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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 159

LA GIRA POR LA DECÁPOLIS

 

5. LA NATURALEZA POSITIVA DE LA RELIGIÓN DE JESÚS

1769:3  159:5.1 En Filadelfia, donde Santiago estaba trabajando, Jesús enseñó a los discípulos acerca de la naturaleza positiva del evangelio del reino. En el transcurso de sus comentarios, insinuó que algunas partes de las Escrituras contenían más verdades que otras, y recomendó a sus oyentes que alimentaran su alma con el mejor alimento espiritual. Santiago interrumpió al Maestro para preguntarle: "Maestro, ¿tendrías la bondad de sugerirnos cómo podemos escoger los mejores pasajes de las Escrituras para nuestra edificación personal?" Y Jesús replicó: "Sí, Santiago; cuando leáis las Escrituras, buscad las enseñanzas eternamente verdaderas y divinamente hermosas, tales como:

1769:4  159:5.2 "Crea en mi, Oh Señor, un corazón limpio.
1769:5  159:5.3 "El Señor es mi pastor; nada me faltará.
1769:6  159:5.4 "Deberías amar a tu prójimo como a ti mismo.
1769:7  159:5.5 "Porque yo, el Señor tu Dios, sostendré tu mano derecha, diciendo: no temas; yo te ayudaré.
1769:8  159:5.6 "Las naciones ya no aprenderán a hacer la guerra."

1769:9  159:5.7 Esto ilustra la manera en que Jesús, día tras día, se apropiaba de lo mejor que tenían las Escrituras hebreas para instruir a sus discípulos y para incluirlo en las enseñanzas del nuevo evangelio del reino. Otras religiones habían sugerido la idea de que Dios estaba cerca del hombre, pero Jesús equiparó la preocupación de Dios por el hombre al afán de un padre amoroso por el bienestar de sus hijos que dependen de él, y luego convirtió esta enseñanza en la piedra angular de su religión. Y así la doctrina de la paternidad de Dios hizo imperativa la práctica de la fraternidad de los hombres. La adoración de Dios y el servicio del hombre se convirtieron en la suma y la sustancia de su religión. Jesús cogió lo mejor de la religión judía y lo transfirió al digno marco de las nuevas enseñanzas del evangelio del reino.
1769:10  159:5.8 Jesús introdujo el espíritu de la acción positiva en las doctrinas pasivas de la religión judía. En lugar de una obediencia negativa a las exigencias ceremoniales, Jesús prescribió la ejecución positiva de lo que su nueva religión exigía a los que la aceptaban. La religión de Jesús no consistía simplemente en creer, sino en hacer realmente las cosas que exigía el evangelio. No enseñó que la esencia de su religión consistiera en el servicio social, sino más bien que el servicio social era uno de los efectos seguros de la posesión del espíritu de la verdadera religión.
1770:1  159:5.9 Jesús no dudó en apropiarse de la mejor mitad de un pasaje de las Escrituras, rechazando la parte menos interesante. Su gran exhortación "Ama a tu prójimo como a ti mismo" la cogió del pasaje de las Escrituras que dice: "No te vengarás de los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo." Jesús se apropió de la parte positiva de este extracto, y rechazó la parte negativa. Incluso llegó a oponerse a la no resistencia negativa o puramente pasiva. Dijo: "Si un enemigo te golpea en una mejilla, no te quedes allí mudo y pasivo, sino que adopta una actitud positiva y ofrécele la otra; es decir, haz activamente todo lo posible por sacar del mal camino a tu hermano equivocado, y llevarlo hacia los mejores senderos de una vida recta." Jesús pedía a sus seguidores que reaccionaran de una manera positiva y dinámica en todas las situaciones de la vida. El hecho de ofrecer la otra mejilla, o cualquier otro acto semejante, exige iniciativa y requiere una expresión vigorosa, activa y valiente de la personalidad del creyente.
1770:2  159:5.10 Jesús no defendía la práctica de someterse negativamente a los ultrajes de aquellos que intentan engañar adrede a los que practican la no resistencia ante el mal, sino más bien que sus seguidores fueran sabios y despiertos en sus reacciones rápidas y positivas a favor del bien y en contra del mal, a fin de que pudieran vencer eficazmente el mal por medio del bien. No olvidéis que el verdadero bien es invariablemente más poderoso que el mal más nocivo. El Maestro enseñó una norma positiva de rectitud: "Si alguien desea ser mi discípulo, que no haga caso de sí mismo y que asuma diariamente la totalidad de sus responsabilidades para seguirme." Él mismo vivió de esta manera, en el sentido de que "iba de un sitio para otro haciendo el bien." Este aspecto del evangelio estuvo bien ilustrado en las numerosas parábolas que más adelante contó a sus seguidores. Nunca exhortó a sus discípulos a que soportaran pacientemente sus obligaciones, sino más bien a que vivieran con energía y entusiasmo la totalidad de sus responsabilidades humanas y de sus privilegios divinos en el reino de Dios.
1770:3  159:5.11 Cuando Jesús enseñó a sus apóstoles que si alguien les quitaba injustamente el abrigo, ofrecieran su otro vestido, no se refería literalmente a un segundo abrigo, sino más bien a la idea de hacer algo positivo para salvar al malhechor, en lugar de seguir el antiguo consejo de pagar con la misma moneda —"ojo por ojo" y así sucesivamente. Jesús aborrecía la idea de las represalias y la de convertirse en un simple sufridor pasivo o en una víctima de la injusticia. En esta ocasión, les enseñó las tres maneras de luchar contra el mal y de oponerse a él:

1. Devolver el mal por el mal —el método positivo pero injusto.
2. Soportar el mal sin quejarse ni resistirse —el método puramente negativo.
3. Devolver el bien por el mal, afirmar la voluntad para volverse dueño de la situación, vencer al mal con el bien —el método positivo y justo.

1770:7  159:5.12 Uno de los apóstoles preguntó una vez: "Maestro, ¿qué debería hacer si un extranjero me forzara a llevar su carga durante una milla?" Jesús contestó: "No te sientes y sueltes un suspiro de alivio, mientras reprendes al extranjero en voz baja. La rectitud no proviene de esas actitudes pasivas. Si no se te ocurre hacer nada más positivo y eficaz, al menos puedes llevar la carga una segunda milla. Es seguro que eso desafiará al extranjero injusto e impío."
1770:8  159:5.13 Los judíos habían oído hablar de un Dios que estaba dispuesto a perdonar a los pecadores arrepentidos y a intentar olvidar sus transgresiones, pero hasta que vino Jesús, los hombres nunca habían oído hablar de un Dios que fuera en busca de las ovejas perdidas, que tomara la iniciativa de buscar a los pecadores, y que se regocijara cuando los encontraba dispuestos a regresar a la casa del Padre. Jesús extendió esta nota positiva de la religión incluso a sus oraciones. Y convirtió la regla de oro negativa en una exhortación positiva de equidad humana.
1771:1  159:5.14 En toda su enseñanza, Jesús evitaba indefectiblemente los detalles que distraían la atención. Esquivaba el lenguaje florido y eludía las simples imágenes poéticas de los juegos de palabras. Habitualmente introducía grandes significados en expresiones sencillas. Jesús invertía, con fines ilustrativos, el significado corriente de muchos términos tales como sal, levadura, pesca y niños pequeños. Empleaba la antítesis de la manera más eficaz, comparando lo pequeño con lo infinito, y así sucesivamente. Sus descripciones eran sorprendentes, como por ejemplo "el ciego que conduce al ciego." Pero la fuerza más grande de su enseñanza ilustrativa se encontraba en su naturalidad. Jesús trajo la filosofía de la religión desde el cielo a la tierra. Describía las necesidades elementales del alma con una nueva perspicacia y una nueva donación de afecto.

 

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