ÍNDICE 
  
    El libro de Urantia
  
  
    Edición 1999
  
   
  
    DOCUMENTO 83 
     LA INSTITUCIÓN DEL MATRIMONIO  
  
  
    
       
    
   922:1  83:0.1 
    ÉSTE es el recuento de los primitivos comienzos de la institución 
    del matrimonio. Éste ha progresado en forma constante partiendo de los apareamientos 
    promiscuos y sin reglamentaciones dentro de la horda, pasando por muchas variaciones 
    y adaptaciones, hasta la aparición de aquellas normas matrimoniales que finalmente 
    culminaron en la realización de los apareamientos por pareja, la unión de 
    un hombre y una mujer para establecer un hogar del más alto orden social. 
    
    922:2  83:0.2 
    El matrimonio muchas veces corrió peligro, y las costumbres matrimoniales 
    se han apoyado grandemente tanto en la propiedad privada como en la religión; 
    pero la verdadera influencia que por siempre protege el matrimonio y la familia 
    consecuente, es el simple e innato hecho biológico de que los hombres y las 
    mujeres no vivirán los unos sin las otros, sean ellos los salvajes más primitivos 
    o los más cultos mortales. 
    922:3  83:0.3 
    Gracias al impulso sexual, el hombre egoísta es inducido a superar el nivel 
    animal. La relación sexual autogratificante y digna comprende ciertas consecuencias 
    de la autonegación y asegura la asunción de deberes altruísticos y de numerosas 
    responsabilidades hogareñas que benefician a la raza. Por ello el sexo ha 
    sido el civilizador incógnito e insospechado del salvaje; porque este mismo 
    impulso sexual automática y seguramente obliga al hombre a pensar y 
    finalmente le conduce a amar. 
  1. EL MATRIMONIO COMO INSTITUCIÓN DE LA 
    SOCIEDAD 
  
 922:4  83:1.1 El matrimonio 
    es el mecanismo de la sociedad inventado para regular y controlar esas muchas 
    relaciones humanas que surgen del hecho físico de la bisexualidad. Como tal 
    institución, el matrimonio funciona en dos direcciones: 
   922:5 1. En la reglamentación de 
    las relaciones sexuales personales. 
    922:6 2. En la reglamentación de la descendencia, la herencia, la sucesión 
    y el orden social, siendo ésta su función más antigua y original. 
   922:7  83:1.2 
    La familia, que surge del matrimonio, es en sí misma un estabilizador de la 
    institución del matrimonio, juntamente con las costumbres propietarias. Otros 
    poderosos factores de la estabilidad matrimonial son el orgullo, la vanidad, 
    la caballerosidad, el deber y las convicciones religiosas. Pero aunque los 
    matrimonios puedan ser aprobados o desaprobados desde las alturas, no se puede 
    decir que son hechos en el cielo. La familia humana es una institución claramente 
    humana, un desarrollo evolucionario. El matrimonio es una institución de la 
    sociedad, no una dependencia de la iglesia. Es verdad que la religión debe 
    influir poderosamente sobre esta institución, pero no debe adjudicarse el 
    derecho exclusivo de su control y reglamentación. 
    922:8  83:1.3 
    El matrimonio primitivo era principalmente industrial; aun en los tiempos 
    modernos, es a menudo un asunto social o comercial. A través de la influencia 
    de la mezcla de la cepa andita y como resultado de las costumbres de la civilización 
    en avance, el matrimonio se está volviendo lentamente mutuo, romántico, paternal, 
    poético, afectuoso, ético y aun idealista. La selección y el así llamado amor 
    romántico, sin embargo, estaban a nivel mínimo en el apareamiento primitivo. 
    Durante los tiempos primitivos marido y mujer no pasaban mucho tiempo juntos; 
    ni siquiera comían juntos muy a menudo. Pero entre los antiguos, el afecto 
    personal no estaba ligado estrechamente a la atracción sexual; se encariñaban 
    unos con los otros principalmente por la convivencia y la corporación en el 
    trabajo. 
  2. EL GALANTEO Y EL COMPROMISO 
  
 923:1  83:2.1 Los matrimonios 
    primitivos estaban siempre dispuestos de antemano por los padres del mancebo 
    y de la doncella. La etapa de transición entre esta costumbre y la libertad 
    de elección estuvo ocupada por los agentes matrimoniales o casamenteros profesionales. 
    Estos casamenteros al principio eran los barberos; más adelante, los sacerdotes. 
    El matrimonio fue originalmente un asunto de grupo; después un asunto familiar; 
    tan sólo recientemente se ha vuelto una aventura individual. 
    923:2  83:2.2 
    La coerción, no la atracción, fue el camino de acceso al matrimonio primitivo. 
    En los tiempos antiguos la mujer no manifestaba ningún retraimiento sexual, 
    sino tan sólo la inferioridad sexual tal como lo inculcaban las costumbres 
    establecidas. Así como el saqueo precedió al intercambio, el matrimonio por 
    cautiverio precedió al matrimonio por contrato. Algunas mujeres conspiraban 
    por ser capturadas para escapar a la dominación de los hombres más viejos 
    de su tribu. Preferían caer en manos de hombres de su propia edad pertenecientes 
    a otra tribu. Esta seudohuída fue una etapa de transición entre el rapto por 
    la fuerza y el subsiguiente galanteo por seducción. 
    923:3  83:2.3 
    Un tipo primitivo de ceremonia nupcial consistía en la mímica de un rapto, 
    un tipo de arreglo que había sido anteriormente práctica común. Más adelante, 
    el rapto simulado se volvió parte de la ceremonia normal de boda. Las pretensiones 
    de una doncella moderna por resistir al "rapto", su reticencia hacia 
    el matrimonio, son restos de estas viejas costumbres. La tradición de levantar 
    en vilo a la novia para franquear el umbral recuerda una cantidad de prácticas 
    antiguas, entre otras, las de los tiempos en que se robaba a las esposas. 
    
    923:4  83:2.4 
    Por mucho tiempo a la mujer se le negó el autoalbedrío pleno en el matrimonio, 
    pero las mujeres más inteligentes han sabido siempre obviar esta restricción 
    mediante el ejercicio sagaz de su inteligencia. El hombre generalmente ha 
    tomado el liderazgo en el galanteo, pero no siempre. La mujer a veces inicia 
    formalmente, a la vez que subrepticiamente, el matrimonio. Y a medida que 
    ha progresado la civilización, las mujeres han participado cada vez más en 
    todas las fases del galanteo y del matrimonio. 
    923:5  83:2.5 
    El mayor amor, romance y selección personal en el galanteo prenupcial son 
    contribución andita a las razas del mundo. Las relaciones entre los sexos 
    se están desarrollando favorablemente; muchos pueblos en avance están reemplazando 
    gradualmente las motivaciones más antiguas de utilidad y propiedad con los 
    conceptos un tanto idealizados de la atracción sexual. El impulso sexual y 
    los sentimientos de afecto están comenzando a desplazar al cálculo frío en 
    la selección de la pareja para toda la vida. 
    923:6  83:2.6 
    El compromiso era originalmente equivalente al matrimonio; entre los pueblos 
    primitivos las relaciones sexuales eran lo normal durante el período de noviazgo. 
    En tiempos recientes, la religión ha establecido un tabú sexual sobre ese 
    período que se comprende entre el compromiso y el casamiento. 
  3. LA COMPRA DE LA NOVIA Y LA DOTE 
  
 923:7  83:3.1 Los antiguos 
    no confiaban ni en el amor ni en las promesas; creían que las uniones sólidas 
    deben ser garantizadas por un respaldo tangible, la propiedad privada. Por 
    este motivo, el precio de adquisición de una esposa se consideraba un depósito 
    o una prenda, que el marido perdería en caso de divorcio o deserción. Una 
    vez que se había pagado el precio de adquisición de una novia, muchas tribus 
    permitían que se le quemara la marca del marido en la piel de ella. Los africanos 
    aún compran sus esposas. Una esposa con quien el hombre se casara por amor, 
    o sea la esposa de un hombre blanco, la comparan con un gato, porque no cuesta 
    nada. 
    924:1  83:3.2 
    Las exhibiciones de novias eran ocasiones para vestir y adornar a las hijas 
    y exponerlas públicamente con la idea de que traerían precios más altos como 
    esposas. Pero no se las vendía como animales -entre las tribus más recientes, 
    estas esposas no eran transferibles. Tampoco era siempre su adquisición una 
    transacción monetaria a sangre fría; el servicio era equivalente al efectivo 
    en la adquisición de una esposa. Si un candidato por otra parte deseable no 
    podía pagar por su esposa, podía ser adoptado como hijo por el padre de la 
    muchacha y luego casarse. Y si un hombre pobre deseaba contraer matrimonio 
    y no podía satisfacer el precio exigido por un padre ávido, los ancianos frecuentemente 
    presionaban al padre para que éste modificara sus exigencias, o si no era 
    posible que los jóvenes huyeran juntos. 
    924:2  83:3.3 
    A medida que progresó la civilización, los padres ya no querían aparecer como 
    que vendían a sus hijas y por lo tanto, aunque seguían aceptando el precio 
    de adquisición de la novia, iniciaron la costumbre de dar a la pareja obsequios 
    valiosos que prácticamente equivalían al dinero de adquisición. Más adelante, 
    cuando desapareció la costumbre del pago por la novia, estos obsequios se 
    volvieron la dote de la novia. 
    924:3  83:3.4 
    La idea de la dote consistía en proyectar una imagen de independencia de la 
    novia, mostrando un gran adelanto desde los tiempos en que las esposas eran 
    esclavas, y compañeras que formaron parte de la propiedad. El hombre no podía 
    divorciar a su esposa con dote sin restituir la dote entera. Entre algunas 
    tribus se hacía un depósito mutuo con los padres del novio y de la novia, 
    depósito que se perdía en caso de que uno de ellos abandonara al otro, en 
    verdad un bono matrimonial. Durante el período de transición de la época de 
    adquisición a la de dote, si la esposa era comprada, los hijos pertenecían 
    al padre; si no, pertenecían a la familia de la madre. 
  4. LA CEREMONIA NUPCIAL 
  
 924:4  83:4.1 La ceremonia 
    de boda surgió del hecho de que el matrimonio era originalmente un asunto 
    de la comunidad, no tan sólo la culminación de la decisión de dos individuos. 
    El apareamiento era preocupación del grupo a la vez que una función personal. 
   924:5  83:4.2 
    La magia, el rito y la ceremonia coloreaban la entera vida de los antiguos, 
    y el matrimonio no fue excepción. A medida que avanzó la civilización, a medida 
    que el matrimonio se consideró más seriamente, la ceremonia de boda se tornó 
    cada vez más pretenciosa. El matrimonio primitivo era un factor en los intereses 
    propietarios, aun hasta el día de hoy, por consiguiente requería una ceremonia 
    legal, mientras que la posición social de los futuros hijos exigía la publicidad 
    más amplia. El hombre primitivo no llevaba registros; por lo tanto la ceremonia 
    nupcial debía ser presenciada por muchas personas. 
    924:6  83:4.3 
    Al principio la ceremonia nupcial fue más del orden de un compromiso y consistió 
    en la notificación pública de la intención de convivencia; más adelante consistió 
    en compartir formalmente la comida. Entre algunas tribus los padres simplemente 
    llevaban a su hija junto al marido; en otros casos la única ceremonia era 
    el intercambio formal de obsequios, después de lo cual, el padre hacía entrega 
    de la novia. Entre muchos pueblos levantinos era costumbre dispensar con todas 
    las formalidades, siendo la boda consumada mediante las relaciones sexuales. 
    El hombre rojo fue el primero en desarrollar una celebración más elaborada 
    de las bodas. 
   924:7  83:4.4 
    La infecundidad se temía grandemente, y puesto que se atribuía la esterilidad 
    a las maquinaciones de los espíritus, los esfuerzos realizados para asegurar 
    la fecundidad también llevaron a asociar la boda con ciertos ceremoniales 
    mágicos o religiosos. Y en este esfuerzo por asegurar un matrimonio feliz 
    y fértil, se empleaban muchos amuletos; aun se consultaba con los astrólogos 
    para asegurarse de las estrellas fecundas de las partes contrantes. En cierto 
    período el sacrificio humano fue característica normal de toda boda entre 
    la gente pudiente. 
    925:1  83:4.5 
    Se buscaban los días afortunados, siendo el jueves el que se consideraba más 
    favorable, y las bodas celebradas con luna plena se consideraban particularmente 
    afortunadas. Era costumbre de muchos pueblos del Cercano Oriente arrojar grano 
    sobre los recién casados; éste era un rito mágico que tenía el supuesto objeto 
    de asegurar la fecundidad. Algunos pueblos orientales usaban arroz para el 
    mismo fin. 
    925:2  83:4.6 
    El fuego y el agua siempre se consideraron los mejores medios para defenderse 
    de los fantasmas y los espíritus malvados; de allí los fuegos sobre el altar 
    y las velas encendidas, así como también el bautismo con agua bendita, generalmente 
    presentes en las bodas. Por mucho tiempo fue costumbre establecer un día falso 
    para la boda y luego posponerlo en forma repentina para confundir a los fantasmas 
    y espíritus. 
    925:3  83:4.7 
    Las bromas hechas a los recién casados son reliquias de esos días distantes 
    en los que se consideraba que era mejor lucir tristes e incómodos a los ojos 
    de los espíritus para no estimular su envidia. El uso del velo nupcial es 
    reliquia de los tiempos en los que se consideraba necesario disfrazar a la 
    novia para que los fantasmas no la reconociesen y también ocultar su belleza 
    de los ojos celosos y envidiosos de los espíritus. Los pies de la novia no 
    deben tocar la tierra antes de la ceremonia. Aun en el siglo veinte sigue 
    siendo hábito en las costumbres cristianas colocar alfombras desde el coche 
    nupcial hasta el altar en la iglesia. 
    925:4  83:4.8 
    Una de las formas más antiguas de ceremonia nupcial consistía en que un sacerdote 
    bendijera el lecho nupcial para asegurar la fertilidad de la unión; esto se 
    hizo mucho antes de que se estableciese un rito nupcial formal. Durante este 
    período en la evolución de las costumbres matrimoniales se esperaba que los 
    invitados a la boda desfilaran por la cámara nupcial por la noche, siendo 
    así testigos legales de la consumación del matrimonio. 
    925:5  83:4.9 
    El elemento de suerte que hacía que, a pesar de todas las pruebas prematrimoniales, 
    ciertos matrimonios no resultasen, llevó al hombre primitivo a buscar protección 
    contra el fracaso del matrimonio; le condujo a la búsqueda de sacerdotes y 
    magias. Y este movimiento culminó directamente en las modernas ceremonias 
    nupciales en la iglesia. Pero durante mucho tiempo el matrimonio fue reconocido 
    generalmente como la decisión de los padres contractuales -más adelante de 
    la pareja- mientras que durante los últimos quinientos años la iglesia y el 
    estado han asumido su jurisdicción y presumen ahora hacer pronunciamientos 
    de matrimonio. 
  5. Los MATRIMONIOS PLURALES 
  
 925:6  83:5.1 En la historia 
    primitiva del matrimonio las mujeres solteras pertenecían a los hom bres de 
    la tribu. Más adelante, las mujeres tenían un solo marido por vez. Esta práctica 
    de un hombre por vez fue el primer paso en sentido contrario a la promiscuidad 
    de la horda. Aunque a la mujer tan sólo se le permitía un hombre, su marido 
    podía interrumpir estas relaciones temporales a voluntad. Pero estas asociaciones 
    tan laxamente reglamentadas fueron el primer paso hacia una vida de pareja 
    en vez de una vida de horda. En esta etapa del desarrollo del matrimonio, 
    los hijos generalmente pertenecían a la madre. 
    925:7  83:5.2 
    El paso siguiente en la evolución del apareamiento fue el matrimonio de 
    grupo.  Esta fase comunal del matrimonio hubo de suceder en el desarrollo 
    de la vida familiar porque las costumbres matrimoniales aún no tenían fuerza 
    suficiente para hacer que las asociaciones de pareja fueran permanentes. Los 
    matrimonios entre hermanos pertenecieron a este grupo; cinco hermanos de una 
    familia se casaban con cinco hermanas de otra. En todo el mundo las formas 
    más laxas de matrimonio comunal evolucionaron gradualmente a varios tipos 
    de matrimonio de grupo. Y estas asociaciones de grupo fueron mayormente reglamentadas 
    por las costumbres establecidas del tótem. La vida familiar se desarrolló 
    lenta y seguramente porque las reglamentaciones del matrimonio y del sexo 
    favorecieron la supervivencia de la tribu misma asegurando la supervivencia 
    de muchos hijos. 
    926:1  83:5.3 
    Los matrimonios de grupo gradualmente fueron siendo reemplazados por las prácticas 
    surgentes de la poligamia -poliginia y poliandria- entre las tribus más avanzadas. 
    Pero la poliandria no fue nunca general, estando generalmente limitada a las 
    reinas y a las mujeres ricas; además, era generalmente un asunto de familia, 
    una esposa para varios hermanos. Las restricciones económicas y de casta a 
    veces hicieron necesario que varios hombres se contentaran con una sola esposa. 
    Aun entonces, la mujer tan sólo se casaba con uno, siendo los demás tolerados 
    vagamente como "tíos" de la progenie conjunta. 
    926:2  83:5.4 
    La costumbre judía de exigir que un hombre se juntara con la viuda de su hermano 
    muerto para el propósito de "crecer la semilla para su hermano", 
    era costumbre de más de la mitad del mundo antiguo. Ésta fue una reliquia 
    del tiempo en que el matrimonio era un asunto de familia más bien que una 
    asociación individual. 
    926:3  83:5.5 
    La institución de la poliginia reconoció, en distintas épocas, cuatro tipos 
    de esposas: 
  
     1. Las esposas ceremoniales o legales; las esposas de estado.
      2. Las esposas por afecto y por permiso.
      3. Las concubinas, esposas contractuales.
      4. Las esposas esclavas. 
  
   926:8  83:5.6 
    La verdadera poliginia, en la que todas las esposas son de igual estado y 
    todos los hijos del mismo nivel, ha sido muy rara. Usualmente, aun en los 
    matrimonios plurales, el hogar estuvo dominado por la esposa jefa, la compañera 
    de estado. Sólo ella merecía una ceremonia de boda ritual, y sólo los hijos 
    de tal esposa comprada o con dote podían heredar, a menos que se hicieran 
    arreglos especiales con la esposa de estado. 
    926:9  83:5.7 
    La esposa de estado no era necesariamente la esposa amada; en los tiempos 
    primitivos, usualmente ella no lo era. La esposa del amor, o querida, no apareció 
    hasta que las razas no avanzaron considerablemente, más particularmente después 
    de la mezcla de las tribus evolutivas con los noditas y adanitas. 
    926:10  83:5.8 
    La esposa del tabú -una sola esposa de estado legal- creó las costumbres de 
    las concubinas. Bajo estas costumbres un hombre podía tan sólo tener una esposa, 
    pero podía mantener relaciones sexuales con una cantidad ilimitada de concubinas. 
    El concubinato fue el eslabón que llevó a la monogamia, el primer paso en 
    sentido contrario a la poliginia franca. Las concubinas de los judíos, los 
    romanos y los chinos eran muy frecuentemente las siervas de la esposa. Más 
    adelante, tal como sucedió entre los judíos, la esposa legal era considerada 
    la madre de todos los hijos del marido. 
    926:11  83:5.9 
    Los tabúes más antiguos sobre las relaciones sexuales con una esposa embarazada 
    o que estaba amamantando tendieron a fomentar considerablemente la poliginia. 
    Las mujeres primitivas envejecían muy pronto debido a los embarazos frecuentes 
    combinados con el trabajo pesado. (Estas esposas sobrecargadas tan sólo conseguían 
    existir gracias al hecho de que se las ponía en aislamiento una semana de 
    cada mes cuando no estaban embarazadas). Estas esposas frecuentemente se cansaban 
    de procrear y solicitaban de su marido que tomara a otra esposa más joven, 
    capaz de ayudar tanto para la procreación como en el trabajo doméstico. Las 
    nuevas esposas por consiguiente eran generalmente recibidas con deleite por 
    las esposas más ancianas; no existía nada que se asemejara a los celo s sexuales. 
    
    926:12  83:5.10 
    La cantidad de esposas tan sólo estaba limitada por la capacidad del hombre 
    para proveer por ellas. Los hombres ricos y capaces querían grandes cantidades 
    de hijos y puesto que la mortalidad infantil era muy alta, se necesitaba una 
    cohorte de esposas para conseguir una familia grande. Muchas de estas esposas 
    plurales eran simplemente trabajadoras, esposas esclavas. 
    927:1  83:5.11 
    Las costumbres humanas evolucionan, pero muy lentamente. El propósito del 
    harén consistió en asegurar una descendencia fuerte y numerosa para el trono. 
    Cierta vez, se instó a cierto cacique a que deshiciera su harén, y se diese 
    por satisfecho con una sola esposa; así pues prontamente deshizo su harén. 
    Las esposas insatisfechas volvieron a sus hogares, y los parientes ofendidos 
    se abalanzaron sobre el cacique, iracundos, y lo mataron de inmediato. 
  6. LA MONOGAMIA AUTÉNTICA-EL MATRIMONIO 
    EN PAREJAS 
  
 927:2  83:6.1 La monogamia 
    es un monopolio; es buena para los que llegan a tal estado deseable, pero 
    tiende a funcionar como dificultad biológica para los que no son tan afortunados. 
    Pero aparte del efecto sobre el individuo, la monogamia es decididamente lo 
    mejor para los hijos. 
    927:3  83:6.2 
    La monogamia más primitiva se produjo por la fuerza de las circunstancias: 
    la pobreza. La monogamia es cultural y social, artificial e innatural, o sea, 
    innatural para el hombre evolucionario. Era totalmente natural para los más 
    puros noditas y adanitas y ha sido de gran valor cultural para todas las razas 
    avanzadas. 
    927:4  83:6.3 
    Las tribus caldeas reconocían el derecho de una esposa a imponer que el esposo 
    prometiese, antes de la boda, que no tomaría a una segunda esposa ni a una 
    concubina. Tanto los griegos como los romanos favorecían el matrimonio monógamo. 
    La adoración de los antepasados siempre ha fomentado la monogamia, así como 
    lo ha hecho el error cristiano de considerar el matrimonio un sacramento. 
    Aun la elevación del nivel de vida ha contribuido constantemente contra la 
    pluralidad de esposas. Para el tiempo del advenimiento de Miguel en Urantia 
    prácticamente todo el mundo civilizado había alcanzado el nivel de la monogamia 
    teórica. Pero esta monogamia pasiva no significaba que la humanidad se hubiese 
    habituado a la práctica del verdadero matrimonio en parejas. 
   927:5  83:6.4 
    Al perseguir el objetivo monógamo del matrimonio ideal en parejas, que es, 
    después de todo, en cierto modo una asociación sexual monopolizadora, la sociedad 
    no debe olvidar la situación triste de aquellos hombres y mujeres desafortunados 
    que no consiguen encontrar su lugar en este orden social nuevo y mejorado, 
    aun habiendo hecho lo mejor por cooperar con sus requisitos y cumplir con 
    ellos. La imposibilidad de conseguir pareja en la arena social de competencia 
    puede deberse a dificultades insuperables o a restricciones múltiples que 
    han sido impuestas por las costumbres corrientes. Verdaderamente, la monogamia 
    es ideal para aquellos que están en ella, pero inevitablemente debe ser una 
    gran dificultad para aquellos que quedan afuera, en una existencia fría y 
    solitaria. 
    927:6  83:6.5 
    Siempre algunos pocos desafortunados han tenido que sufrir para que avance 
    la mayoría bajo las costumbres en desarrollo de la civilización en evolución; 
    pero siempre, la mayoría favorecida debe considerar con ternura y consideración 
    a aquellos semejantes menos afortunados que deben pagar el precio de la imposibilidad 
    de obtener cabida en las filas de aquellas asociaciones sexuales ideales que 
    permiten la satisfacción de todos los impulsos biológicos bajo la sanción 
    de las costumbres más altas de una evolución social en avance. 
   927:7  83:6.6 
    La monogamia ha sido siempre, es ahora y será perennemente el objetivo ideal 
    de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio en parejas 
    comprende autosacrificio, y por lo tanto tan frecuentemente fracasa tan sólo 
    porque uno o ambas de las partes contratantes son deficientes en el riguroso 
    autocontrol, que es la cúspide de todas las virtudes humanas. 
    927:8  83:6.7 
    La monogamia es el metro que mide el avance de la civilización social tal 
    como se la distingue de la evolución puramente biológica. La monogamia no 
    es necesariamente biológica ni natural, pero es indispensable para el mantenimiento 
    inmediato y el desarrollo futuro de la civilización social. Contribuye a la 
    delicadeza de los sentimien tos, al refinamiento del carácter moral y a un 
    crecimiento espiritual que son completamente imposibles en la poligamia. La 
    mujer no podrá jamás llegar a ser una madre ideal si se ve constantemente 
    obligada a rivalizar por el afecto de su marido. 
    928:1  83:6.8 
    El matrimonio en parejas favorece y fomenta la comprensión íntima y la cooperación 
    eficaz ideales para la felicidad de los padres, el bienestar de los hijos 
    y la eficiencia social. El matrimonio, que comenzó en coerción burda, va evolucionando 
    gradualmente en una institución magnífica de autocultura, autocontrol, autoexpresión 
    y autoperpetuación. 
  7. LA DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO MATRIMONIAL 
  
 928:2  83:7.1 En la primitiva 
    evolución de las costumbres maritales, el matrimonio era una unión laxa que 
    podía ser terminada a voluntad, y los hijos siempre seguían a la madre; el 
    vínculo madre-hijo es instintivo y ha funcionado sin relación alguna con la 
    etapa de desarrollo de las costumbres. 
    928:3  83:7.2 
    Entre los pueblos primitivos sólo alrededor de la mitad de los matrimonios 
    resultaban satisfactorios. La causa más frecuente de separación era la esterilidad, 
    de la cual siempre se culpaba a la esposa; y se creía que las esposas sin 
    hijos se volvían serpientes en el mundo espiritual. Bajo las costumbres más 
    primitivas, el divorcio se otorgaba a opción del hombre únicamente, y estas 
    normas han persistido hasta el siglo veinte entre algunos pueblos. 
    928:4  83:7.3 
    A medida que evolucionaron las costumbres, ciertas tribus desarrollaron dos 
    tipos de matrimonio: el matrimonio ordinario, que permitía el divorcio y el 
    matrimonio sacerdotal, que no permitía la separación. La inauguración de la 
    compra de la esposa y de la dote traída por la esposa, al introducir una multa 
    sobre la propiedad privada por fracaso del matrimonio, disminuyó mucho la 
    frecuencia de las separaciones. Y efectivamente, muchas uniones modernas son 
    estabilizadas por este antiguo factor de la propiedad privada. 
    928:5  83:7.4 
    La presión social del estado dentro de la comunidad y los privilegios propietarios 
    siempre ha sido poderosa en el mantenimiento de los tabúes y costumbres del 
    matrimonio. A través de las edades, el matrimonio ha hecho un progreso continuado 
    y se encuentra en una posición de avanzada en el mundo moderno, a pesar de 
    sufrir los amenazadores embates de una gran insatisfacción entre aquellos 
    pueblos en los que la selección individual -una nueva libertad- existe en 
    forma más preponderante. Aunque estos trastornos de ajuste aparecen entre 
    las razas más progresivas como resultado de una evolución social repentinamente 
    acelerada, entre los pueblos menos avanzados el matrimonio continúa floreciendo 
    y mejorándose lentamente bajo la guía de las viejas costumbres. 
    928:6  83:7.5 
    La nueva y repentina sustitución de la tradición ideal pero extremadamente 
    individualista del motivo del amor en el matrimonio, en lugar del motivo de 
    la propiedad privada, más antiguo y largamente establecido, inevitablemente 
    ha ocasionado una inestabilidad temporal en la institución del matrimonio. 
    Los motivos del hombre para el matrimonio siempre han transcendido de lejos 
    a la moral verdadera del matrimonio; en los siglos diecinueve y veinte, el 
    ideal occidental del matrimonio ha pegado un extraordinario y repentino salto 
    hacia adelante que lo ha colocado a gran distancia de los impulsos egocéntricos 
    y los impulsos sexuales tan sólo parcialmente controlados de las razas. La 
    presencia de grandes números de solteros en cualquier sociedad indica o la 
    ruptura provisional de las costumbres o lo que están en una etapa de transición. 
    
    928:7  83:7.6 
    La verdadera prueba del matrimonio, a lo largo de las edades, ha sido esa 
    intimidad continua que es inescapable en toda vida familiar. Dos jóvenes mimados 
    y sobreprotegidos, educados a esperar toda indulgencia y plena gratificación 
    de su vanidad y ego, no tendrán gran éxito en el matrimonio y la construcción 
    del hogar -una asociación vitalicia que implica autosacrificio, compromiso, 
    devoción y dedicación altruista a la puericultura. 
    929:1  83:7.7 
    El alto grado de imaginación y romance fantástico que participa del galanteo 
    es en gran parte responsable por el aumento de las tendencias hacia el divorcio 
    entre los pueblos occidentales modernos, todo lo cual se encuentra complicado 
    adicionalmente por la mayor libertad personal de la mujer y su mayor libertad 
    económica. La facilidad con que se obtiene el divorcio, cuando resulta de 
    la falta de autocontrol o de la falta de ajuste normal de la personalidad, 
    tan sólo conduce directamente de vuelta a aquellas etapas burdas de la sociedad 
    de las cuales el hombre ha surgido tan recientemente y con tanta angustia 
    personal y sufrimiento racial. 
    929:2  83:7.8 
    Pero mientras la sociedad no sepa educar adecuadamente a sus hijos y a su 
    juventud, mientras el orden social no sepa proveer un adiestramiento premarital 
    adecuado, y mientras el idealismo juvenil sin sabiduría ni madurez sea el 
    árbitro del ingreso en el matrimonio, el divorcio seguirá siendo frecuente. 
    Si el grupo social no sabe proveer una buena preparación matrimonial para 
    sus jóvenes, el divorcio deberá funcionar hasta ese punto como una válvula 
    de seguridad de la sociedad, para prevenir situaciones aun peores durante 
    las edades de rápido crecimiento de las costumbres en evolución. 
   929:3  83:7.9 
    Los antiguos parecen haber considerado el matrimonio con tanta seriedad como 
    algunos de los pueblos de hoy en día. Y muchos de los matrimonios apresurados 
    y sin éxito de los tiempos modernos no parecen ser superiores a las prácticas 
    antiguas de asignación de los jóvenes y las doncellas para el apareamiento. 
    La gran contradicción de la sociedad moderna consiste en exaltar el amor e 
    idealizar el matrimonio mientras que desaprueba al mismo tiempo el examen 
    pleno de ambos. 
  8. LA IDEALIZACIÓN DEL MATRIMONIO 
  
 929:4  83:8.1 El matrimonio 
    que culmina en el hogar es indudablemente la institución más excelsa del hombre, 
    pero es esencialmente humana; no debería haber sido llamada nunca un sacramento. 
    Los sacerdotes setitas hicieron del matrimonio un rito religioso; pero durante 
    miles de años después de Edén, el apareamiento continuó siendo una institución 
    puramente social y civil. 
    929:5  83:8.2 
    La comparación de las asociaciones humanas con las asociaciones divinas es 
    sumamente desafortunada. La unión de marido y mujer en la relación matrimonio-hogar 
    es una función material de los mortales de los mundos evolucionarios. En verdad 
    es posible acumular gran cantidad de progreso espiritual mediante los sinceros 
    esfuerzos humanos de marido y mujer por progresar, pero esto no significa 
    que el matrimonio sea necesariamente sagrado. El progreso espiritual depende 
    de la aplicación sincera a otras avenidas de la empresa humana. 
    929:6  83:8.3 
    Tampoco puede el matrimonio compararse verdaderamente con la relación del 
    Ajustador con el hombre ni con la fraternidad de Cristo Miguel con sus hermanos 
    hombres. Casi en ningún momento son tales relaciones comparables con la asociación 
    de marido y mujer. Y es muy triste que el erróneo concepto humano de estas 
    relaciones haya producido tanta confusión en lo que concierne al estado del 
    matrimonio. 
    929:7  83:8.4 
    También es triste que ciertos grupos de mortales hayan concebido el matrimonio 
    como la consumación de una acción divina. Estas creencias conducen directamente 
    al concepto de la indisolubilidad del estado marital sean cuales fueran las 
    circunstancias o deseos de las partes contrayentes. Pero el hecho mismo de 
    que tales uniones puedan disolverse indica que la Deidad no es parte participante 
    de ellas. Si Dios une dos cosas o personas, éstas permanecerán unidas hasta 
    el momento en que la voluntad divina decida su separación. Pero, en cuanto 
    al matrimonio, que es una institución humana, ¿quién presumirá juzgarlo, para 
    decir cuáles matrimonios son uniones que podrían haber sido aprobadas por 
    los supervisores del universo en contraste con aquellas que son puramente 
    humanas en su naturaleza y origen? 
    930:1  83:8.5 
    Sin embargo, existe un ideal matrimonial en las esferas de lo alto. En la 
    capital de cada sistema local los Hijos e Hijas Materiales de Dios ilustran 
    la elevación de los ideales de la unión del hombre y la mujer en los lazos 
    del matrimonio y para el propósito de procrear y criar a los vástagos. Después 
    de todo, el ideal mortal del matrimonio es humanamente sagrado. 
   930:2  83:8.6 
    El matrimonio siempre ha sido y sigue siendo el supremo sueño de idealismo 
    temporal del hombre. Aunque este hermoso sueño pocas veces se realiza en su 
    plenitud, perdura como ideal glorioso, atrayendo para siempre a la humanidad 
    en progreso hacia mayores esfuerzos para la felicidad humana. Pero se ha de 
    enseñar a los mancebos y doncellas algo sobre la realidad del matrimonio antes 
    de que se les permita meterse de cabeza en el mar de demandas exigentes de 
    las interasociaciones de la vida familiar; la idealización juvenil ha de mitigarse 
    con cierto grado de desilusión premarital. 
    930:3  83:8.7 
    La idealización juvenil del matrimonio sin embargo no debe ser desalentada; 
    estos sueños constituyen la visualización del objetivo futuro de la vida familiar. 
    Esta actitud es tanto estimulante como positiva, siempre y cuando no produzca 
    una insensibilidad a la comprensión de los requisitos prácticos y comunes 
    del matrimonio y de la subsiguiente vida familiar. 
    930:4  83:8.8 
    Los ideales del matrimonio han hecho gran progreso en tiempos recientes; entre 
    algunos pueblos, la mujer disfruta prácticamente de los mismos derechos que 
    su consorte. Por lo menos en teoría, la familia se está volviendo una asociación 
    leal para la crianza de la prole, acompañada de fidelidad sexual. Pero aun 
    esta versión más reciente del matrimonio no debe llegar a tal extremo de conferir 
    monopolio mutuo de entera personalidad e individualidad. Matrimonio no es 
    tan sólo un ideal individualista; es la asociación social evolutiva de un 
    hombre y una mujer, establecida por las costumbres actuales, restringida por 
    los tabúes y regida por las leyes y reglamentaciones de la sociedad. 
    930:5  83:8.9 
    Los matrimonios del siglo veinte han logrado un nivel elevado en comparación 
    con aquellos de edades pasadas, a pesar de que la institución del hogar está 
    sufriendo en este momento una dura prueba debido a los problemas que de un 
    momento a otro fueron impuestos en la organización social por la repentina 
    aparición del aumento acelerado de las libertades de la mujer, derechos que 
    por tanto tiempo se le negaron en la tardía evolución de las costumbres establecidas 
    de las generaciones pasadas. 
   930:6  83:8.10  
 
    [Presentado por el Jefe de los Serafines asignado a Urantia.]