar necesidades creativas y autoactualizadoras. Todas nuestras emociones ocurren en nuestra
lucha por sobrevivir y crecer, pero los aspectos más constructivos de la vida
son promovidos por las emociones positivas.
El Espíritu Interior alimenta el dominio de las emociones autoactualizadoras,
las más grandes de ellas son fe, coraje y amor.
La Fe
La fe es la actividad cognitiva-afectiva fundamental
que actualiza el crecimiento espiritual. Va más allá del conocimiento empírico, sin embargo, está enraizada
en la experiencia de la realidad directa. La fe es espiritual, creativa y dinámica. Es la esencia de la imaginación y aspiración
creativa espiritualizada. La creencia
es intelectual por naturaleza y es estática, exclusiva y confinada. La fe envuelve y libera; la creencia tiende
a fijar y esclavizar. La creencia
puede estar encapsulada en palabras, conceptos y dogmas. La fe trasciende los conceptos y las definiciones; es experimentada
y vivida. La fe debe ser personal
y estar originada en el interior. La
creencia es sólo una aceptación intelectual de ciertos conceptos teológico-culturales
que, usualmente son perpetuados como posesiones del grupo.
La creencia es transformada al nivel espiritual
de la fe, cuando llega a ser la motivación básica de nuestras vidas y determina
la forma en que vivimos. La fe no
abandona la inteligencia y la razón, tampoco teme el examen crítico. Es confirmada en nuestros más confiables hechos,
los más elevados significados y los valores últimos. La fe, sin embargo, no depende del conocimiento
del mundo, de la sabiduría humana o de lo sofisticado de la cultura social;
puede guiar y sostener al más humilde e inculto de los seres humanos.
La fe tiene la cualidad de la certeza espiritual.
Nos libera del miedo, la ansiedad y los conflictos que invalidan.
Aquellos que están seguros de la finalidad no son intimidados por lo
contemporáneo. Si tenemos fe viviente
no somos abatimos por la desilusión, el miedo, la injusticia o el sufrimiento.
Vemos más allá de las limitaciones y condiciones actuales y sabemos
que el Espíritu Interior de Dios no solo nos sostendrá en cualquier cosa que
pueda suceder, sino que la guía creativa del Padre nos traerá reacciones y
experiencias constructivas y positivas fuera de los eventos terribles y trágicos
de la existencia mortal. Aquellos
que saben hijas e hijos de Dios no permiten que las dificultades materiales
los detengan en su camino de crecimiento del alma y el desarrollo espiritual.
El Coraje
El coraje es la partida, la actitud valerosa
de aquellos que quieren apelar a los potenciales de sus recursos para enfrentar
los problemas y los desafíos de la vida.
Es una dote natural de la mente de la creatura. Ya que todo crecimiento involucra dolor y sufrimiento,
el coraje es un requisito elemental para el desarrollo y el aprendizaje.
Las nuevas percepciones y significados llegan
a aclararse solo mediante el estrés y el conflicto. Aquellos que no tienen el coraje de ser, de actualizar sus potencialidades,
mantendrán su emotividad, intelecto y espíritu disminuidos. La ayuda espiritual no llega a aquellos que
se niegan a tomar acción con los potenciales de sus propias habilidades. No crecemos hasta no sobreponernos a la indolencia,
la evasión, los esfuerzos a medias y la tendencia a seguir el camino de menor
resistencia. Nuestras habilidades
y capacidades crecen cuando tenemos el coraje de empujarnos a nosotros mismos
hasta el límite. Ningún logro importante
y verdadero es fácil. Algunos de nuestros
más grandes fracasos ocasionalmente llegan a ser la fuente de nuestras más
grandes bendiciones experienciales. La frustración, el estrés y las tribulaciones
son las llamas templadas de la experiencia que producen un carácter fuerte.
El coraje, por otro lado, puede llegar a ser
distorsionado por el orgullo y el egotismo cuando no esta condicionado por
la fe, la sabiduría y el amor. La
discreción es a menudo la mejor parte del valor. El desarrollo es un proceso evolutivo que requiere que se establezcan
bases de experiencia sólidas antes que nuevas y más grandes responsabilidades
sean emprendidas de forma segura. Uno
de los mejores antídotos para calmar nuestras ilusiones de autoimportancia
y orgullo es un sano sentido del humor.
La más elevada forma de coraje es la espiritual.
Esta fortaleza nace con nuestra identificación con la Realidad Ultima.
La confianza y la autoestima son los privilegios de los hijos de Dios.
Cuando nos vemos a nosotros mismos como hijos e hijas del Creador,
logramos que las fuerzas del universo estén de nuestro lado.
Cuando nos identificamos con los valores universales últimos, estamos
seguros que las acciones inspiradas por estas realidades espirituales eventualmente
prevalecerán.
El coraje es la actitud espiritual personal
que afirma y proclama aquellos hechos y valores por los cuales vivimos. Establece grandemente la seguridad y la medida
de nuestro crecimiento espiritual y del logro del carácter. El coraje nos permite continuar en presencia
de la frustración y del error, para vivir con esperanza y confianza frente
a los aparentemente insolubles problemas humanos, y lo logramos aún cuando
las estructuras de la civilización se desplomen ya que existe una fortaleza
interior para el alma que es imbatible. Cuando
empujamos los límites de nuestros
propios recursos y capacidades, el coraje iluminado espiritualmente nos llama
aún si pensamos que no somos capaces, aquello que vive en nosotros que puede
y que vendrá en nuestro apoyo. El coraje es la esencia de la vida espiritual
victoriosa.
El Amor
El amor determina la calidad y efectividad de
la vida espiritual. Es la actitud
espiritual maestra que actúa como un catalizador sinérgico e integra todas
las cualidades espirituales de la personalidad humana. El amor engrandece y unifica el poder del alma y es nuestra más
cercana aproximación a la actitud Divina.
Es la realidad suprema del universo, la guía que más ayuda a percibir
la verdad y la más elevada relación entre y en medio de las personalidades.
En el nivel material, el amor parece ser un
método ingenuo y no realista para lograr objetivos políticos o para establecer
la justicia social. La fuerza bruta
y el poder material lograrán determinados eventos en el nivel físico de la
existencia. Por esta razón los individuos
y sociedades inmaduras espiritualmente deben ser regulados y controlados por
el poder físico. Pero mientras la
civilización se desarrolla, aquellos que tienen la visión y el coraje de sacrificar
el privilegio, y aún la vida, en actos de amor a la verdad y la justicia lentamente
cambia el polo de poder en medio de las personas y las naciones.
La realidad espiritual a través de la medicación
de la influencia espiritual gradualmente comienza a dominar sobre el poder
material. Es el camino del amor, el
poder espiritual cardinal, que triunfa en la vida del individuo y del planeta. Así como el principio de conservación de energía
regula el continuum físico, la ley
de la conservación de la bondad domina la realidad espiritual. Un acto de amor y bondad nunca está totalmente
perdido. Porque en la supremacía de
la realidad espiritual, nuestras decisiones y acciones son potentes y eficaces
en proporción a la bondad, verdad y amor de nuestras motivaciones.
La ira es un índice de comportamiento y la medida
de nuestra falta de control y orientación espiritual. Usualmente las personas no desea estar enojada;
y cuando ellas no hacen cosas hirientes, ellas creen que son justificadas
sus acciones. Nuestra primera reacción
frente a las palabras o acciones de ira debería ser preguntarnos a nosotros
mismos, ¿dónde y porque se enojo esta persona? Si hacemos un esfuerzo por
averiguar los motivos más profundos, es fácil entender y amar.
Cuando vemos a otras personas como hijos del Padre Universal y las
amamos como personas, aún cuando no estemos de acuerdo con su comportamiento,
podemos perdonarlos.
El perdón, sin embargo, no releva a la persona
de sus responsabilidades por sus acciones. El amor en un mundo imperfecto es un aceptar incondicional del individuo
y una respuesta sabia y disciplinada del comportamiento individual.
La misericordia y la justicia deben ser consideradas.
El amor vigoroso no es fácil pero siempre es curativo y auxiliador. La más amante respuesta al comportamiento antisocial
y furioso es aquella acción que tiene la más alta probabilidad de estimular
el crecimiento personal y espiritual en el individuo y para el bien de la
sociedad. El Espíritu de la Verdad
siempre nos conduce a expresiones de amor más sabias y efectivas. La actualización del amor debe ser redefinida
sobre niveles sucesivos de crecimiento espiritual, así nuestro conocimiento
material y percepción de verdad son mejorados.
El fermento que resulta del amor es sorprendente
y las revelaciones paradójicas. Cuando
las personas saben que son amadas, ocurren cosas que no podíamos predecir
o creer. El amor es la atmósfera en
la cual los frutos del espíritu florecen; nos libera de la necesidad de cubiertas
protectoras o defensivas de superficialidad. El Espíritu Interior de Dios nos conducirá
de la reverencia primitiva nacida del miedo a la experiencia madura espiritualmente
del amor. La grandeza humana consiste
en una vida permeada y dominada por el amor y motivada por un deseo de vivir
la verdad de la voluntad de Dios. Así una persona que mirará a la injusticia con acción positiva,
enfrentará el filo de la violencia mediante la paciencia y el amor y luchará
por sobreponerse al mal mediante el bien.
Resumen
Fe, coraje y amor son las emociones autoactualizadas
dominantes de la sicología espiritual. Fe es una actitud espiritual la cual es dinámica
y ciñe a la vida. Creer es una posición
intelectual la cual es estática y no afectada por el poder espiritual.
La fe trae seguridad espiritual y nos libra del temor, ansiedad y el
agobiante conflicto. El coraje es confianza autoafirmativa y universal
que nace de todo crecimiento y aprendizaje. El amor es la actitud espiritual que todo lo abraza, la cual actúa
como catalizador sinergético de las emociones autoactualizadas y motivaciones
de la personalidad humana. Es nuestra
más cercana aproximación a una conducta parecida a la de Dios y la más poderosa
fuerza espiritual en el universo. La sicología espiritual vive estos actualizadores emocionales de
crecimiento espiritual.
* * *
No existe sustituto para la experiencia en la
vida; nada puede reemplazar a la relación directa con la realidad. Aunque los parámetros del potencial humano
están grandemente determinados por la herencia biológica, el nivel y la calidad
del logro real está determinado por nuestra respuesta a las vicisitudes de
la vida. La experiencia es el continuum de realidad de la existencia
mortal. Aquí confrontamos las determinantes
del destino. A pesar de saber que
estamos inmersos en las restricciones físicas de la vida, nuestra conciencia
de las realidades espirituales es el más significativo formador de la aventura
mortal. Dios es la más grande de todas
las experiencias mortales. Somos hijos
del Padre Universal, quien ha ordenado que nuestro crecimiento espiritual
sea el producto de una sociedad divina-humana. A través de nuestra percepción de verdad, belleza
y bondad y decidiendo participar en la cocreación de nosotros mismos.
La experiencia es el capullo cósmico de la actualización del alma.
Podemos aprender mucho de la historia y de la
experiencia de otros; sin embargo, el profesor por excelencia es la experiencia.
Aprendemos mediante el involucramiento con las realidades físicas,
mentales y espirituales. El conocimiento directo y la sabiduría se adquieren
mediante la interacción con nuestro ambiente, con los seres humanos y con
Dios. Crecemos viviendo y haciendo.
El momento de crecimiento es la ley de la experiencia.
Cuando se sobrepone la inercia en alguna capacidad de desarrollo o
de aprendizaje, el crecimiento en dicha dirección aumenta debido a logros
anteriores y el crecimiento continuo comienza a incrementarse de manera espontánea. Cuando luchamos por sobreponernos a las tendencias
egoístas, comenzamos a preocuparnos por el bienestar de otros y experimentamos
una gran urgencia por amarlos. Esta
gravedad conductual se aplica a todas las formas de experiencia, incluyendo
nuestra decadencia. Cuando ocurre
un deterioro moral en concordancia con la motivación por el pecado y el mal,
lo más fácil es continuar este camino de autodestrucción.
Las relaciones de vida con la realidad no deberían
confundirse con la intelectualización, la imaginación o la fantasía.
La auténtica experiencia es involucramiento con la realidad física
y espiritual. Es una asociación directa con aspectos concretos del mundo material
y una relación personal y mental con
los valores de la realidad espiritual. Cuando la actividad mental pierde contacto con estas asociaciones
de realidad puede ser fácilmente subvertida por la distorsión y la ilusión.
Aquellos cuyas vidas están gobernadas por los
hechos y la verdad deben siempre distinguir lo real de lo teórico, el hecho
del sueño y la realidad de la ilusión. Vivir
es distinto a filosofar sobre la vida. La fe, que se fundamenta en la realidad espiritual, puede distinguirse
de la fantasía, la cual es el producto de la imaginación cognitiva, en que
la fe estimula la acción y el crecimiento; por el contrario, la fantasía es
un mecanismo de escape sicológico que nos lleva a vivir en un mundo irreal.
Vivir en el presente es la realidad orientada; hundirse en el pasado
o hacerse ilusiones anticipándose al futuro, mientras puede ayudarnos o refrescarnos,
es una invitación a evadirse de la realidad.
La retención de la verdad y el crecimiento espiritual
están relacionadas con la intensidad y la repetición de la experiencia.
La experiencia repetida es el camino seguro para asimilar el conocimiento
y la preparación ideal para reconocer la verdad.
Mientras la percepción se facilita al involucrarse con las crisis y
las tensiones, el crecimiento ocurre más creativamente en una atmósfera soportada
por el amor y la libertad. El crecimiento
espiritual no puede ser forzado u obligado; debe venir por sí mismo. Cuando tenemos hambre de verdad, justicia o
de relaciones amantes nos abrimos a los potenciales del crecimiento espiritual.
La religión se origina y esta centrada en la
experiencia de valor personal. Es
la respuesta total del individuo, incorporada en rituales de conducta y en
el estilo de vida, su comprensión de los valores últimos. Las ramificaciones sociales de la experiencia
religiosa y la institucionalización de la religión son manifestaciones secundarias
de la experiencia personal. Cuando una población completa es potenciada
por una relación directa con Dios, esa sociedad es irreprensiblemente creativa.
La religión auténtica inspira a la acción; la fe viviente debe hacer
algo acerca de los imperativos espirituales.
En una sociedad donde la gran mayoría de las personas vive una religión
indirecta, el bienestar público se reciente y el progreso se deteriora.
La experiencia religiosa verdadera es dinámica
y transformadora. La intelectualización
de la religión en credos, teologías y dogmas traduce la verdad espiritual
y la fe viviente en conocimiento humano estático con todas las deficiencias
y limitaciones del nivel material de la realidad. Por esto los profetas, quienes llaman a las
personas a renovar su relación con Dios, tienen un crecimiento espiritual
avanzado; mientras los teólogos, quienes intelectualizan la religión, junto
con los sacerdotes, quienes simbolizan y ritualizan la fe, tienen un desarrollo
religioso reprimido.
La experiencia religiosa, por esta razón, siempre
debería invalidar y dominar a la teología; a Dios se puede conocer solo mediante
las realidades de la experiencia, no mediante la instrucción de la mente.
La teología puede mejorar significativamente la fe de la experiencia
cuando ella sirve como la humilde criada de la religión, no como su soberbia,
oficiosa y ortodoxa juez y autoridad. Ningún
símbolo material o ritual debería ser sustituto para la experiencia de vida
con las realidades espirituales del reino de Dios.
Ellos pueden, sin embargo, hacer esta relación con Dios más verdadera
y facilitar la adoración cuando ellos no pretendan igualarse o confundirse
con esas realidades espirituales.
El requisito supremo de la religión es la experiencia
de los valores espirituales, no el pensamiento sobre conceptos teológicos
o teorías filosóficas. La habilidad
intelectual, mientras es muy útil para resolver problemas materiales y para
asistir al crecimiento espiritual, es una virtud de segunda clase cuando se
compara con los valores espirituales. El
orgullo del intelectualismo frecuentemente ciega a las personas académicas
a los límites de la educación formal. Una
madre amante puede ser capaz de dar la mejor ayuda educativa a sus hijos hasta
que ellos sean capaces de crecer y desarrollarse de una forma ideal, aún cuando
falle completamente en una prueba universitaria sobre sicología infantil.
En contraste, la más educada sicóloga infantil puede fracasar como
madre. El crecimiento espiritual nos permite mantener
en perspectiva los hechos y las verdades.
El objetivo espiritual de la religión es construir
el alma, la salvación. Esto es el
cumplimiento por establecer una relación viva, una sociedad, con Dios.
El reino de Dios en su naturaleza vertical es una relación individual,
amante y personal con Dios: en su naturaleza horizontal es servicio amante
a nuestros hermanos. Cuando el propósito de la religión es distorsionado
por el servicio a una institución religiosa o a alguna otra forma de totalitarismo
religioso, el humanismo o socialismo religioso reemplaza al reino espiritual
de Dios.
El crecimiento espiritual requiere una calidad
especial de experiencia religiosa. Demanda
persistencia evolutiva. Los seres
humanos comienzan la vida como bebés desvalidos con una herencia animal que
es grandemente reemplazada por el imperativo del crecimiento espiritual.
La dificultad, el dolor y sufrimiento, por esto, juegan un rol motivacional
significativo en nuestra maduración, puesto que no logramos un desarrollo
óptimo en un ambiente fácil. El carácter
y el desarrollo del alma involucran muchos aspectos en la rigurosa solución
del problema. No solamente son necesarios la repetición de
decisiones y el trabajo duro, sino que los penosos episodios educativos de
frustración, desilusión y error son contribuyentes indispensables para el
desarrollo de la integridad y la estima.
La madurez espiritual no es estar en contra
o desalentarse por oposición a los objetivos o metas espirituales. Cada problema los desafía a mayores esfuerzos
y los inspira para desarrollar estrategias más efectivas en la lucha.
Los triunfos Supremos en nuestras vidas y en el universo a través del
incesante incremento evolutivo. Persistencia,
más persistencia y persistencia Suprema es la senda para el logro material,
personal y espiritual.
Resumen
La sicología espiritual está enraizada en las
relaciones de realidad personal, no existe sustituto para la experiencia. La experiencia es el medio existencial y catalizador
de todo logro humano y el capullo cósmico de la actualización del alma.
Debemos aún distinguir la realidad viviente de la filosofía acerca
de la vida, la acción de la teoría y el hacer del sueño.
El crecimiento espiritual requiere persistencia evolucionaria. El carácter es el producto de luchas vigorosas, penosos conflictos,
determinación inflexible, fe permanente y acción progresiva.
* * *
Crecimiento y adaptación son los principios
de la sobrevivencia planetaria. Los
organismos se desarrollan o se degeneran.
Los seres humanos mejoran sus aptitudes físicas a través de los años
desde la juventud a la adultez y luego, lentamente, declinan a habilidades
fisiológicas. Nuestro desarrollo mental
y espiritual aunque se relacione con la competencia corporal, no comparte
estas limitaciones materiales. Para
cada uno el futuro esta abierto al crecimiento espiritual y la trascendencia
mortal. Las disciplinas sicológicas
de este camino son excitantes. Somos
libres de elegir entre los hechos, significados y valores. Mientras camina el peregrino humano algunas
veces es desviado por el mal, la violación ignorante o no sabida de la ley
universal; paralizado por el pecado, la desobediencia intencional y conocida
de la voluntad divina; o acabado por la iniquidad, una identificación completa
con la irrealidad, donde el individuo comete suicidio espiritual.
La mayoría de las personas crece con una limitada
conciencia de la dimensión espiritual de la existencia y un compromiso parcial
con los valores eternos. A medida
que la experiencia se incrementa descubrimos que nuestras elecciones y nuestras
actitudes mentales son básicas para todos los aspectos de la efectividad humana.
Aprendemos saltando obstáculos y resolviendo problemas mediante el
uso de nuestra mente. A través de la lealtad apelamos a los valores
y a la creación imaginativa para aprender a trascender las limitaciones de
nuestro ambiente. El dolor de las
experiencias nos enseña los límites del placer sensual y la satisfacción del
juego limpio y las relaciones amantes. Comenzamos
a adquirir conciencia de la importancia de un guía auténtico profundo en nosotros,
el cual se asocia usualmente con una realidad más allá de nosotros - Dios.
En un punto crítico de nuestras vidas el efecto culminante de estas
experiencias de valor nos conduce a un encuentro personal con la presencia
interior de Dios.
Cuando encomendamos nuestras vidas a nuestro
Padre Celestial, aún si pensamos que puede que no estemos totalmente conscientes
de esto, un suceso revolucionario ha ocurrido en nuestras almas y mentes.
Nuestro acto de dedicación volitiva y sumisión espiritual es un suceso
de transformación cognitiva que abre nuestras vidas a un nuevo nivel de crecimiento
y poder espiritual. Ninguna privación de oportunidad o de habilidad
puede detener esta aventura ascendente en el reino de Dios. En esta decisión voluntaria nosotros hemos
dado el paso crítico en la reorganización o consolidación y consagración sicológica
de todos nuestro valores, incentivos y motivación. Lo que la pura fuerza de voluntad razonable
y conocida no puede hacer, la fe, la percepción y la transformación mental
lo logran mediante el poder espiritual. Nos
libera de estar atrapados a las opciones y límites del nivel físico.
En esencia, hemos nacido de nuevo; es una dirección de destino de nuestra
propia elección. Tenemos una nueva identidad, la cual reconoce
completamente y acepta nuestra condición como hijos e hijas de Dios con todos
los privilegios y obligaciones que este derecho de nacimiento involucra.
Ahora debemos crecer en esta nueva o completamente
aceptada individualidad hacia una fuerza espiritual robusta y bella.
Cuan drásticamente esta experiencia de conversión o de dedicación cambia
nuestras vidas dependerá principalmente de dos cosas: donde estabamos antes
de que ocurriera esta transformación sicológica y la madurez en persistencia
volitiva y dominio mental que hayamos logrado.
Cuando la mente esta preparada y lista, son posibles cambios repentinos.
Usualmente, la consolidación de los recursos sicológicos, la disciplina
de la voluntad intrépida persistente y el crecimiento espiritual son necesarios
antes que podamos controlar, dominar y redirigir nuestros impulsos, conductas
y emociones animales. Nuestras aspiraciones
e ideales surgen a la vista en progresión geométrica, pero nuestra habilidad
para actualizarlas en formas vivas va a un paso aritmético. Consecuentemente, nuestro crecimiento ocurre
en su mayoria mediante ajuste evolutivo, el cual esta ahora y después entremezclado
y asistido por eventos de transformación espiritual.
Sería bienvenida la insatisfacción con la actual
calidad de nuestras vidas, pero debe volverse en desaliento con el lento progreso
que hacemos para cambiarla. Así como
tenemos hambre de crecimiento, nuestro leal esfuerzo y anhelos supremos eventualmente
determinan lo que llegaremos a ser. Debido a que estamos internamente habitados
por el espíritu, los potenciales de nuestra personalidad están dominando sobre
los actuales; y nuestros logros momento a momento modelan nuestro destino. Toma tiempo, sabiduría y esfuerzo concentrado
reconciliar nuestras naturalezas espiritual y animal. El conflicto inevitable se encuentra al ir
de la vida de la carne a la vida del espíritu, desde la orientación egoísta
hacia la unidad de realidad.
El egoísmo y la sensualidad nos urgen a no restringirnos
por las reglas religiosas y las prohibiciones legales. Tampoco pueden olvidarse mediante el poder
de la voluntad. Así como una caldera
produce vapor mientras haya fuego en el hogar, así también nuestras tendencias
animales son alimentadas mientras ellas ocupen nuestra conciencia. La atención negativa mediante el control o
la abstinencia es, a menudo, tan efectiva para generar deseos como la contemplación
positiva anticipa al cumplimiento. Mientras exista una visualización consciente en el hogar sicológico
de atención, el vapor del deseo se estará generando. Debemos encontrar caminos para detener el poder
generador de necesidades conscientes. De
la misma manera que dos objetos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo
tiempo, dos pensamientos no pueden ocupar la mente al mismo tiempo. El control del pensamiento sustitutivo es la
clave para determinar la dirección motivacional. Es una disciplina repetitiva y rigurosa pero que asegura el dominio
de la mente.
La trascendencia de nuestra naturaleza animal
se logra mediante la renovación constante de nuestra mente, hasta que los
marcos espirituales lleguen a ser espontáneos y habituales. Necesitamos visualizar la fe, "vivir en"
realmente la nueva percepción, actitud, emoción o acción motivada espiritualmente,
la cual queremos que llegue a ser parte de nuestras vidas.
Este proceso de reestructuración de nuestras mentes y de nuestra conducta
es lento pero infaliblemente efectivo. Debemos
esperar sufrir periodos de dolor por hambre y de sufrimiento por la privación,
pero estas pruebas son pronto reemplazadas por el gozo del dominio y el vigor
de un bienestar físico, sicológico y espiritual.
La guía del Espíritu involucra esfuerzo, conflicto, lucha, sufrimiento,
persistencia y fe intrépida; pero los premios de una vida religiosa espiritual
son el crecimiento, integridad de carácter, totalidad, competencia, paz interior,
gozo y la más elevada felicidad y plenitud.
Los cambios del crecimiento están asociados
con la acción, el servicio y el tiempo. El
desarrollo espiritual es un proceso largo e inconsciente. Leves alteraciones en nuestro pensamiento o
sentimientos ocurren a un nivel subliminal de conciencia y, ocasionalmente,
una transformación repentina resulta de un nueva y activa percepción. Normalmente, sin embargo, nuestras razones
e ideales van más lejos que nuestros sentimientos y emociones. La madurez espiritual unifica nuestra naturaleza
intelectual, volitiva emocional. En
algún punto de nuestro peregrinaje nuestro carácter o vida interior logra
liberarse de la coerción de la tendencia sicológica, social y ambiental.
Nuestra identidad como hijos e hijas de Dios trascienden cualquier
otra referencia y nos llenamos con gozo e irradiamos a todos aquellos que
viven en marcos espirituales de referencia.
El crecimiento espiritual no es una experiencia
en línea recta. Normalmente, tenemos
recaídas y retrocesos los cuales requieren rededicación, reajuste y esfuerzos
renovados. Aún cuando tengamos sólidos
niveles de logro, no se nos permite gozar nuestros logros por mucho tiempo.
Pronto nuevas percepciones, nuevas transformaciones y nuevos ajustes
demandarán nuestra atención y esfuerzo. Este
es un proceso de vida constante mientras queramos crecer.
Cuando el desarrollo de la personalidad está
madurando, el logro es más rápido y menos traumático. En individuos que han logrado un buen control mental, la transformación
espiritual sicológica puede rápidamente reajustar actitudes, emociones y comportamientos.
Estos cambios llegan a ser menos dramáticos y son asimilados como una
respuesta natural a la expansión de la percepción de realidad. Estamos aprendiendo a convertir las dificultades del tiempo en escalones
del logro espiritual. Así la vida
espiritual transforma individuos mediocres en persona de poder.
Resumen
El punto crítico de la sicología espiritual
es el momento en que encomendamos nuestras vidas al Padre Paradisiaco. Aún esta transformación cognitiva nos abre
a un nuevo nivel de crecimiento y poder espiritual. La actualización de nuestro nuevo nivel es orquestada mediante la
dialéctica entre la transformación espiritual repentina y los ajustes evolucionarios
personales que culminan en el crecimiento espiritual. A través del dominio de la mente, el Espíritu
Interior unifica nuestra vida interior, liberándonos de la coerción fisiológica,
egocéntrica y social y nos llena con el gozo de aquel que vive en marcos espirituales
de referencia. El Padre Universal
usa este proceso sicológico para transformar individuos mediocres en personas
de poder.
* * *
Cuando creemos verdaderamente en algo, lo ejecutamos.
Cualquiera que haya tenido una experiencia vital con la verdad, la
belleza y la bondad debe compartirla con otros.
La fe viviente invariablemente produce una personalidad altamente activa. Podemos ser reservados y objetivos con nuestras
teorías sociales y filosofías religiosas, pero llegaremos a ser misioneros
evangelizadores de aquellos valores espirituales que han transformado nuestras
vidas. Un individuo que esta dedicado
a los ideales espirituales vive y trabaja para actualizar esta guía interior.
Una persona religiosa transforma la fe en acción.
Todas las inclinaciones de actividad son innatas al plan divino para
el desarrollo humano. Dios el Supremo
requiere el crecimiento y el logro de nuestras vidas.
El canal primario a través del cual este despliegue de personalidad
ocurre está en nuestras relaciones con otras personas y en las actividades
que proveen las necesidades de vida.
La acción básica inspirada por la experiencia
espiritual es el amor y la fraternidad. Somos
seres sociales que necesitan la identidad, apoyo, estimulo y amor de otras
personas. Aunque nosotros, como hijos
e hijas de Dios, reconocemos a todas las personas como nuestros hermanos y
hermanas espirituales, nuestra finitud limita la actualización de esta relación
universal. Nosotros somos capaces
solamente de poner en práctica, de trabajar relaciones con un relativo pequeño
número de personas. La familia no
es solo la más importante institución humana, sino que es el modelo ideal
para todas las relaciones sociales. En
las interacciones de grupo donde los valores espirituales son dominantes existe
una atmósfera de amor y comunión. Una
medida práctica de la calidad espiritual de nuestras mentes es la extensión
de nuestro amor por aquellos con quienes nos asociamos.
La más importante actividad de nuestras vidas
son las relaciones familiares y fraternales.
La naturaleza humana necesita el estímulo y fraternidad de las interacciones
sociales para desarrollar el carácter espiritual. El gozo y la felicidad verdaderas no pueden
experimentarse en la soledad. Aprendemos
más de las relaciones familiares y de pequeños grupos. Como miembros de una familia no pensamos igual
ni nos comportamos de la misma forma, como miembros de instituciones sociales
mayores deberíamos aprender como discutir y debatir siendo empático con otros
puntos de vista y apoyar a otras personas con distinto estilo de vida.
La unidad de propósito puede ser experimentada en medio de la diversidad
de caminos, en los cuales actualizamos nuestras ideas colectivas.
Las personas que trabajan en armonía por objetivos sociales son mucho
más efectivas que la mera suma de sus esfuerzos.
La acción unificada resulta en una culminación geométrica de logros
por el bien común. Históricamente,
los descubrimientos más innovativos y las contribuciones a la sociedad han
sido realizados por pequeños grupos. Los
pequeños grupos cohesionados de personas unidas por projectos comunes constituyen
la punta del crecimiento de la cultura y la civilización.
El aspecto culminante de toda actividad de familia
y de grupo es el servicio. Es el objetivo
espiritual de la vida humana. El sincero
deseo de contribuir al bienestar de los individuos y de la sociedad debería
ser la aspiración divina de todos los seres humanos. Es la calidad espiritual la que enlaza y construye
el matrimonio, la vida familiar y las instituciones sociales. Cada servicio produce los frutos del espíritu
independiente de la recompensa o de la oposición. Logramos estilos de vida amantes, soportables
y curativos, los cuales guían a los individuos, fortalecen a las instituciones
sociales y hacen a nuestro mundo un mejor lugar para vivir.
Sumándose a la fraternidad y el servicio que
damos a nuestros hermanos humanos, la mayor contribución que hacemos a la
vida y al reino de Dios esta en nuestros trabajos.
Ya sea en el hogar, en el campo o en las más grandes sociedades, gastamos
la mayor parte de nuestras vidas sirviendo en alguna actividad de la economía
social. Si somos afortunados, este
trabajo es una actividad creativa la cual es una satisfacción así como una
remuneración. A menos que hayamos
encontrado aquel trabajo placentero y significativo para nuestras vidas, este
se vuelve sin sentido e insatisfactorio.
Descubrimos un diseño formativo para nuestro desarrollo holístico el
cual estimula el florecimiento de nuestras habilidades para ver en lo profundo.
El Espíritu Interior de Dios tiene un plan ideal
para nuestras vidas. Este plan no
esta relacionado inicialmente con una vocación específica sino con nuestro
enriquecimiento y desarrollo moral, mental
espiritual. Se relaciona con
nuestro desarrollo de personalidad total.
Cada persona tiene una configuración natural de habilidades e inclinaciones
con respecto a cierto tipo de actividades
y logros. Nuestro crecimiento y maduración
óptimos dependen de nuestro discernimiento y seguimiento de este plan divino
el cual utiliza estas habilidades naturales.
Cuando meditamos sobre esta guía creativa interior,
adquirimos un sentido de la voluntad de Dios para nuestras vidas desde el
cual podemos formular objetivos y propósitos. El carácter verdadero y sustancia de nuestro
desarrollo personal comienza cuando actualizamos estos estímulos espirituales
hacia proyectos específicos de vida, los cuales eventualmente tomarán la forma
de un plan de vida. Este plan, este
sentido de llamado y sociedad con Dios, da sentido y dirección a la vida y
con ella una nueva fuente de energía y fuerza.
Existe un sentido de que estamos en el lugar correcto, sirviendo donde
pertenecemos. Cuando crecemos espiritualmente,
incrementamos la habilidad para resolver problemas personales, sociales y
económicos. Estamos aprendiendo a
usar la energía del poder espiritual para operar los mecanismos del logro
material e intelectual.
Los caminos del servicio son tan anchos como
las necesidades e intereses de la humanidad.
La singularidad del servicio es el resultado de la creatividad humana.
Aunque cada cultura comparte conocimientos y valores comunes, la experiencia
individual una combinación diferente de hechos, significados y valores; y
como ellos son asimilados en el proceso de vida, cada persona logra una nueva
y creativa expresión de valores universales.
La calidad de nuestra creatividad es proporcional a nuestras habilidades
y sintonía espiritual. La actividad creativa es nuestra respuesta
intrínseca última a la presencia de Dios en nuestras vidas; es el juego supremo
resultante en el mejoramiento de la realidad.
Somos más creativos cuando nos olvidamos de nosotros en una gran causa
en una más grande realidad. La creatividad humana aumenta el alma, engrandece
nuestra conciencia de personalidad y contribuye con el mundo.
Aunque el servicio creativo es una actividad
intrínseca que disfrutamos como un fin en sí mismo, toda tarea vocacional
tiene aspectos que no nos gustan pero que debemos realizar. Esta rutina onerosa o monótona puede llegar a ser significativas
o algo gozosas cuando están asociadas con el propósito que guía nuestras vidas.
Ningún trabajo debería considerarse como "una labor ordinaria"
cuando todas las actividades intrínsecas pueden ser dignificadas como un servicio
a nuestros hermanos y a Dios a través de su enlace con los objetivos centrales
de nuestra carrera mortal.
Facilitar el servicio es uno de los objetivos
principales de la sicología espiritual.
Es una dedicación de nuestras vidas para ayudar a otros; contribuyendo
a la verdad, la belleza y la bondad en nuestro planeta; la creación de aquello
que haría del mundo un mejor lugar para vivir. Los trabajadores humanistas pueden producir resultados sociales
de valor, pero los servidores espirituales pueden producir frutos espirituales
que transforman a los individuos y la sociedad. Los sociólogos seculares hacen estudios de los problemas humanos
y dejan a las personas sin gran cambio. Para
los trabajadores espirituales el conocimiento es solo un medio para un fin;
ellos se concentran en cambiar personas, corrigiendo el error y la injusticia
y cambiando la sociedad alrededor. El
servicio es, a su vez, el conducto a través del cual estamos actualizando
la voluntad de Dios en nuestras vidas y la más grande fuente de felicidad
y plenitud humana.
Seguir la guía del espíritu no es fácil. El espíritu trabaja empujándonos hasta nuestros
límites. La guía del espíritu requiere
trabajo duro, lucha, conflicto, determinación, esfuerzo persistente y fe indómita.
Los pioneros espirituales siempre se encuentran con la desaprobación
y la oposición. Cuando reaccionamos positiva, sabia y agresivamente
frente a las frustraciones y fatigas de la vida progresiva, nos volvemos más
fértiles en nuestro servicio. Los
constructores del reino sufren penalidades ineludibles durante la carrera;
las dificultades dan vigor a sus esfuerzos y los obstáculos los inspiran para
una mejor solución de ellos.
Nuestra responsabilidad es actuar; los resultados
están en unas manos más grandes. La
lealtad a la visión espiritual nos provoca con entusiasmo plantar retoños
cuya madurez nunca podremos disfrutar. Los
corredores de la segunda milla no esperan resultados o recompensas inmediatas.
Ellos viven en el marco de referencia evolutivo del Supremo y la fe
visualiza los frutos de su trabajo. Teniendo
el coraje de ser y de actuar, ellos son, sin embargo, recompensados con descubrimientos
inesperados y logros imprevistos. !Ellos
viven en la confiada seguridad que la verdad eterna, la belleza transcendente,
la incesante buena voluntad y el amor ilimitado conquistarán el mundo¡
Resumen
El servicio facilitador es uno de los objetivos
principales de la sicología espiritual. La verdadera religión demanda que hagamos algo. Nuestro Espíritu Interior tiene un plan ideal
para nuestras vidas. Los requisitos
primarios de este plan son fraternidad amorosa, trabajo creativo y servicio
amante, los cuales logran su más elevada expresión en el servicio.
Seguir la guía del espíritu nunca es fácil, pues empuja nuestros límites.
Nuestra responsabilidad es actuar, los resultados terminan en el supercontrol
divino de la evolución creativa. ¡La
verdad eterna, la belleza transcendente, la bondad incesante y el amor ilimitado
conquistarán el mundo!
* * *
La paz interior es la actitud que guía a todos
aquellos que han encontrado su identidad como hijos e hijas de Dios. Nos hemos comprometido a nosotros mismos a
seguir la voluntad de Dios y estamos luchando por actualizar su plan para
nuestras vidas; por otro lado, estamos confiados y seguros acerca de lo último
de nuestro destino. Un sentido de
seguridad espiritual guía nuestras vidas, el cual nada puede remover.
Las cosas materiales son vistas como conveniencias
temporales, las cuales no gobiernan nuestras vidas y cuya perdida no amenaza
nuestra estabilidad interna. La devoción
a las realidades espirituales nos ha liberado de las demandas de importancia
del ego y la necesidad de aprobación social. Incluso si nuestra vida exterior pueda estar
rodeada por el caos y el peligro, nuestro estado interior esta calmado y seguro.
Es, verdaderamente, una paz más allá de todo entendimiento.
Esta estabilidad espiritual es inmune a la desilusión.
La sicología de la vida espiritual esta caracterizada
por la integración, el balance y la plenitud. La centralidad de Dios en nuestras vidas estructura
todos nuestros valores y prioridades. Cada una de las partes de nuestra personalidad encuentra su lugar
en una efectiva integridad, porque todo nuestro conocimiento y habilidades
están ordenados y arreglados por nuestra dedicación a la Realidad Ultima. Los objetivos y propósitos espirituales unifican
nuestros talentos y recursos. Estamos
viajando de todo corazón en una dirección, libres de conflictos agobiantes
y propósitos cruzados. Cuando sistemas
energéticos, sistemas sicológicos y sistemas espirituales están integrados
en la experiencia, se desarrolla una personalidad fuerte y creativa.
La vida espiritual esta viviendo en armonía
con la realidad. Los aspectos físicos,
mentales y espirituales de la experiencia están balanceados, integrados y
armonizados. La vida religiosa produce
una personalidad bien balanceada y una integridad de carácter no explicada
por las leyes de la fisiología, sicología y sociología. La estabilidad y balance en el carácter son siempre proporcionales
al logro espiritual.
La naturaleza humana tiene un profundo anhelo
de término y plenitud. Cuando nuestra
alma se desarrolla y nuestra personalidad se desarrolla, existe una integración
efectiva de nuestros recursos materiales, mentales y espirituales. Llegamos a ser más equilibrados y sabios en
nuestra comprensión de la verdad, representación de la belleza y actualización
de la bondad. A través del sinérgico
dinamismo del poder espiritual nos hacemos más plenos, efectivos y verdaderos.
El alma saturada de Dios esta llena con gozo
y felicidad irreprensibles. El entusiasmo
de la vida nace de la realización interior que esta dirigida y supervisada
por las personalidades amantes y de poder inagotables de un universo ilimitado,
creado y controlado por nuestro Padre Universal. Cuando estamos seguros de Dios y queremos que
nos guíe su Espíritu Interior somos felices y gozosos; vivimos en la realidad
consciente de ser sus hijos e hijas.
La felicidad tiene su inicio en nuestra identidad
y orientación espiritual sicológica, no en el ambiente que nos rodea.
Esta cercanamente relacionado y es parcialmente el producto de un amor
incondicional. Esta motivado por el impulso hacia el servicio creativo, nos olvidamos
de nosotros mismos en el logro espiritual directo y un día descubrimos que
nuestras vidas están florecientes de felicidad. Encontramos técnicas logradas de satisfacción
emocional a través del seguimiento de objetivos dignos que nos llenan con
un sentido supremo de ser bueno. La
más elevada felicidad esta unidad inseparablemente al progreso espiritual.
Resumen
Aquellos que encuentran su identidad como hijos
de Dios, que están seguros de lo último, tienen un sentido de seguridad y
paz interna que es indestructible. La
sicología de la vida espiritual esta caracterizada por la integración, el
balance y la plenitud. El alma saturada
de Dios es colmada de gozo incontenible y entusiasmo por vivir. La más elevada felicidad está inseparablemente
unida con el progreso espiritual.
* * *
El más importante objetivo en la vida humana
es establecer comunicación y fraternidad con el Espíritu Interior de Dios. Los circuitos de energía electroquímica del
cerebro son tan dominantes, que es difícil para nuestras mentes hacer el contacto
con las comunicaciones supermateriales y superideacionales del Espíritu Interior.
Cuando desarrollamos y disciplinamos nuestras mentes para sensibilizarlas
con la verdad, la belleza y la bondad, llegamos a ser conscientes de la dimensión
espiritual de la realidad. Intuimos la presencia calmada de la guía amante.
Esta comunión subliminal con Dios llega a ser la más real de las experiencias
de nuestras vidas. Luchamos por seguir más fielmente la guía de
este monitor divino y perseguimos más alegremente las tareas que nos son asignadas.
La conciencia de Dios es sinónimo de la integración de nosotros mismos
con la más elevada realidad espiritual en el universo.
Es nuestro seguro de un destino universal.
Los mortales desarrollan una naturaleza espiritual
mediante una comunión reciproca progresiva con Dios y una conformidad inteligente
con la voluntad divina. A través de una gradual sintonía con el Espíritu Interior de Dios,
en algún punto de nuestra carrera universal llegamos a ser uno con este Fragmento
del Padre Universal. Mientras nada
de nuestra personalidad e identidad se pierde o se difunde, esta fusión nos
da un foco más brillante, un más grande logro espiritual y nos hace más reales.
Un nuevo orden de seres emerge de las limitaciones materiales, incompletas
del ser, del tiempo y de los limites finitos de crecimiento.
Ningún límite puede existir para el destino potencial de esta nueva
creación divina-humana.
Vivimos en un cosmos inmenso poblado de incontables
seres materiales y personalidades celestes. Existe un propósito eterno de significado siempre
ascendente para cada individuo que elija hacer la voluntad del Padre Universal.
Nuestra educación universal y crecimiento espiritual comienza en serio
cuando nuestra jornada mortal acaba y resucitamos en mundos más avanzados
para experiencias progresivas y servicio.
Hemos comenzado una revelación sin fin de experiencias educativas eternas
dominadas por aventuras desafiantes, servicio vivo y logro espiritual.
La imaginación humana es muy limitada para ver sus posibilidades futuras.
Aun cuando seamos los seres humanos más bajos, ahora podemos disfrutar
las oportunidades de esta extensa carrera por el dominio de los principios
de la sicología espiritual.
* * *
Si tú has experimentado una dinámica relación
personal con Dios y te has dedicado tu mismo a los imperativos de esta interacción
divino-humana, tu estás motivado para servir en la actualización de los valores
espirituales en el mundo. El servicio
es la expresión de la personalidad natural y auténtica de los hijos e hijas
de Dios.
Existen innumerables caminos en los cuales tu
puedes ministrar a las personas y la sociedad.
Mediante su búsqueda, tu descubrirás las actividades que tú encuentres
más creativas y gratificantes o la tarea a la cual te sientas llamado. Dios puede ser servido mediante alguna vocación
o actividad humana constructiva. Como
cada uno es único, cada persona desarrolla un tipo especial de calidad para
contribución de la sociedad; por esta razón, la sinfonía de servicio del Padre
Universal es rica en una variedad de beneficios y ministerios para la humanidad.
Cualquiera sea la ocupación, servicio o actividad
en la cual tú estas ocupado, la calidad y efectividad de ese servicio depende,
grandemente, de cómo es llevado a cabo. Sobre o debajo de las calificaciones técnicas básicas de tu servicio,
la cantidad de bien que tu puedas entregar a la humanidad es aumentada de
forma significativa por los siguientes siete principios espirituales del ministerio.
1.
Usa la Sabiduría
Usa la sabiduría y el equilibrio en todos tus
servicios. Evita los extremos, el
exhibicionismo, la sobreventa y lo espectacular. Aprende a distinguir entre el buen sabor artístico y lo teatral.
Recuerda que el contacto personal es más efectivo que la impersonal
comunicación de masas. Entiende la sabiduría y efectividad de los
pequeños grupos. Estos grupos forman
coaliciones y redes más abiertas y dinámicas que las burocracias jerárquicas
de cultos autocomplacientes. Una red
es muchas veces más fuerte que la suma de sus partes. Ella tiene múltiples liderazgos, políticas pluralistas y su centro
esta en cualquier lugar. Comienza
donde las personas están, no donde tú estas.
Comunícate en sus marcos de referencia y anticipa sus reacciones naturales.
Combina los más expertos conocimientos con los más elevados valores
en todo tu ministerio. Domina tu mente a través del poder del espíritu.
Se fuerte en el espíritu; conoce que en alianza con Dios nada puede
derrotar los propósitos espirituales de tu vida.
Se intrépido pero actúa con discreción.
2.
Ama Creativamente
Deja que el amor cree la atmósfera de todas
tus relaciones personales. Recuerda
que no puedes comunicarte efectivamente con otros a menos que tú los aceptes
positiva e incondicionalmente con todas sus imperfecciones. Lucha por prevenir que tus sesgos y limitaciones
interfieran o distorsionen tu servicio a los demás. Apoya, estimula y ayuda a las personas; no
buscando obligarlas. Mira a todos
tus semejantes como personas importantes y lucha para construir su autoconfianza
y autorespecto. Se natural y genuino
y gozoso en su compañía. Sirve libremente
con amor, un corazón agradecido y el gozo del acto en sí mismo. El ministerio es una actividad intrínseca de
la mente creativa y del alma amante. La
motivación extrínseca en el servicio compromete su valor espiritual. Sirviendo a Dios aún para propósitos buenos
extrínsecos, como la creación de tu organización religiosa o aún en la construcción
de un renacimiento espiritual, limita su valor espiritual y la satisfacción
personal. Ministra alejado de la motivación
intrínseca del amor, con gratitud y gozo; y las repercusiones extrínsecas
o los resultados ocurrirán por ellos mismos. Sirve con la sinceridad del amor creativo pero
no trates de manipular a las personas.
3.
Cultiva la Sinceridad
Modera tus convicciones personales con la objetividad
filosófica. Siempre se honesto y abierto.
Cultiva la libertad de opinión y el respeto por los derechos de los
otros que no estén de acuerdo con tus más profundas convicciones.
Honra a cada persona de Dios dándole el derecho a autoafirmarse. Trata de establecer una base común pero no
pelees con las personas. Deja que
tu entusiasmo por la verdad anime tus discusiones pero nunca desconozcas u
ofendas el saber de las personas
4.
Colabora con la Evolución
Reconoce que la evolución es la guía principal
de la vida. No esperes resultados
inmediatos. Todo el crecimiento es
subliminal, esta más allá de nuestro control consciente y principia como un
grano de mostaza. Las raíces del nuevo
árbol de vida toma décadas para penetrar las rocas de tradición sobre el cual
esta plantado. Se paciente y no acuses
a la víctima de un miedo sicológico de "no-hacer nada" y entierres
sus talentos y tesoros en los pantanos del estancamiento o las ciénagas de
cultos oscurantistas. Preocúpate de la efectividad del ministerio
pero no te preocupes mucho de sus resultados.
Comprende que tu ministerio debe ser planeado y conducido en el contexto
de la ley de la buena voluntad. Siempre
ministra en el punto de la buena voluntad evolutiva pero no confundas esta
preparación básica por las condiciones superficiales de las buena voluntad
social y sicológica. Todo aquel que
tiene visión profética sabe que la evolución, el arado de la historia, eventualmente
rompe la corteza de la resistencia individual y mueve los terrones del estancamiento
social. Se leal y persistente en tu
servicio sin necesidad de ver resultados o de ser honrado por los éxitos.
Es nuestro privilegio y responsabilidad ministrar; los resultados están
en las manos de Dios el Supremo. En
todas las cosas cultiva en ti mismo la mente y la actitud del Supremo. Las vicisitudes del tiempo no cambian los objetivos
de la eternidad.
5.
Vive lo cotidiano
Se activo en medio de la rutina, las experiencias
cotidianas. Crece, florece y deja
frutos en la tierra donde estés plantado. Si es posible, mantén tus viejos vínculos sociales y religiosos
fuertes y saludables. Comparte al
nivel de la aceptación espiritual. Cuando
tu eres una oruga no vives bajo la ilusión de ser una mariposa o un águila. Solo una oruga dedicada y creativa traerá tu
satisfacción interior y un sentido de plenitud. Estas actividades mundanas traerán un sentido de proporción, genuidad
e integridad a tu ministerio. Olvida
los errores del pasado y no te mantengas preocupado anticipando el futuro.
Vive en el presente en constante fraternidad con el Padre y absorbe
el momento existente de la experiencia.
6.
Desarrolla el Sentido
del Humor
Cultiva y activa el sentido del humor. El humor nos ayuda a mantener un sentido apropiado
de la perspectiva. Tú puedes cargar
con una mujer u hombre sobredimensionado, cuando llevas al mundo sobre tus
hombros. No te tomes a ti mismo muy
seriamente aún cuando estés participando de algún trabajo importante. Se despreocupado del prestigio y la posición.
Lucha por evitar la autocontemplación y cultiva el autoolvido. Las personalidades finitas pueden llegar a
ser figuras trágicas cuando ellas olvidan su sentido de perspectiva y se equivocan
en apreciar la comedia de la vida. Necesitamos
reírnos de nosotros mismos y de las frustrantes, ridículas y absurdas situaciones
en que nos encontramos. Una luz espiritual
puede ser una gran ayuda para llevar la, a veces, pesada carga del ministerio.
7.
Sirve con Gozo
Sobre todo, vive con gozo en tu corazón y encuentra
gozo en tu servicio. Tu perteneces
al reino del Padre, el cual tiene un futuro eterno de aventura y premio inimaginable.
Nada puede evitar que tus más ardientes esperanzas espirituales y más
profundos sueños sean satisfechos. Todo
aquel que experimente esta fe en un destino eterno vive con gozo irreprensible,
aún en medio de las asperezas materiales, conflictos sociales y derrotas personales. Cuando te liberes a ti mismo de la esclavitud
del señuelo de las cosas, de la adoración o crítica de las personas y la importancia
y preocupación por ti mismo, tu experimentarás el gozo liberador del servicio.
También descubrirás que haciendo también eres libre de la presión social
egocéntrica de ser exitoso y de mantener una reputación.
Cuando tu voluntad esta en armonía con la voluntad de Dios, la vida
de servicio también traerá un profunda paz interior. La importancia y gozo de la adoración y servicio trascienden la
recompensa de todas las otras actividades humanas.
* * *
La sicología espiritual busca clarificar y aumentar
aquellos procesos mentales que nos ayudan a conocer a Dios y seguir su voluntad
en nuestras vidas. La vida espiritual
culmina refrescando la oración y el servicio amante. En esta breve revisión de las realidades, determinantes,
características y objetivos de la vida espiritual hemos resumido los principios
sicológicos básicos y universales relativos al diálogo humano-divino.
Muchos aspectos de la naturaleza de la realidad no fueron mencionados
o discutidos en estas páginas. Esto
es solo una introducción.
Si estas interesado, te invito a estudiar presentaciones
más completas de ilustración espiritual y percepción expandida.
Kenneth Boulding en "El Significado del Siglo Veinte", Alvin
Toffler en "La Tercera Ola", John Naisbitt en "Megatendencias"
Fritjof Capra en "The Turning Point" y muchas otras voces proféticas
han indicado que estamos entrando en una transición de cambio importante en
la historia de la humanidad. Necesitamos
desesperadamente bases espirituales que sean suficientemente grandes, suficientemente
sólidas y que tengan el potencial de visión para darle estabilidad y guía
a la nueva era que esta luchando por nacer.
Existen muchos caminos para la Realidad espiritual.
El Espíritu de Dios esta actuando en medio de las culturas, religiones
y personas. Los profetas le están hablando a la punta de
crecimiento de todos los segmentos de nuestra sociedad humana. Si tú llegas a ser un buscador honesto y dedicado
de la verdad no importando las limitaciones de su origen, el espíritu interior
del Padre te guiará a todas aquellas las fuentes y las experiencias que inspirarán
tu crecimiento e ilustración espiritual más allá de tu imaginación actual.
Es eternamente verdad que "aquel que busca encontrará." Y
cuando nos volvemos buscadores, descubrimos como Habacuq, "Miren… voy
a realizar en su época una hazaña tan extraordinaria, que si no se la hubiesen
contado no la creerían." (1:5)
Tú debes descubrir esta nueva y gran verdad
espiritual por ti mismo. Ningún conocimiento
indirecto es auténtico. Ser convincente
y verdadero, debe ser percibido y experimentado personalmente. Pueda nuestro espíritu del Padre Universal
inspirarte y guiarte en tu búsqueda para enriquecer y engrandecer las limitadas
percepciones espirituales de esta introducción.
* * *
[1]
Meredith Sprunger es un ministro de la United Church of Christ y profesor, ahora
retirado de responsabilidades pastorales y de enseñanza. El ha servido en congregaciones del medioeste
y enseñado en el Elmhurst College
y el Indiana Institute of Technology, siendo Jefe del
Departamento de Sicología, Jefe de la División de Artes Liberales y Presidente.
Durante muchos años fue un consejero y sicólogo, teniendo
un Certificado de Práctica Privada en el Estado de Indiana. Actualmente sirve como editor de The Spiritual Fellowship Journal, una publicación
ecuménica.
[2] En inglés, shibboleths (sust): una creencia o una costumbre que ahora no se consideran tan importante y correcta como era en el pasado (N. del T).