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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 124

Los ÚLTIMOS AÑOS DE LA INFANCIA DE JESÚS

 

5. SU DECIMOTERCER AÑO (AÑO 7 d. de J.C.)

1373:1  124:5.1 En este año, el muchacho de Nazaret pasó de la infancia a la adolescencia; su voz empezó a cambiar, y otros rasgos de la mente y del cuerpo revelaron la llegada de la virilidad.
1373:2  124:5.2 Su hermanito Amós nació la noche del domingo 9 de enero del año 7 d. de J.C. Judá no tenía todavía dos años, y su hermanita Rut aún no había nacido. Se puede ver pues que Jesús tenía una numerosa familia de niños pequeños que se quedó a su cuidado cuando su padre encontró la muerte al año siguiente en un accidente.

1373:3  124:5.3 Hacia mediados de febrero, Jesús adquirió humanamente la seguridad de que estaba destinado a efectuar una misión en la tierra para iluminar al hombre y revelar a Dios. En la mente de este joven se estaban formando importantes decisiones, junto con planes de gran envergadura, mientras que su apariencia exterior era la de un muchacho judío corriente de Nazaret. La vida inteligente de todo Nebadon observaba con fascinación y asombro cómo todo ésto empezaba a desarrollarse en el pensamiento y en los actos del hijo, ahora adolescente, del carpintero.

1373:4  124:5.4 El primer día de la semana, el 20 de marzo del año 7, Jesús se graduó en los cursos de enseñanza de la escuela local asociada con la sinagoga de Nazaret. Era un gran día en la vida de cualquier familia judía ambiciosa, el día en que el hijo primogénito era nombrado "hijo del mandamiento" y el primogénito rescatado del Señor Dios de Israel, un "hijo del Altísimo" y servidor del Señor de toda la tierra.
1373:5  124:5.5 El viernes de la semana anterior, José había regresado de Séforis, donde estaba encargado de construir un nuevo edificio público, para estar presente en esta feliz ocasión. El profesor de Jesús creía firmemente que su alumno alerta y aplicado estaba destinado a alguna carrera eminente, a alguna misión importante. Los ancianos, a pesar de todos sus disgustos con las tendencias no conformistas de Jesús, estaban muy orgullosos del muchacho y ya habían empezado a hacer planes para que pudiera ir a Jerusalén a continuar su educación en las famosas academias hebreas.
1373:6  124:5.6 A medida que Jesús oía de vez en cuando discutir estos planes, estaba cada vez más seguro de que nunca iría a Jerusalén para estudiar con los rabinos. Sin embargo, poco podía imaginar la tragedia tan próxima que aseguraría el abandono de todos estos proyectos, obligándole a asumir la responsabilidad de mantener y dirigir una familia numerosa que pronto iba a estar compuesta de cinco hermanos y tres hermanas, además de su madre y él mismo. Al tener que criar esta familia, Jesús pasó por una experiencia más extensa y prolongada que la que tuvo José, su padre; y se mantuvo a la altura del modelo que más tarde estableció para sí mismo: ser un educador y hermano mayor sabio, paciente, comprensivo y eficaz para esta familia —su familia—, tan repentinamente afligida por el dolor y tan inesperadamente acongojada.

 

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