ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 181 LAS ÚLTIMAS RECOMENDACIONES Y ADVERTENCIAS
1. LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE CONSUELO
1953:3 181:1.1 Cuando los once se hubieron sentado, Jesús se levantó y les dirigió la palabra: "Mientras que esté con vosotros en la carne, sólo puedo ser una persona en medio de vosotros o en el mundo entero. Pero cuando haya sido liberado de esta envoltura de naturaleza mortal, podré regresar como habitante espiritual a cada uno de vosotros y de todos los demás creyentes en este evangelio del reino. De esta manera, el Hijo del Hombre se volverá una encarnación espiritual en el alma de todos los verdaderos creyentes.
1953:4 181:1.2 "Cuando haya regresado para vivir en vosotros y trabajar a través de vosotros, podré continuar conduciéndoos mejor por esta vida y guiaros a través de las muchas moradas en la vida futura en el cielo de los cielos. La vida en la creación eterna del Padre no es un descanso sin fin en la ociosidad y un reposo egoísta, sino más bien una progresión contínua en la gracia, la verdad y la gloria. Cada una de las muchísimas estaciones en la casa de mi Padre es una parada, una vida destinada a prepararos para la siguiente. Los hijos de la luz continuarán así de gloria en gloria hasta que alcancen el estado divino en el que estarán perfeccionados espiritualmente como el Padre es perfecto en todas las cosas.
1953:5 181:1.3 "Si queréis seguir mis pasos cuando os haya dejado, esforzaos seriamente por vivir de acuerdo con el espíritu de mis enseñanzas y el ideal de mi vida —hacer la voluntad de mi Padre. Haced esto, en lugar de intentar imitar mi vida sencilla en la carne tal como me he visto obligado a vivirla, necesariamente, en este mundo.
1954:1 181:1.4 "El Padre me ha enviado a este mundo, pero sólo unos pocos de vosotros habéis escogido recibirme plenamente. Derramaré mi espíritu sobre todo el género humano, pero no todos los hombres escogerán recibir a este nuevo instructor como guía y consejero del alma. Pero todos los que lo reciban serán iluminados, purificados y confortados. Y este Espíritu de la Verdad se transformará en ellos en una fuente de agua viva que brotará hasta en la vida eterna.
1954:2 181:1.5 "Y ahora que estoy a punto de dejaros, quisiera decir unas palabras de consuelo. Os dejo la paz; mi paz os doy. Os concedo estos dones, no como los ofrece el mundo —por medidas— sino que doy a cada uno de vosotros todo lo que quiera recibir. Que vuestro corazón no se perturbe ni sienta temor. Yo he vencido al mundo, y en mí todos triunfaréis por la fe. Os he advertido que el Hijo del Hombre será ejecutado, pero os aseguro que volveré antes de ir hacia el Padre, aunque sólo sea por poco tiempo. Y después de haber ascendido hasta el Padre, enviaré con seguridad al nuevo instructor para que esté con vosotros y resida en vuestro propio corazón. Cuando veáis que sucede todo esto, no os desalentéis, sino más bien creed, puesto que lo sabíais todo de antemano. Os he amado con un gran afecto y no quisiera dejaros, pero esa es la voluntad del Padre. Mi hora ha llegado.
1954:3 181:1.6 "No dudéis de ninguna de estas verdades, incluso cuando estéis dispersos por las persecuciones y abatidos por numerosas tristezas. Cuando os sintáis solos en el mundo, yo conoceré vuestra soledad, al igual que vosotros conoceréis la mía cuando estéis dispersos cada uno por su lado, dejando al Hijo del Hombre en manos de sus enemigos. Pero nunca estoy solo; el Padre siempre está conmigo. Incluso en esos momentos rezaré por vosotros. Os he contado todas estas cosas para que podáis tener la paz y tenerla más abundantemente. Tendréis tribulaciones en este mundo, pero tened buen ánimo; he triunfado en el mundo y os he mostrado el camino de la alegría eterna y del servicio perpétuo."1954:4 181:1.7 Jesús da la paz a los que hacen con él la voluntad de Dios, pero esta paz no es semejante a las alegrías y satisfacciones de este mundo material. Los materialistas y los fatalistas incrédulos sólo pueden esperar disfrutar de dos tipos de paz y de consuelo del alma: o bien deben ser estoicos, decididos a enfrentarse a lo inevitable y a soportar lo peor con una resolución firme; o bien deben ser optimistas, contentándose siempre con esa esperanza que brota perpétuamente en el seno del hombre, anhelando en vano una paz que nunca llega realmente.
1954:5 181:1.8 Cierta cantidad de estoicismo y de optimismo son útiles para vivir la vida en la tierra, pero ninguno de los dos tiene nada que ver con esa paz espléndida que el Hijo de Dios confiere a sus hermanos en la carne. La paz que Miguel da a sus hijos de la tierra es la misma paz que llenaba su propia alma cuando él mismo vivía la vida mortal en la carne y en este mismo mundo. La paz de Jesús es la alegría y la satisfacción de una persona que conoce a Dios, y que ha logrado el triunfo de aprender plenamente a hacer la voluntad de Dios mientras vive la vida mortal en la carne. La paz mental de Jesús estaba fundada en una fe humana absoluta en la realidad de los cuidados sabios y compasivos del Padre divino. Jesús tuvo dificultades en la tierra, incluso se le había llamado falsamente el "hombre de dolores", pero en todas estas experiencias y a través de ellas, disfrutó del consuelo de esa confianza que siempre le dio fuerzas para seguir adelante con el objetivo de su vida, con la plena seguridad de que estaba realizando la voluntad del Padre.
1954:6 181:1.9 Jesús era decidido, perseverante y estaba completamente dedicado a realizar su misión, pero no era un estoico insensible y endurecido; siempre buscaba los aspectos alegres en las experiencias de su vida, pero no era un optimista ciego que se engañara a sí mismo. El Maestro sabía todo lo que le sucedería, y no tenía miedo. Después de haber otorgado esta paz a cada uno de sus seguidores, podía decir de manera coherente: "Que vuestro corazón no se perturbe ni sienta temor."
1955:1 181:1.10 La paz de Jesús es pues la paz y la seguridad de un hijo que cree plenamente que su carrera en el tiempo y en la eternidad está totalmente a salvo bajo el cuidado y la vigilancia de un Padre espíritu infinitamente sabio, amante y poderoso. Ésta es, en verdad, una paz que sobrepasa el entendimiento de la mente mortal, pero que el corazón humano creyente puede disfrutar plenamente.