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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 128

Los PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA ADULTA DE JESÚS

 

3. EL VIGÉSIMO TERCER AÑO (AÑO 17 d. de J.C.)

1411:1  128:3.1 La presión financiera cedió este año ligeramente, ya que cuatro miembros de la familia estaban trabajando. Miriam ganaba bastante con la venta de la leche y la mantequilla; Marta se había convertido en una tejedora experta. Habían pagado más de un tercio del precio de compra del taller de reparaciones. La situación era tal que Jesús dejó de trabajar durante tres semanas para llevar a Simón a la Pascua de Jerusalén; éste era el período más largo, libre de las faenas cotidianas, que había disfrutado desde la muerte de su padre.
1411:2  128:3.2 Viajaron a Jerusalén por el camino de la Decápolis y atravesaron Pella, Gerasa, Filadelfia, Hesbón y Jericó. Regresaron a Nazaret por la ruta costera, pasando por Lida, Jope, Cesarea, y desde allí, rodeando el Monte Carmelo, fueron a Tolemaida y Nazaret. Este viaje permitió a Jesús conocer bastante bien toda Palestina al norte de la región de Jerusalén.
1411:3  128:3.3 En Filadelfia, Jesús y Simón conocieron a un mercader de Damasco que experimentó tanta simpatía por los hermanos de Nazaret, que insistió para que se detuvieran con él en su sede de Jerusalén. Mientras Simón asistía al templo, Jesús pasó mucho tiempo conversando con este hombre de mundo bien educado y bastante viajero. Este mercader poseía más de cuatro mil camellos de caravanas; tenía intereses en todo el mundo romano y ahora estaba de camino hacia Roma. Le propuso a Jesús que viniera a Damasco para trabajar en su negocio de importaciones de oriente, pero Jesús le explicó que no tenía justificación para alejarse tanto de su familia en ese momento. Sin embargo, durante el camino de vuelta pensó mucho en aquellas ciudades lejanas y en los países aún más distantes del Lejano Occidente y del Lejano Oriente, países de los que había oído hablar con tanta frecuencia a los viajeros y conductores de las caravanas.
1411:4  128:3.4 Simón disfrutó mucho de su visita a Jerusalén. Fue admitido debidamente en la comunidad de Israel durante la consagración pascual de los nuevos hijos del mandamiento. Mientras Simón asistía a las ceremonias pascuales, Jesús se mezcló con las multitudes de visitantes y emprendió muchas conversaciones personales interesantes con numerosos prosélitos gentiles.
1411:5  128:3.5 El más notable de todos estos contactos fue quizás con un joven helenista llamado Esteban. Este joven visitaba Jerusalén por primera vez y se encontró casualmente con Jesús el jueves por la tarde de la semana de la Pascua. Mientras los dos paseaban contemplando el palacio asmoneo, Jesús inició una conversación fortuita que tuvo como resultado el sentirse interesados el uno por el otro, lo que les llevó a una discusión de cuatro horas sobre la manera de vivir y el verdadero Dios y su culto. Esteban se quedó enormemente impresionado por lo que Jesús le dijo, y nunca olvidó sus palabras.
1411:6  128:3.6 Este mismo Esteban es el que posteriormente se hizo creyente en las enseñanzas de Jesús, y cuya intrepidez predicando este evangelio incipiente provocó la ira de los judíos, que lo apedrearon hasta morir. Una parte de la extraordinaria audacia de Esteban proclamando su visión del nuevo evangelio provenía directamente de esta primera conversación con Jesús. Pero Esteban nunca tuvo la menor sospecha de que el galileo con quien había hablado unos quince años antes era precísamente la misma persona que más tarde proclamaría como Salvador del mundo, y por quien tan pronto daría su vida, convirtiéndose así en el primer mártir de la nueva fe cristiana en evolución. Cuando Esteban dio su vida como precio por su ataque al templo judío y a sus prácticas tradicionales, un tal Saulo, ciudadano de Tarso, se hallaba presente. Cuando Saulo vió cómo este griego podía morir por su fe, se despertaron en su corazón unos sentimientos que finalmente le llevaron a abrazar la causa por la que había muerto Esteban; más tarde se convirtió en el dinámico e indomable Pablo, el filósofo, si no el único fundador, de la religión cristiana.

1412:1  128:3.7 El domingo después de la semana pascual, Simón y Jesús emprendieron su viaje de regreso a Nazaret. Simón no olvidó nunca lo que Jesús le enseñó en este viaje. Siempre había amado a Jesús, pero ahora sentía que había empezado a conocer a su hermano-padre. Tuvieron muchas conversaciones íntimas y confidenciales mientras atravesaban el país y preparaban sus comidas al borde del camino. Llegaron a la casa el jueves a mediodía, y aquella noche Simón mantuvo despierta a la familia hasta tarde, contándoles sus experiencias.
1412:2  128:3.8 María se quedó trastornada cuando Simón le informó que Jesús había pasado la mayor parte del tiempo en Jerusalén "conversando con los extranjeros, especialmente de los países lejanos". La familia de Jesús nunca pudo comprender su gran interés por la gente, su necesidad de hablar con ellos, de conocer su manera de vivir y de averiguar lo que pensaban.

1412:3  128:3.9 La familia de Nazaret estaba cada vez más absorbida por sus problemas inmediatos y humanos; no se mencionaba con frecuencia la futura misión de Jesús, y él mismo hablaba raras veces de su carrera futura. Su madre no se acordaba mucho de que era un hijo de la promesa. Poco a poco iba abandonando la idea de que Jesús tenía que cumplir una misión divina en la tierra, pero a veces su fe se reavivaba cuando se detenía a recordar la visita de Gabriel antes de que el niño naciera.

 


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