ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 144 EN EL GILBOA Y LA DECÁPOLIS
8. EN EL CAMPAMENTO CERCA DE PELLA
1626:6 144:8.1 A finales de diciembre, todos se trasladaron cerca del Jordán, en las proximidades de Pella, donde reanudaron la enseñanza y la predicación. Tanto los judíos como los gentiles acudían a este campamento para escuchar el evangelio. Una tarde, mientras Jesús enseñaba a la multitud, unos amigos íntimos de Juan trajeron al Maestro el último mensaje que recibiría del Bautista.
1626:7 144:8.2 Juan llevaba ya un año y medio en la cárcel, y la mayor parte de este tiempo Jesús había trabajado de manera muy discreta; por eso no era de extrañar que Juan se sintiera inducido a preguntarse qué pasaba con el reino. Los amigos de Juan interrumpieron la enseñanza de Jesús para decirle: "Juan el Bautista nos ha enviado para preguntarte: ¿Eres realmente el Libertador, o tenemos que esperar a otro?"
1626:8 144:8.3 Jesús hizo una pausa para decir a los amigos de Juan: "Volved y haced saber a Juan que no ha sido olvidado. Contadle lo que habéis visto y oído, que la buena nueva se predica a los pobres." Después de hablar un poco más con los mensajeros de Juan, Jesús se volvió de nuevo hacia la multitud y dijo: "No creais que Juan duda del evangelio del reino. Sólo hace averiguaciones para tranquilizar a sus discípulos, que son también mis discípulos. Juan no es débil. A vosotros que habéis escuchado predicar a Juan antes de que Herodes lo encarcelara, dejadme que os pregunte: ¿Qué habéis visto en Juan —a una caña sacudida por el viento? ¿A un hombre de humor cambiante, vestido con prendas suaves? Por regla general, los que están vestidos de manera suntuosa y viven exquisitamente están en las cortes de los reyes y en las mansiones de los ricos. Pero ¿qué habéis visto al contemplar a Juan? ¿A un profeta? Sí, os lo digo, y mucho más que un profeta. De Juan estaba escrito: `He aquí que envío a mi mensajero por delante de tu presencia; él preparará el camino delante de ti.'
1627:1 144:8.4 "En verdad, en verdad os digo que de aquellos que han nacido de mujer no ha surgido ninguno más grande que Juan el Bautista; sin embargo, incluso el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él, porque ha nacido del espíritu y sabe que se ha convertido en un hijo de Dios."
1627:2 144:8.5 Muchos de los que escucharon a Jesús aquel día se sometieron al bautismo de Juan, manifestando así públicamente su entrada en el reino. Desde aquel día en adelante, los apóstoles de Juan permanecieron firmemente unidos a Jesús. Este suceso marcó la verdadera unión de los seguidores de Juan y de Jesús.
1627:3 144:8.6 Después de conversar con Abner, los mensajeros se marcharon hacia Macaerus para contar todo esto a Juan. Éste se sintió muy confortado, y su fe se fortaleció con las palabras de Jesús y el mensaje de Abner.
1627:4 144:8.7 Aquella tarde, Jesús continuó su enseñanza, diciendo: "¿Con qué compararé a esta generación? Muchos de vosotros no recibiréis ni el mensaje de Juan ni mi enseñanza. Sois como los niños que juegan en la plaza del mercado, que llaman a sus compañeros para decirles: `Hemos tocado la flauta para vosotros y no habéis bailado; hemos gemido y no os habéis afligido.' Lo mismo sucede con algunos de vosotros. Juan ha venido, sin comer ni beber, y han dicho que tenía al demonio. El Hijo del Hombre viene, comiendo y bebiendo, y esas mismas personas dicen: `¡Observad, es un comilón y un bebedor de vino, un amigo de los publicanos y de los pecadores!' En verdad, la sabiduría es justificada por sus hijos.
1627:5 144:8.8 "Parecería que el Padre que está en los cielos ha ocultado algunas de estas verdades a los sabios y a los arrogantes, mientras que las ha revelado a los niños. Pero el Padre hace bien todas las cosas; el Padre se revela al universo mediante los métodos de su propia elección. Venid pues, todos los que os afanáis y lleváis una carga pesada, y encontraréis descanso para vuestra alma. Haced vuestro el yugo divino, y experimentaréis la paz de Dios, que sobrepasa toda comprensión."