LA VERDAD Y LA FE
La verdad no se puede definir en palabras, sino tan solo viviéndolas. La
verdad es siempre más que conocimiento. El conocimiento pertenece a las cosas
observadas, pero la verdad trasciende esos niveles puramente materiales porque
se asocia con la sabiduría y abarca tales imponderables como la experiencia
humana, incluso la realidades espirituales y vivientes.
El conocimiento tiene que ver con los hechos; la sabiduría con las relaciones;
la verdad con los valores de la realidad.
La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es el deleite supremo
del alma humana; es la creación conjunta de la mente material y del espíritu
residente.
La salvación eterna de esta alma que discierne la verdad y que es amante
de la belleza, está asegurada por el hambre y sed de bondad que conducen a
este mortal a desarrollar una singularidad de propósito dedicada a hacer la
voluntad del Padre, a encontrar a Dios y a asemejarse a él.
Pero la verdad no puede convertirse nunca en una posesión del hombre sin
el ejercicio de la fé. La fé actúa para descargar las actividades sobrehumanas
de la chispa divina, el germen inmortal que vive dentro de la mente del hombre
y que es el potencial de la supervivencia eterna.
La presencia del espíritu del Paraíso en la mente del hombre constituye la
promesa de revelación y la garantía de fé de una existencia eterna de progresión
divina para todas las almas que tratan de alcanzar identidad con este fragmento
espiritual inmortal y residente del Padre universal.
La fé alimenta y mantiene el alma del hombre en medio de la confusión de
su orientación primitiva en un universo tan basto.
La fé es un atributo vivo de la experiencia religiosa personal genuina. Una
persona cree en la verdad, admira la belleza y reverencia la bondad, pero
no las adora; esta actitud de fé salvadora esta centrada solamente en Dios,
quien es todas estas cosas personificadas e infinitamente más.
La fé viva no fomenta el fanatismo, la persecución ni la intolerancia.
La fé vitaliza la religión y obliga al religionista a vivir heróicamente
de acuerdo con la regla de oro.
Jesús les aclaró a los apóstoles la diferencia entre el arrepentimiento por
las así llamadas buenas obras que enseñaban los judíos y el cambio producido
en la mente por la fé- el nuevo nacimiento- que él exigía como precio de admisión
en el reino. Enseñó a sus apóstoles que la fé era el único requisito para
entrar en el reino del Padre.
"Juan vino a predicar arrepentimiento para preparaos para el reino; ahora
yo he venido a proclamar la fe, el regalo de Dios, como el precio de entrada
en el reino del cielo".
"No busquéis pues la paz falsa y el gozo pasajero, sino la seguridad de la
fé y la certidumbre de la filiación divina, que dan serenidad contentamiento
y gozo supremo en el espíritu".
"La salvación es el don del Padre, y es revelada por sus Hijos. Vuestra aceptación
mediante la fé os permite compartir de la naturaleza divina, ser hijo o hija
de Dios. Por la fé estáis justificados; por la fé sois salvados; y por la
misma fé, avanzaréis eternamente en el camino de la perfección progresiva
y divina".
Jesús no se aferró a la fé en Dios así como lo haría un alma en guerra con
el universo y en lucha de muerte con un mundo hostil y pecaminoso; no recurrió
a la fé como simple consuelo cuando estaba plagado de dificultades, ni como
alivio cuando lo amenazaba la desesperanza; su fé no fue tan solo una compensación
ilusoria de las realidades desagradables y de las congojas del vivir.
Jesús disfrutó de la certeza vigorizadora de poseer una fé sin incertidumbres
y en cada una de las situaciones difíciles de la vida, infaliblemente exhibió
una lealtad inamovible a la voluntad del Padre. Esta fé estupenda permaneció
impávida aún frente a la amenaza cruel y sobrecogedora de una muerte ignominiosa.
La fé de Jesús llegó a la confianza pura de un niño. Su fé fue tan absoluta
y certera que respondía al encanto de la relación con los semejantes y a las
maravillas del universo.
La vida terrenal estuvo dedicada a un gran propósito: hacer la voluntad del
Padre, vivir la vida humana religiosamente y por la fé.
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
"El Padre, que está en el cielo, envía su espíritu para que habite la mente
de los hombres, y cuando yo haya terminado mi obra en la tierra, así mismo
será derramado el Espíritu de la Verdad sobre toda carne".
"El Espíritu de mi Padre y el Espíritu de la Verdad os establecerán en el
reino venidero de comprensión espiritual y rectitud divina. Y conoceréis a
este espíritu cuando llegue, aún cuando me habéis conocido a mí, y recibiréis
este don en vuestro corazón y él permanecerá con vosotros. No os dejaré desolados.
¿ Acaso no discernís que es mejor para mí que me vaya; que os deje en la carne,
para poder estar con vosotros mejor y más plenamente en el espíritu?
Dentro de unas pocas horas, el mundo ya no me verá; pero vosotros seguiréis
conociéndome en vuestro corazón aún hasta que yo envíe a este nuevo maestro,
el Espíritu de la Verdad.
Así como mi Padre me ha dado de su espíritu, así os daré yo de mi espíritu.
Este Espíritu de la Verdad que os donaré os guiará y os confortará y finalmente
os conducirá a toda la verdad
Dentro de muy poco tiempo os enviaré mi espíritu, tal como yo excepto por
este cuerpo material. Este nuevo maestro es el Espíritu de la Verdad que vivirá
con cada uno de vosotros, en vuestro corazón, y así todos los hijos de la
luz serán uno y serán atraídos unos a los otros. Y de esta misma manera mi
Padre y Yo podemos vivir en el alma de cada uno de vosotros y también en el
corazón de todos los demás hombres que nos aman y realizan este amor en sus
experiencias amándose los unos a los otros, aún como yo ahora os amo a vosotros.
El verdadero hijo del discernimiento universal busca el Espíritu vivo de
la Verdad en toda palabra sabia. El amor, el altruísmo, debe someterse a una
interpretación constante y viva de readaptación de las relaciones de acuerdo
con la guía del Espíritu de la Verdad.
La vieja religión era motivada por la conciencia del temor, el nuevo evangelio
del reino está dominado por la convicción de la verdad, "el Espíritu de la
Verdad eterna y universal"
Y ahora, puesto que él como persona se ha ido del mundo, envía en su lugar
a su Espíritu de la Verdad, destinado a vivir en el hombre, y para cada nueva
generación formular de nuevo el mensaje de Jesús, para que cada nuevo grupo
de mortales que aparezca sobre la superficie de la tierra, tenga una versión
nueva y actualizada del evangelio, un esclarecimiento personal y una guía
colectiva que sea una solución eficaz a las siempre cambiantes y variadas
dificultades espirituales del hombre.
No cometas el error de esperar que tendrás intelectualmente una poderosa
conciencia del Espíritu de la Verdad derramado. El espíritu no crea nunca
una conciencia de sí mismo, sino tan solo una conciencia de Miguel, el Hijo.
También, el Espíritu de la Verdad vino para ayudar al creyente a atestiguar
las realidades de las enseñanzas de Jesús y de su vida tal como la vivió en
la carne.
Así pues es evidente que el Espíritu de la Verdad viene en realidad para
conducir a todos los creyentes a toda la verdad, al conocimiento cada vez
mas amplio de la experiencia de la conciencia espiritual viva y creciente
de la realidad de la filiación con Dios eterna y ascendente.
A partir del envío del Espíritu de la Verdad, el hombre está sujeto a la
enseñanza y guía de una triple dote espiritual:
El espíritu del Padre, el Ajustador del Pensamiento.
El espíritu del Hijo, el Espíritu de la Verdad.
El espíritu del Espíritu, el Espíritu Santo.
Es para siempre verdad que"donde se encuentra el espíritu del Señor, se encuentra
la libertad", en este día el Espíritu de la Verdad se tornó el don personal
del Maestro para cada mortal.
La llegada del Espíritu de la Verdad en Pentecostés, posibilitó una religión
que no es ni radical ni conservadora, ni antigua ni nueva; no está dominada
ni por los viejos ni por los jóvenes.
El Espíritu de la Verdad se ocupa principalmente de la revelación de la
naturaleza espiritual del Padre y del carácter moral del hijo.
Cuando el hombre rinde los "frutos del espíritu" en su vida, simplemente
exhibe los rasgos que el Maestro manifestó en su vida terrenal.
*El otorgamiento del Espíritu de la Verdad aconteció independientemente de
toda forma, ceremonia, lugar sagrado y conducta especial por parte de los
que recibieron la plenitud de su manifestación. Cuando el espíritu descendió
sobre los que se encontraban en el aposento superior, ellos simplemente estaban
sentados allí, después de haber orado en silencio. El espíritu descendió tanto
en el campo como en la ciudad. No fue necesario que los apóstoles se retiraran
a un lugar aislado y que pasaron años de meditación solitaria para recibir
el espíritu.
Para siempre, Pentecostés disocia la idea de la experiencia espiritual del
concepto de un medio ambiente particularmente favorable.*
La llegada del Espíritu de la Verdad purifica el corazón humano y conduce
al que lo recibe a formular un propósito de vida dedicado exclusivamente a
hacer la voluntad de Dios y promover el bienestar de los hombres.
La felicidad de este espíritu derramado cuando se experimenta conscientemente
en la vida humana, es tónico para la salud, estímulo para la mente y energía
infalible para el alma. (pags. 1536, 1948 al 1951, desde 2060 al 2065)
COMO ENSEÑABA JESUS
Por esta época empezó Jesús a emplear por primera vez el método de la parábola
en sus enseñanzas a las multitudes que tan frecuentemente se congregaban a
su alrededor.
Muy pronto comenzó a llegar gente de Capernaum y de las aldeas cercanas,
y para las diez de la mañana, se habían congregado casi mil personas en la
orilla del mar cerca de la barca de Jesús y clamaban su atención. Pedro ya
se había levantado y dirigiéndose a la barca dijo a Jesús:
"Maestro, ¿debo hablarles?". Pero Jesús respondió: "No Pedro, yo les contaré
un cuento". Entonces Jesús comenzó el relato de la Parábola del Sembrador,
una de las primeras en la larga serie de dichas parábolas que enseño a las
multitudes que le seguían.
"Un sembrador salió a sembrar, y ocurrió que al sembrar, algunas de las semillas
cayeron en el camino y fueron pisadas y devoradas por los pájaros del cielo.
Otra semilla cayó entre las rocas, donde había poca tierra, e inmediatamente
esa semilla brotó porque la tierra no era muy honda, pero pronto brilló el
sol y la quemó porque como no tenía raíz no podía absorber humedad. Otra semilla
cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron de modo que no dio
grano. Pero otra semilla cayó en buena tierra, y al crecer, dió buenas espigas,
y algunas espigas dieron treinta granos, otras setenta, y algunas cien". "El
que tiene oído para oir, que oiga"
Los apóstoles y los que estaban con ellos cuando oyeron a Jesús enseñar a
la gente de esta manera, estuvieron grandemente perplejos y después de mucho
conversar entre ellos, esa noche en el jardín de Zebedeo, Mateo dijo a Jesús:
"Maestro ¿cuál es el significado de las oscuras palabras que hablas a la multitud?
¿ Por qué les hablas en parábolas a los que buscan la verdad?" Jesús contestó:
"Con paciencia os he instruído todo este tiempo. A vosotros os han dado
a conocer los misterios del reino del cielo, pero las muchedumbres que no
disciernen y aquellos que buscan nuestra destrucción, los misterios del reino
les serán presentados de ahora en adelante en parábolas".
"Hijos mios, acaso no percibís la ley del espíritu que decreta que al que
tiene, se le dará aún más y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, hasta
lo poco que tiene se le quitará. Por lo tanto,
de aquí en adelante mucho hablaré yo a las gentes en parábolas para que
nuestros amigos y los que desean conocer la verdad puedan encontrar lo que
buscan, y nuestros enemigos y los que no aman la verdad puedan oir sin comprender."
"Antes de que se os hable sobre esta parábola, ¿tiene alguno entre vosotros
algo más que decir?" Después de un momento de silencio, Tomás habló: "Si Maestro,
deseo decir unas pocas palabras. Recuerdo que tú cierta vez nos dijiste que
nos cuidaramos de esto mismo. Nos instruíste que, al usar ilustraciones en
nuestra predicación, debemos emplear historias verdaderas y no fábulas, y
que debemos seleccionar la historia que mejor se adapte a la ilustración de
una verdad central y vital que deseemos enseñar a la gente, y que después
de usar así dicha historia, no hemos de intentar la aplicación espiritual
de todos los detalles menores relativos al relato mismo".
"Bién hecho Tomás; has dicernido el verdadero significado de las parábolas;
pero tanto Pedro como Natanael os han hecho igual bién a todos, porque ilustraron
tan plenamente el peligro que se corre al querer convertir mis parábolas en
alegorías. En vuestro corazón podeis emprender frecuentemente y con beneficio
estos vuelos de la imaginación especulativa , pero cometéis un error si intentáis
ofrecer vuestras conclusiones como parte de vuestra enseñanza pública". Fue
esta una sesión muy beneficiosa para los apóstoles y sus asociados, especialmente
porque de allí en adelante, Jesús empleó más y más parábolas en sus enseñanzas
públicas.
Al enseñar a los apóstoles el valor de las parábolas, Jesús llamó la atención
sobre los siguientes puntos:
La parábola posibilita la llamada simultánea a niveles vastamente diferentes
de mente y espíritu.
La parábola estimula la imaginación, desafía la discriminación y provoca
el pensamiento crítico;
Promueve la simpatía sin despertar el antagonismo.
La parábola va de las cosas conocidas al discernimiento de los desconocido.
La parábola utiliza lo material y lo natural como medio de introducción de
lo espiritual y lo supermaterial.
Las parábolas favorecen la toma de decisiones morales con imparcialidad.
La parábola evade gran parte de los prejuicios y coloca una nueva verdad
en la mente y lo hace con donaire y hace todo esto casi sin despertar la autodefensa
del resentimiento personal.
El uso de parábola como medio de enseñanza, permite al instructor presentar
nuevas y aún sorprendentes verdades, evitando al mismo tiempo en gran parte,
toda controversia y enfrentamiento exterior con la tradición y las autoridades
establecidas.
(pags 1688,1689,1690,1691 y 1692)
LAS ENSEÑANZAS SOBRE LA ORACIÓN Y LA ADORACIÓN
En las conferencias nocturnas en el Monte Gerizim, Jesús enseñó muchas grandes
verdades y en particular acentuó lo siguiente:
La verdadera religión es el acto de un alma en sus relaciones autoconscientes
con el Creador; la religión organizada es el intento del hombre de socializar
la adoración de los religionistas individuales.
La adoración - la contemplación de lo espiritual - debe alternar con el servicio,
el contacto con la realidad material. El trabajo debe alternar con el esparcimiento;
la religión debe ser equilibrada por el buen humor. La filosofía profunda
debe ser aliviada por el ritmo de la poesía. El esfuerzo del vivir- la atención
temporal de la personalidad - debe ser aliviada por el reposo de la adoración.
Las sensaciones de inseguridad que surgen del temor al aislamiento de la personalidad
en el universo, deben ser contrarrestadas por la contemplación en fé del Padre
y por el intento de comprender al Supremo.
La oración tiene el objeto de hacer que el hombre piense menos pero que comprenda
más; no está hecha para aumentar el conocimiento sino más bién para ampliar
el discernimiento.
La adoración tiene el objeto de anticipar una vida mejor en el futuro y después
reflejar estas nuevas significancias espirituales sobre la vida en el presente.
La oración sostiene a uno espiritualmente, pero la adoración es divinamente
creadora.
La adoración es la técnica de buscar en el Unico la inspiración para servir
a muchos. La adoración es la vara que mide el grado de desprendimiento del
alma del universo material y su vinculación simultánea y segura a las realidades
espirituales de toda la creación.
El orar es recordar así mismo- pensamiento sublime - , el adorar el olvidar
así mismo - superpensamiento . La adoración es atención sin esfuerzo, descanso
real e ideal del alma, ejercicio espiritual que lleva al sosiego.
La adoración es el acto de una parte que se identifica con el Todo; lo finito
con lo Infinito; el hijo con el Padre; el tiempo en el acto de marcar el paso
con la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del hijo con
el Padre divino, la asunción de actitudes refrescantes, creadoras, fraternales
y románticas por parte del alma -espíritu humano. (pags. 1616)
EL TEMOR AL SEÑOR
Fue en Gamala, durante la lección de la tarde, donde Felipe dijo a Jesús:
"¿Maestro, por qué nos instruyen las Escrituras que "temamos al Señor" mientras
tú quieres que contemplemos sin temores al Padre en el cielo?"
"El temor al Señor" ha tenido significados diferentes a través de las épocas,
partiendo del temor, pasando por la angustia y el terror, hasta llegar al
respeto y a la reverencia
Ahora quiero llevaros a la reverencia, a través del reconocimiento la comprensión
y la apreciación al amor. Cuando el hombre reconoce solo las obras de Dios,
tiende a temer al Supremo; pero cuando el hombre comienza a comprender y a
experimentar la personalidad y el carácter del Dios vivo, es conducido cada
vez más al amor de un padre tan bueno y perfecto, tan universal y eterno.
Es este cambio de la relación del hombre con Dios el que constituye la misión
del Hijo del Hombre en la tierra."
"La bondad de Dios conduce al arrepentimiento; la beneficencia de Dios conduce
al servicio; la misericordia de Dios conduce a la salvación, mientras que
el amor de Dios conduce a la adoración inteligente y expontánea."
"El poder de Dios engendra temor en el corazón del hombre, pero la nobleza
y la rectitud de su personalidad originan reverencia amor y adoración voluntariosa."
"He venido al mundo para poner amor en el lugar del temor, gozo en el lugar
de la pena, confianza en el lugar del terror, servicio amante y adoración
apreciativa en lugar de esclavitud encadenada y ceremonias sin significado.
Pero aún es verdad para los que se sientan en las tinieblas que "el temor
al Señor es el comienzo de la sabiduría".
"Se os ha enseñado que vosotros debeis "temer a Dios y guardar sus mandamientos
porque ese es el todo deber del hombre", Pero yo he venido para daros un nuevo
mandamiento aún más alto. Quiero enseñaros ha "amar a Dios y aprender a hacer
su voluntad, porque ese es el privilegio más elevado de los hijos liberados
de Dios". A vuestros padres se enseñó a temer a Dios -el rey todo poderoso,
yo os enseño a amar a Dios - el Padre todo misericordioso".
"Dejad pues de temer a Dios como a un rey o de servirle como a un amo; aprended
a tenerle reverencia como a Creador; a honrarle como al Padre de vuestra juventud
espiritual; a amarlo como a un defensor misericordioso, y finalmente, a adorarlo
como al Padre amante y omnisapiente de vuestra comprensión y apreciación espiritual
más maduras". (pags. 1675,1676)
LA ENTREGA AL PADRE PARA SER FELICES
La moralidad nunca se puede promover ni por ley ni por fuerza. Es un asunto
personal de libre albedrío que debe diseminarse mediante el contagio por contacto
de las personas moralmente atrayentes con aquellas que responden menos moralmente,
pero que también tienen en cierta medida , el deseo de hacer la voluntad del
Padre.
Las acciones morales son aquellas realizaciones humanas que se caracterizan
por la inteligencia más elevada, dirigidas por una discriminación selectiva
en la elección de los fines superiores, así como también en la selección de
los medios morales para conseguir esos fines. Dicha conducta es virtuosa.
La virtud suprema por lo tanto es elegir de todo corazón hacer la voluntad
del Padre en los cielos.
"Todo hijo terrenal que siga la dirección de este espíritu finalmente conocerá
la voluntad de Dios, y el que se someta a la voluntad de mi Padre, vivirá
para siempre. No se os ha aclarado el camino que conduce de la vida terrestre
al estado eterno, pero hay un camino, siempre lo ha habido, y yo he venido
para hacer nuevo y vivo este camino".
Si hacéis la voluntad del Padre en el cielo, no dejaréis jamás de alcanzar
la vida eterna de progreso en el reino divino.
No olvidéis jamás que hay tan solo una aventura que es más satisfactoria
y emocionante que el intento de descubrir la voluntad del Dios vivo, y esa
es la experiencia suprema de tratar honestamente de hacer la voluntad divina.
Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador no sumerge ni sede
su personalidad ; los participantes individuales con personalidad en la actualización
del Dios finito, no pierden su yo volitivo por funcionar así. Más bién estas
personalidades se aumentan progresivamente por su participación en esta gran
aventura a la deidad; mediante dicha unión con la divinidad, el hombre exalta,
enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo
de la supremacía.
Cuanto más se aleja el hombre de Dios, más se acercará a la no realidad
-a la cesación de la existencia-. Cuando el hombre consagra su voluntad a
hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene,
Dios hace que ese hombre sea más de lo que es.
"¿Por qué ocurre que algunas personas están tanto más dichosas y conformes
que otras?
¿ Es el contentamiento asunto de experiencia religiosa?" Entre otras cosas
Jesús dijo en respuesta a la pregunta de Simón:
"Simón, algunas personas son por naturaleza más felices que otras. Muchísimo
depende del deseo del hombre de ser conducido y dirigido por el Espíritu del
Padre que reside en él. ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras las palabras
del sabio, "El espíritu del hombre es la candela del Señor, la cuál escudriña
lo más profundo de todo el ser?"
(pags. 193, 1642, 1601, 1732, 1285 y 1674)
Parte IV