ÍNDICE 
  
    El libro de Urantia
  
  
    Edición 1999
  
   
  
    DOCUMENTO 20 
     Los HIJOS DE DIOS PARADISIACOS  
  
  
    
       
    
   223:1  20:0.1 EN CUANTO a su función en el superuniverso de 
    Orvonton, los hijos de Dios se clasifican bajo tres encabezamientos generales: 
  
     1. Los Hijos de Dios descendentes.
      2. Los Hijos de Dios ascendentes.
      3. Los Hijos de Dios trinidizados. 
  
   223:5  20:0.2   Las órdenes de filiación descendentes 
    incluyen las personalidades que son de creación divina y directa. Los hijos 
    ascendentes, tales como las criaturas mortales, llegan a este estado por la 
    participación experiencial en la técnica creativa conocida como evolución. 
    Los Hijos Trinidizados son un grupo de origen compuesto que incluye todos 
    los seres abrazados por la Trinidad del Paraíso aunque no originados directamente 
    en la Trinidad. 
  1. Los HIJOS DE DIOS DESCENDENTES 
  
 223:6  20:1.1 Todos los 
    Hijos de Dios descendentes tienen orígenes elevados y divinos. Se dedican 
    al ministerio descendente de servicio en los mundos y sistemas del tiempo 
    y del espacio, para facilitar allí el progreso en la ascensión hacia el Paraíso 
    de las criaturas humildes de origen evolucionario: los hijos ascendentes de 
    Dios. De las numerosas órdenes de Hijos descendentes, describiremos en estas 
    narrativas siete de ellas. Aquellos Hijos que provienen de las Deidades en 
    la Isla central de Luz y Vida se denominan los Hijos de Dios Paradisiacos 
    y abarcan las siguientes tres órdenes: 
   223:7 1. Los Hijos Creadores: Los 
    Migueles.
    223:8 2. Los Hijos Magisteriales: Los 
    Avonales.
    223:93. Los Hijos Instructores Trinitarios: 
    Los Dainales. 
   223:10  20:1.2   Las restantes cuatro órdenes de 
    filiación descendente se conocen como los Hijos de Dios en los Universos 
    Locales: 
   223:11 4. Los Hijos Melquisedek.
    223:12 5. Los Hijos Vorondadek.
    223:13 6. Los Hijos Lanonandek.
    223:14 7. Los Portadores de Vida. 
   223:15  20:1.3   Los Melquisedek son los vástagos 
    conjuntos de un Hijo Creador de un universo local, el Espíritu Materno Creativo, 
    y el Padre Melquisedek. Tanto los Vorondadek como los Lanonandek son traídos 
    a la existencia por un Hijo Creador y su Espíritu Materno Creativo asociado. 
    Los Vorondadek se conocen mejor como los Altísimos, los Padres de las Constelaciones; 
    los Lanonandek como los Soberanos de Sistemas y como los Príncipes Planetarios. 
    La orden triple de los Portadores de Vida la trae a la existencia un Hijo 
    Creador y el Espíritu Materno Creativo asociado con uno de los tres Ancianos 
    de los Días del superuniverso de jurisdicción. Pero las naturalezas y actividades 
    de estos Hijos de Dios en los Universos Locales se describen más apropiadamente 
    en aquellos escritos que se ocupan de los asuntos de las creaciones locales. 
   224:1  20:1.4   Los Hijos de Dios Paradisiacos son 
    de origen triple: los Hijos primarios o Creadores son traídos a la existencia 
    por el Padre Universal y el Hijo Eterno; los Hijos secundarios o los Hijos 
    Magisteriales son hijos del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito; los Hijos 
    Instructores Trinitarios son los vástagos del Padre, el Hijo y el Espíritu. 
    Desde el punto de vista del servicio, la adoración y la suplicación, los Hijos 
    Paradisiacos son como uno; su espíritu es uno, y su trabajo es idéntico en 
    calidad y universalidad. 
    224:2  20:1.5   Así como las órdenes paradisiacas 
    de los Días demostraron ser administradores divinos, del mismo modo las órdenes 
    de los Hijos Paradisiacos se han revelado como ministros divinos: creadores, 
    servidores, otorgadores, jueces, maestros, y reveladores de la verdad. Pasan 
    por el universo de los universos desde las orillas de la Isla eterna hasta 
    los mundos habitados del tiempo y del espacio, realizando múltiples servicios 
    en el universo central y los superuniversos, los cuales no se revelan en estas 
    narrativas. Están organizados de distintas maneras, dependientes de la naturaleza 
    y ubicación de sus servicios, pero en un universo local tanto los Hijos Magisteriales 
    como los Hijos Instructores sirven bajo la dirección del Hijo Creador que 
    preside sobre ese dominio. 
    224:3  20:1.6   Los Hijos Creadores parecen poseer 
    una dote espiritual que se centra en sus personas, que controlan, y que pueden 
    otorgar así como vuestro propio Hijo Creador lo hizo al derramar su espíritu 
    sobre toda la carne mortal en Urantia. Cada Hijo Creador está dotado de este 
    poder espiritual de atracción en su propio reino; él está personalmente consciente 
    de toda acción y emoción de todo Hijo de Dios descendente que sirve en sus 
    dominios. He aquí una reflexión divina, una duplicación de un universo local, 
    de ese poder absoluto de atracción espiritual del Hijo Eterno, que le permite 
    extenderse para hacer y mantener contacto con todos sus Hijos Paradisiacos, 
    sea donde fuera que éstos se encuentren en todo el universo de los universos. 
    
    224:4  20:1.7   Los Hijos Creadores Paradisiacos 
    sirven no solamente como Hijos en sus ministraciones descendentes de servicio 
    y otorgamiento, sino que cuando completan sus carreras de autootorgamiento, 
    cada uno funciona como un Padre del universo en su propia creación, mientras 
    que otros Hijos de Dios continúan el servicio de autootorgamiento y elevación 
    espiritual concebido para ganar los planetas, uno a uno, al reconocimiento 
    volitivo del gobierno amante del Padre Universal, culminando en la consagración 
    de la criatura a la voluntad del Padre Paradisiaco y en la lealtad planetaria 
    a la soberanía universal de su Hijo Creador. 
  
    224:5  20:1.8   En un Hijo Creador séptuple, Creador 
    y criatura por siempre se combinan en asociación comprensiva, compasiva y 
    misericordiosa. La entera orden de Migueles, los Hijos Creadores, es tan singular 
    que el relato de sus naturalezas y actividades se reserva al próximo documento 
    de esta serie, mientras que esta narrativa se ocupará principalmente de las 
    dos órdenes restantes de filiación Paradisiaca: los Hijos Magisteriales y 
    los Hijos Instructores Trinitarios. 
  2. Los HIJOS MAGISTERIALES 
  
 224:6  20:2.1 Cada vez 
    que un concepto original y absoluto de un ser, formulado por el Hijo Eterno, 
    se une con un ideal nuevo y divino de servicio amante concebido por el Espíritu 
    Infinito, se produce un Hijo de Dios nuevo y original, un Hijo Magisterial 
    Paradisiaco. Estos Hijos constituyen la orden de Avonales, en contradistinción 
    con la orden de Migueles, los Hijos Creadores. Aunque no son creadores en 
    el sentido personal, están estrechamente asociados con los Migueles en toda 
    su tarea. Los Avonales son ministros y jueces planetarios, los magistrados 
    de los reinos del tiempo y del espacio -de todas las razas, para todos los 
    mundos, y en todos los universos. 
    225:1  20:2.2   Tenemos razones para pensar que 
    el número total de hijos magisteriales en el gran universo es de alrededor 
    de mil millones. Son una orden autogobernante, dirigida por su concilio supremo 
    en el Paraíso, el cual está constituido por Avonales experimentados sacados 
    de los servicios de todos los universos. Pero cuando están asignados a un 
    universo local y comisionados en él, sirven bajo la dirección del Hijo Creador 
    de ese dominio. 
    225:2  20:2.3   Los Avonales son Hijos Paradisiacos 
    para servicio y autootorgamiento en los planetas individuales de los universos 
    locales. Ya que cada Hijo Avonal tiene una personalidad exclusiva, puesto 
    que no hay dos que sean idénticas, su tarea es individualmente singular en 
    los reinos de su estadía, donde frecuentemente se encarnan a semejanza de 
    la carne mortal y a veces nacen de madres terrestres en los mundos evolucionarios. 
    
    225:3  20:2.4   Además de su servicio en los niveles 
    administrativos más elevados, los Avonales tienen una función triple en los 
    mundos habitados: 
   225:4  20:2.51. Acciones judiciales. Actúan al final 
    de las dispensaciones planetarias. Con el tiempo se pueden ejecutar decenas 
    -centenares- de tales misiones en cada mundo individual, y pueden proceder 
    innumerables veces al mismo mundo o a otros mundos como terminadores de dispensación, 
    liberadores de los sobrevivientes adormecidos.
    
    225:5  20:2.62.  Misiones magisteriales. Una visitación 
    planetaria de este tipo generalmente ocurre antes de la llegada de un hijo 
    de autootorgamiento. En tales misiones, el Avonal aparece como adulto del 
    reino mediante una técnica de encarnación que no comprende el nacimiento mortal. 
    Después de esta primera visita magisterial usual, los Avonales pueden servir 
    repetidamente en capacidad magisterial en el mismo planeta tanto antes como 
    después de la aparición del Hijo autootorgador. En estas misiones magisteriales 
    adicionales, el Avonal puede aparecer o no en forma visible y material, pero 
    en ninguna de ellas nacerá él en el mundo como infante desamparado.
    
    225:6  20:2.73. Misiones de autootorgamiento. Cada 
    Hijo Avonal se otorga a sí mismo, por lo menos una vez, en una carrera mortal 
    en algún mundo evolucionario. Las visitas judiciales son numerosas, las misiones 
    magisteriales pueden ser plurales, pero en cada planeta aparece sólo un Hijo 
    autootorgado. Los Avonales autootorgadores nacen de una mujer así como Miguel 
    de Nebadon fue encarnado en Urantia. 
   225:7  20:2.8   No hay límite a la cantidad de veces 
    que los Hijos Avonales pueden servir en misiones magisteriales y de autootorgamiento, 
    pero generalmente, cuando se ha atravesado la experiencia siete veces, hay 
    una suspensión en favor de aquellos que han tenido menos de tal servicio. 
    Estos hijos de experiencia múltiple de autootorgamiento son entonces asignados 
    al elevado concilio personal de un Hijo Creador, volviéndose así participantes 
    en la administración de los asuntos de un universo. 
    225:8  20:2.9   En toda su tarea por los mundos 
    habitados y en los mismos, los Hijos Magisteriales son asistidos por dos órdenes 
    de criaturas de los universos locales, los Melquisedek y los arcángeles, mientras 
    que en las misiones de autootorgamiento también les acompañan las Brillantes 
    Estrellas Vespertinas, también de origen en las creaciones locales. En cada 
    esfuerzo planetario, los Hijos secundarios Paradisiacos, los Avonales, están 
    apoyados por el poder pleno y la autoridad de un Hijo primario Paradisiaco, 
    el Hijo Creador de su universo local de servicio. Para todos los fines e intentos, 
    su tarea en las esferas habitadas es tan eficaz y aceptable como lo sería 
    el servicio de un Hijo Creador en aquellos mundos de habitación mortal. 
  3. LAS ACCIONES JUDICIALES 
  
 226:1  20:3.1 Los Avonales 
    son conocidos como Hijos Magisteriales porque son los altos magistrados de 
    los reinos, los adjudicadores de las dispensaciones sucesivas de los mundos 
    del tiempo. Presiden el despertar de los sobrevivientes adormecidos, juzgan 
    el reino, terminan una dispensación de justicia suspendida, ejecutan los mandatos 
    de una edad de misericordia probatoria, vuelven a asignar las criaturas espaciales 
    del ministerio planetario a las tareas de la nueva dispensación, y regresan 
    a las sedes de su universo local en cuanto completan su misión. 
    226:2  20:3.2   Cuando se sientan para juzgar los 
    destinos de una edad, los Avonales decretan el destino de las razas evolucionarias, 
    pero aunque puedan fallar la extinción de la identidad de criaturas personales, 
    no ejecutan dichas sentencias. Los veredictos de esta naturaleza no son ejecutados 
    sino por las autoridades de un superuniverso. 
    226:3  20:3.3   La llegada de un Avonal Paradisiaco 
    a un mundo evolucionario para el fin de terminar una dispensación e inaugurar 
    una nueva era de progresión planetaria no es necesariamente ni una misión 
    magisterial ni una misión de autootorgamiento. Las misiones magisteriales 
    son a veces las de autootorgamiento, las misiones de dotación son siempre 
    autootorgamientos; o sea, durante tales asignaciones los Avonales sirven en 
    un planeta en forma material -concreta. Sus otras visitas son "técnicas", 
    y en esta función un Avonal no se encarna en el servicio planetario. Si un 
    Hijo Magisterial viene solamente como adjudicador dispensacional, llega al 
    planeta como ser espiritual, invisible para las criaturas materiales del reino. 
    Dichas visitas técnicas ocurren repetidas veces en la larga historia de un 
    mundo habitado. 
    226:4  20:3.4   Los Hijos Avonales pueden actuar 
    como jueces planetarios antes de sus experiencias magisteriales o de autootorgamiento. 
    En cada una de estas misiones, sin embargo, el Hijo encarnado juzgará la edad 
    planetaria que está llegando a su final; del mismo modo lo hace un Hijo Creador 
    cuando está encarnado en una misión a semejanza de la carne mortal. Cuando 
    un Hijo Paradisiaco visita un mundo evolucionario y se transforma en uno de 
    sus habitantes, su presencia termina una dispensación y constituye un juicio 
    del reino. 
  4. LAS MISIONES MAGISTERIALES 
  
 226:5  20:4.1 Antes de 
    la aparición planetaria de un Hijo autootorgador, un mundo habitado es generalmente 
    visitado por un Avonal Paradisiaco en misión magisterial. Si ésta es una visita 
    magisterial inicial, el Avonal siempre se encarna como un ser material. Aparece 
    en el planeta de asignación como varón maduro de las razas mortales, un ser 
    plenamente visible y capaz de hacer contacto físico con las criaturas mortales 
    de su día y generación. Durante la entera encarnación magisterial, la relación 
    del Hijo Avonal con las fuerzas espirituales locales y universales es completa 
    e ininterrumpida. 
    226:6  20:4.2   Un planeta puede experimentar muchas 
    visitaciones magisteriales, tanto antes como después de la aparición de un 
    Hijo autootorgador. Puede ser visitado muchas veces por el mismo Avonal o 
    por otros, que actúan como adjudicadores dispensacionales, pero dichas misiones 
    técnicas de juicio no son ni autootorgamientos ni misiones magisteriales, 
    y los Avonales en estas ocasiones nunca son encarnados. Aun cuando un planeta 
    es bendecido por repetidas misiones magisteriales, los Avonales no siempre 
    se someten a la encarnación mortal; y cuando verdaderamente sirven en semejanza 
    de la carne mortal, siempre aparecen como seres adultos del reino; no nacen 
    de una mujer. 
    227:1  20:4.3   Cuando se encarnan en misiones de 
    autootorgamiento o magisteriales, los Hijos Paradisiacos tienen Ajustadores 
    experimentados, y estos Ajustadores son distintos para cada encarnación. Los 
    Ajustadores que ocupan la mente de los Hijos de Dios encarnados no pueden 
    tener jamás la esperanza de obtener la personalidad mediante la fusión con 
    los seres humano-divinos de su residencia, pero frecuentemente son personalizados 
    por un mandato del Padre Universal. Dichos Ajustadores forman el concilio 
    supremo de dirección de Divinington para la administración, identificación 
    y despacho de los Monitores Misteriosos a los reinos habitados. También reciben 
    y acreditan a los Ajustadores que regresan al "seno del Padre" cuando 
    se disuelve por la muerte su tabernáculo terrestre. De esta manera, los Ajustadores 
    fieles de los jueces del mundo se tornan jefes excelsos de su clase. 
   227:2  20:4.4   Urantia nunca ha recibido a un Hijo 
    Avonal en misión magisterial. Si Urantia hubiese seguido el plan general de 
    los mundos habitados, habría sido bendecido con una misión magisterial en 
    algún momento, entre los días de Adán y el autootorgamiento de Cristo Miguel. 
    Pero la secuencia regular de los Hijos Paradisiacos en vuestro planeta fue 
    totalmente trastornada por la aparición de vuestro Hijo Creador en su autootorgamiento 
    final hace mil novecientos años. 
    227:3  20:4.5   Aún es posible que Urantia sea visitada 
    por un Avonal comisionado para encarnarse en misión magisterial, pero en cuanto 
    a la aparición futura de los Hijos Paradisiacos, ni siquiera "los ángeles 
    en el cielo saben el momento ni la forma de dichas visitaciones", porque 
    un mundo en el que se haya otorgado un Miguel se vuelve el pupilo individual 
    y personal de un Hijo Mayor y, como tal, está totalmente sujeto a sus propios 
    planes y decisiones. Con vuestro mundo, esto se complica aún más por la promesa 
    que Miguel hiciera de regresar. Aparte de los malentendidos que sobre la estadía 
    de Miguel de Nebadon en Urantia pueda haber, una cosa es indudablemente auténtica 
    -su promesa de volver a vuestro mundo. En vista de esta expectativa, tan sólo 
    el tiempo podrá revelar el orden futuro de las visitas de los Hijos de Dios 
    Paradisiacos a Urantia. 
  5. Los AUTOOTORGAMIENTOS DE Los HIJOS 
    DE DIOS PARADISIACOS 
  
 227:4  20:5.1 El Hijo Eterno 
    es el eterno Verbo de Dios. El Hijo Eterno es la expresión perfecta del "primer" 
    pensamiento absoluto e infinito de su Padre eterno. Cuando una duplicación 
    personal o una extensión divina de este Hijo original sale en misión de autootorgamiento 
    en forma de la encarnación mortal, se torna literalmente verdad que el divino 
    "Verbo se hace carne", y que el Verbo mora de este modo entre los 
    seres humildes de origen animal. 
    227:5  20:5.2   En Urantia existe la creencia difundida 
    de que el propósito del autootorgamiento de un Hijo sea, de alguna manera, 
    influir sobre la actitud del Padre Universal. Pero vuestro esclarecimiento 
    debería indicaros que esto no es verdad. Los autootorgamientos de los Hijos 
    Avonales y de los Hijos Migueles son una parte necesaria del proceso experiencial 
    proyectado para hacer que estos Hijos sean magistrados y gobernantes seguros 
    y compasivos de los pueblos y los planetas del tiempo y del espacio. La carrera 
    de los siete autootorgamientos es la meta suprema de todos los Hijos Creadores 
    Paradisiacos. Todos los Hijos Magisteriales son motivados por el mismo espíritu 
    de servicio que tan abundantemente caracteriza a los Hijos Creadores primarios 
    y al Hijo Eterno del Paraíso. 
    227:6  20:5.3   Alguna orden de Hijos Paradisiacos 
    debe otorgarse en cada mundo habitado por mortales para posibilitar la llegada 
    de los Ajustadores del Pensamiento a la mente de todos los seres humanos normales 
    de esa esfera, porque los Ajustadores no van a todos los seres humanos 
    de buena fe hasta que no se haya derramado el Espíritu de la Verdad sobre 
    toda la carne; y el envío del Espíritu de la Verdad depende del regreso a 
    la sede central del universo de un Hijo Paradisiaco que haya ejecutado exitosamente 
    una misión de autootorgamiento mortal en un mundo en evolución. 
    228:1  20:5.4   Durante el curso de la larga historia 
    de un planeta habitado, ocurrirán muchas adjudicaciones dispensacionales, 
    y más de una misión magisterial puede ocurrir, pero ordinariamente sólo una 
    vez servirá un Hijo autootorgador en la esfera. Tan sólo se requiere que cada 
    mundo habitado tenga un Hijo autootorgador que haya vivido la plena vida mortal 
    desde el nacimiento hasta la muerte. Tarde o temprano, sea cual fuere el estado 
    espiritual, cada mundo habitado por mortales está destinado a recibir a un 
    Hijo Magisterial en misión de autootorgamiento, excepto el planeta en cada 
    universo local en el que un Hijo Creador elige realizar su autootorgamiento 
    mortal. 
   228:2  20:5.5   Al comprender más acerca de los 
    Hijos encarnados, vosotros discernís por qué tanto interés despierta Urantia 
    en la historia de Nebadon. Vuestro pequeño e insignificante planeta es de 
    importancia para el universo local, simplemente porque es el hogar mortal 
    de Jesús de Nazaret. Fue el escenario del autootorgamiento final y triunfador 
    de vuestro Hijo Creador, la arena en la que Miguel alcanzó la soberanía personal 
    suprema del universo de Nebadon. 
    228:3  20:5.6   En la sede de su universo local, 
    un Hijo Creador, especialmente después de completar su propio autootorgamiento 
    mortal, pasa mucho de su tiempo aconsejando e instruyendo al grupo de Hijos 
    asociados, los Hijos Magisteriales y a otros. En amor y devoción, con tierna 
    misericordia y afectuosa consideración, estos Hijos Magisteriales se otorgan 
    en los mundos del espacio. Y de ninguna manera son estos servicios planetarios 
    inferiores a los autootorgamientos mortales de los Migueles. Es verdad que 
    vuestro Hijo Creador seleccionó para escenario de su aventura final en la 
    experiencia de la criatura un mundo que había sido extraordinariamente desafortunado. 
    Pero ningún planeta puede jamás hallarse en condición tal como para requerir 
    el autootorgamiento de un Hijo Creador con el objeto de efectuar su rehabilitación 
    espiritual. Cualquier Hijo del grupo de autootorgamientos hubiese sido igualmente 
    suficiente, porque en todo su trabajo en los mundos de un universo local, 
    los Hijos Magisteriales son tan divinamente eficaces y todosapientes como 
    podría serlo su hermano Paradisiaco, el Hijo Creador. 
   228:4  20:5.7   Aunque la posibilidad de desastres 
    durante sus encarnaciones de autootorgamiento está siempre presente para estos 
    Hijos Paradisiacos, no he visto registro alguno de un fracaso o falta en misión 
    de autootorgamiento de un Hijo Magisterial o un Hijo Creador. Ambos son de 
    origen demasiado cercano a la perfección absoluta como para faltar. En efecto 
    asumen el riesgo, realmente se vuelven como las criaturas mortales de carne 
    y hueso y por lo tanto obtienen la experiencia única de la criatura, pero 
    dentro de la gama de mi observación siempre triunfan. Nunca dejan de alcanzar 
    el objetivo de la misión de autootorgamiento. La historia de su servicio de 
    autootorgamiento y planetario en todo Nebadon constituye el capítulo más noble 
    y fascinador en la historia de vuestro universo local. 
  6. LAS CARRERAS DE AUTOOTORGAMIENTO EN 
    SEMEJANZA DE Los MORTALES 
  
 228:5  20:6.1 El método 
    por el cual un Hijo Paradisiaco se prepara para la encarnación mortal como 
    Hijo autootorgador, llegando a nacer de una madre en el planeta de encarnación, 
    es un misterio universal; y todo esfuerzo para detectar el mecanismo de esta 
    técnica de Sonarington está destinado a fracasar certeramente. Dejad que el 
    conocimiento sublime de la vida mortal de Jesús de Nazaret penetre vuestras 
    almas, pero no gastéis el pensamiento en especulaciones inútiles sobre cómo 
    se realizó esta misteriosa encarnación de Miguel de Nebadon. Regocijémonos 
    todos con el conocimiento y la certeza de que tales logros son posibles para 
    la naturaleza divina y no perdamos tiempo en conjeturas inútiles sobre la 
    técnica empleada por la sabiduría divina para realizar estos fenómenos. 
   229:1  20:6.2   En una misión de autootorgamiento 
    como mortal, un Hijo Paradisiaco siempre nace de una mujer y crece como niño 
    varón del reino, así como lo hizo Jesús en Urantia. Estos Hijos de servicio 
    supremo pasan todos desde la infancia a través de la juventud hasta la edad 
    adulta, así como lo hace un ser humano. En todos los aspectos, se tornan como 
    los mortales de la raza en la que nacen. Hacen solicitudes al Padre así como 
    lo hacen los hijos de los reinos en los que sirven. Desde un punto de vista 
    material, estos hijos humano-divinos viven vidas comunes con una sola excepción: 
    no originan vástagos en los mundos de su estadía; ésa es una restricción universal 
    impuesta a todas las órdenes de los Hijos Paradisiacos autootorgadores. 
    229:2  20:6.3   Así como Jesús trabajó en vuestro 
    mundo como el hijo del carpintero, del mismo modo otros Hijos Paradisiacos 
    laboran en distintas capacidades en sus planetas de autootorgamiento. Difícilmente 
    podríais pensar en una vocación que no haya sido adoptada por un Hijo Paradisiaco 
    en el curso de su autootorgamiento en algún planeta evolucionario del tiempo. 
    
    229:3  20:6.4   Cuando un Hijo encarnado ha aprendido 
    la experiencia del vivir de la vida mortal, cuando ha alcanzado la perfección 
    de armonización con su Ajustador residente, allí comienza esa parte de su 
    misión planetaria que está diseñada para iluminar la mente e inspirar el alma 
    de sus hermanos en la carne. Como maestros, estos hijos están dedicados exclusivamente 
    al esclarecimiento espiritual de las razas mortales en los mundos de su estadía. 
   229:4  20:6.5   Las carreras de autootorgamientos 
    mortales de los Migueles y de los Avonales, aunque comparables en la mayoría 
    de los aspectos, no son idénticas en todos ellos: un Hijo Magisterial jamás 
    proclama, "el que haya visto al Hijo, ha visto al Padre", así como 
    lo hizo vuestro Hijo Creador cuando estaba en Urantia y en la carne. Pero 
    un Avonal autootorgador sí declara: "El que me haya visto a mí, ha visto 
    al Hijo Eterno de Dios". Los Hijos Magisteriales no son descendentes 
    inmediatos del Padre universal, ni tampoco se encarnan sujetos a la voluntad 
    del Padre; se otorgan a sí mismos siempre como Hijos Paradisiacos sujetos 
    a la voluntad del Hijo Eterno del Paraíso. 
   229:5  20:6.6   Cuando los Hijos autootorgadores, 
    Creadores o Magisteriales, penetran el portal de la muerte, reaparecen al 
    tercer día. Pero no deberíais albergar la idea de que ellos siempre se encuentran 
    con el trágico fin del Hijo Creador que moró en vuestro mundo hace mil novecientos 
    años. La experiencia extraordinaria y extrañamente cruel por la que pasó Jesús 
    de Nazaret ha hecho que Urantia sea conocida localmente como "el mundo 
    de la cruz". No es necesario que un Hijo de Dios sea tratado de una manera 
    tan inhumana, la gran mayoría de los planetas les ha ofrecido un recibimiento 
    más considerado, permitiéndoles terminar sus carreras mortales, terminar la 
    edad, adjudicar a los sobrevivientes adormecidos, e inaugurar una nueva dispensación, 
    sin sufrir una muerte violenta. Un hijo autootorgador debe enfrentarse a la 
    muerte, debe pasar a través de la experiencia total y real de los mortales 
    del reino, pero no es requisito del plan divino que su muerte sea ni violenta 
    ni extraña. 
    229:6  20:6.7   Cuando los Hijos encarnados no son 
    puestos a muerte en una forma violenta, éstos abandonan voluntariamente su 
    vida y pasan por los portales de la muerte, no para satisfacer las demandas 
    de "la justicia severa" o "la ira divina", sino más bien 
    para completar el autootorgamiento, "para beber la copa" de la carrera 
    de la encarnación y experiencia personal en todo lo que constituye la vida 
    de una criatura tal como se vive en los planetas de la existencia mortal. 
    El autootorgamiento es una necesidad planetaria y universal, y la muerte física 
    no es más que una parte necesaria de la misión del autootorgamiento. 
    230:1  20:6.8   Cuando la encarnación mortal se 
    termina, el Avonal de servicio se encamina al Paraíso, es aceptado por el 
    Padre Universal, regresa al universo local de asignación, y es recibido por 
    el Hijo Creador. De allí en adelante, el Avonal de autootorgamiento y el Hijo 
    Creador envían su Espíritu de la Verdad conjunto para funcionar en el corazón 
    de las razas mortales que moran en el mundo del autootorgamiento. En las edades 
    de presoberanía de un universo local, éste es el espíritu conjunto de ambos 
    Hijos, implementado por el Espíritu Creativo. Difiere un tanto del Espíritu 
    de la Verdad que caracteriza las edades del universo local después del séptimo 
    autootorgamiento de un Miguel. 
    230:2  20:6.9   Cuando se completa el autootorgamiento 
    final de un Hijo Creador, el Espíritu de la Verdad previamente enviado en 
    todos los mundos de autootorgamiento Avonal de ese universo local cambia de 
    naturaleza, volviéndose más literalmente el espíritu de Miguel soberano. Este 
    fenómeno toma lugar concurrentemente con la liberación del Espíritu de la 
    Verdad para servicio en el planeta de autootorgamiento mortal de Miguel. De 
    allí en adelante, cada mundo honrado por un autootorgamiento Magisterial recibirá 
    el mismo espíritu Confortador del Hijo Creador séptuple, en asociación con 
    el Hijo Magisterial, que el mundo habría recibido si el mismo Soberano del 
    universo local se hubiese encarnado personalmente como su Hijo autootorgador. 
  7. Los HIJOS INSTRUCTORES TRINITARIOS 
  
 230:3  20:7.1 Estos Hijos 
    Paradisiacos altamente personales y altamente espirituales son traidos a la 
    existencia por la Trinidad del Paraíso. Se los conoce en Havona como la orden 
    de los Dainales. En Orvonton están registrados como Hijos Instructores Trinitarios, 
    llamados así por su parentesco. En Salvington a veces se los denomina Hijos 
    Espirituales Paradisiacos. 
    230:4  20:7.2   En número los Hijos Instructores 
    están constantemente en aumento. El último censo universal emitido arrojó 
    para estos Hijos Trinitarios que funcionan en el universo central y en los 
    superuniversos cifras de un poco más de veintiún mil millones, y esto excluyendo 
    las reservas en el Paraíso, que incluyen a más de un tercio de todos los Hijos 
    Instructores Trinitarios en existencia. 
    230:5  20:7.3   La orden Dainal de filiación no 
    es parte orgánica de las administraciones de los universos locales o de los 
    superuniversos. Sus miembros no son ni creadores ni liberadores, tampoco son 
    jueces ni gobernantes. No se preocupan tanto por la administración del universo 
    sino por el esclarecimiento moral y el desarrollo espiritual. Son los educadores 
    universales, dedicados al despertar espiritual y a la guía moral de todos 
    los reinos. Su ministerio está íntimamente interrelacionado con el de las 
    personalidades del Espíritu Infinito y estrechamente asociado con la ascensión 
    de las criaturas al Paraíso. 
    230:6  20:7.4   Estos Hijos Trinitarios participan 
    de las naturalezas combinadas de las tres Deidades del Paraíso, pero en Havona 
    parecen reflejar más la naturaleza del Padre Universal. En los superuniversos 
    parecen semejar la naturaleza del Hijo Eterno, mientras que en las creaciones 
    locales aparecen con las características del Espíritu Infinito. En todos los 
    universos, ellos son la manifestación del servicio y la discreción de la sabiduría. 
    
    230:7  20:7.5   A diferencia de sus hermanos Paradisiacos, 
    los Migueles y los Avonales, los Hijos Instructores Trinitarios no reciben 
    capacitación preliminar en el universo central. Se les envía directamente 
    a las sedes de los superuniversos y desde allí son comisionados para el servicio 
    en un universo local. En su ministerio en estos reinos evolucionarios, utilizan 
    la influencia espiritual combinada de un Hijo Creador y de los Hijos Magisteriales 
    asociados, porque los Dainales no poseen un poder de atracción espiritual 
    en sí mismos y por sí mismos. 
  8. EL MINISTERIO DE Los DAINALES EN Los 
    UNIVERSOS LOCALES 
  
 P.231:1  20:8.1 Los Hijos 
    Espirituales Paradisiacos son seres singulares de origen en la Trinidad y 
    las únicas criaturas trinitarias tan completamente asociadas con la conducta 
    de los universos de origen dual. Están dedicados afectuosamente al ministerio 
    de instrucción a las criaturas mortales y de las órdenes inferiores de los 
    seres espirituales. Comienzan sus labores en los sistemas locales y, de acuerdo 
    con la experiencia y el logro, avanzan hacia adentro a través del servicio 
    en las constelaciones a las tareas más elevadas de la creación local. Después 
    de haber sido certificados, pueden tornarse embajadores espirituales en representación 
    de los universos locales de su servicio. 
    231:2  20:8.2   El número exacto de Hijos Instructores 
    en Nebadon no lo conozco; existen muchos miles de ellos. Muchos de los jefes 
    de departamentos en las facultades Melquisedek pertenecen a esta orden, mientras 
    que el personal combinado de la Universidad normal de Salvington comprende 
    a más de cien mil incluyendo a estos Hijos. Grandes números están estacionados 
    en los distintos mundos de capacitación morontial, pero no se ocupan completamente 
    del avance espiritual e intelectual de las criaturas mortales; se preocupan 
    igualmente por la instrucción de los seres seráficos y de otros nativos de 
    las creaciones locales. Muchos de sus asistentes se seleccionan de las filas 
    de los seres trinidizados por criaturas. 
    231:3  20:8.3   Los Hijos Instructores componen 
    el cuerpo docente que administra todos los exámenes y conduce todas las pruebas 
    para la calificación y certificación de todas las fases subordinadas del servicio 
    universal, desde los deberes de los centinelas de puestos avanzados hasta 
    los de los estudiantes de astronomía. Ellos conducen un curso de capacitación 
    que dura una edad, que va desde los cursos planetarios hasta la elevada Facultad 
    de la Sabiduría ubicada en Salvington. El reconocimiento del esfuerzo y del 
    logro se otorga a todos, ya sea un mortal ascendente o un querubín ambicioso, 
    que completen estas aventuras en la sabiduría y la verdad. 
    231:4  20:8.4   En todos los universos, todos los 
    Hijos de Dios admiran a estos Hijos Instructores Trinitarios siempre fieles 
    y universalmente eficientes. Ellos son los maestros excelsos de todas las 
    personalidades espirituales, aun los maestros comprobados y auténticos de 
    los Hijos de Dios mismos. Pero casi no puedo informaros de los detalles, deberes 
    y funciones sin fin de los Hijos Instructores. El vasto dominio de las actividades 
    de la filiación Dainal se comprenderá mejor en Urantia cuando hayáis avanzado 
    más en inteligencia, y después de que haya terminado el aislamiento espiritual 
    de vuestro planeta. 
  9. EL SERVICIO PLANETARIO DE Los DAINALES 
  
 231:5  20:9.1 Cuando el 
    progreso de los acontecimientos en un mundo evolucionario indica que el momento 
    es oportuno para iniciar una edad espiritual, los Hijos Instructores Trinitarios 
    siempre se ofrecen como voluntarios para este servicio. No estáis familiarizados 
    con esta orden de filiación porque Urantia no ha tenido la experiencia de 
    una edad espiritual, un milenio de esclarecimiento cósmico. Pero los Hijos 
    Instructores aún actualmente visitan vuestro mundo con el fin de formular 
    planes relativos a su estadía futura en vuestra esfera. Aparecerán en Urantia 
    una vez que sus habitantes hayan ganado una liberación comparativa de las 
    cadenas del animalismo y de las ataduras del materialismo. 
    231:6  20:9.2   Los Hijos Instructores Trinitarios 
    nada tienen que hacer con la terminación de las dispensaciones planetarias. 
    Ni juzgan a los muertos ni trasladan a los vivos, pero en cada misión planetaria 
    van acompañados de un Hijo Magisterial que realiza estos servicios. Los Hijos 
    Instructores se ocupan enteramente de la iniciación de una edad espiritual, 
    de los albores de la era de realidades espirituales en un planeta evolucionario. 
    Hacen realidad las contrapartes espirituales del conocimiento material y de 
    la sabiduría del tiempo. 
    232:1  20:9.3   Los Hijos Instructores generalmente 
    permanecen en sus planetas de visitación por mil años de tiempo planetario. 
    Un Hijo Instructor preside el reino milenario planetario y es asistido por 
    setenta asociados de su orden. Los Dainales no se encarnan ni se materializan 
    de otras maneras que sean visibles a los seres mortales; por lo tanto el contacto 
    con el mundo de visitación se mantiene mediante las actividades de las Brillantes 
    Estrellas Vespertinas, personalidades del universo local que están asociadas 
    con los Hijos Instructores Trinitarios. 
    232:2  20:9.4   Los Dainales pueden regresar muchas 
    veces a un mundo habitado, y después de su misión final, el planeta entrará 
    en un estado establecido de esfera de luz y vida, la meta evolucionaria de 
    todos los mundos habitados por mortales de la presente edad universal. El 
    Cuerpo de los Mortales de la Finalidad tiene mucho que ver con las esferas 
    establecidas en luz y vida, y sus actividades planetarias se tocan con las 
    de los Hijos Instructores. En efecto, la entera orden de filiación Dainal 
    está íntimamente vinculada con todas las fases de la actividad de los finalistas 
    en las creaciones evolucionarias del tiempo y del espacio. 
   232:3  20:9.5   Los Hijos Instructores Trinitarios 
    parecen estar tan completamente identificados con el régimen de la progresión 
    mortal a través de las etapas primitivas de la ascensión evolucionaria, que 
    frecuentemente somos llevados a especular sobre su posible asociación con 
    los finalistas en la carrera no revelada de los universos futuros. Observamos 
    que los administradores de los superuniversos son parte personalidades de 
    origen en la Trinidad y parte criaturas evolucionarias ascendentes abarcadas 
    por la Trinidad. Creemos firmemente que los Hijos Instructores y los finalistas 
    están ahora dedicados a adquirir la experiencia de la asociación temporal 
    que puede ser capacitación preliminar para prepararles para una asociación 
    estrecha en algún destino futuro no revelado. En Uversa es nuestra creencia 
    que, cuando los superuniversos finalmente estén establecidos en luz y vida, 
    estos Hijos Instructores Paradisiacos, que se han familiarizado tan profundamente 
    con los problemas de los mundos evolucionarios y se han asociado por tanto 
    tiempo con la carrera de los mortales evolucionarios, probablemente serán 
    transferidos a la asociación eterna con el Cuerpo de Finalistas en el Paraíso. 
  10. EL MINISTERIO UNIDO DE Los HIJOS 
    PARADISIACOS 
  
 232:4  20:10.1 Todos los 
    Hijos de Dios Paradisiacos son de origen y naturaleza divina. En el trabajo 
    de cada Hijo Paradisiaco para el bien de cada mundo, es como si ese Hijo de 
    servicio fuera el primero y único Hijo de Dios. 
    232:5  20:10.2   Los Hijos Paradisiacos son la 
    presentación divina de las naturalezas actuantes de las tres personas de la 
    Deidad a los dominios del tiempo y del espacio. Los Hijos Creadores, Magisteriales 
    e Instructores son los dones de las Deidades eternas a los hijos de los mortales 
    y a todas las demás criaturas universales de potencial de ascensión. Estos 
    Hijos de Dios son los ministros divinos que se dedican incesantemente a la 
    tarea de ayudar a las criaturas del tiempo para que alcancen el elevado objetivo 
    espiritual de la eternidad. 
    232:6  20:10.3   En los Hijos Creadores, el amor 
    del Padre Universal se combina con la misericordia del Hijo Eterno y se revela 
    a los universos locales en el poder creativo, el ministerio amante, y la soberanía 
    comprensiva de los Migueles. En los Hijos Magisteriales, la misericordia del 
    Hijo Eterno, unida con el ministerio del Espíritu Infinito, se revela a los 
    dominios evolucionarios en las carreras de estos Avonales de juicio, servicio 
    y autootorgamiento. En los Hijos Instructores Trinitarios el amor, misericordia 
    y ministerio de las tres Deidades del Paraíso están coordinados en los más 
    elevados niveles de valor espacio-temporal y son presentados a los universos 
    como verdad viviente, bondad divina, y verdadera belleza espiritual. 
    233:1  20:10.4   En los universos locales, estas 
    órdenes de filiación colaboran para revelar las Deidades del Paraíso a las 
    criaturas del espacio; como Padre de un universo local, un Hijo Creador retrata 
    el carácter infinito del Padre Universal. Como Hijos autootorgadores de misericordia, 
    los Avonales revelan la naturaleza incomparable del Hijo Eterno de infinita 
    compasión. Como verdaderos maestros de las personalidades ascendentes, los 
    Hijos Dainales Trinitarios revelan la personalidad de maestro del Espíritu 
    Infinito. Los Migueles, los Avonales y los Dainales en su cooperación divinamente 
    perfecta contribuyen a la actualización y revelación de la personalidad y 
    soberanía de Dios el Supremo en los universos del tiempo y del espacio y para 
    los mismos. En la armonía de sus actividades triunas estos Hijos de Dios Paradisiacos 
    funcionan siempre a la vanguardia de las personalidades de la Deidad al seguir 
    la expansión inacabable de la divinidad de la Primera Gran Fuente y Centro 
    desde la sempiterna Isla del Paraíso hacia las profundidades desconocidas 
    del espacio. 
   233:2  20:10.5 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría 
    de Uversa.]   
   
    
      