|  | ÍNDICE 
   
  
    El libro de Urantia 
  
   
  
    Edición 1999 
  
   
  DOCUMENTO 170  EL REINO DE Los CIELos  
    
        1858:1  170:0.1 
    EL SÁBADO 11 de marzo por la tarde, Jesús predicó su último sermón en Pella. 
    Fue una de las alocuciones más memorables de su ministerio público, que abarcó 
    un examen pleno y completo del reino de los cielos. Era consciente de la confusión 
    que existía en la mente de sus apóstoles y discípulos sobre el sentido y el 
    significado de las expresiones "reino de los cielos" y "reino 
    de Dios", que él utilizaba indistintamente para designar su misión donadora. 
    El término mismo de reino de los cielos debería haber sido suficiente 
    para separar lo que significaba de toda conexión con los reinos terrenales 
    y los gobiernos temporales, pero no era así. La idea de un rey temporal estaba 
    arraigada demasiado profundamente en la mente de los judíos como para poder 
    desalojarla en una sola generación. Por eso Jesús no se opuso abiertamente, 
    al principio, a este concepto del reino que mantenían desde hacía mucho tiempo. 
    1858:2  170:0.2 
    Aquel sábado por la tarde, el Maestro intentó clarificar la enseñanza sobre 
    el reino de los cielos; trató el tema desde todos los puntos de vista, y se 
    esforzó por aclarar los numerosos sentidos diferentes en los que el término 
    se había empleado. En esta narración, ampliaremos su discurso añadiendo numerosas 
    declaraciones realizadas por Jesús en ocasiones anteriores, e incluiremos 
    algunas observaciones hechas exclusivamente a los apóstoles durante las discusiones 
    vespertinas de aquel mismo día. También efectuaremos algunos comentarios sobre 
    la evolución ulterior de la idea del reino, tal como está relacionada con 
    la iglesia cristiana posterior.
 1. Los CONCEPTOS DEL REINO DE Los CIELos 
    1858:3  170:1.1 En relación 
    con la descripción del sermón de Jesús, es preciso señalar que en todas las 
    escrituras hebreas figuraba un doble concepto del reino de los cielos. Los 
    profetas habían presentado el reino de Dios como: 
   1858:4  170:1.2 
    1. Una realidad presente; y como 1858:5  170:1.3 2. Una esperanza futura 
    -cuando el reino se realizara en su plenitud en el momento de la aparición 
    del Mesías. Este concepto del reino fue el que enseñó Juan el Bautista.
  1858:6  170:1.4 
    Desde el principio, Jesús y los apóstoles enseñaron estos dos conceptos. Y 
    habría que tener presentes en la memoria otras dos ideas del reino: 
   1858:7  170:1.5 
    3. El concepto judío posterior de un reino mundial y trascendental, de origen 
    sobrenatural e inauguración milagrosa. 1858:8  170:1.6 4. Las enseñanzas 
    persas que describían el establecimiento de un reino divino al fin del mundo, 
    como consecución del triunfo del bien sobre el mal.
  1858:9  170:1.7 
    Poco antes de la venida de Jesús a la tierra, los judíos combinaban y confundían 
    todas estas ideas del reino en su concepto apocalíptico de la llegada del 
    Mesías para establecer la era del triunfo judío, la era eterna del gobierno 
    supremo de Dios en la tierra, el nuevo mundo, la era en que toda la humanidad 
    adoraría a Yahvé. Al escoger utilizar este concepto del reino de los cielos, 
    Jesús decidió apropiarse de la herencia más fundamental y culminante de las 
    dos religiones, la judía y la persa. 1859:1  170:1.8 
    El reino de los cielos, tal como ha sido comprendido y malentendido durante 
    todos los siglos de la era cristiana, abarcaba cuatro grupos distintos de 
    ideas:
  
     1. El concepto de los judíos.2. El concepto de los persas.
 3. El concepto de la experiencia personal de Jesús -"el reino de los 
      cielos dentro de vosotros."
 4. Los conceptos amalgamados y confusos que los fundadores y divulgadores 
      del cristianismo han intentado inculcar al mundo.
  1859:6  170:1.9 
    En momentos diferentes y en circunstancias diversas, parece que Jesús había 
    presentado numerosos conceptos del "reino" en sus enseñanzas públicas, 
    pero a sus apóstoles siempre les enseñó que el reino abarcaba la experiencia 
    personal del hombre en relación con sus semejantes en la tierra y con el Padre 
    en el cielo. Sus últimas palabras con respecto al reino siempre eran: "El 
    reino está dentro de vosotros." 1859:7  170:1.10 
    Tres factores han causado siglos de confusión en lo que se refiere al significado 
    de la expresión "el reino de los cielos":
  
     1. La confusión que ocasionó el observar que la idea del "reino" 
      pasaba por diversas fases progresivas de modificación por parte de Jesús 
      y sus apóstoles. 2. La confusión que acompañó de manera inevitable al trasplante del cristianismo 
      primitivo desde un terreno judío a un terreno gentil.
 3. La confusión inherente al hecho de que el cristianismo se convirtió en 
      una religión organizada alrededor de la idea central de la persona de Jesús; 
      el evangelio del reino se convirtió cada vez más en una religión acerca 
      de Jesús.
 2. EL CONCEPTO DE JESÚS SOBRE EL REINO 
    1859:11  170:2.1 El Maestro 
    indicó claramente que el reino de los cielos debe empezar por el doble concepto 
    de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlativo de la fraternidad 
    de los hombres, y debe permanecer centrado en este doble concepto. Jesús declaró 
    que la aceptación de esta enseñanza liberaría a los hombres de la esclavitud 
    milenaria del miedo animal, y al mismo tiempo enriquecería la vida humana 
    con los dones siguientes de la nueva vida de libertad espiritual: 
   1859:12  170:2.2 
    1. La posesión de una nueva valentía y de un poder espiritual acrecentado. 
    El evangelio del reino iba a liberar al hombre y a inspirarlo para que se 
    atreviera a esperar la vida eterna. 1859:13  170:2.3 2. El evangelio contenía 
    un mensaje de nueva confianza y de verdadero consuelo para todos los hombres, 
    incluso para los pobres.
 1859:14  170:2.4 
    3. Era en sí mismo una nueva norma de valores morales, una nueva vara ética 
    para medir la conducta humana. Mostraba el ideal del nuevo orden de la sociedad 
    humana que resultaría de él.
 1859:15  170:2.5 4. Enseñaba la preeminencia 
    de lo espiritual en comparación con lo material; glorificaba las realidades 
    espirituales y exaltaba los ideales sobrehumanos.
 1860:1  170:2.6 5. Este nuevo evangelio 
    presentaba el logro espiritual como la verdadera meta de la vida. La vida 
    humana recibía una nueva dotación de valor moral y de dignidad divina.
 1860:2  170:2.7 6. Jesús enseñó que 
    las realidades eternas eran el resultado (la recompensa) de los esfuerzos 
    honrados en la tierra. La estancia mortal del hombre en la tierra adquirió 
    nuevos significados como consecuencia del reconocimiento de un noble destino.
 1860:3  170:2.8 7. El nuevo evangelio 
    afirmaba que la salvación humana es la revelación de un proyecto divino de 
    gran alcance, que debe ser cumplido y realizado en el destino futuro del servicio 
    sin fin de los hijos salvados de Dios.
  1860:4  170:2.9 
    Estas enseñanzas contemplan la idea amplificada del reino que Jesús enseñó. 
    Este gran concepto apenas estaba contenido en las enseñanzas elementales y 
    confusas de Juan el Bautista sobre el reino. 1860:5  170:2.10 
    Los apóstoles eran incapaces de captar el significado real de las declaraciones 
    del Maestro acerca del reino. La deformación posterior de las enseñanzas de 
    Jesús, tal como están registradas en el Nuevo Testamento, se debe a que el 
    concepto de los escritores evangélicos estaba influído por la creencia de 
    que Jesús sólo se había ausentado del mundo por un corto período de tiempo; 
    que pronto regresaría para establecer el reino con poder y gloria -exactamente 
    la idea que habían mantenido mientras estaba con ellos en la carne. Pero Jesús 
    no había asociado el establecimiento del reino con la idea de su regreso a 
    este mundo. Que los siglos hayan pasado sin ningún signo de la aparición de 
    la "Nueva Era", no está de ninguna manera en desacuerdo con la enseñanza 
    de Jesús.
 1860:6  170:2.11 
    El gran esfuerzo incluído en este sermón fue la tentativa por trasladar el 
    concepto del reino de los cielos al ideal de la idea de hacer la voluntad 
    de Dios. Hacía tiempo que el Maestro había enseñado a sus seguidores a orar: 
    "Que venga tu reino; que se haga tu voluntad"; en esta época intentó 
    seriamente inducirlos a que abandonaran la utilización de la expresión reino 
    de Dios a favor de un equivalente más práctico: la voluntad de Dios. 
    Pero no lo consiguió.
 1860:7  170:2.12 
    Jesús deseaba sustituir la idea de reino, de rey y de súbditos, por el concepto 
    de familia celestial, de Padre celestial y de hijos liberados de Dios, dedicados 
    al servicio alegre y voluntario de sus semejantes, y a la adoración sublime 
    e inteligente de Dios Padre.
 1860:8  170:2.13 
    Hasta este momento, los apóstoles habían adquirido un doble punto de vista 
    sobre el reino; lo consideraban como:
  
     1. Un asunto de experiencia personal entonces presente en el corazón de 
      los verdaderos creyentes, y 2. Una cuestión de fenómeno racial o mundial; el reino se encontraba en 
      el futuro, algo a esperar con mucha ilusión.
  1860:11  170:2.14 
    Consideraban la llegada del reino en el corazón de los hombres como un desarrollo 
    gradual, semejante a la levadura en la masa o al crecimiento de la semilla 
    de mostaza. Creían que la llegada del reino, en el sentido racial o mundial, 
    sería al mismo tiempo repentina y espectacular. Jesús nunca se cansó de decirles 
    que el reino de los cielos era su experiencia personal consistente en obtener 
    las cualidades superiores de la vida espiritual; que esas realidades de la 
    experiencia espiritual son transferidas progresivamente a unos niveles nuevos 
    y superiores de certidumbre divina y de grandeza eterna. 1860:12  170:2.15 
    Aquella tarde, el Maestro enseñó claramente un nuevo concepto de la doble 
    naturaleza del reino, en el sentido de que describió las dos fases siguientes:
 1860:13  170:2.16 
    "Primera, el reino de Dios en este mundo, el deseo supremo de hacer la 
    voluntad de Dios, el amor desinteresado por los hombres, que produce los buenos 
    frutos de una mejor conducta ética y moral.
 1861:1  170:2.17 
    "Segunda, el reino de Dios en el cielo, la meta de los creyentes mortales, 
    el estado en el que el amor a Dios se ha perfeccionado, y en el que se hace 
    la voluntad de Dios de manera más divina."
 1861:2  170:2.18 
    Jesús enseñó que, por medio de la fe, el creyente entra de inmediato 
    en el reino. Enseñó en sus diversos discursos que dos cosas son esenciales 
    para entrar por la fe en el reino:
  
     1.  La fe, la sinceridad. Venir como un niño pequeño, recibir el 
      don de la filiación como un regalo; aceptar hacer la voluntad del Padre 
      sin hacer preguntas, con una seguridad plena y una confianza sincera en 
      la sabiduría del Padre; entrar en el reino libre de prejuicios y de ideas 
      preconcebidas; tener una actitud abierta y estar dispuesto a aprender como 
      un niño no mimado.2. El hambre de la verdad. La sed de rectitud, un cambio de mentalidad, 
      la adquisición de la motivación para ser como Dios y para encontrar a Dios.
  1861:5  170:2.19 
    Jesús enseñó que el pecado no es el producto de una naturaleza defectuosa, 
    sino más bien el fruto de una mente instruída, dominada por una voluntad insumisa. 
    Con respecto al pecado, enseñó que Dios  ha perdonado; que ese perdón 
    lo ponemos a nuestra disposición personal mediante el acto de perdonar a nuestros 
    semejantes. Cuando perdonáis a vuestro hermano en la carne, creáis así en 
    vuestra propia alma la capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios 
    por vuestras propias fechorías. 1861:6  170:2.20 
    Cuando el apóstol Juan empezó a escribir la historia de la vida y las enseñanzas 
    de Jesús, los primeros cristianos habían tenido tantos problemas con la idea 
    del reino de Dios como generadora de persecuciones, que prácticamente habían 
    abandonado la utilización de este término. Juan habla mucho sobre la "vida 
    eterna". Jesús habló a menudo de esta idea como el "reino de la 
    vida". También aludió con frecuencia al "reino de Dios dentro de 
    vosotros". Una vez calificó esta experiencia de "comunión familiar 
    con Dios Padre". Jesús intentó sustituir la palabra "reino" 
    por otros muchos términos, pero siempre sin éxito. Utilizó entre otros: la 
    familia de Dios, la voluntad del Padre, los amigos de Dios, la comunidad de 
    los creyentes, la fraternidad de los hombres, el redil del Padre, los hijos 
    de Dios, la comunidad de los fieles, el servicio del Padre, y los hijos liberados 
    de Dios.
 1861:7  170:2.21 
    Pero no pudo evitar la utilización de la idea de reino. Más de cincuenta años 
    más tarde, después de la destrucción de Jerusalén por los ejércitos romanos, 
    fue cuando este concepto del reino empezó a transformarse en el culto de la 
    vida eterna, a medida que sus aspectos sociales e institucionales eran asumidos 
    por la iglesia cristiana en rápida expansión y cristalización.
 3. EN RELACIÓN CON LA RECTITUD 
    1861:8  170:3.1 Jesús intentó 
    siempre inculcar a sus apóstoles y discípulos que debían adquirir, por la 
    fe, una rectitud que sobrepasara la rectitud de las obras serviles que algunos 
    escribas y fariseos exhibían con tanta vanidad delante del mundo. 1861:9  170:3.2 
    Jesús enseñó que la fe, la simple creencia semejante a la de un niño, es la 
    llave de la puerta del reino, pero también enseñó que después de haber pasado 
    la puerta, están los peldaños progresivos de rectitud que todo niño creyente 
    debe ascender para crecer hasta la plena estatura de los vigorosos hijos de 
    Dios.
 1861:10  170:3.3 
    Es en el estudio de la técnica para recibir el perdón de Dios donde 
    se encuentra revelada la obtención de la rectitud del reino. La fe es el precio 
    que pagáis para entrar en la familia de Dios; pero el perdón es el acto de 
    Dios que acepta vuestra fe como precio de admisión. Y la recepción del perdón 
    de Dios por parte de un creyente en el reino implica una experiencia precisa 
    y real, que consiste en las cuatro etapas siguientes, las etapas del reino 
    de la rectitud interior:
  1862:1  170:3.4 
    1. El hombre dispone realmente del perdón de Dios, y lo experimenta personalmente, 
    en la medida exacta en que perdona a sus semejantes. 1862:2  170:3.5 2. El hombre no perdona 
    de verdad a sus semejantes a menos que los ame como a sí mismo.
 1862:3  170:3.6 3. Amar así al prójimo 
    como a sí mismo es la ética más elevada.
 1862:4  170:3.7 
    4. La conducta moral, la verdadera rectitud, se convierte entonces en el resultado 
    natural de ese amor.
  1862:5  170:3.8 
    Por eso es evidente que la verdadera religión interior del reino tiende a 
    manifestarse infaliblemente, y cada vez más, en las vías prácticas del servicio 
    social. Jesús enseñó una religión viva que impulsaba a sus creyentes a dedicarse 
    a realizar un servicio amante. Pero Jesús no puso la ética en el lugar de 
    la religión. Enseñó la religión como causa, y la ética como resultado. 1862:6  170:3.9 
    La rectitud de cualquier acto debe ser medida por el móvil; las formas más 
    elevadas del bien son por tanto inconscientes. Jesús no se interesó nunca 
    por la moral o la ética como tales. Se ocupó totalmente de esa comunión interior 
    y espiritual con Dios Padre que se manifiesta exteriormente de manera tan 
    cierta y directa en el servicio amante a los hombres. Enseñó que la religión 
    del reino es una experiencia personal auténtica que nadie puede reprimir dentro 
    de sí mismo; que la conciencia de ser un miembro de la familia de los creyentes 
    conduce inevitablemente a practicar los preceptos de la conducta familiar, 
    el servicio a los propios hermanos y hermanas, en un esfuerzo por realzar 
    y ampliar la fraternidad.
 1862:7  170:3.10 
    La religión del reino es personal, individual; los frutos, los resultados, 
    son familiares, sociales. Jesús nunca dejó de exaltar el carácter sagrado 
    del individuo en contraposición con la comunidad. Pero también reconocía que 
    el hombre desarrolla su carácter mediante el servicio desinteresado; que despliega 
    su naturaleza moral en las relaciones afectuosas con sus semejantes.
 1862:8  170:3.11 
    Al enseñar que el reino es interior, al exaltar al individuo, Jesús dio el 
    golpe de gracia al antiguo orden social, en el sentido de que introdujo la 
    nueva dispensación de la verdadera rectitud social. El mundo ha conocido poco 
    este nuevo orden social, porque ha rehusado practicar los principios del evangelio 
    del reino de los cielos. Cuando este reino de preeminencia espiritual llegue 
    de hecho a la tierra, no se manifestará simplemente mediante una mejora de 
    las condiciones sociales y materiales, sino más bien mediante la gloria de 
    esos valores espirituales, elevados y enriquecidos, que suelen caracterizar 
    la era próxima de unas mejores relaciones humanas y de unos logros espirituales 
    progresivos.
 4. LA ENSEÑANZA DE JESÚS SOBRE EL REINO 
    1862:9  170:4.1 Jesús nunca 
    dió una definición precisa del reino. En ciertos momentos discurría sobre 
    una fase del reino, y en otros hablaba de un aspecto diferente de la fraternidad 
    del reino de Dios en el corazón de los hombres. En el transcurso del sermón 
    de este sábado por la tarde, Jesús señaló no menos de cinco fases, o épocas 
    del reino, que fueron las siguientes: 
   
     1. La experiencia personal e interior de la vida espiritual del creyente 
      individual que comulga con Dios Padre. 2. La fraternidad creciente de los creyentes en el evangelio, los aspectos 
      sociales de la moral elevada y de la ética vivificada que son el resultado 
      del reinado del espíritu de Dios en el corazón de los creyentes individuales.
 3. La fraternidad supermortal de los seres espirituales invisibles que prevalece 
      en la tierra y en el cielo, el reino sobrehumano de Dios.
 4. La perspectiva de una realización más perfecta de la voluntad de Dios, 
      el progreso hacia el amanecer de un nuevo orden social en conexión con una 
      vida espiritual mejorada -la era siguiente de la humanidad.
 5. El reino en su plenitud, la futura era espiritual de luz y de vida en 
      la tierra.
  1863:5  170:4.2 
    Por eso tenemos siempre que examinar la enseñanza del Maestro, para averiguar 
    a cuál de estas cinco fases puede estar refiriéndose cuando utiliza la expresión 
    "el reino de los cielos". Mediante este proceso de cambiar gradualmente 
    la voluntad del hombre, influyendo así en las decisiones humanas, Miguel y 
    sus asociados están cambiando también, de manera gradual pero segura, todo 
    el curso de la evolución humana, tanto social como en otros aspectos. 
   1863:6  170:4.3 
    En esta ocasión, el Maestro hizo hincapié en los cinco puntos siguientes que 
    representan las características esenciales del evangelio del reino: 
  
     1. La preeminencia del individuo. 2. La voluntad como factor determinante en la experiencia del hombre.
 3. La comunión espiritual con Dios Padre.
 4. Las satisfacciones supremas de servir con amor a los hombres.
 5. La trascendencia de lo espiritual sobre lo material en la personalidad 
      humana.
  1863:12  170:4.4 
    Este mundo nunca ha puesto a prueba de manera seria, sincera y honesta estas 
    ideas dinámicas y estos ideales divinos de la doctrina del reino de los cielos 
    enseñada por Jesús. Pero no deberíais desanimaros por el progreso aparentemente 
    lento de la idea del reino en Urantia. Recordad que el orden de la evolución 
    progresiva está sujeto a cambios periódicos, repentinos e inesperados, tanto 
    en el mundo material como en el mundo espiritual. La donación de Jesús como 
    Hijo encarnado fue precisamente uno de esos acontecimientos extraños e inesperados 
    en la vida espiritual del mundo. Al buscar la manifestación del reino en la 
    época presente, no cometáis tampoco el error fatal de olvidar establecerlo 
    en vuestra propia alma. 1863:13  170:4.5 
    Aunque Jesús se refirió a una fase del reino situada en el futuro, y sugirió 
    en numerosas ocasiones que dicho acontecimiento podría suceder como parte 
    de una crisis mundial; y aunque en diversas ocasiones prometió con precisión 
    que algún día regresaría con toda seguridad a Urantia, hay que indicar que 
    nunca asoció explícitamente estas dos ideas entre sí. Prometió una nueva revelación 
    del reino en la tierra en algún momento del futuro; también prometió que volvería 
    alguna vez en persona a este mundo; pero no dijo que estos dos acontecimientos 
    tuvieran la misma significación. Por todo lo que sabemos, estas promesas pueden 
    referirse, o no, al mismo acontecimiento.
 1863:14  170:4.6 
    Sus apóstoles y discípulos asociaron con toda seguridad estas dos enseñanzas. 
    Cuando el reino no se materializó tal como habían esperado, recordaron la 
    enseñanza del Maestro sobre un reino futuro y se acordaron de su promesa de 
    volver, apresurándose a deducir que aquellas promesas se referían a un mismo 
    acontecimiento. Por eso vivieron con la esperanza de su segunda venida inmediata 
    para establecer el reino en su plenitud, con poder y gloria. Y así han vivido 
    las generaciones sucesivas de creyentes en la tierra, albergando la misma 
    esperanza inspiradora pero decepcionante.
 5. LAS IDEAS POSTERIORES SOBRE EL REINO 
    1864:1  170:5.1 Después 
    de haber resumido las enseñanzas de Jesús sobre el reino de los cielos, se 
    nos ha permitido describir algunas ideas posteriores que se agregaron al concepto 
    del reino, y a emprender un pronóstico profético del reino tal como podría 
    evolucionar en la era venidera. 1864:2  170:5.2 
    Durante los primeros siglos de la propaganda cristiana, la idea del reino 
    de los cielos estuvo enormemente influida por los conceptos del idealismo 
    griego que entonces se estaban difundiendo rápidamente, la idea de lo natural 
    como sombra de lo espiritual -de lo temporal como sombra de lo eterno, en 
    el tiempo.
 1864:3  170:5.3 
    Pero el gran paso que marcó el trasplante de las enseñanzas de Jesús desde 
    un terreno judío a un terreno gentil, se produjo cuando el Mesías del reino 
    se transformó en el Redentor de la iglesia, una organización religiosa y social 
    nacida de las actividades de Pablo y de sus sucesores, y basada en las enseñanzas 
    de Jesús tal como fueron complementadas con las ideas de Filón y las doctrinas 
    persas del bien y del mal.
 1864:4  170:5.4 
    Las ideas y los ideales de Jesús, incorporados en la enseñanza del evangelio 
    del reino, casi no llegaron a realizarse cuando sus seguidores tergiversaron 
    progresivamente sus declaraciones. El concepto del reino presentado por el 
    Maestro fue notablemente modificado por dos grandes tendencias:
  1864:5  170:5.5 
    1. Los creyentes judíos persistieron en considerarlo como el Mesías. 
    Creían que Jesús regresaría muy pronto para establecer realmente un reino 
    mundial más o menos material. 1864:6  170:5.6 2. Los cristianos 
    gentiles empezaron muy pronto a aceptar las doctrinas de Pablo, que condujeron 
    cada vez más a la creencia general de que Jesús era el Redentor de 
    los hijos de la iglesia, la nueva sucesora institucional del concepto primitivo 
    de la fraternidad puramente espiritual del reino.
  1864:7  170:5.7 
    La iglesia, como consecuencia social del reino, hubiera sido enteramente natural 
    e incluso deseable. El mal de la iglesia no fue su existencia, sino más bien 
    el hecho de que suplantó casi por completo el concepto del reino presentado 
    por Jesús. La iglesia institucionalizada de Pablo se convirtió prácticamente 
    en el sustituto del reino de los cielos que Jesús había proclamado. 1864:8  170:5.8 
    Pero no lo dudéis, este mismo reino de los cielos que el Maestro enseñó que 
    existe en el corazón de los creyentes, será proclamado todavía a esta iglesia 
    cristiana, así como a todas las demás religiones, razas y naciones de la tierra 
    -e incluso a cada individuo.
 1864:9  170:5.9 
    El reino enseñado por Jesús, el ideal espiritual de la rectitud individual 
    y el concepto de la comunión divina del hombre con Dios, se sumergió gradualmente 
    en el concepto místico de la persona de Jesús como Redentor-Creador y jefe 
    espiritual de una comunidad religiosa socializada. De esta manera, una iglesia 
    oficial e institucional se volvió el sustituto de la fraternidad del reino 
    dirigida individualmente por el espíritu.
 1864:10  170:5.10 
    La iglesia fue un resultado social inevitable y útil de la vida y de 
    las enseñanzas de Jesús; la tragedia consistió en el hecho de que esta reacción 
    social a las enseñanzas del reino desplazara tan completamente el concepto 
    espiritual del verdadero reino, tal como Jesús lo había enseñado y vivido.
 1865:1  170:5.11 
    Para los judíos, el reino era la comunidad israelita; para los gentiles 
    se convirtió en la  iglesia cristiana. Para Jesús, el reino era el 
    conjunto de las personas que habían confesado su fe en la paternidad 
    de Dios, proclamando de ese modo su dedicación total a hacer la voluntad de 
    Dios, volviéndose así miembros de la fraternidad espiritual de los hombres.
 1865:2  170:5.12 
    El Maestro se daba plenamente cuenta de que algunos resultados sociales aparecerían 
    en el mundo como consecuencia de la diseminación del evangelio del reino; 
    pero su intención era que todas estas manifestaciones sociales deseables aparecieran 
    como resultados inconscientes e inevitables, o frutos naturales, de la experiencia 
    personal interior de los creyentes individuales, de esa asociación y comunión 
    puramente espiritual con el espíritu divino que reside en todos esos creyentes 
    y los moviliza.
 1865:3  170:5.13 
    Jesús preveía que una organización social, o iglesia, seguiría al progreso 
    del verdadero reino espiritual, y por eso no se opuso nunca a que los apóstoles 
    practicaran el rito del bautismo de Juan. Enseñó que el alma que ama la verdad, 
    el alma que tiene hambre y sed de rectitud, de Dios, es admitida por la fe 
    en el reino espiritual; al mismo tiempo, los apóstoles enseñaban que dicho 
    creyente es admitido en la organización social de los discípulos mediante 
    el rito exterior del bautismo.
 1865:4  170:5.14 
    Cuando los seguidores inmediatos de Jesús reconocieron que habían fracasado 
    parcialmente en la realización del ideal del Maestro, consistente en establecer 
    el reino en el corazón de los hombres mediante la dominación y la guía del 
    espíritu en los creyentes individuales, se pusieron a salvar su enseñanza 
    para que no se perdiera por completo, sustituyendo el ideal del reino que 
    tenía el Maestro por la creación gradual de una organización social visible, 
    la iglesia cristiana. Después de haber efectuado este programa de sustitución, 
    procedieron a situar el reino en el futuro para mantener la coherencia y asegurar 
    el reconocimiento de las enseñanzas del Maestro sobre el hecho del reino. 
    En cuanto la iglesia estuvo bien establecida, empezó a enseñar que el reino 
    aparecería en realidad cuando culminara la era cristiana, con la segunda venida 
    de Cristo.
 1865:5  170:5.15 
    De esta manera, el reino se convirtió en el concepto de una era, en la idea 
    de una visita futura, y en el ideal de la redención final de los santos del 
    Altísimo. Los primeros cristianos (y muchísimos cristianos posteriores) perdieron 
    generalmente de vista la idea Padre-e-hijo incluída en la enseñanza de Jesús 
    sobre el reino, sustituyéndola por la comunidad social bien organizada de 
    la iglesia. Así, la iglesia se convirtió principalmente en una fraternidad 
    social, que desplazó eficazmente el concepto y el ideal de Jesús de 
    una fraternidad  espiritual.
 1865:6  170:5.16 
    El concepto ideal de Jesús fracasó en gran parte, pero sobre los fundamentos 
    de la vida y de las enseñanzas personales del Maestro, complementados con 
    los conceptos griegos y persas de la vida eterna, y acrecentados con la doctrina 
    de Filón sobre el contraste de lo temporal con lo espiritual, Pablo se puso 
    a construir una de las sociedades humanas más progresivas que jamás han existido 
    en Urantia.
 1865:7  170:5.17 
    El concepto de Jesús está todavía vivo en las religiones avanzadas del mundo. 
    La iglesia cristiana de Pablo es la sombra socializada y humanizada del reino 
    de los cielos que Jesús tenía en proyecto -y que llegará a ser así con toda 
    seguridad. Pablo y sus sucesores transfirieron parcialmente las cuestiones 
    de la vida eterna desde el individuo a la iglesia. Cristo se convirtió así 
    en la cabeza de la iglesia, en lugar de ser el hermano mayor de cada creyente 
    individual dentro de la familia del reino del Padre. Pablo y sus contemporáneos 
    aplicaron a la iglesia, como grupo de creyentes, todas las implicaciones 
    espirituales de Jesús relacionadas con él mismo y con el creyente individual; 
    y al hacer esto, asestaron un golpe mortal al concepto de Jesús sobre el reino 
    divino en el corazón de cada creyente.
 1866:1  170:5.18 
    Y así, durante siglos, la iglesia cristiana ha trabajado en una situación 
    muy embarazosa, porque se atrevió a reclamar para sí los misteriosos poderes 
    y privilegios del reino, unos poderes y privilegios que sólo se pueden ejercer 
    y experimentar entre Jesús y sus hermanos espirituales creyentes. De esta 
    manera resulta evidente que la pertenencia a la iglesia no significa necesariamente 
    comunión en el reino; ésta es espiritual, y la otra principalmente social.
 1866:2  170:5.19 
    Tarde o temprano deberá surgir otro Juan el Bautista más grande, que proclamará 
    que "el reino de Dios está cerca" -que propondrá un retorno al elevado 
    concepto espiritual de Jesús, el cual proclamó que el reino es la voluntad 
    de su Padre celestial, dominante y trascendente, en el corazón del creyente 
    -y hará todo esto sin referirse para nada a la iglesia visible en la tierra, 
    ni a la esperada segunda venida de Cristo. Es preciso que se produzca un renacimiento 
    de las  verdaderas  enseñanzas de Jesús, que se expongan de nuevo de 
    tal manera que anulen el efecto de la obra de sus primeros seguidores, los 
    cuales se pusieron a crear un sistema sociofilosófico de creencias sobre el 
    hecho de la estancia de Miguel en la tierra. En poco tiempo, la enseñanza 
    de esta historia acerca de Jesús suplantó casi por completo la predicación 
    del evangelio del reino de Jesús. De esta manera, una religión histórica desplazó 
    la enseñanza en la que Jesús había mezclado las ideas morales y los ideales 
    espirituales más elevados del hombre con sus esperanzas más sublimes para 
    el futuro -la vida eterna. Éste era todo el evangelio del reino.
 1866:3  170:5.20 
    El evangelio de Jesús presentaba muchos aspectos diferentes, y precísamente 
    por eso, en el transcurso de unos pocos siglos, los estudiosos de los relatos 
    de sus enseñanzas se dividieron en tantos cultos y sectas. Esta lamentable 
    subdivisión de los creyentes cristianos se debe a que no han sido capaces 
    de discernir, en las múltiples enseñanzas del Maestro, la divina unidad de 
    su vida incomparable. Pero algún día, los verdaderos creyentes en Jesús no 
    estarán divididos espiritualmente de esta manera en su actitud ante los no 
    creyentes. Siempre podemos tener diferencias de comprensión y de interpretación 
    intelectuales, e incluso diversos grados de socialización, pero la falta de 
    fraternidad espiritual es a la vez inexcusable y reprensible.
 1866:4  170:5.21 
    ¡No os engañéis! Existe en las enseñanzas de Jesús una naturaleza eterna que 
    no les permitirá permanecer estériles para siempre en el corazón de los hombres 
    inteligentes. El reino, tal como Jesús lo concebía, ha fracasado en gran parte 
    en la tierra; por ahora, una iglesia exterior ha tomado su lugar. Pero deberíais 
    comprender que esta iglesia es solamente el estado larvario del frustrado 
    reino espiritual, que esta iglesia lo transportará a través de la presente 
    era material y lo llevará hasta una dispensación más espiritual en la que 
    las enseñanzas del Maestro gozarán de una mayor oportunidad para desarrollarse. 
    La iglesia llamada cristiana se convierte así en el capullo donde duerme actualmente 
    el concepto que Jesús tenía del reino. El reino de la fraternidad divina está 
    todavía vivo, y saldrá sin duda finalmente de su largo letargo, con la misma 
    seguridad con que la mariposa aparece finalmente como la hermosa manifestación 
    de su crisálida metamórfica menos atractiva.
  
   
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