PORTADA

Los
contenidos
de este sitio



LEA EL LIBRO
DE URANTIA

Un estudio del
universo maestro

Los contactos:

América del norte

México

América Central


América del Sur

El Brasíl

España


Pulse aquí para encargar
El libro de Urantia





Un servicio de
Orvonton.org
y
UrantiaPeru.org

Índice de este estudio


El desarrollo de la fe y la ciudadanía cósmica

La fe, la preocupación final
La página previa


La fe, la preocupación final

¿Qué es la fe?, Para nuestra discusión de hoy, consideraremos la fe como nuestras actitudes de devoción, que son para nosotros de gran preocupación en la vida.

En este mundo desarrollado y altamente competitivo, el éxito económico es el Dios a quien mucha gente es fiel. Quizás van a la iglesia todos los domingos y se consideran religiosos, pero su preocupación final es el éxito económico.

La fe es un estado de estar verdaderamente preocupado, la naturaleza de la creencia de algunos es significativa en la vida del creyente, pero no importa en la definición formal de la fe.

En la página 1780 leemos,

 "El objeto de la devoción religiosa puede ser material o espiritual, verdadero o falso, real o irreal, humano o divino. Las religiones, por consiguiente, pueden ser buenas o malas." 1780:5  160:5.3

Y en la página 1088,

 "Muchos reconstructores sociales individuales, aunque repudian vehementemente a la religión institucionalizada, son después de todo, altamente religiosos en la propagación de sus reformas sociales. Así la motivación religiosa, personal y más o menos no reconocida, juega un papel importante en el programa actual de reconstrucción social. La gran debilidad de todo este tipo de actividad religiosa no reconocida e inconsciente yace en que es incapaz de aprovecharse de la crítica religiosa abierta y por lo tanto de obtener niveles beneficiosos de autocorrección. Es un hecho que la religión no crece a menos que se vea disciplinada por la crítica constructiva, ampliada por la filosofía, purificada por la ciencia, y alimentada por el compañerismo leal." 1088:7  99:3.6

La fe no es un acto de la mente racional, no es una creación de la voluntad. Ni tampoco, es un acto del inconsciente. Pero si es un acto en el cual elementos racionales e irracionales de nuestro ser son superados. La fe existe antes que cualquier tentativa de derivarla de algo más, ya que cualquier tentativa es en sí misma un indicador de la existencia de la fe.

Nuestro conocimiento que de alguna manera pertenecemos al infinito, nos conduce hacia la fe espiritual genuina. La fe es similar al amor que no poseemos amante como una propiedad, sino que más bien lo descubrimos como una cualidad de nuestras relaciones interpersonales. Aprendemos a como realzar el amor y a como aumentar su presencia a través de la lealtad y dedicación. La fe es así; no podemos poseerla como una propiedad sino que la experimentamos como una cualidad de nuestra orientación hacia lo que es nuestra preocupación final. Al igual que en el caso del amor, aprendemos a como realzar y aumentar el poder de la fe a través de la lealtad y dedicación. La fe ha sido descrita como "la pasión infinita"; pero es una pasión por el infinito.

En la fe verdadera la preocupación final es una preocupación que es realmente final. En la fe idólatra las realidades finitas se elevan al nivel final. La consecuencia ineludible de la fe idólatra es una decepción profunda, una decepción que penetra directamente en el corazón de nuestra existencia. La fe idólatra encuentra su centro principal en algo que está más o menos en la periferia. Por lo tanto, la dedicación a la fe idólatra conduce a una pérdida del centro y a una perturbación de la personalidad. Incluso, el carácter estático de una fe idólatra puede ocultar esta consecuencia, solamente por un cierto tiempo; pero tarde o temprano sale al descubierto.

Aquel que entra en la esfera de la fe entra en el santuario de la vida. Donde hay la genuina fe espiritual, existe una conciencia de santidad.

El corazón humano anhela el infinito porque es allí donde nuestra naturaleza finito desea quedarse. En el infinito, es donde el finito ve su realización completa. La sensación de ser consumido en la presencia de lo divino es una expresión profunda de nuestra relación con lo santo. Se sobreentiende en cada acto genuino de fe, en cada estado de preocupación final.

En muchas de las tradiciones religiosas de nuestro mundo, se cree que lo divino tiene un aspecto creativo como así mismo un aspecto destructivo. El mejor ejemplo de esto es Shiva, el divino hindú cuya danza eterna representa simultáneamente la creación y destrucción del cosmos. Para esta discusión, nos referiremos a estos dos aspectos como a los aspectos de santidad divina y diabólica. Con esto en mente, lo "divino" es caracterizado por la victoria de lo creativo sobre la posibilidad destructiva de lo santo; lo "diabólico" es caracterizado por la victoria de lo destructivo sobre la posibilidad creativa de lo santo.

Nuestra preocupación final puede destruirnos como también puede sanarnos. Pero nunca podemos estar sin una preocupación final. La prueba final es determinar si nuestra preocupación final nos ayudará a integrarnos al cosmos o si nos llevará a crear separación y aislamiento.

La página próxima: La fe y la incertidumbre, el reisgo y la valentía