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EL LIBRO DE URANTIA Y LA TRANSFORMACIÓN VENIDERA
DE LA CIVILIZACIÓN

Escrito por Stan Hartman
Traducción y adaptación de Angel F. Sánchez-Escobar


El acontecimiento más importante del siglo XX es el más importante de los últimos veinte siglos, y la mayor parte del mundo aún no sabe nada de él.

Para los que no están familiarizados con el enorme y extraño texto que apareció en la tierra hace 65 años, puede que lo que voy a decir ahora les parezca ciencia ficción, pero no lo es. La verdad resulta incluso más extraña que la misma ciencia ficción. Hemos crecido en la extrañeza ante los descubrimientos científicos, pero esta verdad, aunque en parte científica, es mucho más profunda que la ciencia porque llega al núcleo mismo de la mente humana, cuyo centro está directamente conectado con el núcleo del universo.

Con esta afirmación, ya sé que he perdido algunos lectores, pero necesito comenzar en este punto con la mayor franqueza posible para ahorrarles tiempo a los que pensarán que esta historia es difícil de creer. La aparición de The Urantia Book (El libro de Urantia)[i], aunque todavía bastante desconocido, dejará su huella en este siglo y en todas las generaciones futuras, eclipsando incluso la desintegración del átomo. El conocimiento que nos ha traído este libro hace que la energía nuclear parezca trivial, y en lugar de engendrar el miedo que la energía atómica ha engendrado, erradicará las sombras de la más profunda y ancestral ignorancia humana, haciendo del miedo un anacronismo.

            Esta es la historia de un libro diferente a cualquier libro escrito antes, que se ha ido transmitiendo de boca en boca durante las últimas décadas; un libro que ha circulado  silencioso por el mundo durante más de cuarenta años y que ha cambiado las vidas de aquellos que comprenden  su importancia, aunque el libro y el fenómeno que los suscitó se iniciara  incluso antes, en la segunda década de este siglo.  La crisis que voy a describir, todavía existente en torno al libro, es trágica y transformadora, y desafía lo mejor de nuestra naturaleza humana haciendo que ésta se sobreponga a sus mismas sombras, ordenándoles que se aparten para proseguir su camino hacia la increíble luz que brilla al frente.

Aquellos que se sienten atados a la tradición encontrarán en el libro una amenaza a su actitud, aunque el libro no viene a destruir sino a revelar y a traer luz, parafraseando un mensaje dado hace muchos siglos y cuya significación éste ilumina como nunca jamás ha sido iluminada. De igual manera, aquellos que están atrapados en las distracciones y frivolidades sin sentido de una cultura materialista, encontrarán en el texto, si no una amenaza, una irrelevante fantasía demasiado compleja y seria para encontrarla divertida.

Durante generaciones venideras, sin embargo, y para los que en este momento sus experiencias en la vida les haya preparado para aceptar exactamente lo que el libro dice que es, The Urantia Book marca un momento decisivo en  la historia del mundo, un momento del que no hay marcha atrás, y los verdaderos estudiosos del libro buscarán servir con amor, en lugar de enfrentarse, a las fuerzas del miedo y de la ignorancia que tratan ahora mismo de invalidar y destruir al mismo libro, aunque algunas veces su gran servicio puede que no se reconozca como tal y posiblemente no sea lo que los enemigos del libro quieren. Para aquellos que no saben de lo que hablo, voy a desarrollar un poco esta historia, aunque antes de que lo haga, necesitaré hablar algo más de lo que es el libro.

Es bastante reciente, hablando en términos históricos, que la conciencia de la mayor parte de la humanidad se ha desarrollado hasta un estado en el que no sólo se desea sino que se anhela creer en la idea de que no estamos solos en el universo. Hay muchas religiones, además de la religión que algunos hacen de la ciencia, que se resisten a esa idea, pero hay una gran parte de la humanidad que ha demostrado que está preparada y que se emociona ante la posibilidad de conocer a seres de más allá de las fronteras de nuestro planeta. Los verdaderos científicos, que se niegan a confundir conocimientos y  conjeturas, y aquellos que de forma voluntaria o involuntaria se han colocado en la posición de líderes de la marcha del pensamiento humano, hace muchos años que afirman que no debemos estar solos, aunque no hayan podido explicar cómo pueden los seres materiales atravesar, en un tiempo razonable, las inmensas distancias que creen nos separan de otros mundos inteligentes. 

Los filósofos, sin embargo, cuyo análisis y pericia no se limitan a los hechos materiales sino que abarcan valores y significaciones, hace mucho que entienden que nosotros somos más que seres materiales. Y los sicólogos con la mente lo suficientemente abierta como para darse cuenta de que la mente no se puede explicar solamente atendiendo a la fisiología del cerebro han añadido a la paleta del filósofo los nuevos colores de la intuición, de la percepción, y de las llamadas capacidades paranormales, que parecen ser atributos de la mente misma, siendo algunas de éstas incluso más evidentes en los animales que en los seres humanos.

            Toda esta investigación ha provocado una revolución en el pensamiento humano, haciéndolo a veces tan receptivo a las nuevas ideas que está en peligro de caer en el error y el fanatismo, lo que ha ocasionado que los pensadores de orientación científica busquen mantener un orden y los más temerosos partidarios de alguna religión reaccionen de manera descompasadamente reaccionaria. Durante muchos siglos antes de nuestra era la religión tiranizaba el pensamiento humano, aunque sucumbió finalmente ante el triunfo de lo que acabó por ser la nueva tiranía de la religión pseudo-científica del cientificismo, que afirma que todos los fenómenos de relevancia pueden explicarse de manera racional al igual que medirse y controlarse  Es en contra de esta traición al verdadero método científico, que nunca haría dicha reivindicación, que mucho del pensamiento humano ha reaccionado haciéndose actualmente receptivo a ideas sin fundamentos.

En medio de este creciente torbellino de ideas, opiniones, rígidos fundamentalismos, especulaciones sin sentido, avances reales, guerras catastróficas, adicción a la tecnología, explosión de la información, expoliación de los recursos naturales, burla de las tradiciones y  desmoronamiento general del orden, The Urantia Book apareció de la siguiente manera a un prominente estudiante de Freud, famoso por su tarea de poner al descubierto fraudulentos y engañosos fenómenos síquicos. 

            El Dr. William S. Sadler escribió en 1929, en el apéndice de su libro The Mind at Mischief (Engaños de la mente), antes de que comenzara a parecer el texto de los Escritos de Urantia, y antes de que comprendiera la verdadera significación de lo que estaba sucediendo, lo siguiente:

He prometido no publicar este caso durante la vida de esta persona. Espero algún día conseguir modificar dicha promesa e informar del caso de manera más extensa por las características tan interesantes que presenta. Tuve el primer contacto con este caso el verano de 1911, y ha estado bajo mi observación más o menos desde entonces. He estado presente probablemente en 250 sesiones nocturnas, en muchas de las cuales me hice acompañar de un estenógrafo que tomó una gran cantidad de notas.     

Un estudio completo de este caso me ha convencido de que no se trata de un trance ordinario. El sueño, aunque muy profundo, parece ser bastante natural, y hasta ahora nunca hemos podido despertar al sujeto cuando se encontraba en este estado; pero el cuerpo nunca está rígido, y el ritmo cardíaco no se ve alterado; la respiración a veces se interrumpe de forma marcada. Este hombre está totalmente inconsciente, completamente ajeno a lo que ocurre a su alrededor, y a menos que se le diga con posterioridad, nunca sabe que se le ha usado como un punto de comunicación para las idas y venidas de supuestos seres personales extraplanetarios. De hecho es más o menos indiferente a todo lo que sucede, y demuestra una sorprendente falta de interés en estos asuntos que ocurren de vez en cuando.    

Estas visitas nocturnas no son de ninguna manera como las sesiones de espiritismo. En ningún momento, durante los dieciocho años de observación se ha dado comunicación con ningún ser que pretenda ser el espíritu de un ser humano fallecido. Las comunicaciones que se han escrito, o que hemos tenido la oportunidad de oír, tienen origen en un inmenso orden de supuestos seres que afirman venir de otros planetas para visitar este mundo y hacer aquí una parada  para el estudio y la observación cuando van, como estudiantes, en la ruta de un universo a otro o de un planeta a otro. Estas comunicaciones además provenían de supuestos seres espirituales que afirmaban haber sido destinados a este planeta para realizar diversos tipos de tareas.

Dieciocho años de estudio y de meticulosa investigación no han podido dar cuenta del origen psíquico de los mensajes. Me encuentro en este momento donde me encontraba cuando empecé. El psicoanálisis, el hipnotismo, un detenido análisis comparativo, se muestran incapaces de demostrar que los mensajes escritos y orales de esta persona tienen origen en su propia mente. Mucho del material obtenido a través del sujeto es muy contrario a sus propios hábitos de pensamiento, a la manera en la que se ha sido educado y a su filosofía de vida. De hecho, de mucho de lo que hemos obtenido no hemos encontrado nada que exista que tenga la misma naturaleza. Su contenido filosófico es bastante nuevo, y no nos es posible encontrar la expresión humana de mucho de ello. 

A pesar de que me gustaría mucho informar de los detalles de este caso, no estoy en posición en este momento de hacerlo. Sólo puedo decir que lo que he encontrado en  estos años de observación es que toda la información que se nos ha comunicado de esta manera se ha probado que es coherente consigo misma. Aunque hay una considerable diferencia en la calidad de las comunicaciones,  esto parece tener su razón de ser en el grado de desarrollo del orden de los seres personales que realizan las comunicaciones. Su filosofía es consistente. De hecho, el caso es tan poco común y tan extraordinario que de forma inmediata se coloca, de acuerdo con mi experiencia, en un clase aparte, una clase que se resiste a ser catalogada como de origen auto-psíquico. Nuestras investigaciones continúan y, como he dado a entender, espero en un futuro próximo conseguir permiso y ofrecer una información más completa de los fenómenos vinculados con este interesante caso.

Por el contrario, incluso este apéndice fue suprimido de posteriores ediciones, y un velo de silencio se corrió sobre lo sucedido hasta que los 196 escritos, que fueron entregados y documentados en 1934 y 1935, se compilaron en el texto llamado The Urantia Book, finalmente publicándose en 1955. Para entonces, Sadler se había dado cuenta, a pesar de haber sido un escéptico por su misma profesión, que la información tenía el origen que decía tener, y, como otras muchas personas, la aceptó con humildad y asombro ante lo que aquello significaba.

            El contenido del libro está transformando la conciencia de todos aquellos que son receptivos a él, muchos de los cuales sienten que estaban esperando a que llegara a sus manos sin saber por qué, como si algo en su interior les hubiera preparado para ese momento en que el libro apareció en sus vidas. Los personajes públicos que lo conocen  --y hay muchos- normalmente no lo mencionan, quizás porque aquellos que lo han aceptado saben que es el  libro más importante de la historia de la humanidad, y esto les deja en un principio con la inseguridad de cómo hablar de él sin que le crean un fanático o parecer que quiera coartar las creencias de los demás. Todos coinciden en que el libro marcará el comienzo de una nueva época diferente a cualquier otra anterior, una era basada no meramente en sí misma o en este mundo, sino en el lugar de nuestro planeta en el universo y en el destino universal de cada persona.

            Es un libro que reduce y al mismo tiempo agranda la perspectiva de la humanidad sobre su propia importancia, haciéndole sentir un sentimiento profundo de humildad al igual que de dignidad, y desafiar muchos de los supuestos de la religión y de la ciencia tradicional. Tiene cosas vitales que enseñar más que las que simplemente estamos ahora viviendo, aunque hay partes de él destinadas para las mentes de las generaciones que han de venir y que estarán mejor preparadas para poder entenderlas. Da a la gente de este mundo una perspectiva de su naturaleza humana, de su historia y de su destino jamás antes presentada, quizás porque la conciencia humana hasta ahora no se había desarrollado lo suficiente como para poder aceptar el contenido del libro sin perder su equilibrio y sin caer en una servil devoción y fetichismo o en un temor que destruiría el libro y a todos los que con toda franqueza le dan el valor que se merece. De hecho, ambos extremos son posible y ya se han hecho evidentes en este mundo. En su mayor parte, sin embargo, todos los que conocen el libro se sienten, gracias a él, con una libertad jamás imaginada; aunque también se llenan de gratitud por esa libertad sin dejar por ello de abrumarse ante la responsabilidad  que comprenden conlleva este conocimiento.   

            El libro nos habla de nuestro verdadero hogar, de un lugar que nuestras mentes y corazones reconocen como suyo. Abre nuestros ojos al amor, a la seguridad, a la aventura infinita que estábamos destinados a vivir, si somos capaces de ver tras sus letras una integridad, una coherencia y una autoridad superior a la humana; nunca es arrogante, aunque a veces es inflexiblemente verdadero. El libro respira humor además de la más profunda seriedad. Insiste en que todo el universo se aúna para que la humanidad pueda vencer sus temores tanto individuales como colectivos. Aunque nos describe como la forma más humilde de criatura capaz de albergar una voluntad para conocer la existencia de Dios, también enfatiza con claridad el hecho de que no hay límites para el destino que nos espera.

            El libro simplemente dice la verdad, para aquellos que se acercan a él sin temor, y su mensaje de esperanza, perdón, amor y universalidad de la familia --una familia humana no limitada a este mundo ni, como familia de seres personales, al espacio y al tiempo-  transformará nuestra civilización humana como nunca jamás haya sido transformada, y la impulsará a que cumpla el plan para el que fue destinada, antes de que sucediera la tragedia de quedarnos solos sin aparente guía. 

El libro nos muestra que no estamos en realidad solos y que nunca lo hemos estado, tanto de forma individual como pertenecientes a una especie de seres personales conscientes de nosotros mismos a la búsqueda de nuestro lugar en la realidad. El libro nos muestra que los perpetuos anhelos y sufrimientos de la humanidad, mucho más allá de ser en vano, tienen más valor del que podemos imaginar.

      Es realmente un libro que procede de más allá de este mundo, al igual que los verdaderos orígenes de la vida, tal como los científicos comienzan a dilucidar. Nos dice que  somos un mundo habitados en muchos universos habitados. Y aunque estamos en un extremo, en una frontera dijéramos que inexplorada, de la civilización que se expande entre las estrellas, el libro narra el cuidado invisible e ilimitado de esos que han estado con nosotros desde el comienzo, de seres que han estado guiando nuestra evolución, siempre con el límite de nuestras propias decisiones, hacia la paz  y la perfección dinámicas, tanto individual como cultural, a la que todos los mundos habitados aspiran y algún día conseguirán, sin importar las tragedias que la ignorancia o la barbarie pueden traer.

            El libro también deja claro, con respecto a estas tragedias y el sufrimiento que provocan, que hay un aspecto oscuro en nuestra relación con esa mayor civilización del universo que nos ha observado y cuidado sin que nos diéramos cuenta, una tragedia que sobrepasa el ámbito de nuestro mundo, en la que no tuvimos parte ni culpa, pero cuyas consecuencias hemos de sufrir, como todos miembros de una familia sufren cuando un miembro de ésta toma la senda equivocada. Es una tragedia que parece que va a terminar ahora, y para cuyo final el mismo libro está  en este mundo preparando. Se trata de una falta cometida por aquellos que debían habernos enseñado y darnos una guía, y que nos ha mantenido en una cierta oscuridad espiritual durante doscientos mil años --aunque no toda la oscuridad de este mundo se puede culpar a este hecho--. Se trata de una falta que ocasionó un gran sufrimiento pero que, sin embargo, se convirtió en fortaleza en aquellos que mantienen su fe a pesar de todo, una fortaleza mucho más valiosa que destructiva fue la misma tragedia.

 

            Todos los que poseen una mente abierta han de saber que hay una vida  más allá de este mundo, pero la abundancia de esa vida, y su buena voluntad, nunca se ha revelado a la humanidad con tanta profundidad hasta que se reveló este libro. Al leerlo enseguida comprendemos  -y lo esperamos por su lógica-- que desea prepararnos el camino para poder entrar en íntima comunicación, en un futuro no muy distante, con esa familia nuestra, tanto humana como suprahumana, que mora más allá de nuestro planeta. En realidad, ya se ha efectuado esa comunicación, mucho antes de lo que propone el conocimiento histórico actual, con una civilización humana de hace quinientos mil años. Las huellas de esta comunicación pueden trazarse en textos sagrados y en otros escritos de la más remota antigüedad.  Hay muchas evidencias de esto por todo el libro, como las hay respecto a hechos científicos y a  cosmología que la humanidad es incapaz de descubrir por sí misma. Aunque a los autores no se les permitió revelar todo lo que pudiésemos descubrir por nosotros mismos en el futuro para no privarnos de la aventura y el gozo de tales descubrimientos.

            Habrá posiblemente una pregunta en las mentes de muchas de las personas que lean esto, especialmente cuando se den cuenta de que el libro hace casi 60 años que está entre nosotros, sobre las razones por las que su existencia no haya sido proclamada a los cuatro vientos. ¿Por qué no se ha informado de él en los noticieros?  La respuesta está relacionada en parte con la naturaleza misma del libro, aunque también existe otra tragedia relacionada con el temor y la duplicidad respecto a su aparición.

            La primera gran tragedia de este mundo, a la que me referí antes, es la traición a la confianza de parte de algunos de nuestros protectores suprahumanos en el inicio mismo de nuestra civilización. La tragedia actual, sin embargo, es la traición a la confianza de parte de aquellos, todos también humanos, sobre los que se depositó el cuidado del libro mismo.

            En el comienzo, esos a quienes se les encomendó el libro estaban, como era natural,  preocupados por la seguridad del libro. Por obvias razones, que no pueden enumerarse ahora, tomaron muchas medidas para protegerlo y mantener el texto inalterado. Afortunadamente, también tomaron la acción más protectora de todas, publicar miles de ejemplares y distribuirlos. 

            Si esto fuera todo lo que hubieran hecho, lo habrían hecho bien, pero no ha sido así. Incapaces de profundizar en el libro mismo y de seguir sus indicaciones, el deseo de protegerlo se transformó lentamente en las mentes de estas personas en un afán de poseerlo y controlarlo, y se convirtieron en una amenaza contra la seguridad y la divulgación de su mensaje al mundo. Mintieron para conseguir la propiedad intelectual del libro, dejaron de distribuirlo y amenazaron a aquellos que desafiaban sus normas. Se nombraron a sí mismos  los guardianes de por vida del libro, eligieron entre sus líderes a  hombres trastornados por no decir psicópatas e intentaron destruir todas las organizaciones de lectores y creyentes que no pudiesen controlar. Esta tragedia tiene lugar en este momento en este mundo, y constituye una de las razones por las que el libro no ha llegado a tener un papel  más destacado del que tiene, aunque la misma naturaleza del texto pudiera resultar una amenaza para aquellos que no lleguen verdaderamente a entenderlo y retrasar también su divulgación.

            Estos supuestos cuidadores del libro obtuvieron y conservan una fraudulenta propiedad intelectual sobre él, llegando incluso a decir que sus predecesores fueron sus autores (predecesores que se horrorizarían de tal afirmación). Hasta ahora han tenido éxito y han podido convencer a los tribunales de sus reclamaciones, mucho de ello debido a que el lamentable líder de este grupo goza de abundantes recursos económicos siempre dispuestos para gastarlos en estratagemas legales, aunque también porque los tribunales se han negado a tomar en serio la verdadera naturaleza del libro. Todo esto ha resultado en un penoso espectáculo, de los que desafortunadamente no faltan en nuestro planeta e indican lo poco preparado que estamos para este regalo que se nos ha dado.

            Como en todas las crisis, sin embargo, también significa esto una oportunidad para aquellos que se niegan a que el temor les controle. Sin una atmósfera de temor, el mal es impotente. Para aquellos que en verdad conocen y comprenden las enseñanzas del libro, el grupo que reclama su posesión del libro se ha convertido en sí mismo irrelevante, ridículo e indigno de considerarles con seriedad. Merecen que se les ayude, pero el tipo de ayuda que  imaginan. Hay por supuesto algunas personas que necesitan algún tipo de autoridad humana que les guíe quizás por una genuina aunque ingenua confianza, quizás por pereza o por temor, y que seguirán sin pensar a aquellos que quieren controlarlos.

            Pero los que se acercan al texto con un mayor rigor y se dejan guiar, más que por el miedo interior o la ignorancia, por éste, saben que tienen una responsabilidad hacia lo que se les ha dado, una responsabilidad de crear una fundación digna para revelar este libro al mundo, una fundación no en el sentido social u organizativo, aunque estos elementos  pueden ser parte de ella, sino en el sentido espiritual; una fundación que represente el reto de vivir como el libro nos enseña en su sección final, para vivir siendo conscientes de un destino mucho más grandioso del que jamás se hubiera imaginado para la historia del mundo. Este reto nos impulsa en su esencia a formar  -a hacer realidad- la clase de familia humana para la que estamos destinados desde nuestros inicios evolutivos. Es la responsabilidad de crear unas relaciones que fomenten esos vínculos que compartimos, no sólo con nuestros hermanos y hermanas, seres humanos de este mundo, sino con todas esas personas que habitan el cosmos y que nos cuidan a pesar de nuestra pueril barbarie y de las distorsiones que ha experimentado nuestra cultura a consecuencia de nuestro aislamiento y de nuestra ignorancia. Tenemos una responsabilidad también hacia una familia mayor, hacia los que nos han dado el libro, pero que nos están observando para ver lo que hacemos con él.

            La historia de nuestro mundo es en cierta manera como The Lord of the Flies[ii] de William Golding. Se nos ha dejado a nuestros propios recursos en una pequeña isla durante bastante tiempo, y aunque el libro no constituya para nosotros la primera aparición de una autoridad superior, es lo último y más importante de nuestro tiempo, tal como resulta claro para aquellos que lo abren con la mente abierta. El libro no busca reemplazar a otros sistemas de pensamiento humano ni menospreciar las creencias y verdades propias de nuestra evolución por las que tanto hemos luchado para conseguir y mantener. El libro establece con claridad que, aunque es una revelación, no es inspirado, sino que busca que despertemos hacia lo que no podemos saber por los límites de nuestro entendimiento e imaginación, y nos asiste en la integración de esa nueva información mediante esa singular perspectiva humana desarrollada en nuestro relativo aislamiento.

            El libro nos muestra el camino hacia la profundidad interior de nuestro ser individual al igual que hacia la exterioridad del cosmos. Al final, estas profundidades internas y externas se vinculan y laboran juntas para ayudarnos a dirigirnos hacia un indescriptible destino en este mundo y más allá de este mundo. Es nuestra toma de conciencia de esto la que transformará nuestro planeta, la que transformará las mentes que también adquieran este tipo de conciencia.

            En su descripción de nuestra historia y destino, The Urantia Book se centra mayormente en el pasado ancestral y en el lejano futuro, pero también dice de nuestro tiempo presente que "se agita al borde" de una de nuestras "más asombrosas y fascinantes épocas."

            Quizás si la gente de todas las naciones del mundo pudiese unirse y organizarse en un gobierno democrático mundial que representara a toda la humanidad, podríamos autorizar a tal gobierno para que anunciase a ese universo que nos observa, una breves aunque sinceras palabras: "Gracias. Perdónanos. Por favor, ayúdanos." O cualquier otra oración que brote de toda la humanidad. Quizás nos podríamos liberar de la cuarentena que nos ha aislado durante tanto tiempo, y encontrarnos comunicados, de maneras que nuestra ciencia ni siquiera ha llegado a soñar, con esos vecinos del espacio quizás no tan distantes como muchos creen. 

            Pero esto no llegará a suceder hasta que nos unamos como un solo mundo bajo la potestad de Dios. ¿Es tan extraño, sin embargo, o ingenuo, creer que se puede conseguir? A la luz de The Urantia Book seguro que sucederá, algún día. Si hay suficientes personas que sinceramente lo desean, ¿qué puede impedir que hagamos ese día algo nuestro?

 

[i]Nota del traductor: The Urantia Book se tradujo al español con el título de El libro de Urantia (Urantia Foundation, 1993), una traducción bastante desafortunada por el gran número de errores que contiene.

[ii]Nota del traductor: The Lord of the Flies es una novela de William Golding (1954) hecha película. En la novela un grupo de escolares británicos, que se ven abandonados a su suerte en una isla deshabitada, intentan inicialmente reproducir la sociedad británica, pero pronto caen en la barbarie y en rituales sangrientos