ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 84 MATRIMONIO Y VIDA FAMILIAR
5. LA MUJER BAJO LAS COSTUMBRES EN DESARROLLO
936:5 84:5.1 En la autoperpetuación la mujer está al mismo nivel que el hombre, pero en la sociedad para el automantenimiento ella lucha contra una desventaja clara, y esta desventaja de la maternidad forzada tan sólo puede ser compensada por costumbres esclarecidas en una civilización en avance y por el aumento del sentido de justicia adquirida en el hombre.
936:6 84:5.2 A medida que evolucionó la sociedad, las normas sexuales fueron más importantes entre las mujeres porque ellas sufrían más las consecuencias de la transgresión de las costumbres sexuales. Las normas sexuales del hombre están mejorando tardíamente como resultado de un sentido de esa justicia que demanda la civilización. La naturaleza nada sabe de justicia —permite que la mujer sufra sola los dolores de parto.
936:7 84:5.3 La idea moderna de igualdad de los sexos es hermosa y está a la altura de una civilización en expansión, pero no se la encuentra en la naturaleza. Cuando la fuerza equivale a la justicia, el hombre domina a la mujer; cuando prevalecen más la justicia, la paz y la equidad, gradualmente emerge ella de la esclavitud y de la oscuridad. La posición social de la mujer generalmente ha variado inversamente al grado de militarismo de una nación o era.
937:1 84:5.4 Pero el hombre no quitó consciente ni intencionalmente los derechos de la mujer para luego devolvérselos gradualmente y a disgusto; todo esto fue un episodio inconsciente y espontáneo de la evolución social. Cuando realmente llegó el momento en que la mujer pudo disfrutar de mayores derechos, los obtuvo, y todo ello a pesar de la actitud consciente del hombre. Lentamente pero con seguridad las costumbres establecidas cambian para proveer esos ajustes sociales que son parte de la evolución persistente de la civilización. Las costumbres en avance proveyeron poco a poco un trato cada vez mejor para las mujeres; las tribus que persistieron en tratarlas con crueldad no sobrevivieron.937:2 84:5.5 Los adanitas y los noditas acordaron mayor reconocimiento a las mujeres, y los grupos que fueron influidos por los anditas migratorios tendieron a ser influidos por las enseñanzas edénicas en cuanto a la posición de la mujer en la sociedad.
937:3 84:5.6 Los antiguos chinos y los griegos trataron a las mujeres mejor que la mayoría de los pueblos circunvecinos. Pero los hebreos les tenían enorme desconfianza. En el occidente la mujer ha tenido que escalar socialmente con dificultad a partir de las doctrinas paulistas adoptadas por el cristianismo, a pesar de que el cristianismo avanzó las costumbres imponiendo obligaciones sexuales más estrictas a los hombres. Entre el mahometismo, la posición de la mujer es prácticamente desesperada, peculiarmente degradada, y ella se encuentra en condiciones aún peores bajo las enseñanzas de varias otras religiones orientales.937:4 84:5.7 La ciencia y no la religión, verdaderamente emancipó a la mujer; fue la fábrica moderna la que en gran parte la liberó de los confines del hogar. La habilidad física del hombre ya no fue una necesidad esencial en el nuevo mecanismo de mantenimiento; la ciencia tanto cambió las condiciones de vida que la mano de obra masculina dejó de ser tan superior a la mano de obra femenina.
937:5 84:5.8 Estos cambios han llevado hacia la liberación de la mujer de la esclavitud doméstica y han traído consigo tal modificación de su condición que ella actualmente disfruta de un grado de libertad personal y de determinación sexual prácticamente igual a el del hombre. Antiguamente el valor de la mujer correspondía a su habilidad para producir alimento, pero la inventiva y la riqueza le han permitido crear un nuevo mundo en el cual funcionar —esferas de gracia y encanto. De este modo ha ganado la industria su lucha inconsciente e inintencional por la emancipación social y económica de la mujer. Nuevamente, la evolución ha sabido hacer lo que aun no pudo la revelación.937:6 84:5.9 La reacción de los pueblos esclarecidos a las costumbres injustas que gobernaban la situación de la mujer en la sociedad ha sido, en su extremismo, de forma pendular. Entre las razas industrializadas, se le han otorgado casi todos los derechos, y ella disfruta de la exención de muchas de las obligaciones, tales como el servicio militar. Cada vez que la lucha por la existencia se ha hecho más fácil ello ha fomentado la liberación de la mujer, que se ha beneficiado directamente de todos los avances hacia la monogamia. Los más débiles siempre ganan desproporcionadamente en cada ajuste de las costumbres en la evolución progresiva de la sociedad.
937:7 84:5.10 En los ideales del matrimonio en parejas, la mujer ha ganado finalmente reconocimiento, dignidad, independencia, igualdad y educación; pero, ¿se demostrará merecedora de todos estos logros nuevos y sin precedentes? ¿Responderá la mujer moderna a este gran logro de liberación social con pereza, indiferencia, esterilidad e infidelidad? ¡Actualmente, en el siglo veinte, la mujer pasa la prueba crucial de su larga existencia mundial!
938:1 84:5.11 La mujer es la socia del hombre a igual nivel en la reproducción de la raza, por lo tanto es igualmente importante en el desarrollo de la evolución racial; por ello la evolución ha contribuido cada vez más a la realización de los derechos de la mujer. Pero los derechos de la mujer no son de ninguna manera los derechos del hombre. La mujer no puede florecer con los derechos del hombre, ni puede el hombre prosperar con los derechos de la mujer.
938:2 84:5.12 Cada sexo tiene su esfera de existencia propia y distinta, juntamente con sus propios derechos dentro de esa esfera. Si la mujer aspira literalmente a disfrutar de todos los derechos del hombre, entonces, más pronto o más tarde, la competencia cruel y sin emociones reemplazará con seguridad al caballerismo y a la consideración especial de que muchas mujeres disfrutan hoy en día, y que tan recientemente han ganado de los hombres.
938:3 84:5.13 La civilización nunca podrá borrar la gran discrepancia entre la conducta de los sexos. De era en era las costumbres cambian, pero el instinto jamás. El afecto materno innato no permitirá jamás a la mujer emancipada tornarse una rival seria del hombre en la industria. Por siempre cada sexo reinará supremo en su propio dominio, dominio determinado por la diferenciación biológica y por la disimilitud mental.
938:4 84:5.14 Cada sexo tendrá siempre su propia esfera especial, aunque por siempre y para siempre se traslapen. Tan sólo socialmente competirán hombres y mujeres al mismo nivel.