ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 130 EN EL CAMINO DE ROMA
8. EN EL CAMINO DE NÁPOLES Y ROMA
1440:1 130:8.1 La primera escala en el camino de Italia era la isla de Malta. Jesús tuvo aquí una larga conversación con un joven abatido y desanimado llamado Claudo. Este muchacho había considerado quitarse la vida, pero cuando terminó de conversar con el escriba de Damasco, dijo: "Voy a afrontar la vida como un hombre; basta ya de hacer el cobarde. Voy a volver con mi gente y empezar de nuevo". Poco tiempo después se convirtió en un predicador entusiasta de los cínicos, y más tarde aún se unió a Pedro para proclamar el cristianismo en Roma y en Nápoles. Después de la muerte de Pedro fue a España a predicar el evangelio, pero no supo nunca que el hombre que lo había inspirado en Malta era el mismo Jesús a quien posteriormente proclamó como Liberador del mundo.
1440:2 130:8.2 En Siracusa pasaron una semana completa. El acontecimiento más notable de esta escala fue la rehabilitación de Esdras, el judío descarriado, que tenía la taberna donde Jesús y sus compañeros se habían hospedado. A Esdras le encantó la facilidad de trato de Jesús y le pidió que lo ayudara a volver a la fe de Israel. Expresó su desesperanza diciendo: "Quiero ser un verdadero hijo de Abraham, pero no consigo encontrar a Dios". Jesús le dijo: "Si quieres realmente encontrar a Dios, ese deseo es en sí mismo la prueba de que ya lo has encontrado. Tu problema no es que no puedas encontrar a Dios, porque el Padre ya te ha encontrado; tu problema es simplemente que no conoces a Dios. ¿Acaso no has leído en el profeta Jeremías: `Me buscarás y me encontrarás cuando me busques con todo tu corazón'?. Y además, ¿no dice también este mismo profeta: `Te daré un corazón para que me conozcas, que yo soy el Señor, y tú pertenecerás a mi pueblo, y yo seré tu Dios'?. ¿Y no has leído también en las escrituras donde dice: `Él mira a los hombres, y si alguno dijera: He pecado y he pervertido lo que era justo, y no me ha aprovechado, entonces Dios liberará de las tinieblas el alma de ese hombre, y verá la luz'?". Entonces Esdras encontró a Dios para satisfacción de su alma. Posteriormente, en asociación con un próspero prosélito griego, este judío construyó la primera iglesia cristiana de Siracusa.
1440:3 130:8.3 En Mesina se detuvieron un solo día, pero lo suficiente como para cambiar la vida de un muchacho, un vendedor de frutas; Jesús le compró frutas y a su vez lo alimentó con el pan de la vida. El muchacho no olvidó nunca las palabras de Jesús y la bondadosa mirada que las acompañó cuando, apoyando la mano sobre su hombro, le dijo: "Adiós, hijo mío, sé valiente mientras te haces hombre, y después de alimentar el cuerpo, aprende también a alimentar el alma. Mi Padre que está en los cielos estará contigo y te guiará". El muchacho se hizo devoto de la religión mitríaca, y posteriormente se convirtió a la fe cristiana.
1440:4 130:8.4 Por fin llegaron a Nápoles, y tuvieron el sentimiento de que ya no estaban lejos de su destino final, Roma. Gonod tenía muchos negocios que tratar en Nápoles; aparte del tiempo en que Jesús era necesitado como intérprete, él y Ganid dedicaron sus ratos libres a visitar y explorar la ciudad. Ganid se estaba haciendo experto en detectar a aquellos que parecían necesitar ayuda. Encontraron mucha pobreza en esta ciudad y distribuyeron muchas limosnas. Pero Ganid nunca comprendió el significado de las palabras de Jesús cuando le vió dar, en la calle, una moneda a un mendigo, y se negó a detenerse y consolar al hombre. Jesús dijo: "Por qué gastar palabras con alguien que no puede percibir el significado de lo que dices?. El espíritu del Padre no puede enseñar y salvar a alguien que no tiene capacidad para la filiación". Jesús quería decir que el hombre no tenía una mente normal, que carecía de la facultad de responder a la guía del espíritu.
1441:1 130:8.5 En Nápoles no tuvo lugar ninguna experiencia sobresaliente; Jesús y el joven recorrieron toda la ciudad y repartieron buen ánimo con muchas sonrisas a centenares de hombres, mujeres y niños.
1441:2 130:8.6 Desde aquí siguieron hacia Roma por el camino de Capua, donde permanecieron tres días. Por la Vía Apia continuaron su viaje en dirección a Roma junto a sus animales de carga, ansiosos los tres por ver esta reina del imperio, la ciudad más grande del mundo entero.