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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 124

Los ÚLTIMOS AÑOS DE LA INFANCIA DE JESÚS

 

1. EL NOVENO AÑO DE JESÚS (AÑO 3 d. de J.C.)

1366:2  124:1.1 Aunque no se puede decir que Jesús estuviera nunca gravemente enfermo, este año sufrió algunas enfermedades menores de la infancia junto con sus hermanos y su hermanita.
1366:3  124:1.2 En la escuela continuaban las clases, y seguía siendo un estudiante favorecido, con una semana libre cada mes; continuaba dividiendo su tiempo en partes más o menos iguales entre los viajes con su padre a las ciudades vecinas, las estancias en la granja de su tío al sur de Nazaret y las excursiones de pesca fuera de Magdala.

1366:4  124:1.3 El incidente más grave ocurrido hasta entonces en la escuela se produjo a finales del invierno, cuando Jesús se atrevió a desafiar la enseñanza del chazán de que todas las imágenes, pinturas y dibujos eran de naturaleza idólatra. A Jesús le encantaba dibujar paisajes y modelar una gran variedad de objetos con arcilla de alfarero. Todo este tipo de cosas estaba estrictamente prohibido por la ley judía, pero hasta ese momento se las había arreglado para calmar las objeciones de sus padres, hasta tal punto que le habían permitido continuar con estas actividades.
1366:5  124:1.4 Pero un nuevo alboroto se produjo en la escuela cuando uno de los alumnos más retrasados descubrió a Jesús haciendo, al carbón, un retrato del profesor en el suelo de la clase. El retrato estaba allí, tan claro como la luz del día, y muchos de los ancianos lo pudieron contemplar antes de que el comité se presentara ante José para exigirle que hiciera algo para reprimir la desobediencia a la ley de su hijo mayor. Aunque no era la primera vez que José y María recibían quejas sobre las actividades de su hábil y dinámico hijo, ésta era la acusación más seria de todas las que hasta el momento habían presentado contra él. Sentado en una gran piedra junto a la puerta trasera, Jesús escuchó durante un rato cómo condenaban sus esfuerzos artísticos. Le irritó que culparan a su padre de sus pretendidas fechorías; entonces entró en la casa, enfrentándose sin temor a sus acusadores. Los ancianos se quedaron desconcertados. Algunos tendieron a considerar el incidente con humor, mientras que uno o dos parecían pensar que el chico era sacrílego, si no blasfemo. José estaba perplejo y María indignada, pero Jesús insistió para que se le escuchara. Lo dejaron hablar, defendió valientemente su punto de vista y anunció con un completo dominio de sí mismo que acataría la decisión de su padre, tanto en este asunto como en cualquier otra controversia. Y el comité de ancianos partió en silencio.
1367:1  124:1.5 María intentó convencer a José para que permitiera a Jesús modelar la arcilla en casa, siempre que prometiera no realizar en la escuela ninguna de estas actividades problemáticas, pero José se vio obligado a ordenar que la interpretación rabínica del segundo mandamiento tenía que prevalecer. Así pues, desde ese día, Jesús no volvió a dibujar ni a modelar una forma cualquiera mientras vivió en la casa de su padre. Sin embargo, no estaba convencido de que lo que había hecho estuviera mal, y abandonar su pasatiempo favorito constituyó una de las grandes pruebas de su joven vida.

1367:2  124:1.6 A finales de junio, Jesús subió por primera vez a la cima del Monte Tabor en compañía de su padre. Era un día claro y la vista era magnífica. Este chico de nueve años tuvo la impresión de que había contemplado realmente el mundo entero, a excepción de la India, África y Roma.

1367:3  124:1.7 Marta, la segunda hermana de Jesús, nació el jueves 13 de septiembre por la noche. Tres semanas después del nacimiento de Marta, José, que se encontraba en casa por algún tiempo, empezó la construcción de una ampliación de su casa, una habitación que serviría como taller y dormitorio. Se construyó un pequeño banco de trabajo para Jesús, y por primera vez pudo disponer de sus propias herramientas. Durante muchos años trabajó en este banco en sus ratos libres y se volvió muy experto en la fabricación de yugos.

1367:4  124:1.8 Este invierno y el siguiente fueron los más fríos en Nazaret desde hacía varias décadas. Jesús había visto la nieve en las montañas y varias veces había nevado en Nazaret, aunque sin permanecer mucho tiempo en el suelo; pero hasta este invierno no había visto el hielo. El hecho de que el agua pudiera ser sólida, líquida y gaseosa —había meditado largamente sobre el vapor que se escapaba del agua hirviendo— dio al joven mucho que pensar sobre el mundo físico y su constitución; y sin embargo, la personalidad encarnada en este niño en pleno crecimiento era al mismo tiempo la verdadera creadora y organizadora de todas estas cosas a lo largo y a lo ancho de un vasto universo.
1367:5  124:1.9 El clima de Nazaret no era riguroso. Enero era el mes más frío, con una temperatura media alrededor de los 10° C. En julio y agosto, los meses más calurosos, la temperatura variaba entre 24° y 32° C. Desde las montañas hasta el Jordán y el valle del Mar Muerto, el clima de Palestina variaba entre el frío y el tórrido. Así pues, en cierto sentido, los judíos estaban preparados para vivir prácticamente en cualquiera de los climas variables del mundo.
1367:6  124:1.10 Incluso durante los meses más calurosos del verano, una brisa fresca del mar soplaba generalmente del oeste desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche. Pero de vez en cuando, los temibles vientos cálidos procedentes del desierto oriental soplaban en toda Palestina. Estas ráfagas calientes aparecían por lo general en febrero y marzo, hacia el final de la temporada de las lluvias. En esos momentos, la lluvia caía en chaparrones refrescantes desde noviembre hasta abril, pero no llovía de manera continuada. En Palestina sólo había dos estaciones: el verano y el invierno, la temporada seca y la temporada lluviosa. Las flores empezaban a abrir en enero, y a finales de abril todo el país era un vergel florido.

1367:7  124:1.11 En mayo de este año, Jesús ayudó por primera vez a cosechar los cereales en la granja de su tío. Antes de cumplir los trece años, se las había arreglado para saber algo de casi todos los trabajos que realizaban los hombres y las mujeres alrededor de Nazaret, a excepción del trabajo de los metales; cuando fue mayor, después de la muerte de su padre, pasó varios meses en el taller de un herrero.
1368:1  124:1.12 Cuando disminuía el trabajo y el tránsito de las caravanas, Jesús hacía con su padre muchos viajes de placer o de negocios a las ciudades cercanas de Caná, Endor y Naín. Incluso siendo joven había visitado con frecuencia Séforis, situada sólo a cinco kilómetros al noroeste de Nazaret; desde el año 4 a. de J.C. hasta el año 25 d. de J.C. aproximadamente, esta ciudad fue la capital de Galilea y una de las residencias de Herodes Antipas.
1368:2  124:1.13 Jesús continuaba su crecimiento físico, intelectual, social y espiritual. Sus viajes fuera del hogar contribuyeron mucho a proporcionarle una comprensión mejor y más generosa de su propia familia; en esta época, sus mismos padres empezaron a aprender de él al mismo tiempo que le enseñaban. Incluso en su juventud, Jesús era un pensador original y un hábil educador. Se encontraba en un conflicto permanente con la llamada "ley oral", pero siempre trataba de adaptarse a las prácticas de su familia. Se llevaba muy bien con los niños de su edad, pero a menudo se desalentaba por su lentitud mental. Antes de cumplir los diez años, se había convertido en el jefe de un grupo de siete muchachos que formaron una sociedad para adquirir los talentos de la edad adulta —físicos, intelectuales y religiosos. Jesús logró introducir entre estos chicos muchos juegos nuevos y diversos métodos mejorados de entretenimiento físico.

 

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