ÍNDICE
El libro de UrantiaEdición 1999
  DOCUMENTO 149  
   LA SEGUNDA GIRA DE PREDICACIÓN 
 
   1668:1  149:0.1 
    LA SEGUNDA gira de predicación pública por Galilea empezó el domingo 3 de 
    octubre del año 28, y continuó durante cerca de tres meses, finalizando el 
    30 de diciembre. En este esfuerzo participaron Jesús y sus doce apóstoles, 
    asistidos por el grupo recién reclutado de 117 evangelistas y por otras numerosas 
    personas interesadas. Durante esta gira visitaron Gadara, Tolemaida, Jafia, 
    Dabarita, Meguido, Jezreel, Escitópolis, Tariquea, Hipos, Gamala, Betsaida-Julias, 
    y otras muchas ciudades y pueblos. 
    1668:2  149:0.2 
    Antes de partir este domingo por la mañana, Andrés y Pedro pidieron a Jesús 
    que asignara las obligaciones definitivas a los nuevos evangelistas, pero 
    el Maestro rehusó diciendo que no era de su incumbencia hacer unas cosas que 
    otros podían ejecutar de manera aceptable. Después de deliberar convenientemente, 
    se decidió que Santiago Zebedeo asignaría las obligaciones. Cuando Santiago 
    concluyó sus comentarios, Jesús dijo a los evangelistas: "Salid ahora 
    a efectuar el trabajo que se os ha encomendado, y más adelante, cuando hayáis 
    demostrado vuestra competencia y fidelidad, os ordenaré para que prediquéis 
    el evangelio del reino." 
    1668:3  149:0.3 
    A lo largo de esta gira, sólo Santiago y Juan viajaron con Jesús. Pedro y 
    los demás apóstoles se llevaron cada uno a unos doce evangelistas, y mantuvieron 
    un estrecho contacto con ellos mientras efectuaron su obra de predicación 
    y enseñanza. Tan pronto como los creyentes estaban preparados para entrar 
    en el reino, los apóstoles les administraban el bautismo. Jesús y sus dos 
    compañeros viajaron mucho durante estos tres meses, visitando a menudo dos 
    ciudades en un solo día para observar el trabajo de los evangelistas y para 
    estimularlos en sus esfuerzos por establecer el reino. Toda esta segunda gira 
    de predicación fue principalmente un esfuerzo para proporcionar una experiencia 
    práctica a este cuerpo de 117 evangelistas recién instruidos. 
  
1668:4  149:0.4
Durante todo este período y posteriormente, hasta el momento en que Jesús y los doce partieron finalmente para Jerusalén, David Zebedeo mantuvo un cuartel general permanente para la obra del reino, en la casa de su padre en Betsaida. Éste era el centro de intercambio de información para el trabajo de Jesús en la tierra, y la estación de relevo para el servicio de mensajeros que David mantenía entre los que trabajaban en las diversas partes de Palestina y regiones adyacentes. Todo esto lo hizo por su propia iniciativa, pero con la aprobación de Andrés. David empleó de cuarenta a cincuenta mensajeros en este departamento de información para la obra del reino, la cual se ampliaba y extendía rápidamente. Mientras efectuaba este servicio, se ganaba parcialmente la vida dedicando una parte de su tiempo a su antiguo oficio de pescador.
1. LA EXTENSA FAMA DE JESÚS
1668:5  149:1.1
En la época en que se levantó el campamento de Betsaida, la fama de Jesús, en particular como sanador, se había propagado por todas las regiones de Palestina y a través de toda Siria y los países limítrofes. Después de partir de Betsaida, los enfermos siguieron llegando durante semanas, y como no encontraban al Maestro, al enterarse por David dónde estaba, salían en su búsqueda. Durante esta gira, Jesús no realizó deliberadamente ningún supuesto milagro de curación. Sin embargo, docenas de afligidos recuperaron la salud y la felicidad como resultado del poder reconstructor de la intensa fe que los impulsaba a buscar la curación.
1669:1  149:1.2
Aproximadamente por la época de esta misión, empezó a producirse una serie peculiar e inexplicable de fenómenos de curación que continuaron durante el resto de la vida de Jesús en la tierra. En el transcurso de esta gira de tres meses, más de cien hombres, mujeres y niños de Judea, Idumea, Galilea, Siria, Tiro y Sidón, y del otro lado del Jordán, se beneficiaron de esta curación inconsciente por parte de Jesús y, al regresar a sus casas, contribuyeron a aumentar la fama del Maestro. Y lo hicieron a pesar de que Jesús, cada vez que observaba uno de estos casos de curación espontánea, encargaba directamente al beneficiario que 
"no se lo contara a nadie."
1669:2  149:1.3
Nunca se nos ha revelado qué es lo que sucedía exactamente en estos casos de curación espontánea o inconsciente. El Maestro nunca explicó a sus apóstoles cómo se efectuaban estas curaciones, salvo que en diversas ocasiones se limitó a decir: 
"Percibo que una energía ha salido de mí." 
En una ocasión que fue tocado por un niño enfermo, comentó: 
"Percibo que la vida ha salido de mí."
1669:3  149:1.4
En ausencia de una explicación directa del Maestro sobre la naturaleza de estos casos de curación espontánea, sería una presunción por nuestra parte intentar explicar cómo se efectuaban, pero se nos ha permitido indicar nuestra opinión sobre todos estos fenómenos de curación. Creemos que muchos de estos milagros aparentes de curación, que se produjeron en el transcurso del ministerio terrestre de Jesús, fueron el resultado de la coexistencia de las tres siguientes influencias poderosas, potentes y asociadas:
  
1669:4  149:1.5 
    1. La presencia de una fe sólida, dominante y viviente en el corazón del ser 
    humano que buscaba con insistencia la curación, junto con el hecho de que 
    deseaba esta curación por sus beneficios espirituales, más bien que por un 
    restablecimiento puramente físico.
										 
   1669:5  149:1.6 
    2. La existencia, concomitante con esta fe humana, de la gran simpatía y compasión 
    del Hijo Creador de Dios, encarnado y dominado por la misericordia, que poseía 
    realmente en su persona unos poderes y unas prerrogativas creativos de curación 
    casi ilimitados e independientes del tiempo. 
    1669:6  149:1.7 3. Al mismo tiempo que la 
    fe de la criatura y la vida del Creador, también hay que señalar que este 
    Dios-hombre era la expresión personificada de la voluntad del Padre. Si en 
    el contacto entre la necesidad humana y el poder divino capaz de satisfacerla, 
    el Padre no deseaba lo contrario, los dos se convertían en uno, y la curación 
    se producía sin que el Jesús humano fuera consciente de ello, pero era inmediatamente 
    reconocida por su naturaleza divina. Así pues, la explicación de muchos de 
    estos casos de curación se encuentra en una gran ley que conocemos desde hace 
    mucho tiempo, a saber: Aquello que el Hijo Creador desea y el Padre eterno 
    lo quiere, EXISTE. 
1669:7  149:1.8
Tenemos pues la opinión de que, ante la presencia personal de Jesús, ciertas formas de profunda fe humana 
forzaban,
literal y realmente, la manifestación de la curación por medio de ciertas fuerzas y personalidades creativas del universo que en ese momento estaban tan íntimamente asociadas con el Hijo del Hombre. Por lo tanto, es un hecho registrado que Jesús permitía con frecuencia que los hombres se curaran a sí mismos, en su presencia, gracias a su poderosa fe personal.
1670:1  149:1.9
Otras muchas personas buscaban la curación por motivos totalmente egoístas. Una rica viuda de Tiro vino con su séquito buscando la curación de sus numerosas enfermedades; a medida que seguía a Jesús por toda Galilea, continuó ofreciéndole cada vez más dinero, como si el poder de Dios fuera algo que se pudiera vender al mejor postor. Pero ella nunca llegó a interesarse por el evangelio del reino; sólo buscaba la curación de sus dolencias físicas.
2. LA ACTITUD DE LA GENTE
1670:2  149:2.1
Jesús comprendía la mente de los hombres. Conocía el contenido del corazón del hombre, y si sus enseñanzas hubieran sido legadas tal como él las presentó, sin más comentario que la interpretación inspiradora proporcionada por su vida terrestre, todas las naciones y todas las religiones del mundo hubieran abrazado rápidamente el evangelio del reino. Los esfuerzos bien intencionados de los primeros seguidores de Jesús por reformular sus enseñanzas a fin de hacerlas más aceptables para ciertas naciones, razas y religiones, sólo tuvieron el resultado de que dichas enseñanzas fueran menos aceptables por todas las demás naciones, razas y religiones.
1670:3  149:2.2
En sus esfuerzos por atraer la atención favorable de ciertos grupos de su época hacia las enseñanzas de Jesús, el apóstol Pablo escribió muchas cartas de instrucciones y recomendaciones. Otros instructores del evangelio de Jesús hicieron lo mismo, pero ninguno de ellos pensó que algunos de estos escritos serían reunidos posteriormente por aquellos que los presentarían como un compendio de las enseñanzas de Jesús. Así pues, aunque el llamado cristianismo contiene más elementos del evangelio del Maestro que ninguna otra religión, también contiene muchas cosas que Jesús no enseñó. Además de la incorporación, en el cristianismo primitivo, de muchas enseñanzas de los misterios persas y de muchos elementos de la filosofía griega, se cometieron dos grandes errores:
  1670:4  149:2.3 
  1. El esfuerzo por conectar directamente la enseñanza del evangelio con la teología 
  judía, tal como lo ilustran las doctrinas cristianas de la expiación -la enseñanza 
  de que Jesús era el Hijo sacrificado que satisfaría la justicia inflexible del 
  Padre y aplacaría la ira divina. Estas enseñanzas tuvieron su origen en el esfuerzo 
  loable por hacer más aceptable el evangelio del reino para los judíos incrédulos. 
  Aunque estos esfuerzos fracasaron en lo referente a atraer a los judíos, no 
  dejaron de confundir y de apartar a muchas almas sinceras de todas las generaciones 
  posteriores. 
  1670:5  149:2.4 2. El segundo gran disparate 
  de los primeros seguidores del Maestro, un error que todas las generaciones 
  posteriores han insistido en perpetuar, fue el de organizar tan completamente 
  la doctrina cristiana alrededor de la persona de Jesús. Este énfasis 
  excesivo que se ha dado a la personalidad de Jesús, dentro de la teología del 
  cristianismo, ha contribuído a oscurecer sus enseñanzas. Todo esto ha hecho 
  que los judíos, los mahometanos, los hindúes y otras personas religiosas orientales 
  encuentren cada vez más difícil aceptar las enseñanzas de Jesús. No quisiéramos 
  restar importancia al lugar que ocupa la personalidad de Jesús en una religión 
  que puede llevar su nombre, pero tampoco quisiéramos permitir que esta consideración 
  eclipse su vida inspiradora o suplante su mensaje salvador: la paternidad de 
  Dios y la fraternidad de los hombres. 
   1670:6  149:2.5 
    Los que enseñan la religión de Jesús deberían acercarse a las otras religiones 
    reconociendo las verdades que tienen en común (muchas de las cuales provienen 
    directa o indirectamente del mensaje de Jesús) absteniéndose al mismo tiempo 
    de recalcar demasiado las diferencias. 
   1671:1  149:2.6 
    En aquel momento concreto, la fama de Jesús se basaba principalmente en su 
    reputación como sanador, pero esto no significa que continuara siendo así. 
    A medida que pasaba el tiempo, se le buscaba cada vez más por su ayuda espiritual. 
    Pero eran las curaciones físicas las que ejercían el atractivo más directo 
    e inmediato sobre la gente común. A Jesús lo buscaban cada vez más las víctimas 
    de la esclavitud moral y del agobio mental, y él les enseñaba invariablemente 
    el camino de la liberación. Los padres buscaban su consejo sobre la manera 
    de dirigir a sus hijos, y las madres le pedían ayuda para guiar a sus hijas. 
    Los que estaban en las tinieblas acudían a él, y él les revelaba la luz de 
    la vida. Siempre prestaba atención a las penas de la humanidad, y siempre 
    ayudaba a los que buscaban su ministerio. 
    1671:2  149:2.7 
    Mientras que el mismo Creador estaba en la tierra, encarnado en la similitud 
    de la carne mortal, era inevitable que se produjeran algunas cosas extraordinarias. 
    Pero nunca deberíais acercaros a Jesús a través de estos incidentes llamados 
    milagrosos. Aprended a acercaros al milagro a través de Jesús, pero no cometáis 
    el error de acercaros a Jesús a través del milagro. Esta recomendación está 
    justificada, a pesar de que Jesús de Nazaret es el único fundador de una religión 
    que haya realizado actos supermateriales en la tierra. 
   1671:3  149:2.8 
    El rasgo más sorprendente y más revolucionario de la misión de Miguel en la 
    tierra fue su actitud hacia las mujeres. En una época y en una generación 
    en las que se suponía que un hombre no podía saludar en un lugar público ni 
    siquiera a su propia esposa, Jesús se atrevió a llevar consigo a mujeres como 
    instructoras del evangelio durante su tercera gira por Galilea. Y tuvo el 
    valor consumado de hacerlo a pesar de la enseñanza rabínica que proclamaba 
    que "era mejor quemar las palabras de la ley antes que entregárselas 
    a las mujeres." 
    1671:4  149:2.9 
    En una sola generación, Jesús sacó a las mujeres del olvido irrespetuoso y 
    de las faenas serviles de todos los siglos anteriores. Y es algo vergonzoso 
    para la religión que se atrevió a llevar el nombre de Jesús que le haya faltado 
    el valor moral de seguir este noble ejemplo en su actitud posterior hacia 
    las mujeres. 
   1671:5  149:2.10 
    Cuando Jesús se mezclaba con la gente, todos lo encontraban completamente 
    liberado de las supersticiones de la época. Estaba libre de prejuicios religiosos 
    y nunca era intolerante. No había nada en su corazón que se pareciera al antagonismo 
    social. Aunque se conformaba con lo que había de bueno en la religión de sus 
    antepasados, no dudaba en hacer caso omiso de las tradiciones supersticiosas 
    y esclavizantes inventadas por el hombre. Se atrevió a enseñar que las catástrofes 
    de la naturaleza, los accidentes del tiempo y otros acontecimientos calamitosos 
    no son azotes del juicio divino ni designios misteriosos de la Providencia. 
    Denunció la devoción servil a las ceremonias sin sentido y mostró la falacia 
    del culto materialista. Proclamó audazmente la libertad espiritual del hombre 
    y se atrevió a enseñar que los mortales que viven en la carne son, de hecho 
    y en verdad, hijos del Dios viviente. 
    1671:6  149:2.11 
    Jesús trascendió todas las enseñanzas de sus antepasados cuando sustituyó 
    audazmente las manos limpias por los corazones puros como signo de la verdadera 
    religión. Instaló la realidad en el lugar de la tradición y barrió todas las 
    pretensiones de la vanidad y de la hipocresía. Y sin embargo, este intrépido 
    hombre de Dios no dio rienda suelta a las críticas destructivas ni manifestó 
    un completo desdén por las costumbres religiosas, sociales, económicas y políticas 
    de su época. No era un revolucionario militante; era un evolucionista progresista. 
    Sólo emprendía la destrucción de algo que existía cuando ofrecía simultáneamente 
    a sus semejantes la cosa superior que debía existir. 
   1672:1  149:2.12 
    Jesús obtenía la obediencia de sus seguidores sin exigirla. De todos los hombres 
    que recibieron su llamamiento personal, sólo tres rehusaron aceptar esta invitación 
    a convertirse en sus discípulos. Ejercía un poder de atracción particular 
    sobre los hombres, pero no era dictatorial. Inspiraba confianza, y nadie se 
    sintió nunca ofendido por recibir una orden suya. Poseía una autoridad absoluta 
    sobre sus discípulos, pero ninguno puso nunca objeciones. Permitía que sus 
    seguidores le llamaran Maestro. 
    1672:2  149:2.13 
    El Maestro era admirado por todos los que se encontraban con él, excepto por 
    los que tenían prejuicios religiosos muy arraigados o los que creían discernir 
    un peligro político en sus enseñanzas. Los hombres se asombraban por la originalidad 
    y el tono de autoridad de su enseñanza. Se maravillaban de su paciencia cuando 
    trataba con los retrasados y los inoportunos que lo interrogaban. Inspiraba 
    esperanza y confianza en el corazón de todos los que recibían su ministerio. 
    Sólo le temían aquellos que no lo conocían, y sólo le odiaban aquellos que 
    lo consideraban como el campeón de una verdad destinada a destruir el mal 
    y el error que habían decidido mantener a toda costa en su corazón. 
    1672:3  149:2.14 
    Ejercía una influencia poderosa y particularmente fascinante tanto sobre sus 
    amigos como sobre sus enemigos. Las multitudes lo seguían durante semanas 
    enteras, únicamente para escuchar sus palabras benévolas y para observar su 
    vida sencilla. Los hombres y las mujeres leales amaban a Jesús con un afecto 
    casi sobrehumano, y cuanto mejor lo conocían, más lo amaban. Y todo esto sigue 
    siendo verdad; incluso hoy y en todas las épocas futuras, cuanto más conozca 
    el hombre a este Dios-hombre, más lo amará y lo seguirá. 
   3. LA HOSTILIDAD DE Los JEFES RELIGIOSOS 
  
 1672:4  149:3.1 A pesar 
    de que la gente común acogía favorablemente a Jesús y sus enseñanzas, los 
    jefes religiosos de Jerusalén estaban cada vez más alarmados y hostiles. Los 
    fariseos habían formulado una teología sistemática y dogmática. Jesús era 
    un instructor que enseñaba a medida que se presentaba la ocasión; no era un 
    educador sistemático. Jesús enseñaba mediante parábolas, basándose más en 
    la vida que en la ley. (Y cuando empleaba una parábola para ilustrar su mensaje, 
    tenía la intención de utilizar una sola característica de la historia 
    con esa finalidad. Se pueden obtener muchas ideas falsas sobre las enseñanzas 
    de Jesús cuando se intentan transformar sus parábolas en alegorías.) 
    1672:5  149:3.2 
    Los jefes religiosos de Jerusalén se estaban poniendo casi frenéticos a causa 
    de la reciente conversión del joven Abraham y de la deserción de los tres 
    espías, que habían sido bautizados por Pedro, y ahora acompañaban a los evangelistas 
    en esta segunda gira de predicación por Galilea. Los dirigentes judíos estaban 
    cada vez más cegados por el miedo y los prejuicios, mientras que sus corazones 
    se endurecían debido al rechazo contínuo de las atractivas verdades del evangelio 
    del reino. Cuando los hombres se cierran al llamamiento del espíritu que reside 
    en ellos, poco se puede hacer para modificar su actitud. 
    1672:6  149:3.3 
    Cuando Jesús se reunió por primera vez con los evangelistas en el campamento 
    de Betsaida, al terminar su alocución les dijo: "Debéis recordar que 
    tanto física como mentalmente -emocionalmente- los hombres reaccionan de manera 
    individual. La única cosa uniforme que tienen los hombres es el espíritu 
    interior. Aunque los espíritus divinos pueden variar un poco en la naturaleza 
    y la magnitud de su experiencia, reaccionan de manera uniforme a todas las 
    peticiones espirituales. La humanidad sólo podrá alcanzar la unidad y la fraternidad 
    a través de este espíritu, y apelando a él." Pero muchos líderes de los 
    judíos habían cerrado las puertas de su corazón al llamamiento espiritual 
    del evangelio. A partir de este día, no dejaron de hacer planes y de conspirar 
    para destruir al Maestro. Estaban convencidos de que Jesús tenía que ser detenido, 
    condenado y ejecutado como delincuente religioso, como un violador de las 
    enseñanzas cardinales de la sagrada ley judía. 
  4. EL DESARROLLO DE LA GIRA DE PREDICACIÓN 
  
 1673:1  149:4.1 Jesús hizo 
    muy poco trabajo público durante esta gira de predicación, pero dirigió muchas 
    clases vespertinas para los creyentes en la mayoría de las ciudades y pueblos 
    en los que residió ocasionalmente con Santiago y Juan. En una de estas sesiones 
    vespertinas, uno de los evangelistas más jóvenes le hizo una pregunta a Jesús 
    sobre la ira, y en su respuesta, el Maestro dijo entre otras cosas: 
   1673:2  149:4.2 
    "La ira es una manifestación material que representa, de una manera general, 
    la medida en que la naturaleza espiritual no ha logrado dominar las naturalezas 
    intelectual y física combinadas. La ira indica vuestra falta de amor fraternal 
    tolerante, más vuestra falta de dignidad y de autocontrol. La ira merma la 
    salud, envilece la mente, y obstaculiza al instructor espiritual del alma 
    del hombre. ¿No habéis leído en las Escrituras que `la ira mata al hombre 
    necio' y que el hombre `se desgarra a sí mismo en su ira'? ¿Que `el que es 
    lento en encolerizarse posee una gran comprensión,' mientras que `el que se 
    irrita fácilmente exalta la insensatez'? Todos sabéis que `una respuesta dulce 
    desvía el furor,' y que `las palabras ásperas despiertan la cólera.' `La discreción 
    difiere la cólera' mientras que `el que no controla su propio yo se parece 
    a una ciudad sin defensa y sin murallas.' `La ira es cruel y la cólera es 
    ultrajante.' `Los hombres airados incitan a la disputa, mientras que los furiosos 
    multiplican sus transgresiones.' `No seáis ligeros de espíritu, porque la 
    cólera reposa en el seno de los necios.'" Antes de terminar de hablar, 
    Jesús dijo además: "Que vuestro corazón esté tan dominado por el amor, 
    que vuestro guía espiritual tenga pocas dificultades para liberaros de la 
    tendencia a dejaros llevar por esos arranques de ira animal que son incompatibles 
    con el estado de filiación divina." 
   1673:3  149:4.3 
    En esta misma ocasión, el Maestro le habló al grupo sobre la conveniencia 
    de poseer un carácter bien equilibrado. Reconoció que la mayoría de los hombres 
    necesitaba consagrarse al dominio de alguna profesión, pero deploraba toda 
    tendencia a la especialización excesiva, a volverse estrecho de ideas y limitado 
    en las actividades de la vida. Llamó la atención sobre el hecho de que toda 
    virtud, si es llevada al extremo, se puede convertir en un vicio. Jesús siempre 
    predicó la moderación y enseñó la coherencia -el ajuste de los problemas de 
    la vida en su debida proporción. Señaló que un exceso de compasión y de piedad 
    puede degenerar en una grave inestabilidad emocional; que el entusiasmo puede 
    llevar al fanatismo. Mencionó a uno de sus antiguos asociados, cuya imaginación 
    lo había llevado a empresas visionarias e irrealizables. Al mismo tiempo, 
    los previno contra los peligros de la monotonía de una mediocridad demasiado 
    conservadora. 
    1673:4  149:4.4 
    Luego, Jesús discurrió sobre los peligros de la valentía y de la fe, de cómo 
    estas cualidades a veces conducen a las almas irreflexivas a la temeridad 
    y a la presunción. También mostró cómo la prudencia y la discreción, llevadas 
    demasiado lejos, conducen a la cobardía y al fracaso. Exhortó a sus oyentes 
    a que se esforzaran por ser originales, pero evitando toda tendencia a la 
    excentricidad. Abogó por una simpatía desprovista de sentimentalismo, y por 
    una piedad sin beatería. Enseñó un respeto libre del miedo y de la superstición. 
    
    1674:1  149:4.5 
    Lo que impresionaba a sus compañeros no era tanto lo que Jesús enseñaba sobre 
    el carácter equilibrado, como el hecho de que su propia vida era una ilustración 
    tan elocuente de su enseñanza. Vivió en medio de la tensión y de la tempestad, 
    pero nunca vaciló. Sus enemigos le tendieron trampas contínuamente, pero nunca 
    lo cogieron. Los sabios y los eruditos intentaron ponerle zancadillas, pero 
    no tropezó. Procuraron enredarlo en discusiones, pero sus respuestas eran 
    siempre esclarecedoras, dignas y definitivas. Cuando interrumpían sus discursos 
    con múltiples preguntas, sus respuestas eran siempre significativas y concluyentes. 
    Nunca recurrió a tácticas indignas para enfrentarse a la contínua presión 
    de sus enemigos, que no dudaban en emplear todo tipo de mentiras, de injusticias 
    y de iniquidades en sus ataques contra él. 
    1674:2  149:4.6 
    Aunque es verdad que muchos hombres y mujeres han de emplearse asíduamente 
    en un oficio determinado para ganarse la vida, sin embargo es enteramente 
    deseable que los seres humanos cultiven una amplia gama de conocimientos sobre 
    la vida tal como se vive en la tierra. Las personas realmente educadas no 
    se conforman con permanecer en la ignorancia sobre la vida y las actividades 
    de sus semejantes. 
  5. LA LECCIÓN SOBRE EL CONTENTAMIENTO 
  
 1674:3  149:5.1 Un día 
    que Jesús estaba visitando al grupo de evangelistas que trabajaba bajo la 
    supervisión de Simón Celotes, éste le preguntó al Maestro durante la conferencia 
    nocturna: "¿Por qué algunas personas están mucho más felices y contentas 
    que otras? ¿Es el contentamiento un asunto de experiencia religiosa?" 
    En respuesta a la pregunta de Simón, Jesús dijo entre otras cosas: 
   1674:4  149:5.2 
    "Simón, algunas personas son por naturaleza más felices que otras. Eso 
    depende muchísimo de la buena voluntad del hombre a dejarse conducir y dirigir 
    por el espíritu del Padre que vive dentro de él. ¿No has leído en las Escrituras 
    las palabras del sabio: `El espíritu del hombre es la vela del Señor que examina 
    todo su interior'? Y también que estos mortales conducidos así por el espíritu 
    dicen: `Me conformo gustosamente con lo que tengo; sí, poseo una herencia 
    excelente.' `Lo poco que posee un justo es mejor que las riquezas de muchos 
    malvados,' porque `un hombre bueno obtiene la satisfacción de su propio interior.' 
    `Un corazón alegre produce un semblante jovial y es una fiesta contínua. Es 
    mejor tener un poco con veneración al Señor, que un gran tesoro con sus problemas 
    incluídos. Es mejor una comida de legumbres con amor, que un buey engordado 
    acompañado de odio. Es mejor poseer un poco con justicia, que grandes ingresos 
    sin rectitud.' `Un corazón alegre hace bien como un medicamento.' `Es mejor 
    tener un puñado con serenidad, que una gran abundancia con penas y vejación 
    de espíritu.' 
    1674:5  149:5.3 
    "Las penas del hombre provienen, en gran parte, de la frustración de 
    sus ambiciones y de las ofensas a su orgullo. Aunque los hombres tienen consigo 
    mismos el deber de llevar la mejor vida posible en la tierra, una vez que 
    han hecho ese esfuerzo sincero, deberían aceptar su suerte con alegría y ejercitar 
    su ingenio para sacar el mejor partido a lo que tienen entre sus manos. Demasiadas 
    dificultades de los hombres tienen su origen en el temor que alberga su propio 
    corazón. `El perverso huye sin que nadie lo persiga.' `Los perversos se parecen 
    a un mar agitado, pues no puede detenerse, pero sus aguas arrojan cieno y 
    lodo; no hay paz, dice Dios, para los perversos.' 
    1674:6  149:5.4 
    "No busquéis pues una paz falsa y una alegría pasajera, sino más bien 
    la seguridad de la fe y las garantías de la filiación divina, que dan la serenidad, 
    el contentamiento y la alegría suprema en el espíritu." 
    1675:1  149:5.5 
    Jesús difícilmente consideraba este mundo como un "valle de lágrimas." 
    Más bien lo consideraba como "el valle donde se forjan las almas", 
    la esfera de nacimiento de los espíritus eternos e inmortales destinados a 
    ascender al Paraíso. 
  6. EL "TEMOR AL SEÑOR" 
  
 1675:2  149:6.1 Fue en 
    Gamala, durante la conferencia de la tarde, donde Felipe dijo a Jesús: "Maestro, 
    ¿por qué las Escrituras nos enseñan que `temamos al Señor,' mientras que tú 
    desearías que miráramos sin temor al Padre que está en los cielos? ¿Cómo podemos 
    armonizar estas enseñanzas?" Jesús contestó a Felipe, diciendo: 
   1675:3  149:6.2 
    "Hijos míos, no me sorprende que hagáis estas preguntas. Al principio, 
    el hombre sólo podía aprender el respeto a través del miedo, pero yo he venido 
    para revelar el amor del Padre con el fin de que os sintáis inducidos a adorar 
    al Eterno por el atractivo del reconocimiento afectuoso de un hijo, y la reciprocidad 
    del amor profundo y perfecto del Padre. Quisiera liberaros de la esclavitud 
    de poneros, por miedo servil, al servicio fastidioso de un Dios-Rey celoso 
    e iracundo. Quisiera enseñaros la relación de Padre a hijo entre Dios y el 
    hombre, para que os sintáis conducidos alegremente a la libre adoración, sublime 
    y celeste, de un Padre-Dios amoroso, justo y misericordioso. 
    1675:4  149:6.3 
    "El `temor al Señor' ha tenido diferentes significados a través de los 
    tiempos; empezó con el miedo, ha pasado por la angustia y el terror, y ha 
    llegado hasta el temor y el respeto. Partiendo del respeto, ahora quisiera 
    elevaros, a través del reconocimiento, de la comprensión y de la apreciación, 
    hasta el amor. Cuando el hombre sólo reconoce las obras de Dios, es 
    inducido a temer al Supremo; pero cuando el hombre empieza a comprender y 
    a experimentar la personalidad y el carácter del Dios viviente, se siente 
    inducido a amar cada vez más a este bueno y perfecto Padre universal y eterno. 
    Este cambio de relación entre el hombre y Dios es precísamente lo que constituye 
    la misión del Hijo del Hombre en la tierra. 
    1675:5  149:6.4 
    "Los hijos inteligentes no temen a su padre a fin de poder recibir buenos 
    dones de sus manos; pero una vez que ya han recibido abundantemente las buenas 
    cosas otorgadas por los dictados del afecto del padre por sus hijos e hijas, 
    estos hijos muy amados se sienten inducidos a amar a su padre en respuesta 
    al reconocimiento y a la apreciación de tan generosa beneficencia. La bondad 
    de Dios conduce al arrepentimiento; la beneficencia de Dios conduce al servicio; 
    la misericordia de Dios conduce a la salvación; mientras que el amor de Dios 
    conduce a la adoración inteligente y generosa. 
    1675:6  149:6.5 
    "Vuestros antepasados temían a Dios porque era poderoso y misterioso. 
    Vosotros lo adoraréis porque es magnífico en amor, abundante en misericordia 
    y glorioso en verdad. El poder de Dios engendra el temor en el corazón del 
    hombre, pero la nobleza y la rectitud de su personalidad producen la veneración, 
    el amor y la adoración voluntaria. Un hijo obediente y afectuoso no le tiene 
    miedo ni terror a su padre, aunque sea poderoso y noble. He venido al mundo 
    para sustituir el miedo por el amor, la tristeza por la alegría, el temor 
    por la confianza, la esclavitud servil y las ceremonias sin significado por 
    el servicio amoroso y la adoración agradecida. Pero continúa siendo cierto 
    para los que se encuentran en las tinieblas que `el temor al Señor es el comienzo 
    de la sabiduría'. Cuando la luz brille más plenamente, los hijos de Dios se 
    sentirán inducidos a alabar al Infinito por lo que él es, en lugar 
    de temerlo por lo que hace. 
    1675:7  149:6.6 
    "Cuando los hijos son jóvenes e irreflexivos, se les debe reprender necesariamente 
    para que honren a sus padres; pero cuando crecen y empiezan a apreciar mejor 
    los beneficios del ministerio y de la protección de sus padres, un respeto 
    comprensivo y un afecto creciente los eleva a ese nivel de experiencia en 
    el que aman realmente a sus padres por lo que son, más que por lo que han 
    hecho. El padre ama de manera natural a su hijo, pero el hijo debe desarrollar 
    su amor por el padre, empezando por el miedo de lo que el padre puede hacer, 
    y continuando por el temor, el terror, la dependencia y el respeto, hasta 
    la consideración agradecida y afectuosa del amor. 
    1676:1  149:6.7 
    "Se os ha enseñado que debéis `temer a Dios y guardar sus mandamientos, 
    porque en eso reside todo el deber del hombre.' Pero yo he venido para daros 
    un mandamiento nuevo y superior. Quisiera enseñaros a `amar a Dios y a aprender 
    a hacer su voluntad, porque éste es el privilegio más elevado de los hijos 
    liberados de Dios.' A vuestros padres les enseñaron a `temer a Dios -al Rey 
    Todopoderoso.' Y yo os enseño: `Amad a Dios -al Padre totalmente misericordioso.' 
    
    1676:2  149:6.8 
    "En el reino de los cielos, que he venido a proclamar, no hay un rey 
    elevado y poderoso; este reino es una familia divina. El centro y el jefe, 
    universalmente reconocido y adorado sin reservas, de esta extensa fraternidad 
    de seres inteligentes, es mi Padre y vuestro Padre. Yo soy su Hijo, y vosotros 
    también sois sus hijos. Por consiguiente, es eternamente cierto que vosotros 
    y yo somos hermanos en el estado celestial, y mucho más desde que nos hemos 
    vuelto hermanos en la carne, en la vida terrenal. Dejad pues de temer a Dios 
    como a un rey o de servirle como a un amo; aprended a venerarlo como Creador; 
    a honrarlo como al Padre de vuestra juventud espiritual; a amarlo como a un 
    defensor misericordioso; y finalmente, a adorarlo como al Padre amoroso y 
    omnisapiente de vuestra comprensión y apreciación espirituales más maduras. 
    
    1676:3  149:6.9 
    "Vuestros conceptos erróneos del Padre que está en los cielos dan origen 
    a vuestras ideas falsas sobre la humildad y a una gran parte de vuestra hipocresía. 
    El hombre puede ser un gusano de tierra por su naturaleza y origen, pero cuando 
    está habitado por el espíritu de mi Padre, ese hombre se vuelve divino en 
    su destino. El espíritu que mi Padre ha otorgado regresará con toda seguridad 
    a la fuente divina y al nivel universal de su origen, y el alma humana del 
    hombre mortal, que se habrá convertido en la hija renacida de este espíritu 
    interior, se elevará ciertamente con el espíritu divino hasta la presencia 
    misma del Padre eterno. 
    1676:4  149:6.10 
    "En verdad, la humildad le conviene al hombre mortal que recibe todos 
    estos dones del Padre que está en los cielos, aunque hay una dignidad divina 
    que está ligada a todos estos candidatos, por la fe, a la ascensión eterna 
    del reino celestial. Las prácticas sin sentido y serviles de una humildad 
    ostentosa y falsa son incompatibles con la apreciación del origen de vuestra 
    salvación y con el reconocimiento del destino de vuestras almas nacidas del 
    espíritu. La humildad ante Dios es totalmente apropiada en el fondo de vuestro 
    corazón; la mansedumbre delante de los hombres es loable; pero la hipocresía 
    de una humildad consciente y deseosa de llamar la atención es infantil e indigna 
    de los hijos iluminados del reino. 
    1676:5  149:6.11 
    "Hacéis bien en ser dóciles ante Dios y en controlaros delante de los 
    hombres, pero que vuestra mansedumbre sea de origen espiritual, y no la exhibición 
    autoengañosa de un sentido consciente de superioridad presuntuosa. El profeta 
    habló juiciosamente cuando dijo: `Caminad humildemente con Dios' porque, aunque 
    el Padre celestial es el Infinito y el Eterno, también habita `en aquel que 
    tiene una mente contrita y un espíritu humilde.' Mi Padre desdeña el orgullo, 
    detesta la hipocresía y aborrece la iniquidad. Para recalcar el valor de la 
    sinceridad y la confianza perfecta en el sostén amoroso y en la guía fiel 
    del Padre celestial, me he referido con mucha frecuencia a los niños, con 
    el fin de ilustrar la actitud mental y la reacción espiritual que son tan 
    esenciales para que el hombre mortal acceda a las realidades espirituales 
    del reino de los cielos. 
    1677:1  149:6.12 
    "El profeta Jeremías describió bien a muchos mortales cuando dijo: `Estáis 
    cerca de Dios en la boca, pero lejos de él en el corazón.' ¿Y no habéis leído 
    también esa terrible advertencia del profeta que dijo: `Sus sacerdotes enseñan 
    por un salario y sus profetas adivinan por dinero. Al mismo tiempo, manifiestan 
    piedad y proclaman que el Señor está con ellos'? ¿No habéis sido bien advertidos 
    contra los que `hablan de paz con sus vecinos, estando la maldad en su corazón', 
    contra los que `adulan con los labios, mientras que su corazón actúa con doblez'? 
    De todas las penas de un hombre confiado, ninguna es más terrible que la de 
    ser `herido en la casa de un amigo en quien confía.'" 
  7. EL REGRESO A BETSAIDA 
  
 1677:2  149:7.1 Después 
    de consultar con Simón Pedro y de recibir la aprobación de Jesús, Andrés había 
    indicado a David, en Betsaida, que enviara a unos mensajeros a los diversos 
    grupos de predicadores con la instrucción de que finalizaran la gira y regresaran 
    a Betsaida durante la jornada del jueves 30 de diciembre. A la hora de la 
    cena de este día lluvioso, todo el grupo apostólico y los educadores evangelistas 
    habían llegado a la casa de Zebedeo. 
    1677:3  149:7.2 
    El grupo permaneció junto hasta el sábado, alojándose en los hogares de Betsaida 
    y de la ciudad cercana de Cafarnaum; después, a todo el grupo se le concedió 
    dos semanas de vacaciones para ir a ver a sus familias, visitar a sus amigos 
    o ir a pescar. Los dos o tres días que estuvieron juntos en Betsaida fueron 
    verdaderamente divertidos e inspiradores; incluso los educadores más antiguos 
    se sintieron edificados escuchando a los jóvenes predicadores relatar sus 
    experiencias. 
    1677:4  149:7.3 
    De los 117 evangelistas que participaron en esta segunda gira de predicación 
    por Galilea, unos setenta y cinco solamente sobrevivieron a la prueba de la 
    experiencia real, y estuvieron disponibles para que se les asignara una tarea 
    al final de las dos semanas de descanso. Jesús permaneció en la casa de Zebedeo 
    con Andrés, Pedro, Santiago y Juan, y pasó mucho tiempo conferenciando con 
    ellos sobre el bienestar y la expansión del reino.