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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 138

LA FORMACIÓN DE Los MENSAJEROS DEL REINO

 

3. EL LLAMAMIENTO DE MATEO Y DE SIMÓN

1540:4  138:3.1 Al día siguiente, Jesús y los seis fueron a ver a Mateo, el recaudador de aduanas. Mateo los estaba esperando; había saldado sus libros y se había preparado para traspasar los asuntos de su oficina a su hermano. Al acercarse a la oficina de peajes, Andrés se adelantó con Jesús, que miró de frente a Mateo y le dijo: "Sígueme." Mateo se levantó y llevó a Jesús y a los apóstoles a su casa.
1540:5  138:3.2 Mateo le habló a Jesús del banquete que había organizado para aquella noche, diciendo que deseaba al menos ofrecer esta cena a su familia y a sus amigos, si Jesús estaba de acuerdo y accedía a ser el invitado de honor. Jesús asintió con la cabeza. Entonces Pedro cogió a Mateo aparte y le explicó que había invitado a un tal Simón a unirse a los apóstoles, y se aseguró el consentimiento de Mateo para que Simón también fuera convidado a esta fiesta.

1540:6  138:3.3 Después de almorzar a mediodía en la casa de Mateo, todos fueron con Pedro a visitar a Simón el Celote. Lo encontraron en su antigua oficina de negocios, que ahora dirigía su sobrino. Cuando Pedro condujo a Jesús hasta Simón, el Maestro saludó al ardiente patriota y sólo le dijo: "Sígueme."

1540:7  138:3.4 Todos regresaron a la casa de Mateo, donde hablaron mucho sobre política y religión hasta la hora de la cena. La familia Leví se dedicaba desde hacía mucho tiempo a los negocios y a la recaudación de impuestos; por ello, muchos de los convidados invitados por Mateo a este banquete habrían sido calificados de "publicanos y pecadores" por los fariseos.
1540:8  138:3.5 En aquellos tiempos, cuando un banquete-recepción de este tipo se ofrecía a una persona sobresaliente, todas las personas interesadas tenían la costumbre de merodear por la sala del banquete para ver comer a los convidados y escuchar la conversación y los discursos de los invitados de honor. Por consiguiente, la mayoría de los fariseos de Cafarnaum se encontraban presentes en esta ocasión para observar la conducta de Jesús en esta reunión social poco común.
1540:9  138:3.6 A medida que avanzaba la cena, la alegría de los convidados se elevó a alturas de fiesta; todos estaban pasando un rato tan espléndido, que los espectadores fariseos empezaron a criticar a Jesús, en su fuero interno, por su participación en un evento tan frívolo y desenfadado. Más avanzada la noche, durante los discursos, uno de los fariseos más maliciosos llegó hasta el punto de criticar la conducta de Jesús delante de Pedro, diciendo: "Cómo te atreves a enseñar que este hombre es justo, cuando come con publicanos y pecadores, prestando así su presencia a estas escenas de abandono a los placeres." Pedro le susurró esta crítica a Jesús antes de que éste pronunciara la bendición de despedida a todos los reunidos. Cuando Jesús empezó a hablar, dijo: "Al venir aquí esta noche para acoger a Mateo y a Simón en nuestra hermandad, me complace presenciar vuestra alegría y vuestro regocijo social, pero deberíais regocijaros aún más porque muchos de vosotros entraréis en el reino del espíritu por venir, donde disfrutaréis más abundantemente de las buenas cosas del reino de los cielos. A los que estáis entre nosotros, criticándome en vuestro fuero interno porque he venido aquí para divertirme con estos amigos, permitidme decir que he venido para proclamar la alegría a los oprimidos de la sociedad y la libertad espiritual a los cautivos morales. ¿Necesito recordaros que los que están sanos no necesitan al médico, sino más bien los que están enfermos? He venido, no para llamar a los justos, sino a los pecadores."
1541:1  138:3.7 En verdad era un extraño espectáculo para la sociedad judía el ver a un hombre de carácter recto y de sentimientos nobles, mezclarse de manera libre y alegre con la gente corriente, e incluso con una muchedumbre irreligiosa y amiga de los placeres, compuesta de publicanos y de supuestos pecadores. Simón Celotes deseaba dar un discurso en esta reunión en casa de Mateo, pero Andrés, sabiendo que Jesús no quería que el reino venidero se confundiera con el movimiento de los celotes, lo persuadió para que se abstuviera de hacer comentarios en público.
1541:2  138:3.8 Jesús y los apóstoles pasaron la noche en casa de Mateo, y mientras la gente regresaba a sus hogares, sólo hablaban de una cosa: de la bondad y la amabilidad de Jesús.

 

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