ÍNDICE 
  
    El libro de Urantia 
  
  
    Edición 1999 
  
   
  
    DOCUMENTO 10 
     LA TRINIDAD DEL PARAÍSO  
  
   
    
       
 
    
   108:1  10:0.1 
    LA TRINIDAD Paradisiaca de las Deidades eternas permite que el Padre pueda 
    escapar del absolutismo de la personalidad. La Trinidad asocia perfectamente 
    la expresión ilimitada de la infinita voluntad personal de Dios con la absolutez 
    de la Deidad. El Hijo Eterno y los diversos Hijos de origen divino, juntamente 
    con el Actor Conjunto y sus hijos universales, eficazmente liberan al Padre 
    de las limitaciones, por otra parte inherentes, en primacía, perfección, inmutabilidad, 
    eternidad, universalidad, absolutez e infinidad. 
    108:2  10:0.2 
    La Trinidad del Paraíso permite efectivamente la plena expresión y la revelación 
    perfecta de la naturaleza eterna de la Deidad. Los Hijos Estacionarios de 
    la Trinidad ofrecen de la misma manera una plena y perfecta revelación de 
    la justicia divina. La Trinidad es unidad de la Deidad, y esta unidad descansa 
    eternamente sobre los cimientos absolutos de la singularidad divina de las 
    tres personalidades originales coordinadas y coexistentes, Dios el Padre, 
    Dios el Hijo, y Dios el Espíritu. 
   108:3  10:0.3 
    A partir de la situación presente en el círculo de la eternidad, mirando hacia 
    atrás hacia el pasado infinito, podemos descubrir una sola inevitabilidad 
    inescapable en los asuntos del universo, y ésa es la Trinidad del Paraíso. 
    Yo creo que la Trinidad era inevitable. Según veo el pasado, el presente y 
    el futuro del tiempo, considero que no hay nada más en todo el universo de 
    universos que fuera inevitable. El universo maestro actual, visto en retrospectiva 
    o en perspectiva, es impensable sin la Trinidad. Ya con la Trinidad del Paraíso, 
    podemos postular modos alternativos e incluso múltiples de hacer todas las 
    cosas, pero sin la Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu somos incapaces de concebir 
    de qué manera pudo el Infinito lograr una personalización triple y coordinada 
    frente a la absoluta singularidad de la Deidad. Ningún otro concepto de la 
    creación llega a la altura de las normas de lo completo y lo absoluto de la 
    Trinidad, inherentes en la unidad de la Deidad combinada con la plenitud de 
    liberación volitiva inherente en la personalización triple de la Deidad. 
  1. LA AUTODISTRIBUCIÓN DE LA PRIMERA FUENTE 
    Y CENTRO 
  
 108:4  10:1.1 Parecería 
    que el Padre, allá por la eternidad, inauguró una política de profunda autodistribución. 
    Hay en la naturaleza altruista, amante y amable del Padre Universal algo inherente 
    que lo hace reservarse el ejercicio exclusivo tan sólo de aquellos poderes 
    y autoridad que al parecer encuentra imposible delegar o conceder. 
    108:5  10:1.2 
    El Padre Universal siempre se ha despojado de las partes de sí mismo que son 
    otorgables a otro Creador o criatura. Ha delegado en sus Hijos divinos y en 
    sus inteligencias asociadas todo poder y toda autoridad que pudiera ser delegada. 
    Transfirió realmente a sus Hijos Soberanos, en los respectivos universos, 
    toda prerrogativa de autoridad administrativa que fuera transferible. En los 
    asuntos de un universo local, ha hecho a cada Hijo Creador Soberano tan perfecto, 
    competente y con tanta autoridad como el Hijo Eterno es en el universo original 
    central. Entregó, en realidad donó, con la dignidad y santidad de la posesión 
    personal, todo de sí mismo y de sus atributos, todo lo que podía despojar, 
    de toda forma, en todas las edades, en todos los lugares, y a todas las personas, 
    y en todos los universos, excepto el de su morada central. 
   109:1  10:1.3 
    La personalidad divina no es egocéntrica; la autodistribución y el compartir 
    de la personalidad caracterizan la identidad divina con libre albedrío. Las 
    criaturas anhelan la asociación con otras criaturas personales; los Creadores 
    se sienten motivados a compartir su divinidad con sus hijos universales; la 
    personalidad del Infinito se revela como el Padre Universal, que comparte 
    la realidad de su ser y la igualdad del yo con dos personalidades coordinadas: 
    el Hijo Eterno y el Actor Conjunto. 
   109:2  10:1.4 
    Para conocer a la personalidad y los atributos divinos del Padre dependeremos 
    para siempre de las revelaciones del Hijo Eterno, porque cuando se efectuó 
    el acto conjunto de la creación, cuando la Tercera Persona de la Deidad surgió 
    a la existencia de la personalidad y cumplió con los conceptos combinados 
    de sus padres divinos, el Padre dejó de existir como la personalidad no cualificada. 
    Con la aparición del Actor Conjunto y la materialización del núcleo central 
    de la creación, tuvieron lugar ciertos cambios eternos. Dios se dio como personalidad 
    absoluta a su Hijo Eterno. Así, otorga el Padre la "personalidad de infinidad" 
    a su Hijo unigénito, mientras que ambos otorgan la "personalidad conjunta" 
    de su unión eterna al Espíritu Infinito. 
    109:3  10:1.5 
    Por estas y otras razones más allá del concepto de la mente finita, es extremadamente 
    difícil para la criatura humana comprender la infinita personalidad paterna 
    de Dios, excepto como es universalmente revelada en el Hijo Eterno y, con 
    el Hijo, es universalmente activa en el Espíritu Infinito. 
    109:4  10:1.6 
    Puesto que los Hijos de Dios Paradisiacos visitan los mundos evolutivos y 
    a veces aun habitan en ellos en semejanza de carne mortal, y puesto que estos 
    autootorgamientos hacen posible para el hombre mortal conocer realmente algo 
    de la naturaleza y carácter de la personalidad divina, deben las criaturas 
    de las esferas planetarias poner atención a estos autootorgamientos de los 
    Hijos Paradisiacos, para obtener información fidedigna y confiable respecto 
    del Padre, el Hijo y el Espíritu. 
  2. LA PERSONALIZACIÓN DE LA DEIDAD 
  
 109:5  10:2.1 Mediante 
    la técnica de la trinidización el Padre se despoja de esa personalidad espiritual 
    no cualificada que es el Hijo, pero al hacerlo, se constituye en el Padre 
    de este mismo Hijo, y por ello se inviste de ilimitada capacidad de ser el 
    Padre divino de todos los tipos de criaturas de voluntad inteligente posteriormente 
    creadas, eventuadas, o de otro modo personalizadas. Como  la personalidad 
    absoluta y no cualificada, el Padre puede funcionar solamente como el 
    Hijo y con el Hijo, pero como  Padre personal continúa otorgando personalidad 
    a las diversas huestes de los diferentes niveles de criaturas volitivas inteligentes, 
    y por siempre mantiene relaciones personales de asociación amante con esa 
    vasta familia de hijos universales. 
    109:6  10:2.2 
    Después de que el Padre ha otorgado a la personalidad de su Hijo la plenitud 
    de sí mismo, y cuando se completa y se perfecciona este acto de autodotación, 
    del poder y naturaleza infinitos que de este modo existen en la unión del 
    Padre y el Hijo, los socios eternos conjuntamente otorgan aquellas cualidades 
    y atributos que constituyen otro ser más como ellos; y esta personalidad conjunta, 
    el Espíritu Infinito, completa la personalización existencial de la Deidad. 
    
    110:1  10:2.3 
    El Hijo es indispensable para la paternidad de Dios. El Espíritu es indispensable 
    para la fraternidad de la Segunda y Tercera Personas. Tres personas son un 
    grupo social mínimo, pero ésta es la menos importante de todas las muchas 
    razones para creer en la inevitabilidad del Actor Conjunto. 
   110:2  10:2.4 
    La Primera Fuente y Centro es la  personalidad padre infinita, la fuente 
    ilimitada de personalidad. El Hijo Eterno es la  personalidad absoluta 
    no cualificada, ese ser divino que está en todo el tiempo y la eternidad como 
    la revelación perfecta de la naturaleza personal de Dios. El Espíritu Infinito 
    es la  personalidad conjunta, la única inimitable consecuencia personal 
    de la unión sempiterna del Padre y el Hijo. 
    110:3  10:2.5 
    La personalidad de la Primera Fuente y Centro es la personalidad de infinidad 
    menos la personalidad absoluta del Hijo Eterno. La personalidad de la Tercera 
    Fuente y Centro es la consecuencia superaditiva de la unión de la personalidad 
    liberada del Padre y la personalidad absoluta del Hijo. 
    110:4  10:2.6 
    El Padre Universal, el Hijo Eterno, y el Espíritu Infinito son personas únicas; 
    ninguno es un duplicado; cada uno es original; todos están unidos. 
   110:5  10:2.7 
    Sólo el Hijo Eterno experimenta la plenitud de la divina relación de personalidad, 
    consciente tanto de su filiación con el Padre como de su paternidad del Espíritu 
    y de la igualdad divina con el Padre antecesor y con el Espíritu asociado. 
    El Padre conoce la experiencia de tener un Hijo que es su igual, pero el Padre 
    no conoce de ningún antecedente ancestral. El Hijo Eterno tiene la experiencia 
    de la filiación, reconocimiento del ancestro de personalidad, y al mismo tiempo 
    el Hijo está consciente de ser un padre conjunto del Espíritu Infinito. El 
    Espíritu Infinito está consciente del doble ancestro de su personalidad, pero 
    no es progenitor de una personalidad coordinada de la Deidad. Con el Espíritu, 
    se completa el ciclo existencial de la personalización de la Deidad; las personalidades 
    primarias de la Tercera Fuente y Centro son experienciales y son siete en 
    número. 
    110:6  10:2.8 
    Yo tengo origen en la Trinidad del Paraíso. Conozco la Trinidad como Deidad 
    unificada; conozco también que el Padre, el Hijo y el Espíritu existen y actúan 
    en sus capacidades personales definidas. Sé positivamente que no sólo actúan 
    de manera personal y colectiva, sino que también coordinan sus acciones en 
    varias asociaciones, de modo que al final funcionan en siete capacidades diferentes 
    singulares y plurales. Y puesto que estas siete asociaciones agotan las posibilidades 
    de tales combinaciones divinas, es inevitable que las realidades del universo 
    aparezcan en siete variaciones de valores, significados y de personalidad. 
  3. LAS TRES PERSONAS DE LA DEIDAD 
  
 110:7  10:3.1 A pesar de 
    que existe una sola Deidad, hay tres personalizaciones positivas y divinas 
    de la Deidad. Respecto a la dotación del hombre con los Ajustadores divinos, 
    el Padre dijo: "Hagamos al hombre mortal a nuestra imagen". Repetidas 
    veces, en las escrituras urantianas existen referencias a los actos y acciones 
    de la Deidad plural, mostrando el reconocimiento de la existencia y operación 
    de las tres Fuentes y Centros. 
   110:8  10:3.2 
    Nos enseñan que el Hijo y el Espíritu tienen relaciones idénticas con el Padre 
    en la asociación de la Trinidad. En la eternidad y como Deidades indudablemente 
    lo hacen, pero en el tiempo y como personalidades ciertamente revelan relaciones 
    de una naturaleza muy variada. Contemplando los universos desde el Paraíso, 
    estas relaciones parecen muy similares, pero cuando se las visualiza desde 
    los dominios del espacio, aparecen considerablemente diferentes. 
    111:1  10:3.3 
    Los Hijos divinos son ciertamente el "Verbo de Dios", pero los hijos 
    del Espíritu son verdaderamente la "Acción de Dios". Dios habla 
    a través del Hijo y, con el Hijo, actúa a través del Espíritu Infinito, mientras 
    en todas las actividades del universo el Hijo y el Espíritu son exquisitamente 
    fraternos, laborando como dos hermanos iguales, con admiración y amor por 
    un Padre común, honrado y divinamente respetado. 
    111:2  10:3.4 
    El Padre, el Hijo y el Espíritu son ciertamente iguales en naturaleza, coordinados 
    en ser, pero hay diferencias inequívocas en sus actuaciones universales, y 
    cuando actúan solos, cada persona de la deidad está aparentemente limitada 
    en su absolutez. 
   111:3  10:3.5 
    El Padre Universal, antes de despojarse voluntariamente de la personalidad, 
    los poderes y los atributos que constituyen el Hijo y el Espíritu, parece 
    haber sido (filosóficamente considerado) una Deidad no cualificada, absoluta 
    e infinita. Pero esa teórica Primera Fuente y Centro sin un Hijo no podía 
    ser considerado, en ningún sentido de la palabra, el  Padre Universal; 
    la paternidad no es real sin filiación. Además, el Padre, para haber sido 
    absoluto en un sentido total, en algún momento eternamente distante, debe 
    haber existido a solas. Pero nunca tuvo tal existencia solitaria; el Hijo 
    y el Espíritu son ambos coeternos con el Padre. La Primera Fuente y Centro 
    siempre ha sido, y siempre será el Padre eterno del Hijo Original y, con el 
    Hijo, el eterno progenitor del Espíritu Infinito. 
    111:4  10:3.6 
    Observamos que el Padre se ha despojado de todas las manifestaciones directas 
    de su absolutez excepto la paternidad absoluta y la volición absoluta. No 
    sabemos si la volición es un atributo inalienable del Padre; sólo podemos 
    observar que  no se despojó de la volición. Tal infinidad de voluntad 
    debe haber sido eternamente inherente a la Primera Fuente y Centro. 
    111:5  10:3.7 
    Al otorgarle personalidad absoluta al Hijo Eterno, el Padre Universal evade 
    las cadenas del absolutismo de la personalidad, pero al hacerlo así da un 
    paso que hace por siempre imposible para él actuar por sí solo como el absoluto 
    de la personalidad. Y con la personalización final de la Deidad coexistente 
    -el Actor Conjunto- sobreviene la crítica interdependencia trinitaria de las 
    tres personalidades divinas respecto a la totalidad de la función de la Deidad 
    en absoluto. 
    111:6  10:3.8 
    Dios es el Absoluto-Padre de todas las personalidades del universo de universos. 
    El Padre es personalmente absoluto en libertad de acción, pero en los universos 
    del tiempo y el espacio, ya hechos, en proceso de hacerse, y aún por hacerse, 
    el Padre no es discerniblemente absoluto como Deidad total, salvo en la Trinidad 
    del Paraíso. 
   111:7  10:3.9 
    La Primera Fuente y Centro funciona fuera de Havona, en los universos fenoménicos, 
    de la manera siguiente: 
   111:8  10:3.101. Como creador, a través de los Hijos Creadores, 
    sus nietos. 
    111:9  10:3.112. Como controlador, a través del centro de 
    gravedad del Paraíso. 
    111:10  10:3.123. Como espíritu, a través del Hijo Eterno. 
    
    111:11  10:3.134. Como mente, a través del Creador Conjunto. 
    
    111:12  10:3.145. Como Padre, mantiene contacto paterno con 
    todas las criaturas a través del circuito de personalidad. 
    111:13  10:3.156. Como persona, actúa  directamente 
    en toda la creación por medio de sus fragmentos exclusivos -en el hombre mortal, 
    por los Ajustadores del Pensamiento. 
    111:14  10:3.167. Como Deidad total, funciona tan sólo en la 
    Trinidad del Paraíso. 
   112:1  10:3.17 
    Todas estas renuncias y delegaciones de jurisdicción del Padre Universal son 
    completamente voluntarias y autoimpuestas. El Padre todopoderoso asume intencionalmente 
    estas limitaciones de la autoridad universal. 
   112:2  10:3.18 
    El Hijo Eterno parece funcionar como uno con el Padre en todos los aspectos 
    espirituales, excepto en los otorgamientos de los fragmentos de Dios y en 
    otras actividades prepersonales. Tampoco está el Hijo estrechamente identificado 
    con las actividades intelectuales de las criaturas materiales ni con las actividades 
    energiales de los universos materiales. Como absoluto el Hijo funciona como 
    persona solamente en el dominio del universo espiritual. 
   112:3  10:3.19 
    El Espíritu Infinito es asombrosamente universal e increíblemente versátil 
    en todas sus operaciones. Actúa en las esferas de la mente, la materia y el 
    espíritu. El Actor Conjunto representa la asociación Padre-Hijo, pero funciona 
    también como él mismo. No está directamente relacionado con la gravedad física, 
    la gravedad espiritual, o el circuito de personalidad, pero participa más 
    o menos en todas las otras actividades del universo. Aunque aparentemente 
    depende de tres controles existenciales y absolutos de la gravedad, el Espíritu 
    Infinito parece ejercer tres supercontroles. Esta triple dote la emplea de 
    muchas maneras para trascender y aparentemente para neutralizar las manifestaciones 
    de fuerzas y energías primarias, hasta las fronteras superúltimas de la absolutez. 
    En ciertas situaciones estos supercontroles trascienden absolutamente hasta 
    las manifestaciones primarias de la realidad cósmica. 
  4. LA UNIÓN TRINITARIA DE LA DEIDAD 
  
 112:4  10:4.1 De todas 
    las asociaciones absolutas, la Trinidad del Paraíso (la primera triunidad) 
    es única como asociación exclusiva de Deidad personal. Dios funciona como 
    Dios sólo en relación a Dios y a los que pueden conocer a Dios, pero como 
    Deidad absoluta sólo en la Trinidad del Paraíso y en relación con la totalidad 
    del universo. 
   112:5  10:4.2 
    La Deidad eterna está perfectamente unificada; sin embargo, hay tres personas 
    perfectamente individualizadas de la Deidad. La Trinidad del Paraíso hace 
    posible la expresión simultánea de toda la diversidad de rasgos del carácter 
    y poderes infinitos de la Primera Fuente y Centro y sus eternos coordinados 
    y de toda la unidad divina de las funciones universales de la Deidad indivisa. 
    
    112:6  10:4.3 
    La Trinidad es una asociación de personas infinitas que funcionan en una capacidad 
    no personal, pero no en contravención de la personalidad. La ilustración es 
    burda, pero un padre, un hijo y un nieto podrían formar una entidad corporativa 
    que sería no personal, y sin embargo estaría sujeta a sus voluntades personales. 
    
    112:7  10:4.4 
    La Trinidad del Paraíso es real. Existe como la unión en la Deidad 
    del Padre, el Hijo y el Espíritu; sin embargo, el Padre, el Hijo, o el Espíritu, 
    o cualesquiera dos de ellos, pueden funcionar en relación con esta misma Trinidad 
    del Paraíso. El Padre, el Hijo, y el Espíritu pueden colaborar de una manera 
    no trinitaria, pero no como tres Deidades. Como personas pueden colaborar 
    como les plazca, pero ésa no es la Trinidad. 
   112:8  10:4.5 
    Recordad siempre que lo que hace el Espíritu Infinito es función del Actor 
    Conjunto. Tanto el Padre como el Hijo están funcionando en él, y a través 
    de él y como él. Pero sería inútil intentar dilucidar el misterio de la Trinidad: 
    tres como uno y en uno, y uno como dos y actuando para dos. 
   112:9  10:4.6 
    La Trinidad está tan relacionada con los asuntos del universo total que debe 
    ser tomada en cuenta en nuestros intentos de explicar la totalidad de cualquier 
    evento cósmico o relación de personalidad aislados. La Trinidad funciona en 
    todos los niveles del cosmos, y el hombre mortal está limitado al nivel de 
    lo finito; por consiguiente el hombre debe contentarse con un concepto finito 
    de la Trinidad como Trinidad. 
    113:1  10:4.7 
    Como mortal en la carne debes contemplar la Trinidad de acuerdo con tu esclarecimiento 
    individual y en armonía con las reacciones de tu mente y de tu alma. Puedes 
    saber muy poco del carácter absoluto de la Trinidad, pero según asciendas 
    hacia el Paraíso, te asombrarás muchas veces de las revelaciones sucesivas 
    y de los descubrimientos inesperados de la supremacía y ultimidad -si no de 
    la absolutez- de la Trinidad. 
  5. LAS FUNCIONES DE LA TRINIDAD 
  
 113:2  10:5.1 Las deidades 
    personales tienen atributos, pero no se puede consistentemente hablar de que 
    la Trinidad tiene atributos. Esta asociación de seres divinos puede considerarse 
    con mayor propiedad como que tiene funciones, tales como la administración 
    de la justicia, las actitudes de totalidad, la acción coordinada, y el sobrecontrol 
    cósmico. Estas funciones son activamente supremas, últimas y (dentro de los 
    límites de la Deidad) absolutas hasta donde interesa a todas las realidades 
    vivientes de valor de la personalidad. 
    113:3  10:5.2 
    Las funciones de la Trinidad del Paraíso no son simplemente la suma de la 
    aparente dote de divinidad del Padre más aquellos atributos especializados 
    que son únicos en la existencia personal del Hijo y el Espíritu. La asociación 
    en la Trinidad de las tres Deidades del Paraíso da por resultado la evolución, 
    eventuación y deidización de nuevos significados, valores, facultades y capacidades 
    para la revelación, la acción y la administración universales. Las asociaciones 
    vivientes, las familias humanas, los grupos sociales, o la Trinidad del Paraíso 
    no crecen por mera adición aritmética. La potencialidad del grupo excede siempre 
    en mucho la simple suma de los atributos de los componentes individuales. 
   113:4  10:5.3 
    La Trinidad mantiene una actitud única como Trinidad hacia todo el universo 
    del pasado, presente y futuro. Y se pueden considerar de la mejor manera las 
    funciones de la Trinidad en relación con las actitudes de la Trinidad hacia 
    el universo. Tales actitudes son simultáneas y pueden ser múltiples respecto 
    de cualquier situación o acontecimiento aislado: 
   113:5  10:5.4 
    1.  Actitud hacia lo finito. La autolimitación máxima de la Trinidad 
    es su actitud hacia lo finito. La Trinidad no es persona, ni es el Ser Supremo 
    una personalización exclusiva de la Trinidad, pero el Supremo es el que más 
    se acerca a una focalización del poder y personalidad de la Trinidad comprensible 
    por criaturas finitas. De ahí que a veces se habla de la Trinidad en relación 
    con lo finito como la Trinidad de Supremacía. 
  113:6  10:5.5 
    2.  Actitud hacia lo absonito. La Trinidad del Paraíso respeta aquellos 
    niveles de existencia que son más que finitos pero menos que absolutos, y 
    esta relación se denomina a veces la Trinidad de Ultimidad. Ni el Último ni 
    el Supremo son totalmente representativos de la Trinidad del Paraíso, pero 
    en un sentido cualificado y a sus respectivos niveles, cada uno parece representar 
    la Trinidad durante las eras prepersonales de desarrollo del poder experiencial. 
  113:7  10:5.6 
    3.  La actitud absoluta de la Trinidad del Paraíso está en relación 
    con las existencias absolutas y culmina en la acción de la Deidad total. 
   113:8  10:5.7 
    La Trinidad Infinita conlleva la acción coordinada de todas las relaciones 
    de triunidad de la Primera Fuente y Centro -tanto no deificada como deificada- 
    y en consecuencia es muy difícil para las personalidades de captarla. En la 
    contemplación de la Trinidad como infinita, no olvidéis las siete triunidades; 
    así podrán evitarse ciertas dificultades de comprensión, y ciertas paradojas 
    se resuelven parcialmente. 
    114:1  10:5.8 
    Pero yo no domino un idioma que me permita transmitir a la mente humana limitada 
    la plena verdad y la significación eterna de la Trinidad del Paraíso y la 
    naturaleza de la interasociación interminable de los tres seres de perfección 
    infinita. 
  6. Los HIJOS ESTACIONARIOS DE LA TRINIDAD 
  
 114:2  10:6.1 Toda ley 
    se origina en la Primera Fuente y Centro; él es la ley. La administración 
    de la ley espiritual es inherente en la Segunda Fuente y Centro. La revelación 
    de la ley, la promulgación e interpretación de los estatutos divinos, es la 
    función de la Tercera Fuente y Centro. La aplicación de la ley, la justicia, 
    cae dentro de la provincia de la Trinidad del Paraíso y es llevada a cabo 
    por ciertos Hijos de la Trinidad. 
   114:3  10:6.2 
     La justicia es inherente a la soberanía universal de la Trinidad del 
    Paraíso, pero la bondad, la misericordia y la verdad son el ministerio universal 
    de las personalidades divinas, cuya unión en la Deidad constituye la Trinidad. 
    La justicia no es la actitud del Padre, el Hijo o el Espíritu. La justicia 
    es la actitud trinitaria de estas tres personalidades de amor, misericordia 
    y servicio. Ninguna de las Deidades del Paraíso atiende la administración 
    de justicia. La justicia no es nunca una actitud personal; es siempre una 
    función plural. 
    114:4  10:6.3 
     La prueba, la base de la equidad (la justicia en armonía con la misericordia), 
    es suministrada por las personalidades de la Tercera Fuente y Centro, el representante 
    conjunto del Padre y del Hijo en todos los dominios y para la mente de todos 
    de los seres inteligentes de toda la creación. 
    114:5  10:6.4 
     El juicio, la aplicación final de la justicia de acuerdo con las pruebas 
    sometidas por las personalidades del Espíritu Infinito, es la obra de los 
    Hijos Estacionarios de la Trinidad, seres que comparten la naturaleza trinitaria 
    del Padre, el Hijo y el Espíritu unidos. 
   114:6  10:6.5 
    Este grupo de Hijos de la Trinidad comprende las siguientes personalidades: 
  
    1. Secretos Trinidizados de la Supremacía.
      2. Eternos de los Días.
     3. Ancianos de los Días.
   4. Perfecciones de los Días.
      5. Recientes de los Días.
      6. Uniones de los Días.
      7. Fieles de los Días.
      8. Perfeccionadores de la Sabiduría.
      9. Consejeros Divinos. 
      10. Censores Universales.
  
   114:17  10:6.6 
    Nosotros somos los hijos de las tres Deidades del Paraíso que funcionan como 
    la Trinidad, porque yo tengo la suerte de pertenecer a la décima orden de 
    este grupo, los Censores Universales. Estas órdenes no representan la actitud 
    de la Trinidad en un sentido universal; representan esta actitud colectiva 
    de la Deidad solamente en los dominios del juicio ejecutivo: la justicia. 
    La Trinidad los concibió específicamente para la obra precisa a la cual se 
    los asigna, y representan a la Trinidad tan sólo en esas funciones para las 
    cuales se personalizaron. 
    115:1  10:6.7 
    Los Ancianos de los Días y sus asociados de origen trinitario, imparten el 
    juicio justo de la equidad suprema a los siete superuniversos. En el universo 
    central tales funciones existen solamente en teoría; allí la equidad es patente 
    en la perfección, y la perfección de Havona excluye todas las posibilidades 
    de desarmonía. 
    115:2  10:6.8 
    La justicia es el pensamiento colectivo de la rectitud; la misericordia es 
    su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor; la precisión 
    caracteriza la operación de la ley; el juicio divino es el alma de la equidad, 
    siempre conformándose a la justicia de la Trinidad, siempre cumpliendo el 
    amor divino de Dios. Cuando se los percibe plenamente y se los comprende completamente, 
    la justicia recta de la Trinidad y el amor misericordioso del Padre Universal 
    son coincidentes. Pero el hombre no posee esa plena comprensión de la justicia 
    divina. Así pues en la Trinidad, tal como el hombre la visualizaría, las personalidades 
    del Padre, el Hijo y el Espíritu se ajustan al ministerio coordinado del amor 
    y la ley en los universos experienciales del tiempo. 
 
  
    7. EL SUPERCONTROL DE LA SUPREMACÍA 
  
 115:3  10:7.1 La Primera, 
    Segunda y Tercera personas de la Deidad son iguales entre sí, y son una. "El 
    Señor nuestro Dios es un solo Dios". Hay perfección de propósito y unidad 
    de ejecución en la Trinidad divina de Deidades eternas. El Padre, el Hijo 
    y el Actor Conjunto son en verdad y en divinidad uno. En verdad se ha escrito: 
    "Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay ningún Dios". 
   115:4  10:7.2 
    Según aparecen las cosas a los mortales en el nivel finito, la Trinidad del 
    Paraíso, al igual que el Ser Supremo, se ocupa solamente del total: planeta 
    total, universo total, superuniverso total, gran universo total. Esta actitud 
    de totalidad existe porque la Trinidad es el total de la Deidad y también 
    por muchas otras razones. 
    115:5  10:7.3 
    El Ser Supremo es algo menos y algo distinto de la Trinidad que funciona en 
    los universos finitos; pero dentro de ciertos límites y durante la era presente 
    de poder y personalización incompletos, esta Deidad evolutiva parece reflejar 
    la actitud de la Trinidad de Supremacía. El Padre, el Hijo y el Espíritu no 
    funcionan personalmente con el Ser Supremo, pero durante la presente era universal 
    colaboran con él en calidad de Trinidad. Entendemos que tienen una relación 
    similar con el Último. A menudo conjeturamos sobre cuál será la relación personal 
    entre las Deidades del Paraíso y Dios el Supremo cuando haya finalmente evolucionado, 
    pero realmente no lo sabemos. 
   115:6  10:7.4 
    Encontramos que el supercontrol de la Supremacía no es totalmente previsible. 
    Además, esta imprevisibilidad parece caracterizarse por un desarrollo incompleto, 
    indudablemente una señal del estado incompleto del Supremo y de lo inacabado 
    de la reacción finita a la Trinidad del Paraíso. 
    115:7  10:7.5 
    La mente mortal puede pensar inmediatamente en mil y una cosas -catástrofes 
    físicas, accidentes espantosos, desastres horribles, enfermedades dolorosas, 
    y calamidades mundiales- y preguntarse si tales visitaciones están correlacionadas 
    con las maniobras desconocidas de este probable funcionamiento del Ser Supremo. 
    Francamente, no lo sabemos; no estamos realmente seguros. Pero sí observamos 
    que, según pasa el tiempo, todas estas situaciones difíciles y más o menos 
    misteriosas resultan siempre en el bienestar y progreso de los universos. 
    Puede ser que la función del Supremo y el supercontrol de la Trinidad entrelazan 
    todas las circunstancias de la existencia y las inexplicables vicisitudes 
    de la vida en un modelo significativo de alto valor. 
    116:1  10:7.6 
    Como hijo de Dios puedes discernir la actitud personal del amor en todos los 
    actos de Dios el Padre. Pero no siempre podrás comprender cuántos de los actos 
    universales de la Trinidad del Paraíso redundan en bien de los individuos 
    mortales en los mundos evolutivos del espacio. En el progreso de la eternidad 
    los actos de la Trinidad se revelarán como completamente significativos y 
    considerados, pero no siempre aparecen así a las criaturas del tiempo. 
  8. LA TRINIDAD ALLENDE LO FINITO 
  
 116:2  10:8.1 Muchas verdades 
    y hechos que pertenecen a la Trinidad del Paraíso sólo pueden ser comprendidas, 
    aunque sea parcialmente, mediante el reconocimiento de una función que trasciende 
    lo finito. 
    116:3  10:8.2 
    No sería aconsejable hablar de las funciones de la Trinidad de Ultimidad, 
    pero puede revelarse que Dios el Último es la manifestación trinitaria comprendida 
    por los Trascendentales. Nos inclinamos a creer que la unificación del universo 
    maestro es la acción eventuadora del Último y probablemente es reflectiva 
    de algunas, pero no de todas las fases del supercontrol absonito de la Trinidad 
    del Paraíso. El Último es una manifestación cualificada de la Trinidad en 
    relación con lo absonito sólo en el sentido en que el Supremo de este modo 
    representa parcialmente a la Trinidad en relación con lo finito. 
   116:4  10:8.3 
    El Padre Universal, el Hijo Eterno, y el Espíritu Infinito son, en cierto 
    sentido, las personalidades constituyentes de la Deidad total. Su unión en 
    la Trinidad del Paraíso y la función absoluta de la Trinidad equivalen a las 
    funciones de la Deidad total. Tal conclusión de la Deidad trasciende tanto 
    lo finito como lo absonito. 
    116:5  10:8.4 
    Si bien, ninguna de las personas de las Deidades del Paraíso llena realmente 
    todo el potencial de la Deidad, colectivamente las tres lo hacen. Tres personas 
    infinitas parece ser el mínimo de seres que se requieren para activar el potencial 
    prepersonal y existencial de la Deidad total: el Absoluto de Deidad. 
    116:6  10:8.5 
    Conocemos al Padre Universal, al Hijo Eterno, y al Espíritu Infinito como 
    personas, pero no conozco personalmente al Absoluto de Deidad. Amo 
    y adoro a Dios el Padre; respeto y honro al Absoluto de Deidad. 
   116:7  10:8.6 
    Una vez estuve en un universo donde cierto grupo de seres enseñaba que los 
    finalistas, en la eternidad, habían de llegar a ser finalmente los hijos del 
    Absoluto de Deidad. Pero no estoy dispuesto a aceptar esa solución del misterio 
    que envuelve el futuro de los finalistas. 
    116:8  10:8.7 
    El Cuerpo de los Finalistas incluye, entre otros, a aquellos mortales del 
    tiempo y el espacio que han alcanzado la perfección en todo lo que se refiere 
    a la voluntad de Dios. Como criaturas y dentro de los límites de la capacidad 
    de la criatura conocen plena y verdaderamente a Dios. Habiendo encontrado 
    así a Dios como Padre de todas las criaturas, estos finalistas deben comenzar 
    en algún momento la búsqueda del Padre superfinito. Pero esta búsqueda conlleva 
    una comprensión de la naturaleza absonita de los atributos y del carácter 
    últimos del Padre del Paraíso. La eternidad revelará si alcanzar tal cosa 
    es posible, pero estamos convencidos, aun si los finalistas logran esta ultimidad 
    de la divinidad, éstos serán probablemente incapaces de alcanzar los niveles 
    superúltimos de la Deidad absoluta. 
    116:9  10:8.8 
    Puede ser posible que los finalistas alcancen parcialmente el Absoluto de 
    Deidad, pero incluso si lo hicieran, aun en la eternidad de eternidades el 
    problema del Absoluto Universal continuaría intrigando, desconcertando, confundiendo 
    y desafiando a los finalistas ascendientes y progresivos, porque percibimos 
    que la insondabilidad de las relaciones cósmicas del Absoluto Universal tenderá 
    a crecer en proporción según los universos materiales y su administración 
    espiritual continúen expandiéndose. 
   117:1  10:8.9 
    Sólo la infinidad puede revelar al Padre-Infinito. 
   117:2  10:8.10 
    [Patrocinado por un Censor Universal, que actúa por mandato de los Ancianos 
    de los Días de Uversa.]   
    
    
      