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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 130

EN EL CAMINO DE ROMA

 

1. EN JOPE —DISCURSO SOBRE JONÁS

1428:1  130:1.1 Durante su estancia en Jope, Jesús conoció a Gadía, un intérprete filisteo que trabajaba para un curtidor llamado Simón. Los agentes de Gonod en Mesopotamia habían hecho muchos negocios con este Simón; por eso Gonod y su hijo deseaban visitarlo camino de Cesarea. Mientras permanecieron en Jope, Jesús y Gadía se hicieron buenos amigos. El joven filisteo era un buscador de la verdad. Jesús era un dador de la verdad; él era la verdad para esa generación en Urantia. Cuando un gran buscador y un gran dador de la verdad se encuentran, se produce una gran iluminación liberadora surgida de la experiencia de la nueva verdad.
1428:2  130:1.2 Un día, después de la cena, Jesús y el joven filisteo paseaban por la orilla del mar y Gadía, sin saber que este "escriba de Damasco" estaba tan bien versado en las tradiciones hebreas, mostró a Jesús el lugar donde Jonás supuestamente había embarcado para su funesto viaje a Tarsis. Cuando concluyó sus comentarios, hizo a Jesús la pregunta siguiente: "¿Tú crees que el gran pez se tragó realmente a Jonás?". Jesús percibió que la vida del joven había estado enormemente influenciada por esta tradición, y que sus reflexiones al respecto le habían inculcado la locura de intentar huir del deber. Por lo tanto, Jesús no dijo nada que pudiera destruir repentinamente las motivaciones fundamentales que guiaban a Gadía en su vida práctica. En respuesta a la pregunta, Jesús dijo: "Amigo mío, todos somos como Jonás, con una vida que vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Cada vez que tratamos de esquivar el deber de la vida diaria para ir en busca de tentaciones lejanas, nos ponemos inmediatamente bajo el dominio de influencias que no están dirigidas por los poderes de la verdad ni por las fuerzas de la rectitud. Huir del deber es sacrificar la verdad. Evadirse del servicio de la luz y la vida sólo puede llevar a esos conflictos angustiosos con las temibles ballenas del egoísmo, que al final conducen a las tinieblas y a la muerte, a menos que esos Jonases que han abandonado a Dios deseen, incluso estando en lo más profundo de su desesperación, volver su corazón hacia la búsqueda de Dios y su bondad. Cuando estas almas desalentadas buscan sinceramente a Dios —con hambre de verdad y sed de rectitud— no hay nada que pueda retenerlas por más tiempo en cautiverio. Por muy profundos que sean los abismos donde puedan haber caído, cuando buscan la luz de todo corazón, el espíritu del Señor Dios de los cielos las libera de sus cadenas; las tribulaciones de la vida las arrojan a la tierra firme de las nuevas oportunidades para un servicio renovado y una vida más sabia".
1428:3  130:1.3 Gadía se sintió muy conmovido por la enseñanza de Jesús. Siguieron conversando a la orilla del mar hasta muy entrada la noche, y antes de regresar a sus alojamientos, rezaron juntos y el uno por el otro. Este mismo Gadía escuchó las predicaciones posteriores de Pedro, se convirtió en un profundo creyente en Jesús de Nazaret, y tuvo una noche una memorable controversia con Pedro en casa de Dorcas. Gadía también contribuyó mucho para que Simón, el rico mercader de cuero, se decidiera a abrazar el cristianismo.

1428:4  130:1.4 (En este relato de la obra personal de Jesús con sus semejantes mortales durante su viaje por el Mediterráneo, y de acuerdo con el permiso que hemos recibido, traduciremos libremente sus palabras a la terminología moderna que se emplea en Urantia en el momento de esta presentación).

1429:1  130:1.5 La última conversación de Jesús con Gadía trató sobre el bien y el mal. Este joven filisteo estaba bastante desconcertado por el sentimiento de injusticia que le producía la presencia del mal conviviendo con el bien en el mundo. Dijo: "Si Dios es infinitamente bueno, ¿cómo puede permitir que suframos las penas del mal?. Después de todo, ¿quién crea el mal?" En aquellos tiempos, mucha gente creía todavía que Dios creaba a la vez el bien y el mal, pero Jesús nunca enseñó un error semejante. Al responder a esta pregunta, Jesús dijo: "Hermano mío, Dios es amor, por lo tanto debe ser bueno, y su bondad es tan grande y real que no puede contener las cosas pequeñas e irreales del mal. Dios es tan positivamente bueno que no hay absolutamente ninguna cabida en él para el mal negativo. El mal es la elección inmadura y el paso en falso irreflexivo de los que se resisten a la bondad, rechazan la belleza y traicionan la verdad. El mal sólo es la inadaptación de la inmadurez o la influencia desintegradora y deformadora de la ignorancia. El mal es la inevitable oscuridad que sigue de cerca al rechazo imprudente de la luz. El mal es lo tenebroso y lo falso; cuando se abraza conscientemente y se aprueba voluntariamente, se convierte en pecado.
1429:2  130:1.6 "Al dotarte de la facultad de escoger entre la verdad y el error, tu Padre celestial ha creado el potencial negativo de la vía positiva de la luz y la vida; pero los errores del mal no existen realmente hasta el momento en que una criatura inteligente quiere que existan, por una mala elección de su manera de vivir. Estos males se elevan posteriormente a la categoría de pecado mediante la elección consciente y deliberada de esa misma criatura obstinada y rebelde. Por eso, nuestro Padre que está en los cielos permite que el bien y el mal continúen juntos su camino hasta el final de la vida, al igual que la naturaleza permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el momento de la siega". Gadía quedó plenamente satisfecho con la respuesta de Jesús a su pregunta, después de que la discusión posterior clarificara en su mente el verdadero significado de estas importantes declaraciones.

 


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