PORTADA

Los
contenidos
de este sitio



LEA EL LIBRO
DE URANTIA

Un estudio del
universo maestro

Los contactos:

América del norte

México

América Central


América del Sur

El Brasíl

España


Pulse aquí para encargar
El libro de Urantia





Un servicio de
Orvonton.org
y
UrantiaPeru.org

Índice de este estudio


JESÚS EL HIJO, EL PADRE, Y NUESTRO PADRE DE CREACIÓN

Una introducción a la vida y las enseñansas de Jesús
como las encontramos en El libro de Urantia

por la Sra. Nelida Oliver de Argentina y la Sra. Maria Delgado de Ecuador

Parte III

Parte III:
13) La verdad y la fe
14) El espíritu de la verdad
15) Como enseñaba Jesús
16) Enseñanzas sobre adoración y oración
17) El temor al Señor
18) La entrega al Padre, "para ser felices."

 


 

LA VERDAD Y LA FE

La verdad no se puede definir en palabras, sino tan solo viviéndolas. La verdad es siempre más que conocimiento. El conocimiento pertenece a las cosas observadas, pero la verdad trasciende esos niveles puramente materiales porque se asocia con la sabiduría y abarca tales imponderables como la experiencia humana, incluso la realidades espirituales y vivientes.

El conocimiento tiene que ver con los hechos; la sabiduría con las relaciones; la verdad con los valores de la realidad.

La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es el deleite supremo del alma humana; es la creación conjunta de la mente material y del espíritu residente.

La salvación eterna de esta alma que discierne la verdad y que es amante de la belleza, está asegurada por el hambre y sed de bondad que conducen a este mortal a desarrollar una singularidad de propósito dedicada a hacer la voluntad del Padre, a encontrar a Dios y a asemejarse a él.

Pero la verdad no puede convertirse nunca en una posesión del hombre sin el ejercicio de la fé. La fé actúa para descargar las actividades sobrehumanas de la chispa divina, el germen inmortal que vive dentro de la mente del hombre y que es el potencial de la supervivencia eterna.

La presencia del espíritu del Paraíso en la mente del hombre constituye la promesa de revelación y la garantía de fé de una existencia eterna de progresión divina para todas las almas que tratan de alcanzar identidad con este fragmento espiritual inmortal y residente del Padre universal.

La fé alimenta y mantiene el alma del hombre en medio de la confusión de su orientación primitiva en un universo tan basto.

La fé es un atributo vivo de la experiencia religiosa personal genuina. Una persona cree en la verdad, admira la belleza y reverencia la bondad, pero no las adora; esta actitud de fé salvadora esta centrada solamente en Dios, quien es todas estas cosas personificadas e infinitamente más.

La fé viva no fomenta el fanatismo, la persecución ni la intolerancia.

La fé vitaliza la religión y obliga al religionista a vivir heróicamente de acuerdo con la regla de oro.

Jesús les aclaró a los apóstoles la diferencia entre el arrepentimiento por las así llamadas buenas obras que enseñaban los judíos y el cambio producido en la mente por la fé- el nuevo nacimiento- que él exigía como precio de admisión en el reino. Enseñó a sus apóstoles que la fé era el único requisito para entrar en el reino del Padre.

"Juan vino a predicar arrepentimiento para preparaos para el reino; ahora yo he venido a proclamar la fe, el regalo de Dios, como el precio de entrada en el reino del cielo".

"No busquéis pues la paz falsa y el gozo pasajero, sino la seguridad de la fé y la certidumbre de la filiación divina, que dan serenidad contentamiento y gozo supremo en el espíritu".

"La salvación es el don del Padre, y es revelada por sus Hijos. Vuestra aceptación mediante la fé os permite compartir de la naturaleza divina, ser hijo o hija de Dios. Por la fé estáis justificados; por la fé sois salvados; y por la misma fé, avanzaréis eternamente en el camino de la perfección progresiva y divina".

Jesús no se aferró a la fé en Dios así como lo haría un alma en guerra con el universo y en lucha de muerte con un mundo hostil y pecaminoso; no recurrió a la fé como simple consuelo cuando estaba plagado de dificultades, ni como alivio cuando lo amenazaba la desesperanza; su fé no fue tan solo una compensación ilusoria de las realidades desagradables y de las congojas del vivir.

Jesús disfrutó de la certeza vigorizadora de poseer una fé sin incertidumbres y en cada una de las situaciones difíciles de la vida, infaliblemente exhibió una lealtad inamovible a la voluntad del Padre. Esta fé estupenda permaneció impávida aún frente a la amenaza cruel y sobrecogedora de una muerte ignominiosa.

La fé de Jesús llegó a la confianza pura de un niño. Su fé fue tan absoluta y certera que respondía al encanto de la relación con los semejantes y a las maravillas del universo.

La vida terrenal estuvo dedicada a un gran propósito: hacer la voluntad del Padre, vivir la vida humana religiosamente y por la fé.

EL ESPÍRITU DE LA VERDAD

"El Padre, que está en el cielo, envía su espíritu para que habite la mente de los hombres, y cuando yo haya terminado mi obra en la tierra, así mismo será derramado el Espíritu de la Verdad sobre toda carne".

"El Espíritu de mi Padre y el Espíritu de la Verdad os establecerán en el reino venidero de comprensión espiritual y rectitud divina. Y conoceréis a este espíritu cuando llegue, aún cuando me habéis conocido a mí, y recibiréis este don en vuestro corazón y él permanecerá con vosotros. No os dejaré desolados. ¿ Acaso no discernís que es mejor para mí que me vaya; que os deje en la carne, para poder estar con vosotros mejor y más plenamente en el espíritu?

Dentro de unas pocas horas, el mundo ya no me verá; pero vosotros seguiréis conociéndome en vuestro corazón aún hasta que yo envíe a este nuevo maestro, el Espíritu de la Verdad.

Así como mi Padre me ha dado de su espíritu, así os daré yo de mi espíritu. Este Espíritu de la Verdad que os donaré os guiará y os confortará y finalmente os conducirá a toda la verdad

Dentro de muy poco tiempo os enviaré mi espíritu, tal como yo excepto por este cuerpo material. Este nuevo maestro es el Espíritu de la Verdad que vivirá con cada uno de vosotros, en vuestro corazón, y así todos los hijos de la luz serán uno y serán atraídos unos a los otros. Y de esta misma manera mi Padre y Yo podemos vivir en el alma de cada uno de vosotros y también en el corazón de todos los demás hombres que nos aman y realizan este amor en sus experiencias amándose los unos a los otros, aún como yo ahora os amo a vosotros.

El verdadero hijo del discernimiento universal busca el Espíritu vivo de la Verdad en toda palabra sabia. El amor, el altruísmo, debe someterse a una interpretación constante y viva de readaptación de las relaciones de acuerdo con la guía del Espíritu de la Verdad.

La vieja religión era motivada por la conciencia del temor, el nuevo evangelio del reino está dominado por la convicción de la verdad, "el Espíritu de la Verdad eterna y universal"

Y ahora, puesto que él como persona se ha ido del mundo, envía en su lugar a su Espíritu de la Verdad, destinado a vivir en el hombre, y para cada nueva generación formular de nuevo el mensaje de Jesús, para que cada nuevo grupo de mortales que aparezca sobre la superficie de la tierra, tenga una versión nueva y actualizada del evangelio, un esclarecimiento personal y una guía colectiva que sea una solución eficaz a las siempre cambiantes y variadas dificultades espirituales del hombre.

No cometas el error de esperar que tendrás intelectualmente una poderosa conciencia del Espíritu de la Verdad derramado. El espíritu no crea nunca una conciencia de sí mismo, sino tan solo una conciencia de Miguel, el Hijo.

También, el Espíritu de la Verdad vino para ayudar al creyente a atestiguar las realidades de las enseñanzas de Jesús y de su vida tal como la vivió en la carne.

Así pues es evidente que el Espíritu de la Verdad viene en realidad para conducir a todos los creyentes a toda la verdad, al conocimiento cada vez mas amplio de la experiencia de la conciencia espiritual viva y creciente de la realidad de la filiación con Dios eterna y ascendente.

A partir del envío del Espíritu de la Verdad, el hombre está sujeto a la enseñanza y guía de una triple dote espiritual:

El espíritu del Padre, el Ajustador del Pensamiento.

El espíritu del Hijo, el Espíritu de la Verdad.

El espíritu del Espíritu, el Espíritu Santo.

Es para siempre verdad que"donde se encuentra el espíritu del Señor, se encuentra la libertad", en este día el Espíritu de la Verdad se tornó el don personal del Maestro para cada mortal.

La llegada del Espíritu de la Verdad en Pentecostés, posibilitó una religión que no es ni radical ni conservadora, ni antigua ni nueva; no está dominada ni por los viejos ni por los jóvenes.

El Espíritu de la Verdad se ocupa principalmente de la revelación de la naturaleza espiritual del Padre y del carácter moral del hijo.

Cuando el hombre rinde los "frutos del espíritu" en su vida, simplemente exhibe los rasgos que el Maestro manifestó en su vida terrenal.

*El otorgamiento del Espíritu de la Verdad aconteció independientemente de toda forma, ceremonia, lugar sagrado y conducta especial por parte de los que recibieron la plenitud de su manifestación. Cuando el espíritu descendió sobre los que se encontraban en el aposento superior, ellos simplemente estaban sentados allí, después de haber orado en silencio. El espíritu descendió tanto en el campo como en la ciudad. No fue necesario que los apóstoles se retiraran a un lugar aislado y que pasaron años de meditación solitaria para recibir el espíritu.

Para siempre, Pentecostés disocia la idea de la experiencia espiritual del concepto de un medio ambiente particularmente favorable.*

La llegada del Espíritu de la Verdad purifica el corazón humano y conduce al que lo recibe a formular un propósito de vida dedicado exclusivamente a hacer la voluntad de Dios y promover el bienestar de los hombres.

La felicidad de este espíritu derramado cuando se experimenta conscientemente en la vida humana, es tónico para la salud, estímulo para la mente y energía infalible para el alma. (pags. 1536, 1948 al 1951, desde 2060 al 2065)

COMO ENSEÑABA JESUS

Por esta época empezó Jesús a emplear por primera vez el método de la parábola en sus enseñanzas a las multitudes que tan frecuentemente se congregaban a su alrededor.

Muy pronto comenzó a llegar gente de Capernaum y de las aldeas cercanas, y para las diez de la mañana, se habían congregado casi mil personas en la orilla del mar cerca de la barca de Jesús y clamaban su atención. Pedro ya se había levantado y dirigiéndose a la barca dijo a Jesús:

"Maestro, ¿debo hablarles?". Pero Jesús respondió: "No Pedro, yo les contaré un cuento". Entonces Jesús comenzó el relato de la Parábola del Sembrador, una de las primeras en la larga serie de dichas parábolas que enseño a las multitudes que le seguían.

"Un sembrador salió a sembrar, y ocurrió que al sembrar, algunas de las semillas cayeron en el camino y fueron pisadas y devoradas por los pájaros del cielo. Otra semilla cayó entre las rocas, donde había poca tierra, e inmediatamente esa semilla brotó porque la tierra no era muy honda, pero pronto brilló el sol y la quemó porque como no tenía raíz no podía absorber humedad. Otra semilla cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron de modo que no dio grano. Pero otra semilla cayó en buena tierra, y al crecer, dió buenas espigas, y algunas espigas dieron treinta granos, otras setenta, y algunas cien". "El que tiene oído para oir, que oiga"

Los apóstoles y los que estaban con ellos cuando oyeron a Jesús enseñar a la gente de esta manera, estuvieron grandemente perplejos y después de mucho conversar entre ellos, esa noche en el jardín de Zebedeo, Mateo dijo a Jesús: "Maestro ¿cuál es el significado de las oscuras palabras que hablas a la multitud? ¿ Por qué les hablas en parábolas a los que buscan la verdad?" Jesús contestó:

"Con paciencia os he instruído todo este tiempo. A vosotros os han dado a conocer los misterios del reino del cielo, pero las muchedumbres que no disciernen y aquellos que buscan nuestra destrucción, los misterios del reino les serán presentados de ahora en adelante en parábolas".

"Hijos mios, acaso no percibís la ley del espíritu que decreta que al que tiene, se le dará aún más y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Por lo tanto,

de aquí en adelante mucho hablaré yo a las gentes en parábolas para que nuestros amigos y los que desean conocer la verdad puedan encontrar lo que buscan, y nuestros enemigos y los que no aman la verdad puedan oir sin comprender."

"Antes de que se os hable sobre esta parábola, ¿tiene alguno entre vosotros algo más que decir?" Después de un momento de silencio, Tomás habló: "Si Maestro, deseo decir unas pocas palabras. Recuerdo que tú cierta vez nos dijiste que nos cuidaramos de esto mismo. Nos instruíste que, al usar ilustraciones en nuestra predicación, debemos emplear historias verdaderas y no fábulas, y que debemos seleccionar la historia que mejor se adapte a la ilustración de una verdad central y vital que deseemos enseñar a la gente, y que después de usar así dicha historia, no hemos de intentar la aplicación espiritual de todos los detalles menores relativos al relato mismo".

"Bién hecho Tomás; has dicernido el verdadero significado de las parábolas; pero tanto Pedro como Natanael os han hecho igual bién a todos, porque ilustraron tan plenamente el peligro que se corre al querer convertir mis parábolas en alegorías. En vuestro corazón podeis emprender frecuentemente y con beneficio estos vuelos de la imaginación especulativa , pero cometéis un error si intentáis ofrecer vuestras conclusiones como parte de vuestra enseñanza pública". Fue esta una sesión muy beneficiosa para los apóstoles y sus asociados, especialmente porque de allí en adelante, Jesús empleó más y más parábolas en sus enseñanzas públicas.

Al enseñar a los apóstoles el valor de las parábolas, Jesús llamó la atención sobre los siguientes puntos:

La parábola posibilita la llamada simultánea a niveles vastamente diferentes de mente y espíritu.

La parábola estimula la imaginación, desafía la discriminación y provoca el pensamiento crítico;

Promueve la simpatía sin despertar el antagonismo.

La parábola va de las cosas conocidas al discernimiento de los desconocido.

La parábola utiliza lo material y lo natural como medio de introducción de lo espiritual y lo supermaterial.

Las parábolas favorecen la toma de decisiones morales con imparcialidad.

La parábola evade gran parte de los prejuicios y coloca una nueva verdad en la mente y lo hace con donaire y hace todo esto casi sin despertar la autodefensa del resentimiento personal.

El uso de parábola como medio de enseñanza, permite al instructor presentar nuevas y aún sorprendentes verdades, evitando al mismo tiempo en gran parte, toda controversia y enfrentamiento exterior con la tradición y las autoridades establecidas.

(pags 1688,1689,1690,1691 y 1692)

LAS ENSEÑANZAS SOBRE LA ORACIÓN Y LA ADORACIÓN

En las conferencias nocturnas en el Monte Gerizim, Jesús enseñó muchas grandes verdades y en particular acentuó lo siguiente:

La verdadera religión es el acto de un alma en sus relaciones autoconscientes con el Creador; la religión organizada es el intento del hombre de socializar la adoración de los religionistas individuales.

La adoración - la contemplación de lo espiritual - debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debe alternar con el esparcimiento; la religión debe ser equilibrada por el buen humor. La filosofía profunda debe ser aliviada por el ritmo de la poesía. El esfuerzo del vivir- la atención temporal de la personalidad - debe ser aliviada por el reposo de la adoración. Las sensaciones de inseguridad que surgen del temor al aislamiento de la personalidad en el universo, deben ser contrarrestadas por la contemplación en fé del Padre y por el intento de comprender al Supremo.

La oración tiene el objeto de hacer que el hombre piense menos pero que comprenda más; no está hecha para aumentar el conocimiento sino más bién para ampliar el discernimiento.

La adoración tiene el objeto de anticipar una vida mejor en el futuro y después reflejar estas nuevas significancias espirituales sobre la vida en el presente. La oración sostiene a uno espiritualmente, pero la adoración es divinamente creadora.

La adoración es la técnica de buscar en el Unico la inspiración para servir a muchos. La adoración es la vara que mide el grado de desprendimiento del alma del universo material y su vinculación simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación.

El orar es recordar así mismo- pensamiento sublime - , el adorar el olvidar así mismo - superpensamiento . La adoración es atención sin esfuerzo, descanso real e ideal del alma, ejercicio espiritual que lleva al sosiego.

La adoración es el acto de una parte que se identifica con el Todo; lo finito con lo Infinito; el hijo con el Padre; el tiempo en el acto de marcar el paso con la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del hijo con el Padre divino, la asunción de actitudes refrescantes, creadoras, fraternales y románticas por parte del alma -espíritu humano. (pags. 1616)

EL TEMOR AL SEÑOR

Fue en Gamala, durante la lección de la tarde, donde Felipe dijo a Jesús: "¿Maestro, por qué nos instruyen las Escrituras que "temamos al Señor" mientras tú quieres que contemplemos sin temores al Padre en el cielo?"

"El temor al Señor" ha tenido significados diferentes a través de las épocas, partiendo del temor, pasando por la angustia y el terror, hasta llegar al respeto y a la reverencia

Ahora quiero llevaros a la reverencia, a través del reconocimiento la comprensión y la apreciación al amor. Cuando el hombre reconoce solo las obras de Dios, tiende a temer al Supremo; pero cuando el hombre comienza a comprender y a experimentar la personalidad y el carácter del Dios vivo, es conducido cada vez más al amor de un padre tan bueno y perfecto, tan universal y eterno. Es este cambio de la relación del hombre con Dios el que constituye la misión del Hijo del Hombre en la tierra."

"La bondad de Dios conduce al arrepentimiento; la beneficencia de Dios conduce al servicio; la misericordia de Dios conduce a la salvación, mientras que el amor de Dios conduce a la adoración inteligente y expontánea."

"El poder de Dios engendra temor en el corazón del hombre, pero la nobleza y la rectitud de su personalidad originan reverencia amor y adoración voluntariosa."

"He venido al mundo para poner amor en el lugar del temor, gozo en el lugar de la pena, confianza en el lugar del terror, servicio amante y adoración apreciativa en lugar de esclavitud encadenada y ceremonias sin significado. Pero aún es verdad para los que se sientan en las tinieblas que "el temor al Señor es el comienzo de la sabiduría".

"Se os ha enseñado que vosotros debeis "temer a Dios y guardar sus mandamientos porque ese es el todo deber del hombre", Pero yo he venido para daros un nuevo mandamiento aún más alto. Quiero enseñaros ha "amar a Dios y aprender a hacer su voluntad, porque ese es el privilegio más elevado de los hijos liberados de Dios". A vuestros padres se enseñó a temer a Dios -el rey todo poderoso, yo os enseño a amar a Dios - el Padre todo misericordioso".

"Dejad pues de temer a Dios como a un rey o de servirle como a un amo; aprended a tenerle reverencia como a Creador; a honrarle como al Padre de vuestra juventud espiritual; a amarlo como a un defensor misericordioso, y finalmente, a adorarlo como al Padre amante y omnisapiente de vuestra comprensión y apreciación espiritual más maduras". (pags. 1675,1676)

LA ENTREGA AL PADRE PARA SER FELICES

La moralidad nunca se puede promover ni por ley ni por fuerza. Es un asunto personal de libre albedrío que debe diseminarse mediante el contagio por contacto de las personas moralmente atrayentes con aquellas que responden menos moralmente, pero que también tienen en cierta medida , el deseo de hacer la voluntad del Padre.

Las acciones morales son aquellas realizaciones humanas que se caracterizan por la inteligencia más elevada, dirigidas por una discriminación selectiva en la elección de los fines superiores, así como también en la selección de los medios morales para conseguir esos fines. Dicha conducta es virtuosa. La virtud suprema por lo tanto es elegir de todo corazón hacer la voluntad del Padre en los cielos.

"Todo hijo terrenal que siga la dirección de este espíritu finalmente conocerá la voluntad de Dios, y el que se someta a la voluntad de mi Padre, vivirá para siempre. No se os ha aclarado el camino que conduce de la vida terrestre al estado eterno, pero hay un camino, siempre lo ha habido, y yo he venido para hacer nuevo y vivo este camino".

Si hacéis la voluntad del Padre en el cielo, no dejaréis jamás de alcanzar la vida eterna de progreso en el reino divino.

No olvidéis jamás que hay tan solo una aventura que es más satisfactoria y emocionante que el intento de descubrir la voluntad del Dios vivo, y esa es la experiencia suprema de tratar honestamente de hacer la voluntad divina.

Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador no sumerge ni sede su personalidad ; los participantes individuales con personalidad en la actualización del Dios finito, no pierden su yo volitivo por funcionar así. Más bién estas personalidades se aumentan progresivamente por su participación en esta gran aventura a la deidad; mediante dicha unión con la divinidad, el hombre exalta, enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo de la supremacía.

Cuanto más se aleja el hombre de Dios, más se acercará a la no realidad -a la cesación de la existencia-. Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene, Dios hace que ese hombre sea más de lo que es.

"¿Por qué ocurre que algunas personas están tanto más dichosas y conformes que otras?

¿ Es el contentamiento asunto de experiencia religiosa?" Entre otras cosas Jesús dijo en respuesta a la pregunta de Simón:

"Simón, algunas personas son por naturaleza más felices que otras. Muchísimo depende del deseo del hombre de ser conducido y dirigido por el Espíritu del Padre que reside en él. ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras las palabras del sabio, "El espíritu del hombre es la candela del Señor, la cuál escudriña lo más profundo de todo el ser?"

(pags. 193, 1642, 1601, 1732, 1285 y 1674)

Parte IV