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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 126

Los DOS AÑOS CRUCIALES

 

5. LA LUCHA FINANCIERA

1392:8  126:5.1 Jesús y su familia volvieron gradualmente a la vida simple de sus primeros años. Sus ropas e incluso sus alimentos se simplificaron. Tenían leche, mantequilla y queso en abundancia. Según la estación, disfrutaban de los productos de su huerto, pero cada mes que pasaba les obligaba a practicar una mayor frugalidad. Su desayuno era muy simple; los mejores alimentos los reservaban para la cena. Sin embargo, la falta de riqueza entre estos judíos no implicaba una inferioridad social.
1392:9  126:5.2 Este joven ya poseía una comprensión casi completa de cómo vivían los hombres de su tiempo. Sus enseñanzas posteriores muestran hasta qué punto comprendía bien la vida en el hogar, en el campo y en el taller; revelan plenamente su contacto íntimo con todas las fases de la experiencia humana.
1392:10  126:5.3 El chazán de Nazaret continuaba aferrado a la creencia de que Jesús estaba destinado a convertirse en un gran educador, probablemente en el sucesor del famoso Gamaliel de Jerusalén.
1393:1  126:5.4 Todos los planes de Jesús para su carrera aparentemente se habían desbaratado. Tal como se desarrollaban las cosas, el futuro no parecía muy brillante. Sin embargo, no vaciló ni se desanimó. Continuó viviendo día tras día, desempeñando bien su deber cotidiano y cumpliendo fielmente con las responsabilidades inmediatas de su posición social en la vida. La vida de Jesús es el consuelo eterno de todos los idealistas decepcionados.
1393:2  126:5.5 El salario diario de un carpintero corriente disminuía poco a poco. A finales de este año, y trabajando de sol a sol, Jesús sólo podía ganar el equivalente de un cuarto de dólar al día. Al año siguiente les resultó difícil pagar los impuestos civiles, sin mencionar las contribuciones a la sinagoga y el impuesto de medio siclo para el templo. Durante este año, el recaudador de impuestos intentó arrancarle a Jesús una renta suplementaria, e incluso le amenazó con llevarse su arpa.
1393:3  126:5.6 Temiendo que el ejemplar de las escrituras en griego pudiera ser descubierto y confiscado por los recaudadores de impuestos, Jesús lo donó a la biblioteca de la sinagoga de Nazaret el día de su decimoquinto cumpleaños, como su ofrenda de madurez al Señor.

1393:4  126:5.7 El gran disgusto de su decimoquinto año se produjo cuando Jesús fue a Séforis para recibir el veredicto de Herodes, relacionado con la apelación que habían interpuesto ante él por la controversia sobre la cantidad de dinero que le debían a José en el momento de su muerte accidental. Jesús y María habían esperado recibir una considerable suma de dinero, pero el tesorero de Séforis les había ofrecido una cantidad irrisoria. Los hermanos de José apelaron ante el mismo Herodes, y ahora Jesús se encontraba en el palacio y oyó a Herodes decretar que a su padre no se le debía nada en el momento de su muerte. A causa de esta decisión tan injusta, Jesús nunca más confió en Herodes Antipas. No es extraño que en una ocasión se refiriera a Herodes como "ese zorro".
1393:5  126:5.8 Durante este año y los siguientes, el duro trabajo en el banco de carpintero privó a Jesús de la posibilidad de relacionarse con los viajeros de las caravanas. Un tío suyo ya se había hecho cargo de la tienda de provisiones de la familia y Jesús trabajaba todo el tiempo en el taller de la casa, donde estaba cerca para ayudar a María con la familia. Por esta época empezó a enviar a Santiago a la parada de las caravanas para obtener información sobre los acontecimientos mundiales, intentando así mantenerse al corriente de las noticias del día.
1393:6  126:5.9 A medida que crecía hacia la madurez, pasó por los mismos conflictos y confusiones que todos los jóvenes normales de todos los tiempos anteriores y posteriores. La rigurosa experiencia de tener que mantener a su familia era una salvaguardia segura contra el exceso de tiempo libre para dedicarlo a la meditación ociosa o abandonarse a las tendencias místicas.

1393:7  126:5.10 Éste fue el año en que Jesús arrendó una gran parcela de terreno justo al norte de su casa, que dividieron en huertos familiares. Cada uno de los hermanos mayores tenía un huerto individual, y se hicieron una viva competencia en sus esfuerzos agrícolas. Durante la temporada de cultivo de las legumbres, su hermano mayor pasó cada día algún tiempo con ellos en el huerto. Mientras Jesús trabajaba en el huerto con sus hermanos y hermanas menores, acarició muchas veces la idea de que todos podían vivir en una granja en el campo, donde podrían disfrutar de la libertad y la independencia de una vida sin trabas. Pero no estaban creciendo en el campo, y Jesús, que era un joven totalmente práctico a la vez que idealista, atacó su problema de manera vigorosa e inteligente según se presentaba. Hizo todo lo que estuvo en su mano para adaptarse con su familia a las realidades de su situación, y acomodar su condición para la mayor satisfacción posible de sus deseos individuales y colectivos.
1393:8  126:5.11 En un momento determinado, Jesús tuvo la débil esperanza de que podría reunir los recursos suficientes para justificar la tentativa de comprar una pequeña granja, con tal que pudieran recaudar la considerable suma de dinero que le debían a su padre por sus trabajos en el palacio de Herodes. Había pensado muy seriamente en este proyecto de establecer a su familia en el campo. Pero cuando Herodes se negó a pagarles el dinero que le debían a José, abandonaron el deseo de poseer una casa en el campo. Tal como estaban las cosas, se las ingeniaron para disfrutar de muchas de las experiencias de la vida campesina, pues ahora tenían tres vacas, cuatro ovejas, un montón de polluelos, un asno y un perro, además de las palomas. Incluso los más pequeños tenían sus tareas regulares que hacer dentro del plan de administración bien organizado que caracterizaba la vida familiar de este hogar de Nazaret.

1394:1  126:5.12 Al finalizar su decimoquinto año, Jesús concluyó la travesía de este período peligroso y difícil de la existencia humana, de esta época de transición entre los años más placenteros de la infancia y la conciencia de la edad adulta que se aproxima, con sus mayores responsabilidades y oportunidades para adquirir una experiencia avanzada en el desarrollo de un carácter noble. El período de crecimiento mental y físico había terminado, y ahora empezaba la verdadera carrera de este joven de Nazaret.

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