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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 138

LA FORMACIÓN DE Los MENSAJEROS DEL REINO

 

5. EL LLAMAMIENTO DE TOMÁS Y DE JUDAS

1542:2  138:5.1 Tomás el pescador y Judas el errante se encontraron con Jesús y los apóstoles en el desembarcadero de las barcas de pesca de Tariquea, y Tomás condujo al grupo hasta su casa cercana. Felipe presentó entonces a Tomás como su candidato para el apostolado y Natanael presentó a Judas Iscariote, el judeo, para un honor similar. Jesús miró a Tomás y le dijo: "Tomás, te falta fe; sin embargo, te recibo. Sígueme." A Judas Iscariote, el Maestro le dijo: "Judas, todos somos de la misma carne, y al recibirte entre nosotros, ruego porque seas siempre leal con tus hermanos galileos. Sígueme."

1542:3  138:5.2 Una vez que hubieron descansado, Jesús se llevó a los doce durante un rato a un lugar apartado, para orar con ellos y para instruirlos sobre la naturaleza y el trabajo del Espíritu Santo; pero de nuevo no lograron comprender plenamente el significado de las maravillosas verdades que el Maestro se esforzaba por enseñarles. Uno captaba un detalle y su vecino comprendía otro, pero ninguno conseguía abarcar el conjunto de su enseñanza. Siempre cometían el error de intentar adaptar el nuevo evangelio de Jesús a sus viejas formas de creencia religiosa. No podían captar la idea de que Jesús había venido para proclamar un nuevo evangelio de salvación y para establecer una nueva manera de encontrar a Dios; no percibían que él era una nueva revelación del Padre celestial.
1542:4  138:5.3 Al día siguiente, Jesús dejó completamente solos a sus doce apóstoles; quería que se conocieran y deseaba que estuvieran a solas para que comentaran lo que les había enseñado. El Maestro regresó para la cena, y durante la sobremesa les habló del ministerio de los serafines, y algunos de los apóstoles comprendieron su enseñanza. Descansaron esa noche y al día siguiente partieron en barca para Cafarnaum.
1542:5  138:5.4 Zebedeo y Salomé se habían ido a vivir con su hijo David, para que su amplia casa pudiera estar a la disposición de Jesús y de sus doce apóstoles. Jesús pasó aquí un sábado tranquilo con sus mensajeros escogidos; les describió cuidadosamente los planes para proclamar el reino y les explicó plenamente la importancia de evitar todo conflicto con las autoridades civiles, diciendo: "Si es necesario censurar a los gobernantes civiles, dejadme a mí esa tarea. Procurad no hacer acusaciones contra el César o sus servidores." Fue esta misma noche cuando Judas Iscariote llevó a Jesús aparte para preguntarle por qué no se hacía nada para sacar a Juan de la cárcel. Y Judas no se quedó totalmente satisfecho con la actitud de Jesús.

 

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