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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 130

EN EL CAMINO DE ROMA

 

4. EL DISCURSO SOBRE LA REALIDAD

1433:6  130:4.1 La noche antes de partir de Alejandría, Ganid y Jesús tuvieron una larga conversación con uno de los profesores del gobierno en la universidad, que daba una conferencia sobre las enseñanzas de Platón. Jesús hizo de intérprete para el erudito maestro griego, pero no insertó ninguna enseñanza propia que refutara la filosofía griega. Aquella noche, Gonod había salido para asuntos de negocios; por eso, después de la partida del profesor, el maestro y su alumno tuvieron una larga conversación, con el corazón en la mano, sobre las doctrinas de Platón. Jesús aprobó de manera moderada algunas de las enseñanzas griegas sobre la teoría de que las cosas materiales del mundo eran vagos reflejos de las realidades espirituales invisibles, pero más sustanciales. Sin embargo, trató de establecer cimientos más sólidos para las reflexiones del joven, y por eso se embarcó en una larga disertación sobre la naturaleza de la realidad en el universo. He aquí en esencia y en lenguaje moderno lo que Jesús dijo a Ganid:

1434:1  130:4.2 El origen de la realidad universal es el Infinito. Las cosas materiales de la creación finita son las repercusiones espacio-temporales del Arquetipo Paradisíaco y de la Mente Universal del Dios eterno. La causalidad en el mundo físico, la conciencia de sí en el mundo intelectual y el yo progresivo en el mundo espiritual —estas realidades, proyectadas a escala universal, combinadas en una conexión eterna y experimentadas con cualidades perfectas y valores divinos— constituyen la realidad del Supremo. Pero en el universo siempre cambiante, la Personalidad Original de la causalidad, de la inteligencia y de la experiencia espiritual permanece inmutable, absoluta. Incluso en un universo eterno de valores ilimitados y de cualidades divinas, todas las cosas pueden cambiar y cambian con frecuencia, excepto los Absolutos y aquello que ha alcanzado el estado físico, el contenido intelectual o la identidad espiritual que son absolutos.
1434:2  130:4.3 El nivel más alto que pueden alcanzar las criaturas finitas es el reconocimiento del Padre Universal y el conocimiento del Supremo. Incluso entonces, estos seres destinados a la finalidad continúan experimentando cambios en los movimientos del mundo físico y en sus fenómenos materiales. Asímismo, siguen siendo conscientes del progreso del yo en su contínua ascensión por el universo espiritual, y experimentan una conciencia creciente de su apreciación cada vez más profunda del cosmos intelectual y de su reacción al mismo. La criatura solamente puede unificarse con el Creador mediante la perfección, la armonía y la unanimidad de la voluntad; este estado de divinidad sólo se puede alcanzar y mantener si la criatura continúa viviendo en el tiempo y en la eternidad, conformando constantemente su voluntad personal finita a la voluntad divina del Creador. El deseo de hacer la voluntad del Padre siempre ha de ser supremo en el alma y debe dominar la mente de un hijo ascendente de Dios.
1434:3  130:4.4 Un tuerto nunca podrá percibir la profundidad de una perspectiva. De la misma manera, los científicos materialistas tuertos y los místicos y alegoristas espirituales tuertos tampoco pueden tener una visión correcta, ni pueden comprender adecuadamente las verdaderas profundidades de la realidad universal. Todos los valores auténticos de la experiencia de la criatura están ocultos en la profundidad del reconocimiento.
1434:4  130:4.5 Una causación desprovista de mente no puede transformar lo rudimentario y lo simple en elementos refinados y complejos; la experiencia sin el espíritu tampoco puede hacer que las mentes materiales de los mortales del tiempo se conviertan en caracteres divinos de supervivencia eterna. El único atributo del universo que caracteriza tan exclusivamente a la Deidad infinita es la perpétua donación creativa de la personalidad, que puede sobrevivir alcanzando progresivamente a la Deidad.
1434:5  130:4.6 La personalidad es esa dotación cósmica, esa fase de la realidad universal, que puede coexistir con unos cambios ilimitados y al mismo tiempo conservar su identidad en presencia misma de todos esos cambios, e indefinidamente después de ellos.
1434:6  130:4.7 La vida es una adaptación de la causalidad cósmica original a las exigencias y posibilidades de las situaciones universales; surge a la existencia mediante la acción de la Mente Universal y la activación de la chispa espiritual del Dios que es espíritu. El significado de la vida es su adaptabilidad; el valor de la vida es su capacidad para el progreso —incluso hasta las alturas de la conciencia de Dios.
1434:7  130:4.8 La mala adaptación de la vida autoconsciente al universo produce la desarmonía cósmica. Si la voluntad de la personalidad diverge definitivamente de la tendencia de los universos, termina en el aislamiento intelectual, en la segregación de la personalidad. La pérdida del piloto espiritual interior sobreviene con el cese espiritual de la existencia. Así pues, la vida inteligente y progresiva es, en sí misma y por sí misma, una prueba incontrovertible de la existencia de un universo intencional que expresa la voluntad de un Creador divino. Y esta vida, en su conjunto, lucha por alcanzar los valores superiores, teniendo como meta final al Padre Universal.
1435:1  130:4.9 Aparte de los servicios superiores y casi espirituales del intelecto, la mente del hombre sólo sobrepasa el nivel animal en cuestión de grados. Por eso, los animales (que carecen de culto y de sabiduría) no pueden experimentar la superconciencia, la conciencia de la conciencia. La mente animal sólo es consciente del universo objetivo.
1435:2  130:4.10 El conocimiento es la esfera de la mente material, la que discierne los hechos. La verdad es el dominio del intelecto espiritualmente dotado que es consciente de conocer a Dios. El conocimiento se puede demostrar; la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente; la verdad una experiencia del alma, del yo que progresa. El conocimiento es una función del nivel no espiritual; la verdad es una fase del nivel mental-espiritual de los universos. La visión de la mente material percibe un mundo de conocimiento basado en hechos; la visión del intelecto espiritualizado discierne un mundo de valores verdaderos. Estos dos puntos de vista, sincronizados y armonizados, revelan el mundo de la realidad, en el cual la sabiduría interpreta los fenómenos del universo en términos de experiencia personal progresiva.
1435:3  130:4.11 El error (el mal) es el castigo de la imperfección. Las características de la imperfección, o los hechos de la mala adaptación, se revelan en el nivel material mediante la observación crítica y el análisis científico; en el nivel moral se revelan mediante la experiencia humana. La presencia del mal constituye la prueba de las inexactitudes de la mente y de la inmadurez del yo en evolución. Así pues, el mal es también una medida de la imperfección con que se interpreta el universo. La posibilidad de cometer errores es inherente a la adquisición de la sabiduría, el plan según el cual se progresa desde lo parcial y temporal a lo completo y eterno, desde lo relativo e imperfecto a lo definitivo y perfeccionado. El error es la sombra del estado incompleto relativo, que necesariamente debe proyectarse en medio del camino universal ascendente del hombre hacia la perfección del Paraíso. El error (el mal) no es una peculiaridad real del universo; es simplemente la observación de una relatividad en las relaciones entre la imperfección de lo finito incompleto y los niveles ascendentes del Supremo y del Último.

1435:4  130:4.12 Aunque Jesús expuso todo esto al joven en el lenguaje más apropiado para su comprensión, Ganid tenía los párpados pesados al final de la explicación y pronto cayó presa del sueño. A la mañana siguiente, se levantaron temprano para subir a bordo del barco con rumbo a Lasea, en la isla de Creta. Pero antes de embarcarse, el muchacho aún tenía que hacer más preguntas sobre el mal, a las cuales Jesús respondió:

1435:5  130:4.13 El mal es un concepto de la relatividad. Surge al observarse las imperfecciones que aparecen en la sombra proyectada por un universo finito de cosas y de seres, cuando este cosmos oscurece la luz viviente de la expresión universal de las realidades eternas del Uno Infinito.
1435:6  130:4.14 El mal potencial es inherente al estado necesariamente incompleto de la revelación de Dios como expresión, limitada por el espacio-tiempo, de la infinidad y de la eternidad. El hecho de lo parcial en presencia de lo completo constituye la relatividad de la realidad; crea la necesidad de escoger intelectualmente, y establece unos niveles de valores en nuestra capacidad para reconocer y responder al espíritu. El concepto incompleto y finito que la mente temporal y limitada de la criatura posee del Infinito es, en sí mismo y por sí mismo, el mal potencia.l Pero el error cada vez mayor de no efectuar, injustificadamente, una rectificación espiritual razonable de estas desarmonías intelectuales e insuficiencias espirituales, originalmente inherentes, equivale a cometer el mal efectivo.
1436:1  130:4.15 Todos los conceptos estáticos y muertos son potencialmente malos. La sombra finita de la verdad relativa y viviente está en continuo movimiento. Los conceptos estáticos retrasan invariablemente la ciencia, la política, la sociedad y la religión. Los conceptos estáticos pueden representar cierto conocimiento, pero les falta sabiduría y están desprovistos de verdad. Sin embargo, no permitáis que el concepto de relatividad os desoriente tanto que no podáis reconocer la coordinación del universo bajo la dirección de la mente cósmica, y su control estabilizado mediante la energía y el espíritu del Supremo.

 


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