ÍNDICE
previo      continuo
El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 133

EL REGRESO DE ROMA

 

3. EN CORINTO

1471:5  133:3.1 Por la época en que llegaron a Corinto, Ganid empezaba a interesarse mucho por la religión judía, así que no es extraño que al pasar un día por delante de la sinagoga y ver a la gente que entraba, le pidiera a Jesús que lo llevara al oficio. Aquel día escucharon a un rabino erudito discurrir sobre el "Destino de Israel", y después del servicio religioso conocieron a un tal Crispo, el jefe principal de esta sinagoga. Regresaron muchas veces a los oficios de la sinagoga, pero principalmente para encontrarse con Crispo. Ganid le tomó un gran afecto a Crispo, a su mujer y a su familia de cinco hijos. Disfrutó mucho observando cómo un judío dirigía su vida familiar.
1472:1  133:3.2 Mientras que Ganid estudiaba la vida de familia, Jesús enseñaba a Crispo los mejores caminos de la vida religiosa. Jesús tuvo más de veinte reuniones con este judío progresista. Años más tarde, Pablo predicó en esta misma sinagoga, los judíos rechazaron su mensaje y votaron la prohibición de que continuara predicando en la sinagoga; entonces Pablo se dirigió hacia los gentiles, y no es sorprendente que Crispo y toda su familia abrazaran la nueva religión, convirtiéndose en uno de los pilares principales de la iglesia cristiana que Pablo organizó posteriormente en Corinto.
1472:2  133:3.3 Durante los dieciocho meses que Pablo predicó en Corinto, donde Silas y Timoteo se reunieron con él más tarde, encontró a otras muchas personas que habían sido instruídas por "el preceptor judío del hijo de un mercader indio".
1472:3  133:3.4 En Corinto se encontraron con gentes de todas las razas, procedentes de tres continentes. Después de Alejandría y Roma, ésta era la ciudad más cosmopolita del imperio mediterráneo. En esta ciudad había muchas cosas atractivas que ver, y Ganid nunca se cansó de visitar la ciudadela que se alzaba casi a seiscientos metros por encima del nivel del mar. También pasó una gran parte de su tiempo libre entre la sinagoga y la casa de Crispo. Al principio le escandalizó, y más tarde le encantó, la condición de la mujer en los hogares judíos; fue una revelación para este joven indio.
1472:4  133:3.5 Jesús y Ganid fueron a menudo los huéspedes de otro hogar judío, el de Justo, un piadoso mercader que vivía al lado de la sinagoga. Posteriormente, cuando el apóstol Pablo residió en esta casa, escuchó muchas veces el relato de estas visitas del muchacho indio y de su preceptor judío, y tanto Pablo como Justo se preguntaban qué habría sido de aquel sabio y brillante educador hebreo.
1472:5  133:3.6 Cuando estaban en Roma, Ganid había observado que Jesús rehusaba acompañarlos a los baños públicos. Después de aquello, el joven trató varias veces de persuadir a Jesús para que se explicara más ampliamente respecto a las relaciones entre los sexos. Aunque contestaba a las preguntas del muchacho, nunca parecía dispuesto a extenderse acerca de estos asuntos. Una noche, mientras paseaban por Corinto cerca del lugar donde la muralla de la ciudadela descendía hasta el mar, fueron abordados por dos mujeres públicas. Ganid estaba impregnado con la idea, por otra parte cierta, de que Jesús era un hombre de altos ideales, que aborrecía todo lo que sonara a impureza o tuviera sabor a mal; en consecuencia, se dirigió con sequedad a estas mujeres, indicándoles groseramente que se alejaran. Al ver esto, Jesús dijo a Ganid: "Tienes buenas intenciones, pero no deberías atreverte a hablar así a las hijas de Dios, aunque se trate de sus hijas desviadas. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a estas mujeres? ¿Acaso conoces todas las circunstancias que las han llevado a recurrir a estos métodos para ganarse la vida? Quédate aquí conmigo mientras hablamos de estas cosas". Al escuchar estas palabras, las prostitutas se quedaron aún más asombradas que Ganid.
1472:6  133:3.7 Mientras permanecían allí de pie, a la luz de la luna, Jesús continuó diciendo: "Dentro de cada mente humana vive un espíritu divino, el don del Padre que está en los cielos. Este buen espíritu se esfuerza contínuamente por conducirnos a Dios, por ayudarnos a encontrar a Dios y a conocer a Dios. Pero dentro de los mortales existen también muchas tendencias físicas naturales que el Creador ha puesto allí para servir al bienestar del individuo y de la raza. Ahora bien, los hombres y las mujeres se desconciertan muchas veces al esforzarse por comprenderse a sí mismos y luchar con las múltiples dificultades que encuentran para ganarse la vida en un mundo tan ampliamente dominado por el egoísmo y el pecado. Ganid, percibo que ninguna de estas mujeres es voluntariamente mala. Puedo decir, por la expresión de sus rostros, que han padecido muchas penas; han sufrido mucho a manos de un destino aparentemente cruel; no han elegido intencionalmente este tipo de vida. En un desaliento que rozaba la desesperación, han sucumbido a la presión del momento y han aceptado esta manera desagradable de ganarse la vida como el mejor camino para salir de una situación que les parecía desesperada. Ganid, algunas personas son realmente perversas en su corazón, y escogen deliberadamente hacer cosas despreciables. Pero dime, al observar estos rostros ahora llenos de lágrimas, ¿ves algo malo o perverso?" Mientras que Jesús esperaba su contestación, la voz de Ganid se ahogó al balbucear su respuesta: "No, Maestro, no veo nada de eso, y me disculpo por mi grosería hacia ellas —les ruego que me perdonen". Entonces dijo Jesús: "Y yo te digo, en su nombre, que te han perdonado, como digo en nombre de mi Padre que está en los cielos que él las ha perdonado. Ahora venid todos conmigo a la casa de un amigo, donde recobraremos nuestras fuerzas y haremos planes para la vida nueva y mejor que está ante nosotros." Hasta ese momento, las asombradas mujeres no habían pronunciado una sola palabra; se miraron entre sí y siguieron silenciosamente a los hombres que mostraban el camino.
1473:1  133:3.8 Imagináos la sorpresa de la mujer de Justo cuando, a esta hora tardía, Jesús apareció con Ganid y estas dos extrañas, diciendo: "Perdónanos por llegar a esta hora, pero Ganid y yo deseamos tomar un bocado, y quisiéramos compartirlo con estas nuevas amigas, que también necesitan alimentarse. Además de eso, venimos hacia ti con la idea de que estarás interesada en deliberar con nosotros sobre la mejor manera de ayudar a estas mujeres a emprender una nueva vida. Ellas pueden contarte su historia, pero supongo que han tenido muchas dificultades, y su misma presencia aquí en tu casa demuestra cuán seriamente desean conocer a gente de bien, y con cuánto placer aprovecharán la oportunidad de mostrarle a todo el mundo —e incluso a los ángeles del cielo— la clase de mujeres nobles y valientes que pueden llegar a ser".
1473:2  133:3.9 Cuando Marta, la esposa de Justo, hubo servido la comida en la mesa, Jesús se despidió de manera inesperada diciendo: "Como se hace tarde y el padre del joven estará esperándonos, rogamos nos disculpen mientras os dejamos aquí juntas —a tres mujeres— las hijas amadas del Altísimo. Rogaré por vuestra orientación espiritual, mientras hacéis planes para una vida nueva y mejor en la tierra y para la vida eterna en el gran más allá".
1473:3  133:3.10 Jesús y Ganid se despidieron así de las mujeres. Hasta ese momento, las dos prostitutas no habían dicho nada, y Ganid se quedó igualmente sin habla. A Marta le sucedió lo mismo durante unos instantes, pero pronto se puso a la altura de las circunstancias, e hizo por aquellas extrañas todo lo que Jesús había esperado. La mayor de las dos mujeres murió poco tiempo después, con brillantes esperanzas de supervivencia eterna; la más joven trabajó en el negocio de Justo, y más tarde se hizo miembro de por vida de la primera iglesia cristiana de Corinto.
1473:4  133:3.11 En la casa de Crispo, Jesús y Ganid se encontraron varias veces con un tal Gayo, que se convirtió posteriormente en un leal partidario de Pablo. Durante estos dos meses en Corinto, mantuvieron conversaciones íntimas con decenas de personas dignas de interés, y como resultado de estos contactos aparentemente casuales, más de la mitad de estas personas se hicieron miembros de la comunidad cristiana posterior.
1473:5  133:3.12 Cuando Pablo fue por primera vez a Corinto, no tenía la intención de quedarse mucho tiempo, pero no sabía hasta qué punto el preceptor judío había preparado bien el terreno para sus trabajos. Descubrió además que Aquila y Priscila ya habían despertado un gran interés por su doctrina. Aquila era uno de los cínicos con los que Jesús había entrado en contacto cuando estuvo en Roma. Esta pareja eran refugiados judíos de Roma, y aceptaron rápidamente las enseñanzas de Pablo, que vivió y trabajó con ellos, porque eran también fabricantes de tiendas. Fue debido a estas circunstancias por lo que Pablo prolongó su estancia en Corinto.

 


previo      continuo