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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 120

LA DONACIÓN DE MIGUEL EN URANTIA

1323:1  120:0.1 DESIGNADO por Gabriel para supervisar la nueva presentación de la vida de Miguel en Urantia en la similitud de la carne mortal, yo, el Melquisedec director de la comisión reveladora a cargo de esta tarea, estoy autorizado para presentar este relato de ciertos acontecimientos inmediatamente anteriores a la llegada del Hijo Creador a Urantia para abordar la fase final de su experiencia de donación en el universo. Vivir una vida idéntica a la que él impone a los seres inteligentes de su propia creación, donarse así en la similitud de sus diversas órdenes de seres creados, es una parte del precio que cada Hijo Creador debe pagar para conseguir la soberanía completa y suprema del universo de cosas y de seres construído por él.
1323:2  120:0.2 Antes de los acontecimientos que estoy a punto de describir, Miguel de Nebadon se había donado seis veces, en la similitud de seis órdenes diferentes de su variada creación de seres inteligentes. A continuación, se preparó para descender a Urantia en la similitud de los mortales, la orden más humilde de sus criaturas volitivas inteligentes y, como tal humano del reino material, ejecutar el último acto del drama consistente en adquirir la soberanía de su universo, de acuerdo con los mandatos de los divinos Gobernantes Paradisíacos del universo de universos.
1323:3  120:0.3 En el transcurso de cada una de las donaciones precedentes, Miguel no sólo adquirió la experiencia finita de un grupo de sus seres creados, sino también una experiencia esencial de cooperación con el Paraíso que, en sí misma y por sí misma, contribuiría además a establecerlo como soberano del universo creado por él. En cualquier momento del tiempo pasado del universo local, Miguel podía haber afirmado su soberanía personal como Hijo Creador, y como Hijo Creador, podía haber gobernado su universo de la manera que hubiera escogido. Si esto hubiera ocurrido, Manuel y los Hijos asociados del Paraíso se hubieran marchado del universo. Pero Miguel no deseaba gobernar Nebadon simplemente según su propio derecho aislado como Hijo Creador. Deseaba ascender, a través de una experiencia efectiva de subordinación cooperativa a la Trinidad del Paraíso, hasta esa elevada posición en el estado universal que lo cualificara para gobernar su universo y administrar sus asuntos con la perfección de perspicacia y la sabiduría de ejecución que un día caracterizarán al gobierno sublime del Ser Supremo. No aspiraba a la perfección de gobierno como Hijo Creador, sino a la supremacía administrativa como personificación de la sabiduría universal y de la experiencia divina del Ser Supremo.
1324:1  120:0.4 Por consiguiente, Miguel tenía una doble finalidad al efectuar estas siete donaciones a las diversas órdenes de criaturas de su universo. En primer lugar, completaba la experiencia necesaria de comprensión de las criaturas que se exige a todos los Hijos Creadores antes de que asuman la soberanía completa. En cualquier momento, un Hijo Creador puede gobernar su universo por su propio derecho, pero sólo puede gobernar como representante supremo de la Trinidad del Paraíso después de haber pasado por las siete donaciones a las criaturas de su universo. En segundo lugar, aspiraba al privilegio de representar la máxima autoridad de la Trinidad del Paraíso que puede ser ejercida en la administración directa y personal de un universo local. En consecuencia, durante la experiencia de cada una de sus donaciones en el universo, Miguel se subordinó voluntariamente, con éxito y agrado, a las voluntades combinadas de las diversas asociaciones de las personas de la Trinidad del Paraíso. Es decir, en la primera donación se sometió a la voluntad combinada del Padre, del Hijo y del Espíritu; en la segunda, a la voluntad del Padre y del Hijo; en la tercera, a la voluntad del Padre y del Espíritu; en la cuarta donación, a la voluntad del Hijo y del Espíritu; en la quinta, a la voluntad del Espíritu Infinito; en la sexta, a la voluntad del Hijo Eterno; y durante la séptima y última donación en Urantia, a la voluntad del Padre Universal.
1324:2  120:0.5 Miguel combina pues, en su soberanía personal, la voluntad divina de las séptuples fases de los Creadores universales con la experiencia comprensiva de las criaturas de su universo local. Su administración se ha vuelto así representativa del máximo poder y autoridad, pero desprovista de cualquier apropiación arbitraria. Su poder es ilimitado, porque deriva de una asociación experimentada con las Deidades del Paraíso; su autoridad es incuestionable, ya que ha sido adquirida a través de una experiencia real en la semejanza de las criaturas del universo; su soberanía es suprema, porque expresa al mismo tiempo el punto de vista séptuple de la Deidad del Paraíso y el punto de vista de las criaturas del tiempo y del espacio.

1324:3  120:0.6 Después de haber determinado la época para su donación final, y seleccionado el planeta donde tendría lugar este acontecimiento extraordinario, Miguel mantuvo con Gabriel la conferencia habitual que precede a una donación, y luego se presentó ante Manuel, su hermano mayor y consejero paradisíaco. Miguel entregó entonces, a la custodia de Manuel, todos los poderes de la administración del universo que no habían sido transferidos previamente a Gabriel. Y momentos antes de la partida de Miguel para encarnarse en Urantia, Manuel aceptó la custodia del universo durante el período de la donación en Urantia, y procedió a impartir los consejos habituales en caso de donación, que servirían de guía a Miguel para su encarnación cuando pronto creciera en Urantia como un mortal del planeta.

1324:4  120:0.7 A este respecto, es preciso recordar que Miguel había elegido efectuar esta donación en la similitud de la carne mortal, sujeto a la voluntad del Padre del Paraíso. El Hijo Creador no necesitaba instrucciones de nadie para llevar a cabo esta encarnación, si hubiera tenido el único propósito de conseguir la soberanía de su universo. Pero se había embarcado en un programa de revelación del Supremo, que implicaba un funcionamiento cooperativo con las diversas voluntades de las Deidades del Paraíso. Y así, cuando obtuviera definitiva y personalmente su soberanía, incluiría efectivamente en su totalidad la voluntad séptuple de la Deidad tal como culmina en el Supremo. Por esta razón, ya había recibido seis veces en el pasado instrucciones de los representantes personales de las diversas Deidades del Paraíso y de sus asociaciones; y ahora recibía las instrucciones del Unión de los Días, el embajador de la Trinidad del Paraíso en el universo local de Nebadon, que actuaba en nombre del Padre Universal.

1325:1  120:0.8 La buena disposición con que este poderoso Hijo Creador se subordinaba voluntariamente una vez más a la voluntad de las Deidades del Paraíso, en esta ocasión a la del Padre Universal, había de producir ventajas inmediatas y enormes compensaciones. Mediante esta decisión de efectuar un acto así de subordinación asociativa, Miguel iba a experimentar en esta encarnación no solamente la naturaleza del hombre mortal, sino también la voluntad del Padre Paradisíaco de todos. Además, podía empezar esta donación única con la completa seguridad de que no solamente Manuel ejercería la plena autoridad del Padre Paradisíaco para administrar su universo durante su ausencia debida a la donación en Urantia, sino también con la tranquilidad de saber que los Ancianos de los Días del superuniverso habían decretado que su creación estaría segura durante todo el período de la donación.

1325:2  120:0.9 Ésta era la situación en el momento importante en que Manuel presentó el cometido de la séptima donación. Se me ha permitido dar a conocer los siguientes extractos de las instrucciones ofrecidas por Manuel, antes de la donación, al gobernante del universo que después se convertiría en Jesús de Nazaret (Cristo Miguel) en Urantia.

 


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