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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 130

EN EL CAMINO DE ROMA

 

3. EN ALEJANDRÍA

1432:1  130:3.1 La estancia en Cesarea había estado llena de acontecimientos; cuando el barco estuvo listo, Jesús y sus dos amigos zarparon un día al mediodía hacia Alejandría en Egipto.

1432:2  130:3.2 La travesía fue sumamente agradable para los tres. Ganid estaba encantado con el viaje y mantenía ocupado a Jesús contestando a sus preguntas. Al acercarse al puerto de la ciudad, el joven se emocionó al ver el gran faro de Faros, situado en la isla que Alejandro había unido con la tierra firme a través de un dique, creando así dos magníficas ensenadas que hicieron de Alejandría la encrucijada comercial marítima de África, Asia y Europa. Este gran faro era una de las siete maravillas del mundo y el precursor de todos los faros posteriores. Por la mañana se levantaron temprano para contemplar este magnífico dispositivo salvavidas creado por el hombre, y en medio de las exclamaciones de Ganid, Jesús dijo: "Y tú, hijo mío, te parecerás a este faro cuando regreses a la India, incluso cuando tu padre descanse en paz. Serás como la luz de la vida para los que estén a tu alrededor en las tinieblas, mostrando a todos los que lo deseen el camino seguro para llegar al puerto de la salvación". Estrechando la mano de Jesús, Ganid le dijo: "Lo seré".

1432:3  130:3.3 Subrayamos de nuevo que los primeros maestros de la religión cristiana cometieron un grave error al concentrarse exclusivamente en la civilización occidental del mundo romano. Las enseñanzas de Jesús, tal como las conservaban los creyentes mesopotámicos del siglo primero, hubieran sido recibidas con placer por los diversos grupos religiosos de Asia.

1432:4  130:3.4 A las cuatro horas de desembarcar, ya estaban instalados cerca del extremo oriental de la gran avenida, de treinta metros de ancha y ocho kilómetros de larga, que llegaba hasta los límites occidentales de esta ciudad de un millón de habitantes. Después de echar una primera ojeada a las principales atracciones de la ciudad —la universidad (museo), la biblioteca, el mausoleo real de Alejandro, el palacio, el templo de Neptuno, el teatro y el gimnasio— Gonod se dedicó a sus negocios mientras que Jesús y Ganid se fueron a la biblioteca, la más grande del mundo. Aquí había cerca de un millón de manuscritos de todos los países civilizados: Grecia, Roma, Palestina, Partia, India, China e incluso Japón. En esta biblioteca, Ganid vio la mayor colección de literatura india de todo el mundo, y durante su estancia en Alejandría pasaron en este lugar un rato cada día. Jesús contó a Ganid que las escrituras hebreas habían sido traducidas al griego en este lugar. Discutieron una y otra vez de todas las religiones del mundo, y Jesús se esforzó en enseñar a esta mente joven la verdad que contenía cada una de ellas, añadiendo siempre: "Pero Yahvé es el Dios que surgió de las revelaciones de Melquisedec y del pacto con Abraham. Los judíos eran los descendientes de Abraham y ocuparon posteriormente la misma tierra en la que Melquisedec había vivido y enseñado, y desde la cual envió maestros a todo el mundo; y su religión acabó describiendo al Señor Dios de Israel como Padre Universal que está en los cielos, reconociéndolo de manera más clara que cualquier otra religión del mundo".

1432:5  130:3.5 Bajo la dirección de Jesús, Ganid hizo una recopilación de las enseñanzas de todas las religiones del mundo que reconocían a una Deidad Universal, aunque pudieran admitir también otras deidades subordinadas. Después de muchas discusiones, Jesús y Ganid decidieron que los romanos no tenían ningún verdadero Dios en su religión, la cual no era mucho más que un culto al emperador. Llegaron a la conclusión de que los griegos tenían una filosofía, pero difícilmente una religión con un Dios personal. Descartaron los cultos de misterio debido a la confusión de su multiplicidad, y a que sus conceptos variados de la Deidad parecían derivarse de otras religiones y de religiones más antiguas.
1433:1  130:3.6 Aunque estas traducciones se hicieron en Alejandría, Ganid no arregló definitivamente esta selección y añadió sus propias conclusiones personales hasta finales de su estancia en Roma. Se sorprendió mucho al descubrir que los mejores autores de literatura sagrada del mundo reconocían todos, más o menos claramente, la existencia de un Dios eterno, y concordaban mucho en cuanto al carácter de este Dios y sus relaciones con el hombre mortal.

1433:2  130:3.7 Jesús y Ganid pasaron mucho tiempo en el museo durante su estancia en Alejandría. Este museo no era una colección de objetos raros, sino más bien una universidad de bellas artes, ciencia y literatura. Profesores eruditos daban allí conferencias diarias, y en aquellos tiempos era el centro intelectual del mundo occidental. Día tras día, Jesús interpretaba las conferencias para Ganid. Cierto día, durante la segunda semana, el joven exclamó: "Maestro Josué, tú sabes más que todos estos profesores; deberías levantarte y decirles las grandes cosas que me has enseñado. Están confundidos porque piensan demasiado. Hablaré con mi padre para que arregle esto". Jesús sonrió y le dijo: "Eres un alumno admirativo, pero estos maestros no están dispuestos a que tú y yo les enseñemos nada. El orgullo de la erudición no espiritualizada es una trampa en la experiencia humana. El verdadero maestro mantiene su integridad intelectual permaneciendo siempre como un alumno".
1433:3  130:3.8 Alejandría era el lugar donde se mezclaban las culturas occidentales, y la ciudad más grande y magnífica del mundo después de Roma. Aquí se encontraba la sinagoga judía más grande del mundo, con la sede administrativa del sanedrín de Alejandría, los setenta ancianos dirigentes.
1433:4  130:3.9 Entre las muchas personas con quienes Gonod hizo transacciones mercantiles, había cierto banquero judío llamado Alejandro, cuyo hermano Filón era un famoso filósofo religioso de esta época. Filón había emprendido la tarea elogiable, pero extremadamente difícil, de armonizar la filosofía griega con la teología hebrea. Ganid y Jesús conversaron mucho sobre las enseñanzas de Filón y esperaban asistir a algunas de sus conferencias, pero durante toda su estancia en Alejandría este famoso judío helenista estuvo enfermo en la cama.
1433:5  130:3.10 Jesús elogió a Ganid muchos aspectos de la filosofía griega y de la doctrina de los estoicos, pero le inculcó la verdad de que estos sistemas de creencias, así como las enseñanzas imprecisas de algunos compatriotas de Ganid, sólo eran religiones en la medida en que conducían a los hombres a encontrar a Dios y a disfrutar la experiencia viviente de conocer al Eterno.

 


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