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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 128

Los PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA ADULTA DE JESÚS

 

7. EL VIGÉSIMO SEXTO AÑO (AÑO 20 d. de J.C.)

1416:6  128:7.1 Al empezar este año, Jesús de Nazaret se volvió poderosamente consciente de que poseía un poder potencial muy extenso. Pero también estaba totalmente persuadido de que este poder no debía ser empleado por su personalidad, como Hijo del Hombre, al menos hasta que llegara su hora.
1417:1  128:7.2 Por esta época reflexionó mucho en sus relaciones con su Padre que está en los cielos, aunque habló poco de ello. La conclusión de todas estas reflexiones la expresó una vez en su oración en la cima de la colina, cuando dijo: "Independientemente de quién sea yo y del poder que pueda o no ejercer, siempre he estado y siempre estaré sometido a la voluntad de mi Padre Paradisiaco". Sin embargo, mientras este hombre iba y venía de su trabajo por Nazaret, era literalmente cierto —en lo que se refiere a un enorme universo— que "en él estaban ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento".

1417:2  128:7.3 Los asuntos de la familia fueron bien todo este año, excepto en lo que se refiere a Judá. Santiago tuvo dificultades, durante años, con su hermano menor, que no tenía inclinación por ponerse a trabajar ni se podía contar con él para que contribuyera a los gastos del hogar. Aunque vivía en la casa, no era consciente de que tenía que ganar su parte para el mantenimiento de la familia.
1417:3  128:7.4 Jesús era un hombre de paz, y de vez en cuando se sentía apenado por las explosiones belicosas y los numerosos arrebatos patrióticos de Judá. Santiago y José estaban a favor de echarlo de la casa, pero Jesús no quiso consentirlo. Cada vez que llegaban al límite de su paciencia, Jesús sólo les aconsejaba: "Tened paciencia. Sed sabios en vuestros consejos y elocuentes en vuestras vidas, para que vuestro hermano menor pueda conocer primero el mejor camino, y luego se sienta obligado a seguiros por él". El consejo sabio y afectuoso de Jesús evitó una ruptura en la familia. Permanecieron juntos, pero Judá nunca adquirió la sensatez hasta después de casarse.
1417:4  128:7.5 María hablaba rara vez de la futura misión de Jesús. Cada vez que se mencionaba este asunto, Jesús se limitaba a contestar: "Mi hora aún no ha llegado". Jesús casi había terminado la difícil tarea de destetar a su familia, para que no tuvieran que depender de la presencia inmediata de su personalidad. Se estaba preparando rápidamente para el día en que pudiera dejar convenientemente este hogar de Nazaret y empezar el preludio más activo de su verdadero ministerio para los hombres.
1417:5  128:7.6 No perdáis nunca de vista el hecho de que la misión principal de Jesús en su séptima donación era adquirir la experiencia de las criaturas, lograr la soberanía de Nebadon. En el acto de reunir los elementos de esta experiencia, efectuó la revelación suprema del Padre del Paraíso a Urantia y a todo su universo local. Concomitante con estos objetivos, también se dedicó a desenredar los complicados asuntos de este planeta en la medida en que estaban relacionados con la rebelión de Lucifer.

1417:6  128:7.7 Jesús disfrutó este año de más horas libres de lo habitual, y consagró mucho tiempo a enseñar a Santiago la administración del taller de reparaciones, y a José la dirección de los asuntos del hogar. María presentía que se estaba preparando para dejarlos. ¿Dejarlos para ir a dónde? ¿Para hacer qué? Casi había abandonado la idea de que Jesús era el Mesías. No podía comprenderlo; simplemente no podía sondear el interior de su hijo primogénito.
1417:7  128:7.8 Jesús pasó este año una gran parte de su tiempo con cada uno de los miembros de su familia. Salía con ellos para dar largos y frecuentes paseos por las colinas y a través del campo. Antes de la cosecha, llevó a Judá a casa de su tío granjero al sur de Nazaret, pero Judá no se quedó mucho tiempo después de la recolección. Huyó de allí y Simón lo encontró más tarde con los pescadores en el lago. Cuando Simón lo trajo de vuelta al hogar, Jesús mantuvo una conversación con el muchacho fugitivo y, puesto que quería ser pescador, fue con él hasta Magdala y lo puso en manos de un pariente que era pescador; desde aquel momento, Judá trabajó bastante bien y con regularidad hasta que contrajo matrimonio, y continuó como pescador después de casarse.
1418:1  128:7.9 Por fin había llegado el día en que todos los hermanos de Jesús habían elegido sus oficios y se habían establecido en ellos. El escenario se estaba preparando para que Jesús abandonara el hogar.

1418:2  128:7.10 En noviembre tuvo lugar una doble boda. Santiago se casó con Esta y Miriam se casó con Jacobo. Fue realmente un feliz acontecimiento. Incluso María estaba de nuevo feliz, excepto cuando se daba cuenta, de vez en cuando, que Jesús se estaba preparando para marcharse. Sufría el peso de una gran incertidumbre. Si Jesús quisiera sentarse y hablar francamente con ella de todo esto como cuando era niño... Pero se había vuelto muy reservado y mantenía un profundo silencio sobre el futuro.
1418:3  128:7.11 Santiago y su esposa Esta se instalaron en una linda casita, regalo del padre de ella, en la parte oeste de la ciudad. Aunque Santiago continuaba manteniendo el hogar de su madre, su contribución se redujo a la mitad a causa de su matrimonio, y José fue nombrado oficialmente por Jesús como cabeza de familia. Judá enviaba ahora fielmente su contribución mensual a la casa. Los enlaces de Santiago y de Miriam ejercieron una influencia muy beneficiosa sobre Judá, y al marcharse para la zona pesquera al día siguiente de la doble boda, le aseguró a José que podía confiar en él "para cumplir con todo mi deber y más si es necesario". Y mantuvo su promesa.
1418:4  128:7.12 Miriam vivía en la casa de Jacobo, contigua a la de María, pues Jacobo padre había sido enterrado con sus antepasados. Marta ocupó el lugar de Miriam en el hogar, y la nueva organización funcionó sin problemas antes de que terminara el año.

1418:5  128:7.13 Al día siguiente de la doble boda, Jesús tuvo una importante conversación con Santiago. Le contó confidencialmente que se estaba preparando para dejar el hogar. Regaló a Santiago la escritura de propiedad del taller de reparaciones, abdicó de manera oficial y solemne como jefe de la casa de José, e instaló a su hermano Santiago de forma muy afectuosa como "jefe y protector de la casa de mi padre". Redactó un pacto secreto, que luego firmaron los dos, en el que se estipulaba que a cambio de la donación del taller de reparaciones, Santiago asumiría en adelante toda la responsabilidad financiera de la familia, eximiendo a Jesús de cualquier obligación posterior en esta materia. Después de firmar el contrato y de arreglar el presupuesto de tal manera que la familia pudiera hacer frente a sus gastos reales sin ninguna contribución de Jesús, éste dijo a Santiago: "Hijo mío, no obstante continuaré enviándote algo todos los meses hasta que haya llegado mi hora, pero utiliza lo que yo te envíe según se presenten las circunstancias. Emplea mis fondos para las necesidades o los placeres de la familia, como te parezca conveniente. Utilízalos en caso de enfermedad o para hacer frente a los incidentes inesperados que puedan sobrevenir a cualquier miembro de la familia".
1418:6  128:7.14 Así es como Jesús se preparaba para emprender la segunda fase de su vida adulta, separado de los suyos, antes de empezar a ocuparse públicamente de los asuntos de su Padre.


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