ÍNDICE
El libro de UrantiaEdición 1999
DOCUMENTO 138
LA FORMACIÓN DE Los MENSAJEROS DEL REINO
1538:1 138:0.1
DESPUÉS de predicar el sermón sobre "el Reino", Jesús reunió a los
seis apóstoles aquella tarde y empezó a exponerles sus planes para visitar
las ciudades situadas alrededor y en las proximidades del Mar de Galilea.
Sus hermanos Santiago y Judá estaban muy molestos porque no habían sido llamados
para participar en esta conferencia. Hasta ese momento se habían considerado
como pertenecientes al círculo interno de los asociados de Jesús. Pero Jesús
había decidido no tener parientes cercanos entre los miembros de este cuerpo
de directores apostólicos del reino. El hecho de no incluir a Santiago y a
Judá entre los pocos elegidos, así como su aparente alejamiento de su madre
desde la experiencia de Caná, fue el punto de partida de un abismo cada vez
más profundo entre Jesús y su familia. Esta situación continuó durante todo
su ministerio público -los suyos llegaron casi a rechazarlo- y estas diferencias
no desaparecieron por completo hasta después de su muerte y resurrección.
Su madre oscilaba constantemente entre actitudes de fe y esperanza fluctuantes,
y emociones crecientes de desilusión, humillación y desesperación. Sólo Rut,
la más joven, permaneció inquebrantablemente fiel a su padre-hermano.
1538:2 138:0.2
Hasta después de la resurrección, toda la familia de Jesús participó muy poco
en su ministerio. Un profeta siempre recibe honores, excepto en su propia
tierra, y siempre goza de una estima comprensiva, salvo en su propia familia.
1. LAS INSTRUCCIONES FINALES
1538:3 138:1.1
Al día siguiente, el domingo 23 de junio del año 26, Jesús comunicó a los seis sus instrucciones finales. Les ordenó que salieran de dos en dos para enseñar la buena nueva del reino. Les prohibió que bautizaran y les aconsejó que no predicaran públicamente. Continuó explicándoles que más adelante les permitiría predicar en público, pero que durante una temporada, y por muchas razones, deseaba que adquirieran una experiencia práctica en el trato personal con sus semejantes. Jesús se proponía que su primera gira fuera enteramente de
trabajo personal.
Aunque esta declaración desilusionó un poco a los apóstoles, sin embargo percibieron, al menos en parte, la razón que tenía Jesús para empezar así la proclamación del reino, y se marcharon con buen ánimo y un entusiasmo confiado. Los envió por parejas: Santiago y Juan fueron a Jeresa, Andrés y Pedro a Cafarnaum, mientras que Felipe y Natanael se dirigieron a Tariquea.
1538:4 138:1.2
Antes de que empezaran estas dos primeras semanas de servicio, Jesús les anunció que deseaba ordenar a doce apóstoles para que continuaran el trabajo del reino después de su partida, y autorizó a cada uno de ellos para que escogiera, entre sus primeros conversos, a un hombre destinado a formar parte del cuerpo apostólico en proyecto. Juan tomó la palabra para preguntar: "Pero, Maestro, ¿esos seis hombres estarán entre nosotros y compartirán todas las cosas en igualdad con nosotros, que hemos estado contigo desde el Jordán y hemos escuchado todas tus enseñanzas de preparación para nuestro primer trabajo a favor del reino?" Y Jesús replicó:
"Sí, Juan, los hombres que escojáis formarán uno solo con nosotros, y vosotros les enseñaréis todo lo relacionado con el reino, como yo os lo he enseñado."
Después de decirles esto, Jesús los dejó.
1539:1 138:1.3
Los seis no se separaron para cumplir su misión hasta después de haber discutido largamente la orden de Jesús de que cada uno de ellos tenía que escoger a un nuevo apóstol. El dictamen de Andrés acabó por prevalecer, y se marcharon a sus tareas. Andrés dijo en esencia: "El Maestro tiene razón; somos demasiado pocos para abarcar este trabajo. Se necesitan más instructores, y el Maestro nos ha demostrado una gran confianza puesto que nos ha encargado la elección de estos seis nuevos apóstoles." Aquella mañana, al separarse para cumplir con su trabajo, había un poquito de depresión oculta en el corazón de cada uno de ellos. Sabían que iban a echar de menos a Jesús, y además de su temor y de su timidez, ésta no era la manera en que habían imaginado que se inauguraría el reino de los cielos.
1539:2 138:1.4
Se había dispuesto que los seis trabajarían dos semanas, después de lo cual regresarían al hogar de Zebedeo para tener una conferencia. Mientras tanto, Jesús fue a Nazaret para charlar con José, Simón y otros miembros de su familia que vivían en las inmediaciones. Para conservar la confianza y el afecto de su familia, Jesús hizo todo lo que era humanamente posible, y compatible con su dedicación a hacer la voluntad de su Padre. En esta cuestión cumplió plenamente con su deber, e incluso más.
1539:3 138:1.5
Mientras que los apóstoles realizaban esta misión, Jesús pensó mucho en Juan, que ahora estaba en la cárcel. Era una gran tentación utilizar sus poderes potenciales para liberarlo, pero una vez más se resignó a
"servir la voluntad del Padre."
2. LA ELECCIÓN DE Los SEIS
1539:4 138:2.1
Esta primera gira misionera de los seis fue todo un éxito. Todos descubrieron el gran valor del contacto directo y personal con los hombres. Volvieron a Jesús comprendiendo mucho mejor que, después de todo, la religión es pura y totalmente un asunto de
experiencia personal.
Empezaron a sentir hasta qué punto la gente del pueblo tenía hambre de oír palabras de consuelo religioso y de aliento espiritual. Cuando se reunieron alrededor de Jesús, todos quisieron hablar a la vez, pero Andrés asumió el mando y a medida que los fue llamando uno a uno, presentaron su informe oficial al Maestro y propusieron sus nombramientos para los seis nuevos apóstoles.
1539:5 138:2.2
Después de que cada uno hubiera presentado al nuevo apóstol de su elección, Jesús pidió a todos los demás que votaran su nombramiento; y así, los seis nuevos apóstoles fueron debidamente aceptados, de manera unánime, por los seis primeros. Después, Jesús anunció que todos irían a visitar a estos candidatos para confirmarles el llamamiento al servicio.
1539:6 138:2.3
Los apóstoles recién elegidos eran:
1539:7 138:2.4
1. Mateo Leví, el recaudador de derechos de aduana de Cafarnaum, que
tenía su oficina exactamente al este de la ciudad, cerca de los límites de Batanea.
Había sido elegido por Andrés.
1539:8 138:2.5 2. Tomás Dídimo, pescador
de Tariquea y en otro tiempo carpintero y albañil en Gadara. Había sido elegido
por Felipe.
1539:9 138:2.6 3. Santiago Alfeo, pescador
y agricultor de Jeresa, había sido elegido por Santiago Zebedeo.
1539:10 138:2.7 4. Judas Alfeo, el
hermano gemelo de Santiago Alfeo, y también pescador, había sido elegido por
Juan Zebedeo.
1540:1 138:2.8 5. Simón Celotes era
un alto funcionario de la organización patriótica de los celotes, un puesto
que abandonó para unirse a los apóstoles de Jesús. Antes de unirse a los celotes,
Simón había sido comerciante. Fue escogido por Pedro.
1540:2 138:2.9 6. Judas Iscariote era
el hijo único de unos padres judíos ricos que vivían en Jericó. Se había apegado
a Juan el Bautista, y sus padres saduceos lo habían repudiado. Estaba buscando
trabajo por estas regiones cuando lo encontraron los apóstoles de Jesús. Natanael
lo invitó a unirse a sus filas, especialmente a causa de su experiencia financiera.
Judas Iscariote era el único judeo entre los doce apóstoles.
1540:3 138:2.10
Jesús pasó un día entero con los seis, respondiendo a sus preguntas y escuchando
los detalles de sus informes, pues tenían muchas experiencias interesantes
y provechosas que contar. Ahora percibían la sabiduría del plan del Maestro
de enviarlos a trabajar de una manera tranquila y personal antes de lanzarse
a unos esfuerzos públicos más ambiciosos.
3. EL LLAMAMIENTO DE MATEO Y DE SIMÓN
1540:4 138:3.1 Al día
siguiente, Jesús y los seis fueron a ver a Mateo, el recaudador de aduanas.
Mateo los estaba esperando; había saldado sus libros y se había preparado
para traspasar los asuntos de su oficina a su hermano. Al acercarse a la oficina
de peajes, Andrés se adelantó con Jesús, que miró de frente a Mateo y le dijo:
"Sígueme." Mateo se levantó y llevó a Jesús y a los apóstoles a
su casa.
1540:5 138:3.2
Mateo le habló a Jesús del banquete que había organizado para aquella noche,
diciendo que deseaba al menos ofrecer esta cena a su familia y a sus amigos,
si Jesús estaba de acuerdo y accedía a ser el invitado de honor. Jesús asintió
con la cabeza. Entonces Pedro cogió a Mateo aparte y le explicó que había
invitado a un tal Simón a unirse a los apóstoles, y se aseguró el consentimiento
de Mateo para que Simón también fuera convidado a esta fiesta.
1540:6 138:3.3
Después de almorzar a mediodía en la casa de Mateo, todos fueron con Pedro
a visitar a Simón el Celote. Lo encontraron en su antigua oficina de negocios,
que ahora dirigía su sobrino. Cuando Pedro condujo a Jesús hasta Simón, el
Maestro saludó al ardiente patriota y sólo le dijo: "Sígueme."
1540:7 138:3.4
Todos regresaron a la casa de Mateo, donde hablaron mucho sobre política y
religión hasta la hora de la cena. La familia Leví se dedicaba desde hacía
mucho tiempo a los negocios y a la recaudación de impuestos; por ello, muchos
de los convidados invitados por Mateo a este banquete habrían sido calificados
de "publicanos y pecadores" por los fariseos.
1540:8 138:3.5
En aquellos tiempos, cuando un banquete-recepción de este tipo se ofrecía
a una persona sobresaliente, todas las personas interesadas tenían la costumbre
de merodear por la sala del banquete para ver comer a los convidados y escuchar
la conversación y los discursos de los invitados de honor. Por consiguiente,
la mayoría de los fariseos de Cafarnaum se encontraban presentes en esta ocasión
para observar la conducta de Jesús en esta reunión social poco común.
1540:9 138:3.6
A medida que avanzaba la cena, la alegría de los convidados se elevó a alturas
de fiesta; todos estaban pasando un rato tan espléndido, que los espectadores
fariseos empezaron a criticar a Jesús, en su fuero interno, por su participación
en un evento tan frívolo y desenfadado. Más avanzada la noche, durante los
discursos, uno de los fariseos más maliciosos llegó hasta el punto de criticar
la conducta de Jesús delante de Pedro, diciendo: "Cómo te atreves a enseñar
que este hombre es justo, cuando come con publicanos y pecadores, prestando
así su presencia a estas escenas de abandono a los placeres." Pedro le
susurró esta crítica a Jesús antes de que éste pronunciara la bendición de
despedida a todos los reunidos. Cuando Jesús empezó a hablar, dijo: "Al
venir aquí esta noche para acoger a Mateo y a Simón en nuestra hermandad,
me complace presenciar vuestra alegría y vuestro regocijo social, pero deberíais
regocijaros aún más porque muchos de vosotros entraréis en el reino del espíritu
por venir, donde disfrutaréis más abundantemente de las buenas cosas del reino
de los cielos. A los que estáis entre nosotros, criticándome en vuestro fuero
interno porque he venido aquí para divertirme con estos amigos, permitidme
decir que he venido para proclamar la alegría a los oprimidos de la sociedad
y la libertad espiritual a los cautivos morales. ¿Necesito recordaros que
los que están sanos no necesitan al médico, sino más bien los que están enfermos?
He venido, no para llamar a los justos, sino a los pecadores."
1541:1 138:3.7
En verdad era un extraño espectáculo para la sociedad judía el ver a un hombre
de carácter recto y de sentimientos nobles, mezclarse de manera libre y alegre
con la gente corriente, e incluso con una muchedumbre irreligiosa y amiga
de los placeres, compuesta de publicanos y de supuestos pecadores. Simón Celotes
deseaba dar un discurso en esta reunión en casa de Mateo, pero Andrés, sabiendo
que Jesús no quería que el reino venidero se confundiera con el movimiento
de los celotes, lo persuadió para que se abstuviera de hacer comentarios en
público.
1541:2 138:3.8
Jesús y los apóstoles pasaron la noche en casa de Mateo, y mientras la gente
regresaba a sus hogares, sólo hablaban de una cosa: de la bondad y la amabilidad
de Jesús.
4. EL LLAMAMIENTO DE Los GEMELos
1541:3 138:4.1 Al día
siguiente, los nueve fueron en barca hasta Jeresa para efectuar el llamamiento
formal de los dos apóstoles siguientes, Santiago y Judas, los hijos gemelos
de Alfeo, los candidatos propuestos por Santiago y Juan Zebedeo. Los gemelos
pescadores contaban con la venida de Jesús y sus apóstoles, y por ello los
estaban esperando en la orilla. Santiago Zebedeo presentó al Maestro a los
pescadores de Jeresa; Jesús los miró fijamente, asintió con la cabeza y dijo:
"Seguidme."
1541:4 138:4.2
Aquella tarde, que la pasaron juntos, Jesús los instruyó plenamente respecto
a la asistencia a las reuniones festivas; concluyó sus comentarios diciendo:
"Todos los hombres son mis hermanos. Mi Padre celestial no desprecia
a ninguna de las criaturas que hemos hecho. El reino de los cielos está abierto
a todos los hombres y a todas las mujeres. Nadie puede cerrar la puerta de
la misericordia en la cara de un alma hambrienta que está intentando entrar.
Nos sentaremos a comer con todos los que deseen oír hablar del reino. Cuando
nuestro Padre celestial contempla a los hombres desde arriba, todos son iguales.
Así pues, no os neguéis a partir el pan con un fariseo o un pecador, con un
saduceo o un publicano, con un romano o un judío, con un rico o un pobre,
con un hombre libre o un esclavo. La puerta del reino está abierta de par
en par para todos los que deseen conocer la verdad y encontrar a Dios."
1541:5 138:4.3
Aquella noche, en una simple cena en la casa de Alfeo, los hermanos gemelos
fueron recibidos en la familia apostólica. Más avanzada la noche, Jesús dió
a sus apóstoles su primera lección sobre el origen, la naturaleza y el destino
de los espíritus impuros, pero no pudieron comprender el sentido de lo que
les decía. Les resultaba muy fácil amar y admirar a Jesús, pero muy difícil
comprender muchas de sus enseñanzas.
1542:1 138:4.4
Después de una noche de descanso, todo el grupo, ahora compuesto de once miembros,
fue en barca hasta Tariquea.
5. EL LLAMAMIENTO DE TOMÁS Y DE JUDAS
1542:2 138:5.1 Tomás el
pescador y Judas el errante se encontraron con Jesús y los apóstoles en el
desembarcadero de las barcas de pesca de Tariquea, y Tomás condujo al grupo
hasta su casa cercana. Felipe presentó entonces a Tomás como su candidato
para el apostolado y Natanael presentó a Judas Iscariote, el judeo, para un
honor similar. Jesús miró a Tomás y le dijo: "Tomás, te falta fe; sin
embargo, te recibo. Sígueme." A Judas Iscariote, el Maestro le dijo:
"Judas, todos somos de la misma carne, y al recibirte entre nosotros,
ruego porque seas siempre leal con tus hermanos galileos. Sígueme."
1542:3 138:5.2
Una vez que hubieron descansado, Jesús se llevó a los doce durante un rato
a un lugar apartado, para orar con ellos y para instruirlos sobre la naturaleza
y el trabajo del Espíritu Santo; pero de nuevo no lograron comprender plenamente
el significado de las maravillosas verdades que el Maestro se esforzaba por
enseñarles. Uno captaba un detalle y su vecino comprendía otro, pero ninguno
conseguía abarcar el conjunto de su enseñanza. Siempre cometían el error de
intentar adaptar el nuevo evangelio de Jesús a sus viejas formas de creencia
religiosa. No podían captar la idea de que Jesús había venido para proclamar
un nuevo evangelio de salvación y para establecer una nueva manera de encontrar
a Dios; no percibían que él era una nueva revelación del Padre celestial.
1542:4 138:5.3
Al día siguiente, Jesús dejó completamente solos a sus doce apóstoles; quería
que se conocieran y deseaba que estuvieran a solas para que comentaran lo
que les había enseñado. El Maestro regresó para la cena, y durante la sobremesa
les habló del ministerio de los serafines, y algunos de los apóstoles comprendieron
su enseñanza. Descansaron esa noche y al día siguiente partieron en barca
para Cafarnaum.
1542:5 138:5.4
Zebedeo y Salomé se habían ido a vivir con su hijo David, para que su amplia
casa pudiera estar a la disposición de Jesús y de sus doce apóstoles. Jesús
pasó aquí un sábado tranquilo con sus mensajeros escogidos; les describió
cuidadosamente los planes para proclamar el reino y les explicó plenamente
la importancia de evitar todo conflicto con las autoridades civiles, diciendo:
"Si es necesario censurar a los gobernantes civiles, dejadme a mí esa
tarea. Procurad no hacer acusaciones contra el César o sus servidores."
Fue esta misma noche cuando Judas Iscariote llevó a Jesús aparte para preguntarle
por qué no se hacía nada para sacar a Juan de la cárcel. Y Judas no se quedó
totalmente satisfecho con la actitud de Jesús.
6. LA SEMANA DE FORMACIÓN INTENSIVA
1542:6 138:6.1 La semana
siguiente fue consagrada a un programa de intensa formación. Cada día, los
seis nuevos apóstoles se ponían en manos de quienes los habían propuesto respectivamente,
para efectuar un repaso completo de todo lo que habían aprendido y experimentado
como preparación para el trabajo del reino. Los primeros apóstoles analizaban
cuidadosamente, en beneficio de los seis más nuevos, las enseñanzas dadas
por Jesús hasta ese momento. Por la noche, todos se reunían en el jardín de
Zebedeo para recibir la instrucción de Jesús.
1542:7 138:6.2
Fue en esta época cuando Jesús estableció un día de fiesta a mitad de la semana
para descansar y divertirse. Y continuaron con este programa de relajarse
un día por semana durante el resto de la vida material del Maestro. Por regla
general, el miércoles nunca realizaban sus actividades regulares. En este
dia de fiesta semanal, Jesús tenía la costumbre de dejarlos solos, diciendo:
"Hijos míos, coged un día de asueto. Descansad de las arduas tareas del
reino y disfrutad del alivio que procura el volver a vuestras antiguas vocaciones
o el descubrir nuevos tipos de actividades recreativas." Durante este
período de su vida terrestre, Jesús no necesitaba realmente este día de descanso,
pero se amoldó a este plan porque sabía que era mejor para sus asociados humanos.
Jesús era el instructor -el Maestro; sus compañeros eran sus alumnos -sus
discípulos.
1543:1 138:6.3
Jesús se esforzó por aclarar a sus apóstoles la diferencia entre sus enseñanzas
y su vida entre ellos, y las enseñanzas que podrían surgir posteriormente
acerca de él. Jesús les dijo: "Mi reino y el evangelio relacionado
con él serán lo esencial de vuestro mensaje. No os desviéis del tema predicando
sobre mí y sobre mis enseñanzas. Proclamad el evangelio del
reino y describid mi revelación del Padre celestial, pero no os extraviéis
por las sendas descarriadas de crear leyendas y de construir un culto que
tengan relación con creencias y enseñanzas acerca de mis creencias
y enseñanzas." Pero, de nuevo, no comprendieron por qué hablaba así,
y ninguno se atrevió a preguntar por qué les enseñaba de esta manera.
1543:2 138:6.4
En estas primeras enseñanzas, Jesús trató de evitar en lo posible las controversias
con sus apóstoles, salvo aquellas que implicaban conceptos erróneos sobre
su Padre que está en el cielo. En todas estas cuestiones, nunca dudaba en
corregir las creencias erróneas. Había una sola motivación en la vida
de Jesús en Urantia después de su bautismo, y era efectuar una revelación
mejor y más verdadera de su Padre Paradisiaco; él era el pionero del camino
nuevo y mejor hacia Dios, el camino de la fe y del amor. Su exhortación a
los apóstoles era siempre: "Buscad a los pecadores; encontrad a los abatidos
y confortad a los que están llenos de preocupaciones." "Go seek for the
sinners; find the downhearted and comfort the anxious."
1543:3 138:6.5
Jesús captaba perfectamente la situación. Poseía un poder ilimitado que podía
haber sido utilizado para impulsar su misión, pero estaba plenamente satisfecho
con unos medios y unas personalidades que la mayoría de la gente hubiera calificado
de inadecuados, y los habría estimado como insignificantes. Estaba embarcado
en una misión con enormes posibilidades dramáticas, pero insistió en dedicarse
a los asuntos de su Padre de la manera más discreta y menos espectacular;
evitó cuidadosamente toda exhibición de poder. Ahora se proponía trabajar
tranquilamente con sus doce apóstoles, al menos durante varios meses, en las
proximidades del Mar de Galilea.
7. UNA NUEVA DESILUSIÓN
1543:4 138:7.1 Jesús había
proyectado una tranquila campaña misionera de cinco meses de trabajo personal.
No había dicho a los apóstoles cuánto tiempo iba a durar; trabajaban de semana
en semana. Al principio de este primer día de la semana, precísamente cuando
estaba a punto de anunciar este plan a sus doce apóstoles, Simón Pedro, Santiago
Zebedeo y Judas Iscariote vinieron para hablarle en privado. Llevando aparte
a Jesús, Pedro se atrevió a decir: "Maestro, venimos a petición de nuestros
compañeros para preguntar si no es ya el momento adecuado para entrar en el
reino. ¿Vas a proclamar el reino en Cafarnaum o nos trasladaremos a Jerusalén?
Y cuándo sabremos, cada uno de nosotros, los puestos que vamos a ocupar contigo
en el establecimiento del reino..." Y Pedro hubiera continuado haciendo
otras preguntas, pero Jesús levantó una mano amonestadora y lo interrumpió.
Haciendo señas a los otros apóstoles, que se hallaban cerca, para que se unieran
a ellos, Jesús les dijo: "Hijos míos, ¡cuánto tiempo seré indulgente
con vosotros! ¿No os he aclarado que mi reino no es de este mundo? Os he dicho
muchas veces que no he venido para sentarme en el trono de David; entonces,
¿cómo es que me preguntáis cuál es el lugar que ocupará cada uno de vosotros
en el reino del Padre? ¿No podéis percibir que os he llamado como embajadores
de un reino espiritual? ¿No comprendéis que pronto, muy pronto, vais a representarme
en el mundo y en la proclamación del reino, como yo represento ahora a mi
Padre que está en los cielos? ¿Es posible que os haya elegido e instruido
como mensajeros del reino, y que sin embargo no comprendáis la naturaleza
y la trascendencia de este reino venidero de supremacía divina en el corazón
de los hombres? Amigos míos, escuchadme una vez más. Desterrad de vuestra
mente la idea de que mi reino es un gobierno de poder o un reinado de gloria.
En verdad, todos los poderes en el cielo y en la tierra pronto serán puestos
entre mis manos, pero no es voluntad del Padre que utilicemos esta dotación
divina para glorificarnos durante esta era. En otra era, os sentaréis verdaderamente
conmigo en poder y en gloria, pero ahora es nuestro deber someternos a la
voluntad del Padre, y obedecer humildemente saliendo a ejecutar su mandato
en la tierra."
1544:1 138:7.2
Una vez más, sus compañeros se quedaron horrorizados, atónitos. Jesús los
envió de dos en dos para orar, pidiéndoles que regresaran a verlo al mediodía.
En esta mañana decisiva, cada uno de ellos trató de encontrar a Dios, y cada
uno se esforzó por animar y fortalecer al otro; luego volvieron para ver a
Jesús tal como éste les había ordenado.
1544:2 138:7.3
Jesús les contó entonces la venida de Juan, el bautismo en el Jordán, la fiesta
nupcial de Caná, la reciente elección de los seis y la separación de sus propios
hermanos carnales. Les advirtió que el enemigo del reino trataría también
de separarlos. Después de esta conversación breve pero seria, todos los apóstoles
se levantaron, bajo la dirección de Pedro, para declarar su devoción imperecedera
a su Maestro y prometer su lealtad inconmovible al reino, según palabras de
Tomás, "a ese reino por venir, sea lo que sea, y aunque no lo comprenda
por completo." Todos creían en Jesus sinceramente, aunque no
comprendieran plenamente su enseñanza.
1544:3 138:7.4
Jesús les preguntó entonces cuánto dinero tenían entre todos; también se interesó
por las medidas qué habían tomado para mantener a sus familias. Cuando se
vio que apenas tenían fondos suficientes para mantenerse durante dos semanas,
Jesús dijo: "No es la voluntad de mi Padre que empecemos a trabajar en
estas condiciones. Nos quedaremos aquí dos semanas junto al mar para pescar
o hacer cualquier cosa que encontremos; mientras tanto, bajo la dirección
de Andrés, el primer apóstol elegido, os organizaréis de tal manera que podáis
disponer de todo lo necesario para vuestro futuro trabajo, tanto en el ministerio
personal actual, como cuando os ordene posteriormente predicar el evangelio
e instruir a los creyentes." Todos se alegraron mucho con estas palabras;
ésta era la primera indicación clara y positiva que tenían de que Jesús proyectaba
emprender en el futuro unos esfuerzos públicos más dinámicos y pretenciosos.
1544:4 138:7.5
Los apóstoles pasaron el resto del día perfeccionando su organización y preparando
las barcas y las redes para salir a pescar al día siguiente, pues todos habían
decidido que se dedicarían a la pesca; la mayoría de ellos habían sido pescadores,
y el mismo Jesús era un barquero y un pescador experto. Muchas de las barcas
que utilizaron en los pocos años siguientes habían sido construidas por Jesús
con sus propias manos. Y eran unas barcas buenas y dignas de confianza.
1544:5 138:7.6
Jesús les encargó que se consagraran a la pesca durante dos semanas, añadiendo:
"Y luego partiréis para convertiros en pescadores de hombres." Pescaron
en tres grupos, y Jesús salía cada noche con un grupo diferente. ¡Cuánto disfrutaban
todos con la compañía de Jesús! Era un buen pescador, un compañero alegre
y un amigo inspirador; cuanto más trabajaban con él, más lo amaban. Mateo
dijo un día: "Cuanto más se comprende a alguna gente, menos se les admira;
pero con este hombre, cuanto menos lo comprendo, más lo amo."
1545:1 138:7.7
Este plan de pescar dos semanas y de salir otras dos semanas para hacer un
trabajo personal a favor del reino, lo ejecutaron durante más de cinco meses
hasta el final de este año 26, hasta después de que finalizaran las persecuciones
especialmente dirigidas contra los discípulos de Juan, después del arresto
de éste.
8. EL PRIMER TRABAJO DE Los DOCE
1545:2 138:8.1 Después
de vender las capturas de la pesca de dos semanas, Judas Iscariote, que había
sido elegido como tesorero de los doce, dividió los fondos apostólicos en
seis partes iguales, una vez deducidos los fondos para el cuidado de las familias
que dependían de los apóstoles. Luego, hacia mediados de agosto del año 26,
se marcharon de dos en dos a las campañas de trabajo asignadas por Andrés.
Las dos primeras semanas Jesús salió con Andrés y Pedro, las dos segundas
con Santiago y Juan, y así sucesivamente con las otras parejas en el orden
en que habían sido escogidos. De esta manera pudo salir al menos una vez con
cada pareja, antes de reunirlos para empezar su ministerio público.
1545:3 138:8.2
Jesús les enseñó a predicar el perdón de los pecados mediante la fe en
Dios, sin penitencias ni sacrificios, y que el Padre que está en los cielos
ama a todos sus hijos con el mismo amor eterno. Ordenó a sus apóstoles que
se abstuvieran de discutir sobre:
1545:4 138:8.3
1. El trabajo y el encarcelamiento de Juan el Bautista.
1545:5 138:8.4 2. La voz que se escuchó en
su bautismo. Jesús dijo: "Sólo aquellos que oyeron la voz pueden referirse
a ella. Proclamad solamente las cosas que me habéis oído decir; no habléis por
rumores."
1545:6 138:8.5 3. La transformación del agua
en vino, en Caná. Jesús les encomendó seriamente: "No le contéis a nadie
lo del agua y el vino."
1545:7 138:8.6
Pasaron momentos maravillosos a lo largo de estos cinco o seis meses, durante
los cuales trabajaron como pescadores cada dos semanas alternativas, ganando
así el dinero suficiente como para mantenerse en campaña las dos semanas siguientes
de trabajo misionero para el reino.
1545:8 138:8.7
La gente corriente se maravillaba con las enseñanzas y el ministerio de Jesús
y sus apóstoles. Los rabinos habían enseñado durante mucho tiempo a los judíos
que los ignorantes no podían ser ni piadosos ni justos. Pero los apóstoles
de Jesús eran piadosos y justos, y sin embargo ignoraban alegremente una gran
parte de la erudición de los rabinos y de la sabiduría del mundo.
1545:9 138:8.8
Jesús explicó claramente a sus apóstoles la diferencia entre el arrepentimiento
mediante las supuestas buenas obras, como enseñaban los judíos, y el cambio
mental por la fe -el nuevo nacimiento- que él exigía como precio de admisión
en el reino. Enseñó a sus apóstoles que la fe era el único requisito
para entrar en el reino del Padre. Juan les había enseñado el "arrepentimiento
-a huir de la ira venidera." Jesús enseñaba que "la fe es la puerta
abierta para entrar en el amor presente, perfecto y eterno de Dios."
Jesús no hablaba como un profeta, como alguien que viene a proclamar la palabra
de Dios. Parecía hablar de sí mismo como alguien que tiene autoridad. Jesús
trataba de desviar sus mentes de la búsqueda de milagros hacia el descubrimiento
de una experiencia auténtica y personal en la satisfacción y la seguridad
de que el espíritu de amor y de gracia salvadora de Dios residía en ellos.
1545:10 138:8.9
Los discípulos aprendieron muy pronto que el Maestro tenía un profundo respeto
y una consideración compasiva por cada ser humano con quien se encontraba,
y estaban enormemente impresionados por esta consideración uniforme e invariable
que concedía de manera permanente a toda clase de hombres, mujeres y niños.
Se detenía a la mitad de un profundo discurso para salir a la carretera y
decirle unas palabras de aliento a una mujer que pasaba cargada con el peso
de su cuerpo y de su alma. Interrumpía una importante conferencia con sus
apóstoles para fraternizar con un niño inoportuno. Nada parecía nunca tan
importante para Jesús como el ser humano individual que se encontraba
por casualidad en su presencia inmediata. Era maestro e instructor, pero era
aún más -era también un amigo y un vecino, un compa ero comprensivo.
1546:1 138:8.10
Aunque la enseñanza pública de Jesús consistía principalmente en parábolas
y en discursos breves, instruía invariablemente a sus apóstoles mediante preguntas
y respuestas. Durante sus discursos públicos posteriores, siempre se interrumpía
para responder a las preguntas sinceras.
1546:2 138:8.11
Al principio los apóstoles se escandalizaron por la manera en que Jesús trataba
a las mujeres, pero pronto se acostumbraron; les explicó muy claramente que,
en el reino, había que conceder a las mujeres los mismos derechos que a los
hombres.
9. CINCO MESES DE PRUEBA
1546:3 138:9.1 Este período
un poco monótono en el que se alternaba la pesca con el trabajo personal resultó
ser una experiencia agotadora para los doce apóstoles, pero soportaron la
prueba. A pesar de todas sus quejas, dudas y descontentos pasajeros, permanecieron
fieles a su promesa de devoción y de lealtad al Maestro. Su asociación personal
con Jesús durante estos meses de prueba les hizo quererlo tanto, que todos
(salvo Judas Iscariote) permanecieran leales y fieles a su persona incluso
en las horas sombrías del juicio y la crucifixión. Unos hombres auténticos
sencillamente no podían abandonar de verdad a un educador venerado que había
vivido tan cerca de ellos y que tanto se había consagrado a ellos como lo
hizo Jesús. Durante las horas sombrías de la muerte del Maestro, toda razón,
todo juicio y toda lógica se anularon en el corazón de estos apóstoles, para
dar paso a una sola emoción humana extraordinaria -el sentimiento supremo
de amistad y de fidelidad. Estos cinco meses de trabajo con Jesús indujeron
a estos apóstoles, a cada uno de ellos, a considerarlo como el mejor amigo
que tenían en el mundo. Fue este sentimiento humano, y no sus enseñanzas grandiosas
o sus actos maravillosos, lo que los mantuvo unidos hasta después de la resurrección
y de la reanudación de la proclamación del evangelio del reino.
1546:4 138:9.2
Estos meses de trabajo apacible no solamente fueron una gran prueba para los
apóstoles, a la cual sobrevivieron, sino que esta temporada de inactividad
pública fue una gran prueba para la familia de Jesús. Hacia la época en que
Jesús estuvo preparado para empezar su obra pública, toda su familia (excepto
Rut) prácticamente lo había abandonado. Sólo trataron de ponerse en contacto
con él en pocas ocasiones posteriores, y fue para persuadirlo de que regresara
con ellos al hogar, pues casi habían llegado a creer que estaba fuera de sí.
Eran sencillamente incapaces de sondear su filosofía o de captar su enseñanza;
todo esto era demasiado para los de su propia carne y sangre.
1546:5 138:9.3
Los apóstoles continuaron su trabajo personal en Cafarnaum, Betsaida-Julias,
Corazín, Gérasa, Hipos, Magdala, Caná, Belén de Galilea, Jotapata, Ramá, Safed,
Giscala, Gadara y Abila. Además de estas ciudades, trabajaron en muchos pueblos
así como en el campo. Hacia el final de este período, los doce habían elaborado
unos planes bastante satisfactorios para cuidar de sus familias respectivas.
La mayoría de los apóstoles estaban casados, y algunos tenían varios hijos,
pero habían tomado tales medidas para el sostén de sus hogares que, con un
poco de ayuda de los fondos apostólicos, podían consagrar todas sus energías
a la obra del Maestro, sin tener que preocuparse por el bienestar financiero
de sus familias.
10. LA ORGANIZACIÓN DE Los DOCE
1547:1 138:10.1 Los apóstoles
se organizaron muy pronto de la manera siguiente:
1547:2 138:10.2
1. Andrés, el primer apóstol escogido, fue nombrado presidente y director general
de los doce.
1547:3 138:10.3 2. Pedro, Santiago y Juan
fueron nombrados compañeros personales de Jesús. Tenían que atenderlo día y
noche, cuidar de sus necesidades materiales y diversas, y acompañarlo en las
vigilias nocturnas de oración y de comunión misteriosa con el Padre celestial.
1547:4 138:10.4 3. A Felipe lo hicieron administrador
del grupo. Tenía el deber de proporcionar los alimentos y de vigilar que los
visitantes, y a veces incluso las multitudes de oyentes, tuvieran algo que comer.
1547:5 138:10.5
4. Natanael velaba por las necesidades de las familias de los doce. Recibía
informes regulares sobre las demandas de la familia de cada apóstol, y cada
semana enviaba fondos a quienes los necesitaban, después de pedirlos a Judas.
1547:6 138:10.6
5. Mateo era el agente fiscal del cuerpo apostólico. Tenía el deber de vigilar
que el presupuesto estuviera equilibrado y que la tesorería estuviera abastecida.
Si no había fondos disponibles para el sostén mútuo, si no se recibían donaciones
suficientes para mantener al grupo, Mateo tenía la autoridad de ordenar a los
doce que regresaran a sus redes durante cierto tiempo. Pero nunca fue necesario
hacerlo después de que empezaron su trabajo público; siempre tenía suficientes
fondos en la tesorería como para financiar sus actividades.
1547:7 138:10.7 6. Tomás era el encargado
del itinerario. A él le incumbía planear el alojamiento y, de una manera general,
seleccionar los lugares para la enseñanza y la predicación, asegurando así un
programa de viajes sin variaciones ni contratiempos.
1547:8 138:10.8
7. Santiago y Judas, los hijos gemelos de Alfeo, fueron asignados para dirigir
a las multitudes. Tenían la tarea de delegar en un número suficiente de acomodadores
asistentes, para que les permitieran mantener el orden en las masas durante
la predicación.
1547:9 138:10.9 8. A Simón Celotes se le
encargó de los entretenimientos y de la diversión. Preparaba los programas de
los miércoles y también trataba de proporcionar cada día unas horas de distracción
y diversión.
1547:10 138:10.10 9. Judas Iscariote fue
nombrado tesorero. Llevaba la bolsa, pagaba todos los gastos y llevaba los libros
de la contabilidad. Cada semana hacía un proyecto de presupuesto para Mateo
y también presentaba sus informes semanales a Andrés. Judas desembolsaba los
fondos con la autorización de Andrés.
1547:11 138:10.11
Los doce funcionaron de esta forma desde su organización primitiva hasta el
momento en que tuvieron necesidad de reorganizarse debido a la deserción de
Judas, el traidor. El Maestro y sus discípulos-apóstoles continuaron viviendo
de esta manera sencilla hasta el domingo 12 de enero del año 27, día en que
los reunió y los ordenó formalmente como embajadores del reino y predicadores
de su buena nueva. Inmediatamente después de esto, se prepararon para salir
hacia Jerusalén y Judea en su primera gira de predicación pública.